Los ciudadanos observaban perplejos como aquel comercial interrumpía toda la programación y se repetía una y otra vez, la torre desde la cual se había transmitido la señal se encontraba rodeada por más de diez vehículos militares y alrededor de estos se aglomeraba un enorme grupo de ciudadanos que cada vez iba aumentando en número. "¡Liberen al Avatar, Liberen a Korra!" Se escuchaban gritos de protesta. "¡Encierren a Kuvira y a Noataq!"

- ¡Te lo dije Zhu Li! Industrias Varrick pasará a la historia… ¿Escuchas eso?

- ¿Al grupo de ciudadanos enardecidos o a los soldados que acaban de detonar las puertas señor?

- ¡Ambos! Es nuestra señal de retirada, hemos cumplido con nuestro cometido ¡Zhu Li! Has la cosa.

- De inmediato señor. – Respondió asegurando a Varrick con un arnés, luego de asegurarlo bien ambos caminaron hacia la ventana, Varrick lanzó la silla del empleado hacia el cristal para romperlo y así ambos saltaron, haciendo uso de un planeador la chica condujo su lenta caída hacia el techo de unos edificios contiguos, debían ser rápidos, las cosas se pondrían agitadas, y hasta que el loto blanco no fuera castigado seguro iría tras ellos.

- Zhu Li, rápido, al satomóvil. – Ordenó el hombre sin soltar su mano mientras corrían escaleras abajo, no paso mucho antes de encontrarse con un par de militares, la chica sin dudarlo los atacó dejándolos inconscientes. - ¡Sigamos no hay tiempo Varrick! – Lo apresuró jalándolo por la camiseta, al salir a la calle tomo la delantera para subir al lujoso carro, un satomóvil de último modelo, deportivo, el nuevo diseño de Asami Sato, no había otro modelo capaz de alcanzar las velocidades que el motor de ese poderoso Satomóvil alcanzaba con facilidad, justo lo que necesitaban para una rápida huída, sin perder el tiempo arranco el motor, al subir su esposo al asiento del copiloto arrancó a toda prisa, detrás de ellos venían el grupo de vehículos militares.

- ¿A dónde me dirijo?

- ¡Fuera de la ciudad! – Rió entusiasta. - Este auto lo tiene todo, Asami debería sacarlo al mercado cuanto antes.

- Tal vez tiene sus motivos para no hacerlo. – Pronunció asombrada al ver por el retrovisor lo rápido que iba dejando atrás a sus persecutores, aquella era una máquina impresionante.

- ¡¿Cómo?! ¡¿Cuándo?!

- ¡Te dije que debías investigar todo bien! ¡Mira lo que tus descuidos han ocasionado!

- ¡Silencio Kuvira! Lo revise todo, supervise las juntas con los directivos de las empresas, sus contactos en la red, su computadora, el taller, la compañía entera… ¡¿Cómo?! A Varrick también lo investigue. – Interrogó a la ingeniera sosteniendo su barbilla en alto para que le dirigiera la mirada.

- Aún no nos seguían cuando fuimos al polo sur, necesitaba un cómplice, alguien de poder que me ayudara a difundir la historia en caso de que algo me ocurriera, Varrick era el sujeto ideal, no solo lideraba una compañía multimillonaria si no que también es un hombre de inteligencia asombrosa, parece un poco desorientado, es excéntrico y loco pero su ingenio es incomparable, podía competir al nivel que lo necesitaba, durante nuestras juntas y reuniones en el polo sur le mostré distintas maneras de cifrar información, de codificarla, encriptaciones, se lo mostré como un juego, como jugar a una sopa de letras o un crucigrama, le dije que era un pasatiempo del cual disfrutaba, y no tardó mucho en tomarle el gusto, era todo lo que necesitaba, así que acepté hacerme cargo de la introducción de los productos de Industrias Varrick a Ciudad República y a otros lugares en donde Industrias Futuro ya era bien conocida, no le cobre nada, mi interés no era monetario, le entregue una clave para las encriptaciones, le pedí que la conservara, le dije que la necesitaría luego, que con ayuda de esa clave vería cual sería su paga hacia mi, Varrick no solo es listo, también es ambicioso, así que no podía confiarle el secreto tan fácilmente, el contrato que firmo estipula que si no cumple con su paga la mitad de Industrias Varrick sería absorbida por Industrias Futuro, aseguré su lealtad, las ganancias que obtuvo gracias a nuestra alianza triplico sus ingresos usuales, no iba a dejar pasar la oportunidad.

Hizo una breve pausa al ver de reojo como una pequeña figura se movía a toda prisa entre los demás miembros del loto blanco, la reconoció de inmediato, Korra se la había presentado el día anterior, Jinora, la hija mayor de Tenzin, todos tenían la atención puesta sobre ella y su explicación, no sabía que estaba planeando aquella niña pero debía continuar con la distracción.

- Sabía que mis planos y todos los documentos oficiales pasarían por manos del Loto Blanco, después de todo ese es su trabajo, los planos y documentos que compartía con Varrick llevaban mensajes cifrados, poco a poco comencé a transmitirle información, de ustedes, de Korra, de todo lo que iba averiguando, Varrick, que lo conocí como a un hombre al que le fascinaban las historias sobre criaturas míticas o legendarias, de inmediato se emocionó con la idea del Avatar, naturalmente no tuve que insistir con la idea antes de que él comenzara a pedirme más detalles, él sabía que no podía divulgar la noticia pues eso implicaba perder la mitad de su compañía, y no solo eso si no que tampoco tenía pruebas, le pedí que planteara cámaras de vigilancia en todos aquellos lugares que Korra y Yo solíamos frecuentar ya que si algo ocurría esos lugares tenían mayor probabilidad de ser objetos de algún atentado, había vigilancia en mi oficina, en mi casa, en mi compañía, en el taller, luego cuando al fin vine con la idea de volver a Korra una estrella deportiva instaló cámaras en el gimnasio donde Korra entrenaba y también en el estadio de Pro Control, estas cámaras funcionan con un generador de energía diferente a la del edificio en general, son micro cámaras, tecnología que nació gracias a la fusión de nuestras compañías, juntamos nuestras ideas y dimos vida a estos pequeños aparatos que son fáciles de ocultar y que cuentan con la capacidad de brindarnos imágenes nítidas, no lanzamos este producto al mercado pues entonces ustedes sabrían de su existencia, cuando los planos estuvieron listos Varrick las desarrolló como un proyecto personal en su taller, luego me encargue de diseñar un sistema que fuera capaz de defender una transmisión de posibles intentos por bloquearla o cortarla, sabíamos que si transmitíamos algo o lo hacíamos público ustedes intentarían detenerlo de inmediato, a juzgar por el tiempo que el comercial lleva al aire aún no pueden penetrar esa defensa. – Sonrió. – No se si necesito decir más, los burlamos por completo e incluso logramos hacerlos creer que tenían el control, eso no me lo esperaba.

- Mensajes codificados… quien lo hubiera dicho. – Murmuró perdido mirando hacia el piso. – No lo habría sospechado nunca, los documentos estaban limpios, nada sobraba.

- Ese era el objetivo, los mensajes pasarían justo bajo sus narices y ustedes no los verían, la Orden del Loto Blanco ha caído. – Concluyó afilando la mirada.

Amon comenzó a reír por lo bajo. – Bien hecho Sato, lograste exponernos y Varrick tiene pruebas para comprobar lo antes dicho… el loto blanco caerá… ¡Pero todos ustedes caerán junto a él! – Exclamó a punto de aplicar sangre control en la ingeniera pero antes de que pudiera alzar su cuerpo en el aire recibió un contundente golpe directo en el rostro que lo hizo caer al piso, Korra lo observaba con rabia.

- No, caerán solos. – Corrigió la morena manteniendo el puño cerrado, las cadenas habían caído, un par de laminas metálicas arremetieron contra la de ojos azules, Korra las bloqueo y antes de que más de estas láminas fueran lanzadas una fuerte ráfaga de viento azoto a Kuvira haciéndola volar a través de la explanada hasta chocar con un edificio.

- ¡Toma eso Kuvira! – Se escuchó la voz de un niño.

- ¡Meelo! – Exclamo Tenzin.

- ¡Ahora! – Gritó el niño, luego de esto el conjunto de miembros de la orden comenzó a volverse un caos, maestros y no maestros de todo tipo comenzaban a atacarse entre si.

- ¡Korra! – Advirtió Opal al lanzarle unas llaves. - ¡Libera a Asami! – Sin dudarlo atrapo las llaves y comenzó a trabajar en las ataduras de la ingeniera, Amon comenzaba a incorporarse lentamente, al ver el caos que lo rodeaba se dio cuenta de lo que ocurría, la orden se encontraba dividida en dos partes, aquellos que los seguían a él y a Kuvira y aquellos que habían sido fieles seguidores del Avatar Ang, mirando a la joven Avatar sintió como la rabia comenzaba a consumirlo, al instante el cuerpo de la morena se polarizo.

- ¡El Avatar hace años que debió haber desaparecido! – Gruño con ira cerrando lentamente su mano haciendo a la joven de ojos azules gritar de dolor.

- No Amon, tú eres el que hace años debió haber salido de la orden, nuestro trabajo no consiste en dominar las naciones, consiste en mantener la paz. – Los ojos de Korra brillaban, dos fuertes golpes de viento azotaron el cuerpo del maestro agua lanzándolo lejos para evitar que pudiera usar su sangre control en Asami o alguno de sus amigos.

- Listo. – Aviso dejando caer las cadenas que antes impedían la libertad de la ingeniera.

- ¿Cómo escapaste? – Preguntó la de ojos verdes.

- Jinora arrojó un trozo de metal cerca de mí, lo introduje lentamente en la cerradura de las cadenas y lo moldee con la forma que tenía la cerradura… pero es algo difícil, así que me alegra que Opal haya conseguido las llaves.

- Gracias. – Dijo la de ojos verdes, alrededor la pelea continuaba. – Necesito unos guantes eléctricos. – Korra miró a los hombres y mujeres que combatían, había varios no maestros utilizando esas armas para el combate, lo difícil era saber quienes estaban de su lado y quienes del lado de Amon y Kuvira, cerca de ellas un hombre cayó inconsciente.

- Que oportuno. – Sonrió la morena, sin perder el tiempo lo despojo de los guantes y se los entrego a Asami. – Bueno si era aliado de igual manera ya no le servirán… - Comentó suspirando, todos vestían el mismo uniforme, era difícil decir quienes estaban a su favor y al ser así no podía ayudarles, solo devolvía los ataques de aquellos que la agredían.

- ¡Korra! – Se escuchó la voz de Bolin, al mirar hacia su dirección observó a Kuvira tomando ventaja de la pelea que enfrentaba, Bolin, Mako y Opal la enfrentaban pero las habilidades de aquella mujer resultaban ser muy avanzadas, sin dudarlo corrió a auxiliar a sus amigos.

- Déjenme a Kuvira, ayuden a los otros. – Les ordeno, la maestra metal sonrió. – Ni con la ayuda de tus amigos tendrías ventaja en nuestra pelea Avatar.

- No te confíes Kuvira. – Afilo la mirada, la primera en dar el primer golpe había sido la maestra metal lanzando varias láminas metálicas hacia ella, la morena evito los proyectiles y bloqueo otros, respondió con un golpe de viento, luego lanzó un par de rocas hacia ella, Kuvira se movía rápido, era una oponente formidable, más rocas y metal chocaron en el aire, su frente comenzó a sudar.

- Bien, debo admitir que eres mejor de lo que esperaba Korra.

- Lo mismo digo. – Sonrió. – Pero lamentablemente no te puedo dejar salir de aquí. – Dictó lanzando una llamarada con su puño derecho.

- ¡Jinora! – Exclamo la ingeniera. - ¿Quiénes están de nuestro lado?

- Ah…

- ¿No lo sabes?

- Es complicado, conozco sus rostros.

- Bien, eso no me servirá de mucho… ¿Algo más en lo que les pueda ayudar? - Los ojos de la menor se iluminaron de inmediato al escuchar eso. – Pide ayuda desde la torre, habla con la presidenta de las naciones unidas, Izumi, seguro ya vio la transmisión, no tardará en enviar ayuda, di que el Avatar necesita ayuda.

- Entendido. – Respondió antes de abrirse paso entre la multitud hacia la torre de transmisión.

Varios cortes sangraban en los brazos y el rostro de la morena, así como varios moretones y raspones relucían en el cuerpo de la maestra metal. – Es momento de terminar con esto Avatar.

- Así es. – Concordó agitada, la siempre pulcra e impecable imagen de Kuvira ahora lucía descuidada, desalineada y sucia, su cabello suelto dejaba caer varios mechones frente a su rostro, su uniforme roto y maltrecho tenía varias evidencias claras de la batalla, los ojos de Korra brillaron, Kuvira sonrió, sabía que se avecinaba el fin de la batalla y no iba a ser ella la vencedora, sin embargo la rendición no era algo que estaba dispuesta a utilizar, sus hombres la respaldaban y no iba a caer hasta dar todo de si en aquella pelea, los ataques de la morena se volvieron más contundentes, más continuos y poderosos, con dificultad podía mover su cuerpo herido, el Avatar la había vuelto su presa, paso a modo defensivo, no podía hacer más, varios gemidos de dolor escaparon de sus labios al sentir el impacto de los proyectiles de la morena, su espalda chocó con fuerza contra la pared de un edificio, perdió el aliento, jadeando intentaba respirar, con las manos y rodillas apoyadas sobre el piso se veía a si misma derrotada.

- Es suficiente Kuvira, ríndete. – Sentenció la morena.

- ¿Es una broma? Sabes que eso no pasará. – Rió por lo bajo. - ¡No me voy a dar por vencida, no me vas a ver suplicando perdón! Así que más vale que termines con esto Avatar…

- ¡Korra! – Escuchó que la llamaban a sus espaldas, al girar vio a Amon sosteniendo a Asami en el aire, sin necesidad de escuchar una sola de sus palabras salió del estado Avatar. – No, puedes hacer lo que gustes, todo se ha derrumbado gracias a ustedes dos, te haré perder lo más valioso que tienes en este mundo, me arrebataste mi imperio.

- Amon ¡No! – Sus ojos brillaron y al instante lanzó un trozo de tierra hacia el hombre, Asami gritó, era imposible, podía arrebatarle la vida en un instante, el enorme proyectil atravesó con velocidad la explanada, un fugaz lamento se escuchó por parte de su víctima, había dado en el blanco, el cuerpo de Asami cayó al suelo.

- Demasiado tarde Avatar. – Rió Amon adolorido, sus ojos volvieron a iluminarse, más proyectiles atacaron al maestro sangre, golpes de fuego, viento y tierra azotaban la ya débil figura de Amon.

- ¡Detente Korra! – La intentó contener Lin, pero era inútil, librándose del agarre volvió a abalanzarse sobre Noataq, Su, Tenzin, Lin y Mako corrieron a detener a la morena, la tarea era imposible, las ráfagas de viento que Korra lanzaba hacia ellos eran suficientes para mantenerlos alejados a varios metros de distancia.

- Korra… - Se escuchó la adormecida voz de la ingeniera, al mirar hacia donde ella se encontraba diviso un rostro familiar, Tarrlok, otro miembro de la orden, el hermano menor de Amon. – No puedo superar los poderes de Noataq, pero pude salvar la vida de Asami. – Sonrió, los ojos de la morena se llenaron de lágrimas, el imponente brillo blanco comenzó a desvanecerse mostrando así sus azules orbes, sin dudarlo abandonó el ataque que tenía hacia el maestro sangre que cayó inconsciente sobre el piso y corrió al encuentro de la pelinegra, arrodillándose a su lado la abrazó con fuerza.

- Detesto la sangre control. – Murmuró Asami entre sus brazos. – Oye, no llores. – Sonrió limpiando las cálidas gotas que rodaban por el rostro de la morena. – Estoy bien.

- Pensé que te había perdido. – Sonrió.

- Sigo aquí. – La reconfortó con tono cálido, angustiada miró los cortes y golpes que lucía la morena. – ¿Te duele?

- Por el momento no. – Respondió cerrando los ojos e inclinando su cabeza hacia la suave caricia de la ingeniera.

Un par de helicópteros y aviones sobrevolaron el lugar, tres docenas de vehículos militares con el símbolo de las naciones unidas aparecieron, los soldados comenzaron a tomar el control de la situación sometiendo a todos aquellos que intentaron darse a la fuga.

- Al fin eres libre. – Murmuró sonriendo la de ojos verdes.

- Si, gracias a ti. – Respondió perdida en su mirada.

El disturbio cesó, al alzar la mirada pudo contemplar a Tenzin rodeado por su familia, Lin y Su platicaban en un lado y los hurones de fuego las observaban sonriendo.

- Es un placer conocerte en persona Avatar Korra. – Saludó un joven vestido de un uniforme militar rojo. – Mi nombre es Iroh, soy el hijo de la presidenta Izumi.

- Mucho gusto. – Saludó desde su lugar, la ingeniera se puso de pie ofreciendo su mano para ayudarla a levantarse, al tomar su mano y estirar sus piernas sintió al fin los estragos de su pelea con Kuvira, sus costillas dolían, perdiendo un poco el equilibrio fue atrapada por su novia. – Te pregunté que si estabas bien. – Renegó Asami.

- Lo estoy. – Respondió riendo. – Estoy perfectamente bien. – Sonrió. - ¡Mejor que nunca!

- No lo creo. – Alzó una ceja en señal de duda.

- Asami…

- Dime.

- ¿Te casarías conmigo? – El rostro de la ingeniera se torno completamente rojo, todos observaban expectantes.

- ¡Korra! – Renegó.

- Estoy cumpliendo lo que me pediste… ya sabes, no hay exceso de contacto ni…

- Si, lo se, lo se, no digas más… ¡Pero no me refería a una situación así!

Korra rió entretenida, al hacer esto volvió a quejarse del dolor en su costado derecho doblándose un poco mientras sostenía sus manos sobre el golpe. – Si. – Escuchó aquella palabra salir de sus dulces labios color carmín. – Si me casaría contigo. – Las suaves manos de la ingeniera se posaron sobre sus mejillas acercándola hacia su rostro, sus labios chocaron en un beso profundo y lento, su corazón latía con fuerza, varios aplausos se escucharon alrededor, no podía sentirse más feliz, al fin era libre y no solo eso, Asami había aceptado ser su esposa, no importaba lo maltratado que se encontrara su cuerpo, el dolor era en lo último en lo que podía pensar.

- Korra. – Se acercó Tenzin. – Se que la orden había tomado un curso obscuro y fuera de su objetivo principal, pero dentro de ella aún habemos hombres dispuestos a servir al Avatar como un apoyo.

Mirando frente a ella observó al grupo de hombres que había peleado a su favor. – Tenzin, confío en ti, has sido mi más querido maestro y amigo, serás tú el líder de la nueva Orden del Loto.

- Con gusto ocuparía ese lugar. – Sonrió.

- Avatar, solicito tu permiso para llevarme presos a estos hombres. – Señaló Iroh a los miembros de la Orden que habían sido aprendidos, luego de revisar bien los rostros de cada uno de ellos asintió con la cabeza. – Son todos seguidores de Amon y Kuvira. – Confirmó, en uno de los helicópteros llevaban a ambos líderes encerrados en celdas de platino, la pelea al fin había terminado.

En las imágenes que se proyectaban sobre la pantalla de la explanada se mostraban las noticias, alrededor del mundo miles de millones de personas habían salido a protestar, todos usando pancartas con el rostro de Korra en ellas, todos pedían a su Avatar de vuelta. – Y pensabas que con el Pro Control ya eras famosa. – Comentó Asami sonriendo.

- Esto es otro nivel. – Pronunció incrédula la morena.

Un par de días se habían pasado luego de que la existencia del Avatar se hubiera hecho pública, Korra permanecía sentada en la orilla de la cama con una toalla rodeando su cuerpo, Asami se encontraba sentada detrás de ella, repartiendo suaves besos sobre su cuello acariciaba sus brazos delineando con la punta de sus dedos las cicatrices que habían quedado de la batalla luego de haberse atendido con Katara en el sur.

- No hagas eso… - Pronunció débilmente sintiendo como su piel se erizaba.

- ¿Hacer que? – Murmuró la ojiverde a su oído con tono seductor.

- Eso… - Respondió suspirando, sus ojos se cerraron para disfrutar un poco más de las caricias de su chica, Asami vestía una fina lencería color rojo, aquellas traviesas manos deshicieron el nudo que mantenía la toalla en su lugar dejándola caer para descubrir la piel almendrada del cuerpo desnudo de la joven Avatar. – Sabes… Detesto que te hagas daño, pero me encanta verte pelear, eres demasiado impulsiva Korra… creo que involucrarte en situaciones peligrosas va con tu personalidad.

Su respiración iba a toda prisa, su pecho subía y bajaba con ansiedad, las manos de Asami acariciaban su abdomen y lentamente iban subiendo hasta posarse sobre sus pechos, un suave gemido escapó de sus labios. – Y al mismo tiempo resultas ser tan tierna… me enloqueces Avatar. – Susurró mordiendo de forma traviesa su oreja, su cuerpo ardía, no podía resistirse a los encantos de la ingeniera, gruño de placer, sonriendo se puso de pié y se dio media vuelta. – Llegaremos tarde por tu culpa Sato. – Sentenció obligando a la ingeniera a recostarse, tomando la orilla de su ropa interior comenzó a bajarla lentamente disfrutando de la manera en que iba dejando al descubierto la zona íntima de su chica, pegando su cuerpo a ella comenzó a mecerse encima, Asami gimió en un tono bajo pero agudo. – Te amo… - Musito agitada.

- Y yo a ti. – Respondió en un susurro cerca de su oído sin dejar de embestirla, saboreando la pálida piel de su cuello comenzó a subir sus besos hasta encontrarse con aquellos dulces labios, haciendo una pausa tomo el sostén de la pelinegra y lo bajó para descubrir sus pechos, tomando ambos se inclinó para disfrutar de ellos, lamiendo y chupando disfrutaba sintiendo la manera en que la ingeniera se estremecía, la tenía presa de sus caricias, bajando una de sus manos la colocó entre sus piernas, disfrutaba sintiendo el calor y humedad de su cuerpo.

- Estas muy mojada… - Dijo sonriendo de forma traviesa.

- Es tu culpa… tardaste mucho en vestirte. – Respondió Asami abriendo más sus piernas permitiendo así que la morena la pudiera tocar con más libertad, Korra se posó sobre ella, entrecruzando sus piernas sus cuerpos hicieron contacto, comenzó meciéndose lenta y profundamente, Asami la observaba mordiendo su labio inferior, sus miradas se fundían una con la otra, la cama comenzaba a rechinar, las uñas de la ojiverde comenzaban a aferrarse con fuerza a la espalda de la morena, desesperados besos las dejaban sin aliento, sería así para siempre, una fina cadena dorada colgaba del cuello hacia la espalda de la ingeniera y enganchada a esta sobre la cama descansaba una medalla que lucía el diseño de un engrane y debajo de este olas de agua, en su dedo anular un sencillo pero elegante anillo con una piedra preciosa, Korra no había perdido el tiempo al volver a la ciudad, Asami Sato era su prometida, y todos quien la conocieran debían estar al tanto de eso.

Gemidos, jadeos, suspiros, de nuevo llegarían tarde.

- ¿En donde demonios se habían metido? – Renegó el joven maestro fuego.

- ¿En serio quieres saber? – Cuestionó Asami con una sonrisa traviesa que de inmediato lo hizo sonrojar. - ¡Bueno como sea! Vamos, todos las esperan.

Ambas subieron al templete, todos las aclamaron, miles de personas las observaban, el presidente Raiko les dio la bienvenida, sobre el rostro de Korra aún se podía observar un vendaje, Katar había sanado los golpes más graves, el resto los había dejado para que sanaran solos, la ojiazul contempló a sus seguidores, Varrick y Zhu Li se encontraban sentados al lado del presidente al igual que el resto de sus amigos que habían sido condecorados por haber actuado de una manera tan valiente, Tenzin había sido presentado como el nuevo líder de la Orden del Loto, solo faltaba el Avatar.

Había pasado por muchas cosas a lo largo de su vida, desde su arduo entrenamiento en la ciudad militar hasta el momento de su escape, aquellos años en los que había buscado un lugar al cual pertenecer, un hogar, jamás se habría imaginado encontrando dicho lugar al seguir un camino de odio y venganza, había abandonado ya las esperanzas de vivir bien, de vivir en paz, se metía constantemente en problemas, no tenía amigos ni esperaba encontrarlos, eso la mantuvo libre y lejos de la orden del loto pues no tenían nada con que amenazarla, pero era una vida vacía, Asami salió de la nada, la atrapó y encerró, gracioso hubiera sido pensar en aquel momento que aquella prisión de platino era el inicio de su camino hacia la libertad, nunca había entendido el motivo por el cual aquella hermosa mujer le tuvo piedad, con el dinero, fama y poder que tenía podía haber salido con cualquier persona que ella deseara, en vez de eso eligió a la ladrona que atrapo aquella noche en su oficina, una completa desconocida, la acogió y le permitió vivir bajo su mismo techo, en su misma habitación, Asami se había tomado muchos riesgos y a pesar de eso nunca la había visto dudar, siempre avanzaba con seguridad y determinación, gracias a ella ahora se encontraba libre, pero no era eso lo que más le importaba, lo que más tenía valor para ella era el poder permanecer a su lado y compartir su vida con ella, los días del Avatar habían vuelto, cumpliría con su responsabilidad hacia el mundo y lo haría con Asami a su lado, en la primera fila entre el público podía ver a sus padres sonriendo, al fin la podían ver con orgullo, al fin ser el Avatar no significaba para ellos tener que vivir alejados de su hija por lapsos prolongados e indefinidos, paso saliva, tomando el micrófono entre sus manos sonrió.

- Hola, se que para muchos es difícil de creer y otros esperaban que esto nunca se supiera, estoy aquí para quedarme, yo y mis siguientes generaciones cuidaremos al mundo y mantendremos el equilibrio, pero no lo será más desde las sombras donde tiranos pueden aprovecharse de mi anonimato para ejercer su voluntad y cometer injusticias, mi nombre es Korra, soy el Avatar y deben lidiar con eso.

The End


Bueno, así llegamos al final de mi primer fic, tengo planeado escribir más fics Korrasami, seguiré contribuyendo con historias para que exista más material en español, espero hayan disfrutado la historia, que les haya gustado, quiero agradecer a toooooodos aquellos que siguieron los capítulos hasta el final, a tooooooodos los que dieron reviews, a los seguidores a los que lo pusieron en favoritos ¡!MUCHAS GRACIAS!¡ Y agradeceré atentamente a las siguientes personas por sus constantes comentarios en los capítulos :3

###Chizuru008 – Rarie-Roo – Sasori01 – Mashiiro Kokoro – Rea-07### ¡MIL GRACIAS POR EL APOYO!

Para mejorar mis siguientes fics, comenten ¿Qué les pareció? ¿Qué les gustó? ¿Qué no les gustó? ¿Qué les gustaría ver más? :3

Y eso es todo por mi parte, les mando un abrazote, como siempre no olviden pasarla bien en todo momento, si el cole es aburrido disfruten el sueño, si el trabajo es tedioso disfruten la hora de comida, si no hay hora de comida salgan corriendo, eso no es un trabajo es una prisión (y aún así en la prisión hay hora de comida xD ) Eeeen fin, nos leemos en otro fic, CHAU! B)