N.A: ¿Quién está back? XD Después de tres mil milenios por fin voy a subir uno de los dos (¿o tres?) extras de este fic que ya había terminado. La verdad he estado con la cabeza metida en otros proyectos y no se me ocurría nada para escribir este capítulo. Debo decir que me animó a hacerlo un review guest que me preguntó para cuándo los subía XD entonces me llegó la culpa (?)

Quiero agradecer de antemano a quien haya sido tan amable de esperar esta actualización... Quizá ya se olvidaron de este fic u.u En todo caso, lo hago con cariño...

Advierto que lo que predomina son los diálogos.

Espero les guste.

Disclaimer: Shingeki no Kyojin no me pertenece, el autor es Hajime Isayama. Igualmente, "Yo soy Betty, la fea" es obra de Fernando Gaitán y RCN Televisión. Yo solo hago uso de los personajes y la trama para esta historia.


EXTRA 1: DE VIAJE

.

¿Hacía cuánto tiempo ya que estaban juntos? Era difícil decirlo, porque, de algún modo, desde que se conocieron estuvieron uno al lado del otro, no como pareja oficialmente, pero juntos al fin. Más de cinco; siete aproximadamente... Por supuesto, incluso realizaron una boda muy bonita e invitaron a todas sus amistades... Claro, hasta Hanji se apareció por allá y, tal como imaginó, solo fue a causar alboroto y acabar con su paciencia.

Y si había transcurrido tanto tiempo y, en consecuencia, se conocían como a la palma de su mano, ¿por qué demonios no tenía la más mínima idea de dónde pudo haberse metido el maldito mocoso?


—No estoy tranquilo.

—Lo sé.

—Y no te importa.

—No he dicho eso.

—Pero es así.

—No.

—Sí.

—Levi... —amenazó Eren.

—¿Qué? —gruñó, dándole la cara luego de pasársela mascullando algo durante todo el camino.

—¡No va a pasar nada! ¿Acaso no confías en mí?

—Confío en ti; en Hanji, no.

—Es nuestra amiga, incluso me atrevería a decir que es tu mejor amiga. Además, ella era nuestra única salvación.

—No me lo recuerdes...

—Deberíamos estar agradecidos. Si no fuera por ella, no tendríamos a quién dejarle nuestra tienda de té.

—Nunca. La culpa es de Erwin por no poder hacerse cargo unos días.

—Eres incorregible —rió Eren, abrazándolo por la cintura para disminuir su fastidio—. No pasará nada, no romperá nada; si lo hace, yo me haré cargo, ¿te parece? —Recibió en respuesta un pequeño resoplido, a lo que contraatacó con un pequeño beso en la nuca—. Terco.

—Nada de terco. Precavido.

—Como diga, señor Ackerman. —Cogió todas las bolsas con una sola mano y la que quedó libre se apuró a tomar la de Levi. Su mirada recayó inevitablemente en el anular de esa mano izquierda, y la elevó unos centímetros en el aire—. ¿Alguna vez te he dicho lo bien que te queda este anillo? Nunca se te ha visto mejor con nada —afirmó, con una sonrisa jactanciosa en el rostro.

—Qué vanidoso —replicó, pero apretó sus dedos contra esa mano que envolvía la suya—. ¿Nos queda algo por hacer?

—Pues... En realidad no... Déjame ver —dijo, y dejó sobre la acera las bolsas que sostenía para extraer de su bolsillo un pequeño papel que parecía ser una lista. Todo por no soltarse—. Ya reservamos el hotel, también los pasajes... Acabamos de comprar algo de ropa... No, creo que no hace falta nada más.

—Entonces volvamos; tenemos que dejar todo listo para partir mañana temprano. —Levi instó a Eren a moverse tirando un poco de su mano, pero entonces recordó que le quedaba pendiente una pregunta—: ¿Estás seguro de que quieres que nos vayamos mañana?

—Seguro, Levi. Ya habíamos acordado esto incluso antes de nuestra ceremonia, ¿recuerdas? Por mí está excelente.

—Lo digo porque creí que querrías pasar ese día con tus padres.

—No pasa nada si no lo hacemos así un año —aseguró sonriendo, encogiéndose de hombros para restarle importancia—. Mi mamá estará feliz de que lo pase solo contigo. ¡Vamos, tenemos que vernos con Hanji para dejarle nuestras últimas indicaciones!

.

.

.

—¿Sigues inquieto?

—Sí.

Eren no pudo evitar resoplar.

Luego de haberse llevado a cabo la ceremonia de su matrimonio, a la cual asistieron sus familiares y amigos cercanos –excepto Mikasa y Petra, con quienes no pudieron contactarse–, ambos decidieron darse un tiempo prudente para recién pensar en una "Luna de miel". Para Levi consistiría en un viaje turístico, especialmente pensado en el gusto de Eren por conocer nuevos lugares; y Eren lo veía como una oportunidad de disfrutar en completa tranquilidad un tiempo juntos. Vivían tranquilos atendiendo su tienda de té, pero sus momentos de pareja en ocasiones se veían reducidos a apenas las horas que compartían de sueño, por lo que ese viaje les sería bastante provechoso.

Y ahí radicaba el problema. Si iban a marcharse por al menos un mes, ¿quién se haría cargo de la tienda? La primera posibilidad que barajó Levi fue Erwin, incluso llegó a pedírselo –muy a su estilo, recordándole viejos favores–, pero este se negó muy a su pesar al tener casi todo su tiempo entregado a dirigir la empresa de los Ackerman. Luego, Eren propuso pedírselo a Farlan, pero cuando se comunicaron por teléfono este le aclaró que estaba a punto de marcharse por un asunto de negocios y, obviamente, eso descartaba también de sus posibilidades a Armin, ya que era su pareja y asesor, por lo cual viajaban juntos. Cada vez más limitadas sus opciones, Eren propuso pedírselo a sus padres, pero entonces Levi recordó que, tras haber logrado comprarles un departamento en el que vivieran solos, su único objetivo fue que vivan tranquilos, sin hacer ningún esfuerzo, por lo que se negó a que les pida ese favor.

Por supuesto, luego se arrepintió, porque al que consideraba, a pesar del tiempo transcurrido, su "mocoso", se le ocurrió la brillante idea de pedirle ese inmenso favor nada menos que a Hanji. De su mente no salía la idea de que lo hacía para torturarlo.

Ella tenía libre ese tiempo luego de haber cerrado una campaña importante que le dejó buenas ganancias y mayor renombre. Entonces, luego de muchas súplicas, juramentos y alabanzas sobre las virtudes de la que fuera su protectora, Eren logró que Levi dé su aprobación. O así lo veía él, porque Levi se limitó a dedicarle una mirada asesina y algún murmullo de fastidio.

Y así se mantuvo todos los días, refunfuñando por el desagrado que le generaba saber que la "loca" se haría cargo de la limpieza de su tienda, de servir a los clientes con su risa maniática, con sus descuidos... Hanji a sus ojos era un completo desastre. Y lo peor era que no tenía otra opción. Incluso en ese momento, mientras ya ocupaban sus respectivos asientos en el avión, seguía con ese malgenio.

Eren intentaba entenderlo. En verdad lo hacía. Llevaba muchos días tratando de mejorarle el humor, convencerlo de que no era una mala idea confiar en ella; pero Levi persistía, por lo menos cuando le preguntaba sobre su actitud con respecto a Hanji en la tienda. Eren cometía el error de preguntarle constantemente si ya se le había quitado el disgusto, porque sentía que debía tenerlo completamente relajado lo que durara su viaje.

Pero Levi no quería eso, y Eren muy en el fondo lo sabía. Simplemente debía dejarlo olvidarse de ese asunto –bastante difícil, pero no imposible– y con eso se solucionaría el problema. Eren sabía lo que tenía que hacer, pero no podía estar tranquilo si sospechaba que Levi tampoco lo estaba.

—Dormiré un poco, Eren —dijo, recostando su cabeza de lado—. ¿Dormirás tú también?

—Bueno, ya se acerca la hora de dormir, así que supongo que sí... ¿Estás cansado?

—Prefiero intentar dormir ahora para estar despierto cuando tengamos que instalarnos.

—Entiendo... Descansa... —Vaciló un momento, aún algo avergonzado de utilizar esa palabra, pero, aferrando sus manos a los posabrazos, finalmente se decidió—: Amor.

Levi, que alcanzó a oírlo antes de entregarse a la tarea de dormir en esa incómoda butaca, tomó la mano de Eren y la colocó bajo su brazo, halándolo para que el muchacho pueda apoyar su cabeza y dormir sobre su pecho. Una vez dispuesto, Levi le acarició el cabello y sus respiraciones arrullaron su sueño.

Cuando estuvieron instalados en el hotel, ambos tomaron de inmediato una ducha y, pese a que su intención era mantenerse despiertos, no pudieron evitar lanzarse a la cama luego de contrastarla con la incomodidad provocada por dormir en el avión.

.

.

.

Los primeros días fueron bastante apacibles, principalmente porque Eren, entretenido en fotografiar cada lugar que visitaran, había olvidado por completo el asunto de la tienda de té, así que no importunaba a Levi preguntándole si ya le había cambiado el humor. Él por su parte disfrutaba verlo sonriente y entusiasmado, feliz de entrar en contacto con otra cultura. Su rostro curioso le hacía lucir tan joven como cuando lo conoció.

En medio de sus recorridos se detenían unos momentos para comer o beber algo. Algunas personas que los observaban creían en un principio que solo eran amigos, pero al verlos ponerse de pie y marcharse de la mano, les quedaba claro que estaban bastante equivocados. Luego, cuando sus piernas no rendían más, decidían volver a su cómoda habitación, y entonces, si el amor era más poderoso, se entregaban el uno al otro, disfrutando de la agradable soledad en que estaban inmersos. Sin preocupaciones, sin trabajos pendientes. Sin nadie más que ellos solos para amarse.

Pero no todo podía ser perfecto.

—Levi, creo que estamos gastando demasiado en pedir comida al dormitorio... ¿No será más económico que comamos fuera?

Eren yacía tendido sobre el colchón, con las sábanas cubriendo su desnudez luego de pasar una noche entretenida con Levi. Estaba algo ansioso, porque esperaba con ansias que llegue un momento de ese día que, estaba seguro, lo haría muy feliz.

—No es mucha diferencia. —Levi ya estaba sentado al borde de la cama, con la ropa interior puesta y la camisa sin abrochar, a punto de irse a la ducha—. Además, supuse que querrías dormir un poco más. Para eso son las vacaciones, ¿no? Y si comíamos aquí, cosa que sabes nunca hago, era para poder descansar.

—Bueno, tienes razón... ¿Qué podemos hacer hoy? Ya hemos visitado los lugares más concurridos —dijo, con una llama de esperanza en los ojos.

—Y nos hemos contagiado del sudor de esa gente, cabe resaltar.

—¡Qué negativo! —recriminó Eren, sentándose sobre la cama— ¿Acaso no has disfrutado del paseo?

—No he dicho eso. Olvídalo, fue un comentario sin importancia.

—Como sea, ¿qué quieres hacer hoy? —espetó, algo fastidiado al no obtener ni un pequeño adelanto de lo que esperaba.

—¿Qué quieres hacer tú?

—Caminar.

—Eso haremos entonces. Volveré en un momento —dijo, y se dirigió al baño para asearse.

Una vez solo, Eren dejó caer su espalda contra el colchón y apretó una almohada contra su cuerpo, aspirando su aroma. A decir verdad, le daba un poco de vergüenza imaginar lo que pudiera pensar la persona que se encargara de limpiar su habitación mientras no estaban: cada sábana tenía aún presente el olor a sexo.

Sonrojado, tomó las prendas que había usado la noche anterior, desperdigadas todas por el suelo, y se colocó el pantalón sin abrochar para acercarse a su móvil y echarle una mirada. Tenía que aprovechar esos minutos que tenía a solas para hacerlo.

Tal como imaginaba, tenía novedades. Un mensaje de texto:

De: Hanji

Lindo Eren, todo anda bien por aquí. Espero ese enano no te esté causando ninguna molestia... A no ser que sea una en tu baja espalda, y esa sí que la apruebo ;)

Como sea, solo quería informarte que se me están acabando los postres, y el hombre que se los vendía ahora está ocupado en una entrega mucho más grande, ¿qué sugieres que haga?

Tecleó rápidamente en respuesta, temiendo que Levi vuelva de una de sus duchas relámpago:

No hay problema. En el almacén dejamos un pequeño cuaderno con el diseño de un panda, ahí consignamos el número de otro maestro en repostería. Llámele, por favor, y pídale de parte nuestra que se haga cargo.

A los pocos segundos le llegó un nuevo mensaje, el cual leyó extrañado al creer que la conversación quedaba terminada:

¿Levi sabe que te comunicas conmigo y que te cuento los problemas que tengo para atender este lugar?

A propósito, ¿qué han hecho hasta ahora? ¿Ya te dijo algo? Digo, hoy es un día importante.

A lo cual respondió:

No, señorita, no le he dicho nada porque, de enterarse, es capaz de regresar.

Sobre lo segundo, prefiero no hablar del tema. De todos modos aún es temprano.

Eren envió el mensaje y, antes de poder revisar si Hanji le dio alguna respuesta, Levi apareció envuelto en una bata. Este vio que Eren lucía algo confundido y reparó entonces en el móvil que sostenía entre las manos.

—¿Qué?

—N-Nada... Solo estaba viendo la hora... —respondió con tristeza, recordando el mensaje de Hanji. Entonces una idea iluminó su mente: si Levi no le decía nada, le lanzaría indirectas para que le comprenda—. Levi, ¿no hay algo importante para hoy?

—No que yo sepa.

—¿Estás seguro?

—Completamente.

—¡Vamos, esfuérzate un poco!

—Eren, ve a ducharte —ordenó, aproximándose al armario para vestirse—. Si vamos a salir a caminar, hagámoslo desde ahora.

Abatido, el muchacho se dirigió al baño. Frente al espejo, contempló su imagen.

—Treinta años...

.

.

.

Contrario a otros días que disfrutaron juntos, el ánimo de Eren no estaba en su tope. Levi se encargó de incluir en su caminata su fiel compañera, la cámara fotográfica, pero el muchacho nunca le sugirió su deseo de capturar la imagen de ningún lugar. Se veía algo decaído, como si algún pensamiento mantuviera su mente ocupada.

—¿Te pasa algo? —inquirió, aproximándose a la sombrilla de un puesto de recuerdos para turistas que ofrecía fotografías, collares, pulseras, cuadros, entre otras cosas.

—¿A mí? ¿Qué podría pasarme? —respondió irónico.

—Eren —advirtió serio Levi.

—¿Qué? No me pasa nada... —dijo, más y más decaído. Entonces decidió volver a intentarlo—: ¿No sientes que olvidas algo?

—Te dije más temprano que no.

—Bien —bufó, harto—. Olvídalo.

Antes de que Levi pudiera impedirlo, Eren se echó a correr, perdiéndose entre la multitud que los rodeaba. Pese a que intentó alcanzarlo, Levi no pudo dar con él al haber huido tan rápido.


Cansado de recorrer las calles en busca de alguna pista de su "mocoso" –que en ese momento hacía honor al apodo– y de incluso llamar al hotel a preguntar si no había regresado, Levi se dejó caer en una banca de la plaza principal de la ciudad. La tarde estaba muriendo y debía hallarlo pronto, porque de ningún modo podría estar tranquilo sin tener noticias de él.

Fue tan tonto. No podía evitar reprocharse por la estupidez que había hecho. Por supuesto que sabía de qué estaba hablando Eren, pero, en su intento de ser más "afectuoso", decidió fingir demencia y así sorprenderlo con el transcurso de las horas. Pero finalmente su plan se volcó en su contra y ya no tenía a su lado al muchacho. Ni siquiera podía contactarse con él al tener el móvil apagado.

Suspirando, volvió a tomar su teléfono para intentarlo una vez más.

"El teléfono que está llamando no se encuentra..."

Nada. Tenía que hallarlo pronto, antes de que caiga completamente la noche, porque no podía perdonarse no pasar la mayor parte del día con él.

.

.

.

Luego de correr todo lo que sus piernas le permitieron, Eren se detuvo frente a una cafetería que no recordaba haber visitado junto a Levi. Agotado por su carrera, decidió entrar para beberse algún refresco para saciar su sed, mientras pensaba en lo imprudente que había sido su comportamiento.

¿Por qué había sido tan inmaduro? Por supuesto que tenía derecho de enojarse, pero tampoco debió echarse a correr como si aún fuera un niño. No podía hacer ese tipo de cosas siendo ya todo un hombre. Y en realidad ya había dejado bastante de lado ese aspecto suyo, pero en ese momento simplemente resurgió debido al enojo que le generó la decepción.

Porque estaba profundamente decepcionado, aunque su rostro no lo demostrara completamente. Le había lastimado que no llegara aquello que esperaba con tanta ansiedad. ¿Y quién podía culparlo? Era una fecha importante, después de todo.

Algo sudoroso, tomó asiento cerca de la barra agitándose la camiseta para darse aire, mientras el camarero tomaba su orden. Luego, con su bebida frente a él, mientras jugueteaba con el popote, llegó a él una visión que, juraba, debía ser pura obra de su imaginación. Alguien ingresó a la cafetería, una persona que conocía bastante bien.

No sabía qué sentía exactamente, pero era una mezcla entre alegría y nerviosismo. Se puso de pie, ya convencido de que no era alguna alucinación suya, y se aproximó a esa persona. Esta estaba ocupada extrayendo de su cartera alguna cosa, aparentemente batallando contra el desorden que debía reinar en el interior de ese bolso.

—Usted... Usted es... —murmuró Eren, a solo un paso de alcanzarla en caso extendiera su brazo.

Ella, que tenía el ceño levemente fruncido, al reparar en su presencia quedó igual de impactada, al punto de que poco le faltó para balbucear.

—Tú... —dijo ella, y tras recuperarse de su primera impresión, le dedicó una enorme sonrisa—. ¡Muchacho!

—¡Señorita Petra! —exclamó él, igual de sonriente—. ¡Qué extraño verla! No volví a saber nada de usted —dijo, acercándose un poco más para estrecharla en un abrazo; sin embargo, cuando estuvo a punto de hacerlo, reparó en un gran detalle—: Señorita, usted está... Oh, Dios...

—Así es, muchacho —rió ella—. Estoy embarazada.

—¡¿De quién?!

—A ti lo grosero no se te ha quitado, ¿eh? —volvió a reír, indicándole que se siente con ella—. Tengo pareja, obviamente —Petra extendió su mano izquierda frente a él, de la cual resplandecía un aro dorado.

—¡No tiene idea de cuánto me alegro!

—Lo sé. Siempre fuiste un ángel. Yo era el demonio en ese entonces —dijo, guiñándole un ojo.

—No diga eso, por favor... Ya está olvidado, señorita...

—¿Y Levi? ¿No está por aquí? No me dirás que todos mis esfuerzos fueron en vano, ¿verdad?

—Ah, b-bueno... él no está ahora porque nos separamos un momento...

—Me habría gustado verlo... ¿Ha cambiado algo? Aunque no sé por qué pregunto, lo dudo mucho.

—Ahora es un poco más atento, la verdad. Bueno, tanto como solo él puede. —Ambos rieron.

—Sabía que ustedes iban a seguir juntos. Lo sabía —dijo ella, con cierta nostalgia reflejada en sus ojos—. Sabía que lo harías feliz, por eso decidí hacerme a un lado. —Eren tragó duro—. ¡Pero mírame ahora! También he encontrado a alguien...

—¿Cómo se llama el afortunado?

—No es alguien conocido, a diferencia de Levi. Fue algo extraño, ¿sabes? Lo conocí al poco tiempo de marcharme de la empresa. Creo que incluso se le parece en su actitud, aunque es un poco exagerado a veces... Es un torpe. —Otra risa, que le dejó claro a Eren que ella lo amaba, de una forma muy distinta a como lo hacía con Levi—. Su nombre es Oluo.

—¿Qué?

—Oluo.

Eren quedó un momento sin palabras. Su mente fue atravesada por incontables imágenes de cierta persona que se encargaba de cobrarle mensualmente dinero. Su razón le decía que no podía tratarse de la misma persona, pero, pensándolo bien, ¿no era Oluo un poco parecido a Levi? Y si era él mismo... Solo podía sonreír. Sonreír porque alguien que le había ayudado tanto, dentro de sus posibilidades y yendo en contra de las órdenes que le habían dado, se merecía esa segunda oportunidad.

—Tenemos dos amigos más con los que siempre salimos —continuó Petra—. Recuerdo que me llevé mejor con ellos primero, porque controlaban los aires de superioridad de Oluo. —Ya no le cupo ninguna duda. Debían ser ellos—. Y ahora estamos juntos, como podrás suponer. Es una persona bastante particular. Tiene un pasado...

—¿Y dónde está él ahora? —dijo Eren, intentando cambiar el tema. Sabiendo de antemano de quién se trataba, suponía que le costaría a Petra hablar sobre ese asunto, y no quería que lo haga. Tampoco quería revelarle que lo conocía, porque formaba parte de su vida pasada, y esa solo restaba enterrarla para siempre y continuar, siempre pensando en la nueva oportunidad que le había dado la vida.

—Debe estar trabajando, aunque ya va a salir, porque ya son casi las seis. Yo solo salí unos minutos para distraerme un momento y comprar algo para la cena. Ahora como más que nunca, como podrás imaginar —dijo ella, acariciando su vientre—. Tengo más apego que nunca por el dulce.

—No sabe lo feliz que me hace verla así, señorita. ¿Le importaría dejarme su número de teléfono para comunicarnos cuando nazca el pequeño? Me gustaría enterarme. A Levi también le gustará.

—Levi no te dejará escapar —comentó Petra mientras apuntaba su número de móvil en una servilleta—. Te has puesto más guapo con los años, muchacho. Antes eras más bien lindo, con esa cara de inocencia... Creo que por eso te odiaba, por tu cara de mosquita muerta; pero ahora... Ahora te ves más masculino que nunca.

—Gracias, señorita...

—Debo irme, muchacho; debo cuidarme porque mi embarazo es un poco complicado, ¿sabes? Ya soy un poco mayor y puede ser peligroso. —Petra se puso de pie y se dirigió a la puerta de la cafetería junto a Eren luego de cancelar la cuenta—. Por cierto, hay algo que quiero decirte antes de marcharme.

—¿Qué es?

—Ya no tengo ningún interés en Levi, creo que eso está más que claro, pero quiero que recuerdes que me prometiste algo. Cuídalo —sentenció, dedicándole una de esas miradas heladas de aquellos tiempos en que fue su superior en el trabajo—. Nos vemos, cuídate tú también.

Un latigazo de culpa remeció su interior. Petra le dio un último abrazo y, luego de permitirle acariciar un momento su vientre, partió.

¿Qué había hecho? Tendría que estar con Levi en lugar de haberse echado a correr como un niño caprichoso.

Así, encendió el móvil que había apagado y reemprendió su carrera, pero esta vez para encontrarse con él.

.

.

.

Ya había pasado más de una hora y su "mocoso" no había dado ninguna señal. Había insistido tantas veces en llamarle y en dejar mensajes de voz y de texto que finalmente su propio teléfono quedó sin batería, lo que lo dejaba con menos posibilidades de hallarlo. Algo resignado, decidió entonces solo comprar un pastel de regreso a su habitación en el hotel.

Seguía sin entender bien cómo todo podía salirle tan mal. Tenía las mejores intenciones del mundo, solo quería pegarle un pequeño susto para luego reconfortarlo con una serie de sorpresas. ¿Por qué todo se había arruinado? Era un día especial y lo único que se proponía era innovar, sorprenderlo.

—Definitivamente apesto para esta mierda... —masculló, arrastrando el paso, cargando el pastel con ambos brazos.

—¡LEVI!

Un cuerpo extraño se arrojó a su espalda y estuvo a punto de derribarlo, y lo habría logrado de no ser por la fuerza de sus piernas y el afán de proteger el pastel que había comprado. De pronto se sintió envuelto en un cálido abrazo y unos labios recorrían su nuca, murmurando incontables "Lo siento".

—¿Qué haces, Eren? —dijo, liberándose de los opresores brazos de su esposo para encararlo.

—Disculparme. No debí hacer eso —respondió él, con un casi imperceptible puchero. Había mejorado muchísimo en disimularlo con los años.

Levi suspiró y, desviando la mirada, apoyó su cuerpo sobre la punta de sus pies para alcanzar el rostro de Eren y darle un beso en la mejilla.

—Olvídalo. Fue mi culpa, ¿bien?

—¿Por olvidarlo?

—No, idiota. ¿Crees que en verdad no lo recordaba? Fingí para darte una sorpresa.

—¡Lo siento muchísimo! —exclamó Eren, preso de la culpa y desesperado por querer abrazarlo de nuevo sin poder hacerlo al interponerse la caja del pastel entre ellos—. ¿Qué es eso?

—Tu pastel. Feliz cumpleaños, Eren. Ya estás tan viejo como yo —dijo, dándole un coscorrón—. Y antes de que hagas otra cosa, vamos a nuestra habitación.

No hizo falta decir más. Eren tomó su mano y lo guió a trote, presuroso de encontrarse a solas para al fin poder celebrar esa fecha tan importante. Cuando llegaron a su habitación, descubrió con gran asombro que sobre la mesa de la pequeña sala había una caja envuelta en papel de regalo.

—No hay cena porque pensaba comer fuera —aclaró Levi, depositando el pastel sobre la mesa.

—Eso es lo de menos... —susurró Eren, abrazándolo por la cintura—. Muchas gracias...

—Ni siquiera has abierto tu regalo, mocoso.

—Sé que es algo genial, porque me lo regalas tú —declaró, regalándole una de esas sonrisas maravillosas que lo habían cautivado.

—Es un día importante, ¿eh?

—Claro, es el primer cumpleaños que celebramos casados, ¿no es lindo eso? —dijo, llenándole de besos las mejillas—. Eso me hace muy feliz.

—A mí me ha hecho feliz que dejes esa preguntadera sobre si sigo enfadado sobre lo de Hanji. Creí que supondrías que eso mismo me tenía con ese humor de perros. No confío en la loca, pero tampoco quería pasarme el viaje pensando en los destrozos que debe estar ocasionando por allá.

—Ella lo está haciendo bien, Levi —refunfuñó—. Se comunica conmigo y a veces hasta me manda fotos. No seas cruel con ella...

—Olvídalo, estamos hablando de nuevo de eso... Ábrelo ya. —Levi señaló la caja—. No es la gran cosa, pero sé que te va a gustar porque eres muy mocoso.

—Oye, me gusta mucho el papel de regalo, tiene un diseño bonito, ¿por qué está lleno de agujeros? —Eren levantó la tapa de la caja y, sorprendido por su contenido, retrocedió un paso—. Levi, esto es... ¡Un perro! —celebró, extrayendo de la caja un cachorro de Coker Spaniel y apretándolo contra su pecho—. ¡Qué lindo!

—Vas a tener que limpiar todas sus porquerías.

—¡Claro!

—Lo alimentarás.

—¡Seguro!

—No quiero oírlo chillar ni ladrar por las noches.

—¡No lo hará!

—Si se atreve a morder mis zapatos, está muerto.

—¡Sería incapaz!

—Bien... Entonces esa bestia puede quedarse.

—Pero si tú lo compraste —refutó Eren al ver cómo Levi fingía oponerse a convivir con el animal.

—Porque es para ti, no para mí.

—¡Vamos, si es un encanto! —chilló, acercando la húmeda nariz del cachorrito que gimoteaba a Levi—. ¡Vas a amarlo! ¡Solo míralo, si hasta te hace ojitos! Hay que ponerle un nombre de inmediato.

—Eso decídelo tú; es tuyo.

—Gracias, Levi... —dijo, acariciando el lomo del animal mientras volvía a depositarlo en la caja—. Te amo. —Y le robó un beso.

—¿Vas a comer pastel?

—Eso... Eso puede esperar...

—¿No quieres pedir tu deseo? Siempre lo has hecho.

—Prefiero... —murmuró, con el rostro encendido, tomando la mano de Levi para conducirlo a la cama—. Prefiero hacer primero otra cosa...

—No pienso oponerme a eso.

.

.

.

.

.

.

N.A: Bien, este es uno de los extras... Como dije, no sería muy largo.

No incluí lemon porque es algo más bien tierno, entonces creo que rompería el ambiente xD Ha sido algo apresurado todo esto, porque lo hice aprovechando un descanso en medio de otras ocupaciones que he tenido. Espero que les guste, de verdad.

Quiero aclarar que Eren está más atrevido xD obviamente porque ya no es el chico de veintitrés años. Ya tiene treinta u.u

Muchas gracias a todas esas personitas que dejaron review en el último capítulo: NanabaBlack, Nanao Himura, Mrs. Phantom Michaelis, karen.Sánchez.35977, Levi S, Levi Stoic'Man, Angelica Phantohive, miyu-chan, masisol 98, Pau-Neko, Emilda, Yayoi heichou, annyel, KathKolmer, Ranmaru Eli, DarkRoseAckerman, Emil K, andy0295, Lucia3, KuroAkumaLady, Mukuro-Ack, Chinita-sama, Akire y todos los guests :')

No sé cuándo suba el próximo...

De verdad, muchas gracias por el cariño.

Nos leemos n_n