Hola a todos! (^-^)/ Soy nueva en esto de los fanfics y después de mucho meditarlo, decidi escribir esta pequeña historia que vengo pensando. Disculpen los errores de redacción, y, seguramente, la historia no va a seguir en su totalidad el orden de los sucesos del anime, para poder integrar mejor al OC.
Espero que les guste, y no olviden dejar sus reviews! :D
Los personajes(a excepción del OC), no me pertenecen, recuerden, soy nueva en esto, no me demanden( ?
Hijikata y Kondou quedaron atónitos ante la imagen que tenían enfrente.
Una joven de cabellos largos y castaños, con un par de océanos en sus orbes azulados, vestida con un kimono morado que había sido cortado, hasta un poco más arriba de las rodillas, mostrando las torneadas y blancas piernas, y con una katana amarrada a su cintura.
-Por favor, quiero ser parte del Shinsengumi, no voy a defraudarlos- repitió la joven mientras acentuaba aún más su reverencia.
-...Señorita... ¿Usted sabe realmente lo que nos está pidiendo? Esto no es un juego, aquí nos preparamos para la guerra, para morir por nuestros ideales y nuestro país. Además, no podemos proveerle de las comodidades que necesita una mujer, no es lugar apropiado para alguien como usted- espetó Hijikata con un semblante serio. ¿Cómo se le había ocurrido a esta niña formar parte del Shinsengumi? ¿Tan mala era su reputación como para que una mocosa atrevida tratara de unírseles así como así?
-Sé perfectamente lo que significa pertenecer al Shinsengumi... Desde pequeña ha sido mi sueño ser samurái y proteger a mi país con mi vida... También, sé que no llevare la vida de una mujer, sino la de un guerrero, y no podría estar más dispuesta a ello- hizo una breve pausa, mientras miraba fijamente a los ojos violáceos que la escrutaban con dureza-Sé manipular una espada, sé pelear, estoy dispuesta a matar si es necesario. Por favor, déjeme al menos demostrarle que valgo la pena.
Ambos hombres presentes intercambiaron miradas por unos minutos. Al final, Hijikata cedió.
-Tendrás un duelo con uno de nuestros miembros para poder evaluar tus habilidades.- Dijo resignado, mientras la joven levantaba la mirada del piso sorprendida y con una gran sonrisa en el rostro.
-Muchas, muchas gracias-la muchacha realizo una profunda reverencia, para volver a erguirse, manteniendo la expresión de felicidad en su joven rostro- les prometo que no los voy a decepcionar, daré todo de mí.
- Estamos seguros de ello, en unos minutos reuniremos a nuestros mejores miembros y decidiremos con quien combatirás-dijo Kondou regresando la sonrisa a la chica.
-con permiso, iré a reunir a los demás- anuncio Hijikata, saliendo de la habitación.
-Ah?! ¿Una chica quiere unirse?!-exclamo Heisuke al escuchar la noticia, expresando en palabras lo que todos mostraban en sus rostros, incluso el generalmente impasible Saitou Hajime.
-Así es, por eso debe de enfrentarse con uno de ustedes para evaluar su estado. Me gustaría que fueses tú, Saitou-respondió, dirigiendo la mirada al aludido, pero, antes que el pelimorado respondiera, Okita se le adelantó.
-Hijikata-san, ¿no podría hacerlo yo? Me parece un reto... Interesante- la expresión de Okita se tornó sombría, haciendo que el vice-comandante dudara, pero, al fin y al cabo, la chica no tendría probabilidad de salir victoriosa con ninguno de los dos, por lo que accedió... Sin saber que estaba muy equivocado si pensaba que Hayashi Yukari no daría pelea.
Los capitanes del Shinsengumi no podían apartar ni un segundo la mirada de la agitada pelea que se daba entre Okita y Yukari. La joven, para sorpresa de todos, era ambidiestra, por lo que predecir sus movimientos era algo totalmente complicado para su contrincante, que hacía rato que había comenzado a molestarse por la actitud de la chica ya que, aunque solo Hijikata, Saitou y él mismo lo habían notado, ella solo estaba jugando.
-Nee, Okita-san, no es necesario que te contengas, no es divertido si no peleamos en serio-sonrió Yukari en uno de sus cruces
-Maldita mocosa, voy a matarte- masculló él, ya totalmente irritado, por lo que la lucha se intensificó.
Hijikata y Saitou intercambiaron miradas, ambos pudieron vislumbrar que Okita realmente quería matar a la chica, por lo que se dispusieron a frenar el encuentro, pero se detuvieron al oír a Yukari.
-No se preocupen, no voy a morir, no puedo darme ese lujo. No ahora.
El comentario no hizo más que caldear más el espíritu asesino de Okita, quien atacaba con furia a la joven, la cual, viéndose en problemas, se forzaba a pensar en una forma de terminar rápido el combate.
De repente tuvo una idea. Una idea estúpida y suicida.
-Perfecto- se dijo a sí misma, mientras comenzó a correr con todas sus fuerzas con la katana en la mano derecha. Okita sonrió e imitó la a joven. Por la posición de su espada, ella no tendría otra posibilidad más que realizar un ataque recto. Sonriendo, él asió su espada con ambas manos y se preparó para realizar un ataque descendente, pero, en el momento en que comenzó a realizar el golpe, la niña dio un paso hacia su izquierda, giró sobre sus pies y frenó su arma a centímetros de la espalda de Okita.
- Disculpe, Okita-san, pero no voy a morir, al menos, no hoy.
Los espectadores estaban pasmados, la muchachita tenía una velocidad inhumana, un segundo más y habría muerto a manos del joven.
Yukari envainó su espada con gracia, y dirigió una mirada expectante a las cabezas del grupo. Kondou y Hijikata se dieron un vistazo. Ambos pensaban lo mismo: la hubiesen aceptado independientemente del resultado del duelo. El vice-comandante afirmó levemente con la cabeza, por lo que Kondou, con una sonrisa en su rostro, anunció.
-Chicos, denle la bienvenida a nuestra nueva integrante. A partir de hoy, Hayashi será parte de la tercera división del Shinsengumi.-dirigió luego una cálida sonrisa Yukari- Anda, preséntate a tus superiores.
-S-si- su voz aun temblaba por la excitación que sentía al saberse parte del Shinsengumi- Mi nombre es Hayashi Yukari, gusto en conocerlos, espero que nos llevemos bien-dijo sonriendo.
Uno a uno, los demás fueron dándose a conocer a la chica, quien sintió un escalofrío al encontrarse con los ojos de Saitou.
-Okita Souji. Espero que no seas una molestia, si no, te mataré- gruñó Okita. La chica pudo sentir su aura asesina, pero, ¿Por qué tenía tantos deseos de matarla? Podría decir que era por haberlo vencido, pero ya notaba su sed de sangre desde antes de comenzar el encuentro.
- También hay otra chica aquí, Yukimura, ella no es formalmente un miembro del Shinsengumi, pero nos ayuda mucho aquí en la sede.-agregó Kondou, sintiendo como el ambiente entre Yukari y Okita se tensaba- Ahora mismo ella ha ido de compras con Sano-san, pero ya tendrán oportunidad de conocerse... Shinpachi, Heisuke, serían tan amables de mostrarle el cuartel a Hayashi?
-Claro que sí, andando, Yukari-chan!- exclamó el siempre alegre Shinpachi, tomando a Heisuke y Yukari de sopetón y arrastrándolos por el lugar.
Hijikata suspiró, los días de relativa tranquilidad aparentemente, habían acabado.
- Así que ustedes son Chizuru-chan y Harada-sempai, gusto en conocerlos- Yukari sonrió mientras realizaba una pequeña reverencia.
- Gusto en conocerte también, Hayashi-san-dijo Chizuru respetuosamente, contenta de por fin encontrar otra fémina que le hiciese compañía.
-Me comentaron que había una chica bastante buena con la espada aquí, pero no me imaginé que fuera tan bonita-comentó Sanosuke- Un placer conocerte, Yukari-chan
Yukari sonrió ante la familiaridad con la que el joven la trató, aunque denotaba en él un aire de mujeriego, por lo que no le dio mucha importancia a sus halagos.
-Gracias Sano-sempai-dijo la ojiazul en todo de burla, siendo correspondida con una sonrisa del joven-y Chizuru-chan, no seas tan formal, llámame Yukari, anda, te ayudo a preparar la cena.-se ofreció
-Claro! Gracias, Yukari-chan!- asintió Chizuru, mientras se encaminaban a la cocina.