Crossover Ghibli

Otro universo

Capitulo 1.- Una nueva casa, una nueva vida

Chihiro Ogino, de diez años, era una niña completamente normal. Vivía con sus padres disfrutando de una buena condición económica gracias al trabajo de su papá, sin embargo el prestigioso empleo hizo que la familia Ogino tuviese que cambiar de casa por cuarta vez en su corta vida.

La niña parecía aburrirse de tantos cambios. Había aprendido a vivir en constantes traslados de ciudad provocando que no pudiese tener un amigo de verdad en ninguno de los lugares en que estaba. Ninguno… o tal vez si. Su grande y gorda rata rosa que la acompañaba a todos lados y era su eterno compañero. Se llamaba Boh y le gustaba estar a los hombros de la jovencita. Había sido un regalo de sus padres para disipar un poco la soledad de la pequeña, siendo así su pequeño confidente. No obstante, a parte de su mascota, no tenía amigos humanos… Pero esta vez podría hacerlos puesto a que su padre le había prometido que esta vez habían llegado para quedarse. Ya era un cuarto traslado, una cuarta ciudad, una cuarta casa y una cuarta escuela. Tal vez ahora podría llevarse bien con sus compañeros.

Chihiro veía su nueva y hermosa casa con un pequeño suspiro.

¿Te gusta, boh? –dijo ella acariciando a la rata mientras sonreía- Ahora vamos a vivir aquí.

La casa era azul de dos pisos con un bello antejardín. Suspiró de nuevo y miró a sus padres ayudando a descargar el camión de la mudanza junto con los empleados de la compañía de inmobiliaria.

Chihiro –decía Yuko, su madre, con una caja en brazos pasando a su lado- Ve a ayudar a descargar algunas cajas, es mucho trabajo.

Si, mamá –dijo la niña y se encaminó al camión para tomar una caja

La castaña habia tomado una muy ligera, la cual debía contener sus peluches. Se giró para llevarlo dentro de la casa, pero algo le llamó la atención. Dos niñas corrían riendo y saltando en el patio vecino que también tenia un enorme antejardín. La que parecía mayor se detuvo y notó que chihiro la estaba observando. Pareció decirle algo a su hermana pequeña de no más de 4 años y fue corriendo con una gran sonrisa hacia donde se dirigía la joven con la rata.

Hola –saludó la chica al acercarse corriendo a Chihiro- Soy tu nueva vecina. Bienvenida al barrio. Me llamo Kusakabe Satsuki – le sonrió ampliamente y le estiro su mano y estrecho la de la joven con la caja en brazos. Tenía el cabello marrón oscuro y muy corto. Chihiro sonrió. Parecían tener la misma edad

Onee-chan! –decía la pequeña hermana de Satsuki corriendo a duras penas tras su hermana, pero tropezó dando varias volteretas rodando por el suelo llegando a golpear las piernas de chihiro que por la impresión soltó la caja e hizo que los peluches se regaran por el suelo. Boh se asustó y se escondió entre la coleta de su dueña y asomó la cabeza cautelosamente.

Mei! –dijo Satsuki levantando a una muy aturdida pequeña y sacudiendo la tierra- No deberías ser tan descuidada, a la próxima podrías hacerte daño

Lo siento, nee-chan –dijo la niña con los ojos girando levemente y desaturdiéndose moviendo la cabeza. Tomó atención entonces a los felpudos en el suelo- Ahh! Que lindos son! –dijo la pequeña tomando a un gatito con cintita roja al cuello

Disculpa –dijo Satsuki a Chihiro- Creo que se han ensuciado, te ayudare a recogerlos –dijo tomando unos cinco al mismo tiempo y poniéndolos en la caja nuevamente

No importa –dijo chihiro tomando los demás y poniéndolos en su lugar

Ella es mi hermana Mei –dijo la chica de cabello corto señalando a su hermana- Aun no nos has dicho tu nombre.

Mi nombre es Ogino Chihiro –dijo la chica sonriendo- ¿Viven aquí hace mucho?

¿Eh? No hace mucho, nos mudamos aquí hace un par de años. Cuando mi madre se enfermó, quisimos mudarnos para vivir en la ciudad y también para estar más cerca del hospital. Gracias a Dios ella se mejoró todo esta bien ahora –dijo sonriendo

¿Cuantos años tienes?-dijo Mei mirando a chihiro

Yo? Tengo diez años

¡Igual que mi Nee-chan!-dijo la pequeña emocionada

¿Tienes diez años? Vas en quinto de primaria? –dijo Chihiro mirando a la mayor de las hermanas

Si, voy en el instituto Laputa

¿De veras? –dijo chihiro sonriendo- Es la escuela en la que me han inscrito mis padres. Ya me han comprado mi uniforme y también mis libros.

Es posible que quedemos en el mismo grupo

Sería estupendo –dijo Chihiro sintiendo que algo se removía inquieto en su cabello. Con sumo cuidado sacó el bulto rosa que peleaba por desenredarse de la cabellera castaña y seguía moviéndose aun después de que chihiro la había sacado. La rata parpadeo un par de veces y miró a las nuevas inquilinas

¡Que linda rata! –dijo Satsuki fascinada con el roedor

¡Quiero ver! –decía la pequeña Mei tratando de ver mejor.

Se llama Boh y es mi mejor amigo –dijo Chihiro posando a la rata en el sombrero de paja de la niñita

¡Seremos amigos también, Boh! –dijo Mei dando vueltas en su lugar mientras la ratita se aferraba como podía al sombrero

Ya basta, Mei –dijo su hermana sacando a Boh de su cabeza y pasándosela a Chihiro- Nosotras tenemos un gato atigrado naranja. No le gusta casar ratones. Mas bien simpatiza con ellos, así que no creo que Boh este en peligro

Me alegro de eso –dijo la chica poniéndose a su rata nuevamente en el hombro- Mañana iré a clases, no quiero perderme nada

¿Yo seré tu guía si? Conozco muy bien todo el lugar

Muchas gracias –dijo chihiro con una sonrisa

¡Chihiro! –dijo su padre llamándola- ¡Ya esta todo dentro, ayúdanos a acomodar todo y trae esa caja que llevas a tu cuarto!

¡Si! –dijo la chica y se volteo a sus nuevas amigas- Me debo ir, nos vemos mañana

El instituto Laputa está muy cerca de aquí, ¿te parece si te vengo a buscar?

Claro –dijo la chica tomando nuevamente su caja en brazos- Hasta mañana

Chihiro entró sonriendo a casa. Era tan hermosa por dentro que por fuera. La niña dejó la caja con sus peluches en lo que sería su nueva habitación. Espaciosa, linda y de color verde claro. La niña se tiró sobre el colchón de su cama aun sin fresadas y tomó a Boh entre sus manos.

Parece que la pasaremos bien aquí, ¿No crees, Boh? –dijo la chica con una sonrisa

Su mascota pareció entender lo que su dueña dijo, porque la niña creyó ver que el animalito asentía.