El Despertar
Ya es por la mañana. El sol empieza asomarse por la ventana y, como resultado, me molesta.
Intento girarme para esconderme de la luz pero algo me lo impide. Ahora soy consciente de la calidez que siento sobre mío. Él está dormido entrelazado a mi cuerpo. Su cuerpo me abraza haciendo que me sea imposible moverme de su lado.
Aunque tampoco es que quiera hacerlo.
Intento de nuevo girarme pero me es imposible, de nuevo. Y lo vuelvo a intentar, y vuelvo a fallar. Un suspiro de frustración se escapa de mis labios y entonces es cuando noto como él sonríe y su agarre se hace más fuerte.
Maldito vago. Ha estado despierto todo este tiempo…
- ¿Te hace gracia?- digo enfadada. Y sé muy bien que esto solo hace que su sonrisa sea más grande. El maldito se esta divirtiendo a mi costa.
- Puede- dice susurrando, muy tranquilo él.- Buenos días. —continua diciendo al mismo tiempo que suaviza su agarre y me permite girarme.
Me giro y al hacerlo me encuentro con sus ojos marrones y en ellos puedo verlo todo. Todo lo que ha pasado, todo el peso que aguanta sobre sus hombros, todo lo quiero, todo lo que me quiere, todo lo que necesita, todo lo que me necesita…, puedo ver su alma.
-¿Has acabado?—dice de golpe sacándome de mis pensamientos y vuelve a abrazarme y me atrae más hacia él.
-Tonto—susurro más para mi misma al mismo tiempo que escondo mi cabeza en su pecho para que no vea mi sonrojo. Aunque estoy segura que sabe que estoy sonrojada.
Pasamos un tiempo así. Él hace dibujos con su dedo a lo largo de mi brazo y ya permanezco escondida en su pecho. Disfruto de su aroma y de su calidez. Y juraría que él hace lo mismo. Los dos disfrutamos de este pequeño momento, igual que otros muchos más pequeños momentos y detalles, antes de levantarnos, comenzar un nuevo día y dejar de ser solo nosotros dos. Pero como todo pequeño momento tiene su fin y el fin de este es el despertador.
¿Acaso puedo llegar a odiar más, en este preciso momento, alguna cosa que no sea el despertador?
-Apágalo—digo pero el ruido sigue estando—Apágalo—está vez no solo lo digo, sino que lo exijo y está vez si que lo apaga para después volver a la misma posición.
Quisiera no levantarme. Quisiera quedarme más tiempo de esta manera. Quisiera poder volver atrás unos cuantos minutos… Quisiera que esto fuera eterno. Pero no es posible.
-Levántate—digo dulcemente.
Él se aferra más a mí y gruñe. No quiero levantarme y sé que él lo quiere mucho menos. Lo odia. Odia esta parte del día. Y yo también lo odio.
-Levántate—vuelvo a decirle con un poco de enfado en mi tono de voz. Aunque amo que no quiera despegarse de mí ahora mismo, también odio que no me haga caso.
-Mujer problemática…- dice al mismo tiempo que se sienta en la cama y bosteza.
Gira la cabeza, me mira y sonríe. Y yo le sonrío de vuelta. Acerca su cara a la mía y mantiene unos pocos centímetros de distancia durante unos poco segundos. Y, cuando lo que parece una eternidad acaba, me besa dulcemente. Su boca y la mía están sincronizadas. Parece que estuvieron hechas para estar de esta forma, juntas y bailando. Se separa de mí aunque por pocos centímetros ya que su frente está apoyada a la mía. Y nos miramos fijamente. Me da un último beso pero está vez más corto y se levanta a vestirse. Me acorruco más a la cama, de todos modos es él quien se va a trabajar. Me pongo a su lado, donde huele a él. Huele a una extraña mezcla de gel, tabaco y a él. Cierro los ojos y me concentro en ese olor y en el ruido que hace al prepararse.
-Temari—me llama y le respondo con un gruñido teniendo todavía los ojos cerrados. —Te amo.
Sonrío y siento ese algo poderoso en mi pecho que siempre siento cuando me dice "te amo" o hace cosas que me demuestran su amor.
Sé que está parado en la puerta y que no se ira hasta que yo le diga algo, como hace todas las mañanas que nos despertamos al mismo tiempo.
-Yo también Shikamaru—tan solo susurro pero sé que me ha escuchado a la perfección puesto que cierra la puerta de la habitación.
Y ahora, todo lo que queda en la habitación soy yo y su olor. Pero sé que por la noche volveremos a estar los dos.