CAPITULO 2.- La obscuridad.

Ningún personaje de esta serie me pertenece.


"Que trasero tan mas grande"

Kagami no pudo evitar mirar rápido hacia atrás con la cara roja completamente y la boca entre abierta de lo tímido que eso le había puesto.

—¡Tú-ú…!— Le grito al muy sorprendido moreno que lo miraba perplejo por la reacción ¿Acaso lo había dicho en voz alta? ¿Lo había escuchado?

Pero el pelirrojo se dio cuenta de su propia acción, bajando la mirada y tratando de controlar lo colorado de su cara.

—Tu, no, olvídalo— Kagami intento preguntar algo que sabía que iba a sonar como si estuviera loco, aunque realmente no estaba seguro de si esto sucedía en realidad, así que se echó para atrás ante su cuestión.

Pero sin aviso, sintió como el brazo de piel morena, rosando con su cuello hasta depositar su mano en su clavícula.

—Oh vamos, ¿Tienes algo que decirme Bakagami?— Sin ninguna timidez sus ojos se conectaron, a no menos de diez centímetros de distancia, Kagami pudo visualizar bien los poros de la cara del otro e incluso como era un color aperlado la iris.

"Te comería a besos"

Pero el pelirrojo se quedó callado, con la mirada perdida en las pupilas, sintiendo lentamente como un aumento de temperatura aparecía en su cara, llenando de un perfumado rojo sus mejillas. El moreno bien pudo notar como los ojos rubís se fueron directo hacia el suelo luego de los signos que habían aparecido en su cara.

Jugar a ser cruel, era una de las cosas que más disfrutaba el moreno. Con la mano en la clavícula, no pudo evitar juguetear pasando sus dedos por debajo del pedazo de tela, para bajar lento por la piel.

"Tu piel es suave"

Más que estar extrañado, por alguna razón el pelirrojo se sentía avergonzado al escuchar ese tipo de cosas con la voz de Aomine que parecía que le susurraba al oído. Con algo de miedo miro al que no le quitaba la mirada de encima, notando una sonrisa de perro hambriento en su cara, al mismo tiempo que sintiendo la fricción de la piel moreno en su pecho.

—¿Kagami?— El capitán de Seirin apareció enfrente de los dos con la cara un poco irritada.

—¡Capitán!— Contestó rápidamente el Kouhai pelirrojo que desapareció esa mirada tímida de su cara, por la de un niño que estaba a punto de ser regañado.

—¿Te sientes bien, idiota? Espero que no estés mintiendo para no hacer nada, porque si no…— Alzó su dedo para señalarlo, mientras que Aomine no se movía para nada del lugar donde estaba cómodamente situado, incluso estaba tranquilo suspirando mientras su mirada se enfocaba a otra parte.

—Estoy bien— Contestó Kagami aun con algo de miedo, por lo que el de lentes, suspiro con un poco de enojo.

—¿Estas bromeando, maldito? Mira tu cara, demuestra que no estás bien y tú, ya que igual no estas ayudando en nada cuida a Bakagami, si te veo cerca de la pintura, juro que te daré un buen golpe que nunca olvidaras— Las palabras del capitán fueron claras tanto para el pelirrojo, como el ahora guardián de este, el moreno se sorprendió porque una persona que ni siquiera conocía le diera ordenes, pero si la condición era no hacer nada a lado de Kagami y no hacer nada, esas palabras eran bien que bienvenidas.

—¡Pero capitán!— Quiso hablar en defensa propia, pero igual contradecir las palabras de Hyuuga no iba a ser algo tan fácil, así que decidió quedarse callado luego que el capitán se volteó en medio de su caminata de regreso e irguió una ceja cerrando por completo la laringe del pelirrojo.

Kagami se despejo con su brazo del cuerpo del moreno al quien le dedico una mirada agria caminando hacia el otro extremo de la cancha.

"Trasero~"

De nuevo se detuvo sonrojándose de su cara, pero dando un suspiro antes de actuar como lo había hecho antes, prefirió caminar ignorando los pensamientos pervertidos del moreno un rato.

El pelirrojo se sentó apoyándose un momento en la reja, con las rodillas quedando a nivel de su mandíbula. En cambio Aomine, decidió tomar el balón y hacer un par de canastas para matar el rato.

Paso buen rato que Kagami no supo cuando se quedó dormido, hasta que su cuerpo estaba a punto de caer en el suelo, a no ser de Aomine que se percató del balanceo de su cuerpo, soltando violento el balón para sostener con su brazo la mitad del cuerpo de Kagami. Tuvo que sentarse a un lado del otro, porque su cuerpo no se dejaba de balancear y no iba a dejarlo tirado en el suelo. Sintió como la cabeza cayo en su hombro, mientras las hebras rojizas le acariciaban la cara.

"Y este es el karma, ponerme a tu lado, ¿Son las malditas cosas que tengo que pagar?"

La voz resonó como relámpago en la mente del pelirrojo que lo hizo despertar, pero evito abrir sus ojos y solo se quedó quieto un momento.

"En que maldito momento, ¿te fuiste a enamorar de este idiota? Igual no tienen nada de especial, míralo con esa… esa cara de ardilla mal nacida."

El pelirrojo no pudo evitar fruncir su ceño ¿A eso le llamaba estar enamorado? Vaya que el moreno fallaba en ello, se acomodó un poco en el hombro solo para volver a dormir e ignorar las palabras nada agradables de escuchar.

No escuchó nada más que el sonido de las cigarras del propio parque, por lo que la incomodidad lo mato y al abrir sus ojos lentamente encontró de nuevo los ojos azules fijados en su cara, por lo que tomó la cara de Aomine y la alejo de su cara, sin quitarse de su hombro.

—¿Qué rayos estás haciendo Ahomine? — Pregunto Kagami mirándolo desde su hombro con una voz ronca, no se iba a quitar de ahí, aun quería seguir durmiendo y el moreno era una buena almohada.

—Te estaba mirando— Kagami tragó un poco de saliva al ver que esas palabras habían salido de la propia boca del as quien se veía muy calmado por lo que acaba de decir.

—¿Eh?— No supo decidir otra palabra, ya que de por sí, lo que había dicho era algo confuso de escuchar.

—Bueno, Kagami tu cabello rojo no es algo que se vea siempre— Este respondió con un parpadeo y sin pensarlo más, quitó su cabeza del cuerpo del moreno, para mirarlo y tocar el cabello que le caía en la frente.

—¿Qué tiene de malo mi cabello?— Lo frotó con sus dedos volteándolo a ver curioso.

—Cuando le da el sol, se ve muy claro, Bakagami— El pelirrojo dejó de juguetear con su cabello, para poner los ojos en blanco.

—¿Solo eso Ahomine? No me estés mintiendo maldito— Kagami le advirtió con una mirada de molestia en su cara.

Aomine le indico con sus dedos que se acercara un poco a su rostro, lo que instantáneamente el otro le siguió la corriente para quedar enfrente de la cara del moreno.

"Lo que sea, adoro tu cabello"

Kagami arqueó sus cejas por la voz que resonó en su mente, hasta que sintió como la mano de Aomine le rodeo la cabeza con sus dedos que pasaron por las raíces de sus cortos cabellos, hasta que el impulso causo esa conexión en sus bocas, donde Aomine no perdió ni un segundo para empezar a devorar sus labios, el impulso de alejarse del moreno se dio como un clic, pero la mano que fuertemente lo apretaba a sus labios era el gran impedimento. Ninguno de los dos cerró los ojos, incluso Kagami no pudo evitar elevar la temperatura de su cara cuando Aomine empezó a succionar sus labios como si de un bebé se tratara.

"Tan delicioso, dame más"

Las cosas iban mal, Kagami en vez de repudiar las palabras fueron como un bloqueador para detener sus movimientos de alejarse del moreno, en cambio pudo sentir como el brazo se paso por la cadera por debajo de la camisa, acariciando la parte baja de su espalda ocasionando un tipo de choque eléctrico en ella.

"Quiero hacerte el amor"

Hasta un estúpido como Kagami entendía a que nivel llegaban esas palabras, y una fuerza enorme hizo empujar el cuerpo para caer chocando su cabeza en el pavimento del piso y aventar al moreno a la reja. "¿Qué demonios estoy haciendo? Y ¿Por qué me estoy dejando llevar por sus palabras?" El pelirrojo se tapó la mano con la boca con los ojos temblorosos, mientras Aomine se levantaba sobándose su cabeza que igual se había pegado con el duro alambre.

Solo le dio una pequeña mirada, la misma mirada como la de aquel partido.

"Eres un maldito, idiota, idiota, idiota, lo siento por ser tan idiota Kagami"

El moreno siguió su paso, pero Kagami no pudo evitar pararse rápidamente tomarle de la camisa y jalarlo, con la mirada en el suelo junto con esos ojos temblorosos.

—No… te vayas, no— El moreno le volteo a ver muy sorprendido, Kagami lento soltó la camisa, y se tapó la boca con su mano.

—Yo no te odio, no… no te odio por esto— Aomine abrió la boca para decir algo, pero la mirada, su mirada de confusión y culpa no se iba.

—¿Qué tonterías dices Kagami?— Kagami le quito la mirada de encima para voltear a otro lado y dejar continuar el paso de Aomine hacia la salida, no pudo evitar sentir rabia, pero aunque hablara y dijera lo que realmente pasaba iba a creer que le estaba haciendo un tonta broma.

—¡Dai-chan!— Pudo escuchar a la pelirosa gritar y ver cómo le siguió corriendo, se sentía mal, el tenia parte de la culpa, si él no le hubiera rechazado de esa manera las cosas hubieran salido de mejor manera, bueno no es que sintiera algo por Aomine, solo besarlo no se había sido asqueroso, al contrario.

Abrió los ojos casi saliéndole de sus orbitas, moviendo la cabeza para los lados para despejar un poco su cabeza revuelta de ideas.

—Kagami-kun— Kuroko apareció caminando hacia él, por lo que no le sorprendió del todo, le miro abatido por lo que había pasado.

—¿Peleaste con Aomine-kun?— El más pequeño recogió el balón y se lo entrego en las manos, a lo que el pelirrojo solo se quejó con un pequeño gruñido.


—Deja de bromear conmigo Dai-chan, es de mala educación dejar el lugar de la manera que lo hiciste— Con las manos en las caderas y moviendo un pie con desesperación le regaño la pelirosa al moreno que compraba una lata de refresco en una máquina expendedora, mientras metía las monedas por el orificio y seleccionaba el producto por los botones con figuras.

—No bromeó Satsuki— Se agachó para tomar el objeto, abrirlo y darle un primer trago tan amargo, el cual no supo que si era por el producto del gas contenido, o por el simple coraje que tenía contenido en su garganta.

—Si hubieras besado a Kagami-kun, ustedes se hubieran puesto a pelear, como es que me lo dice mi base de datos y tú tuvieras algún golpe en la cara… ¿Esperar besar?...— La chica rápido detuvo sus palabras, tomando un poco de saliva para mirar la cara del más alto con sus ojos palo de rosa totalmente confundida, tocando la frente de su cabeza para aclarar su mente por un rato.

En cambio el otro dio otro trago a la bebida, viendo como la chica se confundía por si sola con sus pensamientos.

"No sé por qué lo hice, incluso estoy un poco arrepentido" Se dijo a si mismo chasqueando y siguiendo su camino con los ojos llenos de arrugas por su cara de enojo.

—Espera Aomine-kun— ahora Momoi había cambiado su tono de voz, le hablaba por su apellido y eso no significaba buenas noticas —. Tú no puedes besar a Kagami… es Kagami, tu rival.

—No puedo creer que tantos años que me conoces y no puedes distinguir cuando hablo con la verdad o cuando miento— Aomine se volteó hacia ella, quien espero una sonrisa de burla en su cara, pero en cambio unos ojos serios azulados como la obscura noche se visualizaron en sus ojos, el moreno era más que serio, cosa que hizo abrir la boca de asombro por unos momentos a la chica.

—¿Estas bien? ¿Tienes fiebre?— Aun se negaba a la realidad, se levantó de puntas para tocar su frente por la diferencia de centímetros, pero Aomine alejo su mano con un golpe leve.

—Deja esto ya Satsuki— Se molestó más, por tener que pasar por esto, por el rechazo que estaba teniendo, por lo de Kagami, por todo "Maldita sea" pensaba una y otra vez.

—Pero Aomine-kun… eso quiere decir que ¿Te gusta Kagami?— El moreno pudo escuchar un poco apagado el tono de voz de la chica, sintiéndose un poco culpable con el mismo, no era idiota, sabía que era gustar, sabía lo que era el deseo, sabía que era cuando las cosas pasaban. Pero todo esto era diferente, era un sentimiento más fuerte, más doloroso aunque sonara muy cursi y estúpido a la vez, pero lo era. Apretó su quijada, arrugando su frente, cerrando sus ojos.


"No sé por qué lo hice, incluso estoy un poco arrepentido"

"Maldita sea"

El espectador número uno de los pensamientos era el pelirrojo, quien le pedía a su propio cuerpo que se callara por unos momentos y le dejara pensar con claridad. Estaba sentado a un lado de Kuroko, quien amablemente le miraba preocupado, no sabía qué hacer, respiraba agitadamente debido a la ansiedad, esa ansiedad.

Un hombre que no ocultaba la verdad, que siempre hablaba con la verdad, ahora escuchaba los pensamientos de otro hombre, un hombre quien realmente admiraba, el hombre que no hace unos segundos, minutos le había demostrado amor carnal.

—Mierda…— Los ojos celestes se asustaron por las palabras repentinas, del pelirrojo que tenía apoyado su frente en sus dos rodillas mientras abrazaba sus piernas, estaba ahí sentado con miles de preguntas, la luz que una vez le había encendido en un partido, la luz que realmente admiraba cargaba consigo una enorme sombra, pensamientos desconocidos que nunca debió haber escuchado.

Esa luz que era tan enorme, al igual de enorme era su obscuridad, y en esa obscuridad estaba envuelto el pelirrojo, ¿Qué era eso de que no lo odiaba? Tenía que odiarlo, tenía que odiar que otro hombre le besara, eso decía su naturaleza, no tenía por qué haber disfrutado de nada de eso, tenía que odiarlo, odiarlo con todas sus fuerzas.

"Kagami no me gusta"

Pudo escuchar las palabras, palabras claras, palabras que venían de Aomine que le dejaron por un momento perplejo con un líquido almacenándose en sus ojos, si hace unos momentos estaba apretando cada pequeño o gran musculo de su cara, ahora todo estaba en completa armonía, una ciega armonía.

—¡¿Entonces que fue esa mierda?!— Se levantó enfadado, con la sangre hirviendo, no pensaba nada, no pensaba claro, fue directo a la maleta, poniéndola en su hombro derecho empezando a caminar con un paso rápido, ignoro las miradas confusas de todos. No escucho ninguna voz, ninguna.

Huyo de la cancha siguiendo el camino, sintiendo la ira, sintiendo la terrible decepción, la burla de su vida, se sentía por un momento engañado. Hyuga rápidamente le siguió por detrás junto con Himuro, Teppei y Kuroko quienes estaban preocupados por la forma en que había gritado el pelirrojo, nunca lo habían visto de esa manera, nunca lo habían visto con esa cara homicida.


El moreno le había dicho la verdad a la pelirosa, quien se había quedado en silencio por unos momentos por la impresionante noticia, y ahora más que nada ella estaba confundida.

—¿Kagami?— Pudo notar la figura del pelirrojo, por lo que se quedó quieto por un momento y luego distinguió esa mirada.

Su reacción fue alegarse del puñetazo que se acercó a su mandíbula, después sus ojos se enfocaron en la maleta roja que salió volando a un lado mientras perdía el equilibrio, y escuchaba el grito de la pelirosa por el simple susto. Cayó de nuevo al suelo, apretando sus ojos por el peso que ahora recibía su cuerpo a nivel del abdomen, y el cuello de su camisa totalmente agarrado por dos fuertes puños, pequeñas gotas cayeron en su rostro moreno, lo único que pudo hacer es abrir los ojos con algo de precaución, hasta que todo fue claro.

—¡Tu hijo de puta! ¡Deja de hacer lo que se te dé la gana!— Aomine no pudo decir nada, se quedó callado al mismo que no entendía nada, ni siquiera el porqué de esas lágrimas.

Hyuga y Teppei lo alejaron, tomándolo de los brazos, mientras el más pequeño del grupo se acercaba al moreno para ver si estaba bien, pero la una mirada baja fue lo que encontró.

"Me odia, creo que es lo mejor"

¿Ser odiado por una persona era lo que quería? No sabía cómo se sentía el en esos momentos, se soltó del fuerte amarre de su senpais, recogió su maleta y se detuvo a lado del moreno que aún estaba en el suelo mientras el peliceleste se interponía entre los dos.

—Cuando aprenderás a dejar de…— Se detuvo antes de decir algo hiriente, y siguió su camino. Nadie lo siguió, todos se quedaron mirando al moreno que era acusado por ocho ojos que querían una explicación, más bien exigían una explicación. Se levantó sin ayuda.

—Me largo— Dijo para dejar en claro que no estaba de humor para ser un niño custodiado.

—¡Espera Aomine-kun! Deja de escapar, ve hablar con Kagami-kun, quiero que le digas todo lo que me acabas de decir— Le reclamó, incluso sonó como si le gritara enojada cosa que incluso Kuroko y él se impresionaron de escuchar.

—¿Qué mierdas Satsuki?— Se burló sacando una risa sarcástica de su boca junto unos ojos casi a punto de explotar por lo rojo que estaban.

—Kagamin también merece explicaciones, quizás estaba enojado por eso, así que no me importa, Madre no te abrirá la puerta de tu casa si no vas y hablas con él en este momento— Saco su teléfono celular buscando el número de la madre de Aomine, con una expresión seria en su cara.

—Tú no te atreverías— Se bufó el moreno de la acción, por lo que la chica frunció el ceño.

—Puedo contarle toda la historia a madre y veras como acabas el día de hoy— El moreno le miro con cara de querer asesinarla, y aunque Kuroko no entendía a donde iba todo esto, se puso enfrente de la chica con una mirada serena.

—¿Nunca se te ha dado hablar, verdad? Pero Kagami es alguien quien no entiende con acciones— El moreno chasqueo por que el pequeño siempre daba en el clavo, no importara lo que fuera, comenzó a caminar con la cabeza hecha un asco, con la mirada confusa de todos los demás, y tratando de componer sus ideas, sus palabras, nada de esto se le haría fácil.


Espero que con la actualización no haya matado sus esperanzas del fanfic, me gustaron muchos los comentarios que dejaron, me dedicare a contestarlos más tranquilamente.

Quiero anunciar, sé que muchas esperan el final de "Solo otra vez y actualización de "Par de Ángeles" por lo que me comprometo a subir uno de estos dos al final de este mes o puede que tenga la suerte que los dos (pero lo dudo). Si no han leído estas historias, pueden pasar a echarle el ojo.

No olviden dejar sus reviews que alimentan a que yo esté aquí, quiero aclarar que no crean que voy abandonar ningún proyecto, nunca haría eso.

El tiempo nunca me es suficiente.

Hasta la próxima actualización.