Buenas, aquí aparezco con otra historia de DnA. Esta vez es una historia de universo alterno, donde las personas nacen marcadas y encuentran a su pareja por medio de ésta.

Espero les guste y que me comenten sobre ella.

Parejas: Miyuki x Sawamura; Sanada x Raichi y menciones de otras, pero esas son las dos principales.

M por vocabulario y seguridad.

Ojo: Si bien la historia comienza un poco similar a la original, no quiere decir que vaya a seguir la misma línea. Solo me inspiré en ella para tomar un impulso. No esperen que vaya a ser igual.

Disclaimer: Los personajes de DnA no son míos; pertenecen a Terajima Yuji .


¿Tiene que ser él?

Desde tiempos antiguos, los humanos han sido destinados a encontrar su alma gemela por medio de las marcas que traían desde su nacimiento.

Se dice que la marca con la que nacen, es igual, pero cuando encuentran a la persona destinada, esta toma otra forma, convirtiéndolas a ambas en un par igual.

Sin embargo, el nuevo estudiante que llegaría a la escuela Seido en Tokio, no se sentía preparado para su intercambio escolar. Ya que de ahora en adelante viviría bajo el techo de esa institución.

Durante su estancia en su vieja y pequeña ciudad, a los quince años aún no había encontrado esa persona 'especial', por lo que el traslado lo tenía muy nervioso e inseguro; dado a que siempre pensó que su vieja amiga Wakana sería su otra mitad.

Se supone que las personas al haber cumplido los quince años de edad, han encontrado, en su mayoría, a la persona que se convertiría en su media naranja.

No obstante, Sawamura ya había cumplido esa edad y hasta entonces, su marca no había cambiado. ¿Qué tal si cambiase cuando llegase a Seido y conociera una persona de su desagrado? Él siempre le había guardado un afecto especial a su amiga, por lo que siempre pensó que ella sería la correcta, pero su marca no cambió cuando cumplió los quince. Ni siquiera cambió cuando conoció al resto de personas de su diminuto pueblo.

Se sentía frustrado y nervioso. No sabía qué esperar y tan solo esperaba que simplemente la transformación de su marca apareciera cuando volviese a su pueblo, con su amiga.

"¿Por qué tan nervioso, Eijun?" Preguntó la profesora que iba junto a Sawamura en el tren. Ella notó que el chico no solo se comía las uñas de las manos, sino también sus constantes cambios de lugar en el asiento.

Él carraspeó la garganta, desviando la mirada. "...Hmm tan solo me preguntaba cómo serán mis nuevos compañeros..."

"Seguro son algo que no esperas, pero no son malos. Así que tranquilizate." Ella sugirió con una ceja alzada.

El estudiante tan solo asintió, manteniendo su vista desviada. Para él no era necesaria su presencia, pues solo lo comprometía con sus padres. Ella era una conocida de ellos y sabía que todo lo que él hacía seguro ella se los contaría.

Después del trayecto del tren, ambos finalmente llegaron a la escuela. Eijun quedó asombrado al ver el gran edificio, no era nada comparado con la escuelita donde estudiaba.

La profesora sonrió de lado al ver su reacción.

"Pft, no es gran cosa." Dijo con disimulo, dándose la media vuelta.

"Si tu lo dices." Ella susurró. "Así que ve a las gradas a esperar, iré por la llave de tu habitación a la Dirección Escolar." Agregó al ajustarse los lentes.

"Bien." Él contestó, viéndola marcharse con el rabillo del ojo.

Aprovechó su ausencia para estirar los brazos y piernas, y así echar un vistazo a la escuela. Con cada paso que daba, se emocionaba. Todos los estudiantes parecían muy animados y los pasillos eran más amplios que los de su escuela, así como las amplias aulas, zonas verdes y canchas deportivas.

En su recorrido, algo le llamó la atención. A lo lejos podía escuchar un sonido familiar, era el sonido de la pelota de béisbol chocar contra un bate. No dudó ni un segundo en dirigirse hacia donde provenía el sonido, puesto que quería echarle un vistazo a quienes serían sus futuros compañeros de clases.

Él había venido a estudiar exactamente con el propósito de pertenecer a un buen equipo de béisbol, y por fortuna sus padres conocían a la profesora que le había traído, ya que ella trabaja aquí y sabía que Sawamura sería un excelente prospecto para el equipo. Ya que había visto en él un talento poco común.

Sin embargo, cuando Sawamura estaba a punto de entrar a una de las canchas, sintió su espalda arder. Era el lugar donde tenía su marca, aparentemente su otra mitad estaba cerca. Se alejó inmediatamente, yendo hacia uno grupo de arbustos que estaban a un costado de la cancha. Se agachó, tirando de sus cabellos, no podía creer que su otra mitad estuviera aquí ni mucho menos donde solo había un grupo de hombres.

No lo podía creer, ni asimilar. ¿Por qué justo en el primer día? Su marca realmente ardía y sabía que no solo le estaba sucediendo a él en ese momento.

Se hizo camino entre los arbustos al arrastrarse y asomar su rostro con disimulo. Buscó con sus orbes cafés a la susodicha naranja.

En ese instante, un efímero recuerdo vino a él:

"Cuando encuentres a tu otra parte, será inevitable enamorarse y la marca de tu espalda tomará otra forma, así también la de la otra persona. Y así, los dos estarán juntos para siempre." Dijo la madre de Eijun cuando él tenía doce años.

"¡Patrañas!" El apenas adolescente escupió. "¿Inevitable? ¿Para siempre? ¿Y qué tal si soy yo quien elijo con quien quedarme?" Agregó refunfuñando, en ese momento no se podía imaginar separado de su amiga, porque muy en su interior sabía que existía la posibilidad de que fuera así.

La madre de Eijun esbozó una sonrisa y le propinó unas palmaditas en la cabeza. "Ya verás..." Musitó bajo su aliento.

Eijun sacudió la cabeza, no quería creer en aquellas palabras. Su madre simplemente no podía tener la razón.

"Debe ser alguien nuevo." Dijo alguien en voz alta.

"Cierra el pico, Kuramochi." Replicó un chico que tenía gafas.

Eijun puso atención al escucharlos hablar y dirigió su vista hacia ellos.

Había un catcher y un bateador hablando muy cerca. Al parecer se habían separado del grupo y estaban muy cerca de Eijun, al otro lado de la maya.

"¿Puedes callarte por un instante?" Preguntó el de lentes, soltando un suspiro.

"Ja ja, no." Dijo el otro muy burlón.

"Tsk, no le veo. Me pregunto si es hombre o mujer."

"Lo más seguro es que sea hombre, dado que las chicas que hacen la limpieza, vienen hasta el final del entrenamiento."

"Eso mismo pensaba, pero..." El chico miró a lo lejos, sin poder divisar nada. "Arde, y eso significa que está cerca y presumo que el muy idiota cobarde se está escondiendo."

A ese comentario, Eijun rechinó los dientes. Desde ya le estaba llamando idiota y cobarde, tenía que verle la cara.

Se aproximó con mucha cautela, finalmente sus ojos contemplaron al quien sería su futura pareja. Se maldijo a sí mismo por dentro, porque el chico era muy atractivo y a eso había que agregarle el buen cuerpo que se manejaba. Por debajo de esa camisa blanca, sucia y sudada, podía notar un buen abdomen marcado.

No lo podía creer, ¿acaso le estaba empezando a gustar? ¿Un imbécil que le insulta desde antes de conocerlo? Sawamura quería tirarsele y golpearlo, pero por el momento no quería ni mirarlo, ni por muy bueno que luciera.

Minutos después los vio alejarse, fue entonces que decidió marcharse de allí e ir al lugar de encuentro con la profesora.

No la tuvo que esperar tanto, porque en menos de dos minutos ella ya estaba de regreso.

"Bien Eijun, esta es tu llave, así que cuidala." Dijo al entregarle la llave, aunque notó un cierto desdén en su alumno.

"G-gracias... la cuidaré." Dijo de forma casi cortante, sin hacer contacto visual.

Ella se retiró con un hálito de preocupación, pero no iba a cuestionar a un adolescente por sus dudas existenciales.

Frustrado y un tanto decepcionado, Eijun buscaba su habitación de forma cabizbaja. De repente, su cabeza se topó con una pared de músculos. Reaccionó sorprendido y apenado se disculpó.

"N-no miraba a donde iba... lo siento." Dijo al hombre de cabellera rizada.

"No importa. ¿Acaso estás perdido?"

"Mhmm quizás." Respondió con mejillas ligeramente encendidas.

"Noto que eres nuevo, no llevas el uniforme puesto."

"¿Ah? Sí..."

"Entonces ven, te llevaré a los dormitorios."

"¿Eh? Claro, gracias."

El de mayor estatura asintió, sonriendo levemente. "Puedes llamarme Chris, ¿cuál es el tuyo?"

Sawamura empezó a andar a la par, mirándole desde abajo. "Sawamura Eijun y tengo dieciséis años."

"Ya veo, entonces soy mayor que tú."

"Oh, así que eres mi superior."

Chris se encogió de hombros. "¿Ya están tus cosas aquí?"

"Sí, ayer llegaron. Espero que nadie haya desempacado algo."

Chris volvió a asentir.

"O-oye, por cierto..." Cortó sus palabras, no sabía si era buena idea preguntar.

Chris volteó su rostro, pestañeando con curiosidad. "No tengas pena. Pregunta lo que quieras, después de todo eres nuevo."

Eijun no pudo evitar rascarse la cabeza en su nerviosismo. "Bien, verás... ¿Conoces a un tipo que usa lentes?"

El castaño alzó una ceja. "En la escuela hay muchos tipos que usan lentes."

Eijun se sintió un total idiota. Se pasó una mano a través del rostro. Deseaba golpearse a sí mismo por hacer preguntas obvias. "Q-quise decir, un tipo con gafas en el equipo de béisbol. Usa una pañoleta en la cabeza y es castaño."

"Sé muy bien quien es. Supongo que te refieres a Miyuki Kazuya, el catcher oficial del equipo."

"¿Ah?" Sawamura se quedó boquiabierto y sin habla, eso no se lo esperaba.

"¿Por qué la sorpresa?"

"N-no... Por nada."

Chris tan solo volvió su mirada al frente sin cuestionar más.

Un silencio incómodo hubo entre los dos, pero resultó más incómodo para Eijun que para el otro.

En un pequeño lapso de tiempo ambos llegaron al edificio. Chris miró al menor con ojos inexpresivos. "Henos aquí, es un solo edificio para los béisbolistas."

"Ah, claro. Gracias." Agradeció al agachar la cabeza varias veces. "Siento haberte molestado."

"No hay problema, después de todo ahora eres o serás nuestro nuevo compañero de equipo."

Las mejillas de Eijun se tiñeron de un suave color rosa, había alguien en esta escuela que le estaba tomando en cuenta desde el primer día y eso le reconfortaba.

"C-claro, señor."

Chris frunció el entrecejo. "No exageres."

"Ah, sí, lo siento."

El otro suspiró, metiéndose ambas manos a los bolsillos. "No importa. Nos vemos luego." Respondió antes de pasar de largo.

Eijun le siguió con la mirada, fascinado con la actitud de Chris. Parecía distante y confiable. Muy genial, obviamente lo contrario de Kazuya. En ese momento pensó en su nombre. Era muy genial para pertenecer a un idiota.

Gruñó para sí antes de sacar la llave y ver el número de habitación que le correspondía.

Después de haber buscado la recámara por unos minutos, entró a ella con cautela.

El cuarto estaba vacío afortunadamente, respiró hondo para tranquilizarse.

Desempacó sus pertenencias y arregló la cama de su litera, una de las que no tenía sábanas ajenas.

Se sentó sobre ella para descansar si quiera unos minutos. Sin embargo, el rostro de Miyuki apareció en su mente. Sacudió la cabeza para olvidarlo, pero no podía. Su rostro se había alojado en su memoria. De un momento a otro, sus ojos se posaron en el espejo. Fue hacia él, vacilante, se despojó de la camisa y vio la esquina superior de su espalda. Allí estaba su marca, la cual había tomado otra forma. De ahora en adelante ya no ardería cuando viera a Miyuki, pues ya había cumplido su propósito.

Ahora estaba seguro que su amiga de la infancia no era para él, ni viceversa. Él mismo había construido castillos en las nubes.

Y lo peor era que en el instante que vio a Kazuya, comenzó a sentir algo más grande de lo que pudo haber sentido por Wakana. No podía creer que su madre tenía razón. Y si tan solo Miyuki no fuera un idiota, tal vez sería más fácil de asimilar. Aunque quizá lo estaba juzgando antes de tiempo.

Un sonido en la puerta interrumpió su divagación frente al espejo, rápidamente se puso la camisa, no iba a permitir que alguien viera su marca, al menos no todavía.

Sawamura se quedó quieto al ver a sus dos compañeros de habitación, pero casi le da un ataque de nervios al ver que uno de ellos era el que acompañaba a Kazuya. Definitivamente lo descubriría porque era el chico nuevo de la escuela.

"¿Eh? ¿Otro nuevo?" Dijo Kuramochi al ver a Sawamura

'¿Otro?', pensó Eijun. Era su día de suerte, eso distraería a su compañero de cuarto por el momento.

"No te quedes allí como si hubieras visto un fantasma. Habla." Dijo Kuramochi al aproximarse. Le dio un golpe en el pecho como bienvenida.

"Ouch... " Se sobó el pecho.

"No vayas a llorar." Bufó Yoichi. "Como sea, soy Kuramochi Yoichi y él es Masuko Toru" Señaló al de mayor estatura.

Sawamura gruñó bajo, pero no podía devolver el golpe cuando es el chico nuevo en la habitación, ni mucho menos replicar. Se limitó a asentir hacia su otro compañero como señal de respeto.

"Soy Sawamura-"

Yoichi cortó las palabras de Eijun. "Ya sé quien eres, Chris nos habló de ti."

Eijun esbozó una pequeña sonrisa ya que Chris había recordado su nombre.

Yoichi fue hacia su cajón y de allí sacó un nuevo y limpio cambio de ropa.

Sawamura al verlo, recordó a Miyuki otra vez. "Ehm..." Eijun se acercó al pie de la litera de Kuramochi. ¿Y quién es ese otro chico nuevo?"

Yoichi volteó a velo y luego a su otro compañero, el cual ya tenía en mano dos cubetas con accesorios de ducha.

"¿Ah?" Yoichi se dio la media vuelta, con una sonrisa ladina. "¿Acaso tú eres la otra parte?" Yoichi no era torpe, se percató que es pregunta tenía otra intención.

Toru no dijo nada, pero miró al nuevo chico con un poco de asombro.

La mente de Sawamura quedó en blanco momentáneamente. Dio un paso atrás negando con la cabeza vigorosamente."N-no, para nada."

Yoichi rió. "¿Y cómo sabes a lo que me estoy refiriendo?"

"Yo no sé."

Kuramochi estrechó su mirada. "¿Sabías que... Masuko... Un día como hoy la marca definitiva de Miyuki apareció durante el entrenamiento? Me pregunto quien será su otra mitad..." Canturreó, provocando al novato. "¿Será el chico nuevo Furuya o...?" Carraspeó al acercarse lentamente hacia Sawamura.

"¿AH? No me confundas. Mi marca apareció desde hace tiempo... Mi amiga y yo..." Eijun apenas dijo, no sabía ni como explicar o engañar a su nuevo verdugo.

"Hmmm... No te creo, pero por el momento te compraré tu excusa." Kuramochi río y Toru tan solo asintió.

"Así que es hora de darte la bienvenida." Alzó la voz.

Eijun puso los ojos como platos, porque al momento de finalizar la oración, Yoichi se le tiró encima, acto seguido de hacerle una llave de lucha libre.

Sawamura se quejó ante el dolor, pero era mejor distraer al otro con eso, que continuar con el interrogatorio. Y para colmo, en ese momento Yoichi no olía nada bien.

Aunque por el momento, Yoichi y compañía le mostrarían la escuela después del baño. Así también como ponerlo al día con algunas curiosidades.

Eijun no sabía qué esperar para el siguiente día. Tan solo sabía que el otro alumno nuevo Furuya sería su salida de escape ante cualquier duda, a sabiendas que no duraría por mucho tiempo.


Finalmente el primer capítulo. Esto apenas comienza, el calvario de Eijun apenas comienza. xD Aunque el primer capítulo no haya sido tan largo, espero les haya gustado. Espero sus comentarios también. uwu

Gracias por haber leído. Nos leemos en el siguiente.