Capítulo 13

No había necesidad de entrar en pánico. Sí, era cierto que había sido una verdadera sorpresa enterase de que elfo que había sido su amigo cuando vivía con su familia, allá, tan lejos de Erebor, era en realidad un rey. Y aunque se había entristecido un poco al darse cuenta de que él le había mentido, no era momento para pensar en esas cosas.

Finalmente, Thranduil y los elfos que iban detrás de él, estuvieron frente a Thorin. El rey de los elfos se las ingenió para inclinar ligeramente la cabeza frente a su anfitrión.

-Rey Thorin -dijo, secamente, lo que hizo mucho más evidente para Bilbo todo el historial de problemas que debía de existir entre los dos.

-Rey Thranduil -fueron las palabras de Thorin, quien apenas se las arregló para suprimir un gruñido.

-Espero que esta invitación sirva para que las relaciones comerciales y políticas entre nuestros reinos mejore -soltó el elfo, haciendo aquello lo más amable que podía.

-Esa es la idea -replicó el enano secamente. Bilbo giró la cabeza discretamente para observar las reacciones de Dis; ella no se veía tensa, incluso parecía que comenzaba a sonreír un poco. Tal vez, para ellos dos, aquello era lo más civilizado que podían llegar a ser, entonces, suponía que las cosas no iban tan mal.

No tenían por qué ir mal, ¿verdad?

Por supuesto, siempre se equivocaba, sobre todo en ese tipo de situaciones. En realidad, el problema comenzó debido a que Thranduil, mientras trataba de hablar con Thorin, no paraba de observar a Bilbo, pero el hobbit no fue el único que notó esto. El rey de los enanos comenzó a fruncir el ceño cada vez más, conforme las miradas del elfo se hacían más frecuentes e insistentes. Y Bilbo se vio obligado a tratar de ignorarlo. Thorin volvió a tomar su mano entre las suyas y Dis parecía que comenzaba a sufrir un dolor de cabeza en esos momentos.

Sin embargo, el instante pasó, y Thorin ordenó a los guardias que les mostraran sus habitaciones a los elfos. Thranduil parecía querer decir algo más, pero, afortunadamente, ninguna palabra salió de sus labios al respecto. Pronto, el salón estuvo vacío, salvo los miembros de la familia real y Bilbo, quien ahora parecía que se encontraba en problemas, ya que el rey se había levantado de su trono y lo miraba fijamente con el ceño fruncido. Se cruzó de brazos, pero antes de que pudiera decir algo, el hobbit suspiró y logró tomar su mano nuevamente.

-Ven, tenemos que hablar.

Y aunque Thorin no se veía muy feliz, siguió a Bilbo hasta su habitación sin decir una palabra. Una vez en la habitación el hobbit cerró la puerta tras ellos y comenzó a explicarle cómo es que había conocido a Thranduil. Por supuesto, eso no sirvió para mejorar el humor del enano.

-No te dije... no le dije a nadie porque nunca pensé que se trataba del mismo elfo; él me había dicho que sólo era uno de los guardias del rey -explicó el hobbit.

-Te mintió -gruñó Thorin, como si ese fuera el más deshonroso de los crímenes.

-Sí -coincidió el hobbit.

-No me gustó cómo te miraba hoy... no creo que él haya sentido por ti sólo amistad -comentó Thorin, pero conforme las palabras iban saliendo de sus labios, él enano parecía cada vez más molesto-. Si él se atreve a tratar de...

Bilbo puso los ojos en blanco y negó con la cabeza, por un momento se sintió como Dis, sólo que ella había tenido que lidiar con este tipo de comportamientos mucho antes que él.

-Thranduil y yo sólo éramos amigos y, sinceramente, no creo que él me vea como algo más que eso -comenzó, tomando a Thorin del brazo y obligándolo a sentarse sobre la cama. El enano gruñó en respuesta, como si no estuviese muy convencido. El hobbit suspiró y se sentó sobre el regazo del rey, puso los brazos alrededor de su cuello y sonrió.

-Estás tratando de calmarme -dijo, no era una pregunta, simplemente una observación. Pero Thorin no parecía molesto, sino curioso. Al parecer estaba funcionando, porque sus manos se colocaron inmediatamente en la cintura del hobbit y lo acercaron más hacia él-. Eso es injusto.

-Y... aunque Thranduil me quisiera como algo más, lo cual es ridículo y absurdo, ¿acaso piensas tan poco de mí como para creer que yo te traicionaría? -preguntó Bilbo, haciendo una mueca, parecía herido ante aquella perspectiva.

Fue en ese momento en que Thorin se rindió completamente y su enojo se evaporó para dar paso a una expresión alarmada.

-No, por supuesto que no... es sólo que...

Pero el hobbit no lo dejó continuar.

-Es que, como nosotros los hobbits no tenemos Ones, por eso crees que yo podría cambiar de parecer fácilmente... ¿Crees que nosotros no podemos amar tanto como ustedes?

-No, Bilbo... yo, lo siento, no quise decir... es sólo que me aterra la posibilidad de perderte. Pasé mucho años sin ti, buscándote, y ahora que te encontré no quiero que te alejes de mí, no puedo vivir sin ti -soltó Thorin y su expresión se había convertido en algo tan vulnerable, que el corazón de Bilbo no pudo evitar reaccionar ante ello.

Le dio un rápido beso en los labios.

-No pienso irme a ningún lado -le aseguró.

El enano mantuvo su rostro cerca del suyo y lo miró directamente a los ojos.

-No puedo evitar... ya debes saber que los enanos somos muy...

-¿Posesivos y celosos? -Bilbo arqueó una ceja hacia él, pero sonrió.

Thorin asintió y el hobbit lo volvió a besar, sólo que esta vez en la mejilla.

-Creo que me puedo acostumbrar a eso -dijo, después de un rato-, pero debes tratar de controlarte... Sabes que el reino necesita la alianza con los elfos y los hombres. Inténtalo, por mí.

Aunque no parecía estar de acuerdo con la idea, el enano pareció asentir al final.

-Y probablemente tendré que hablar con Thranduil pronto... pero puedes estar conmigo cuando tenga que hacerlo -prometió el hobbit-. Pero debes tratar de controlarte.

-De acuerdo -gruñó Thorin, quien se veía un poco molesto ante la idea de que su hobbit se volviera a acercar al rey de los elfos, pero no discutió más. Y a Bilbo le pareció tan encantadora la forma en que trataba de reprimir su ceño fruncido que no pudo evitar acercarse a él una vez más y besarlo nuevamente. Inmediatamente, sintió que los labios de Thorin se curvaban en una sonrisa, antes de que el enano le correspondiera completamente a aquel beso.

Era una forma placentera de terminar una discusión, pensó Bilbo. Ya que las manos de Thorin se cerraron con más fuerza en torno a su cintura y el enano hizo lo posible por acercar a su hobbit lo más que podía a su cuerpo. Bilbo experimentó inmediatamente aquella agradable sensación cálida que lo recorrió cuando sintió a su enano tan cerca de él.

-Espera -dijo de pronto, interrumpiendo el beso, lo cual causó que Thorin volviera a gruñir, frustrado. Requirió toda la fuerza de voluntad de Bilbo para no reírse ante aquella reacción. Metió una de sus manos en el bolsillo de la izquierda y sacó el anillo que pertenecía a su madre. De pronto se sintió algo nervioso e inseguro y notó que sus mejillas comenzaban a calentarse-. Yo pensé... había leído en el libro que me regaló Dis que tengo que darte algo que haya pertenecido a mi familia así que pensé en esto...

Y entonces le explicó rápidamente, casi entre balbuceos cómo era que su madre había adquirido ese anillo y por qué significaba tanto para él. Thorin había elegido ese momento para quedarse completamente mudo, lo cual sólo puso más nervioso al hobbit.

-Si no te gusta... es decir, no es necesario que te lo pongas... en realidad yo puedo pensar en otra cosa -pero se interrumpió cuando el rey tomó el anillo y lo colocó en el dedo anular de su mano derecha. Le quedaba perfecto. Se inclinó hacia él y colocó su frente en la de su hobbit.

-Gracias -fue todo lo que dijo y Bilbo supo, por el brillo en sus ojos, que hablaba con sinceridad-. Me gustaría casarme contigo mañana mismo, pero a la vez quiero darte el lugar que te mereces y seguir mis tradiciones al pie de la letra. Después de todo pronto serás el Consorte del rey.

-A mí lo único que me interesa es estar contigo -admitió el hobbit-. Pero también creo que lo mejor es esperar.

Thorin asintió y se acercó otra vez a él para besarlo, sin embargo, alguien tocó a la puerta. Ambos se detuvieron al escuchar la voz de Dis del otro lado.

El rey gruñó, Bilbo, en cambio, no pudo evitar soltar una risita.

-¿Cómo es que siempre se las arregla para interrumpir en el momento más inoportuno? -preguntó el enano, frustrado. Tomó a Bilbo de la cintura y lo colocó suavemente a un lado de él, en la cama.

-Es un don, probablemente -comentó el hobbit, todavía divertido por la situación.

-Yo creo que es más bien una maldición, por lo menos para mí -replicó Thorin y se puso de pie para dejar pasar a su hermana. Bilbo tuvo que explicar todo nuevamente todo lo que le había dicho a su prometido acerca de Thranduil.

Sólo que Dis no reaccionó como lo había hecho su hermano. Después de pensarlo un poco, pareció que la noticia la alegró.

-Bilbo, creo que le vas a hacer mucho bien a este reino, y aún no has sido coronado como el Consorte de mi hermano -comentó ella, sonriendo-. Que seas amigo de los dos reyes, puede hacer las negociaciones mucho más diplomáticas, ya que, sabes, mi hermano no es muy bueno con eso de llevarse bien con otros...

Thorin gruñó y Bilbo lo tomó de la mano para tratar de calmarlo, aunque no se veía tan molesto como lo había estado horas antes.

-Lo sé -dijo, pero sonrió con cariño cuando su mirada se encontró con la de su enano, Thorin no pudo evitar corresponder a su sonrisa.

-Y en cuanto a ti, hermano -comenzó la princesa y era turno de Thorin para poner los ojos en blanco-. No, no pongas esa cara que sabes perfectamente que tengo la razón.

-Siempre tienes la razón, al parecer...

-Exactamente, por eso debes escucharme: trata de controlar tus celos... se que esta situación te va a volver un poco posesivo, pero piensa en las necesidades de tu reino primero y trata de, por lo menos, ocultar esos sentimientos -finalizó Dis.

Thorin asintió, aunque con una expresión de pocos amigos en el rostro. Bilbo se puso de puntitas para darle un beso en la mejilla, inmediatamente el humor del enano cambió, le dirigió una sonrisa a su hobbit.

Dis observó aquello atentamente.

-No tienes idea de lo mucho que agradezco que hayas llegado a nuestras vidas Bilbo, creo que yo sola no podría con todo esto.