Bueno, bueno, bueno aquí os dejo el último capítulo. ¡A disfrutarlo!


- Te quiero – susurró Emma contra los labios sensibles de Regina.

- Te quiero – dijo Regina con una sonrisa antes de volver a lanzarse a los labios de la rubia con una intensidad renovada.


3 meses después…

- Henry y yo queremos dos sándwiches de queso fundido con un refresco – dijo Emma con una sonrisa.

- Yo una ensalada de pollo con queso a la plancha y agua – dijo Regina.

- Enseguida os lo traigo chicas – dijo Ruby mientras desaparecía dirección a la cocina.

- Me encanta que comamos en Granny's, no es que no me guste lo que cocines mamá –dijo Henry rápidamente haciendo reír a la rubia – pero me gusta pasearme con vosotras ahora que somos una familia.

- Si eso te hace feliz – dijo Regina que estaba sentada a su lado – lo haremos todas las veces que quieras y siempre que quieras.

- A mí también me hace feliz – dijo Emma sentada en el otro banco enfrente de los dos morenos. Regina le cogió una mano por encima de la mesa y depositó un beso tierno sobre sus nudillos. Se perdieron mirándose a los ojos como tantas veces les había pasado, en esos momentos solo existían ellas, el universo se paraba. Emma se levantó del asiento y se acercó para besar a Regina, pero antes de llegar a sus labios la voz de Henry llegó a sus oídos y rompió el momento en pedacitos.

- Si vais a poneros babosas, voy al baño – dijo con un tono molesto, le incomodaba que sus madres se comportaran como adolescentes dirigidas por sus hormonas. Se levantó y se fue al baño dejándolas solas.

Cuando Henry desapareció para ir al baño, Emma acortó la distancia entre ella y Regina y la besó en los labios, rápidamente la morena deslizó una mano en la nuca de la rubia para prolongar el contacto y besarse con más pasión. No se dieron cuenta de que en la pequeña cafetería de la abuela Snow y David y habían hecho acto de presencia en la cafetería hasta que Henry que había salido del baño corrió hacia ellos para abrazarlos. Las dos mujeres se separaron y Emma miró por la ventana para no cruzar su mirada con la de sus padres. Sabiendo de antemano que ellos tendrían una expresión de desagrado de la situación.

- ¿Aun no has hablado con ellos? – le preguntó Regina tomándole la mano por encima de la mesa.

- No… con nuestra última conversación tuve bastante. – respondió la rubia sin mirarla.

- Emma… cielo… ya sé que lo que hicieron estuvo mal, pero tienes que perdonarlos, son tus padres…

- Son ellos los que deberían pedir disculpas Regina, ¡me prohibieron estar contigo, intentaron apartarte de mí! Yo no pienso pedir disculpas por enamorarme de ti, si no quieren aceptar que te amo no es mi problema…

Se quedaron en silencio hasta que Ruby trajo la comanda y Henry volvió a ocupar su lugar al lago de la morena. Comieron ignorando la presencia de Snow y David sentados dos mesas más allá que no paraban de mirar hacia la mesa que ocupaba Emma, Regina y Henry. Al acabar Emma y Henry salieron primero, la rubia ni miró a sus padres y el chico se despidió se acercó a la mesa que ocupaban los padres de su pareja recibiendo una mirada de que no era bien recibida, miranda que la alcaldesa ignoró completamente.

- Creo que este enfrentamiento que tenéis con Emma debe terminar – habló Regina con tono firme.

- Acabará cuando la dejes – dijo Snow con una mirada reprochadora – Lo hará de todas formas, pero si lo haces tú le ahorraras sufrimientos…

- No voy a dejar a Emma. Jamás. Eso que os quede claro a los dos. La amo más que a mi vida…

- ¡No digas eso! ¡Es mentira! – la interrumpió una Snow colérica levantándose para quedar a la altura de la morena – No te atrevas a decir eso, solo quieres hacernos daño, otra vez, estoy segura de que es algún plan retorcido para volver a quitarnos a nuestra hija y alejarla de nuestros brazos…

- No Snow – dijo Regina avanzando hasta quedar más cerca de la pequeña morena – los únicos que alejáis a Emma sois vosotros con esta actitud infantil.

- ¡No te atrev…!

- ¡SUFICIENTE! – gritó Emma que había entrado en la cafetería en búsqueda de su pareja al ver su tardanza – Regina tiene razón Snow… los únicos que me alejáis sois vosotros. No voy a dejarla, es lo mejor que me ha pasado en toda mi vida. Solo pido que lo aceptéis, ya sé que puede parecer chocante pero es lo que mi corazón me dice. Podéis aceptarlo y viviremos felices juntos o no hacerlo y perderme. Ahora, Regina y yo nos vamos. – añadió cogiendo la mano a la morena arrastrándola fuera.


- ¿No crees que las hemos juzgado demasiado pronto? – preguntó David mientras se sentaba en un taburete a espaldas de Snow. – Regina parecía sincera, parecen felices…

- Para. – le interrumpió Snow – No pueden estar juntas… Ella es la Reina Malvada y nuestra hija la Salvadora. Son incompatibles…

- Son las dos caras de la misma moneda – le interrumpió David – Yo pienso darles una oportunidad. – dicho esto el antiguo monarca subió las escaleras para ir al dormitorio dejando a una Snow muy enfadada en la cocina.


4 días más tarde…

- Mi padre hoy me ha perdido perdón… – declaró la rubia mientras enjabonaba la espalda de la morena.

- ¡Emma, eso es maravilloso! – declaró Regina feliz por la noticia, se giró en los brazos de la rubia que la sujetaban en la amplia bañera para darle un pequeño beso en los labios – estoy muy contenta de que al fin todo vaya bien entre vosotros.

- Yo también, pero no puedo decir lo mismo de mi madre… – continuó la Salvadora. Regina levantó una ceja incitándola para que continuara – él… me ha dicho que Snow sigue sin aceptar lo nuestro y que no sabe si algún día lo hará… - concluyó bajando la mirada llena de desilusión.

- Lo hará mi amor, ya lo veras… al final lo aceptará como tu padre -dijo Regina levantándole la barbilla con dos dedos y depositando un beso tierno y reconfortante.

- Te quiero –dijo Emma antes de besarla con pasión desmedida haciendo gemir a la morena.


9 días más tarde…

Emma hacía ya más de 20 minutos que observaba la fotografía que estaba encima de su mesa: en ella aparecían Henry, Regina y ella misma un sábado que habían decidido que hacía el tiempo perfecto para hacer un picnic en el jardín de la mansión. Henry cogía la cámara y en segundo plano aparecían ellas dos dándose un beso en los labios. Se echó a reír al recordar la cara que había puesto al ver la foto.

La sheriff no se había dado cuenta de que Snow había entrado en la comisaría y la observaba atentamente. Había tenido tiempo para pensar en la relación que mantenían su hija y Regina, sabía que no le agradaba, pero… ¿Era capaz de aceptarlo para la felicidad de su hija?

- Emma… - dijo en un susurro haciendo que la rubia se sobresaltara - ¿Podemos hablar?

- Sí… sí, claro… siéntate.

- Vengo a hablar contigo… quiero, de verdad quiero comprender… quiero que seas feliz, es lo que más quiero en este mundo… pero me cuesta creer que esa felicidad sea al lado de Regina…

- Ella me hace feliz – dijo simplemente Emma con una sonrisa tierna al pensar en Regina- ella me comprende, mejor que nadie en este pueblo, me quiere tal como soy, no busca en mi algo que sabe que no va a encontrar. Mira más allá de que sea la Salvadora o la hija de Blancanieves y su príncipe encantador. Me quiere por quien soy y yo la quiero a ella por quien es. Sé que en el pasado fue una persona terrible, pero el pasado es el pasado y ahora lo único que me importa es el futuro, nuestro futuro, con ella y con Henry, como una familia. – Snow se quedó mirando a Emma durante unos minutos, en silencio absoluto, su hija había sido sincera con ella, amaba a Regina de todo corazón y sabía que Regina la amaba de igual manera a ella.

- Si ella te hace feliz me basta, intentaré aceptarlo. Y quiero pedirte perd…

- No es necesario que te disculpes, me basta con que vengáis a cenar mañana a la mansión… bueno, primero tengo que hablarlo con Regina pero supongo que no habrá ningún problema…

- Gracias Emma – dijo Snow – a tu padre y a mí nos encantará ir a la cena.

Emma y Regina acababan de limpiar la cocina después de la cena con Snow y David, había ido a pedir de boca. El hacha de guerra había sido enterrada totalmente y la cena paso entre risas y momentos graciosos. Henry y sus abuelos estaban sentados en el porche trasero de la mansión, hacía una noche magnifica, el cielo limpio de nubes permitía observar las estrellas que brillaban como pequeñas bombillas en lo alto del firmamento infinito.


2 días más tarde...

- La cena ha sido perfecta. Gracias –dijo Emma arrinconando a Regina contra la isla de la concina.

- Me alegro de que tus padres lo acepten, o al menos lo intenten… - comentó la morena pasando sus brazos por el cuello de su compañera para acercarse a besarla.

- Espero que tengáis cuidado y no hagáis eso delante de Snow… - las interrumpió la voz de David que las miraba desde la puerta. Las dos mujeres se separaron haciendo reír al hombre que sin decir ninguna palabra más salió al jardín.

- Tiene razón, aunque me encantaría ver si tu madre se desmaya al ver que te doy un largo y apasionado beso… - ronroneó Regina volviendo a acercarse a la rubia.

- Creo que se desmayaría si nos viera haciendo algo menos decente que besarnos… - rio la rubia acercándose a su compañera otra vez – de momento no vamos a tentar a la suerte ¿De acuerdo?

- Vale. – cedió la morena – y ahora bésame.

- Te quiero –dijo la rubia en un susurro rozando sus labios con los de la morena.

- Te quiero – repitió Regina antes de lanzarse vorazmente a los labios de Emma.


Bueno, pues aquí lo dejo. Muchas gracias por todo de verdad. Este capítulo ha sido fruto de una noche de insomnio (son las 4:33 hora Española)

Espero volver pronto con alguna nueva historia, aunque ahora que llegan los exámenes será más difícil, pero no imposible, es bien sabido que las musas trabajan más cuando hay cosas mucho más importantes que hacer jajaja. ¡Muchas gracias a todas las que habéis dado follow o fav a la historia y también a aquellas que comentáis!

Muchííísimos besos a todas y espero leernos pronto «3