-No me hace muy feliz regresar aquí después de ese pequeño incidente.- dijo Trixie desmontando de su meca. Había acompañado a Eli de regreso a la caverna en la que una vez el enorme "monstruo de las mesetas" aterraba a los locales por la noche. El lugar no la hacía muy feliz, pero su líder había insistido.

-Lo sé. Será rápido, lo prometo.- respondió el lanzador mientras comenzaban a caminar.

-Y, ¿era tan necesario venir de noche?- preguntó al pelirroja un poco alterada.

-Sip.- La tranquilidad con la que el muchacho avanzaba era una que ella no lograba tener. Pero claro, el no había sido noqueado por la criatura.

Adentrándose un poco en el bosque, siguieron una ruta muy específica. Eli parecía saber a donde iba. Los enormes árboles creaban figura macabras en la oscuridad conforme más se adentraban en la maleza y la ausencia de personas comenzaba a poner más y más nerviosa a la chica.

-¿Qué buscamos exactamente?- preguntó en voz baja.

-Nada en realidad. Hay algo aquí que quería que vieras. ¿Quién sabe? Hasta puede que le pierdas el miedo a este lugar.- dijo su compañero de lo más relajado.

-Eso será difícil.- respondió ella seriamente.

-Shh.- detuvo él.- Es aquí.- dijo con una gran sonrisa.- Bien, ahora necesito que cierres los ojos.

-¿Estás loco? Ahora mismo no puedo ver casi nada. ¿Y que si hay algo allí que nos ataque?- exclamó ella histérica.

-Confía en mí. Por favor, solo hazlo. Sabes que no haría nada que te lastimara.- intentó reconfortarle el Shane extendiendo su mano. Dudosa la miró por un momento antes de finalmente aceptar lo que le pedía.

Cerrando sus ojos con fuerza y sin mucha seguridad, siguió a ciegas un corto tramo guiada únicamente por la mano del chico. Tras unos segundos, frenaron bruscamente.

-Es aquí.- oyó decirle a Eli. Conservando su sonrisa, este se colocó a sus espaldas, tomando sus hombros.- De acuerdo, ábrelos.

No tuvo que decirle dos veces. Temerosa aún, Trixie abrió sus ojos y levantó su mirada hacía un enorme punto de luz sobre ellos. La caverna era claramente conocida por algo más que la criatura: sus decenas de babosas fósforo.

Cada noche se colocaban en el cielo de la caverna, creando la más cercana ilusión a una noche estrellada en la superficie. Varias veces había intentado Eli traerla allí, pero gracias a su temor sus respuestas habían sido negativas.

-No puede ser.- dijo ella casi en un murmullo.- ¿Como lo...?

-¿Descubrí?- completó Eli.- Unos días después de toda esa locura vine aquí a patrullar. Me quedé hasta tarde y me encontré con esta sorpresa.

-Esto es increíble.- dijo Trixie fascinada.- Pero, ¿por qué no trajiste a los otros?

-Quería que fueras la primera en verlo. Además, pensé que sería una gran atracción para tu sitio en BabosaNet.

-Lo será.- respondió la chica sonriente volteando frente a él. Rodeando sus manos al rededor de su cuello, recostó su cabeza en su hombro.- Gracias, Eli. Y tenías razón, esta caverna ya no se me hace tan aterradora.- Mirándola con orgullo, el lanzador situó sus manos en la espalda de su compañera.

-Lo sé.

Regresamos con las cursilerías...