Viserys, para EriV


Viserys era muy chico cuando murió su madre, dejándole nada más que recuerdos, una corona, y una bebé que causó todo. En realidad Viserys sabe que Dany no tuvo la culpa de nada, pero es más sencillo decir que ella es la causa de sus desfortunios que enojarse con los dioses.

Aunque él no está seguro de que los dioses existan en absoluto, porque muchas veces les ha pedido consejo y nadie le responde. En las noches sólo está él, mirando las estrellas por las ventanas de las muchas casas que los hospedan. Ninguna casa es hogar, y ninguna estrella es un dios.

Hogar fue aquél castillo rojo en el que él y Madre vivían. Hogar fue aquella habitación en que Rhaegar tocaba su arpa para Madre. Hogar fue aquél salón en que el Rey quemó a los traidores que iniciaron el final de su familia.

Y dioses no son las estrellas, ni el mar, la luna o el fuego. Dios no es el invierno, ni la muerte, ni las muchas caras de la vida. Dios es el poder con el que Padre terminó con todos antes de que fuera traicionado por los que juraron protegerlo.

Viserys mira nuevamente por la ventana. El sol se pone y las estrellas comienzan a verse, pálidas y titilantes. El cielo enrojece antes de apagarse.

Por primera vez en mucho tiempo, Viserys llora. Tiene casi dieciséis años, esta a cargo de su hermana y de recuperar su herencia. Pero no tiene nada. Ni oro, ni hogar, ni dragones. Lo único que queda es la corona de su madre y una hermana que parece no interesarse por nada más que por la casa en Braavos.

"Un día, el Trono de Hierro será mío, Madre," dice, mirando de nuevo a las estrellas.

El viento sopla y acaricia la cara de Viserys. Tal vez no existan los dioses, y tal vez no tenga hogar, pero existe esa promesa que sólo él y las estrellas escucharon.


Los personajes son de George R. R. Martin, Este fic participa del Reto "Reto Especial de Navidad: ¡Seamos generosos" del Foro Alas Negras, Palabras Negras.