Los personajes (a excepción de Moonlight) son propiedad de Hasbro.


Enséñame a amar

Era casi media noche, y en la calle ya no había gente. Sólo uno que otro que iba caminando, tratando de llegar lo más rápido posible a sus casas, y así poder descansar dentro de ellas. La luna brillaba con intensidad, iluminando el asfalto del lugar, se podía ver claramente el panorama gracias a su intensa luz. El viento soplaba con inusual intensidad para ser una noche de verano. Las copas de los árboles se mecían con el viento, dejando caer hojas a su paso, el pasto de los jardines, las flores se mecían al son del viento, parecía que se aproximaba una tormenta. El ambiente se heló por un momento, la luna brilló con más intensidad por unos segundos, y en medio del viento y la oscuridad una silueta de una chica salía de una estatua de caballo, situada enfrente de la Canterlot High.


Ha pasado una semana después de la batalla entre bandas de Canterlot High, donde la banda formada por Rainbow Dash, llamada Rainbooms, derrotó a las Dazzlings, gracias a la participación de Sunset Shimmer, logrando así romper el hechizo del trío de sirenas, liberando a sus demás compañeros de su esclavitud. Ahora, una semana después, las cosas en la escuela se han normalizado. La princesa Twilight regresó a Equestria, y las chicas continúan con sus actividades cotidianas y rutinarias. Para Sunset Shimmer era todo diferente, los demás chicos de la escuela ya no la veían de mala manera, sí había uno que otro que aún dudaba de su transformación, sin embargo, la gran mayoría ya la habían aceptado y perdonado. Definitivamente las cosas para ella era mejor de lo que esperaba, y con su nuevo grupo de amigas lo era mejor.

Era lunes, y las clases habían acabado por fin, la campana sonó y los pasillos pronto se llenaron de alumnos deseosos de regresar a casa. Sunset Shimmer se dirigió hacia su casillero, donde dejó las cosas que no necesitaba llevar consigo, y se dispuso a marcharse pronto. Al dar la media vuelta se topó con una chica de estatura inferior a la de ella, con una actitud sumisa y un tanto tímida. Los ojos de la otra estudiante tenían un brillo especial, un brillo que Sunset conocía y sabía distinguir de las demás. Sus manos delicadas estaban agarradas detrás de la espalda, y había un pequeño rubor en sus mejillas. Sus labios cereza parecían temblar un poco, y parecía que intentaban decir algo pero no podían. Por más que lo intentaban no salían palabras de ésta.

Sunset la miró detenidamente, le pareció una chica linda y un tanto tierna por estar de esa manera enfrente de ella. -¿Se te ofrece algo?-. Preguntó tratando de aliviar la carga de la otra chica, cuyo nombre desconocía.

-Mmm, yo… quería decirte algo, algo importante. Verás…-. Los ojos de la otra chica querían encontrarse con los de Sunset, pero cuando lo hacían desviaba instintivamente la mirada. Su cabello largo, de color carmín caía sobre su hombro y de vez en cuando lo hacía a un lado para quitarlo de los ojos.

Sunset dio un ligero suspiro, y se acomodó en una posición que le permitiera estar más a gusto parada, mientras esperaba a que la tímida chica terminara de decir lo que tenía que decir.

-La verdad es que… tu, yo… lo que quiero decir es que…-. Respiró profundamente para poder tomar valor. -¡Tu me gustas!-. Soltó con resolución finalmente.

Los ojos de Sunset se abrieron un poco por la sorpresa que suponía ese momento. En su estadía en esa escuela se había topado con uno que otro pretendiente que le había informado sobre sus sentimientos, los cuales hacía a un lado sin la más mínima consideración, sólo que esta vez era diferente, ella era ahora diferente. Esta vez se tomó la molestia de si quiera ver bien a la otra persona. Ante sus ojos le pareció una chica linda, y atractiva, con figura esbelta y delicada, de ojos grandes, con una linda cabellera de color carmesí, y sus labios delicados. Todo de ella le pareció lindo y tierno. La mirada de Sunset se ablandó un poco, soltó un pequeño suspiro y sonrió tenuemente.

-Me siento alabada por tus palabras-. La distancia entre ambas chicas se iba haciendo más corta a medida que Sunset se acercaba, hasta el punto que sus rostros estaban muy cerca el uno del otro. -Sin embargo, no puedo corresponder a tus sentimientos. Lo siento-. La chica bronceada le dio un delicado y sutil beso en la mejilla a una chica que parecía querer romper en llanto. Mientras se iba alejando de aquella escena, pudo sentir el dolor de aquella chica , sin embargo, era lo mejor. La chica con cabellera de atardecer no se había sentido enamorada de alguien realmente. No sabía cómo es que funcionaba el romance y todo lo que con él conlleva. De lo único que estaba segura en ese entonces es que no sentía ningún afecto especial más allá de la amistad.

"Las personas aquí lo hacen más difícil". Pensó para sus adentros. Aunque en su mundo original las cosas románticas eran complicadas, en su nuevo mundo le parecía incluso más extraño. Cuando llegó a ese mundo se vio con la sorpresa de que, las chicas también se declaraban a otras chicas, mientras que en Equestria no era algo que fuera común. Ese dato le pareció un tanto descarado. La otra cosa que le llamaba la atención era que, a diferencia de Equestria, donde los machos y las hembras se unen más que nada con el propósito de procrear en su nuevo mundo se dio cuenta que el cortejo era más complejo y largo. En definitiva las relaciones interpersonales eran más profundas. Y el aspecto sexual era aún más complejo para ella. Así que, para no liarse innecesariamente decidió no tener nada romántico con alguien. Flash había sido el único, pero no fue real, sólo lo había utilizado.

La única razón por la que había llegado a ese mundo era, porque se vio reflejada como una reina en él. Creyó que ese era su destino, un destino que no se cumplió. Antes de ser cambiada, ella deseaba regresar a Equestria para volverse la máxima gobernante, y así reclamar el mérito que no ganó jamás bajo la supervisión de la princesa Celestia. Pero eso ya era cuento viejo ahora, la nueva Sunset había decidido quedarse en ese mundo, donde las cosas habían mejorado para ella.

Pero el destino es una cosa caprichosa y difícil de entender o explicar. Y le tenía guardado una sorpresa a Sunset, quién se dirigía a su pequeño departamento sin siquiera imaginar en lo que estaba a punto de pasar. Como una inevitable avalancha llegaría a tocar su puerta cambiando por completo su manera de vivir hasta ese entonces.

Lejos de Canterlot High, a las afueras de la ciudad, se encontraban tres chicas derrotadas y humilladas, sentadas en la banqueta de una calle desolada. Después de sus esfuerzos en vano por conseguir el control de ese mundo, se sentían miserables . La líder de ellas se encontraba de mal humor, la de en medio se veía más taciturna que de costumbre y la menor no pintaba nada bien tampoco.

-Estuvimos a punto de lograr nuestro cometido-. Gruñó con furia Adagio, quien era la que más se sentía humillada de las tres. Sus ojos llenos de odio, rencor y de coraje parecían querer soltar lágrimas, pero las contuvo.

-Todo es culpa de las Rainbooms-. Se echó a llorar desconsoladamente Sonata, que ya no aguantaba más.

-Sí, esas malditas Rainbooms van a pagar….- Dijo Aria.

-¿Quiénes son las "Rainbooms"-.

-¡¿?!-. Los ojos de las tres sirenas se abrieron mucho por la inesperada voz.

-…¿Moonlight?-. Los ojos llorosos de Sonata intentaban enfocar a la persona parada detrás de ellas.

Moonlight se inclinó y quitó con delicadeza las lágrimas de Sonata, y le dio un pañuelo de papel para que se sonara la nariz. -Y bien ¿quiénes son esas chicas?-. Su voz era grave y un tanto melancólica.

Las tres chicas se tomaron su tiempo para contar su historia, desde la entrada triunfante en la cafetería hasta el vergonzoso final.

-Hasta que Sunset Shimmer lo arruinó todo-. Recalcó con odio Adagio.

-¡!-. Los ojos de la chica misteriosa se abrieron un poco, pero pronto regresaron a su estado normal. -¿Sunset Shimmer?-. Preguntó con un tono interesado inusual para ella.

-¿Qué sucede? ¿La conoces?-. Cuestionó Adagio, con una cara claramente irritada y una ceja arqueada.

-¿Dónde se encuentra esa tal Sunset Shimmer?-. Ignoró la interrogante de

Adagio.

-En Canterlot High-. Dijo con indiferencia Aria, quien parecía haberse recuperado un poco.

Moonlight se reincorporó en sí, y se dirigió a un carro que se encontraba cerca de ese lugar. Se dio la media vuela y vio al singular trío, y a su vez ellas la miraban con expectativa, y se podría decir que con ilusión.

-Vamos, las llevaré a un lugar donde pueden quedarse un tiempo, en lo que arreglan sus asuntos-. Soltó finalmente tras un breve silencio entre ellas.

Las tres se pararon sin dudarlo mucho y se dirigieron hacia el carro de su salvadora. Pues sin su magia no podían hacer mucho, las cosas las conseguían tras la manipulación, y en su estadía en ese lugar habían dependido solamente de su encanto y su voz, y nada más. No sabían hacer más nada que cantar, y tras haber perdido su tan valioso don, estaban simplemente pérdidas. Sin Moonlight se habrían quedado sentadas ahí hasta que el frío las obligara a buscar refugio en otro lugar.

Sunset Shimmer se hallaba recostada en su cama, mirando fija y perdidamente el techo de su pequeño departamento. La repentina confesión de aquella chica, cuyo nombre no sabía, la había dejado un tanto perpleja. Aunque había recibido varias proposiciones, tanto ahí como en Equestria, aún no se acostumbraba a eso. Para ella era algo que no le incumbía. Para ella, eso era algo que no estaba hecho para ella. Sus pensamientos volaban libremente en su mente, y su mirada parecía perderse más entre sus recuerdos y pensamientos. La sensación de algo tibio se empezó a apoderar de su cuerpo, una llama muy lejana parecía estarse acercando, el fuego de un recuerdo, y una sensación olvidada en el tiempo y el espacio. La pequeña llama parecía tomar forma. Aunque tenue su brillo parecía firme. Muy dentro de la memoria de la chica dorada, había un recuerdo, un recuerdo que le era un tanto agridulce. Siempre trataba de evitar recordar eso, pero hoy, gracias a esa confesión, ese recuerdo había tornado y con una fuerza sin precedentes. El pecho se le comprimía al recordar cada detalle de ese suceso olvidado. Su corazón latía más rápido y sus manos sudaban. De pronto sus recuerdos fueron interrumpidos por el sonido del timbre. El repentino sonido hizo que se levantara de golpe de la cama, y con paso lento se dirigió hacia la puerta. Olvidando mirar quién era la persona al otro lado, abrió la puerta despreocupadamente.

-Veo que sigues viviendo donde mismo. Y que sigues siendo igual de descuidada a pesar de lo que te enseñe, Sunset Shimmer-. Una voz grave dejó en shock a Sunset.

Por un momento, casi eterno para ella, su cuerpo se paralizó ante la sorpresa de aquella visita. Sus ojos no concebían a quien estaba parada enfrente de ella, su boca se empezó a secar ante la sorpresa, y sus manos sudaban más que antes. El corazón le latía más fuerte, casi que dolía por cada pulsación. Ante ella, una persona más alta que ella se metía a su departamento sin pedir permiso. Su figura alta, esbelta e imponente. Su cabello era largo de cabello, de color púrpura oscuro que a veces se tornaba azul. Sus ojos carmesí brillaban, pero se notaban un tanto tristes. Sus labios delgados y delicados color rojo pálido. Su vestimenta consistía en una blusa blanca de tres cuartos, con una corbata corta, y un chaleco negro. Traía una falda negra y unas botas de cuero negro. Traía dos pendientes, uno de luna y el otro era una cruz, en el cuello tenía una gargantilla sencilla de cuero igual negro, y traía unos brazaletes rockeros negros.

Antes de que reaccionara Sunset, la chica se había sentado ya en una esquina de su cama relajando un poco el cuerpo, y cruzando las piernas.

-¿Moonlight? ¿Qué haces aquí?-. Volteó a ver a la chica que se hallaba en su cama muy quitada de la pena.

-He venido a pasar la noche aquí, contigo-.

-…..-

-Vamos, no pongas esa cara. No tienes porqué estar tan nerviosa-. Moonlight sonreía maliciosamente.

Sunset no quería mirarle a los ojos. Se sentía muy incómoda con su presencia, y el comentario no ayudaba en nada. Había un pequeño rubor en sus mejillas, y un pequeño remolino de sentimientos que se comenzaban a gestar en su mente. Había un poco de confusión, nervios, y mezclados entre éstos se encontraba un sentimiento parecido al dolor.

-Desapareces y ahora de la nada vuelves. ¿Qué es lo que quieres?-. Su mirada por fin se mantuvo fija en los ojos carmesí de Moonlight. Ésta sólo sonrió quedamente, y se levanto con un suspiro lleno de ironía. Poco a poco se acercó a la de ojos de jade, que parecía un tanto indignada ante la actitud altanera de la otra.

-Ya te lo dije-.

No hubo respuesta por parte de Sunset que parecía un tanto contrariada por la situación. La habían tomado por sorpresa, y eso no pasaba a diario. Por alguna razón la presencia de Moonlight la incomodaba en cierta manera, que ella misma desconocía. Los pasos de la otra chica se empezaron a escuchar más cerca sacándola de sus pensamientos, para darse cuenta que Moonlight estaba a escasos centímetros de ella, viéndola fijamente con esos ojos carmesí un tanto distantes.

Sin previo aviso, tomó a la muy confundida Sunset, de los hombros, y la condujo con fuerza hasta la cama, tirándola un tanto brusca encima de ella. Los brazos de la chica más alta, se posaron a lado de ella, acorralándola y dejando sin defensa alguna ante su ataque. Se acomodó un poco mejor, quedando encima de la chica de cabello rojizo, y mirándola muy fijamente apretó sus muñecas. Sunset no podía zafarse del agarre, la fuerza de la otra chica era formidable. Pronto se dio por vencida y optó por ser racional con su agresora.

-En serio, ¿por qué haces esto? ¿qué es lo que quieres?-.

Moonlight se acercó peligrosamente hacia su rostro, sintiendo Sunset como sus mejillas se ponían de color rojo, y como la sangre le hervía en todo el cuerpo. Los labios de Moonlight se acercaron un poco más al oído y le susurró con una voz sugerente.

-He venido a pasar la noche contigo-.

-¿A qué te refieres con eso?-. Por supuesto que sabía el significado de eso, sólo que no quería admitirlo.

Moonlight sólo sonrió burlonamente, y la miró intensamente sólo unos momentos más. La observó detalladamente, la figura bien proporcionada de Sunset Shimmer, siempre le había parecido muy atractiva de ver, sus hombros, sus pechos, sus manos, sus caderas. Todo de ella le parecía muy atractivo. Su voz, su sedoso cabello bien cuidado, sus labios, sus ojos de guerrera que poseía. Su actitud ruda y fuerte.

-No cambias, siempre evadiendo las cosas-. Le dio un delicado y prolongado beso en el cuello, haciendo que las mejillas de Sunset se tornaran más rojas aún. Ya no podía contenerlo, sentía mucha vergüenza, y eso era un hecho.

-He venido a reclamar lo que es mío…-.

Continuará...