Buenos días a todos.
Decidí comenzar una historia respectiva a este anime ya que estuve buscando y, por desgracia, son pocas las que hay en español T_T (Y mi inglés es en verdad horrible). Es por eso que decidí crear una yo. Trataré de que los personajes se adhieran a sus personalidades y no obligarlos a hacer algo que nunca harían.
La protagonista es un OC (Aún no me tiren tomates), y la razón es porque no me agrada mucho Yui, es demasiado... etto... mejor solo digo que no es la clase de personaje que me gustan. Además el otro protagonista será mi vampiro favorito, y no será Ayato (Por más que me guste ese sexy vampiro *-*), pero sí habrá un ligero YuixAyato ya que no pienso sacar a la adorable rubia, por más que me exaspere :3 Del vampiro del que estoy hablando, como creo que se han dado cuenta, es de Shu.
Sin más que añadir o agregar, les dejo con la historia cuya cantidad de capítulos aún no tengo asegurado pero si les puedo asegurar un final.
¡Disfrútenlo!
—Por favor, Srta. Sasaki, ya casi llegamos— anunció el chofer al ver mi rostro deprimido.
Solté un suspiro. Una nueva vida... una nueva familia. No entendía ni pizca de nada, ni siquiera una minuciosa parte del plan de mi madre. Mi padre había fallecido hace cuestión de dos meses, y su mujer, una vieja arpía, me había informado que me mudaría con unos amigos suyos.
Me lo quitó todo. Mi hogar, mi hermano, mis objetos preciados, mi herencia por la muerte de mi padre... en resumen, mi vida entera. Enfurecí cuando me dijo que me marcharía, no tenía derecho alguno sobre mi vida, por más que la ley dijera otra cosa. Sabía que ella no tramaba nada bueno cuando mi padre me la presentó como su futura mujer y mi futura madre.
Si tan solo mi verdadera madre estuviera aquí y no enterrada 3 metros bajo tierra, como estaba mi padre ahora, no habría pasado esto. Además mi pequeño hermano se había quedado con la arpía esa, debía volver por él y marcharnos lejos de ella, lejos de todo.
El auto frenó frente a una antigua casa, pero no le presté mucha atención ya que salí disparada hacia adelante con el quipaje y todo. Nunca se me daba muy bien acordarme de las cosas, principalmente del cinturón de seguridad.
— ¿Se ecuentra bien, Srta. Sasaki?— me preguntó el chofer. Yo solo asentí desde el piso del coche.
Salí con el chofer cargando mi equipaje. Era une hermosa mansión, aunque me dio un poquito de miedo al ver tanta grandeza, pero se podía apreciar perfectamente el estilo antiguo y el exquisito jardín que poseía. El chofer me acompañó hasta la entrada. Comenzó a llover.
—Buena suerte— me deseó antes de dejar mis maletas a mi lado y marcharse a toda velocidad.
Tomé mis maletas y toqué repetidas veces la puerta. Nada. Toqué nuevamente y estas se abrieron.
Miré a ambos lados antes de adentrarme. El salón era exquisito, pero tanta elegancia me intimidó mucho más que el exterior.
— ¿Hola?— pregunté mientras me adentraba aún más.— ¿Hay alguien aquí? Soy Sasaki Yuriko, me esperaban... o eso creo— añadí en voz baja.
Sentí una fría corriente de aire por detrás de mi cabeza. Me di vuelta con el corazón en la boca, y tal fue mi sorpresa al verme frente a un joven de cabellos lila y un osito de peluche entre sus brazos. Sus ojos lilas, al igual que su cabello, me miraban de forma inquisitiva. Me alejé un par de pasos pero él se acercó.
—Etto... hola— saludé haciendo una reverencia.— Mi nombre es...
—Yuriko, lo sé— me cortó sin desviar su mirada de mi.
—Ho, me estaban esperando...
—No.— negó acercándose un paso más.— Lo gritaste cuando entrarse. No es una chica muy lúcida ¿Verdad, Teddy?
Me llevó unos segundos darme cuenta de que le estaba hablando a su osito de peluche. Eso era raro, ese chico era raro... esta casa era rara. Raro, raro, todo raro.
Le sonreí de la forma más amistosa que pude, muy a pesar de que presencia en verdad me incomodaba.
—Eres falsa— no preguntó, directamente lo sentenció.— Me temes, te incomodo... prefieres estar a millones de kilómetros de mi.
¿Qué iba a responder? Si, me aterras y es por eso que prefiero mantenerme a una distancia prudente... no, no creo que eso le agrade, ni a él ni a nadie.
—No es verdad— musité.
Es increíble como una palabra puede desatar tanta ira. El joven me miró con ojos fieros, como si estuviera a punto de matarme de la forma más lenta y dolorosa. Retrocedí un par de pasos hasta llegar al primer escalón de esa mansión.
— ¡¿Crees que no me he dado cuenta de cómo escapas ante mi mirada?!— gritó saltando sobre mi. Gemí cuando su mano se cerró en torno a mi cuello— ¡Eres solo una despreciable humana!
¿Humana? ¿A caso él no lo era?
No tenía tiempo para hacerle enojar más con mis preguntas, me estaba quedando sin aire y estaba completamente segura de que eso se debía de reflejar en mi rostro. Pero al joven no pareció importarle ya que sus ojos se desorbitaban a causa del cinismo y diversión. Lo disfrutaba y a mi me aterraba.
—Púdrete— alcancé a mascullar con el poco aire que me quedaba.
—Ya basta, Kanato— escuché decir a otra voz.
El joven me soltó enseguida para después comenzar a reír como loco desquiciado recién salido del manicomio. El hombre que me salvó, de anteojos y cabello oscuro, me miraba con cierta arrogancia desde los escalones superiores.
— ¿Viste como se le saltaban los ojos, Teddy? ¡Fue espectacular!— seguía riendo el tal Kanato.
El hombre de anteojos bajó hasta llegar a mi altura. En vez de tenderme una mano y preguntarme como me encontraba, me ordenó que me levantara y respiraba con regularidad, que no sea exagerada.
—Claro, como a él no intentaron ahorcarlo— murmuré mientras me limpiaba mi vestido.
El hombre de anteojos me lanzó una mirada amenazante pero no dijo nada; parecía más concentrado en examinarme de arriba a abajo que quejarse de mis comentarios.
— ¡Laito, Ayato, Subaru, Shu!— gritó.
Intenté no morir de un paro cardíaco al ver, salidos de la nada, a tres jóvenes frente a mi. Dos eran pelirrojos y de hermosos e hipnotizadores ojos verdes, mientras que el otro tenía cabello mucha más claro y bellos ojos rojos.
Bien... ¿En qué hermoso lío me habré metido ahora?
— ¿La esperaban?— preguntó el hombre de anteojos a los recién llegados. Sin embargo, formuló una pregunta diferente al verlos.— ¿Dónde está Shu?
Los tres se encogieron de hombros, y eso pareció fastidiar al de anteojos.
—Valla, valla... pero que muchachita tan bonita— susurró alguien en mi oído.
Pegué tal brinco que me sorprendió no llegar al techo. El que me había susurrado era uno de los recién llegados, de cabello rojo y ojos verdes hipnotizadores.
—Ya basta, Laito—ordenó el de anteojos.
El otro chico parecido a Laito también se me acercó, aunque con una sonrisita más propia de un violador en celo que de una persona amistosa. Me escaneo de arriba a abajo pero de una forma muy diferente a la que había hecho el de anteojos con anterioridad.
—Eres una tabla— sentenció. Enarqué una ceja.— Te llamaría Chichinashi pero ya está ocupado. Hum... que te parece... ¿Teburu? Eres tan plana como una tabla.
Apenas comenzaba el día y mi paciencia ya estaba por las nubes. Ese atrevido, junto con el pervertido y el niño bipolar, se estaban ganando un lugar exclusivo en mi lista negra.
—Dices que soy plana porque quieres ocultar tus defectos, y ya que hablamos de anatomía...— miré de forma intencional a su "amigo".
El pervertido soltó una risa estruendosa mientras que el otro joven de cabello muy claro, quien se había mantenido al margen, sonreía apenas un poquito. El atrevido me miró de forma fulminante pero terminó sonriendo, y no era una sonrisa muy... inocente.
— ¿Te gustaría averiguarlo?— me sugirió cerca de mi cuello.
Me alejé un par de pasos.
—Lo lamento— me "disculpé".— No me meto con... pequeñeces.
El pervertido rió mucho más fuerte que la última vez.
— ¡Esta pequeña Bitch-chan es una joyita! Deberíamos quedárnosla, Reiji— sugirió.
El tal Reiji pareció considerarlo un poco y... un momento...
— ¡¿A quién le dijiste perra?!— grité blandiendo mi puño en su dirección.
Recordaba perfectamente la fuerza de Kanato y la hostilidad de los restantes hacia mí, pero no iba a dejar que ese lujurioso con sombrero bonito me llamara "Perra".
—Alto— me ordenó Reiji. Me quedé en mi lugar pero seguí fulminando a Laito con la mirada, pero él parecía estar pasándolo de lo más bien.— No podemos conservarla, ya tenemos una novia, no necesitamos dos.
... ¿Novia? ¡¿A caso la arpía me había mandado a una mansión de solteros con tendencias homicidas y pensamientos para nada inocentes?!
— ¿Dónde está ese flojo?— preguntó Reiji nuevamente.— Ve a buscarlo, Subaru.
El joven callado asintió antes de marcharse. Los otros cuatro me miraban de forma curiosa, aunque el atrevido parecía fulminarme con la mirada. Laito se dio cuenta y soltó una risa socarrona.
—Si te lo tomas tan a pecho, Ayato, es porque debe ser verdad— se mofó.
El tal Ayato le dio un golpe en la cabeza tan fuerte que me sorprendió que no se le partiera el cráneo. Justo en ese momento una joven de mi edad, de cabello rubio y ojos tan hermosos como el topacio, bajó las escaleras con cierta timidez. Sus ojos se abrieron como platos al verme.
—Te dije que te quedaras en la habitación, Chichinashi— le dijo Ayato.
La joven rubia me miró una vez más, con compasión al parecer, antes de subir escaleras arriba. Pude notar que tenía varias marcas de mordida en su cuello, hombros, piernas y brazos.
De repente, Subaru volvió.
—No lo encuentro, debe de estar dormido por ahí.
El de anteojos suspiró, al parecer intentaba calmarse. Me miró sobre sus anteojos una vez más.
— ¿A qué has venido?— me preguntó de forma un poco brusca.
—Mi madre— no pude evitar decir esa palabra con odio— me envió después de la repentina muerte de mi padre. Dijo que habló con uno de ustedes, que eran sus amigos.
— ¿Amigos?— cuestionó Laito con cierta burla.— No recuerdo entablar lazos con la comida, a excepción de Bitch-chan primera.
¿Comida? ¿A caso pretendía comerse a la arpía esa...? Hum, aunque la idea no me desagradaba de todas formas. Solo esperaba que la maldad no fuese un virus masivo, porque sino me compadecía de estos chicos.
— ¿Quién es tu madre?— preguntó Ayato.
—La mujer de mi padre, mejor dicho— informé.— Wakani Korin.
Un brillo de reconocimiento se presentó en los tenebrosos ojos de Reiji.
—Ho, si... una encantadora mujer, en verdad hermosa y amable.— fue en ese momento en que supe que no me iba a llevar bien con este tipo.— Si, si, me dijo algo al respecto. Pero no pensé que llegarías tan temprano, tenía previsto que sería dentro de unos meses.
Al ver la mirada confusa de los chicos, y la mía, comenzó a explicar.
—Sasaki Yuriko es la nueva novia— murmullos de comprensión llenaron la sala.
—Pero ya tenemos una novia— le recordó Ayato de mala gana.
Laito chasqueó la lengua.
—Pero ella ya te eligió a ti, ¡Deja que tengamos oportunidad con Bitch-chan segunda!— pidió con una gran sonrisa y abrazándome por los hombros.
¡Además era la perra segunda, la de repuesto! En verdad Laito y Reijin me caían mal pero por razones muy diferentes. El único que me parecía ciertamente agradable era Subaru, y sólo porque aún no me había dirigido la palabra. Kanato había quedado fuera de la categoría "agradable" cuando intentó asesinarme, y su Teddy tampoco se salvaba. Creo que me daba más miedo el oso que el chico.
— ¡Entonces un nuevo repuesto de comida!— Kanato parecía extasiado.
¡Además de repuesto de...! ¡¿Dijo "comida"?!
Retrocedí do pasos por inercia y ellos lo notaron al instante.
— Chicos, creo que ha habido una confusión...— dije pero ellos no parecían opinar lo mismo. Si era sincera, yo tampoco... este parecía el lugar perfecto en donde Korin me dejaría abandonada y a mi suerte.
Sentí que choqué contra algo en mi intento de retroceder. Ayato me bloqueaba la salida.
— ¿Qué es lo que ocurre, Teburu?— me preguntó mientras me sonreía de forma cínica y me abrazaba por los hombros, tal y como lo había hecho Laito con anterioridad.— ¿No te gustaría ser nuestra fuente de alimento?— susurró contra mi oreja.
—No te ofendas— pedí mientras me salía de su abrazo y le sonreía de forma nerviosa.— Pero ser parte de la cadena alimenticia no fue mi sueño.
Los cinco comenzaron a caminar hacia mí y, gracias a tal cercanía, pude notar sus colmillos. ¡Claro! Belleza, fuerza, colmillos... esperen un segundo...
¡Vampiros!
Comencé a correr mientras me regañaba mentalmente al no darme cuenta antes, yo y mi despiste eramos una verdadera arma letal. Corrí escaleras arriba mientras escuchaba la lujuriosa voz de Laito gritar "Te atraparé, Bitch-chan, y te castigaré de tal forma que no te acordarás de tu nombre". Para una mente sucia y retorcida como la mía, eso no sonaba nada bien.
Corrí y corrí por los pasillos, consciente de que me encontrarían, beberían mi sangre y me convertiría en una vampiresa de piel blanca que viviría encerrada en su ataúd y proclamaría su amor a los rituales oscuros y a la luna.
Está bien... creo que he leído demasiados libros.
Me escabullí por la primera puerta que encontré con deseos de encontrar una ventana ya que me entusiasmaba más la perspectiva de saltar desde el segundo trcer antes de que alguno de esos locos me encajaran los colmillos. Para mi desafortunado ser, la habitación estaba a oscuras.
— ¿Dónde te metiste, Bitch-chan segunda?— preguntaba la voz de Ayato.
Cerré la puerta con cerrojo, sabiendo que eso no funcionaría, y me adentré más a la habitación. No veía nada, y más de tres veces me choqué contra los muebles, pero suprimía los gritos de dolor. Tantee un sofá (Creo que era un sofá) y me tiré encima. En verdad se sentía muy reconfortante, suave y... ¿movible? ¡El sofá se estaba moviendo!
Me senté enseguida. La luz se encendió y fue ahí cuando brinqué profiriendo un grito que envidiaría cualquier soprano.
—No grites— exigió.
Era un joven muy apuesto, de cabello un poco rubio y ojos azules. Noté un reproductor de música colgando en su gargantilla, además de que traía los audífonos puestos. Me miraba con interrogación.
— ¿Quién eres? ¿Cómo entraste?— exigió saber.
—Etto— me puse nerviosa.— Yo soy... etto...
¿Quién era? Los chicos apuestos siempre me hacían quedar en blanco...
— ¡Bitch-chan segunda!— Laito y Ayato entraron a la habitación.
—Soy Bitch-chan seg... ¡Digo, Sasaki Yuriko!— me corregí al segundo.
El joven me seguía mirando pero, esta vez, con indiferencia.
—Hum— dijo con desinterés mientras volvía a recostarse en el sofá.
—Veo que has conocido al "alma de las fiestas"— comentó Ayato con sorna mientras señalaba al joven recostado en el sofá.— Su nombre es Shu.
—Ella es la nueva novia, al parecer— añadió Laito.
Se me hizo un retorcijo al pensar en esa palabra, simplemente no iba conmigo.
—Aquí estás— Reiji, Subaru y Kanato llegaron a la habitación. Al principio pensé que Reiji me estaba hablando a mí, pero...— Cuando los llamo, deben ir y no quedarse de flojos, Shu.
Shu suspiró, como si estuviera irritado o algo, antes de mandarle una mirada desinteresada a Reiji.
—Aunque he de admitir que elegiste un buen lugar para esconderte— musitó Subaru.
No me había dado cuenta antes, pero estábamos en un salón muy sucio en comparación a las otras habitaciones. Estaba llena de recuadros espantosos y libros enmohecidos. Era un completo asco.
—Muy bien, Bitch-chan segunda, basta de jugar a las atrapadas— dijo Laito tomándome por la cintura.— Tanto juego me ha dado mucha... sed— murmuró acercándose a mi cuello.
— ¿Qui-Quieres que te prepare un jugo? ¡Soy muy buena exprimiendo limones y... arg!— gruñí cuando sus colmillos se clavaron en mi cuello.
Me comenzó a doler de tal forma que procuraba no llorar. Mis piernas flaqueaban y mis manos temblaban en un intento de separarme del vampiro.
—Tienes una sangre muy deliciosa, pequeña— susurró.
— ¿Debería... agradecer...te?— murmuré con debilidad. Me estaba sintiendo muy mareada.
Escuché un par de risas y una voz que decía "Idiota".
Y después, simplemente dejé de oír, ver y sentir.
Eso fue todo por hoy.
¿Qué me dicen? ¿Les agrada la protagonista? No estaba muy segura de su personalidad pero quería a alguien que los desafiara, alguien que no tema ser ella misma. Más adelante irán conociéndola mejor.
Cualquier crítica, duda y demás será bien recibida ^^
¡Un gran saludo y nos leemos pronto!