Los personajes le pertenecen a Masami Kurumada.

Los santos de Athena y ella misma, esperaban ansiosos que el peliverde despertara…cosa que no pasaba.

Zeus se acercó a la diosa y le dijo:

-Siento mucho esto. Pero el chico busco su muerte. Respeten la decisión que tomó para protegerlos.-

-Aún no ha muerto.- dijo Ikki, aunque con la mirada perdida en la pálida piel de su hermano.

-¿De verdad?-

-Déjame.-

June miraba estupefacta la escena. No quería creer lo que estaba pasando, Shun no podía morir.

Hades se acercó al peliverde y su mirada se llenó de lágrimas.

-Siento no poder hacer nada.- dijo.

-Eres el dios del inframundo… ¡Regrésamelo!- gritó Ikki desesperado.

-Las Moiras han anunciado ya su muerte.-

-¡No!-

-Ikki…Todo estará bien.-

Mizuki abrazó al peliazul y lloró un poco en su hombro.

-No es justo…No es justo.- dijo mientras empapaba de sus lágrimas el pecho de su hermano menor.

-Lo siento…- Deméter lloraba acompañada de Iris y Pandora.

-Shun… MI Shun.- dijo June al tiempo de caer de rodillas.

/-¡¿Por qué sigues haciendo esto?! ¡Podrías morir!-

-No puedo renunciar. Además, si me voy ya no te vería.-

-¿Ya te vas?-

-Nos volveremos a ver.-

-¡June!-

-¡Shun!-

-Ese se te ve bien. Si mi opinión es importante.-

-Me llevo este, porque a él le gusta.-

-June, te amo.-

-Shun…Te amo, mucho.-/

Todo eso… ¿Sería tan solo un bello y doloroso recuerdo? ¿Se quedaría en el pasado? ¿Cómo un invierno helado y triste?

-Fuiste valiente, chiquillo.- dijo Shaka.

El santo de virgo estaba escribiendo en el arenoso piso del santuario "El Error de los dioses, valiente caballero y gran amigo."

Un ruido sordo llamó la atención de todos.

-¡Ikki!- se escuchó el grito de Mizuki.

El peliazul estaba inconsciente, aún abrazado a Shun.

Era un bello paisaje…Un campo de flores interminable, una bella vista del cielo reflejado en los bellos y cristalinos lagos.

El sol brillaba con intensidad, pero, el viento era fresco y llevaba consigo el aroma de las flores.

Me sorprende no ver a nadie más, un lugar así debería estar colmado de personas con la mirada llena de luz…No alguien que ha perdido toda esperanza y cuyos ojos se apagaron junto a la llama que daba vida a su hermano.

-Ikki…Mi niño.- su voz se escucha cerca y llena de dulzura. Unas risas traviesas se escuchan junto a ella.

La veo y ella me sonríe. Un pequeño de cabellos verdes y ojos del mismo color se asoma tras su vestido color celeste.

-¿Shun?-

-Nii-San, estás muy grande.- dijo.

Salió de su cálido escondite y corrió, me abrazó las piernas y removía su cabeza en mi pantalón.

-Shun…-

-Ikki, ven. Siéntate un momento conmigo.-

Me senté junto a mi madre debajo de un árbol de cerezos.

Shun corría divertido, pasaba corriendo y levantaba los pétalos. Su risa era de nuevo la de un niño de cinco años, sin preocupaciones.

-Se ve feliz ¿verdad?- dijo mi madre.

Me tomó desprevenido.

-S…sí. Mucho, como cuando éramos niños.-

-Ahora él es un niño de nuevo.- esbozó una linda sonrisa y continuó.-No pude estar con él cuando tenía esa edad, contigo tampoco. Pero, ahora él…Se quedará conmigo.-

No pude evitar que una lágrima saliera de mis ojos.

-No puede…-

-No,, mi pequeño. Pero, piénsalo de esta manera: Ahora él ya no sufrirá las injusticias de ese mundo. Será feliz y podremos estar juntos.-

-Supongo que si lo pones de esa manera…-

Sentí como sus pequeñas manos me rodearon el cuello.

-¡Nii-san!-

-Já, ¿Ya no quieres jugar?- le pregunté.

-No. Mamá dice que ya es hora de que te vayas.-

-Mamá…-

-Lo siento, Ikki.-

-Está bien. Pero, déjame despedirme.-

-Claro.-

-Shun…Perdóname por todo el mal que te hice.-

-No hay nada que perdonar. Te quiero mucho hermano, Ikki.- me abrazó y yo le correspondí.

Cundo nos separamos, me di cuenta de que era de nuevo el chico de 16 años.

-Te esperemos hasta que llegues. Se feliz, Ikki.-

-Lo haré.-

-Adiós, hermano.-

-Hasta pronto…Otooto.-

Él y mi madre se pusieron de pie y caminaron hasta alejarse de mi vista.

-Viviré también por ti…-/

El peliazul se incorporó y las lágrimas inundaron sus azules ojos, así como una triste sonrisa decoró el casi siempre regio rostro de Ikki.

-¿Ikki?- llamó Mizuki.

Se dio cuenta de que seguía abrazado a su hermano…Lo soltó con cuidado y temor, hasta que se separó de él completamente.

-Ya no está ¿verdad?- preguntó Hyioga, aunque ya sabía la respuesta.

-No…Pero, sé que está bien.-

-¿Se despidió?- preguntó Shiryu.

-Sí…él quiere que seamos felices.-

Seiya se limpió las lágrimas y sonrió entre sollozos.

-¡Entonces…Sonrían por él!- después de quebró en llanto, pero seguía sonriendo.

-Vivamos felices, por él.- dijo Saori.

-Seamos felices con su recuerdo.- dijo Hyioga.

-Seamos felices, juntos…Por mi hermano.-

Mizuki sonrió al ver la decisión en el rostro del peliazul.

-Por él.- dijo sonriente.

-Por ese idiota.- dijo Natzuki.

-Por mi niño.- dijo Alice.

-Seguro que reencarnará en alguien estupendo.- dijo Iris.

-Seguramente.- coincidieron Deméter y Julián.

-Los Elíseos.- dijo Pandora.

Hades asintió y los jueces también.

-Lo que ha hecho no será olvidado.- dijo Zeus antes de desaparecer con los dioses que le acompañaron.

-Seré feliz por Shun.- dio June.

-Así es. todos lo haremos.- le dijo Julián.

-¿Vendrás conmigo?- Deméter le ofreció la mano.

-Seremos felices…Por Shun, por su recuerdo.- dijo llorando y tomando la mano de la peliverde.

Los dioses aliados de Shun también se fueron en un parpadeo.

-¿Lo sepultamos con los demás?- preguntó Milo.

-Claro…Él también cayó valientemente.- dijo Shaka.

-Por supuesto.- dijo Athena.

Después del entierro. Ikki se acuclilló frente a la lápida.

-Nos veremos, hermano, mamá.-

-Será extraño regresar a casa…Sin él.- dijo Seiya cuando se dejó caer en el asiento del avión.

-Pero debemos sonreír por su recuerdo ¿Recuerdas?- le dio el pelinegro.

-Sí.-

-Seguro nos está viendo.- dio el ruso.

-Seguro…-dijo Ikki.

-No hay nadie ahí.- dijo Hyioga frente a la habitación de Shun.

-Está su recuerdo…Sonríe por eso, por su recuerdo.- le dijo Ikki.

-Seguro.-

-Se parece a…- Ikki dudó un momento en seguir hablando.

-Sí, se parece a él.-

-Esos ojos…Son los mismos.-

-¿Qué te parece si…?-

-Sí.-

-Está bien.-

La pelinegra vio al bebé y sonrió al jugar con sus manitas blancas y delgadas.

-Hola, Shun…Saluda a papá.-

El niño miró al peliazul y sonrió.

-Hola, mi pequeño.-

-¿Te gusta tu nombre? Es el de tu tío…-

Pese al dolor que Ikki sentía al recordar aquel día en que se despidió de él, sonrió al verlo reflejado en su hijo.

-Seremos muy felices, Shun.-

Fin.

Notas: quedó mejor de como esperaba…

En fin… Si les gusto dejen sus opiniones y perdón por matar a Shun, pero, bueno…

Gracias por leer esta historia!