Holaaa…

Bueno aquí les presento un muy buen libro adaptado al NaruHina…

Por que subo esta historia… lo ago celebrando el hecho de que ya es una pareja cannon kyaaa me hace tan feliz…

Bueno no esta demás pero lo pindre de cualquier manera…

Los personajes de naruto no son mios son de Masashi Kishimoto(lo amodoro)-sama y… también la historia no es mia es de Lisa Kleypass solo la subo por que me encanto y sin fines de lucro

p.d. antes de leer:los personajes no tendrán los mismos apellidos del anime/manga solo los nombres (bueno ya si no les gusta díganme y lo edito para que tengan los mismos…)

ahora si… en sus marcas listos leean!

=TTwTT= =ºwº= =*w*= =~w~= =^w^= =ow0= =QwQ= =UwU= =¬w¬= =w= =*¬*= =()w()= =ºwº= =´w´=

Capitulo 1

-¿Estas esperando a alguien?-dijo una voz de hombre rompiendo el silencio que reinaba en el parque.

Tenía un ligero acento ruso que a Hinata le parecía encantador y melodioso. Se volvió con fingida indiferencia y vio al príncipe Naruto surgiendo de las sombras.

Con su piel bronceada, su espeso y rubio cabello y su imprevisible carácter, Naruto parecía más un tigre que un aristócrata. Hinata nunca había conocido una mezcla tan perfecta de belleza y ferocidad. Conociendo su reputación sabía que debía temerle. Pero también sabía dominar a los animales salvajes. Frente a una fiera lo último que había que hacer era demostrar que se tenía miedo.

Así pues, se relajó y se sentó mas cómodamente en el banco de piedra que estaba en un aislado rincón de la enorme propiedad.

-En cualquier caso no es a ti-contestó secamente-¿Qué haces aquí?

-Tenía ganas de dar un paseo-declaró el con una ancha sonrisa dejando ver unos dientes brillantes.

-Preferiría que te pasearas en otra parte. Tengo una cita.

-¿Con quien?-preguntó el príncipe deslizando las manos en sus bolsillos sin dejar de dar vueltas alrededor de ella.

-Vete Naruto. -Contéstame. -¡Vete! -¿Con que derecho me das órdenes? Esta es mi casa, querida niña.

Naruto se detuvo a unos pasos de ella, era muy alto y uno de los pocos hombres a los cuales Hinata no sobrepasaba en altura. Sus manos eran grandes y sus hombros anchos, una sombra escondía su rostro dejando solo a la vista el brillo dorado de sus ojos.

-No soy una niña, soy una mujer. -Ya lo veo-dijo suavemente Naruto.

Sus ojos se pasearon por el cuerpo de la joven mirando con detalle las curvas escondidas bajo un sencillo vestido blanco. Como de costumbre no llevaba nada de maquillaje. Su cabello, de un magnífico tono rojizo con reflejos de bronce y canela, estaban recogidos hacia arriba en un moño pero algunos mechones rebeldes le acariciaban la cara y el cuello.

-Estas encantadora esta noche-dijo el.

-¡Ahórrame tus piropos!-contestó Hinata riendo-Como mucho soy bonita y lo sé muy bien. No vale la pena hacerme daño en la cabeza con horquillas y comprimirme las costillas con un corsé hasta el punto de no poder respirar. Me gustaría mas poder pasear todos los días con botas y pantalones como los hombres. Cuando no se puede ser hermosa es mejor no insistir.

Naruto no la contradijo pero tenía una opinión completamente distinta en eso. El encanto único de Hinata siempre le había fascinado. Era una mujer decidida, llena de energía, con unos pómulos altos, una boca sensual y una nariz llena de pecas. Era delgada y tan alta que Naruto solo la sobrepasaba por unos centímetros.

Estaban hechos el uno para el otro y sin embargo nadie parecía darse cuenta. Pero Naruto por su parte lo sabía desde hacia años, desde que se vieron por primera vez. Hinata era entonces una niña alocada con una cabellera azabache. A los veinte años se había convertido en una joven cuya franqueza le llegaba al alma. Le recordaba a las mujeres que había conocido en Rusia, mujeres de carácter que se parecían muy poco a las insípidas europeas que frecuentaba desde hacía siete años.

Consciente de su insistente mirada Hinata le hizo una mueca un poco infantil.

-Me da igual ser vulgar-afirmó ella-He tenido la oportunidad de comprobar que la belleza puede convertirse en un terrible inconveniente. Ahora, de verdad, es preciso que te vayas Naruto. Estando tu cerca ningún hombre se atreverá a cercarse a mí.

-Sea quien sea el que esperas, no se quedara más tiempo que los otros. -Este si-lanzó ella con desafío.

-Nunca se quedan-insistió el con desenvoltura-Los rechazas a todos a medida que se presentan ¿Por qué lo haces?

Hinata enrojeció violentamente y apretó los labios. La flecha había dado en el blanco. Hacia ya tres temporadas que había sido presentada en sociedad, si no se comprometía pronto sería rápidamente considerada con un caso desesperado y acabaría siendo una solterona.

-No sé porque necesito un marido-replicó-No me gusta la idea de pertenecer a alguien. Debes pensar que soy muy poco femenina ¿no es así?

-Me pareces muy femenina.

-¿Es un cumplido o te estás burlando de mi?-preguntó ella arqueando sus doradas cejas-Contigo siempre es difícil saberlo.

-Nunca me río de ti Hinata. De los demás si, pero de ti nunca. Ella emitió un suspiro de perplejidad. Naruto se acercó a ella, poniéndose bajo la luz.

-Ahora vas a volver dentro conmigo y te reunirás con los otros invitados. Además de ser el anfitrión soy primo lejano tuyo, no puedo dejarte ahí fuera sin acompañante.

-No intentes alegar un parentesco lejano entre nosotros, solo eres un pariente de mi madrastra, nosotros no tenemos ningún vínculo de sangre.

-Somos primos por alianza-insistió el. Hinata esbozó una sonrisa. Como miembros de la misma familia podían hablar sin fingimientos, llamarse por sus nombres y charlar sin necesidad de un chaperón.

-Como deseéis, Vuestra Alteza.

-Quizá quieras ver mi colección de cuadros-sugirió Naruto-Tengo algunos iconos que pueden interesarte. La mayoría de ellos son del siglo XIII y vienen de Novgorod.

-No me interesan las artes y desde luego no quiero ver tus siniestros iconos-respondió Hinata con una mueca desdeñosa-¿Por qué los coleccionas? Eres la última persona que me hubiera imaginado que le gustaban las obras de arte religiosas.

-Los iconos expresan el alma de los rusos. -Ignoraba que tuvieras un alma-lanzó Hinata con una sonrisa traviesa. -Quizá no me hayas mirado lo bastante cerca.

Dio un paso hacia delante y luego otro hasta rozar el bajo del vestido de ella.

-¿Qué estás haciendo?-preguntó Hinata. -Levántate.

Al principio no se movió, Naruto nunca le había hablado en ese tono. Parecía relajado y seguro de si mismo. Esta seguridad le recordaba a la de un gato a punto de saltar sobre su presa. Hinata obedeció de mala gana, se enderezó hasta que casi estuvieron nariz con nariz.

-¿Qué quieres Naruto?

-Quiero saber más sobre tu misterioso amigo. ¿Te coge en sus brazos? ¿Te susurra palabras de amor en el oído? ¿Te besa? Los dedos de el se posaron sobre su antebrazo, ella sintió la calidez de las palmas de sus manos a través del fino tejido del vestido.

Nerviosa, reprimió un gemido. Su corazón empezó a latir con fuerza, nunca hubiera imaginado que iba a sentir las manos de Naruto Angelovsky sobre ella. Estaban tan cerca uno del otro que sus pechos rozaban el torso de el. Quiso retroceder pero el la cogió con mas fuerza.

-Si has terminado de divertirte, Naruto, haz el favor de quitar tus reales patas de mis brazos, no me gusta demasiado tu sentido del humor.

-No estoy bromeando lyuboviyu -contestó el abrazándola para mantenerla prisionera- lyuboviyu(cariño)quiere decir… bueno… algún día te lo dire-explicó el a su mirada interrogadora.

-No soy lo que sea que me hayas dicho-protestó ella redoblando los esfuerzos para liberarse. El la inmovilizó sin esfuerzo. Aunque fueran casi de la misma altura, el pesaba el doble. Continuó hablando en voz baja haciendo caso omiso a sus protestas.

-Podrías pasar fácilmente por una eslava ¿sabes? Con tu pelo azabache y tu pálida piel. Tus ojos son del color de la luna, la luna mas hermosa que jamás he visto.

Hinata tuvo ganas de pedir ayuda. ¿Por qué se comportaba el así? ¿Qué deseaba exactamente? Recordó los rumores que circulaban sobre Naruto, sobre su pasado jalonado de traiciones y asesinatos. Había sido desterrado de Rusia por haber cometido varios crímenes contra el gobierno imperial. Muchas mujeres estaban fascinadas por el halo de misterio y peligro que flotaba a su alrededor, pero Hinata no era una de ellas.

-¡Suéltame!-exclamó jadeante-No me gustan nada tus jueguecitos. -Pero podrían llegar a gustarte.

El la dominaba sin dificultad como si fuera una muñeca o un gatito. Parecía gustarle el poder que tenía sobre ella, parecía querer que notara que el era mas fuerte. La joven echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos. El no iba a tardar en apoderarse de sus labios.

Conteniendo el aliento esperó, y esperó... El la soltó de pronto y le puso una mano en el cuello acariciándola suavemente. Su pulgar rozó una vena que latía con fuerza, la suavidad inesperada de esa caricia la hizo estremecer. Abrió los ojos y le miró, sus caras casi se tocaban.

-Algún día te besaré-afirmó el con un susurro-Pero no esta noche. Furiosa y ofendida, Hinata se soltó bruscamente y retrocedió varios metros cruzando los brazos sobre el pecho. -Deberías volver con tus invitados-dijo con tono cortante-Estoy segura de que un gran número de mujeres estarían dispuestas a hace cualquier cosa con tal de estar en mi lugar en este momento.

Naruto permaneció unos instantes bajo la luz con su pelo brillando con una luminosidad dorada y una sonrisa traviesa en los labios. A pesar de su enfado, Hinata no pudo evitar notar lo apuesto que era.

-Muy bien prima. Diviértete en los brazos de tu...amigo. -Esa es mi intención.

Hinata no se movió hasta que estuvo segura de que el se había ido. Entonces volvió a sentarse en el banco y estiró sus largas piernas. Naruto la había incomodado y al mismo tiempo también la había decepcionado de alguna manera.

Algún día te besaré...Pero a el, por supuesto, ella le daba igual. Ella no era de esas que hacia que los hombres perdieran la cabeza. Recordó la época en que los chicos se reían de ella porque era tan alta. La noche de su presentación en sociedad todos los solteros la ignoraron dirigiendo sus atenciones a las otras jóvenes frágiles y pequeñas. A los diecisiete años se encontró sentada, sin bailar, a pesar del atractivo que representaba la fortuna de su familia.

Pero ahora había encontrado un caballero para ella sola. Estaba enamorada de lord Toneri Milbank quien la estaba cortejando en secreto desde el inicio de la temporada. Al pensar en el sintió que su corazón se aceleraba. ¿Por qué se retrasaba tanto Toneri?

El enorme jardín del príncipe Angelovsky estaba dividido en parterres rodeados de setos, flores o árboles. Naruto rodeó el pequeño claro donde se encontraba Hinata y se escondió detrás de un inmenso tejo. Desde ese puesto de observación esperó la llegada de su rival.

Creyéndose sola, Hinata se removió en su asiento, nerviosa. Se dio unos golpecitos en los bucles e intentó cruzar las piernas para que parecieran mas cortas. Luego, diciéndose que sus esfuerzos serían en vano, dejó de intentarlo resignada. Naruto sonrió, enternecido por su ansiedad.

Hinata se levantó, se sacudió el polvo del vestido y se estiró. El príncipe admiro la longitud de su cuerpo y la redondez de su pecho. Ella dio una vuelta alrededor del banco y rompió nerviosa una ramita.

-¿Estás ahí querida?-dijo de repente una voz rompiendo el silencio del jardín.

La joven se giró con rapidez. -Llegas tarde-le regañó precipitándose hacia el recién llegado.

Se colgó de su cuello y le cubrió de besos. -Tuve que salir discretamente-respondió el-Sabes bien que nada podría impedir que me reuniera contigo. -Cada vez que te veo en la otra punta del salón deseo lanzarme a tus brazos. -Pronto estaremos juntos. -¿Cuándo?-preguntó ella impaciente.

-Muy pronto. Ahora deja de moverte para que pueda besarte. Le cogió con cariño la cabeza y puso sus labios sobre los de ella. Desde su escondite, Naruto observaba a la pareja con los ojos entrecerrados y la mirada penetrante. El desconocido estaba de espaldas a el. El príncipe se desplazó ligeramente y apartó una rama del tejo.

El otro hombre retrocedió un poco y la luz ilumino su rostro. De inmediato reconoció a lord Toneri Milbank.

-Perfecto-murmuró. Ahora entendía porque Hinata insistía en guardar esa relación en secreto.

Milbank era un vizconde arruinado, un cazador de dotes reconocido. El padre de Hinata nunca permitiría a su única hija casarse con un hombre sin escrúpulos como ese. Sin duda Hiashi le había prohibido verle.

Naruto se reunió con sus invitados en el salón de baile, lleno de júbilo por dentro. Le resultaría muy fácil deshacerse de lord Toneri Milbank. Y después nada le impediría conquistar a Hinata.

Hinata deslizó un brazo por la nuca de su amor. Al oler su familiar perfume apretó el envés de su chaqueta entre sus dedos saboreando el contacto con ese hombre joven y atractivo.

-Cada día estoy un poco mas enamorada de ti-declaró ahogándose en su mirada de terciopelo-No dejo de pensar en ti.

Toneri le acarició la mejilla. -Me has embrujado Hinata Stokehurst.

La besó apasionadamente apretándola fuerte entre sus brazos, luego levantó la cabeza e intercambiaron una sonrisa.

-Hay que volver al baile-anunció el-Cada uno por un lado, por supuesto. No tenemos que despertar sospechas. Y no te enfurruñes, sabes bien que es necesario.

-Me da la impresión de que vamos a tener que escondernos toda la vida. Encuentros apresurados, diez minutos robados de vez en cuando...no es suficiente para mi. Ahora que estamos los dos seguros de nuestros sentimientos deberíamos enfrentarnos juntos a mi padre. Si no accede a nuestro matrimonio, nos fugaremos.

-Schh, querida-dijo Toneri en voz baja mientras una sombra de inquietud oscurecía su rostro-No quiero volverte a oír hablando de fugas. Sé muy bien lo importante que es tu familia para ti y no quiero ser el causante de una pelea con tu padre.

-¡Pero papá nunca nos dará su consentimiento!

-Algún día cederá-aseguró Toneri besándola en la frente-Puedo ser muy paciente ¿sabes?

-Yo no-respondió Hinata con una risita-La paciencia es sin duda una de tus virtudes pero no forma parte de las mías.

-Intenta hablar con tu madrastra-sugirió el-Si consigues su apoyo quizá intente ablandar a tu padre.

-Quizá-dijo Hinata. Siempre había considerado a Ayshane, su madrastra, como una hermana mayor comprensiva, una cómplice que siempre estaba dispuesta a escuchar sus problemas.-Creo que es la única persona que puede influir en la decisión de mi padre. Pero si no funciona...

-Tiene que funcionar Hinata, debes entender que el consentimiento de tu padre es indispensable. Si no, no podremos casarnos nunca.

-¿Nunca?-repitió ella retrocediendo-¿pero porque? -No tendríamos dinero. -¡Pero lo mas importante es que estemos juntos! -Esa actitud te honra, querida, pero estas acostumbrada a vivir con lujos, no tienes ni idea de lo que es la pobreza. Y no olvides que sin dote tendrías que renunciar a tus animales y venderlos a algún zoo o a otras personas.

-¡No!-exclamó Hinata horrorizada-Mis animales serían maltratados, no puedo correr un riesgo así.

Desde hacía muchos años, cuidaba algunos animales en la propiedad de sus padres, recogía animales perdidos o heridos: caballos, osos, lobos, perros, monos e incluso un tigre de Asia.

-Me necesitan, no podrían sobrevivir sin mis cuidados. -Entonces, podrás entender la necesidad del consentimiento de tu padre. -Si-admitió Hinata de mala gana.

Le hubiera gustado convencer a Toneri para que se enfrentara a su padre. Si solo pudiera enfrentarse a el y exigiera la autorización para casarse con ella...Pero no lo haría nunca, el pobre Toneri tenía miedo.

Eso era perfectamente comprensible ya que todo el mundo temía a lord Stokehurst. Bajo su punto de vista ningún pretendiente era digno de su hija. De ese modo, unos meses antes, le había prohibido terminantemente a Toneri que la cortejara. El joven no se había atrevido a protestar. Ahora la situación parecía no tener salida.

-Hablaré con mi madrastra-prometió Hinata un poco triste-Encontraré la manera de hacerle comprender que estamos hechos el uno para el otro. Después ella se encargará de convencer a mi padre para que acepte nuestra unión.

-Por fin te muestras razonable-dijo Toneri besándola-Ahora vuelve al baile. Yo esperaré aquí unos minutos más.

Ella dudó un momento mientras le miraba. -¿Me amas Toneri?

El atrajo hacia si su firme cuerpo casi cortándole el aliento. -Te adoro, eres lo más importante para mí. No tengas miedo, nada podrá separarnos.

Hinata se reunió con su madrastra en la sala de baile, un lujoso salón lleno de espejos y dorados. Ayshane daba pequeños sorbos de una copa de champán mientras hablaba alegremente con algunos otros invitados. Parecía mucho mas joven de lo que era y tenía el mismo aspecto misterioso y fascinante que su primo Naruto Angelovsky. Los dos eran auténticos rusos blancos a los que unas dramáticas circunstancias habían obligado a emigrar a Inglaterra.

-"Belle maman"-dijo Hinata arrastrando a Ayshane a un aparte-Necesito hablar contigo. Es muy importante.

Ayshane la miró pensativa, pocas cosas se le escapaban, tenía el don de leer el pensamiento.

-De lord Milbank ¿no? -¿Quién te lo ha dicho? -Nadie. Pero salta a la vista desde hace meses. Cada vez que desapareces en una fiesta, Sora Milbank desaparece también. Incluso esta noche os habéis reunido en secreto. No me gusta que actúes a espaldas de tu padre.

-No tengo otra elección-respondió Hinata con expresión culpable-Papá es demasiado injusto, no me deja ver a Toneri.

-Tu padre no quiere que se aprovechen de ti. Intenta apartarte de los cazadores de dotes.

-¡Toneri no es un cazador de dotes!

-Sin embargo lo parece. Recuerda ese lamentable asunto con lady Ino Enderly el año pasado y...

-Me lo explicó todo-replicó Hinata. Se estremeció al pensar que antes de cortejarla a ella Sora había sido sorprendido a punto de huir con una rica heredera rica e ingenua. Escandalizada, la familia de Ino había amenazado a Toneri con denunciarle a la justicia antes de casar a Ino rápidamente con un viejo barón con dinero.

-Solo fue un error. Un terrible malentendido.

-Hinata, tu padre y yo queremos verte casada con un hombre que te respete y que sea digno de ti.

-Y sobretodo lo bastante rico-cortó Hinata-Esa es la realidad. A ti y a papá no os gusta Toneri porque no tiene una fortuna familiar.

-¿Y si tu no tuvieras un penique-preguntó Ayshane con suavidad-crees que Toneri querría casarse contigo? Por supuesto, el dinero no es lo único que le motiva pero no puedes negar que es un factor importante.

Hinata frunció el ceño, molesta. -¿Por qué nadie cree que un hombre pueda amarme por mi misma? A el da igual mi fortuna, lo único que desea es hacerme feliz.

-Sé que estas enamorada de el –dijo Ayshane con una sonrisa llena de comprensión-Y crees que el siente lo mismo por ti. Pero tu padre respetaría mucho mas a Toneri si el tuviera el valor de ir a verle para pedirle que se volviera atrás en su decisión, demostrándole que te ama y te respeta. Pero no, Toneri prefiere jugar al escondite.

-No puedes reprocharle que tenga miedo de papá-exclamó Hinata exaltada- La mayor parte de la gente le considera un tirano.

Ayshane empezó a reír buscando a su marido con la mirada. -Yo también lo creía-dijo-pero ya no lo creo.

Como si notara los ojos de Ayshane posados en el, Hiashi Stokehurst se dio la vuelta. Era más distinguido que atractivo, con sus duros rasgos y sus ojos pálidos y vivaces. La gente a menudo se quedaba atónita al ver el gancho que tenía en el lugar donde debería haber estado la mano izquierda, que había perdido al salvar a Hinata y a su madre del incendio que destruyó su casa. Hinata había sobrevivido pero no Himeko Stokehurst. A veces la joven se preguntaba como habría sido su vida si hubiera crecido con el cariño de una madre. En lugar de eso había vivido con un padre a veces autoritario y demasiado protector.

Al ver a su mujer y a su hija, Hashi fue hacia ellas. -Te mereces un hombre como tu padre-murmuró Ayshane mientras le veía acercarse-Daría cualquier cosa por las personas que ama, incluso su vida. Hinata se encogió de hombros.

-No existe ningún otro hombre como el. Si lo que necesito es un pretendiente que esté a su altura, nunca encontraré ninguno.

-Encontrarás un marido digno de ti, solo es cuestión de tiempo.

-Querrás decir que tardaré una eternidad. Sin duda has notado que los buenos partidos no se arrojan a mis pies.

-Si les dejaras ver la personalidad que conoce tu familia, estarían todos a tus pies. Eres cariñosa y encantadora, pero en cuanto un hombre se acerca a ti, te quedas paralizada como una estatua.

-No puedo evitarlo-dijo Hinata con un profundo suspiro-Pero con Toneri soy diferente. Me hace sentir...especial. Incluso hermosa. Por favor intenta entenderlo. Necesito que hables en mi favor con papá. Tiene que invitar a Toneri a venir a casa.

Sin saber que decir, Ayshane le dio unas palmaditas en el brazo. -Veré lo que puedo hacer, pero no seas demasiado optimista, a Hiashi no le va a gustar nada. El aludido se reunió con ellas mostrando una ancha sonrisa, luego miró a Ayshane. Cuando estaban juntos parecía que estuvieran solos en el universo, era muy raro ver una pareja tan unida. Después de la muerte de su primera mujer, Hiashi no soñó que se casaría de nuevo, pero en cuanto Ayshane entró en su vida le hechizó. Desde su boda ella le había dado dos hijos de pelo oscuro, Neji y Kiba. A veces Hinata se sentía un poco excluida de ese circulo familiar tan cerrado a pesar de todos los esfuerzos que hacían para integrarla en el.

-¿Os divertís?-preguntó Hiashi mirando a su mujer a los ojos.

-Si-contestó ella acariciando la parte interior de su chaqueta-Pero todavía no has sacado a tu hija a bailar.

-Prefiero estar sentada a que mi padre sea mi único acompañante de la noche-protestó la joven-Y no quiero que me busques a nadie papá. A nadie le gusta bailar obligado.

-Voy a presentarte al joven lord Uchiha-declaró Hiashi-Es muy inteligente y...

-Ya lo he conocido-replicó Hinata secamente-Odia a los perros. -Esa no es razón para condenar a un hombre ¿sabes? -Dado que siempre tengo la ropa llena de pelos de animales, no creo que podamos llegar a entendernos. No intentes colocarme, papá, me das miedo. Hiashi sonrió y acarició uno de los rizos negruzcos.

-De acuerdo-dijo antes de volverse hacia Ayshane -¿Me haría usted el honor de este baile milady?

Hiashi cogió a su mujer y la hizo dar vueltas con la música de un vals. Al fin pudieron hablar en privado.

-¿Por qué a Hinata no le cae bien nadie?-preguntó Hiashi-Parece muy reservada esta noche.

-Solo le interesa un hombre. El frunció el ceño.

-¿Todavía Toneri Milbank? Creí haber solucionado ese problema.

-Querido, el que les hayas prohibido verle no significa que sus sentimientos hayan desaparecido-contestó Ayshane con una sonrisa.

-La casaría con cualquiera antes que con ese cazador de dotes. ¡Con cualquiera!

-No digas esas cosas-murmuró Ayshane mirándole con preocupación-Eso puede traer mala suerte.

-Tu y tus supersticiones. ¡Eres muy astuta!-dijo con una sonrisa-Pero mantengo lo que he dicho. ¿Puedes imaginarte un yerno peor que Toneri Milbank?

Cuando la dejaron sola, Hinata se apoyó en una pared de la sala de baile soltando un suspiró melancólico. ¡Si tan solo pudiera pasearse sola por la mansión del príncipe Angelovsky! El tenía muchos tesoros de la antigua Rusia, magnificas obras de arte, muebles esculpidos... Naruto se lo había traído todo con el al igual que el ejército de sirvientes.

La casa de Naruto era un verdadero museo, todo era de una belleza y de una opulencia que cortaba el aliento. También resultaba un poco intimidante. El gran salón estaba rodeado de columnas de oro, incluso había tenido que añadir una gracias a una superstición rusa que decía que los números pares daban mala suerte. Una gran escalera con pasamanos azul y oro llevaba a la planta superior. Las paredes eran de color gris claro con unas cristaleras que empezaban en el suelo de mármol negro y gris.

La mansión estaba al oeste de Londres, en el centro de un inmenso parque que se extendía a ambos lados del Támesis. Naruto había comprado la propiedad tres años antes y lo había decorado con gusto. Era algo magnífico, digno de un príncipe, pero modesto en comparación con los palacios que había tenido en Rusia. Cuando le desterraron obtuvo el derecho de llevarse la décima parte de su fortuna. Naruto era uno de los hombres mas ricos de Europa, y ciertamente el mejor partido. Lo tenía todo para ser feliz pero Hinata se decía que rara vez había visto un hombre con una expresión tan triste. ¿Acaso tenía un sueño secreto que no podía convertir en realidad?

Una voz seca interrumpió sus cavilaciones. -Mira Sakura, es nuestra amiga Hinata. Como de costumbre nadie baila con ella. Deberían poner una placa para señalar el lugar donde lady Hinata Stokehurst esperó durante horas a que un caballero la sacara a bailar.

Eran lady Sakura Cotterly y su amiga Karin Bradford. Sakura era la joven más popular de la temporada, con sus magníficos cabellos rosáceos y una familia muy rica y respetada. Tenía dificultades para elegir entre todos sus pretendientes.

Hinata esbozó una sonrisa forzada con la sensación de ser muy alta comparada con las otras dos. Se encorvó ligeramente y se pegó a la pared.

-Buenas noches Karin.

-Sé porque parece sentirse tan a disgusto-continuó Karin dirigiéndose a Sakura-Nuestra Hinata está mas a gusto en una granja que en un baile ¿no es cierto Hinata?

A esta se le hizo un nudo en la garganta. Le lanzó a Toneri, que estaba hablando con unos amigos, una mirada de desesperación. Al verle recuperó algo de su valor y dijo que Toneri la amaba y que no debía dar importancia a las puyas de Karin. Sin embargo le dolían.

-Realmente eres una chica muy simple y natural-susurró Karin removiendo el cuchillo en la herida-No entiendo como es posible que los hombres no caigan rendidos a tus pies.

Antes de que Hinata pudiera responder, vio con sorpresa que Naruto Angelovsky se había unido a ellas.

-Creo que es el baile que me habías prometido, prima-declaró. Hinata se quedó sin voz al igual que las otras dos. Naruto estaba magnífico con su traje de etiqueta, la luz jugaba con sus duros rasgos realzando el ángulo de su mandíbula y haciendo mas clara su azulada mirada. Sus pestañas eran tan largas y sedosas que parecían estar enredadas. Karin enseguida se dio cuenta de que Naruto había oído sus burlas.

-Príncipe Naruto-dijo dijo incómoda-es una maravillosa velada y vos sois un maravilloso anfitrión. Me estoy divirtiendo mucho, todo está perfecto: la música, las flores...

-Nos estamos felices de que le guste-la cortó el fríamente. Hinata luchó por contener la risa. Nunca había oído a Naruto decir "nos" al referirse a si mismo.

-¿Habeis llamado "prima" a Hinata?-preguntó Karin-No sabía que fueran parientes.

-Primos lejanos por matrimonio-explicó Hinata.

En los labios de Naruto se dibujó una sonrisa. -¿Bailas?-preguntó alargando el brazo.

-Pero, Vuestra Alteza-protestó Karin-nosotros solo hemos bailado juntos una vez, en el baile de los Senju. Es una experiencia que hay que repetir ¿no le parece?

La mirada penetrante de Naruto vagó por el cuerpo de la joven, -Creo que una sola vez fue suficiente-contestó llevandose a Hinata hacia la pista de baile. Karin se quedó sin voz, paralizada por esa contestación. Hinata hizo una reverencia y posó su mano en la de Naruto. Le miró con agradecimiento. -Gracias-dijo-Es la primera vez que veo que alguien pone a Karin en su sitio. Te lo agradezco. -Entonces vamos a considerar que me debes una.

Deslizó un brazo por su cintura empezaron a bailar un vals. A Hinata no le costó seguirle, sus largas piernas se compenetraban a la perfección con las de el. Se mantuvo en silencio unos minutos, nunca había conocido a un hombre que bailara tan bien, le parecía que volaba, como si no tuviera ningún control sobre sus pasos. Notaba los ojos de los demás posados en ellos, algunas parejas se apartaron para admirarles. Hinata, que odiaba llamar la atención, se ruborizó.

-Relájate-murmuró Naruto. Se dio cuenta de que le estaba apretando la mano con desesperación.

-Lo siento-dijo aflojando su presa-Naruto ¿Por qué nunca me habías invitado a bailar antes?

-¿Habrías aceptado? -Probablemente no. -Por eso nunca te lo pedí.

Hinata le miró con curiosidad. Era imposible saber si lo decía en serio o no ya que su rostro no traicionaba ninguna emoción. Su cuerpo parecía estar hecho sólo de músculos y se movía con la gracia de un felino.

Vio que en el cuello tenía una cicatriz. Apartó los ojos al recordar que el había llegado a Inglaterra debatiéndose entre la vida y la muerte, estuvo en la cabecera de su cama junto con su madrastra. Nunca podría olvidar ese día. Ni sus cicatrices...su pecho y sus muñecas estaban llenos de cicatrices. Nunca había visto unas marcas así. El había conseguido incorporarse en la cama y cogerle un mechón de pelo.

-Conozco una leyenda rusa-había susurrado-La historia de una niña que salva la vida de un príncipe trayéndole una pluma mágica, cogida de la cola de un pájaro de fuego. Esas plumas son de un color dorado azulado, como tu pelo...

Hinata había retrocedido pero el había conseguido despertar su curiosidad. Mas tarde le preguntó a Ayshane lo que le había ocurrido a Naruto.

-Le torturaron-explicó-Y luego le desterraron acusado de traición. -¿Va a morir por culpa de las heridas? -Por las heridas físicas no, pero me temo que las heridas de su mente son todavía peores. Al pasar al lado de Toneri Milbank, Hinata volvió de golpe a la realidad.

La estaba mirando con asombro desde un rincón. Se preguntó que podía estar pensando.

-Tu amigo nos está mirando-dijo Naruto. -Si-respondió Hinata sorprendida por su perspicacia. -Un poco de celos nunca vienen mal. -Tú debes saberlo, sin duda. Creo que conoces muchas mujeres. -¿Alguna vez te muerdes la lengua? -¿Te he ofendido? -No. -Algunas veces intento ser educada y reservada, pero me dura alrededor de media hora, después vuelvo a lo mismo. Miró a los músicos con lo cual Naruto estuvo a punto de dar un paso en falso. -Este vals no se acaba nunca. -¿No te diviertes?-preguntó Naruto recuperando el ritmo rápidamente. -No, con toda esa gente mirándonos. Quizá tu estés acostumbrado pero yo no. Me ponen nerviosa. -Entonces voy a poner fin a tu sufrimiento.

La llevó a una esquina del salón y la soltó llevándose la mano de ella a los labios.

-Gracias por el baile prima. Eres una pareja encantadora. Te deseo buena suerte con tu amigo.

-No la necesito-contestó ella segura de si misma. -Nunca se sabe.

Naruto se alejó pensando que toda la suerte del mundo no iba a cambiar la situación de ella. Nunca pertenecería a otro hombre, siempre había sabido que estaba hecha para el. Pronto sería suya.

Los Milbank pertenecían a ese tipo de aristocracia europea que Naruto detestaba por encima de todo. Vivian de sus fortunas que disminuían de año en año pero eran demasiado vagos o demasiado orgullosos para trabajar. La única solución que les quedaba era casar a sus hijos con ricos herederos.

En la puerta de la residencia londinense de los Milbank, Naruto sostuvo la mirada de un mayordomo un poco extrañado que abrió la puerta.

-Vengo a ver a lord Milbank-anunció dándole su tarjeta de visita.

-Por supuesto, Vuestra Alteza-dijo el mayordomo recuperándose rápidamente-Voy a ver si lord Milbank está. Por favor pasad.

Naruto asintió, su mirada inexpresiva recorrió el vestíbulo con sus alfombras tan desgastadas que se veía la trama y sus muebles llenos de polvo. Se respiraba la suciedad y el abandono.

El mayordomo volvió a aparecer poco después sin atreverse a mirar a Naruto a los ojos.

-Lo siento Vuestra Alteza, lord Milbank no se encuentra en casa.

-Ya veo-murmuró Naruto mirándole con intensidad-Escuche, los dos sabemos que está aquí, de modo que dé media vuelta y dígale que quiero hablar de negocios. No le voy a entretener mucho tiempo.

-Bien Vuestra Alteza. El mayordomo desapareció de nuevo.

-¡Príncipe Naruto!-dijo Toneri Milbank unos minutos después con una sonrisa preocupada-¿A que debo el honor de vuestra visita? ¿Negocios?

-Un negocio personal. Los dos hombres se miraron unos instantes. Milbank retrocedió un paso de forma involuntaria al percibir la antipatía que Naruto escondía tras su expresión reservada.

-¿Y si tomáramos un refresco en el salón?-propuso Milbank titubeante- ¿Un té y unas galletas?

Naruto pensó que ese era un ofrecimiento muy británico. En su país la tradición obligaba a ofrecer tanto a los amigos como a los enemigos, golosinas, caviar y ensaladas, todo ello regado con vodka. Reprimió un suspiró. Decididamente nunca se acostumbraría a ese país.

-No gracias-contestó-No le entretendré mucho tiempo. He venido a hablarle de los Stokehurst...en particular de Sora.

Hizo una pausa y vio como se tensaba la expresión de Milbank. -Quiero que deje de verla. -Yo...No entiendo-barbotó Milbank abriendo los ojos con sorpresa-¿Ha sido el duque quien os ha pedido que me apartéis de su hija?

-No sea estúpido. Stokehurst es perfectamente capaz de hacerlo sin recurrir a nadie.

-¿Entonces sois vos quien lo desea?-preguntó Toneri moviendo la cabeza con incredulidad-¿Por qué?

-Eso no le importa.

-Anoche les vi bailar juntos. ¿Qué sucede? ¿No estaréis interesado en ella?

-¿Y porque no? - contesto de manera brusca

-Hinata no tiene nada que pueda gustaros. En cualquier caso no necesitáis su dote.

Naruto arqueó las cejas. -¿Usted cree que lo único que Hinata tiene que ofrecer es su dote?

-No he dicho eso-se apresuró a decir Toneri.

El rostro de Naruto no dejó traslucir ninguna emoción pero el tono de su voz estaba cargado de desprecio.

-La temporada terminará pronto. Como de costumbre habrá algunas herederas que no habrán conseguido encontrar marido. Estarán encantadas de concederle su mano. Ya que lo que le interesa es el dinero, consiga una de ellas, pero manténgase lejos de Hinata Stokehurst.

-¡No contéis con ello!-lanzó Toneri-Tengo intenciones de probar suerte con Hinata, resulta que la amo. Y ahora salid de aquí y no volváis nunca.

Naruto esbozó una sonrisa divertida. No se dejó engañar por la actuación de su rival.

-Me parece que no lo entiende-murmuró. -Si creéis que me asustáis... -No le voy a dar ni la más mínima oportunidad con Hinata. Se acabaron las cartas y las citas clandestinas. Y, si a pesar de mis advertencias intenta verla, lo lamentará.

-¿Me estáis amenazando? Todo indicio de diversión había desaparecido en Naruto.

-Le juro que le haré la vida tan imposible que maldecirá el día que su madre lo trajo al mundo-dijo muy serio.

Luego esperó en un pesado silencio, saboreando la evidente desesperación de Milbank, su lucha interior entre el atractivo del dinero y el miedo.

-He oído hablar de todas las vidas que habéis destruido-dijo Toneri-De vuestra brutalidad y de vuestra crueldad. Si os atrevéis a hacerle daño a Hinata os mataré.

-Nadie sufrirá ningún daño siempre que me obedezca. Milbank movió la cabeza.

-¿Por qué hacéis esto? ¿Cuáles son vuestras intenciones respecto a Hinata? Tengo derecho a saberlo.

-Usted no tiene ningún derecho a acercarse a Hinata o a hablar de ella. Naruto hizo una reverencia antes de irse, dejando a Toneri Milbank loco de ira.

Hinata entró en la residencia londinense de los Stokehurst silbando alegremente. En esa mañana de junio todavía hacia fresco, volvía de un vigorizante paseo a caballo por Hyde Park, le había costado dominar al fantástico semental de dos años. Con las mejillas rojas de cansancio, se desabrochó la chaqueta del traje de montar.

-Señorita Hinata-dijo el mayordomo entregándole una carta en una bandejita de plata-Acaban de traer esto para usted.

-Gracias Ko, me pregunto quien... Se calló bruscamente al reconocer la escritura de Toneri. Su corazón empezó a latir enloquecido. -¿Mis padres lo saben? -No-confesó el mayordomo. -Entonces no hay razón para decírselo ¿no es así?-dijo ella con una sonrisa desarmante.

-Señorita Hinata, si me está pidiendo que le engañe...

-¡Por el amor de Dios Ko! No le estoy pidiendo que mienta, solo le pido que no diga nada a menos que le pregunten. El soltó un suspiro.

-Bien señorita.

-Es usted un encanto-dijo ella antes de subir las escaleras de dos en dos.

Ella cerró la puerta de su habitación y se tiró en la cama sin tener cuidado de no ensuciar la colcha bordada. Rompió el sello y abrió la carta. Acarició el papel con cariño.

Mi queridísima Hinata

Me gustaría encontrar las palabras adecuadas para decirte lo mucho que te amo.

Hinata interrumpió la lectura y apretó la carta contra sus labios. -Toneri...-murmuró mientras lágrimas de felicidad asomaban a sus ojos.

Luego continuó leyendo. Pronto su sonrisa se desvaneció y se puso pálida.

Desde que te conozco y he descubierto la felicidad de tenerte en mis brazos, la vida me parece más hermosa. Con el más profundo dolor, con la mayor desesperación, me he dado cuenta de que cualquier relación entre nosotros es imposible. Tu padre nunca aceptará que me case contigo. Prefiero renunciar a mi felicidad que arrastrarte a una vida de pobreza. Mi honor me obliga a dejarte en libertad. Voy a dejar Inglaterra por un tiempo y no sé cuando volveré. No me esperes. Espero de todo corazón que otro hombre pueda ofrecerte la vida que te mereces. No te estoy diciendo hasta luego sino adiós.

Tuyo Toneri

Por un momento Hinata fue incapaz de pensar, la invadió un profundo dolor que la devoraba poco a poco.

-No, no es posible. ¡Dios mío! Rodó a un costado apretando la carta en la mano.

-Toneri...¿Por qué me abandonas así? Me habías prometido que esperarías. Se le hizo un nudo en la garganta. Loca de dolor se preguntó si sobreviviría a la impresión.

Apoyado en el diván, Hiashi miraba el fuego de la chimenea, la cabeza de Ayshane reposaba sobre su pecho. Estaban compartiendo una copa de coñac, besándose de vez en cuando entre trago y trago. Toda la habitación estaba bañada con la cálida luz dorada.

-¿Dónde están los niños?-preguntó Hiashi. Ayshane hizo girar el coñac en la copa y se la dio a su marido sonriendo.

-Están jugando en la guardería, pronto será la hora de su baño. Tal vez debería ir a ver.

-No, espera. Puso la mano en el brazo de Ayshane.

-Es el mejor momento del día. Por fin estamos solos. Ayshane empezó a reír alegremente y escondió la cara en el cuello de su marido. -Realmente debo ir a ayudar a la niñera, de lo contrario los niños van a mojar toda la habitación. Además quiero ver lo que está haciendo Hinata, lleva todo el día encerrada en su dormitorio. La cocinera le ha mandado la comida pero no sé si la ha tocado siquiera.

-Probablemente esta llorando por su querido Milbank-dijo Hiashi frunciendo el ceño.

-Probablemente

-Creía que a estas alturas ya lo habría superado ¿No podemos hacer nada para ayudarla?

-Es evidente que tu nunca has conocido el dolor que puede provocar el amor-murmuró Ayshane.

-Contigo si.

-¿Cómo? Decidiste que estabas locamente enamorado de mí y dos días después ya estabas en mi cama.

-Fueron los dos días más largos de mi vida.- Ayshane se rió de buena gana, luego dejó la copa de coñac y le abrazó.

-Y desde entonces hemos pasado casi todas las noches juntos. -Exceptuando la intervención de Naruto Angelovsky-dijo Hiashi sombrío. -¡Schh!-dijo Ayshane posando sus labios en los de el-Decidimos perdonarle y olvidarlo todo. Ya han pasado más de siete años. -Pero yo no he olvidado nada.

-Y parece que tampoco has perdonado. Ayshane sumergió su mirada en los ojos perlados de su esposo moviendo la cabeza. -Querido, eres la persona más cabezota que conozco...aparte de tu hija, por supuesto. -Los Stokehurst lo llevamos en la sangre. No es culpa nuestra que seamos tan testarudos.

-Siempre te justificas con la sangre de los Stokehurst-protestó ella debatiéndose para escapar a sus besos. El se tumbó encima de ella cuan largo era.

-Soy cabezota y apasionado. Espera un poco y te demostraré...

-¡Ya he tenido suficientes pruebas!

Pero sus juegos se vieron repentinamente interrumpidos por un golpe en la puerta. Ayshane giró la cabeza y vio a su hijastra. Se levantó rápidamente.

-Hinata, querida... Enmudeció al ver la palidez de la joven que parecía estar en trance.

-Papá, "belle maman", siento mucho molestaros-dijo con frialdad.

-¿Qué sucede?-preguntó Ayshane preocupada-Pareces alterada.

-Lo estoy.- Arrojó la carta arrugada a los pies de su padre. -Espero que esto te proporcione algún placer, papá.

Sin dejar de mirar a su hija, Hiashi recogió la hoja de papel. -Léela-continuó secamente Hinata-Es una carta de Toneri. Ha abandonado cualquier esperanza de casarse conmigo, incluso abandona el país. Por tu culpa nunca encontraré a nadie. Nunca te lo perdonaré, me has privado de la única oportunidad que tenía de que me amaran. Por un momento Hiashi Stokehurst pareció turbado pero luego se rehizo.

-Toneri Milbank no te amaba-dijo tranquilamente. La boca de Hinata se deformó en una horrible mueca.

-¿Cómo puedes saberlo? ¿Cómo puedes estar tan seguro de ti mismo? Mi padre, tan noble, tan sensato...tan perfecto que incluso es capaz de leer en la mente y el corazón de un hombre. ¡Debe ser maravilloso ser tan infalible!

Hiashi no respondió. -No quieres que me case-continuó Hinata vehementemente-a menos que sea con un pelele a quien puedas manipular a tu antojo.

-¡Ya basta!-cortó Ayshane. Hinata se volvió hacia ella. -No te preocupes, no le he hecho daño. Es necesario querer a alguien para que sus palabras te hieran, y yo no tengo el honor de ser una de las personas a las que el quiere.

-¡Eso no es cierto!-protestó Hiashi-Yo te quiero, Hinata.

-¿De verdad? Yo creía que querer a alguien significaba desear su felicidad. Bueno, pues puedes guardarte tu supuesto cariño.

-Hinata...

-¡Te odio!-lanzó ella con un estremecimiento.

En medió de un pesado silencio, giró los talones y se fue.

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