Una gran aventura

De todas las decepciones que Sasuke Uchiha se había llevado en la vida, probablemente esa era la más grande. Sí, porque nunca todo su esfuerzo había sido tirado a la basura, sin lograr ni siquiera un mísero resultado.

¿Pero qué podía esperar? Había sido ingenuo de su parte pensar que esa criatura iba a desarrollar habilidades ninjas. Más cuando se pasaba las veinticuatro horas del día persiguiéndolo con el fin de que le rascara la panza o a veces incluso para jugar entre sus piernas. Y a pesar de que esas conductas les parecían demasiado adorables tanto a su esposa como a su hija, al azabache le parecía una gran pérdida de potencial.

Porque aunque el joven padre había sido totalmente escéptico con respecto a la idea de comprar un gato para la familia, se le había metido en la cabeza que ciertamente sería funcional tener una mascota con habilidades ninjas que protegiera a su mujer, a su linda princesa y a su hijo aún no nato; cuando él no se encontrase en la casa por una de sus largas misiones.

Y no era que creía que su familia estaba conformada por seres indefensos, bien sabía que la fuerza de Sakura era capaz de hacer llorar hasta a los ninjas más fuertes del mundo, claro testimonio de esto daba el dobe de Naruto; incluso sabía que su lindo retoño era por mucho la mejor alumna de su clase; no solo destacando por sus increíbles habilidades sino también por su gran inteligencia y ni que hablar de la personita que se estaba formando en el vientre de la pelirosada ¡Por favor! Los genes Uchiha combinados con los genes Haruno, solo podían generar belleza y grandeza.

Sin embargo el hecho de dejar una especie de guardián en la casa lo tranquilizaba, más cuando había visto a lo largo de su vida a tantos animales que se desempeñaban igual o en algunas ocasiones mucho mejor que ciertos ninjas. Por lo que él surgió el firme propósito de entrenar a la gata Miko-Miko de la mejor manera posible, para convertirla en otra miembro honorable del grandioso clan Uchiha.

-Mira Mikoto.- Sasuke la miró fijo agarrándola con cuidado y posicionándola en su regazo.- Hoy tengo una misión, nada difícil. Es simplemente de protocolo, ni siquiera tengo que salir de la Aldea. Solo estaré fuera unas pocas horas, igual te encargo el cuidado de mi familia.- la gata solo lo miró fijamente con sus ojos verdes por lo cual prosiguió.- En el caso de alguna emergencia, espero que pongas en práctica todo lo que te he enseñado.

No obstante apenas terminó de hablar, el felino solo se acurrucó en sus piernas empezando a ronronear cómodamente y al Uchiha no le quedó más que levantar una ceja y fruncir ligeramente el ceño. Porque el entrenamiento no había dejado los frutos esperados, lo único que había conseguido es que la gata se encariñara de él y aprendiera a usar la caja de arena.

Así que el Uchiha solo suspiró resignado, pasando con algo de torpedad, su mano por el pelaje oscuro del felino para colocarla en el piso y seguir con su camino. Pero sus ojos oscuros y precavidos notaron como está cada vez que él se proponía salir quería hacer lo mismo, y con el miedo de que su pequeño retoño lo odiase en el caso de que la gata escapara. La agarró con cuidado y la subió al piso de arriba.

Sarada abrió sus ojos con rapidez, al oír un incesante sonido en la puerta de su cuarto. Sin pensarlo mucho se levantó de su cama y aunque el reloj ubicado en la cómoda de su cuarto, indicará que apenas eran las seis, no dudó en ponerse sus gafas rojas y dirigirse hacia esta, con el fin de averiguar qué era lo que producía ese peculiar ruido.

Claro que grande fue su sorpresa al ver que era la gata que probablemente estaba arañando la puerta.- ¿Pero Miko-chan que haces?- levantó su ceja indignada siendo ignorada por la gata que se acercó con pequeños saltitos a la ventana haciendo sonidos lastimeros. Por lo que la azabache hizo lo mismo, con el fin de entender que era lo que tenía a su mascota en ese estado. Y al ver por la ventaja, pudo notar la figura de su padre caminando fuera de la casa para ir a una de sus tantas misiones.

-Lo sé, apesta cuando se va.- dejó escapar en un suspiro, pasando con cariño su manos níveas por el pelaje azabache de su mascota.- Antes solía despedirse, sin importar la hora que fuera. Pero ahora dice que no es justo el hecho de despertarme. Sin embargo a mí no me importaba, para ser sincera lo prefería.- terminó decir con ese tono aburrido y de resignación.

La gata solo maulló volviéndola a ver con ojos triste y siguiendo aruñando ligeramente la ventana con sus pequeñas garras. La chica se limitó a solo a sonreírle quedamente, acariciando esta vez entra las orejas de la pequeña criatura.

-No te preocupes, él siempre vuelve. Tal vez llegue un momento en el que te parezca que le dedica mucho tiempo al trabajo, o incluso a veces pensarás que él es muy serio. Pero la verdad es que es una excelente persona, aunque él no lo sepa.- Detalló abriendo ligeramente la ventana para dejar entrar el viento para luego caminar a pasos lentos hacia su cama.

Acto seguido se sentó en está, palpándola delicadamente para darle a entender a la gata que la acompañara y aunque la pequeña criatura la contempló un poco considerando la oferta, no le hizo caso. Muy a lo contrario de lo que había pensado la pequeña niña, la gata había aprovechado la ventana abierta para dar un salto y caer en un árbol cercano.

Los ojos de Sarada se abrieron con rapidez y sin pensarlo mucho corrió hacia la ventana para ver como la gata Miko-Miko bajaba con una gran agilidad el árbol hasta llegar al suelo. Cuando vio a su mascota corriendo por las calles de Konoha, no lo pensó más y buscó con gran rapidez sus pantuflas de conejitos amarillas y se las puso. Luego meditó la situación.

Si no iba rápido por la gata, algo le podía pasar. Aún era muy pequeña y con falta de experiencia, además solo había vivido con Tamaki y ahora con ellos. Pero si bajaba por las escaleras de su casa y se topaba con su madre, posiblemente esta le pediría explicaciones y ahí perdería una gran cantidad de su valioso tiempo.

Así que de nuevo Sarada volvió a ver hacia la ventana mientras tragaba en seco. La verdad es que aún era muy pequeña para poder controlar chakra en sus pies y poder caminar con facilidad por el árbol. Pero si la gata Miko-Miko había podido bajarlo sin morir en el intento, de seguro ella también podría hacer lo mismo.

Boruto se limitó a bostezar y a fruncir el ceño. Si había algo que odiaba era el hecho de levantarse temprano para entrenar las técnicas de los Hyugas con su abuelo. Y no era que odiaba entrenar, como el vago de Shikadai, o que odiase las técnicas de su familia materna ¡Para nada si eran geniales! O mucho menos que no le agradase su abuelo. Sino es que no entendía porque tenía que ser justamente a esa hora. ¡Por Dios! ¿Acaso era un delito querer dormir hasta más tarde?

Pero ese día, no fue como los otros. Porque mientras que el niño rubio caminaba junto con su abuelo y su pequeña hermana rumbo al vario Hyuga, vio algo que le llamó la atención. ¿Y cómo no? Si no todos los días, se puede ver a la Uchiha en un pijama de color lavanda y pantuflas de conejitos bajando con gran dificultad por un árbol.

Así que el joven Uzumaki solo se mordió los labios para no dejar escapar una sonora carcajada. No podía arruinar la oportunidad de burlarse de Sarada en su cara. -Hima-chan.- llamó el rubio notando como su pequeña hermanita lo volvía a ver con sus grandes y bellos ojos celestes.-Ocupo que distraigas al abuelo.

-¿Onichan, otra vez te vas a escapar? ¿Puedo ir esta vez contigo?- él la volvió a ver, notando como su sonrisa era grande y alegre. Sin embargo el rubio negó con la cabeza pasando con delicadeza su mano por los cabellos azulados de la menor.

-Aún eres muy pequeña, pero te prometo que cuando estés más grande te llevaré a todas mis aventuras- le guiñó el ojo, alzando luego su vista para notar como su abuelo se distraía saludando a otra persona del clan.

Y antes de que el gran Hiashi Hyuga se diera cuenta, el mayor de los Uzumakis había salido corriendo en dirección de la casa de los Uchihas. No obstante no fue el único, ya que la pequeña Himawari decidió hacer lo mismo.

…..

Sus piernas comenzaron a flaquear, mientras contenía su respiración bajando un poco más. Ahora estaba más que convencida que la idea del árbol era una completa estupidez, que además de no ser propia de ella, solo sería hecha por una persona descabellada y con falta de un buen sentido de juicio.

-¡Oye cuatro ojos! ¿Qué haces?- si alguien como el mismo que le llamaba.

El insoportable y ruidoso hijo del sétimo Hokage.

-No te interesa, idiota.

El rubio frunció el ceño cruzándose de brazos, dedicándole mil y un insultos a la chica pero luego de ver como esta lo ignoraba olímpicamente decidió desistir dejando escapar un suspiro de sus labios. – Pueda que tengas razón-dattebasa- susurró avergonzado, lo que llamó la atención de la azabache- Pero tú no eres de las personas que anda haciendo estupideces sin razón alguna, así que si estás haciendo esto con esa patética ropa es porque algo grave ha pasado.

La chica no respondió solo dejándose caer al estar relativamente cerca del suelo. Siguió caminado hasta estar de espaldas del chico rubio y frunció el ceño.- Se escapó mi gato, creo que se fue detrás de mi padre.

-¿De Sasuke-sama?- ella asintió rodando los ojos, ni modo que su padre era el hombre que preparaba el ramen.

-El problema es que papá siempre hace misiones largas y peligrosas, por lo que no puedo dejar que vaya tras él.

-Ya veo.- de repente se sintió incómodo, pero una sonrisa sincera se escapó de sus labios mientras alzaba el pulgar.- Bueno, creo que hoy es tu día de suerte, porque yo el gran Boruto Uzumaki voy a recuperar a tu gata, cueste lo que cueste.

La pequeña chica se volvió sorprendida, meditando seriamente si en realidad le convenía o no aceptar la ayuda de ese molesto niño. Para ser sinceros, a pesar de que tanto su familia como la de él fueran tan unidas, ellos nunca se habían llevado bien. Para ella, él era un niño revoltoso, molesto y ruidoso, que siempre quería llamar la atención; y para él ella era una niñita mimada, arrogante y amargada.

No obstante, ahí estaba Bolt dándole todo su apoyo y ofreciéndole ayuda para recuperar a Miko-Miko. Como si fuera algo tan normal, como si las rivalidades entre ambos nunca hubiesen existido. Y aunque sonase extraño, eso en ella la hacía sentir un vació extraño en el estómago que no podía entender a la perfección.

Pero ciertamente no era el mejor momento, para pensar en temas tan triviales. Así que la chica se tranquilizó pensando que talvez esa sensación solo era el fatídico resultado de haberse saltado el desayuno. Por lo cual suspiro cansada, sabiendo que el estúpido Uzumaki no aceptaría un no por respuesta y como si no le importase en lo absoluto exclamó un haz lo que quieras.

Así que juntos empezaron una aventura, buscando por todos partes alguna huella del animal o inclusive preguntándoles a los aldeanos si no había visto a una pequeña gatita deambulando por las calles. Sin embargo todas las pistas recogidas y los comentarios recibidos los llevaron a una sola parte.

-¿Mi casa? ¿Qué demonios hacía tu gata en mi casa?- gritó haciendo que la pequeña princesita Uchiha frunciera el ceño molesta.

-No grites, Idiota. ¿Cómo crees que voy a saber qué hacía mi gata aquí?

El chico solo la fulminó con la mirada cruzando de brazos y volviendo su vista al otro lado.-Bueno tú eres la sabionda, ¿no? En todo caso es más probable que lo sepas tú a que lo sepa yo-dattebasa.

Sarada asintió y a pesar que odiaba admitirlo, Bolt tenía un muy buen punto. Pero igual no tenía mucho sentido la situación, sabía que a los gatos no les gustaba tanto apartarse de sus casas en sus "paseos" pero con sus propios ojos había visto como Mikoto había salido persiguiendo a su padre.

-Talvez mi papá tuvo que pasar a tu casa.- levantó un dedo estando casi segura de su hipótesis.- Tal vez tuvo que hacerle escolta al sétimo Hokage.

-¿Al viejo?- la miró sin entender y la niña de piel nívea no pudo evitar rodar de nuevo los ojos, ni que hubiera más de un sétimo Hokage para que tuviera que preguntar.- Pero eso sería ilógico, el viejo es un mal padre pero un excelente ninja, no creo que ocupe escolta.

-Es simplemente por el protocolo.- Bolt asintió luego levantando una ceja. La verdad es que no sabía a ciencia cierta que significaba esa palabra. Solo sabía que la había escuchado muchas veces salir de la boca de su madre y de su padre. Sin embargo la Uchiha era lista. Así que si ella decía eso, era porque tenía que ser cierto.

Así que solo volvió a ver al horizonte dispuesto a seguir recolectando información de la criatura, pero antes de que eso fuera necesario sus ojos del color del cielo observaron a la linda gatita caminando unas callas más abajo.- ¡Ahí está!- gritó, no pensándolo dos veces y empezando a correr como desquiciado.

-¡Oye! ¡La vas a asustar! -trató de razonar Sarada pero simplemente el rubio no se iba a dar por vencido. No por nada era el hijo de Naruto Uzumaki, el mejor ninja de la historia.

Claro que nada resultó como en la mente del rubio. Ya que, cuando logró alcanzar a la gata y trató de tirarse encima está se asustó, le rasguño un poco las mejillas y trepó al árbol más cercano que se encontró. Dejando al de ojos celestes tirado en el piso de cara y ligeramente lastimado.

-Bolt, eres un idiota.- oyó decir. Por lo cual levantó su cabeza encontrándose con sus amigos de la academia y con el peculiar y constante regaño de Shikadai por sus comportamientos inadecuados.

-Oigan, ¿ustedes que hacen aquí?- preguntó pasándose una mano por los cabellos rubios oyendo como los pasos calmados de Sarada, se acercaban cada vez.

Shikadai solo suspiró tendiéndole la mano al Uzumaki, pensando que probablemente este estaba haciendo una de sus típicas bromas. Luego lo logró poner en pie y vio como este se pasaba las manos por la ropa tratando de quitar el polvo que había adquirido con la caída.- Se suponía que teníamos que entrenar con nuestros padres.-concluyó y Bolt solo asintió con la cabeza.

-Deberían entrenar, sino nunca estarán a la altura de un ninja tan glorioso como yo.

-Claro, a la altura de un ninja come tierra como tú.-soltó sarcásticamente.- ¿Pero se puede saber que estaban haciendo ustedes?- preguntó el joven Nara detallando su vista también en la joven Uchiha que se había mantenido callada todo ese tiempo, a pesar de ya haber llegado al lugar.

-A la amargada se le perdió su gata y yo la ayuda a recuperarla.

-Nosotros también podríamos ayudarlos, tengo un poco de tiempo antes de reunirme con Anko- sensei.- comentó Chocho segura.

-Sería problemático, pero no es seguro dejarte solo. Luego haces alguna estupidez.- apoyó el pequeño Nara.

-¿No creen que deberíamos entrenar?- Trató de razonar el Yamanaka, siendo como siempre el más sensato y prudente de los tres. Pero a pesar de sus palabras, sus otros dos compañeros de equipo decidieron ignorarlas. Por lo cual el chico solo se limitó a lamentarse en silencio al pensar en la reacción que su madre iba a tener por haberse saltado de nuevo el entrenamiento.

-¿Y dónde está la gata?- volvió a ver la niña Akimichi hacia todas direcciones hasta ver como Sarada apuntaba con el dedo hacia arriba. Por lo cual dirigió sus ojos de color avellana hacia esa dirección, notando come el pequeño felino estaba en una de las ramas de un árbol.- ¿Y cómo pretenden llegar hasta ahí? ¿Alguno de ustedes, idiotas, sabe volar?

-No hace falta.- exclamó el rubio seguro y llamando la atención del resto. ¡Admiren mis técnicas ninjas!- gritó, corriendo a gran velocidad en el árbol y colocando uno de sus pies en el tronco de este, dejando a todos atónicos. Sin embargo eso no duró mucho, ya que al segundo paso el chico había caído de bruces contra el suelo.

-¡Demonios! Se ve mucho más fácil de lo que es- dattebasa.

-Hmp, definitivamente eres un estúpido.- se quejó la Uchiha cruzada de brazos.

-Por lo menos yo estoy tratando de llegar, no veo que estés haciendo algo.

-Porque en imposible de llegar si lo intentamos por separado.- dijo con obviedad haciendo que el rubio levantara una ceja sin entender.

-Bolt.- lo llamó el joven de ojos verdes y cabello oscuro.- Sarada tiene razón, aún somos muy pequeños para poder concentrar la cantidad necesaria de chakra en la planta de nuestros pies; e inclusive, si alguno de nosotros lo llegáramos hacer, aún nuestro control de chakra es muy inestable. Probablemente no aguataríamos llegar a la altura a la que está la gata.

-Entonces…- lo motivó el Uzumaki para que siguiera hablando aún sin entender a la perfección el plan. Aprovechando también para levantarse y volver a quitar el polvo de su ropa negra con rojo.

-Entonces si queremos llegar arriba deberemos de aprovechar la altura y la fuerza de cada uno. Por lo cual tendremos que formar una pirámide con una base fuerte y resistente, que termine en una punta ligera y hábil.

Todos aceptaron dándole créditos al Nara por el buen razonamiento. Pero ahora quedaba el hecho de definir la función de quién. Lo que resultó otro gran problema ya que los chicos tenían diferentes puntos de vista. Pero Shikadai sereno, como casi siempre, le otorgó a cada uno de sus compañeros una posición. Empezando por Chocho e Inojin, que junto a él, por ser los más altos, fuertes y mayores, serían las base. Luego Bolt sería el medio de la pirámide y por último Sarada, al ser la menor y la más pequeña, sería la punta. Siendo la única que estaría de pie, a diferencia de sus compañeros que estarían sobre manos y rodillas.

Así empezaron a posicionarse, empezando los chicos del equipo Ino-shika-cho. Acto seguido se subió el Uzumaki, que seguía algo molesto al no ser considerado para la base por ser el segundo más bajo en estatura y cuando este por fin logró hallar el equilibrio encima de sus compañeros, llegó el momento de la Uchiha.

-¡Esperen!- soltó Inojin de la nada, sorprendiendo a todos.- Esto es peligroso, en el caso de que alguno pierda el equilibrio la que saldría más afectada sería Sarada.

El Nara asintió recalcando que en caso de complicaciones, esa era una de las consecuencias más probable de su plan. Por lo cual muchos de ellos se quedaron sin palabras y con los ojos ligeramente abiertos. Todos, menos la Uchiha que aprovechó la situación para subirse en la espalada de Inojin.

-No te preocupes, sé lo que hago.- resopló casi en un murmuró y posicionando una de sus manos en la espalda del chico. Este le sonrió sereno mientras que el Uzumaki solo fruncía el ceño molesto.

-¡Oigan! No tenemos todo el día.- se quejó, solo haciendo que Sarada se subiera sobre su espalada y empezará a ponerse de pie, perdiendo ligeramente el equilibro. Pero con gran agilidad logró equilibrarse, hasta el punto de estar totalmente erguida y alzar los brazos con el fin de atajar a la gata.- Vamos Mikoto, tenemos que ir a casa.-dijo con un dejo de cariño en sus palabras, que sorprendió a sus compañeros que nunca habían escuchada a Sarada referirse con tanto afecto a una persona, que no fueran sus padres.

Y aunque la gata observó alegre a la niña, no bajó del árbol. Por el contrario empezó a lamerse las patitas blancas y ronronear. Por lo que la hermosa niña de piel nívea frunció el ceño, alzándose de puntillas hasta llegar a una rama que estaba a una altura media.

-No me hagas ir por ti.- sentenció algo molesta, pero su pequeña mascota la veía atenta, sin hacer mucho caso de sus palabras.

-¡Oye cuatro ojos! Será mejor que te apures. Si no te has dado cuenta no es como si fueras tan liviana.- la chica frunció el ceño, pero sabía que era cierto por lo que siguió llamando a la gata con cariño, alternándolo a veces con regaños. Luego con la fuerza de sus brazos subió un poco gracias a la rama y trató de extender su brazo disponible para agarrarla.

Pero muy para su desgracia, en ese preciso momento una abeja se posicionó en el rostro de Shikadai, que trató de mantener la compostura y de ahuyentarla soplando. Por el contrario cuando la pequeña Akimichi vio al pequeño insecto, al cual le tenía tanto miedo, pegó un manotazo al rostro del Nara aplastándolo pero al mismo tiempo noqueando al joven con su fuerza descomunal.

No tardó mucho, después de eso, el sistema en caer. Una vez que el Nara estuvo el suelo lo estuvo Boruto también. Que aunque este estuviese apoyado en los tres, lo estaba principalmente del hijo de Shikamaru Nara y de Sabaku no Temari. Por su parte Chocho había huido aún atemorizada de la abeja e Inojin había quedado atónico por la situación.

Y aunque este último estaba tan mudo, como si la lengua se la hubiera robado un gato; de inmediato le dijo a Sarada que se quedará quita, por su protección. Pero la chica le desobedeció notando que le faltaba más altura para poder agarrar al animal. Por lo que subió unas cuantas ramas más y posicionó sus pies en unas ramas que no eran para nada estables. Que se empezaron a desquebrajar casi de inmediato. Hasta romperse por completo.

Y la pequeña Uchiha quedó colgando simplemente de una rama, que no parecía que pudiera soportar por mucho tiempo su cuerpo. Por lo cual sus únicos compañeros consientes se alarmaron y empezaron a desesperar.

-Iré por ella.-soltaron ambos rubios casi al mismo tiempo.

-No yo iré, tú ve a buscar ayuda.- amenazó el Uzumaki.

-No, yo iré. Tú por mientras quédate abajo por si ella se cae para que la agarres.-le contradijo el Yamanaka.

-Estoy seguro que yo llegaría primero- dattebasa.

-Ya todos vimos tu intento fallido de subir al árbol.

Bolt frunció el ceño molesto.- ¿Y qué te hace pensar que tú podrías logarlo?

Inojin suspiró sereno.- Podría intentarlo.

-¿Y por qué no los dos lo intentan? Yo puedo pedir ayuda.- ambos se voltearon al oír a la otra voz, que al fin de cuentas al Uzumaki le sonaba tan familiar. Viendo como la pequeña Himawari los veía discutir y les dedicaba una sonrisa.- ¡Yo pediré ayuda para rescatar a Sarada-Onechan!

Y los ojos de Bolt se abrieron en demasía y de inmediato dejó de encarar a Inojin para ver a su pequeña hermanita alarmado.- ¿Qué haces aquí? Te dije que aún eras muy pequeña.- Pasó sus manos por el rostro blanquecino de esta, comprobando que no tuviera ningún raspón ni ninguna herida.

-¡Quería ir contigo Onichan!

Y antes de que el rubio siguiera hablando con su pequeña hermanita, la mano de Inojin se posicionó en su hombro haciendo que volviera a ver al rubio de piel pálida que le dedicaba una noble y sincera sonrisa.- Talvez tú hermana tenga razón, lo mejor será que los dos tratemos de salvar a Sarada y ella vaya a pedir ayuda.

-¡Pero es peligroso!- volvió a verla bastante nervioso.- Y ella es muy pequeña-dattebasa, yo solo estoy siendo un buen hermano.

-Lo sé.- aceptó el rubio con ese tono calmado que por alguna extraña razón siempre lograba irritarlo.- Pero la frentona lo necesita.

Y Bolt asintió viendo como la chica seguía luchando por mantener su mano en la rama y como la gata, preocupada maullaba por el peligro en el que se encontraba su dueña. Por lo que con un tono elevado le dijo a la niña de cabellos azulados que fuera y que le pidiera ayuda a la primera persona que conociera.

Y así hizo Himawari, que muy obedientemente corrió con el objetivo de llegar a su hogar. Pero al ver a tantas personas transitando por estas calles y al tener dificultad de pasar entre estas, decidió cambiar de ruta por un camino mucho más largo, pero menos transitado. No obstante mientras corría a su máxima velocidad, chocó contra alguien y quedó sentada en el suelo. Logrando que un sentimiento de vergüenza invadiera su cuerpo, por lo que adquirió un gran sonrojo y empezó a juguetear con sus dedos.

-¿Himawari se puede saber qué haces?- la voz ronca le llamó la atención y al reconocerla casi de inmediato una gran sonrisa apareció en su bello rostro. Por su parte el hombre solo se agachó con el fin de agarrarla y alzarla.

-¡Tío Sasuke! Sara-chan está en peligro. ¡Se va a caer de un árbol!-soltó y las palabras de esta no habían terminado de salir de su boca cuando el Uchiha ya había salido corriendo con gran velocidad con el fin de llegar al árbol.

….

Inojin entrecerró sus ojos por el esfuerzo físico que estaba haciendo, tener que soportar el peso del Uzumaki entre sus hombros era bastante casando. Sin embargo el plan que habían tenido que elaborar no parecía funcionar, ya que el Uzumaki no lograba aún alcanzar la pierna de Sarada.

-Sarada, ¿Estás bien?- dijo el mayor con dificultad mientras que veía a la chica con los ojos cerrados.

-¡Está a punto de romperse!- dijo con un ligero tono de preocupación en a voz.-En cualquier momento.

Tanto Bolt como Inojin, supieron que esas eran muy malas noticias. Por lo cual decidieron quitar la formación que había hecho para agarrar sus manos con el fin de hacer un lugar resistente en el que Sarada pudiera caer.

Y así como lo dijo la chica la rama se quebró dejándola caer tanto a ella como a la gata. Por lo cual mantuvo sus ojos cerrados esperando el gran golpe que nunca llegó. Por el contrario simplemente fue recibida por un par de cálidos brazos que la atraparon en el aire.

Pero no eran los del Bolt ni tampoco los de Inojin.

Eran los brazos fuertes de su padre que había llegado en el momento preciso y había impedido su caída. Y los ojos de Sarada no pudieron evitar abrirse en demasía, sorprendida de la situación. Pero Sasuke no era la única persona que había llegado en u rescate, porque claramente también podía ver la figura de su madre agachada curando con una velocidad extrema el golpe que el pequeño Nara había recibido en la cabeza.

-Él se despertará pronto.- comentó segura volviendo sus ojos verde jade a los azabaches de su hija.- ¿Por cierto se puede saber por qué te escapaste de la casa, jovencita?- comentó molesta con una de sus cejas rosadas alzadas.

-La gata se escapó en búsqueda de papá.- comentó avergonzada mientras que Sasuke colocaba a su pequeño retoño en el suelo.-Yo no quería que le pasará nada, papá siempre se pasa haciendo misiones complicadas.- Sakura asintió fulminando a su esposo con la mirada.

Pero muy distinto a lo que todos los presentes pensaron que haría, en lugar de dejarse llevar por su mal humor solo se limitó a suspirar, arrodillarse hasta estar a la altura de la pequeña azabache y sonreírle amablemente.-Amor, la próxima vez que algo así pase me lo dices. No tienes que hacer las cosas por ti sola y aunque yo tenga turno en el hospital te prometo que te ayudaré en todo lo que pueda.

Y la pequeña de ojos negros asintió, sonriendo al ver el bello rostro de su amorosa mamá. Por su parte el azabache aprovechó la ocasión para acercarse a los niños, esperando pacientemente que el joven Nara se despertara. Luego solo los fulminó con la mirada.-Nunca más en sus vidas vuelvan a poner a mi hija en peligro.- amenazó con tono severo y los tres tragaron en seco asintiendo con la cabeza. Luego les ordenó a los tres que se fueran para la casa, lo cual los tres aceptaron sin reprochar ni mirar atrás. Con excepción de Inojin que trató de despedirse pero al ver la mirada de Sasuke desistió y siguió por su camino.

Por su parte la familia Uchiha-Haruno empezó a caminar hacia la casa, Sarada de la mano de Sakura y Sasuke con la gata en mano.

-Por cierto jovencita está castigada.- decretó la Haruno viéndola de reojo.- Ambos lo están.- soltó logrando que Sasuke levantara una ceja sin entender.

-Lo sé mamá-dijo apenada.

-Hmp, no me puedes castigar. Tengo veintisiete años.- la pelirosada lo vio de forma severa, tanto que por unos momentos el joven Uchiha sintió mucho miedo. Claramente que su gran orgullo hizo que no lo expresa ni con el rostro ni con las palabras.

Sin embargo la pelirosada no desistió por lo que lo empezó a apuntar con el dedo, como si de una madre regañando a su hijo se tratase.- Sasuke Uchiha no me hagas recordarte de quien Sarada heredó la terquedad y la obsesión de resolver las cosas por sí misma. Además habías dicho que en este embarazo estarías más en la casa y no tomarías muchas misiones.

-Pero…

-Pero nada, ¡tenían que ser Uchihas ambos! Siempre poniéndose en peligro. Ambos se van a tener que quedar en casa, reflexionando lo que han hecho.- decretó la mujer segura por lo que los dos azabaches solo se dignaron a chasquear las lengua, molestos. Porque ese día ambos Uchihas aprendieron dos cosas importantes, las primera los gatos pueden ser mascotas bastante divertidas y la segunda, y por mucho más importante, no es bueno hacer enojar a Sakura Haruno.


Hola, no saben cuando lo siento por tardar tanto en actualizar O.o Para serles sincera, últimamente no he tenido nada de tiempo libre y cuando quise continuar la historia tuve por desgracia la muerte de un familiar. Pero aún así he hecho el esfuerzo para sacar tiempo para escribir y continuar con esta historia.

Por cierto, no saben cuanto les agradezco a todas las personas que dejaron reviews y que marcaron la historia como favorite :3 En serio muchas gracias mis amores , no saben los feliz que me hicieron. Prometo compensarselos! La próxima vez prometo responder todos los comentarios que dejen e incluso si alguno quiere que incluya algo en específico en la historia solo tiene que pedirlo y haré todo lo posible para escribir al respecto ;)

Por último con respecto a Sarada, la verdad es que aún la veo muy pequeña para amores pero tengo que admitir que tanto el Boltsara como Inosara me encantan. Por lo que en algunos capítulos pueda ser que sucedan momentos adorables entre estos personajes :3

Muchísimas gracias por leer !

Besos :*

Besos :*