La historia original pertenece a Princess Kitty1 y los personajes a Tite Kubo.
Completamente Diferentes
Ulquiorra Cifer se sentó en el sofá, en una postura tensa, los ojos abiertos en un claro gesto de terror. No podía creerse lo que estaba viendo. De hecho, era demasiado sorprendente que jamás se hubiese imaginado que algo así pudiera pasar. Sencillamente estaba más allá de su comprensión, lo cual era una idea ilógica en sí misma. Pero cuando se trataba de Orihime Inoue, estaba empezando a entender que casi todas las cosas que hacía carecían del menor sentido, por mucho que se mantuviera despierto por la noche, pensando en su comportamiento (seis horas era su récord actual).
Al otro lado del sofá, con sus suaves piernas dobladas debajo de ella, Orihime estaba en medio de un ataque de risa incontrolable. Había llegado al punto de no hacer ningún ruido ya; la parte superior de su cuerpo se agitaba en silencio, a excepción de los chirridos ocasionales que se debían a sus fuertes aspiraciones de aire. Sus labios estaban tan abiertos como posible, los dientes apretados y estaba casi doblada por la mitad, su largo pelo rojo cayéndole por los hombros y colgándole del aire. Entonces se paró, sus enormes ojos clavados en la pantalla del televisor y esperó un momento antes de llevarse ambas manos a la boca, las lágrimas corriéndole por las mejillas mientras apretaba los ojos con fuerza, ante otra ronda de histeria.
- ¡Me duele!- gritó entre los dedos, antes de caerse de lado.
Ulquiorra también había vuelto a centrar su atención en la televisión, ligeramente alarmado al oír que algo le dolía, pero decidido a no hacer nada para calmarla; después de todo, había sido cosa suya. No, le preocupaba más qué le estaba haciendo reírse con tanta fuerza, dejando de lado el hecho de que ya no le sorprendiera tanto como al principio que ella no dejase de reírse.
En la pantalla, una pareja de humanos vestidos con gruesas ropas de invierno, bajaban por una pista de esquí sobre lo que parecía una enorme rueda de coche. Al llegar al final de la colina, la rueda golpeó la cresta de otra que permanecía oculta, catapultando a los humanos unos tres metros por el aire. Sacudiéndose, lucharon por recuperar el equilibrio mientras llegaban al suelo, pero no lo consiguieron. Ambos cayeron de cara sobre la nieve, las espaldas arqueadas, las piernas dobladas bajo sus cuerpos antes de que sonara el batacazo. Pero lo más horrendo del vídeo era el hecho de que los humanos que salían no tendrían más de cinco años… y Orihime, la chica que se había preocupado hasta la locura de la seguridad de sus amigos, gritaba alborotada, como si aquello fuese lo más gracioso que jamás hubiera visto.
De inmediato en la televisión apareció otro vídeo, en el que una pareja vestida con lo que Ulquiorra reconoció como ropa de boda estaba subiendo unas escaleras. La novia, en su precioso kimono, de pronto se tropezó y cayó hacia atrás, arrastrando a su sorprendido marido con ella. Justo después de eso, un coche que circulaba sobre una carretera helada no consiguió frenar a tiempo y empezó a moverse hacia atrás, provocando una reacción en cadena que hizo que un montón de peatones echaran a correr por todas partes. El montaje caótico continuó, mostrando un alegre homenaje al cancán, que Ulquiorra había aprendido hacía poco- gracias a una interesante demostración de la propia Orihime- se trataba de un baile muy exigente físicamente y que, por el motivo que fuese, implicaba darle patadas al aire.
Al final los vídeos terminaron, volviendo al sonriente presentador del programa y al público que aplaudía. Orihime jadeaba y se reía, limpiándose las mejillas, mientras Ulquiorra la miraba completamente inalterado. No se había esperado nada al ir a vivir con ella. Sin embargo, en las últimas semanas había sido capaz de empezar a elaborar predicciones acerca de lo que hacer en ciertas situaciones. Pero eso… Esa muestra de crueldad inexcusable, de escasos remordimientos era… era…
Bueno, siendo sincero, no sabía si debería de estar disgustado o emocionado. Pensó en que debería de pasar algo de tiempo en la biblioteca, investigando esas desconcertantes emociones.
- Mujer- le dijo, mientras ella se incorporaba con un enérgico ¡uff! y se arreglaba el pelo- No entiendo qué encuentras de divertido en esos vídeos- ella se giró hacia él, pestañeando como si acabase de recordar que estaba ahí.
Eso le molestaba un poco, pero por desgracia ocurría a menudo; había observado que Orihime soñaba despierta de manera muy fuerte y abrumadora, lo que provocara que se evadiera del mundo y estallara con sus sinsentidos a lo largo del día. La última vez que se había despertado de una de sus ensoñaciones, le había gritado a Ulquiorra que cerrara la ventana antes de que la cena "se escapase". Al estar preparando dicha cena, él se había fijado en la sartén confundido y ella había echado a correr para cerrarla ella misma, quejándose de lo lento que era para ser un antiguo Espada.
En ese momento Orihime estaba viendo la televisión, uno de sus anuncios publicitarios y después miró de nuevo a Ulquiorra.
- ¡Oh!- él la miró expectante, los ojos verdes sin pestañear, la boca formando una especie de línea recta y a Orihime le dieron ganas de golpearle por enésima vez en el pecho, para asegurarse de que el agujero hubiese desaparecido de veras- Pero… ¿no lo estaba viendo? Ha sido muy gracioso.
- Sí, lo he notado por tu reacción- dijo Ulquiorra secamente- Lo que no entiendo es cómo te puede parecer tan divertida semejante violencia contra los de tu misma raza, teniendo en cuenta el drama que viviste en Hueco Mundo por el sufrimiento de tus compañeros.
Orihime abrió la boca de golpe.
- ¡Ulquiorra, esto es completamente diferente!- movió la mano quitándole importancia- Nadie se hace daño de verdad en esos vídeos. Es decir, está claro que da la impresión de que sí, pero no saldrían en el programa si alguien se hiciese daño de verdad.
Ulquiorra la miró fijamente.
- Entonces, ¿estás diciendo- empezó despacio- que tu especie considera semejante comportamiento sádico perfectamente aceptable, mientras nadie se haga daño?
Ella frunció el ceño.
- Bueno, si lo dices así entonces sí que suena mal.
- Tan sólo estoy haciendo una observación sincera.
Después de estirar las piernas y mover los dedos de los pies dentro de los calcetines, Orihime se levantó y se dirigió a la cocina en busca de algo para picar.
- ¡Venga, Ulquiorra! No es tan importante. Deberías aprender a relajarte de vez en cuan-¡agh!- su frase terminó en un grito al deslizarse su pie por el suelo y perder el equilibrio hasta caer al suelo- ¡Ah!- se quejó, frotándose el trasero ahora dolorido.
Ulquiorra, que estaba viendo un anuncio demasiado colorido para ser de un restaurante de comida rápida, la miró por encima del hombro.
- ¿Estás bien?- preguntó evasivo.
- Oh, sí, muy bien- murmuró Orihime, sujetándose del borde de la encimera para poder incorporarse.
Ulquiorra la miró durante un largo momento.
- Ja- dijo al fin, con la misma expresión despegada de siempre- Ja, ja- entonces consiguió esquivar por los pelos una manzana convertida en proyectil, que se estampó en la pared que tenía detrás, con la fuerza suficiente como para hacerse pedazos. Orihime le sacó la lengua, sus mejillas ardiendo de la vergüenza mientras se giraba y abría la nevera, murmurando algo parecido a "No es gracioso". Ulquiorra se levantó y recogió la manzana destrozada.
Tal vez su pseudo-humanidad le hubiese hecho perder algunos de sus reflejos de arrancar, pero no le había arrebatado la capacidad de ganar una discusión.
Continuará
¡Hola a todos! Ya estamos de vuelta con un nuevo UlquiHime! Y no uno cualquiera, sino una nueva traducción de la escritora ya conocida por el fandom, Princess Kitty1. Además, probablemente sea una de las más extensas de todo Fanfiction, con la friolera de... ¡95 capítulos! Así que tendremos UlquiHime para rato. Espero que os guste mucho, que la disfrutéis como todas las demás de esta chica y que nos armemos de paciencia, porque esta aventura será larguísima! Un beso a todos y bienvenidos!