Capítulo 3: Tomando Ventaja
Probablemente hay situaciones en las que las personas quedan en shock y no se dan un tiempo para asimilar claramente lo que está pasando. Simplemente la parálisis momentánea termina en gritos y ademanes inútiles que no paran hasta que finalmente alguien decide salir de la escena ocurrida.
Primeramente, Levi Ackerman no era la clase de hombre que comience a hacer ademanes de pánico, sino que aún con un tremendo dolor de cabeza, no le quedó más que respirar profundo tras haber quedado inmóvil unos instantes después de preguntar qué pasaba.
—N-no es lo que parece —respondió el hombre pelinegro frente a Eren, mientras el muchacho se cubría el rostro de la vergüenza.
—No he dicho que esto parece algo, pregunto qué carajos hacen… —bien, aun si trataba de tomárselo con calma, por dentro sentía bastante coraje. No encontraba excusa válida para que Eren hiciera algo de ese estilo, así que lo que por lo menos esperaba es que le dieran una.
—Y-yo… —Eren, en cambio, no reaccionaba bien; cuando sus mejillas llegaron a su punto máximo de ardor trató de salir corriendo. Sin embargo, no logró su cometido. No es como si Levi lo fuera a dejar huir libremente.
—¿A dónde crees que vas? —dijo en tono grave, mientras lo sujetaba con fuerza y lo jalaba hasta una de las sillas obligándolo a sentarse.
—N-no e-e…
—Deja de tartamudear —suspiró Ackerman, para luego ir a dirigirse a apagar aquel aparato que aún emitía esa música escandalosa y que para nada iba con el momento.
—P-puedo explicarlo… —intervino el otro hombre antes de palmearse la cabeza—. No vaya a malinterpretarnos.
—Entonces, habla —realmente necesitaba que le dieran una explicación antes de que terminara perdiendo los estribos—. Me estoy aburriendo de que le den vueltas al asunto.
—L-lo que pasa es que el señor Nile… Ah… —el muchacho seguía sin ordenar mentalmente las palabras que diría.
—¿Es tu amante? —preguntó buscando que le descartaran esa opción.
—¡N-no! ¡¿Cómo puede creer eso?! ¡S-solo le doy clases de baile!
—¿Hah? —en realidad, con que le negaran la primera opción ya podía sentirse un poco más tranquilo, pero… ¿Clases de baile? Bueno, tomando en cuenta que era a lo que se dedicaba Eren, era una opción que podría considerar, pero… ¿Por qué enseñaría a alguien a bailar como puta?
Ahora Nile era quien parecía morir de vergüenza, mientras Eren se palmeaba la cabeza por haberlo dicho.
—Lamento decirlo, señor Nile… —se disculpó Jaeger.
—No había de otra —ocultó el rostro aquel hombre. Levi solo arqueó un poco la ceja.
—Así que… debo creer que enseñas a Nile a bailar como puta nada más porque sí.
—B-bueno, no es tan sencillo de explicar.
—Pues necesito una buena explicación.
—¿Señor Nile? ¿Se lo digo yo o prefiere decirlo usted…? —preguntó sobándose la cabeza aquel castaño.
—Bueno, creo que lo haré yo… —respiró hondo para tratar de tomar energías y valor para hablar. Luego le dirigió el rostro al pelinegro que los interrogaba—. V-verá… Mi matrimonio no va muy bien últimamente, siento que Mary se está aburriendo de mí y no sabía qué hacer para volverla a conquistar… Así que supongo que en mi momento de mayor desvarío se me ocurrió a-aprender a bailar… de forma e-erótica para ella…
A veces Levi se preguntaba qué carajos pasa con las parejas de casados. Primeramente la idea le resultó bastante loca, además de que la imagen de Nile bailando de la manera en que Jaeger lo hacía simplemente le provocaba horror combinado con asco. Lo primero que hizo al escucharlo fue una mueca mientras arqueaba las cejas más notoriamente.
Tal vez no debería hacerlo, bien por el respeto a este hombre que hacía un intento por recuperar su matrimonio, aunque Ackerman no tenía más en la mente que pensar que este hombre haría el ridículo… Luego lo analizó con más calma. ¿Aprender a bailar para complacer a su mujer? ¿Acaso no estaba haciendo lo mismo?
—Y-yo le prometí al señor Nile ayudarlo con esa idea, así que los lunes después de que terminan las clases regulares, me dedico a instruirlo por un par de horas.
—Huh, entiendo…
—Pero, por favor, señor Ackerman, no le vaya a contar esto a nadie, se supone que es un secreto.
Levi lo pensó un momento.
—Entiendo, pero… —rápidamente la idea de tomar una especie de ventaja sobre esto surgió, aunque no podía definirla exactamente—. ¿Qué mierda ganaría yo guardando el secreto también?
—¿Ganar? —preguntó el castaño sin entender realmente qué es lo que quería el otro.
—¿Por qué debería ser cómplice? —en verdad, diría que le importaba un carajo los problemas de Nile, pero no podía hacerlo, porque aún seguía gustando de la presencia de Jaeger y para nada aceptaba que le meneara el trasero eróticamente a otro tipo mientras le daba clases. Sentía celos.
—Bueno… no tengo mucho que ofrecerle… —el muchacho agachó la vista. En sí no era mucho su problema, pero sí le daba un poco de vergüenza que supieran que hacía esa clase de cosas, además de que tenía buena paga por las clases fuera de horario. Dinero era lo que menos ofrecería.
—¿Quieres dinero? —preguntó Nile frunciendo el ceño. La verdad sentía que lo extorsionarían y no es como si tuviera mucho para ofrecer.
—No realmente —el otro par finalmente suspiró. Al fin y al cabo lo que le interesaba a Ackerman era aprender a bailar y… Eren Jaeger—. Soy una mierda bailando. ¿Qué tal clases extra?
—¿Eh? Se refiere a… ¿Clases gratis? —parpadeó el castaño.
—No gratis, supongo que debo pagar por tus servicios, pero también quiero clases fuera de horario.
—¡Ah! De acuerdo, señor. Oh… no, aguarde —el castaño lo pensó unos momentos—. Lo que pasa es que mi departamento queda bastante lejos y bueno… no puedo transportarme a altas horas de la noche tan seguido, el metro deja de pasar temprano. Ya es mucha molestia que el señor Nile tenga que llevarme los lunes de regreso, así que…
—Si quieres que te lleve a tu departamento por la noche no hay problema —de hecho sonaba bastante tentador.
—¿Eh? ¿Le parece bien? Bueno, es que se me hace que le ocasionaría muchas molestias.
—Para nada lo es. Entonces, ¿qué días?
—¿Le parece bien los miércoles y viernes? Los mismos días que tenemos clase regular.
Eso no quitaba el hecho de que los lunes Eren seguiría meneándole el trasero al otro tipo a solas.
—También los lunes —dijo finalmente.
—¡¿Qué?! ¡Pero los lunes solo doy clase de baile e…erótico! —el muchacho se exaltó levantándose del lugar.
—Pues también quiero aprender a bailar esa mierda… —no, no quería. De hecho, haría nuevamente el ridículo, aunque si lo pensaba de todas maneras, ya lo hacía en las clases regulares. Por lo que solo lo aprovecharía como pase a recibir un buen espectáculo de parte de Eren.
—¿E-está seguro de lo que dice? —no es como si Eren aún no tuviera la esperanza de que le dijeran: "No, es broma", ya que si era bastante latoso enseñar a Levi a bailar música simple, no se imaginaba cómo sería enseñarle a bailar música sexy. Para empezar, este hombre tenía la flexibilidad de una piedra.
—Estoy seguro.
Después de llegar a casa tras finalmente despedirse de aquel par, que no pudo continuar con su clase, Levi comenzó a analizar qué fue lo que había hecho. ¿Realmente iba a tomar clases de baile erótico para acosar a Eren? Porque en definitiva, sabiendo que no tenía interés en aprender semejante acto y solo haciéndolo por el muchacho, era evidente que sería un modo de acoso.
Lunes bailándole eróticamente, miércoles y viernes clases regulares, además de que estaría con él mientras lo llevaba a su departamento. A la fecha ni siquiera iba en auto. Ahora no sabría con qué excusa salirle a Hanji para decirle que le ayudara a escoger un auto de clase media para ir a sus clases.
Sacando la lista de autos de Levi, en definitiva tenía hasta para regalar, y casi todos eran último modelo, bastante cuidados. Era la clase de lujos que como millonario podía darse. Ahora vería si alguno le serviría para transportarse o si para colmo terminaría comprando otro, como en el caso de su ropa.
El segundo problema, o más bien el que debió considerar en primer lugar: ¿Estaba afectándole el muchacho? Porque hasta ahora se había contenido. No había buscado tanto un mayor acercamiento o algo parecido, porque su verdadero enfoque era aprender a bailar para su boda. Se casaría y ahora se quería distraer viéndole el trasero a su instructor de baile. ¿Qué carajos le pasaba?
Cualquier cosa que le pasara no le daba un buen presentimiento, porque podía terminar cayendo ante los orbes esmeraldas de aquel muchacho —o su trasero— como aparentemente lo había hecho a primera vista. De una manera u otra, en realidad extrañamente no se sentía arrepentido de estar junto a él, porque aun si se sentía más extraño de lo normal, aquella calidez del castaño le gustaba.
Y el día de hoy había observado dos facetas más del joven, que podía ser bastante seductor así como lindo cuando se avergonzaba.
Era extraño, realmente extraño. Le hacía perder los cabales momentáneamente y actuar por impulso, aunque no lo pareciera. Una ligera sonrisa se figuró en su rostro al pensar lo estúpidamente que había actuado; probablemente por las clases, hasta él mismo tendría que bailarle eróticamente a Jaeger. ¿Y si tenía la oportunidad de que bailaran juntos algo así? De alguna manera estaba empezando a sentir más ganas de aprender un poco de baile para el castaño.
Ahora la imagen de una evidente erección mientras se pegaba al chico al bailar se hizo presente. ¿Qué pasaría si mientras bailan con sus cuerpos unidos se le levanta "su amiguito"? Soltó un bufido mientras una pequeña carcajada comenzaba a salir de sus labios mientras se retorcía en la cama.
Oh, mierda, se estaba riendo solo.
Y sí, estaba solo, aun sabiendo que nadie lo veía no es como si no le extrañara hacerlo. Su humor era un asco, que aún las cosas con gracia no le hacían hacer ni una pequeña mueca. Ahora sintió un pequeño escalofrío recorrerle la espalda. ¿Y si realmente estaba enamorado? Seguía dudándolo. Pero más que duda, se establecía un parámetro, porque sabía que el mocoso le gustaba. Más bien la pregunta era: ¿Qué tan enamorado se permitiría estar?
Aún no se sacaba de la mente que su matrimonio se llevaría a cabo, y que Eren sería cosa pasajera.
—¿Levi? Oye, Levi… Leeeevi. ¡Levi! —la castaña se estaba extrañando de no recibir respuesta de su jefe, que estaba totalmente distraído mirando por la ventana—. ¡Levi, hay una enorme mancha en tu camisa!
—¿Qué? —finalmente reaccionó—. ¿Una mancha?
—¿En serio solo con algo así me haces caso? —preguntó Hanji rascándose la cabeza.
Aquel hombre no dijo nada, solo mantenía el rostro inmuto. Odiaba los rumores de que era un loco de la limpieza y que solo hacía caso cuando le metían esos temas de por medio. En realidad adoraba la higiene, pero no le gustaba verse como un raro por eso.
—A ver, a ver, primero que nada… ¿Desde cuándo el gran señor Ackerman se distrae asomándose a lo lejos por la ventana? Carajo, Levi, no te entiendo. Siento que últimamente pareces colegiala enamorada.
Levi no sabía responder a eso. ¿Era muy notorio? Sinceramente, si se establecía un nivel de cuánto podía dejarse llevar enamorado, el límite estaba muy cercano a lo máximo que pretendía que le afectara.
—Solo estaba pensando, no empieces a decir estupideces.
—Oh, bueno. ¿Y en qué piensas? —preguntó ya un poco más relajada mientras terminaba de ordenar los papeles de su escritorio.
—Necesito un nuevo auto.
—¿Qué? ¡¿No te basta con la puta colección que tienes?! —chasqueó la lengua—. Me sorprende cómo los tipos ricos pueden malgastar su dinero así de fácil. Levi, ¿cuántos autos tienes? ¡Ni siquiera los usas todos! No empieces a joder…
—Tch, no tienes que ser tan escandalosa. Ya sé que tengo muchos autos, solo necesito uno diferente para cuando vaya a tomar clases de baile.
—¿Hah? ¿Tan mal es ir en metro y caminar? Sabes, Levi, a las personas normales no nos molesta hacer eso. Si quieres fingir ser una persona normal deberías quitarte la flojera de encima.
—No es por flojera a caminar, no es como si alguien de clase media no tuviera un auto. Si solo quisiera por lujo, bien iría en uno de los que ya tengo, pero, ¿qué tan "normal" me vería en un carro último modelo?
—Huh —suspiró la castaña—. Y me pedirás que lo escoja, ¿cierto?
—Creo que eres la indicada.
—Carajo, Levi, justo cuando quería decirte que ya que había terminado mi trabajo me iría antes… Bueno, vagar buscando un lindo auto no estará tan mal.
—Tch, lamento la molestia —tuvo que disculparse. De cierta manera, con el asunto de las clases de baile tenía a Hanji haciendo cosas que en realidad no le correspondían—. Cuando termine el curso, el auto será tuyo.
—¿Es en serio? ¡Genial! Ya sabía que no podías ser tan malo conmigo explotándome.
—Solo cállate y busca el maldito auto. Mañana nuevamente tengo que ir a clases.
—Ohh, todo sea por tus clases —la castaña empezó a reírse un poco—. Sabes, creo que actúas raro desde que vas ahí. ¿No será que por lo que realmente andas apreciando la sensualidad de las moscas distrayéndote es porque alguien de ahí te gusta?
—No sé a qué carajos te refieres, no estoy distraído —lo negaba y lo seguiría negando. Si realmente se distraía por alguien, jamás lo admitiría, sino que sería una emoción que se guardaría para sí mismo, ya que después de todo algún día la sepultaría.
—Bueno, que yo recuerde me habías dicho que esa tal Mikasa era una chica linda que llamaba mucho la atención.
—¡¿Mikasa?! —casi salta frunciendo el ceño mientras hacía una mueca de horror—. Carajo, esa mocosa sería la última persona en el mundo en la que me fijaría.
—Oh, vamos, Levi. Es una chica linda y joven. Dicen que la edad no importa y bueno, ni siquiera es menor de edad, así que si te acostaras con ella no sería ilegal.
—Jamás me metería con esa mocosa.
—Lo sé, cariño. A esa muchachita la que le mueve el tapete es Erencito, creo que buscaría mejor carne fresca como la de él que la de un viejo rabo verde. ¿Mikasa y Eren no deben hacer mala pareja, verdad?
—No hacen buena pareja —frunció el ceño molesto, aunque no quería ser delatado por sentir celos. Oh, carajo, también se ponía celoso.
—¿Oh? —la castaña rio pícara—. Seguro.
Bien, la mente de Hanji no era lenta y rápidamente comenzó a trabajar. Conocía a Levi perfectamente como para no darse cuenta que recientemente estaba extraño. Varios años de amistad y trabajando a su lado la hacían casi leerlo perfectamente, y cuando este se ponía en modo evasivo ocultándole algo, no se rendía hasta descubrir la verdad.
¿Qué pasaría si a Levi le diera por entrar en un pequeño amorío antes de casarse? Sería algo de lo que no podía perderse, aun sabiendo que este hombre tenía la capacidad de romper con un amante por casarse como lo tenía planeado. Además, aprovecharía para por fin conocer qué tipo de personas le gustaban.
De igual manera no es como si fuera a usar eso en su contra, simplemente era una buena amiga a la que le gustaba saber todo. Y en definitiva ese sexto sentido de mujer que poseía le decía que Levi en definitiva se había fijado en alguien.
A veces Levi sentía que el hecho de vestirse diferente mientras aparentaba ser de otra clase social estaba mal —para con Eren—, porque era una manera de mentir en cierta forma. Luego recordaba que el mocoso debía importarle una mierda y no inundar tanto su mente como lo hacía.
Con lo que poco a poco el admitir estar enamorado le resultaba bastante desagradable, porque no podía controlar el pensar de esta manera, a lo que comenzaba a extrañarse aún más. Ya en su temprana edad, cuando estaba en la adolescencia, había pasado por una etapa en la que irremediablemente volteaba a ver jóvenes de su edad.
Pero nunca una había acaparado tanto espacio dentro de su conciencia, así como nunca quiso devorar a ninguna con la mirada. Y vaya que anhelaba que el lunes llegara rápido, aun si debía soportar tener a Nile al lado.
Oh, bueno, por más que quisiera negar el estar tan perdido por Jaeger, cada intento le hacía notar que estaba peor de lo que creyó. ¿No había una manera efectiva de controlarse? Controlar su cuerpo y tratar de fingir que no pasaba nada era cosa fácil. El problema era su mente, no podía mentirse a sí mismo.
¿Qué pasaría si mágicamente alguien lograra leer su mente? Qué horror. Aunque antes no le hubiera molestado, ahora se sentiría en peligro… Cayendo nuevamente en cuenta que hasta pensaba en ideas fantasiosas del temor a que alguien supiera lo que sentía.
Pero el Levi amargado, estoico y determinado no quedaría perdido jamás. Su cuerpo parecía tener un mecanismo que le hacía evitar mostrar un poco más de emotividad, simplemente terminaba arqueando la ceja o frunciendo el ceño. Por algo incluso le decían que parecía no tener muchos sentimientos humanos.
Ni quién supiera que hace poco reía acostado en su cama por la noche, mostrando lo realmente humano que podía ser.
El miércoles llegó de manera más rápida de lo que esperó. Ahora como si el mundo se moviera por sí solo, ya estaba en aquel establecimiento, ignorando el hecho de que tardó como media hora en encontrar un buen lugar para estacionar y que conducía un auto que le parecía ridículo, un puto Volkswagen.
No debió decirle con tiempo a Hanji que le regalaría ese auto, tenía gustos de lo más extraños. Por lo menos era de color negro. Bien, dejando el auto de lado, ahora debía concentrarse en seguir las indicaciones del castaño, tratando de acoplarse, ya que llegó tarde por su búsqueda de estacionamiento.
El chico se mantenía firme, dando indicaciones a paso lento. Y por más que tratara de seguirlas, caía en el mismo error de tener flexibilidad de piedra y que su presencia se hiciera notoria cuando pisó a alguien.
—¡Ouch! —gritó una joven, que de inmediato lo volteó a ver con coraje, a lo que ver el ceño fruncido del hombre le resultó señal de que mejor se alejara. Con el ruido al fondo ya el resto de las personas a su alrededor supieron que había llegado. Seguía sintiéndose tan estúpido ahí.
—¡Bien! ¡Cambiemos a baile en parejas! —y como era costumbre, todos se alejaron de Ackerman, a lo que el castaño suspiró y se dirigió hasta él—. Señor Ackerman, ¿me permite ser su pareja?
—Claro que sí —levantó el rostro para dar con el muchacho quien le extendió las manos para que se posicionaran.
—Gracias —Eren le sonrió mientras se acercaba un poco—. Su mano… —rápidamente le hizo el ademán de que lo sujetara de la cintura.
—De acuerdo —asintió.
—La música será tranquila, así que no se preocupe. Sé que lo hará igual de bien que la clase anterior.
—¿Huh? —ni siquiera recordaba la clase anterior, solo que la puta cabeza le iba a explotar.
Y al primer paso, pisó a Eren volviendo a la rutina.
Fue una total sorpresa para Eren el haber recibido tantos pisotones, no porque no estuviera acostumbrado a que el pelinegro fuera un pésimo bailarín que pisara a medio mundo, sino porque realmente en la otra clase, cuando este estaba tan enfermo que ni pensaba claramente —al parecer— lo había hecho adecuadamente, tal vez mejor que muchos practicantes de ahí que aunque no fueran expertos, tenían cierto control.
Su experiencia enseñando no era mucha, pero sí la suficiente como para analizar a cada uno de sus estudiantes y saber qué clase de motivos pueden ser los que eviten que realicen los pasos correctamente. Por lo que ahora caía en que el señor Ackerman tal vez no bailaba bien por vergüenza o algo por el estilo, ya que habilidad no le faltaba.
Los intentos de concentración de Levi eran malos, podía notarlo cada vez que fruncía el ceño al darle un pisotón. Miraba demasiado sus pies, y por ende sabía que este hombre no se relajaba en lo más mínimo. Las clases extras a solas tal vez serían de mucha ayuda para fortalecerlo en ese punto.
Claro, de igual manera sabía que no avanzaría tan rápido, pero sí que lograría hacerle tomar un poco de seguridad. Lo primordial era que no fuera tan rígido. De alguna manera el señor Ackerman le estaba llamando la atención, y no estaría mal hacer que le tuviera un poco más de confianza para ayudarlo adecuadamente.
—Sabe, señor Ackerman —rápidamente llamó la atención del hombre que parecía solo haber estado viendo el suelo, como si no quisiera toparse con su rosto—. Ya que de todas formas me llevará a casa, ¿no le molestaría que continuáramos la clase en mi departamento? Creo que tengo ahí un par de CD's con música que se adapta mejor a usted.
—Huh… ¿Por qué no? Si consideras que es mejor, por mí está bien —después de eso pareció que el pelinegro tomó un poco más de energía, aunque con eso los pisotones fueron más fuertes.
No es como si Eren le fuera a recriminar eso, debía tenerle toda la paciencia del mundo para enseñarle apropiadamente. Todos los pisotones que le daba de igual manera serían pagados.
Eren suspiró profundamente. En definitiva debía ganarse la confianza del señor Ackerman, que después del suspiro se puso aún más rígido, como si el haber sentido su aliento le hubiera resultado molesto.
Debía tomar nota de esos pequeños detalles si quería lograr su cometido y hacer sentir más cómodo a su cliente.
Bien, la noche sería bastante larga.
Próximo capítulo: Inconsciente
N/A: Ammm… :´D Joder, se me estaba olvidando actualizar este… Como podrán notar, la historia es muy ligerita, pero tendrá sus momentos, así que aparte de una lectura light no puedo ofrecer mucho xD En verdad este tipo de historias no son de mi tipo, pero well e-é Lo que sí quería era salseo del tipo que verán más adelante (Oshe zi)
Comentarios, dudas, sugerencias :´D Los reviews son la motivación de toda autora. ¡Chaaito!