Luna estaba leyendo la última edición de El Quisquilloso en el gran comedor como acostumbraba todas las mañanas. Era su quinto año, y Luna no podía estar más feliz de haber hecho tantos amigos el año anterior. Entre ellos, el humilde y confuso Harry Potter.
'Me pregunto por qué siempre mi corazón late más rápido cuando hablo con el' Pensó la rubia de Ravenclaw.
-¡Hey! Hola, Luna.-
Luna aparto la mirada de la revista y dirigió sus grandes ojos grises hacia la persona que se acababa de sentar a su lado, -Oh. Hola, Ginevra.-
-¡Yuck! ¿Cuántas veces tengo que decirte que no me llames así?- Regaño la pelirroja.
Luna ignoro las quejas de su amiga y fijo su vista en la mano de Ginny, -¿Qué tienes ahí?- pregunto curiosa.
Ginny bajo la mirada, -¿Oh, estos? Me las dio un chico muggle de Gryffindor, se llaman galletas de la fortuna, ¿Las conoces?-
Los ojos de la rubia brillaron como estrellas en la noche, -Ohhhhh, primera vez que escucho de ellas. ¿Qué son?- pregunto la Ravenclaw con deleite.
-¿De verdad no la conoces? Ah bueno, son unas galletas que contienen un mensaje adentro, puede ser una frase sabia o algún tipo de profecía. ¿Quieres una?-
La chica de ojos grises asintió tan rápido que Ginny temió que se lastimara el cuello por un momento. Puso una galleta en las manos de su amiga, quien tomo la galleta como si fuese lo más delicado del mundo.
Ginny espero que su amiga abriese la galleta, pero Luna parecía estar en un estado de trance, mirando el objeto en su mano como si fuese algo de otro mundo.
-¿No piensas abrirla?- pregunto Ginny cruzándose de brazos luego de observar a Luna durante por casi un minuto.
-Oh, verdad.-
La rubia sostuvo la galleta con extremo cuidado con sus dos manos y con audible 'Crunch' la rompió en dos. Luna agarró el pequeño papel en el interior y leyó su contenido en voz baja.
-Escucha a tu corazón.-
Luna respiro hondo, sus ojos estaban abiertos como si hubiese descubierto el significado de algo maravilloso.
Al otro lado del Gran Comedor, Harry Potter estaba teniendo otra discusión con su amiga Hermione acerca del afamado libro del Príncipe Mestizo. Ninguno de los dos se dio cuenta de la chica que caminaba lentamente a la mesa de los Gryffindors con sus ojos fijos en una persona en particular.
Harry estaba a punto de respaldar su argumento de por qué debería quedarse con el asombro libro del príncipe mestizo cuando sintió alguien golpear suavemente su espalda.
Mirando hacia atrás, Harry se encontró cara a cara con la simpática y algo extravagante Luna Lovegood.
-Hola, Luna. ¿Ocurre algo?-
La respuesta que la chica le dio no era la que Harry esperaba. En un movimiento fluido, la rubio acerco su cara a la Harry y beso al muchacho suavemente, sus labios apenas tocándose. Voldemort podía haber camino en bermudas y Harry no se hubiese enterado, pues su mente estaba en un estado de shock absoluto.
Luego de lo que parecía ser una eternidad, Luna dio un paso atrás, dejando a un muy estupefacto Harry con la boca abierta.
-Esto, pues. Yo... ¿Qué?- fue lo único que Harry atino a decir.
-Mmm, interesante. Mi corazón volvió a la normalidad- dijo Luna ignorando las miradas de todos los Gryffindors en la mesa, -Bueno, eso fue una linda experiencia. Hasta luego, Harry.-
Y con eso, la excéntrica chica volvió a su mesa, dejando a todos en un estado de confusión.
-¿Pero qué demonios ocurrió?- pregunto Ron rascándose la cabeza.
-No tengo la más mínima idea…- respondió Harry, -pero lo voy a averiguar.-
¿Qué tal, eh? Harry/Luna es mi pareja favorita, y siempre busco una excusa para escribir una pequeña historia sobre ellos. Seguiré publicando más cuando encuentre la inspiración.
Saludos.