Señorita Gata; Señor Mono

Capitulo 1: Casualidad

Los encuentros que nos llega a preparar el destino casi siempre son inesperados, algunos nos dejan amargas experiencias, otros marcan totalmente nuestras vidas y existen aquellos que con el paso del tiempo agradecemos al universo por haberlo efectuado.

Nami Shiokaze no creía ni una décima parte de esas palabras. Se consideraba como una chica practica lo cual mostró desde su juventud. A pesar de ser alguien muy sociable solo consideraba a pocas personas como verdaderos amigos en quienes confiar. No le llamaba la atención el romance, aunque había salido con algunos hombres ninguno le despertó mayor interés. Incluso al elegir la carrera de enfermería, lo hizo por que esta era bien pagada. ¿Por qué no eligió medicina?, tiempo, requería de tiempo y el tiempo es oro. Lo que menos deseaba era desperdiciarlo considerando su situación.

El hecho de haber optado por una profesión con la simple intención de tener buenas ganancias no implicaba que Nami odiara su trabajo, al contrario, se encontró amando la enfermería.

A sus 22 años llevaba una vida bastante tranquila, tal vez demasiado para gusto de su hermana y madre. De la casa al trabajo y viceversa. Siendo alguien relativamente rutinaria el hecho de elegir un atajo de su camino diario a causa de la lluvia era algo inesperado. Y si a eso le sumamos que en dicho camino se topo con la silueta de un hombre en plena lluvia con una herida abierta en el pecho…. pues en definitiva este se trataba de uno de esos encuentros que ella se negaba a creer.

La luna estaba en lo alto de la ciudad, como todas las noches el sonido de los carros, sirenas y ambulancias reinaban en las avenidas, precisamente había ocurrido un accidente automovilístico, con los mismos personajes de siempre: el conductor ebrio, la pareja inocente y la avenida resbalosa por la lluvia. En un día que se caracterizaba por el tráfico, un accidente solo aumenta el factor de personas. Nami lamentaba mucho que esos sucesos ocurrieran con tanta frecuencia, muchas familias eran separadas… pero también lamentaba que pasaran rumbo a su departamento.

Hoy había doblado turno desde las siete de la mañana hasta las diez de la noche, era un martirio, deseaba llegar cuanto antes a su cama, mañana debía madrugar, sin otra opción en mente se decidió a tomar otra ruta a su hogar. Ya tenía planeado todo, arribaría sin problemas, tomaría una ducha relajante, cenaría algo ligero e inmediatamente después dormiría plenamente.

Lo que no tenía contemplado apareció en un callejón poco transitado por donde debía pasar para llegar a su destino, tuvo un mal presentimiento cuando vio el callejón oscuro iluminado por la luna, pese a que no se considerara alguien totalmente indefensa, lugares asi le causaban escalofríos pero decidió seguir su camino. La primera alarma sonó cuando vislumbró a lo lejos un bulto junto a los botes de basura. Iba a echar a correr cuando sonó la segunda alarma y un pequeño gatito fue justo al lado del bulto y comenzó a ronronear y acomodarse a su lado.

La tercera alarma replico a todo lo que daba cuando la luz de una sirena de una ambulancia parcialmente iluminó esa esquina y la joven se dio cuenta de que en realidad aquel bulto era un hombre inconsciente con una gran herida en el pecho. Como haría cualquier otra persona en su sano juicio empezó a retroceder pero en ese instante aquel misterioso hombre giró su rostro hacia donde se encontraba ella y sus miradas se cruzaron inevitablemente. Sus ojos eran tan negros como la misma noche en contraposición con los suyos; claros, algunas personas le habían llegado a preguntar si usaba pupilentes pues su tono era casi parecido al naranja lo cual resultaba genéticamente imposible, pero eran reales. Esa mirada hacia su persona la dejo ensimismada lo mas impactante fue percatarse de que al parecer ese hombre tenia su misma edad.

- - ¡Oye tú, ven aca!

Salió de sus pensamientos con esas palabras que no sonaron groseras sino algo infantiles, como la suplica de un niño. A Nami le encantaban los niños, impulsada por ese gusto, sin pensarlo mucho caminó hacia el desconocido, se sentó a su lado y observó fijamente la herida, al parecer era ocasionada por una bala, tendría que examinar mas si era de entrada y salida o la bala había quedado alojada dentro del cuerpo del chico además…

- - Préstame tu celular, solo será un momento.

- - ¿Eh?

- - Préstamelo anda, no te lo voy a robar…. Mira, es que al mío se le acabo la batería.

Casi se le salen los ojos de las orbitas, ¿era su imaginación o ese vago tenia en su poder el último modelo de i-phone, que de hecho aun no salía a la venta?. Observando con mas detenimiento al muchacho se pudo percatar de que no se trataba de ningún simple indigente, iba muy bien vestido, a leguas se notaba que vestía ropa de marca, aunque mas que las prendas de alta costura le pareció mas curioso que el extraño usara un sombrero de paja, y lo mas extraño era que no desentonaba con su vestimenta ¿Quién era ese sujeto?

- - ¡Eh! No quiero incomodar pero realmente necesito usar tu celular.

- - ¡Ah! ¡si claro!... esto… toma

Con algo de torpeza le entregó el aparato y sin otra opción mas espero a que este concluyera su llamada.

- - Soy yo... oye ven por mi, me dispararon y se llevaron la mercancía… ¡No, claro que no volverá a suceder! Y en cuanto este listo voy a patearle su trasero… Si ¡claro!... pero no le digas a Ace, ya sabes como se pone… ¿Dónde? Pues en un callejón… oscuro… ¿calle?... este… - A Nami casi se le sale una ligera carcajada, ese tipo se parecía un niño.

- - Estamos en East Blue, esquina Cocoyashi a tres cuadras de la estación de metro Grand Line.

- - ¡Oh! Estoy a tres cuadras de la estación de metro Grand Line en East Blue con esquina a Cocoyashi… Me lo dijo ahm… ¿Cómo te llamas?

- - ¿Yo? ¡ah… pues yo soy… Kairi!

- - Ah Kairi… ¡no, no es una prostituta!... ¡para que iba a querer una! Dile a Sanji que se calle y mas le vale que me tenga una buena porción de carne esperando… si, bueno, vale.

Aunque ese joven le inspirará simpatía, seguían siendo un desconocido al parecer involucrado en malos pasos, por nada del mundo iba a dar su nombre a una persona asi.

- - Ten, gracias

- - Si, de nada

El joven se veía adolorido, lo cual no demostró a la persona con la quien había hablado y por lo que observaba Nami la herida aun sangraba bastante.

- - Bueno, me voy

- - Claro, gracias , no se que habria hecho sin ti Kairi

- …

Estaba a unos cuantos pasos de llegar a su departamento, solo debía cruzar la puerta y daría todo por olvidado, una rara y mala noche, eso era todo, su mano ya se encontraba tocando el pomo de la puerta pero la imagen del joven volvió a aparecer en su mente. La extraña amabilidad, su sonrisa sincera e infantil al darle las gracias, la herida pero sobre todo recordaba su juramento; había jurado ayudar a los enfermos y heridos sin importar su estatus, sin discriminar, dar la mano a quien lo necesitase, hacer uso de sus conocimientos para el bien.

"Si tan solo nos hubieran ayudado"

Una noche igual de triste y fría que esa, el mismo sonido de las sirenas. Cerró abruptamente los ojos al igual que sus puños y echando a un lado la razón, sin mirar atrás, se encaminó de nuevo hacia el hospital.

Que tonto había sido, por fin después de haberle insistido tanto, Ace le había encomendado una importante misión a él y solo a él. Estaba seguro y confiado de poder llevarla a cabo sin problemas pero todo había sido culpa de ese tipo ¿Cómo había confiado tanto? Inclusive lo llegó a considerar como uno de sus nakamas… maldito Kurohige, se las pagaría caro cuando lo viera. Aunque su odio por ese vil idiota no tenia fin, por el momento no deseaba seguir maldiciéndolo, las heridas en su cuerpo le estaban pidiendo atención a gritos. Hasta ahora no lo había notado pero la noche si que era helada, de repente sus ojos se comenzaron a cerrar, decidió descansar un poco mientras esperaba a Zoro y Sanji. No estuvo muy seguro de cuanto permaneció dormido pero repentinamente pudo sentir como alguien le tocaba la frente y abría su camisa. ¿Seria Kurohige? ¿vendría a comprobar si en verdad lo había matado y le venía a propinar el golpe de gracia?. Si era el caso, no permitiera que ese infame le viera la cara dos veces en el mismo día.

Con toda la fuerza que aun tenía tomo el brazo de Kurohige evitando que prosiguiera con su labor, inesperadamente la voz se quejo no era de un hombre sino de una mujer.

- - Auch… tranquilo, solo voy a curar tus heridas- Rápidamente abrió los ojos, a pesar de que había poca luz y ya tener la visión borrosa pudo distinguir un poco el rostro de la chica.

- - ¿Kairi?

- - Lo siento, la anestesia va a tener que ser local, por favor aguanta.

- - ¿Por qué regresaste?

Las nubes despejaron la luna y uno de sus rayos iluminó por un momento el rostro de la pelinaranja al momento que se hacia presente una bella sonrisa.

- - Es mi trabajo

Nunca había entendido por que Sanji siempre se sonrojaba y ponía una cara de baboso cuando una chica le sonreía… ahora lo comprendía un poco.

Consiguió casi todo lo que necesitaba clandestinamente en el hospital, esta era una de las pocas ocasiones donde agradecía las habilidades que su tortuoso pasado le había conferido, obtener el material y medicamentos sin que nadie lo notara había resultado mas fácil de lo que esperaba, procuro traer lo suficiente lo cual fue muy oportuno pues al momento de examinar con cuidado al joven pudo notar, con horror y sorpresa, que además de la herida en su pecho tenía mas en sus brazos y abdomen al parecer ocasionadas por un arma punzocortante, un cuchillo tal vez, bastante profundas. Era un milagro que ese misterioso pelinegro siguiera vivo.

Sin mas rodeos inició la extenuante tarea, procurando al máximo la asepsia en sus actos. Suturar heridas en un callejón no era precisamente lo mas recomendable.

3 horas después, Nami acabó exhausta, nueve heridas suturadas era mucho trabajo para una sola persona, tampoco resulto bonito para el pelinegro que soporto valientemente el dolor. El celular de la joven sonó varias veces durante la noche pero no lo contestó, seguramente se trataría de su hermana. Una vez concluida su labor, se disponía a retirarse, el ojinegro atinó a dormirse profundamente después de la última puntada. Cuando Nami ya estaba por irse, volteo a verlo completamente sumido en sus sueños, de verdad parecía un niño.

- - Comida… carne – Un niño que hablaba dormido al parecer.

Sin pensarlo mucho volvió a sentarse a su lado, tomo gentilmente sus hombros para levantarlo un poco y recargarlo en sus piernas, sacando de su bolsa el único alimento que poseía en esos momentos: una mandarina. La pelo y cuando planeaba partirla en gajos inesperadamente desapareció de sus manos, ¿Cómo y cuando el moreno la tomo y se la comió?, Nami llevaría años preguntándose eso. Con sumo cuidado lo volvió a depositar en el suelo, cubriéndolo con su chamarra, se quedó observándolo un momento.

- - Cuídate, hice lo mejor que pude, pero de esas quince heridas que tienes, solo nueve era posible suturar a las otras las limpie y desinfecte aunque estén protegidas debe valorarlas un medico y quizá te operen, como sea, espero que lleguen pronto por ti, me tengo que ir, lo siento no puedo esperar a tu lado.

A pesar de que estaba perfectamente segura que él no la escuchaba siguió hablando, para irse corriendo, la enfermera tal vez se hubiera quedado mas tiempo, lo cual habría cambiado todo, si hubiera escuchado cuando el moreno le respondió con una sonrisa aun adormilado.

- - Gracias

Muchas gracias por leer este fic, agradecería mas que se tomaran unos minutos para escribir un review. Oh y una pequeña aclaración aunque este fic este inspirado en un manga yaoi, en la historia no habrá nada de yaoi (lo siento amigas fujoshis) y otra cosa mas, si, en este maravilloso mundo alterno que he construido, la carrera de enfermería es muy bien pagada, oh yeah!