Hola gentes~~

Este nuevo OS se lo dedico con mucho cariño a mi querida Canifex Ai que estaba loca por leer algo similar… espero no haberte decepcionado(¿ xD

Declaimer: Los personajes que aparecen en esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto y su hermosa obra Naruto. El resto es mío(¿ xD


CAPÍTULO ÚNICO:

En brazos del pasado

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De alguna manera… apareció en mi cama esa mañana…

Desperté cansado y abrí los ojos con pesar. Miré a mi costado y como cada mañana un cabello azabache se esparcía sobre mi hombro, pero está vez era un tanto diferente, no era igual, era más corto, mucho más corto, y su dueña era más pequeña, bueno, Hinata no era muy alta pero la chica que estaba en mi cama era aún más baja que ella. Me hice a un lado extrañado y la dueña de ese cabello calló sobre la cama de espaldas hacia mí.

Lo que más me preocupaba en ese momento era ¿dónde se había metido mi esposa? Porque conmigo no estaba, y ¿quién era esa intrusa que yacía en mi cama.

Levanté las cobijas y se revelaron todas mis incógnitas. Se giró y pude ver su rostro. Un rostro que no veía hacía años, sin embargo, no entendía como había llegado hasta allí. Bostezó frotando sus ojos y se volvió a dormir.

La dormilona le quedaba considerablemente grande, cayéndosele de los hombros, descubriendo un poco su pecho.

Diablos, ¿por qué tenía que verse tan hermosa, tan sexy? La suave tela de seda se corría sobre sus muslos, dejando muy poco a la imaginación por su transparencia.

Lo primero que se vino a mi mente fue que era una broma de Hinata, una para cobrarse las bromas inmaduras que solía hacerle, así que decidí despertarla y encararla.

Después de todo, no había otra razón por la cual la versión de mi esposa de cuando tenía 16 años estuviera en mi cama, bajó las mantas, amaneciendo abraza a mí y con su dormilona favorita y mi favorita también.

Sonreí, lleno de lujuria al pretender comprender su juego.

—Buenos días… Hinata-chan… —susurré a su oído, presionando con la mano que antes era su almohada uno de sus pechos y dejando que mi otra mano se escurriera hasta ese sitio secreto en el medio de sus piernas que conocía bien.

—¿Mmm…? —aún no despertaba del todo, pero de pronto dio un salto sobre la cama alejándose de mí, abriendo sus ojos a más no poder—. ¡¿Na-Na-Na-Na-Na-Na-Narururururuto-kun?!

—¿Eh? —estaba confundido, ¿a qué quería jugar?—. No huyas, Hinata-chan.

—¡Kyaaaa! —comenzó a gritar lanzando golpes al frente sin abrir los ojos cuando la sabana se corrió mostrándome completamente desnudo—. ¡Es-estas… estás desnudo! —gritó arrojándome una almohada. Y yo aún pensaba que jugaba.

—Vamos Hina, ya está bien, caí en tu broma, ven y dame mi beso de buenos días —cerré mis ojos y empunté el pico esperando pero nada llegó—. ¿Hinata?

Abrí uno de mis ojos y entonces relajé mi rostro. No era una broma. Esa chica estaba llorando asustada, temblando como gelatina mientras intentaba cubrir su cuerpo tanto como la pequeña bata de dormir le permitía. Ni siquiera abría los ojos, solo mantenía su cara cubierta con ambas manos.

Me sacudí el cabello algo preocupado y tomé unos bóxers de la gaveta más cercana y me enrollé en una toalla para cubrirme un poco. Me acerqué e intenté tomar su mano pero se alejó más, mirándome con los ojos llorosos y temblorosos.

—Lo siento, no te haré nada, ¿está bien? —tomé uno de sus dedos y poco a poco logré tomar su mano—. Tú no eres mi esposa —entendí al fin rascando mi cabeza—. Pero… ¿cómo rayos viniste a dar aquí y dónde está mi esposa?

—¿Po-por qué… tú… te vez dife-rente… eres… Na-Naruto-kun? —asentí algo confundido.

—Creo que te asusté un poco pero bueno… A MÍ Hinata –enfatizando aquel adjetivo posesivo– la suelo despertar así cuando despierto antes —creo que recordó los hechos de unos segundos antes porque su rostro enrojeció como un tomate—. Lo siento… debes de estar asustada. ¡Pero te juro que no lo hice con mala intención, 'ttebayo!

—¿T-Tú Hinata? —enarqué una ceja algo frustrado.

—De todo lo que dije… ¿solo recuerdas eso? —la tomé con fuerza en mis brazos, levantándola del suelo—. Vamos, te darás un baño y te pondrás algo que no te quedé tan… —me arrepentí de haberla mirado, pues uno de sus pezones se escapaba de la tela— ¡Iremos con Tsunade ahora mismo!

—Lo siento… —susurró sujetándose de mi cuello—. Es-estoy siendo una molestia para ti —alcancé a entender a pesar de su llanto—. Aún cuando… aún cuando yo… en esta especie de mundo paralelo soy tu esposa —la dejé de pie en el suelo y se sentó a llorar sobre el escusado, sin prestarle la mínima atención a que prácticamente estaba quedando desnuda.

—Deja de llorar, no estás molestando y no es un mundo paralelo… creo que es el futuro y ya o algo así.

—¿Fu-furuo? —clavó sus orbes plateadas sobre las mías —¿Esto… esto es el futuro?

—¡No lo sé, por eso necesito ver a Tsunade cuanto antes! —me levanté con claras intenciones de irme y le dediqué una última mirada—. Está demás decirlo pero… toma lo que necesites de aquí y del armario, después de todo, estás en tú casa.

—Gra-gracias —respondió con suavidad y prácticamente huí de ese lugar.

Bien, ella se pondría algo de ropa decente y podría llevarla con Tsunade, no había ningún problema, eso pensé.

—¡Mamá! —escuché ese particular grito a dúo y corrí a cerrar la puerta—. ¡Papá abre la puerta! —replicó Bolt y me tensé.

—Mamá está durmiendo, Bolt, Himawari, vallan a su habitación.

—¡No es cierto! —respondió mi querida hija dando golpes a la puerta—. ¡La escuché gritar hace un rato!

—¡Dile que salga, tenemos hambre! —mocosos exigentes. Solo podía hacer una cosa…

—Buenos días niños —los saludé con una perfecta transformación física.

—Tú eres papá —me habían descubierto al instante.

—¿Dónde está mamá? —preguntó Bolt de brazos cruzados.

—¡Sí! ¿Dónde está? —lo secundó Himawari imitándolo.

—Na-Naruto-kun, ¿esto está bien? —me di vuelta y la versión joven de mi esposa estaba de pie con un vestido de tirantes y un sombrero de paja que la versión normal usaba para ir a buscar flores.

—¡¿Mamá?! —gritaron ambos niños colándose dentro entre mis piernas.

—¿Ma-ma-ma-ma-ma-ma-ma-má? —se desmayó.

—¡Bien hecho! —les grité reprendiéndolos y dando un suave golpe en ambas cabezas.

—¿Quién es esta chica? —preguntó Himawari golpeando su rostro con el sombrero.

—No la golpees, no lo parece pero es tu madre —le reprendí arrebatándole el sombrero.

—¿Qué le hiciste a mamá? —preguntó acusador mi hijo mayor—. Luce como una adolescente estúpida.

—No le digas estúpida a tu madre —suspiré agotado y la levanté en brazos—. Solía desmayarse todo el tiempo cuando tenía esa edad.

—Rarita —dijimos los tres al unísono una vez que estuvo tendida en la cama.

Al final despertó y estuvo un rato jugando con ambos niños mientras Tsunade, Sakura, Sasuke y yo buscábamos un por qué a la situación y una solución, además de pensar en cómo traer a mi esposa de vuelta.

No hubo solución y mientras yo buscaba en sus libros alguna respuesta, ella se durmió en nuestra habitación con los niños. Se veía feliz. Pensé que era una lástima que tuviéramos que obligarla a olvidar todo antes de devolverla a su lugar.

Me acosté junto a ellos y aunque estuve tentado a probar sus labios, quise dejarlos tan castos como los encontré la primera vez. Solo los cubrí a los tres y decidí dormir, descansar por esa noche y proseguir a la mañana siguiente.

—Soy tan feliz… —me giré al escuchar su voz pero estaba dormida y entonces me percaté de lo que abrazaba, era un álbum de fotos—. De verdad me casé con Naruto-kun… —balbuceó y se aferró más al álbum de nuestra boda.

Sonreí tranquilo y me quedé dormido.

A la mañana siguiente y de alguna manera inexplicable al despertar ya no había rastros de la joven Hinata y mi esposa era quien dormía junto a mí y mis hijos. Fue extraño y ella estaba despierta.

—Ohayo… —dijo con suavidad acariciando mi mejilla.

—¿Qué pasó… fue un sueño? —ella negó suavemente.

—Espero que la hayan pasado bien y mi antigua yo no les diera muchos problemas —la sonrisa en sus labios la delató.

—Eres… ¡aléjate de mi esposa instinto de maldad! —los niños se movieron.

—Eres muy escandaloso, los vas a despertar.

—¿En serio… tanto te gusta hacerme sufrir, no podrías decirme que eras tú?

—No, Naruto, no podía porque no era yo —sonrió con suavidad y besó mis labios—. Esa era realmente la yo del pasado.

—¿Y tú dónde estabas? —sonrió mordiendo sus labios, con un leve sonrojo en sus mejillas—. Oh por Dios, mi esposa, mi dulce ángel se ha vuelto una pervertida, ¿qué le hiciste a mi inocente yo?

—Ya cállate Naruto…

Bueno, no estaba del todo sorprendido, yo solía molestarla mucho, tal vez me lo tenía merecido en aquella ocasión… aún así, me mataba la curiosidad de saber cómo había conseguido llevar a esa tímida ella a mi actualidad y poner mi mundo de cabeza en tan solo un día.

¿Qué puedo decir…? Un día normal teniendo por esposa a Hyu… no… Uzumaki Hinata.

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~Fin~


Bueno, se acabó, espero haya sido de su agrado y de pronto si me animo publico lo que hizo Hinata en su ausencia(¿? Jajajajajaja

Mil besos~~ FanFicMatica :*