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Bella POV

Edward estaba tomando mi mano, si bien sabía que no volveríamos a ser nada otra vez quería jugar a ser egoísta por lo que durara nada más. Mi estancia aquí no duraría mucho y lo tenía más que claro, aún recuerdo su amenaza, recuerdo como había llegado mi padre ese día al hospital a sacarme el nombre de la persona que me habían hecho daño y Jasper le había cantado los 4 nombres, después de besarme mientras le caían algunas lágrimas me juró que esos mal nacidos se irían a la cárcel y pagarían todo el daño que me habían hecho.

Ese mismo día había llegado Victoria y me aseguró que James se encargaría de mi cuando todo este embrollo se terminara así que lo único que debía hacer era no ir a la audiencia o levantar los cargos o si no la seguridad de mi bebé y la mía propia corrían riesgos porque me aseguró que tenían muchos aliados que por unos cuantos billetes eran capaz de descuartizar hasta a sus propias madres, lo que de verdad me horrorizó, así que lo había decidido, me iría de Forks, buscaría como comenzar en otro lugar por lo menos hasta que tuviera a mi pequeño bebé en mis brazos y pudiera protegerlo de otra forma, porque ahora perdía demasiado intentando defenderme yo para defenderlo a él, y aunque sabía que era casi lo mismo solo quería que dios me ayudara y que mi bebé naciera luego.

¿Qué piensas?- curioseo Edward sentado a mi lado con el cuaderno de biología entre sus manos.

En que ya es tarde, debes irte- mi voz salió ahogada, este sería mi último día junto a él. Saber que me amaba igual como antes y que todo lo que me había pasado no había modificado su amor por mi era malditamente gratificante y sería lo que atesoraría para el resto de mi vida.

No quiero irme, no quiero dejarte- se acurrucó a mi lado y acarició mi vientre- perdón cariño- bajó un poco su rostro- no quiero dejarlos- era tan dulce, este era mi Edward, era el hombre más tierno del mundo y del que me había enamorado profundamente.

Mañana debes ir al instituto, ya vete- susurré para que mi voz no se fuese a quebrar.

Pero vendré mañana ¿ok?- asentí.

Lo sé - fingí que mis ojos se estaba cerrando, pero me sobresalté cuando sentí una vez más como tantas veces sus labios sobre los míos y me dejé llevar por la sensación malditamente calida que me llenaba por completo.

Te amo- sonreí un poco pero no era de felicidad, realmente era todo lo contrario, estaba completamente destrozada.- Quiero quedarme- susurró ¿y qué más daba? Total me iría mañana cuando los chicos fuese al instituto y me dejaran sola.- quiero pasar la noche contigo- y aunque esa frase pedía más de lo que podía dar lo acepté, porque si no lo vería más esperaba llevármelo todo a no llevarme nada.

Te amo - se acomodó de tal forma que quedó sobre mi pero sin apoyar ni un solo gramo de su cuerpo sobre el mío, nos besamos con intensidad y por fin nuestros cuerpos comenzaron su propia charla, su propia conexión, su propia forma de despedirse. Quitamos nuestras ropas de en medio y me sentí completamente expuesta pero de una forma que no sabría explicar, esta vez no sentí ni un tipo de temor. Me penetró delicadamente pero sabiendo lo que hacía así que lo obvio era que no había sido su primera mujer y era justo si él tampoco lo había sido para mí. No recordé la brusquedad de lo que me había sucedido, no sentí otras manos ni me invadieron pérfidos recuerdos, solo me embriagué todo lo que pude de Edward, me embriagué con sus besos y caricias o con lo delicado que era al entrar y salir de mi. Recordaría cada beso, cada caricia y cada palabra susurrada con completo amor, lo recordaría completamente. Lloré cuando lo sentí acabar dentro de mí, quería que este momento no terminara jamás, quería sentirlo siempre junto a mí sudado y expuesto totalmente, Edward besó mis lágrimas y solo con ese gesto provocó más.

Lo siento Bella yo no quería forzar nada - negué apoyando mi cabeza sobre su pecho cuando nos acomodamos en la cama.

No has forzado nada- susurré suspirando y si bien me sentía segura con él me sentía desgraciada por seguir perdiendo cosas en mi vida.

Espero no haber sido brusco- negué.

Fue perfecto Edward jamás nada se comparara a como me has hecho el amor- y volví a llorar sintiendo el corazón completamente roto.

Hey- alzó mi rostro- siempre será así ¿ok?- asentí para dejarlo más tranquilo, pero desde mañana jamás volvería a ser como antes, por más que lo deseara eso jamás sería posible- siempre te protegeré, siempre te voy a amar ¿ok?- no entendía porque la vida se había ensañado tanto conmigo.

Soy yo quien jamás dejara de amarte Edward, soy yo quien te atesorara toda la vida en mi corazón- y sin darle la cara porque o si no terminaría descubriéndome, volví a recostar mi rostro sobre su pecho para así poder embriagarme lo que más pudiera con su aroma.

Estaba totalmente agotada pero no podía descansar cuando el dinero nos alcanzaba solo para lo justo, debía trabajar más para que mi pequeño pollito no tuviera que pasar ni una necesidad. Lo peor de todo es que cuando no has terminado el instituto son pocos los trabajos bien pagados a los que puedes acceder, pero en fin, no valía de nada quejarme, este era mí día a día y solo rogaba que el tiempo pasara rápido para poder ir hasta el colegio por mi niño.

Puedes dejar de soñar e ir a limpiar el sector 13 por favor- mi queridísima supervisora, nótese el sarcasmo, me había espantado pero sin decir nada llevé el trapero hasta el sector de los lácteos donde a una joven se le había caído una botella de leche. Solo soportaba esta mujer insufrible por mi hijo, él era lo primero y lo último en mi vida.

La odio- sonreí, Ana era la única que me comprendía, ella también era madre soltera pero a su suerte corría que contaba con sus padres y podía dejar a su pequeña niña a cargo de ellos.

También, pero odiaría más no tener dinero a fin de mes- seguí limpiando hasta que Jeniffer, mi supervisora, encontró que estaba decente. Me mandó a reponer algunas cosas y cuando dio mi hora de salida por fin pude suspirar tranquila, hoy mi pequeño niño salía más temprano por ser viernes.

Te necesito mañana Swan- la miré sorprendida, cuando había postulado a este trabajo lo hice porque era solo de Lunes a Viernes así tendría el tiempo de atender a mi hijo los fines de semana.

Lo siento Jeniffer, pero no puedo- me fulminó con la mirada.

Te necesito mañana en la caja registradora- y aunque sabía que era una gran oportunidad porque entrar a las cajas me dejarían más dinero, no tenía a nadie para que me ayudara con mi pollito.

Lo siento, pero no tengo con quien dejar a mi hijo- se alzó de hombros y agarró su bolso.

No es mi problema, si no te presentas mañana, no vuelvas el Lunes- maldita hija de perra.

Pero no podré encargar a mi hijo, no tengo familia, somos - me fui casi corriendo tras de ella- somos solo él y yo aquí- se fue directo a su auto.

Tráelo, pero lo que rompa o consuma, lo pagas- y ahí me dejó parada mirando como se iba en su flamante auto.

Perra - susurré a la nada. Seguí mi camino, lo mejor de este trabajo era que a un par de cuadras estaba la escuelita de mi hijo, así que de pasada compré en el mismo quiosco de siempre una galleta y un refresco para tenerle un tentempié hasta que preparara la cena. Llevaba 10 minutos a mi favor así que me senté en una banquita por mientras para descansar las piernas, luego mi pollito no me daría tregua.

¿Cansada?- sonreí, Jacob era profesor de mi pequeño, era de verdad un tipo encantador y soltero, pero por más y más veces que me habían invitado a tomar algo, me negaba porque la verdad no me interesaba tener a nadie.

Si - suspiré estirando mis piernas mientras él se sentaba a mi lado y me tendía un cono de helado, era tan tierno, me encantaría poder quererlo de verdad.

Jamás aceptas nada por falta de tiempo y como se que siempre llegas 10 minutos antes pues, te invito un cono de helado- cruzó sus piernas de forma despreocupada, la verdad es que este hombre era más que solo atractivo, era simpático y preocupado pero mi corazón jamás podría dejar entrar a nadie como dejé entrar a Edward.

Gracias- y era de fresa, lo amaba.

No, gracias a ti por permitir que me acerque- se tenía bastante confianza, sonreí.

No dejaré que te acerques- comí de mi helado.

Se que me dejarás, solo debo tener un poco más de paciencia, digamos que 1 año no es suficiente así que puedo esperar otro o unos cuantos mientras tu hijo este en esta escuela- idiota, sonreí mientras lo miraba fijamente.

Eres un gran maestro eso no lo dudaría jamás, mi hijo solo sabe hablar del maestro Jacob que Jacob hace esto que Jacob nos enseña esto otro- rodé los ojos.- así que por eso no lo cambio de escuela- bromeaba, jamás lo cambiaría de aquí, era el colegio perfecto para mi pollito. Me puse más que roja cuando me miraba fijamente, se acomodó más para hablarme.

Jamás te voy a presionar y lo sabes ¿verdad?- suspiré, en esta vida jamás terminaría de conocer a la gente, así que no podía asegurarlo- yo no sé lo que pasó en tu vida Bella, no sé lo que te hicieron- se acercó un poco más- pero yo jamás sería capaz de hacerte daño, ni a ti ni al pequeño Bella, solo quiero que lo sepas- aferró mi brazo pero sin doble intención, solo quiso darle énfasis a sus palabras.

Jacob yo - pero me interrumpió.

Jake, puedes decirme Jake- sonreí nerviosa.- Bella de verdad quiero conquistarte, pero quiero saber que si me esfuerzo podré lograr algo- dejé de lado un poco el helado y él lo notó, lo quitó de mis manos y lo tiró al bote de basura y volvió a sentarse como estaba antes.

Debo ser justa contigo Jake, yo he vivido cosas que - negó.

No tienes que contarme- tampoco le contaría todo lo que me había pasado, pero si debía entre líneas explicarle que jamás sería apropiada para él ni para nadie.

Eres maravilloso, has sido un apoyo tremendo, pero jamás voy a ser buena para ti- sonrió.

Eso debería decirlo yo ¿no?- miré que los niños ya venían saliendo y solo me quedaban un par de segundo antes de que mi pollito saliera brincando y exigiera mi total atención.

Te juro que un día conversaremos con más calma ¿ok?- asintió quizás no tan contento pero aceptando lo que le daba, lo diría siempre, él era un gran hombre.- de verdad, solo debo ser justa y dejarte elegir alguien que este completa- me alcé de hombros para intentar no sonar tan seria pero obtuve solo preocupación de su parte.

Bella - pero no dejé que siguiera, me puse en pie porque mi niño ya venía atravesando la puerta de entrada al colegio.

Te juro que otro día hablamos- y lo besé en la mejilla y me fui casi corriendo para que a mi pequeño no se le ocurriera cruzar la calle para llegar a mi lado.

Mamita- me agache y lo abracé con todo el amor que podía darle, lo amaba ya no me importaba como fuese concebido y tampoco me cuestionaba su real padre solo lo amaba incondicionalmente y que se pareciera 100% a mi padre lo hacía todo más fácil para mi.

¿Cómo estas Pollito mío?- le quité la mochila porque era tan chiquitito y me daba la impresión que su mochila debía pesarle una tonelada y que así se terminaría afectando su espalda, era aprensiva lo sabía y no me interesaba dejar de serlo.

Hoy hicimos un millón de cosas mami, pero lo mejor de todo fue que el Maestro Jacob nos dejó jugar al balón en Deporte, me gusto el Fútbol y solo me caí una vez- lo miré preocupada mientras le entregaba el refresco y la galleta y comenzábamos a alejarnos del establecimiento.- no te preocupes mami que me dolió solo un poquito- estaba tan grande, ni recordaba como había pasado el tiempo tan rápido, ya tenía 5 años y este era su primer año en la escuelita, me enorgullecía saber que era uno de los mejores de su salón, solo esperaba y me esforzaría para eso, que mi pequeño fuese muchísimo más que yo.

¿Y tú día se resume solo al futbol Edward?- tenía claro que había sido enfermizo de mi parte llamarlo como el primer amor de mi vida pero era una cruel forma de sentir que aún estaba presente en mi vida y si bien había prometido llamarlo Ángel también lo hice, mi pequeño Edward Ángel Swan, aún recordaba cuando me decía que lo llamaban en clases al pasar la lista y su nombre no pegaba ni juntaba, pero cuando le expliqué que su nombre era de un amigo muy importante que había tenido en mi vida y Ángel porque él había sido un Angelito que había venido a salvar mi vida se quedó tranquilo y comenzó a aceptar como lo había llamado su madre.

Sabes que no es así mami, sabes que siempre aprendo mucho y hoy aprendí a escribir- metió sus manos en los bolsillos de su pantalón como restándole importancia al asunto, a veces creía que mi pequeño había nacido con unos 20 años sobre sus hombros.

Juegas- me quedé plantada en mi lugar, negó.

Escribo mi nombre completo- me sentí tan orgullosa- de hecho fui quien lo aprendió primero- recalcó ser el primero. Me agaché hasta quedar a su altura.

O sea ¿estoy en presencia de un pequeño cerebrito?- asintió más que feliz, lo abracé sintiendo que no había nada más importante en este momento, mis ojos se llenaron de lágrimas.

¿te dio pena?- negué.

Estoy feliz mi vida- lo llené de muchos besos, él jamás había sido de esos niños que se avergonzaran porque su mamá lo llenara de saliva, él de hecho siempre me estaba pidiendo que lo apapachara y mimara en extremo.

¿lloras de felicidad?- asentí- wow quizás vuelvas a llorar- no entendí pero me quitó la mochila hasta sacar un hoja blanca adornada por líneas medias temblorosas pero que formaban el resultado de un gran logro de mi pequeño pollito, esas líneas bastante cargadas en la hoja formaba mi nombre completo, Isabella Marie Swan, otras lágrimas cayeron de mis ojos, suspiré.

Es hermoso hijo, compraremos un marco y lo colgaré en nuestro piso ¿ok?- no podía llamarle nuestra casa porque era un lugar que esperaba fuese solo de paso, no me ahogaba pensando que era indigno tener a mi hijo en un lugar más chico que el cuarto que tenía en casa de Jazz pero por lo menos era seguro de momento, estaba ahorrando para poder irnos a un lugar que por último tuviese un cuarto separado del living, comedor y cocina.

Bueno, peor no llores más aunque sea de felicidad, es que me da cosita en la barriga- lo bese por última vez y le tendí otra vez más el refresco y la galleta, fue fácil subirnos a un taxi, no salía muy caro porque estábamos más o menos cerca.

¿Qué te gustaría cenar Edward?- miró todo en la tienda y por fin sus ojos se iluminaron, indicó los macarrones con queso que venían en una caja que salía el famoso auto por el que me había cansado de tanto pedirme y que nunca me aprendí el nombre, era un auto rojo.- no sé para que me esfuerzo en preguntar- se alzó de hombros mientras tomó la caja y la ponía en el canasto, compré un poco de pan y leche para el desayuno y nos fuimos por fin a nuestro piso.

¿puedo ver caricaturas un rato?- miré el lugar y aunque estaba todo muy bien organizado encontraba todo tan fuera de lugar, es que quizás aun soñaba a lo grande y solo debía aceptar y conformarme, pero aún creía que Edward y yo no pertenecíamos a ese lugar tan pequeño.

Pero cámbiate la ropa primero- me miró fingiendo cansancio.

Pero si mañana no voy a la escuela- me alcé de hombros mientras me quitaba el abrigo y lo dejaba en el perchero de la entrada.

Hágame caso jovencito- rodó los ojos como siempre lo hacia mi padre y sin chistar fue al baño a quitarse la ropa.- en el cesto de la ropa sucia ¿verdad?- pregunté cuando salió solo en ropa interior, rodó los ojos otra vez y se devolvió al baño, me reí un poco más audible. Ya no lo molesté más y lo dejé descansar un poco, tal como presumí se quedó dormido en no más de 20 minutos, lo acomodé bien sobre nuestra cama que cumplía la función de sofá, me acosté junto a él cuando terminé los macarrones, acaricié su cabello y su rostro, a veces trataba de encontrarle algún parecido a los dos parásitos que podían ser su progenitor, aunque James me había asegurado que era del, pero jamás encontraba ni un pequeño rasgo de ellos en él, ni siquiera había sacado sus colores porque ambos eran castaños más tirados a rubios y mi pequeño pollito era de cabello y ojos color chocolate, su cabello era medio crespo igual a su abuelo. Ni siquiera se parecían en algo que ellos hiciera, así que daba gracias cuando lo veía morderse el labio nervioso o cuando estiraba su boca concentrado en algo igual que mamá cuando cocinaba, de hecho le daba gracias a dios que nada de mi pequeño inocente me los recordara. Suspiré, había veces donde me quedaba noches enteras pensando que había sido de los chicos, habían pasado más de 5 años así que si sacaba cálculos y suponiendo que todos habían estudiado una carrera más tradicional debían estarse titulando, quizás hasta estaban casados, lo que me llevaba a pensar automáticamente en Edward, quizás se había casado con Tanya y en lo más profundo de mi corazón rogaba que me hubiese olvidado por completo. También pensaba en mis padres, no supe más de ellos, solo una vez cuando estaba pasando apuro y me dijeron que mi pequeño pollito no podría nacer parto normal porque podría sufrir algún problema al venir de pie y necesitaban hacerme Cesaria de urgencia, lo llamé para pedirle el dinero de la intervención y para poder comprar lo que necesitaba para cuando naciera, solo me pidió que me cuidara y que me comunicara más seguido, lo que no hice por miedo a que James pudiese enterarse de mi paradero y pudiera dañar a mi pequeño, besé en la realidad su frente y mejillas y respiré su aroma, olía a niñez e inocencia. Miré la hora y ya debía despertarlo para que cenara y luego si estaba muy cansado lo acostaría para que mañana me pudiera acompañar al trabajo, lo que le cargaría pero le llevaría algún libro o unos lápices para que dibujara muy cerca de mí.- mi amor - susurré despejando su frente de aquel cabello rebelde, lo llevaría a la peluquería para que se lo cortaran un poquito antes de que le llamaran la atención en la escuela.

Creo que estoy un poquito cansado- se estiró.

Pero debes comer tus queridísimos macarrones con queso y luego te puedes acostar- se paró con los ojos entre cerrados y fingía que no veía y casi a tientas iba buscando nuestra pequeña mesita.

Ok - se sentó sonriendo- ¿Qué haremos mañana mami?- y ahí se venía la preguntita, sabía que se molestaría.

Creo que mi jefa me dijo que tenía que ir mañana- me miró arrugando la frente.

Pero yo mañana no voy al colegio así que ¿Dónde iré mientras tú trabajas?- terminé de comer lo que tenía en la boca.

Me autorizó a llevarte así que ¿me acompañarías?- me miró serio pero luego sonrió y si pensé que por un segundo se comportaría como un niño otra vez me sorprendió.

Me encantaría ir a tu trabajo mami y juro que no te molestaré mucho- arrugó la cara y me reí otra vez.

Ese mucho me mato hijo, pero podrías elegir algún juguete o algún librillo para colorear- asintió pensando o quizás tramando lo que podría hacer mañana en mi trabajo, conocía la tienda y la verdad que no había mucho que entretuviera a un niño pero mi pequeño me daba una vez más la razón de que había nacido con unos buenos años más en el cuerpo. Terminamos de comer y mi niño se preparó para ir a la cama, se cepilló los dientes y solo por hoy le permitiría ir a la cama sin ducharse, lavé los platos y yo si me tomaría una ducha más o menos larga, hoy me sentía agotada y eso era lo único que lograría relajarme del todo. Sequé mi cabello, me recosté pero apagando el televisor para que la cabecita de mi hijo descansara al 100%.

El trabajo fue cansador pero mi hijo no molestó nada, solo cuando sintió hambre pero con ayuda de Ana que me remplazó en la caja pude tomarme un ratito para llevarlo a la cafetería que había al lado del minimarket. Almorzamos 2 hamburguesas y aunque odiaba darle comida chatarra debía ser flexible, esas eran cosas que a los niños les gustaban así que debía dejarlo si más que mal no era algo habitual en nuestras vidas.

Volvimos al trabajo y ya solo me faltaban 2 horas cuando lo mandé con un poco de dinero para que se comprara lo que con ello le alcanzara, trataba a cada rato de mirar si aparecía pero nada, hasta que lo vi venir con una bolsita de caramelos de menta, sus favoritos, se puso a la fila en mi caja y esperó como cualquier persona más en la tienda su minuto para ser atendido.

Hola señor- sonrió mientras se mordía el labio.

Hola señorita- estiró su mano y yo le tendí la mía, como todo un caballero antiguo la besó, cosa que encontré muy tierna y creo que la señora que estaba tras mi hijo esperando su turno también sonreía.

Que educado y encantador es este jovencito- al fin hablo la señora- quisiera que mis hijos fuesen así- ¿tanto nos parecíamos que se había percatado al instante que era mi hijo? miré a Edward y me tendió el dinero que metí a la caja registradora, mi pequeño salió de la fila y se vino a sentar a mi lado en el piso que Ana le había traído.- te sacaste la lotería ni de pequeños los míos fueron tan encantadores- Edward estaba completamente sonrojado.

Gracias- decir otra vez que estaba más orgullosa ya no hacía falta, se me notaba solo en la sonrisa. Mi pequeño pasó largo rato comiendo sus caramelos de menta hasta que por fin éramos completamente libres hasta el lunes. Decidí que mi pequeño se había ganado un helado en el centro comercial que no nos quedaba muy lejos, si bien no me sobraba el dinero trataba de ahorrar en mis cosas lo que más podía toda la semana para así poder comprarle pequeñas cosas el fin de semana a mi pequeño pollito, así que siempre nos tomábamos un helado o pedíamos una pizza, digamos que esos eran nuestros pequeños lujitos.

¿puedo pedir uno con 2 sabores?- quizás sería mucha azúcar pero como había dicho antes eran solo los fines de semana.

Solo por esta vez ¿Ok?- estábamos llegando a la heladería cuando una nueva tienda llamó completamente mi atención.

Mami - miré a mi pequeño que indicaba la heladería, asentí sonriendo y sintiéndome una estúpida por perder tiempo valioso hablando con mi hijo y en vez de eso quedarme como idiota mirando un puñado de personas que eran intrascendentales en mi vida como obvio yo lo era en la de ellos. - Hola- mi pequeño hermoso saludó a la muchacha con una sonrisa de oreja a oreja.

Hola pequeño- era muy amable.

Me llamo Edward- mi hermoso era tan irresistiblemente tierno que esta vez yo tuve que sonreír de oreja a oreja.

Es un gusto conocerte Edward, mi nombre es Chloe y atenderé tu orden- mi niño asintió mirando todos los sabores que habían frente a él. No entendí porque la tienda nueva volvió a capturar mi atención, pero me quedé observando otra rato más hasta que mi hijo se decidió por menta chips y papayas a la crema, yo solo pedí el último.

Gracias Chloe fue un gusto conocerte- la muchacha le guiñó un ojo y mi niño medio sonrojado sonrió, no me tranquilizaba mucho saber que ya de pequeño andaba todo coqueto, celos de mamá osa. Juguetee con mi pequeño, le robe un poco de su helado, nos reímos arto y gocé poder tenerlo junto a mi, una vez que terminamos seguimos caminando entre la multitud pero aún miraba la tienda de vez en cuando sin saber por qué el lugar capturaba tanto mi atención, pero cuando la joven que estaba en la entrada se dio vuelta para indicarle algo a un hombre me quedé paralizada se veía tan diferente, se veía mucho más mujer y tan elegante, pensé que me había visto cuando salió del lugar y comenzaba a hablar por su celular sonriendo de lo más coqueta, quizás con quien hablaba, pero eso jamás lo iba a saber porque sin pensármelo dos veces, tomé casi en brazos a mi hijo y comencé a alejarme del centro comercial, pero de lo único que necesitaba arrancar verdaderamente era de Alice Cullen.

Espero les guste y me sigan premiando con sus RR

Un beso gigante!