Buenas, hoy quiero empezar a compartir con vosotros un nuevo Fic del que llevo ya mucho tiempo pensando y escribiendo. A diferencia de otras veces no voy a poder subir un capitulo cada dos o tres dias ya que ahora tengo menos tiempo libre. Aun así prometo que por lo menos habrá un capítulo cada lunes. Y si puedo tambien los viernes, pero de entrada será semanal. Espero que os guste el primer capítulo.

Disclaimer: Los personajes de Naruto pertenecen a Masashi Kishimoto


CLANDESTINOS

Cuando el amor está prohibido el dolor se siente.

El sufrimiento es añadido porque no comprenden que el amor no entiende de edades ni reglas, de razas ni sexos.

Los horizontes del amor son tan inmensos que a veces no hay más remedio que aprender a perder y aceptar sin más lo que el corazón decida hacer.

Y mañana será igual que hoy y que ayer, mañana ellos volverán a acariciar su piel.

Una joven vagaba sin rumbo fijo por la villa oculta entre las hojas, bastantes civiles y Shinobis de la ciudad se paraban a mirarla. Incluso algunos se atrevían a tratar de ligar con ella o lanzarle algún piropo, algunos más desagradables que otros.

Pero a ella todo aquello le daba igual, lo último que le importaba en estos momentos era dejarse cortejar por algún baboso de la villa. Acababa de discutir con su padre, como lo hacían casi todas las semanas.

Su padre opinaba que no se implicaba suficiente en el clan y además no le perdonaba que hubiese suspendido el último examen para Jounin. Ella nunca había pedido ser la heredera, le agobiaba bastante tenerlo siempre encima.

Ella era la heredera del Clan Yamanaka de Konoha y con 17 años se sentía demasiado presionada. Incluso su padre ya estaba pensando en algún posible acuerdo matrimonial para ir formalizando su situación civil dentro de la villa.

- "No quiero casarme con alguno de mis primos…" – Pensó la chica molesta mientras fruncía el ceño.

Sus ropas eran violetas muy sencillas, podían parecer provocativas pero la única razón por la que vestía así era para ir cómoda. Como Kunoichi no podía permitir que su ropa molestase sus movimientos. También llevaba redecillas ninja en los codos y las rodillas.

Tenía los ojos azules y una larguísima melena rubia recogida en una coleta que llegaba casi hasta el final de su espalda.

Llegó a la zona más céntrica de la villa y casi sin darse cuenta no pudo evitar llevar su vista al restaurante Ichiraku Ramen. Su subconsciente le hizo pensar que con un poco de suerte él estaría allí. Por fortuna así fue. No era tan extraño, a parte de su propia casa aquel lugar era donde más tiempo pasaba.

Aquel chico era la persona de la que estaba profundamente enamorada, la persona que provocaba que no rindiese del todo en sus misiones, que cumpliese sus labores dentro del Clan y que detestase con toda su alma pensar en un matrimonio de conveniencia.

Era un chico rubio de ojos azules igual que ella. Aunque su pelo era corto y lo llevaba muy despeinado, ella creía que le hacía verse tremendamente atractivo.

Llevaba un traje Jounin típico y estaba sentado en una de las mesas del restaurante. Había dos platos vacíos que seguramente habría devorado y ahora estaba escribiendo en un pergamino. Comenzó a acercarse hacia él, seguramente una conversación por sencilla que fuese podría alegrarle el día.

Suspiró, sabía que jamás lograría llamar su atención. Ella tenía 17 años, era una niña todavía. Y él tenía 29 años, la trataba como lo haría un hermano mayor. Trataba de engañarse a sí misma diciendo que simplemente era un amor platónico. Pero por dentro moría por poder estar con él.

Pero sabía que su padre nunca lo aceptaría. Sabía que él nunca se fijaría en ella. Era un amor total y absolutamente imposible.

- "¿Cuándo me enamoré de ti? – Realmente no terminaba de entenderlo. ¿Cómo había podido pasar? – "Con lo que te odiaba al principio…"


Cuatro años atrás

Ella estaba en una de las aulas de la academia. Acababa de aprobar el examen para Gennin y estaba junto a dos de sus antiguos compañeros de clase. Los tres estaban esperando a su futuro maestro que se encargaría de su instrucción a partir de ahora.

- ¡No sé porque tengo que hacer equipo con dos inútiles como vosotros! – Gritó molesta la rubia de ojos azules.
- Que problemática eres Ino… - Contestó uno de los dos chicos, tenía el pelo moreno con una extraña coleta.

El tercer chico estaba demasiado ocupado devorando una bolsa de patatas que había traído de su casa.

- ¡Y encima llega tarde! – Añadió un poco más molesta. - ¿Y se supone que es un ninja superior?
- Mejor… más tiempo para hacer el vago. – Respondió uno de los dos chicos.

Ino solo pudo suspirar ante aquel comentario. Tuvieron que esperar 40 minutos más en el que ninguno de los tres dijo nada más. Pero por fin la puerta se abrió y obviamente los tres miraron hacia allí para ver a su futuro sensei.

Un chico rubio de ojos azules acababa de llegar al aula, llevaba un uniforme Jounin y se quedó observando a los tres chicos que estaban cansados de esperar.

- ¡Llegas tarde! – Le recriminó Ino molesta.
- Lo siento. – Contestó sonriendo y rascándose la nuca. – Tuve que ayudar a una anciana a llevar la compra a su casa… y eran muchas cosas.

Ino no supo que decir, aquella excusa había sido tan terrible que solo sintió ganas de pegarle un puñetazo a aquel chico. Les indicó que le siguiesen. Fueron hacia el tejado de la academia, allí estarían más cómodos para conocerse.

Los tres Genins se sentaron en el suelo mientras que su Sensei se sentó apoyado en la valla que había en los límites del tejado. Se los quedó observando unos segundos.

- Como ya habréis imaginado yo voy a ser vuestro maestro, a partir de ahora seré el capitán de vuestro equipo. El Equipo 10. – Hizo una pequeña pausa para observarles. Pero la chica estaba demasiado ocupada estando enfadada, uno de los chicos estaba ocupado comiendo y el otro miraba las nubes. – Ahora nos presentaremos, para que nos conozcamos mejor.
- ¿No deberías empezar tú? – Preguntó uno de los chicos.
- Esta bien, empezaré yo. Mi nombre es Naruto Uzumaki, mi plato favorito es el ramen y quizás en el futuro os cuente cuales son mis sueños. Por ahora con mi nombre tenéis suficiente. – Respondió el rubio sonriendo. – Si me invitáis a ramen seguramente os cuente más cosas. – Naruto señaló al chico que estaba comiendo, el que estaba más a la derecha.
- Mi nombre es Choji Akimichi y a mí también me encanta comer. – Respondió feliz sintiéndose identificado con su maestro.

Naruto miró hacia el siguiente.

- Me llamo Shikamaru Nara… y la verdad es que todo esto me da mucha pereza. Si mi padre me dejase no habría sido ninja… - Contestó sin mirar a Naruto.

Y ahora le tocaba a la chica del grupo.

- Me llamo Ino Yamanaka y sinceramente no entiendo que hago yo con estos inútiles perezosos. Tengo las mejores notas de mi clase y solo vais a lograr retrasarme. Con dos vagos de compañeros y un sensei impuntual. – Se quejó al borde de la histeria.
- Esto va a ser difícil… - Susurró Naruto mirando al suelo. – Vuestros padres pidieron expresamente al Tercer Hokage que vosotros tres formaseis grupo juntos. Vuestros clanes tienen una larga historia de fraternidad y esperaba que vosotros lo hubieseis heredado.
- Quizás otros Nara y Akimichi sean ninjas decentes. Pero estos dos no valen para nada. – Se quejó señalando a sus compañeros.

Extrañamente a ellos dos no les molestó. A Shikamaru le daba igual y Choji ya estaba acostumbrado.

- Menuda primera impresión más mala. La verdad es que me habéis caído fatal. – Dijo Naruto dejando en blanco a sus alumnos. – Pero especialmente tu Ino-Chan… espero que termines cambiando de actitud.
- No me llames Ino-Chan. – Se quejó molesta. – Eso es para las niñas.
- ¿Para las niñas? Es que ahora te estas portando como una niña… Ino-Chan.
- ¡Llámame Ino! – Gritó enfadada.
- Quizás algún día… pero cuando te llame Ino sabrás que ya te considero una mujer. Y una Kunoichi de los pies a la cabeza. Por ahora será más acertado Ino-Chan.

Shikamaru y Choji se rieron un poco, parecía que les hacía gracia que alguien no se dejase amedrentar por la explosiva personalidad de la rubia.

- "Menudo idiota… como le odio…" – Pensó Ino muriéndose de rabia por dentro.


En el presente

- ¡Naruto-Sensei! – Le llamó sonriendo y captando su atención.
- Ino… que sorpresa. – Respondió Naruto sonriendo.
- ¿Qué haces? – Preguntó con curiosidad.
- Escribir el informe de la misión de esta mañana. – Respondió mirando el pergamino.
- ¿Te importa si te acompaño? – Preguntó ligeramente sonrojada.
- ¡Claro! Adelante. – Le respondió.

A Ino le encantaba cuando tenía este tipo de conversaciones con Naruto. Siempre la trataba muy bien, su sensei era muy amigable y nunca tenía ningún problema en charlar con ella.

- Pide lo que quieras, invito yo. – Le dijo mientras seguía escribiendo en el pergamino.

Ino se dejó a invitar a un té rojo y a unas galletas, ya había comido en casa así que no iba a pedir ramen, aunque seguro que Naruto lo habría hecho.

- Estoy omitiendo algunos detalles como tu discusión con Choji… pero deberías vigilar tu genio. – Le comentó Naruto sin dejar de mirar el pergamino.
- Lo siento, intentaré ser más amable.
- Al menos durante la misión. – Contestó riendo un poco.
- No tienes por qué hacerlo tu todo. Algún día puedo ayudarte con los informes para que no pierdas tanto tiempo. – Dijo la chica que buscaba poder pasar más tiempo a solas con él.

Era extraño porque estaba totalmente convencida de que jamás ocurriría nada entre ellos dos. Pero aunque simplemente pasasen algo de tiempo juntos ya se sentía feliz.

- ¿Intentas hacerme la pelota? – Preguntó Naruto sonriendo.
- ¡No! – Respondió sonrojada. – Solo es por ayudarte y eso.
- Eres un cielo Ino, ya podrían aprender tus compañeros de ti. Que salen corriendo en cuanto volvemos a la villa. – Respondió haciendo sentir muy feliz a la rubia por aquel halago.

Se quedaron hablando un buen rato más. Incluso Naruto terminó de escribir el informe y continuaron charlando en el restaurante. Iban pasando los minutos e Ino adoraba cada instante que pasaba así. Sin pensar en su padre o en su clan. Solo disfrutando de la conversación.

Estuvieron casi tres horas hablando.

- Bueno… - Naruto se quedó unos segundos mirando el reloj del restaurante. – Tendremos que seguir hablando otro día. La vieja Hokage me matará como no entregué el informe a tiempo.
- Claro, no te entretengo más. – Dijo la chica algo avergonzada.
- No digas eso. – Le dijo serio. – No me has entretenido.
- Entonces… el próximo día te ayudo con el informe. – Le dijo levantándose.
- Bueno, si a ti no te importa. Por mi mejor. – Respondió sonriendo.

En cuanto Naruto pagó la cuenta salieron juntos caminando al exterior del restaurante.

- Muchas gracias por la merienda Naruto-Sensei.
- No las des. No es necesario. – Le respondió sonriendo. – Es agradable que hagamos cosas juntos fuera de las misiones o los entrenamientos.
- ¡Si! ¿Verdad? – Preguntó Ino contenta. Aunque sabía que Naruto no lo decía por los mismos motivos que ella.
- Nos vemos mañana en la Torre Hokage, pasa una buena noche. – Se despidió el rubio tan sonriente como siempre.
- Igualmente Naruto-Sensei, nos vemos mañana.

Cuando se despidieron Ino volvió hacia su casa. La tarde había empezado de forma horrible pero había terminado especialmente bien. Solo esperaba no cruzarse mucho con su padre antes de la hora de dormir.

CONTINUARÁ…