Ranma 1/2 es propiedad de Rumiko Takahashi.
Escribo sin intenciones de lucro, y con antojo de arroz con curry.


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COMIDA CHINA PARA LLEVAR

01.
Camarón que se duerme...

Cálido. Es cálido. Como la sensación tan placentera de sentir entre tus manos el vaso de bambú con el té Hojicha dentro, y la misma calidez del vaho de la bebida se escabulle dentro de tu nariz inundando tus pulmones y haciendo crecer tu sonrisa. Estoy enredada entre mis sabanas, suavecitas como algodones de azúcar de colores, reconfortantes como dulces de leche en las noches frías de feria y fuegos artificiales.

Suspiro. ¡Acabo de recordar lo que soñé!

El muy cretino de Ranma terminó gustoso los 125 platillos de curry que le preparé mientras viajábamos por la India sobre una tortuga gigante. La tortuga sólo me obedecía a mí, y si se lo ordenaba, podía lanzarle fuego a la bola de ofrecidas que siempre está detrás de mi tonto prometido. Nos seguían de cerca, por alguna razón Shampoo y Kodachi eran hermanas y Ukyo era su madre, y... qué bien huele. Huele como el omelet que preparé al final de mi sueño, firme y esponjocito, como el que suele hacer Kasumi. Espero algún día...
Un momento.
Kasumi...
Omelet...
¡De verdad huele a Omelet!

¿Qué horas son? Pateo las sábanas y caen al suelo luciendo como traslucidas hojuelas espolvoreadas de pescado seco. Le arrebato mi reloj despertador al escritorio.

¡Se habían olvidado de despertarme!

Hasta le dije expresamente a Kasumi ayer en la noche que me despertara si me llegaba a quedar dormida. Estuvimos jugando junto con Nabiki y Ranma un juego de mesa hasta que sólo él y yo quedamos en pie hasta las 3 de la mañana, cuando al fin gané y le di una patada en la cara porque me pedía la revancha en ese mismo momento... ya no me funcionaba ninguna neurona, y él no estaba en mejores condiciones. Nabiki fue la primera en irse a dormir, para sorpresa de todos, abandonó el juego diciendo que no era lo suyo, pero lo cierto es que no soportaba que no picáramos el anzuelo de sus chantajes. Evité a toda costa que Ranma hiciera algún trato con ella, no la dejaría ganar como otras tantas miles de veces, y Kasumi tiene una innata habilidad para nunca dejarse convencer por ella. Al final, sólo Ranma y yo estábamos despiertos, mirándonos con unos ojos inyectados de sangre y sueño. Ni siquiera recuerdo cómo es que gané, pero lo hice, y ahora que lo pienso... tampoco recuerdo cómo llegué a mi habitación.

El caso es... ¡que nadie me despertó temprano!

No sé qué sientan los camarones a los que se lleva la corriente, pero puedo comprenderlos. Es tarde, muy tarde, se supone que partiríamos de viaje a un centro recreativo en las montañas a las siete de la mañana. ¡Sólo me quedan 15 minutos para prepararme!
Todavía tengo puesta la ropa del día anterior, qué desastre, parezco platillo recalentado, ni me he visto en el espejo y estoy segura que mi cabello es un conjunto extraño de algas deshidratadas, tiesas y desordenadas. Qué más da. Ranma debe estar en peores condiciones que yo. Debo ir a despertarlo para terminar rápido de hacer la maleta.

Tengo tanta hambre. Tengo tantas ganas de un té. Todavía tengo tantas ganas de golpear a ese idiota por haberse comido mi parte del desayuno. ¡El omelet de mis sueños era real!, y él... ¡el tan poco hombre se comió la porción que era para mí! Sacó la excusa de que estaba todavía dormido cuando llegó a la mesa y que yo había sido "más lenta que un caracol hervido". En fin, lo único que desayuné fueron unos onigiri que Kasumi preparó para el viaje y no lograron aminorar los gruñidos que escapan de mi estómago. Estoy segura de que Ranma los ha escuchado, pero no ha dicho nada desde el golpe que le di cuando recién descubrí lo que había hecho antes de salir de casa.

No puedo creerlo. Kasumi preparó parte de mi maleta al constatar que no despertaría ni aunque me metieran a una olla con agua hirviendo, y me dejó dormir plácidamente más tiempo del necesario. ¿Cómo puedo enojarme con Kasumi? De verdad que estoy cansada, siento que le han aventado polvo picante a mis ojos, la cabeza me pesa más que una bola de boliche, y siento un abismo ácido en mi estómago.

Tía Nodoka fue quien tuvo la idea de este viaje hace una semana, cuando recién iniciaban las vacaciones de verano. Claro que, sólo la idea. Increíblemente a Nabiki le pareció algo bueno y empezó a planear. Kasumi se emocionó, tío Genma y papá empezaron a delirar con herederos y bodas... El maestro Happosai no se encontraba en casa, por suerte, y hasta hoy todavía está ausente. Ranma sólo gruñó ante la idea, pero no se opuso y hasta se mostró cooperativo. Tal vez porque era idea de su madre, después de todo, por más disparatado que fuera solía ponerse de su parte. Por decisión unánime -impulsados por Nabiki y sus negocios turbios- escogimos unas cabañas que se encuentran en el distrito de Nishitama, con aguas termales, cerca de la profundidad del bosque y de las cascadas de Hossawa. Ya habíamos visitado antes ese lugar cuando éramos niñas y ahora nos dirigíamos de nuevo a él, en una van rentada y conducida por mi padre. Tío Genma era el copiloto, tía Nodoka y Kasumi iban juntas, detrás de ellas estaba Nabiki y muchas de las maletas, y atrás, como si no quisieran vernos, íbamos Ranma y yo.

Ahí va de nuevo, otro gruñidito. Será mejor que cubra el estómago con mis brazos, así tal vez disminuya el sonido. De seguro Ranma se está riendo, el muy imbécil, pero lo veo de reojo y está tan callado… es increíble lo apuesto que parece cuando tiene esa bocota cerrada y esa seriedad en el rostro. ¿Estará molesto? Fue su culpa, si está enfadado por aquello, es un descarado.
No, no está enfadado. Se está quedando dormido. Los parpados caen pesados sobre sus ojos como una fina cortina de salsa de soya sobre el arroz, distribuyéndose el cansancio por todo su rostro y suavizando sus facciones, hasta que... su cabeza se deja caer y el mentón le queda pegado al cuello. Él durmió menos que yo. Cuando fui a despertarlo por la mañana, descubrí que ya estaba en pie, con su mochila de viaje lista y fresco como una lechuga, más no plenamente consciente de lo que pasaba. Supongo que tía Nodoka fue quien lo despertó, porque este hombre cuando duerme parece un atún muerto echado sobre la mesa.

Los ojos azules de Ranma se abren y voltean a verme con el conocimiento de que lo observaba. Me atrapó, no puedo dejar de verlo, sería darle una victoria. Está cansado, ni siquiera se regodea por encontrarme con la vista encima de él y sus ojos parecen dos ajos juntos colgando de algún bloque de hielo en Jordania, tan fuera de lugar, con unas horribles marcas negras posadas debajo de ellos. Mi estómago gruñe de nuevo, él lo percibe y se ríe sin reírse. Me sonrojo, expectante de las burlas, se recarga en el asiento frente a él y su boca se abre para decir alguna tontería sin siquiera terminar de bostezar.

— Tengo hambre. ¿Podríamos parar en algún sitio?

Justamente unas palabras que no esperé escuchar. Lo que debería tener es vergüenza, no hambre, el muy cínico.

— Hijo, te comiste hast—

El filo de la katana de tía Nodoka le impide decir más a tío Genma, ahogando sus palabras en el acero mostrándose fuera de la funda.

— Eres un sinvergüenza, te comiste también mi parte del desayuno y todavía tienes el descaro de pedir que paremos a comer. — Le reclamo, él sólo voltea a verme con sus ojos cansados. — Por si estás ciego, ya estamos en las montañas, encontrar un dichoso "sitio para comer" sería un milagro a menos que nos desviemos a un pueblo.

— Nos queda sólo hora y media para llegar. — Informa mi padre, amablemente. Intenté que mi rostro no reflejara nada, pero una hora y media más y me quedaría sin estómago ni cabeza del dolor hueco que tengo en la panza. — ¿No puedes esperarte? Ya no podemos regresarnos, los pueblos en las montañas son muy escasos... y además, no sé donde están.

— Papá — Reclama Kasumi en tono molesto, recargándose en el asiento del conductor. — ¿No trajiste el mapa? — Papá sólo mueve la cabeza negativamente.

— ¿Hora y media?, ¿Tanto? — Al fin reacciona Ranma, leyéndome el pensamiento y haciendo un puchero como si fuera un niño.

— Cómete unos onigiri. — Ofrece Nabiki, recargándose del lado de la ventana. — Akane debió dejarte alguno, y si no... Te vendo el mío por 1,500 yens.

— Olvídalo. Quiero algo con sabor a comida.

— No sería mala idea, Sr. Tendo. — Intentó convencer tía Nodoka a mi padre. — Un pequeño bocadillo en algún pueblo cercano y tal vez visitar el sanitario. — Gira hacia su espalda hacia donde estamos Ranma y yo. — ¿No te parece una buena idea, Akane?

Ah. No sé qué decir. Tengo hambre, pero aceptarlo abiertamente me incomoda, todavía estoy molesta con todos por traicionarme de esa forma en el desayuno, sin embargo, me gusta que tía Nodoka haya tomado el comentario cínico de Ranma y le diera la vuelta como a un okonomiyaki sobre la plancha hasta transformarlo en una petición que me beneficiaría. Me hace sentir mal rechazar su oferta, pero no pienso aceptar que el engreído se salga con la suya.

— Pienso que es mejor que avancemos lo más posible, después se nos hara más tarde.

Ya. Lo hice. El rostro de la mujer se entristece un poco.

— Pero Akane — Se dirige Kasumi hacia mí. — ¿No tienes hambre?, no has comido mucho.

— Yo estoy de acuerdo con mamá. — Se mete Ranma sin darme oportunidad de hablar. — No dormí casi nada y el desayuno no fue suficiente... — Dice lastimero, sólo le falta echarse algo de agua encima para transformarse en mujer y rogar de manera exagerada. Su madre debería obligarlo a cometer sepukku de una vez.

— El pueblo más cercano nos desviaría en total una hora y media. — Nabiki tiene un mapa, ¿de dónde lo sacó? Dobla el papel con maestría y lo guarda dentro de su blusa. — 2,000 yens para decirte cuando desviarnos. Eso no garantiza que papá esté de acuerdo.

Escucho el gruñido de Ranma taladrarme en la cabeza, me duele tanto, juro que cada que veo hacia la ventana los árboles de los alrededores parecen brochetas de camarón en tempura, calientitos, espigaditos y crujientes, en espera de que estire mi brazo y tome unos cuantos, sólo unos cuantos... mi mano se mueve involuntariamente hacia el vidrio y me humedezco los labios con la lengua, al fin algo que llevarme a la boca... pero un codazo de mi cínico acompañante me regresa a la realidad.

— Comparto la opinión de Akane. — Mi padre al fin dice algo y está de acuerdo conmigo. — Entre más pronto lleguemos, mejor... además, tendría que pagar por saber dónde está el pueblo, ¿por qué tengo una hija tan desalmada? — Desde mi lugar alcanzo a verle las lágrimas... No tiene remedio.

— Papá, — Le regaña Kasumi de nuevo. — concéntrate en el camino o vamos a chocar.

— Oye viejo, — Ranma se dirige hacia tío Genma, quien ya no dijo nada después de la amenaza silenciosa de tía Nodoka. — ¿qué no había por aquí un restaurante de comida china?

— ¿Comida china? ¿En las montañas? — Le pregunto con sorpresa.

— ¿Aquí?, ¿Y cómo saben eso? — Pregunta Nabiki, incrédula, casi al mismo tiempo que yo.

— Recuerdo haberla visto en un viaje de entrenamiento, debemos estar cerca. — Nos responde, en vistas de que su padre parecía ya no querer decir palabra, después se dirige al mío. — Vamos, Sr. Tendo, una pequeña parada no le hará daño a nadie, además, ya me duele el trasero de tanto estar sentado, no quiero quedar sin gracia como Akane.

¿Cómo que no tengo trasero?, ¡Este bruto además de estúpido parece ciego! — ¿Qué estás dicién—

Tía Nodoka sale al rescate de su hijo al mismo tiempo que mi padre dice algo pero no escucho muy bien, porque Nabiki también está hablando mientras agita el mapa, y la voz de Kasumi también está ahí, y después la de Ranma, y, y, ¿en qué momento se ha convertido tío Genma en panda? Todo parece ir en cámara lenta, los sonidos se arrastran y sus voces suenan monstruosas. Kasumi estira su mano y es de un blanco suave y tierno como tofu de mercado, tiene un onigiri naranja por estar cubierto de miles de bolitas minúsculas y saladas de masago, y se lo está ofreciendo a alguien. El rostro de Nabiki se transforma en un delicioso helado tempura, cálido y resistente por fuera pero frío por dentro, tal y como es ella. En lugar de tía Nodoka unas doraditas croquetas Takoyaki de pulpo dicen algo que suena como a una pregunta, una pregunta que parece ser para mí y al lado mío un rollo primavera chun kun se mueve inquieto, danzando su trenza negra de un lado a otro como un pescado fuera del agua. ¿Qué demonios está pasando?

Una mochila explota. Montones de dulces de té macha, verdes y de fuerte olor a hojas frescas, salen despedidos por todas partes, y un pan de carne aparece de repente para sorpresa de todos; mi padre, un aterrado trozo de sushi nigiri con salmón y bigote negro, vira agresivamente el volante hacia un lado...

El tirón del giro del auto me hace chocar contra el rollo frito, escucho mis gritos junto con los de mi familia y siento que ni el agujero de mi estómago ni mi incontenible dolor de cabeza son tan malos como esa montaña de arroz con curry donde se enterrará el auto.

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Continuará...


Ordene en ventanilla.

Sí, quiero pollo gongbao, con ramen, algo de chop suey, y unos panes de carne rellenos con carne de cerdo y salsa agridulce extra y... eh? No estoy en el mostrador de un restaurante de comida china?, ¿no que era para llevar? Ah, sí. Estoy publicando esto. Ejem.

Bueno aquí voy otra vez, algo relajado y con tintes de comedia... espero que salga bien... Akane, digo, que ella salga bien de esto, porque tendrá una pequeña aventura en el nombre de la aventura y no de esas aventuras en las que generalmente la gente piensa cuando escucha "tuvo una aventura...".

¡Felices fiestas y días de recalentado!, todavía tengo tamales, oh f uck, son tantos, y están tan cerca, no como el restaurante japonés que me queda tan lejos y yo con ganas de curry.