Caja de muérdagos

Parte I

.

.

.

Estaba en problemas. Estaba en un jodido problema y no sabía qué hacer. Y ese gato a su lado no le estaba ayudando en nada. No, ese puto gato estaba fantaseando con un futuro incierto, tan incierto que no podía ser verdad, o podría ser verdad si él le pusiera empeño, pero la verdad es que Gajeel todavía no estaba preparado para eso.

La verdad es que culpaba a Mira y al Maestro, pero más en parte a Mira. Era su culpa que estuviera en esa jodida situación. Y lo peor era que lo único que podía hacer era lamentarse mientras veía con impaciencia ese pequeño papelito sobre la mesa.

Levy McGarden

Y lo que pensaba más tediosamente era, de todas las cosas que podían hacer en esas fiestas, ¿tenía que ser un intercambio de regalos?

No es que no hubiera escuchado de esa cosa antes, pero la verdad es que le parecía una tontería. Aunque conocía muy uno que otro gusto de la enana, y se daba una idea de lo que podía regalarle, temía que a ella no fuera a gustarle. Porque no, él no quería que se viera decepcionada o triste por algo que él le dé, porque eso en verdad le dolería en el alma, por muy patético que parezca.

También se preguntaba a quién rayos le habrá tocado darle su regalo, porque él se esperaba algo magnifico, que lo haga por lo menos levantar la comisura de los labios, o que haga que una pequeña esencia de alegría se asome por su cabeza.

Suspirante, sabía que él no importaba, no, lo que importaba ahora era salir a la calle y buscar el condenado regalo de la enana. Sin importar que le lleve toda la condenada tarde, ya que, por alguna extraña razón a Mira se le había ocurrido eso de la nada, por lo que organizó el evento ese mismo día. Lo último que supo fue que ella paso por el gremio con un sombrero y papelitos con los nombres de todo el mundo, haciendo que todos tomaran un papel al azar, y conociéndolos ninguno se negó, aunque solo él y Laxus parecieron querer negarse, pero al recordar quien era Mira se les pasó.

Y así quedó en esta puta situación.

Miró al condenado gato a su lado quien seguía relatando su supuesto futuro al lado de la McGarden. No es que le molestara escuchar las narraciones de Lily, pero sinceramente el quisiera saber su futuro con Levy por sí mismo, desde su propio punto de vista.

Así que si, quería pasar unas lindas fiestas al lado de esa chica, aunque sea en la puñetera friedzone de mierda, que así sea. Tomó su abrigo del respaldar de la silla, al igual que el papelito con el nombre de Levy de la mesa, y se lo guardó en el bolsillo.

...Y luego Natsu se enojara porque tú no eres capaz de controlar a tu hijo así que... — Lily seguía relatando detalladamente su historia, hasta que Gajeel lo interrumpió.

Hey, no quiero arruinar tu magnífica interpretación de cómo será mi mierdoso futuro, pero te voy a dejar hablando solo porque ya me voy a comprar el regalo de la enana — dijo mientras salía por la puerta, dejando entrar todo el frio de la calle.

¿No escuchaste que así empieza mí relato de supuesto futuro? — preguntó sin expresión en la cara.

La verdad no — respondió también sin expresión en la cara —, y no me interesa. Y yo que tú iría dejando los relatos predictivos e iría a conseguir el regalo para... — se quedó pensativo por un minuto — ¿A quién te tocó darle su regalo?

Dijiste que no te importaba mi historia, así que eso tampoco debería importarte — dijo tranquilamente mientras se dirigía la cocina —. Ahora, cierra la maldita puerta que me estoy congelando.

"Eso es tu culpa por andar siempre en pantalones gato" pensó Gajeel saliendo de la casa.

Al cerrar la puerta le llegó la corriente de aire frio por la espalda. Se giró mientras soplaba sus manos mientras se las frotaba una contra la otra para mantener sus dedos calientes, ya que sus guantes solo le cubrían la palma y el dorso de la mano.

Caminó por las calles con las manos en los bolsillos alejándose de su casita improvisada que compartía con Lily.

Sin que le sorprendiera varios magos del gremio estaban pasando por las calles rápidamente, y parecían algunos tensos, otros relajados, otros pensando que carajos les pasaría si no participaban en el evento, claro que no en voz alta, la sensación se les veía en la cara. Algunos pasaban al lado de Gajeel sin notarlo, y quien lo hacían solo lo saludaban con un movimiento de mano a lo que él respondía agitando la barbilla, porque la verdad era que en esos momentos no estaba para aguantar las crisis existenciales de los demás.

Ahora su único objetivo era comprar el regalo de la enana, y en ese preciso instante se dirigía a comprar lo que le parecería la mejor opción para ella, o sea un libro.

De camino a la librería se topó con Wendy, quien debía estar de verdad muy atareada para no notar su presencia, cosa fuera de lo común en ella. Pero dejando eso a un lado, no espero encontrarse con Gray mirando con impaciencia el estante de libros, como si estuviera esperando a que alguno le salte en la cara diciendo que lo comprara.

Yo, hielito — saludó Gajeel acercándose.

El pelinegro salió de su trance para mirarlo, y se sorprendió un poco al verlo parado allí.

Ah, Gajeel — saludó Gray — ¿Qué hay?

Aire — dijo Gajeel desinteresadamente —. Y libros por si no lo has notado.

Gray lo miró con ojos aburridos.

Ah — dijo cortante volviendo a ver lo libros —. Ya que te tengo aquí, debo decir que le vas a comprar un libro a... ¿Quién te tocó?

Alguien... — dijo el Redfox mirando hacia otro lado — ¿Qué hay de ti?

Bueno, dándote una leve pista, si le doy algo muy significativo el cerebro de lava me va a golpear — dijo Gray con algo de molestia.

Gajeel parpadeó.

¡¿Te toco la Coneja?! — exclamó sorprendido exageradamente.

La señora encargada de la librería, les dijo que se callaran desde el mostrador, sobresaltando a ambos jóvenes.

Salamander te va a estar jodiendo — dijo Gajeel en tono más bajo y burlón.

Sí, sí lo sé — dijo moviendo la mano delante de su cara —. Y no solo porque se trate de Lucy si no porque, bueno, es Natsu Celoso Dragneel.

Sí... — dijo Gajeel intentando sonar comprensivo.

Desde que ese par se había vuelto pareja oficial, Natsu se había vuelto una máquina de celos andante. Incluso se molestaba si alguno del gremio le hablaba.

A veces pienso que Natsu necesita terapia — dijo Gajeel al aire.

Tal vez un retiro espiritual... en la luna — dijo Gray para sí.

Ambos parpadearon. Y no pudieron evitar reír.

Como sea, creo que le daré un libro de cocina o algo con que se entretenga — dijo Gray mientras revisaba los estantes.

Gajeel hizo un ruidito de entendimiento mientras se disponía a revisar los estantes cercanos. Pero luego Gray cayó en la cuenta de algo.

Espera un momento... ¿libros? — miró a Gajeel repentinamente — ¿Acaso te tocó Levy?

El lugar quedó en silencio, aunque como era una librería no era nada fuera de lo común.

Gajeel sudó frio. Luego miró hacia otro lado, dándole la espalda a Gray.

¡Ehhh lo sabía! — dijo con una sonrisa socarrona en su cara. Luego empezó a molestar a Gajeel tocando su brazo con el dedo índice repetidas veces — ¿Te molesta que lo sepa? ¿Te molesta que lo sepa? ¿Quería saberlo solo tú? ¿Querías que su momento fuera especial?

Gray de sobra sabía el secretito de Gajeel gracias a Juvia, y cada vez que podía se las arreglaba para molestar a Gajeel, al igual que se las arreglaba para no ser golpeado brutalmente por este.

Pero como siempre, y en una ocasión como esa, Gajeel sabia con qué responder, pues él como muy pocos, conocían el punto débil de Gray.

Me pregunto — dijo mientras Gray lo seguía pinchando con su dedo — ¿A quién le habrá tocado que darle su regalo a Juvia? Y también ¿A quién le dará su regalo Juvia y que tan especial será?

Gray se detuvo abruptamente.

Maldito bastardo... — dijo Gray con el puño en alto y la mirada ensombrecida.

¡Ge-he! — rió victorioso el pelinegro mayor.

Luego notó algo en el estante al frente. Estiró la mano para tomar el libro. Gray también se acercó por lo que se acercó a ver.

"Consejos para ser un buen escritor"

Tres puntos aparecieron sobre ambos.

Ella lo necesita — dijo Gray con simpleza.

Ella te lo va a agradecer — dijo Gajeel de la misma manera.

Gray tomó el libro entre sus manos, y esbozó una media sonrisa.

¿Y tú, que libro le vas a dar? — le preguntó.

Gajeel se puso a observar de nuevo los estantes, luego miró alrededor.

Bueno, todavía no reviso la tienda completa — dijo recapacitando sobre su decisión —. A lo mejor encuentro algo por ahí.

Gray asintió asiendo un ruidito de entendimiento.

Bueno, pues buena suerte — dijo despidiéndose con la mano.

Sí, sí — dijo Gajeel preparado para recorrer la librería completa cuando notó algo —. Oe, Gray.

Ah ¿Qué? — dijo el Fullbuster volteándose a verlo.

Tus ropas — dijo con tono burlesco señalándolo.

Y efectivamente el tipo ese solamente estaba en calzoncillos.

¡Rayos! ¡¿Cuándo?! — exclamó aturdido.

La encargada de la tienda le dijo que se callara de nuevo, haciendo que Gray de un respingo mientras recogia su ropa.

¡Ge-he! Hasta luego hielito — dijo Gajeel desapareciendo entre los estantes de la librería.

Así como empezó su búsqueda de media hora en esa pequeña librería, buscando algún libro de su agrado, o que al menos le pareciera decente para regalarle a Levy. Pensó en alguno de esos libros de temática épica, y si no a lo mucho le podría regalar uno de esos cursis o románticos. Aunque pensándolo bien, tal vez eso no transmitiría un mensaje inapropiado ¿o no?

El punto era que se había pasado media hora en esa mendiga tienda y no encontró nada, porque verdaderamente él no quería parecer un imbécil regalándole un libro cualquiera sin intención aparente.

Así que ahora su situación problemática se había vuelto aún más problemática. Ahora estaba caminando por las calles con la ciudad a punto de ser cubierta por la oscura noche. Miró el cielo medio anaranjado, quejándose y pensando del hecho que era muy difícil conseguirle un regalo a esa mujercita.

Estaba a punto de resignarse, pero luego recordó que si no le daba un regalo a Levy, ella se pondría triste, y muy seguramente la camarera demonio lo mataría, y el definitivamente no quería ninguna de esas cosas. Eso reavivó un poco su motivación, pero no sus esperanzas de encontrar el regalo indicado antes del anochecer, o peor antes de las 9 de la noche del día siguiente. Si bien sabía que todavía le quedaba un día entero para buscar el regalo indicado, no quería desperdiciar los minutos que le quedaban, pues bien el regalo perfecto podría estar allí afuera, y él no quería esperar ni un segundo más para averiguarlo.

Pero, por alguna divina razón del universo, un brillito salido de una vitrina cercana llamó su atención, justo cuando pasó de largo una joyería.

Volvió a la velocidad de la luz pegándose al cristal de la tienda, y entonces lo vio, era perfecto. Irremediablemente perfecto e irremplazable. Sonrió con un aire victorioso, al tiempo que entraba a la tienda con la única meta de comprar ese regalo. No importaba lo que costara, él iba a comprarlo y pasar esas fiestas de la mejor manera posible.

.

.

.

.

Yo! Mis queridas piñas :3 cómo están?

Bueno, esta idea fue más o menos algo improvisada, pero me estoy esforzando para que salga bien, y tenerlo listo para el 25 de diciembre, porque verdaderamente quiero hacer esto ya que llevo más de un año en Fanfiction y no he hecho nada por algún día festivo en particular -w-

Así que espero que disfruten este lindo two-shot tanto como yo voy a disfrutar escribirlo :33 porque sí, un two-shot será xDD

Ahhh no sé si lo habrán visto por ahí hace un rato, pero hay un fic llamado el "El mejor regalo de Navidad" de una autora llamada MariaPBlack, que trata más o menos de lo mismo, pero yo recién lo veo hoy así que si están pensando cualquier cosa, les aseguro que esta idea es 100% mía salida de mi cabecita e.e

Buenoooo espero tener la siguiente parte lista para el 24 a media noche o a lo mucho el 25 en la tarde, así que, deséenme suerte!

Si les gusto no se olviden dejar reviews! Cuídense!

¡Layla Redfox fuera~!

:3