Familia.
-Me alegra ver que tus hijos estén a salvo y los renegados capturados- sonrió Kakashi- Pero, lo que aun no entiendo…- se quedó mirando a Naruto, quien tenía los dos ojos amoreteados- ¿Te lo hizo un renegado?-
Ambos estaban en la oficina del Hokage. Aún era de noche, y nevaba mucho más que antes.
-No… Fue Kurama-dattebayo- el rubio suspiro- Nos pusimos a discutir cuando fui a ayudarlo… Y termine así. ¡Aunque él no se fue libre-dattebayo!-
-¿Se pusieron a pelear? Y pensé que yo tenía más problemas por evitar que Lee-kun y otros ninjas fueran a ayudarlos- suspiró el peliblanco-¿Y cómo está?- Kakashi lo miró serio.
-Él… no quiere admitirlo, pero gastó mucho chakra. Se enfrentó a los diez renegados él solo, a pesar de que estaba cansado de antes-dattebayo- Naruto no pudo evitar sonreír.
-Sí… Desde la aldea vimos explosiones provenientes del bosque, y una enorme silueta muy familiar- Kakashi miró a Naruto- Con esa cantidad de poder, me sorprende bastante que los diez renegados estén con vida-
-Kurama ya no es un asesino- aseguró Naruto- Estaba enojado, eso no podemos negárselo, pero ahora está más tranquilo-dattebayo. Está con Hinata, cuidando a los niños. Ellos la pasaron algo mal-
-Todos los aldeanos estaban preocupados por ellos. Los quieren mucho. No creo que Kurama sepa esto, tampoco sé que reacción va a tener cuando se entere…- el rubio lo miró extrañado- Pero, en ese momento, todos en Konoha depositaron su fe en él… Ahora el pueblo quiere respuestas, y mañana daré un pequeño anuncio de los sucesos que pasaron esta noche… Quiero demostrar, como tú, que Kurama es parte de la aldea-
Naruto lo miró sorprendido, y sonrió divertido.
-Si lo que dices, Kakashi-sensei, sobre que los aldeanos confiaban que Kurama traería a salvo a mis niños, entonces creo que ya lo saben-dattebayo…- suspiró fastidiado- Pero solo falta que ese nueve colas lo comprenda-
Kakashi sonrió.
Mientras, en la casa de los Uzumaki…
El zorro de nueve colas estornudó.
-Kurama-san, quédate quieto por favor- pidió pacientemente Hinata.
-Ya te dije, mujer, que no necesito el jutsu "Palma Sanadora". Mis heridas pueden sanar por medio de mi chakra- gruñó Kurama, tirado en el sillón, sin ser capaz de moverse bien.
Hinata intentaba usar su jutsu médico para sanar al zorro, mientras que Bolt y Himawari se devoraban una cena hecha por la pelinegra.
-Kurama-chan, entonces, ¿por qué no te curas?- preguntó el rubio, con la boca llena.
-Cállate…- gruñó el zorro, sin querer admitir que estaba demasiado cansado como para regenerar chakra.
Naruto le había dado un poco de su chakra para curar la herida de su espalda provocada por esa enorme shuriken, pero, cuando ambos empezaron a tirarse las mechas, al zorro le empezaron a doler tanto las otras heridas que quedo nockaut frente al rubio, dándole un susto de muerte.
Y, ahora, mientras Naruto hablaba con el Hokage sobre lo ocurrido en el bosque, Hinata quería atender aquellas heridas, aunque, claro está, el zorro no se dejaba.
-Kurama-san, por favor- le pidió Hinata- No te podrás mover ni acumular chakra en ese estado. Solo atenderé tus heridas, nada más-
-No-
Hinata suspiró. Iba a tener que ocupar "eso".
-Himawari, Bolt- llamó. El zorro la miró de reojo, extrañado de que llamara a los dos mocosos.
Sus niños se bajaron de las sillas, y se le acercaron, abrazándola.
-¿Sí, mami?- sonrieron ambos.
-Mocosos, son unos hijos de mami- murmuro Kurama, fastidiado.
-Kurama-chan, celoso- ambos le mostraron la lengua.
-¡Claro que no estoy celoso!- los encaró el zorro, solo para sentir que se le iban las energías, y caer de hocico al piso-… Los detesto…-
-Kurama-chan, mentiroso. Yo sé que nos quieres mucho- sonrió Himawari.
-¡Cállate!- rugió Kurama, para volver a quedar en el suelo con cero energías-… Demonios…-
-Niños, mami necesita de su ayuda- sonrió Hinata.
-¿En serio?- sonrió Himawari.
-¡Cuenta con nosotros-dattebasa!- sonrió entusiasmado Bolt- ¿Para qué?- la miró curioso.
-Mami necesita que retengan a Kurama-san, para así atender sus heridas-
-¡¿AH?!- Kurama la quedo mirando, espantado.
-¡Sí!-
-¡Es-Esperen!- el zorro se empezó a arrastrar, pero los niños se le subieron encima con tanta fuerza, que lo dejaron sin respiración por unos segundos- ¡Malditos críos…!-
-¡Operación: Detengan a Kurama-chan!- sonrieron ambos.
-¡Cállense…!- exigió el zorro, pero, de repente, todo le dio vuelta, y se quedó exhausto en el piso de madera.
-¡Ganamos!- sonrieron.
-… Mocosos… esta… me la pagan…- murmuró Kurama, tan agotado y adolorido, que estaba azul.
Hinata sonrió, algo apenada por tener que usar a sus niños para poder atenderlo, pero, si el zorro no quería cooperar, había que usar esa carta bajo la manga. La mujer acumulo chakra en ambas manos, y las coloco en el lomo del zorro.
-Mami, ¿cómo curarás a Kurama-chan?- pregunto Himawari, mientras Bolt, contento de ver tan sumiso al zorro, empezó a tirarle ambas orejas.
-Utilizaré mi chakra para disminuir el dolor, y atender las heridas más leves- sonrió maternalmente la mujer- Es lo menos que puedo hacer por el héroe que los salvó-
Himawari sonrió contenta, mientras Kurama miró de reojo a la mujer.
¿Héroe…?
Él no quiere ser un héroe. No quiere el agradecimiento de nadie. Solo quiere que sus mocosos estén a salvo. Pero, aun así, no pudo evitar sonreír un poco, aunque la sonrisa fue borrada por los constantes tirones de Bolt a sus orejas.
-Bolt, deja de tirarle las orejas a Kurama-san- le pidió Hinata, al darse cuenta de ese detalle.
-Pero, mami- el niño empezó a tirarle las mejillas- ¡Kurama-chan nunca me ha dejado hacerlo-dattebasa!- sonrió, contento por las expresiones que le hacía hacer al zorro, que estaba perdiendo la paciencia.
-Bolt- lo reprendió su madre, haciendo que soltara al zorro.
-Bien- se amurró el niño.
Kurama se quedó mirando a Hinata. ¿Cómo podía detener a ese mocoso revoltoso con solo llamarlo por su nombre? Aun había cosas que no podía entender.
Al poco tiempo, el zorro se dio cuenta que sus heridas y moretones ya no eran tan dolorosos.
-Kurama-san, ¿cómo te encuentras?- pregunto Hinata, mientras sus dos pequeños bostezaban, cansados.
-… Sí… No lo haces tan mal- murmuró Kurama, como quien no quiere la cosa. La mujer sonrió satisfecha.
Ambos pequeños bostezaron, llenos de sueño. Hinata les sonrió maternalmente.
-Niños, sano a Kurama-san, y después los acuesto- sonrió la mujer, sabiendo muy bien que ese día fue muy largo para sus pequeños.
Pero, lo que no esperaba es que los dos niños se bajaran del zorro, y se acomodaran en él, quedándose profundamente dormidos.
-¿Ah? Lo siento, Kurama-san…- se empezó a disculpar la mujer, pensando que eso molestaría al zorro, pero, para su sorpresa, él rodeo a los dos niños con sus colas.
-… ¿Qué?- Kurama la miró de reojo, mientras ella lo miraba sorprendida- ¿No se supone que me ibas a curar?-
Hinata sonrió, dándose cuenta que aquel zorro quería más a sus hijos de lo que ella pensaba. Asintió, y continúo con el tratamiento, mientras sus pequeños se acurrucaban en el pelaje anaranjado.
-Bien- la mujer retiró sus manos- Con esto debe ser suficiente- le sonrió a Kurama, quien, para sorpresa suya, parecía somnoliento.
Ella sonrió, se sentó al frente del zorro, y, con sumo cuidado puso su rostro en sus piernas, empezando a acariciar su cabeza. Kurama no se negó, más bien, cerró los ojos, para poder sentir mejor la caricia.
-Kurama-san, muchas gracias por cuidar a mis hijos- agradeció Hinata.
-… Tsch… No necesito esos sentimentalismos…- murmuró el zorro, inclinando levemente la cabeza, para que ella le rascara por detrás de las orejas- No lo hice solo por ustedes- aseguró- Estos mocosos… Estoy seguro, están destinados para grandes cosas-miró de reojo a los dos pequeños, que dormían plácidamente- Hinata, debes asegurarte de criarlos por el buen camino-
La mujer sonrió.
-Creo que ya lo están. Se cuidan el uno al otro, quieren a sus amigos y a su familia- la madre miró a sus hijos- Tienen una mente y corazón puro, al igual que la voluntad de fuego- sonrió- Ya son gente de bien-
Kurama la miró un rato.
"-¡Pero Kurama-chan será un demonio de verdad si los daña-dattebasa! ¡Porque lo hará por odio y rencor! ¡No dejaremos que Kurama-chan se vuelva malo!-prometió Bolt."
"-¡No quiero que Kurama-chan odie!- aseguró Himawari."
Sí… Ya lo eran.
Kurama, sonrió levemente, cerró los ojos, y se quedó profundamente dormido. Hinata le sonrió, y le acaricio la cabeza.
-Tú también eres alguien de bien- le aseguró al dormido zorro- Es solo que aún no te das cuenta-
Naruto suspiró, mientras caminaba por la nevada calle. Estaba bastante cansado, apenas y sentía los pies por haber corrido todo el día.
Volvió a suspirar al llegar a su casa, y abrió la puerta de entrada.
Su desanimo se borró al ver a Hinata esperándolo, sonriendo.
-Bienvenido-
-Sí…- Naruto sonrió contento- Estoy en casa- entró, cerrando la puerta.
Se acercó a su mujer y la rodeo con sus brazos
-¿Cómo están los niños?-preguntó, algo curioso y preocupado.
-Con el mejor niñero- sonrió Hinata, extrañando al rubio.
Ambos se asomaron al salón, para ver a los dos pequeños durmiendo a cada lado de Kurama, quien, boca arriba, roncaba levemente, resguardándolos con sus brazos. Los tres estaban tapados con frazadas.
-Aw~- Naruto los quedó mirando- Jamás pensé que Kurama fuera tan tierno-dattebayo~. ¡Oh~! Tal vez sea a causa de la ternura natural de mis tesoros~-
Hinata le sonrió al Padre cariñosito.
-Realmente, Kurama es el mejor- sonrió Naruto, mirando al zorro. Se agacho y le acaricio la cabeza. El zorro frunció levemente el ceño, pero no se despertó- Claro, después de ti-dattebayo- miró a Hinata, que se sonrojo. Su marido se rió- Bueno, los niños tienen que acostarse…- intento sacar a Bolt del brazo de Kurama…
-Este, Naruto-kun…- intento llamarlo Hinata.
-¿Eh?- el rubio se quedó extrañado. El brazo del zorro estaba rígido- Que raro…- murmuró, intentando levantarlo, pero imposible. Kurama sujetaba con fuerza, sin darse cuenta, a Bolt, quien se acurruco más en su pelaje anaranjado.
Naruto se sentó agotado.
-Pero que… ¿Qué le pasa-dattebayo? Está dormido…- el rubio lo miró sin creerlo, se le acercó un poco y le tiró un bigote. El zorro frunció el ceño, pero siguió durmiendo- ¡Demasiado profundo!- intento levantar el brazo que rodeaba a Himawari, pero nada- ¡¿Qué le pasa a este zorro-dattebayo?!-
-Incluso dormido los cuida- Hinata se le acerco, haciendo que su marido dejara de intentar tirarle los brazos al nueve colas- Déjalos, Naruto-kun. No pasaran frío junto a él-
Naruto se amurró, cruzándose de brazos.
-Ya veo… Kurama intenta ser del tipo rudo, pero termina siendo del suave- murmuró celoso- Y una vez intente ver que tan suave es una de sus colas…-
-¿Y qué pasó?-
-Me lanzó una Biju Dama-dattebayo- se entristeció el adulto, recordando como el zorro, tan enojado, no le había hablado por una semana.
Hinata contuvo una risita. Su marido la miró algo sonrojado.
-Por cierto… Creo que deberías ver algo, Naruto-kun-
-¿Eh? ¿Qué cosa?- el rubio se levantó, y la siguió por el pasillo.
Se quedó en blanco al ver la puerta de la habitación de Bolt completamente rota.
-Kurama-san me explicó que lo hizo en un ataque de ira- le comento Hinata, mirando algo incomoda a su marido, que estaba de piedra.
-Ese zorro…- el adulto toco con un dedo la puerta, haciendo que se desmoronará más- ¡¿QUÉ ACASO NO TIENE IDEA LO QUE CUESTAN LAS COSAS ÚLTIMAMENTE-DATTEBAYO?!-
-Kurama-chan, levántate-
El zorro frunció el ceño, pero siguió durmiendo, ignorando que lo zarandeaban.
-Himawari, deja a Kurama-san dormir. Debe de seguir cansado-
-Yo quiero jugar con Kurama-chan-dattebasa-
-Oye, Bolt, recuerda que papi regresó-dattebayo…-
-¡Vamos! ¡Kurama-chan!- lo ignoró.
Kurama frunció el ceño, dándose cuenta que esos mocosos ya tenían las energías al cien por ciento.
-¡MOCOSOS, DEJEN DORMIR!- les rugió en la cara a los dos pequeños, haciendo que estos se cayeran sentados al piso de madera.
Naruto, sentado en el sillón, empezó a reírse, mientras que Hinata, que estaba secando un plato, lo miró apenada.
-¡¿Y de qué te ríes tú?!- el zorro miró enojado al rubio mayor- ¡Si son así de molestos es por tu parte!-
Eso le apagó la risa.
-Kurama… ¡Mis niños son todo unos angelitos-dattebayo!- ambos empezaron a chocar cabeza.
-Sí, sí… Y yo no soy un Biju-
-¡¿Qué dijiste?! ¡Zorro apestoso!-
-¡Te estás pasando, niñito!-
Ahora eran los pequeños los que se reían.
-Por favor, ambos, dejen de pelear- les pidió Hinata. Ambos la miraron, y después a otro lado, refunfuñando.
-… Al menos no se parecen tanto al padre- murmuro molesto Kurama.
-¡¿Qué quisiste decir con eso-dattebayo?!- lo miró en llamas Naruto.
-Vamos…- suspiró Hinata- Kurama-san, ¿cómo te sientes?-
-Mejor, hasta que me despertaron- miró a los dos niños, que se le acercaron.
-¡Kurama-chan, juguemos!- sonrió Himawari.
-¡Vamos, vamos!- pidió Bolt, con entusiasmo en los ojos- ¡Quiero ver a Kurama-chan grande de nuevo-dattebasa!-
-No…- el zorro miró para otro lado, al darse cuenta que los niños empezaban a verlo con esos ojitos que sabían eran su debilidad.
-¡Por favor, Kurama-chan~!- se le abalanzaron.
El zorro los miró de reojo. Él quería pasar un tiempo más con los niños, pero…
-Mocosos- los llamó, tomando la atención de ambos- Necesito hablar con sus padres, vayan afuera-
-¡¿AH?!- se enojaron ambos, inflando los cachetes.
Naruto y Hinata se miraron, curiosos.
-Entonces prométenos que después saldrás a jugar- dattebasa-lo señalo Bolt.
-Promételo, Kurama-chan-pidió Himawari, inflando los cachetes.
Kurama los quedó mirando, y para sorpresa de los adultos, le acaricio la cabeza a cada niño.
-Vayan afuera, mocosos-
-¡Entonces está prometido!- sonrió Bolt- ¡Vamos, Himawari!-
-¡Sí!- la pequeña asintió, y se fue al patio nevado acompañada de su hermano.
El zorro se quedó mirando el lugar por donde se fueron los mocosos, y después miró a los adultos.
-Me ignoran… Bolt y Himawari me ignoran-dattebayo- se lamentó el rubio.
-¡Oye, Naruto!- lo llamó enojado Kurama.
-Kurama-san, ¿qué quieres hablar con nosotros?- le pregunto Hinata.
-¡Ojala sea sobre el valor de la puerta de Bolt! ¡¿Tienes idea cuánto me va a costar repararla-dattebayo?!- lo señalo enojado el rubio.
-Me regreso-
Naruto parpadeo sorprendido.
-¡¿AH?!- lo miró atónito- ¡Pero los niños te adoran!-
-Me prometiste que estaría con ellos hasta que ustedes regresaran-frunció el ceño el zorro- Ese fue el trato, a pesar de que fue una semana, no dos como se pensaba-
Quería irse... Tenía un extraño sentimiento sobre los niños. Uno que había crecido desde que los conoció, y, desde la noche anterior, se incrementó tanto que lo confundía. Necesitaba estar solo para entenderlo.
El matrimonio intercambió miradas nerviosas. Los niños se habían encariñado mucho con Kurama, si se iba…
-Este, Kurama-san, ¿no hay una posibilidad de que te quedes un tiempo más con nosotros?- le pregunto Hinata- Bolt y Himawari te quieren mucho. Si regresan y no estás…-
-No es mi problema- el zorro cerró los ojos.
-¡Kurama!- se molestó Naruto- ¿Qué te cuesta admitir que los quieres-dattebayo?-
-¡Naruto!- lo calló el zorro, sobresaltándolo- ¡No soy una niñera, tampoco una mascota! ¡Soy un Biju! ¡¿Se te ha olvidado?!-
El rubio se rascó la mejilla, dándose cuenta que se estaba aprovechando de la paciencia del nueve colas.
-Al menos… ¿Podrías despedirte de ellos?- le preguntó tristemente Hinata.
-No soy un sentimentalista- bufó el zorro- Naruto, hazlo-
-S-Sí…- el rubio se le acerco y puso su mano en su cabeza- ¿Estás seguro?-
¿Seguro…? El zorro no lo sabía, no se podía imaginar la reacción de los niños, pero no quería seguir alargando el momento.
-Hazlo-
Naruto asintió, hizo una pose con la otra mano, y el zorro desapareció en una estela de humo…
Kurama abrió los ojos.
Volvía a estar en el interior de Naruto, con su tamaño original.
Bostezó y se estiró, sin poder creer que estuvo extrañando la tranquilidad de ese lugar. Cerró los ojos, decidido a tomar una buena siesta, una que no había podido tomar bien desde que se puso a cuidar a los niños…
No, eso era mentira.
No le gustaba admitirlo, pero nunca se cansó con los niños, aunque se quejaba a cada rato. La paso bastante bien con ellos. En el festival, cuando los acompañaba fuera de la casa, cuando bañaba a Himawari, cuando intentaba agarrar a Bolt después de una estúpida broma, y cuando dormía con ambos…
Sonrió levemente.
-¿Dónde está Kurama-chan?-
Abrió los ojos sorprendido. Eso provenía del exterior de Naruto.
-¡Kurama-chan dijo que jugaría con nosotros-dattebasa!-
El zorro hizo una mueca, y cerró los ojos, intentando no escuchar el llanto de los dos pequeños.
Podía sentir como Naruto le hablaba a los dos mocosos de que él se había ido. Hinata lo ayudaba diciendo que él prometió verlos pronto. Pero nada de lo que decían hacía que los niños dejaran de llorar.
¡¿Por qué se ponían así?! ¡Mocosos sentimentales! ¡No podían estar todo el tiempo esperando estar junto a él!
Estaba molesto, no con los niños, sino consigo mismo por haberse vuelto sentimental… Por haberse encariñado tanto con Bol y Himawari.
Cerró con fuerza los ojos, y se obligó a dormir, para así no poder escuchar el llanto de sus mocosos.
-Mami... ¿Kurama-chan ya no nos quiere?-preguntaba tristemente la niña.
-¡¿Por qué se fue?! ¡Kurama-chan, malo-dattebasa!-pataleaba el pequeño rubio.
-... Papi, mami... Extraño a Kurama-chan...-murmuró la pelinegra, durante el almuerzo.
-¡Quiero que regrese-dattebasa!-encaró el hijo al padre.
-Él... No nos quiere, ¿verdad?- lloró Himawari-Por eso se fue... ¿verdad...?- y empezó a llorar con fuerza. Su madre se le acerco, pero la niña se fue a su habitación.
-Él... ¿Solo nos cuidaba por qué mami y papi lo pidieron?- Bolt miró enojado a Naruto, sin darse cuenta que miraba directamente al zorro-¡¿Es como lo dijeron los ninjas malos-dattebasa?!-
-¡Te equivocas!- lo calló el padre- ¡Él, Kurama, los quiere mucho-dattebayo!-
-¡Entonces que regrese y nos hable...!- el pequeño apretó sus puños- ¡Lo detesto-dattebasa!- y se fue enojado.
"Mocosos... ¿Por qué hacen tanto escándalo...? ¿Tanto me aprecian? Soy un Biju. No suelo atarme a algo o a alguien emocionalmente..." Kurama abrió sus ojos, sintiendo la pena de los pequeños desde el interior de Naruto "Bolt... Himawari... No entiendo que me pasa... Yo soy el nueve colas, pero aun así no sé por qué... por qué me duele verlos llorar... ¿Tanto los quiero? Pero no lo logro aceptar... Ningún Biju acepta algo así... Entiendanme, mocosos malcriados... Tengo que comprender esto... No lloren..."
-Oye, Kurama-
El zorro movió levemente las orejas, pero aun así no miró al rubio que había aparecido.
-¡ESCÚCHAME, BOLA DE PELOS!- Naruto, echando humo de la cabeza, se le acerco.
-¿Qué quieres ahora, Naruto?-abrió uno de sus ojos rojos, para ver, sin sorprenderse, al rubio subirse a su mano, y así estar frente a su glóbulo. Frunció levemente el ceño al verlo tan preocupado.
-… Ya han pasado unos días-dattebayo- murmuró Naruto. El zorro lo quedo mirando, serio, dándose cuenta a que se refería-Bolt apenas come, y ha empezado a levantarme la voz. Himawari no dice nada y solo se encierra en su habitación…-
-Eso es porque los malcriaste a ambos-lo interrumpió fastidiado Kurama, cerrando los ojos, sin querer oír más.
No quería escuchar como lo pasaban sus niños. Ya era suficiente con verlo... Con verlos llorar... Y sentir ese dolor, uno tan horrible como el que sentía cuando era encerrado y utilizado en el pasado...
-…-el rubio lo miró serio- Ambos te extrañan. Y puedo sentir que tú también lo haces-
No se sorprendió en ver como Kurama no reaccionaba violento. El zorro solo se quedó más quieto, intentando encontrar esa respuesta a aquellos sentimientos. La sentía tan cerca, pero al mismo tiempo lejos...
-Y si fuera así, ¿qué te importa?- lo miró con ambos ojos rojos- Acaso… ¿Quieres que regrese?
-Sí-el rubio lo miró serio.
Kurama miró fijamente a Naruto.
Los quería, quería a esos mocosos que lo extrañaban tanto. Él también los extrañaba, pero estaba tan confundido por aquel sentimiento tan nuevo... Fue por eso que decidió irse abruptamente. No quería admitir el lazo tan fuerte que tenía con Bolt y Himawari, pero el rechazarlo estaba causándole un daño a los niños...
Miró a Naruto, quien lo miraba serio. No pudo evitar reírse, tanto por la cara del rubio, como por haber entendido aquel sentimiento sobre sus mocosos, sin darse cuenta que descoloco al adulto.
-¡Ustedes los humanos son muy predecibles!- sentenció.
-¡KURAMA!- se enojó Naruto- ¡ESTOY HABLANDO EN SERIO Y TU VIENES Y TE BURLAS-DATTEBAYO!-
-Está bien- eso dejo totalmente sorprendido al rubio.
Naruto lo miró encantado.
-¡Bien!- sonrió y se bajó del zorro- ¡Estoy seguro que…!-
-Pero antes…-
-¿Ah?- Naruto parpadeo curioso, y, de repente, la enorme mano de Kurama lo aplastó, quedando entre los dedos del zorro-Ay… ¡Kurama…!- pero se quedó aterrorizado por la miradita que le pegó el nueve colas.
-¡VAS A PAGARME TODO LO QUE ME HAN HECHO!-
-… ¿Ah…?- Naruto se quedó en blanco- ¡Es-Espera, Kurama!- suplico, al ver como el zorro se levantaba-¡Espera!- empezó a correr, pero el nueve colas lo agarro de la chaqueta, levantándolo.
-Espero que estés preparado- gruño de tal manera el zorro, que Naruto, asustado, grito como niña.
-¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!-
-¡NO HUYAS!-
Hinata se asomó al patio, mirando preocupada a sus dos hijos. Ambos estaban sentados en la nieve, sin hacer mucho en realidad. Himawari tenía su peluche de sapo en mano, pero no jugaba con él, y Bolt hacia simplemente bolas de nieve, las tiraba, y volvía a hacerlas.
La mujer entró al sentir una especie de bullicio…
-… Bolt- llamó la pequeña, haciendo que su hermanito la mirara-… ¿Por qué Kurama-chan se fue?-se pregunto, sin saber cuantas veces lo hacía.
El niño miró para otro lado, amurrado.
-¡Porque es un pesado-dattebasa!-
-¿Crees… que nos culpa porque los ninjas malos lo molestaron?- se entristeció la niña.
-¡Lo que pasa es que Kurama-chan es malo!- aseguró enojado Bolt- ¡Se va sin decir nada-dattebasa!-
-Entonces... ¿No nos quiere…?- Himawari empezó a restregarse los ojos.
-Himawari… ¡Que piense en nosotros!- refunfuño el rubio, haciendo que su hermanita lo viera- ¡Nosotros lo queremos muuuchooo-dattebasa! ¡Y él…!- pero no se sintió capaz de decir mucho. Al igual que Himawari, extrañaba mucho al zorro-¡Kurama-chan es un idiota!-
Entonces una bola de nieve le llegó al niño, botándolo.
-¡Bolt!- se sorprendió la niña.
-¡Oye!- el pequeño se paró de un salto, quitándose la nieve de la carita- ¡¿A qué vino eso-dattebasa?!-
-¿Y a qué viene eso de llamarme idiota, mocoso?-
Ambos hermanos se quedaron quietos, y, de apoco, levantaron la mirada, para ver a Kurama ahí, sentado en la nieve, frente a ellos.
-… Ku…- murmuró Bolt, sin creerlo.
-Kurama… chan- Himawari lo miró con los ojos brillosos.
-Escuchen. Hice otro trato con el mocoso de su padre- explico el zorro, cruzándose de brazos, como quien no quiere la cosa-Me quedaría con ustedes hasta…-
-¡KURAMA-CHAN, IDIOTA!- ambos hermanos le tiraron una bola de nieve en plena cara, descolocándolo.
-… ¿Ah?- el zorro parpadeo, mientras la nieve caía de su cara- ¡MOCOSOS...!-
-¡¿Por qué te fuiste?!- le pregunto dolida Himawari, callándolo- ¡Te extrañamos mucho!-
-¡Fuiste malo-dattebasa!- aseguró Bolt- ¡Ni siquiera dijiste adiós! ¡¿Y ahora vienes y nos hablas-dattebasa?!-
-¡Malo!- Himawari empezó a restregarse los ojos.
Kurama bufó molesto, dándose cuenta que lo que le decían le dolía...
-… Mocosos- los llamó, pero los niños no se le acercaron. Solo se restregaban los ojos, dolidos por la actitud de él. Suspiró derrotado, y se acercó a los dos niños-… Oigan...-
-¡No!- negó dolida Himawari, sorprendiendo al zorro, haciendo que se detuviera- ¡Kurama-chan es malo! ¡No nos quieres!-
Eso sí le llegó fuerte al zorro.
-…Te equivocas…- murmuró.
-¡Entonces…! ¡¿Por qué Kurama-chan se fue sin decirnos-dattebasa?!- lo interrumpió Bolt.
Kurama mostró levemente los colmillos, ya enojado… Pero no con los pequeños, sino con él mismo. Su actitud egoísta lo hizo irse sin despedirse. El no poder entender sus sentimientos, ni querer entenderlo junto a ellos, sino separándose... Su orgullo fue más grande que lo que sentía por sus mocosos.
Los miró, sumamente dolido, pero los niños no se dieron cuenta. Se restregaban los ojos, aguantando las lágrimas. Tenía que decirlo, pero no sabía como empezar.
-Vamos, Himawari- Bolt tomo la mano de la niña.
-Sí- asintió la pequeña.
-Escuchen, mocosos...- empezó a decirles el zorro, pero ambos empezaron a irse, pasando por su lado, sin hacerle nada.
Kurama abrió los ojos, sorprendido y dolido. Lo estaban ignorando... Eso significaba que el lazo que tenían se estaba rompiendo. Los niños estaban demasiado dolidos por su acto egoísta...
Los estaba perdiendo...
No... Lo estaban dejando solo… No quería que se fueran... Si se iban, ya no podría recuperarlos, ni aunque peleara contra otros diez renegados.
No podía perderlos de esa manera.
-… Lo siento…-
Los niños se detuvieron, y miraron al zorro, sin poder creer lo que les acababa de decir.
-Se los he dicho, mocosos, yo no soy sentimentalista- les recordó Kurama, sin querer mirarlos- Aunque… eso no significa que no los quiero. ¿O acaso creen que cualquiera iría a rescatar a dos mocosos, enfrentándose a ninjas de élite, sin sentir algo?-preguntó, algo molesto-… No soy expresivo, tampoco soy capaz de entender bien esta clase de sentimientos... Me fui porque quería entenderlos solo, pero... Pero esperaba que ustedes se dieran cuenta, que ustedes ya supieran que yo… por ustedes… bueno, eso- murmuró, sintiéndose enrojecer-
Ambos hermanos miraron sorprendidos al zorro, y, de apoco, empezaron a llorar.
-¡KURAMA-CHAN!- se le abalanzaron llorando, pero tan fuerte que cayeron en la nieve.
El lazo se restableció.
-¡Mocosos…!- se molestó Kurama, pero se resignó rápidamente al verlos tan tristes.
-¡N-No quisimos ofender a Kurama-chan!- aseguró Himawari, hipando.
-¡Perdón…! ¡Pero…! ¡Te extrañamos mucho-dattebasa! ¡No te vuelvas a ir!- pidió Bolt, temblando.
-Sí, sí…- suspiró Kurama, más calmado, acariciando los cabellos rubio y negro de sus mocosos.
Los había recuperado, y no los volvería a perder, ni por otros, ni por el mismo.
-Oigan…- los llamó. Ambos pequeños lo miraron con los ojos brillosos. El zorro levantó su puño hacia ellos- Choquemos puños-
-¿Eh?- se extraño Himawari.
-¿Por qué?- preguntó curioso Bolt, recordando como, a veces, su padre saludaba al tío Bee de esa forma...
-Solo háganlo-
Ambos hermanos se miraron, después al zorro, y colocaron sus pequeños puños frente al del nueve colas.
Se sintieron extraños al hacerlo. No sabían explicarlo, pero, con ese pequeño contacto, fueron capaces de entender los sentimientos de Kurama hacia ellos. Sentimientos que al zorro le complicaba entender, y antes quería hacerlo solo, pero ahora, quería estar con ellos.
Bolt y Himawari sonrieron contentos, mientras que Kurama sonrió levemente, satisfecho. Si esos mocosos eran capaces de entender sus sentimientos mediante el choque de puños, realmente, estaban destinados a grandes cosas cuando crecieran.
-Mocosos- los llamó- ¿Jugamos?-
Los dos hermanos sonrieron de inmediato.
-¡SÍ~!-
Hinata, que vio conmovida toda la escena asomada desde el salón, sonrió contenta, observando como sus hijos empezaban a hacer un mono de nieve, acompañados por el zorro.
-Nuestros hijos son muy queridos- le comento a su marido, quien estaba echado en el sillón, con un aura deprimente- Vamos, Naruto-kun.
-Hinata… Tal vez no lo parezca, pero ese zorro me dio una buena tunda-dattebayo…- le aseguró el rubio, con cara de muerto viviente.
Hinata sonrió contenta, se sentó a la altura de su marido, y le dio un beso en la mejilla, sobresaltándolo.
-Estoy segura que esa es la forma que tiene Kurama-san de agradecer- sonrió la mujer.
-P-Pues… sí, tienes razón-dattebayo- admitió Naruto, algo sonrojado.
-¡Mami, papi!- los dos pequeños entraron contentos, seguidos de Kurama- ¡Kurama-chan regreso!-
-Sí. ¿Están contentos?- pregunto Hinata, mientras Naruto se sentaba por la miradita picara que le dio el zorro.
-¡Sí!- ambos abrazaron a Kurama, incomodándolo- ¡Y no lo soltaremos más!-
-Tsch. Mocosos jactanciosos- murmuró el zorro, causándole risas a los niños.
-Entonces, Bolt, Himawari- Naruto se levantó, mirando contento a sus dos pequeños- ¿Jugamos a las bolas de nieve?-
-¡Sí!- sonrió entusiasmado Bolt, saliendo raudamente con su característica velocidad- ¡Voy a ganar-dattebasa!-
-¡Himawari va a ganar!-la pequeña inflo los cachetes, mirando como su papá salía al patio.
-Kurama-san, ¿vas a participar?- le pregunto Hinata, sonriéndole.
-Pues…-
-¡Juega con nosotros, Kurama-chan!- Himawari le tomo una pata, dedicándole una de sus sonrisas más cálidas e inocentes.
El zorro miró para otro lado, ya que era débil ante la ternura de esa mocosa.
-Está bien- murmuró molesto, siendo guiado por la contenta niña al patio.
-¡Kurama-chan y yo contra Bolt y Papi!-
-¡¿AH?!- se asustó el rubio mayor.
-¡No vamos a perder-dattebasa!-
-¡Sí! ¡Ese es el espíritu-dattebayo! ¡Prepárate, Kurama!-
-Tsch… Exageran, mocosos-
Hinata sonrió satisfecha, mirando como su familia empezaba a jugar en la nieve.
Era su familia, su querida familia, cada uno era un ser especial para ella.
"Los amo…" sonrió.
-¡Muchas gracias a todos los que nos siguieron-dattebasa!- Bolt levantó ambos pulgares.
-¡Gracias, gracias, y muchas gracias!- sonrió Himawari.
-Tsch... Debo darles crédito por ayudarme a aguantar a estos mocosos- comentó Kurama, por lo que ambos se le abalanzaron, contentos- ¡Mocosos...!- pero los niños se rieron.
-¡Te queremos, Kurama-chan!-
El zorro miró para otro lado, sonrojado.
-Gracias a todos los lectores- sonrió Hinata-Esta historia no habría sido posible sin el apoyo incondicional de cada uno-
-¡Sí!- sonrió Naruto, abrazándola y causando que se sonrojara- ¡Ya sabemos que podemos contar con más personas para cuidar a nuestros retoños-dattebayo!-
-Oye, Naruto. El único capaz de cuidarlos soy yo- aseguró Kurama, con Bolt y Himawari pegados a él.
-Huelo a celos-dattebayo.
-Olerás a cenizas una vez que...- el zorro lo miró con ganas de calcinarlo, pero los dos pequeños lo abrazaron con más fuerza.
-¡Muchas gracias!- sonrieron ambos.
-Bien- miré a la familia feliz- Supongo que ya saben que decir-
Los cinco se miraron, asintieron, y miraron al frente.
-¡Gracias a todos los que apoyaron esta historia, ya sea directa, o indirectamente-dattebayo!-se despidieron los padres.
-¡Muchas gracias por los comentarios-dattebasa!-se despidieron los hermanos.
-Sí... Gracias por el apoyo- sonrió Kurama.
-¡Kurama-chan!- los niños lo abrazaron y lo botaron- ¡Te queremos!-
-Tsch...-
"Yo igual, mocosos..."