Nota del autor: Este fic se sitúa en la serie del 2003, espero les gusten.

Diclamair : TMNT no me pertenece, le pertenece a sus creadores.


Banpen Fugyo

Capítulo 1

Comenzó un nuevo día y las tortugas empezaron a hacer calentamiento estirando sus cuerpos antes que el entrenamiento de ninjitsu iniciara.

– El sensei ya se ha tardado mucho… – Se quejó Michelangelo al ver que su Sensei no llegaba.

– Debe estar meditando Mikey – comentó Leonardo.

– ¡Hey Donnie! Comencemos, intenta esquivar estos movimientos – dijo Rapha con entusiasmo.

– Está bien – respondió el genio sin mucho ánimo.

De pronto la vos del maestro Splinter se escuchó desde la sala.

– ¡Hijos míos! ¡Vengan!

– El sensei nos llama – afirmó Leonardo y junto con sus hermanos se dirigieron a la sala.

Cuando las tortugas se acercaron notaron una figura de luz que se encontraba junto a su maestro, parecía ser un hombre flotante con una máscara blanca parecida al estilo kabuki.

– ¡Yogi! – exclamó Leonardo al ver al juez del nexus de batalla.

– Un placer verlos de nuevo honorables tortugas – dijo haciendo reverencia.

– Yogi-san me estaba diciendo que nos trae un mensaje del Daimyo Michelangelo – comentó Splinter.

– ¿Enserio?

– Así es – continuó el hombre flotante – el próximo torneo del nexus de batalla será el número 1.000, por lo que para conmemorar el aniversario habrá unos cambios especiales en el torneo que se discutirán junto a todos los campeones que siguen vivos, esta reunión se llevara a cabo dentro de 20 megakuargon.

– ¡Qué bien! – expresó Mikey – ¿Lo ven chicos? Yo soy alguien muy importante, un momento, ¿Creen que estará mi estatua en…?

– Ya cállate – interrumpió Raphael dándole un coscorrón al menor.

– ¡Rapha! – le regaño el mayor.

– Y ¿cuánto es 20 megakuargon? – continuó el de rojo.

– Es a la media noche Raphael – respondió su maestro.

– Maestro Splinter, Michelangelo – continuó Yogi – en verdad sería un agrado que asistieran, los estaremos esperando.

– ¡Espere! ¿Mis hermanos también pueden ir?

– Por supuesto, muchas otras criaturas asistirán al nexo para ver a los campeones.

– ¿Podemos ir Sensei? – preguntó Donnie.

– Si es lo que desean, pueden entretenerse conociendo bien el lugar.

– ¡Sí! – exclamaron todos con alegría.

– Pero no causen problemas.

– ¡Hai Sensei!

– Bien, ya debo irme – dijo Yogi - fue un placer verlos, nos vemos – después de hacer una reverencia el hombre flotante desapareció.

– Esto es genial, Mikey tienes una tarea muy importante – dijo Leo.

– Sí.

–Sí, no lo vayas a arruinar, aunque conociéndote... – dijo Raphael de mal humor.

– No estés envidioso, bro.

– ¡No lo estoy!

– Bien muchachos – dijo Splinter – ya habrá tiempo de hablar, ahora empecemos el entrenamiento.

– ¡Hai sensei!

Llegada la noche, el cielo se encontraba oscuro debido a la luna oculta por las nubes y la ciudad se encontraba agitada como siempre en New York. El maestro y las tortugas se dirigieron sigilosamente al callejón donde Splinter abriría el portal al nexus, todos llevaban sus respectivas armas, además Donnie cargaba una mochila con algunos inventos para tener algo con que intercambiar en el comercio del nexus.

Frente a la pared Splinter escribió con tiza unos símbolos en la pared y al terminar Leo tímidamente preguntó.

– Sensei ¿Puedo yo abrir el portal?

– Claro Leonardo – y se alejó dándole paso a la tortuga de azul.

Leonardo se paró frente a la pared, juntó sus manos, cerró los ojos y comenzó a decir las mismas palabras que dijo la última vez cuando abrió el portal y el charco de agua que estaba en el suelo cerca de él se elevó donde los símbolos y se iluminó, formándose el portal, un espiral de luz cubriendo la pared.

– ¡Bien hecho Leo! – expresaron sus hermanos.

– Bien hecho hijo mío.

– Gracias sensei.

Entonces el viejo maestro y las tortugas entraron al portal, cayeron en una especie de torbellino de energía llegando finalmente a un páramo rodeado por un bosque, montañas y algunas construcciones de tipo oriental.

El cielo tenía un color lila rojizo con muy pocas nubes y a lo lejos se podía observar la ciudad gobernada por el Daimyo, rodeada del agua proveniente de una gran cascada situada detrás del palacio, una gran fortificación también de estilo oriental, y en la parte más baja la pequeña ciudad rodeada de murallas.

Una vez dentro contemplaron todos los alienígenas que circundaban, había una gran afluencia en calles y en todas las tiendas. De pronto unos hombres con armaduras color carmesí pertenecientes a guardia del Daimyo se les acercaron. Después de hacer reverencia uno de ellos dijo que eran los encargados de escoltar al honorable Splinter y al Honorable Michelangelo al lugar de reunión.

– Bueno chicos, solo gente importante a partir de este punto – comentó el de naranja.

– Cállate Mikey – expresó Rapha cruzándose de brazos.

– Cuídense hijos míos, no se metan en problemas.

– No se preocupe sensei – respondió Leonardo.

Después de que ambos se marcharan junto a la escolta, Donatello, Raphael y Leonardo comenzaron a explorar el lugar. Todo el comercio estaba repleto, las tiendas vendían artículos muy extraños, esferas de una rara consistencia que al parecer equivalía a fruta, también sustancias extrañas y órganos (al parecer) que se además se retorsión.

– ¡Que asqueroso! ¡Mira ese tipo se lo está comiendo!

– No apuntes con el dedo Rapha – dijo Leo.

– ¡Woo chicos miren! – exclamó Donnie apuntando a una tienda donde habían maquinas alienígenas – ¡iré a ver! – y fue corriendo a ese lugar.

– ¡Donnie espera! – gritó el de azul siguiéndolo.

– ¡Nerd! – gritó el de rojo y siguió su camino por las calles.

Donnie se detuvo emocionado al frente de la tienda seguido por Leo.

– Woo mira Leo una prótesis robótica con neurotransmisor, ohh mira parece que es un deslizador de suspensión electromagnética , ohh eso es un motor de propulsión de plasma…

Y de ese modo continuó el de morado sumergiéndose en las maquinas ignorando los comentarios de su hermano mayor.

–Uf que aburrido – se quejó Raphael para si mimo – de cualquier forma no puedo comprar nada, no tengo dinero alienígena….

– ¡Hey! ¡amigo! – se escuchó una voz campanuda que hizo que Raphael se diera vuelta – ¿Sabes? conozco un lugar muy interesante ¿te interesa? – dijo el pequeño alienígena de piel morada, tenía la altura de un niño, con dos antenas en sus cabeza que colgaban hacia atrás y un lente en su ojo derecho ojo parecido a un monóculo.

– ¿Ah? – exclamó incrédulo – No, no me interesa enano – espetó y se dio la vuelta para marcharse.

– Espera, ¿tú eres un luchador verdad? Podrías ganar dinero.

Esto hizo detenerse a la tortuga haciendo que volteara donde el pequeño.

– ¿De qué estás hablando?

Una sonrisa pareció mostrar el aliengena y mientras se arreglaba su monóculo dijo:

– Veras…. – miró a ambos lado y se acercó al terrícola para susurrarle – Son peleas clandestinas, el ganador se lleva 30000 flurbos.

– ¿30000 flurbos? ¿Eso es mucho? – preguntó agachándose un poco.

– ¿Mucho? ¡No te imaginas lo que podrias comprar con tantos flurbos!

– Mmm… – comenzó a pensar la tortuga – bueno… me servirá para pasar el rato.

– ¡Perfecto! Sígueme, es por aquí – dijo el pequeño entusiasmado y comenzó a avanzar, Rapha lo seguía detrás.