Un poco de mis ternuritas.


Beso XII: Pecho.

Sakuno se lamió los labios, tentada, muy tentada, mientras sostenía la toalla que él le había pedido para salir de la ducha. Debería ya estar curada de espanto tras tres años casados y un hijo de por medio. Pero no. Él continuaba levantando sus hormonas como si de una mocosa adolescente se tratara.

Y es que… ¿Quién podía contenerse cuando su marido estaba deliciosamente esculpido y tenía gotas húmedas y traviesas resbalando por su piel? ¡Nadie!

Y ella no era de hacer locuras. Generalmente era Ryoma quien tenía que hacer los primeros pasos y aunque había esperado que se cansara de ello, a él parecía agradarle. Así que quizás por eso su cara de sorpresa cuando avanzó hasta posar sus labios justo sobre su pecho, ahí donde una trémula gota resbalaba.

La toalla resbaló de sus manos y Ryoma la invitó a entrar dentro. El resto de su ropa fue al exterior.

Lo demás, dejémoslo a la imaginación.