Saludos a todos, la fanática del anime ha vuelto con una nueva historia. Esta vez les he traido un one-shot algo inspirado. Tenía las ganas de crear una historia con esta trama y se me ocurrió ¿Por qué no la hago de Frozen? La modifique y quedó muy bien según yo. Bueno aqui les va. Espero que les guste.

Hermanas separadas, caminos distintos:

La noche larga y oscura transcurría lentamente. Pareciera que la oscuridad nunca iba a dar paso a la luz del día de nuevo. Todas las criaturas infernales rondaban por los bosques buscando saciar su sed de sangre. Los aldeanos no salían por las noches a caminar, ni siquiera se asomaban a las ventanas por ese temor que tenían. Los reyes tomaban medidas desesperadas por acabar con esta plaga. Trataban de darles un mejor futuro a sus dos pequeñas hijas, Elsa y Anna, para que crezcan libres y sin preocuparse de estos monstruos.

El viento gruñía como un lobo hambriento causando un estruendo en todas las ventanas del castillo. La pequeña Anna no podía dormir. Se revolvía en su cama cubriendo su rostro con las sábanas. Tenia frío y miedo que una de esas criaturas entrara y le chupara la sangre como muchos de los aldeanos decían. La niña agarró su almohada, bajo de la cama y se dirigió a la habitación de su hermana mayor.

Elsa estaba profundamente dormida. Anna la sacudió y despertó. Le dijo que deseaba dormir con ella por esa noche. Elsa no podía negarse a esos tiernos ojitos verde-agua que la miraban. Renegando, se hizo a un lado para que su hermana se acurrucara junto a ella. Anna se metió entre sus brazos para aprovechar todo el calor de su cuerpo. Elsa sonrió y abrazó a su hermana quien ya se había quedado dormida. Acarició su cabello pelirrojo y apoyó su cabeza contra la suya hasta quedarse sumida en los brazos de Morfeo.

Las ventanas se abrieron para dar paso a una sombra humana que se acercó lentamente a la cama donde yacían las dos princesas. Anna sintió una extraña presencia y se despertó para llevarse una no muy grata sorpresa. Un hombre alto vestido de negro se hallaba al pie de su cama. Se horrorizó al ver sus largos colmillos superiores y sus profundos ojos color rojo sangre. Comenzó a gritar desesperada pero el vampiro le cubrió la boca para callarla. Sin embargo logró despertar a su hermana, quien comenzó a atacar con sus poderes de hielo al vampiro. Este aterrado decidió retirarse no sin antes agarrar a Anna con él. El vampiro corrió hacia el balcón con la niña entre sus garras y antes de que Elsa le lanzara un rayo de hielo, este desapareció entre las sombras sin dejar ningún rastro.

Elsa gritó desconsolada ante la ausencia de su hermana pequeña. Al oír los gritos, los reyes corrieron hasta la habitación de su hija para encontrarla a su hija mayor tirada en el piso llorando y las sábanas desparramadas por todo el piso. Los reyes preguntaron por su otra hija a Elsa. Esta con la voz entrecortada dijo que su hermana había sido raptada por un vampiro desconocido en el área. El rey enseguida inició la búsqueda de su querida y pequeña hija. Elsa sentía una furia que la consumía lentamente al no poder haber hecho absolutamente nada para evitar que el vampiro se llevara a Anna.

Los caballeros del rey buscaron en todas partes pero al parecer su hija se había esfumado. Decepcionados y cansados luego de su larga travesía de más de tres días, regresaron al reino para darles las tristes noticias a los miembros de la familia real. Elsa era la más afectada de todas. Su hermanita, su compañera de juegos y travesuras, había desaparecido y era casi un hecho que ella estaba muerta.

Luego de la noticia, Elsa se encerró en su cuarto y lloró desconsoladamente por casi dos horas. De tanta tristeza, sus poderes soltaron una ventisca que se expandió por todo el reino. Después de librarse de su tristeza, comenzó a formar carámbanos puntiagudos con sus manos y los apuntó hacia la pared una y otra vez. Con un lápiz, formó una diana en la pared. Comenzó a practicar mientras sus padres se sumían en la tristeza. Ella ya estaba cansada de llorar. Ya no se podía hacer nada por su hermana. Aun así ella quería convertirse en un peligro para esas criaturas que solo les causan daño a los humanos. Se propuso a sí misma en convertirse en la mejor cazadora de vampiros que jamás haya existido.

Día tras día, Elsa practicaba en los jardines del palacio su puntería y aprendía a manipular y descubrir sus poderes sobre el hielo. A pesar que se experimentaba en el ámbito del combate, cada vez era más distante de sus padres. Ellos trataban de que ella saliera a jugar como los demás niños pero esta los ignoraba y continuaba con sus prácticas.

Después de algunos años, Elsa se había convertido en una adolescente. Ella había perfeccionado todos sus poderes, sin embargo se había vuelto una persona insensible y fría. Sus padres estaban totalmente preocupados. Llamaron a doctores, psicólogos y hasta un psiquiatra para revisar a la chica. Esta se inmutaba y seguía practicando para vengar a su hermana Anna.

Pasó un tiempo cuando otra tragedia sucedió, los vampiros invadieron el reino de nuevo. Esta vez Elsa se sentía lista para pelear contra ellos pero un incendio en el castillo se lo impidió. Los vampiros querían acabar con la familia real de una vez por todas, así que incendiaron el palacio. Elsa se hallaba practicando en las afueras del reino, sin percatarse del infierno que se vivía dentro. Su nariz olfateó el olor a madera quemada y escuchó los gritos desesperados de los aldeanos. Esta, logró divisar el castillo consumiéndose lentamente por las llamas. Usó sus poderes y logró parar el fuego, pero fue inútil. El castillo estaba debilitado así que se desmoronó. Elsa vio la escena traumatizada y desconsolada. Cayó en la fría nieve y lloró desconsolada. Se sentía estúpida al volver a fallar en su misión contra los vampiros que esta vez había cobrado la vida de su madre y padre. Una mano se posó en su hombro que la alertó de inmediato. Elsa miró de quien era y divisó un hombre pelirrojo de patillas muy alto. Su actitud autoritaria hizo que la joven dejara de llorar. Le ayudó a pararse y le dijo que tenía potencial para convertirse en una gran cazadora de vampiros. Le ofreció entrenarla y formarla a cambio de su obediencia y poder. Elsa, sin rechistar, aceptó la oferta…

Varias sombras cruzaron el cielo con velocidad inigualable. Divisaron el reino de Arendelle todo destruido y quemado. Luego posaron su vista en una joven rubia que se encontraba estrechando manos con un extraño pelirrojo. Las sombras se miraron entre sí. Una sombra más alta y aterradora apareció de las sombras y contempló la escena. Sus brillantes ojos rojos centellearon al ver a Elsa y emitió un gruñido. Todas las sombras se desvanecieron.

Muchos kilómetros lejos de Arendelle, se hallaba una imponente montaña nevada. Las sombras se dirigieron a ella y se ocultaron en una cueva muy grande escondida entre el denso follaje de los pinos de los alrededores. Este lugar oscuro y mohoso, lleno de telarañas y ratas, llevaba a unos túneles subterráneos. Al final del túnel se divisaban celdas, muchas de ellas con esqueletos humanos empolvados. Algunas contenían personas encerradas. Ellas lucían enfermas y muriendo de hambre. Sus ropas manchadas en sangre. Los hombres rieron al ver a las pobres personas sufrir.

Llegaron hasta una pequeña celda oscura y húmeda. Al final de esta, una joven encadenada de manos y pies lucía asustada por la presencia de las criaturas. Su vestido estaba rasgado y sucio de un líquido color carmesí. Lucía totalmente débil y enferma. Su cuerpo, lleno de heridas cortantes y mordidas, parecía un esqueleto que se movía. Por lo delgada que estaba ni siquiera podía mantenerse en pie.

El líder de los vampiros, un hombre alto de ojos color café oscuro casi negro con un toque de rojizo en ellos. Su cabello largo hasta los hombros caía sobre su rostro, tapándole un ojo. Su posición imponente hizo retroceder a la joven, haciendo sonar las cadenas con un sonido chirriante que retumbó en eco en la celda. Abrió los ojos asustada al ver al hombre quien con su súper velocidad estaba al lado de ella olfateándola y sonriéndole. Hizo un gesto indicando a sus compañeros que se vayan y dejaran cerrada la celda.

-"Me alegra que nos hayan dejado solos, pequitas"- dijo el hombre acariciando la mejilla pecosa de la joven quien temblaba de miedo. –"Conté cada segundo que pasaba para así poder verte. Me encanta pasar contigo, preciosa"-

-"Por favor, no me lastimes. Shadow…" – la joven tragó en seco al ver al vampiro que se acercaba peligrosamente a su cuello.

-"Me gustaría no hacerlo Anna, pero tu sangre es tan deliciosa que a veces siento que no podría dejar de beberla"- el vampiro se lamió los labios mostrando sus largos caninos superiores. –"Su olor es tan dulce que volvería loco a cualquiera de nosotros. Tu sangre es única entre todas las demás.

El vampiro tomó el rostro de la chica y lo giró para poner en vista su cuello. Los ojos del vampiro cambiaron de su color oscuro habitual a un escarlata brillante al lamer la piel del cuello de Anna. Ella no podía defenderse por lo asustada que estaba debido a que el vampiro lo podría hacer más si ella no le permitía beber su sangre. Cerró los ojos y soltó una pequeña lágrima para esperar el agudo dolor. El monstruo hirió la piel de la intersección del hombro y el cuello de la chica causando una incomodidad en ella ya que este lamía su cuello abrazándola por la cintura acercándola más hacia él. Luego de lamer la sangre se detuvo y vio el rostro horrorizado de Anna. La aprisionó entre sus brazos y movió su cabeza hacia un lado. Luego abrió su boca para dejar al descubierto sus largos colmillos que fueron insertados en la tersa piel de Anna.

Soltó un gemido al sentir ese agudo dolor que recorría cada centímetro de su cuerpo y se quedaba sin fuerzas. Le causaban repulsión los ruidos que el vampiro hacía al beber su sangre. El vampiro sorprendido se detuvo y observó a la joven con su sonrisa de colmillos afilados.

-"Tu sangre hoy está más deliciosa que nunca, Anna. Tan deliciosa que siento que no podría dejar de beberla"- dijo mientras la levantaba para tirarla contra la pared dispuesto a perforar su cuello con más fuerza que la primera vez.

La joven temblaba y trataba de pedir auxilio. El vampiro la soltó varias veces para volverla a morder en ambos lados de su cuello. La joven lentamente fue perdiendo fuerzas hasta que no pudo seguir estando en pie. Todo comenzó a nublarse hasta que se volvió negro.

El vampiro desencajó sus colmillos de su cuello y lamió la sangre restante. Luego mordió su muñeca, varias gotas de sangre cayeron al piso. -"Ella ya ha pasado mucho tiempo aquí encerrada. Además no quisiera desperdiciar una deliciosa fuente de sangre. Es hora de que te unas a nosotros, Anna"- pensó el vampiro.

Acto seguido depositó su sangre en la boca de Anna mediante un beso. Anna despertó asustada y se sorprendió al ver los labios del vampiro junto a los suyos. Anna tragó el líquido de su boca y se separó de él de manera brusca. Tosió y su voz se entrecortó.

-"¡¿Qué fue lo que diste?!"- preguntó sobresaltada la chica tosiendo.

-"Esperaré pacientemente hasta que por fin hayas despertado, mi querida Anna"- justificó el vampiro mientras se paraba y salía de la celda cerrando la puerta con fuerza causando un estruendo.

Anna se sentía mareada. Su cuerpo le dolía y su garganta quemaba cual llama ardiente. Jadeaba y se arrastraba como fiera por su celda. Sus cadenas le impedían moverse bien. La joven contempló el rayo de la luz de luna que entró por un pequeño agujero entre los bloques. Era su única luz en ese lugar lleno de oscuridad…

Elsa caminaba junto con Hans por las calles de Arendelle explicando las reglas y deberes de los cazadores de vampiros. Elsa prestaba la máxima atención a su mentor. Sin embargo la luna la dejaba fascinada. Hans vio que la joven lo ignoraba por contemplar la luna, se compadeció de ella y le dijo que mañana seguirían con el entrenamiento. Antes de irse este le regaló una pequeña daga con una hoja de plata y mango totalmente decorado. Elsa acarició la daga y le agradeció.

La rubia se acostó sobre el césped mientras admiraba la magnífica luna. Se sumió en sus pensamientos y recordó a su hermana siendo raptada por un vampiro. Se prometió a si misma que ella iba a vengar a su hermana, asesinando a todos y a cada uno de esos estúpidos vampiros.

Varios años pasaron desde ese día. Elsa ya era toda una asesina de vampiros experimentada. No le importaba nada. Ella era insensible y rencorosa. Era simplemente perfecta para este trabajo donde en serio debes ensuciar tus manos. Como su actitud, su apariencia también cambió. Ahora acostumbraba a llevar el pelo en una larga trenza a un costado ya no se hacía sus elegantes peinados. Sus vestidos largos y delicados los había cambiado por unos más cortos para una mayor movilidad cuando esté en ataque. Poseía un cinturón muy ancho donde llevaba una gran cantidad de armas como varias estacas de madera, su daga muy preciada y un espacio donde guardaba su sable. Ella había aprendido todo acerca de los cazadores, como manejar las armas, que hacer en caso de estar desarmado y encontrarse con un vampiro, etc. Conocía todas las reglas y prohibiciones, como la de no proteger a ningún vampiro, sino que debían eliminarlo. Elsa era la mano derecha de Hans en todas las misiones y la más peligrosa y astuta de todos. Sus poderes de hielo también los usaba en combate, dándole aún más ventaja sobre los chupasangre. Hasta le empezaron a decir que ella era una vampira disfrazada de humana debido a su increíble agilidad y destreza.

Una noche sin luna y sin estrellas, perfecta para los vampiros, los monstruos rodearon Arendelle en busca de sangre fresca ya que sus recursos se habían acabado. Los cazadores dieron la alarma para que los pueblerinos se escondan en sus casas. Todos estaban atentos al más mínimo ruido o movimiento. Espadas, sables e incluso flechas estaban listas para atacar. Elsa se posicionó en una parte alta para tener una mejor visión del perímetro. Luego vio a una sombra cruzar y tocó su cuerno para alertar a sus compañeros. Los vampiros salieron de su escondite y atacaron a los cazadores. Sangre, miembros desgarrados, cenizas y gritos inundaban el ambiente. Elsa no podía ayudar a sus compañeros debido a que fue designada a proteger la zona norte del reino y la pelea se desencadenó al sur. Sin embargo, varios vampiros se acercaron a ella mostrándole sus colmillos. Esta sonriente, les lanzó sus flechas con puntas de plata para que estos explotaran convirtiéndose en cenizas.

Un vampiro la atacó por detrás causándole una herida en la espalda. La sangre regada entusiasmó más a los vampiros quien atacaba más fuertemente. Elsa usó sus poderes de hielo para congelarlos para poder escapar. Dio un salto, y corrió entre los callejones oscuros. Preparó su sable y los esperó a que la siguieran. Los tres vampiros que restaban saltaron encima de ella. Elsa dio un corte perfecto en el costado del tercer vampiro, haciendo que se volviera polvo. Luego prosiguió lanzando carámbanos puntiagudos hasta darle a otro. El último vampiro asustado trató de huir pero Elsa lo congeló y cogió su arco y flecha, apuntó y logró darle en el corazón al vampiro.

Luego de divertirse un poco, una flecha cruzó en sentido contrario, con blanco a Elsa. Logró esquivarla pero recibió una herida en el brazo por el rozamiento. Se encogió de dolor y cubrió su herida con su mano para evitar que su sangre se desparramara por todo el reino. No quería ser presa fácil de los vampiros. Levantó su sable y observó a su contrincante. Era un vampiro encapuchado. Tenía un arco y flecha en su mano. Sus ojos rojos brillaron e hizo que una enorme hoz de agricultor que se hallaba en un barril, embistiera a Elsa quien esquivó el ataque. El vampiro atacó con sus flechas a Elsa quien las evitaba mientras se acercaba a él. Sacó su sable y lo atacó severas veces para ser esquivados por la súper velocidad del monstruo. Cansada y molesta, uso sus poderes para lanzarle estalactitas afiladas. El vampiro se desvaneció entre las sombras.

Elsa prestaba atención a su alrededor para predecir desde donde la atacaría. Algo empujó a Elsa hacia adelante haciendo que tirara al piso su sable y su arco y flecha. Justo cuando se disponía a recogerlo, una daga afilada en su cuello irrumpió todo su plan. Elsa se detuvo y aprovechó para golpear al vampiro quien gimió de dolor. Con sus ojos encendidos cual carbón llameante, atacó a Elsa alcanzándole a lastimar el rostro causando una herida cortante en su mejilla.

El vampiro olió la sangre y se abalanzó sobre Elsa aprisionándola contra la pared. Elsa no permitiría nunca que un vampiro la mordiese y bebiera de su sangre. Logró quitarle la capucha al extraño. Se llevó una sorpresa. Una joven pelirroja con el cabello en dos trenzas y ojos verde agua, amenazaba su vida. Elsa reconoció enseguida a su hermana menor.

Anna tomó por el cuello a Elsa y comenzó a asfixiarla. La vampira mostró sus largos caninos a su presa. Elsa no podía permitir que un vampiro se alimentara de ella, ya que eso entre los cazadores era considerado un acto prohibido, un tabú. Pero aun así no quería causarle ningún daño a su hermana. Trata de llamarla por su nombre pero la mano de Anna en su cuello no le permitía gesticular palabras. Cuando la vampira se disponía a morderla, una flecha clavó su estómago escupiendo sangre por la boca. Giró y vio a un pelirrojo y al resto de sus camaradas armados. Aprovecharon que la vampiresa estaba herida para encadenarla. Elsa tosió cuando Anna la soltó. Luego vio a Hans con una espada en mano, dispuesto a matar a su hermana.

Anna luchaba por zafarse de las cadenas irrompibles que le impedían la libertad. Gruñía como una bestia hambrienta y enojada. Elsa estaba totalmente paralizada de la escena que era presente en frente de ella. Hans aprovechó que la vampiresa estaba amarrada para propinarle un puñetazo en las costillas. La pelirroja gimió de dolor y dejó de luchar cayendo bruscamente al suelo. Bajo la cabeza en señal de derrota y esperar el corte mortal de la espada de cazadores.

Hans blandió su espada sobre la cabeza de Anna, preparándose para matarla. Elsa, al ver esto, reaccionó y se levantó a pesar del dolor de su cuerpo. Desenvainó su sable y se paró en medio de Anna y Hans. Las dos hojas afiladas se encontraron unas contra las otras al mismo tiempo que las miradas enojadas de sus portadores.

El joven estaba asombrado por la actitud de su más fiel aprendiz. Elsa clavó su mirada llena de furia en su joven maestro, mientras protegía a un chupasangre.

-"¡Elsa! ¡¿Qué es lo que estás haciendo?! ¡¿Por qué proteges a este monstruo?! ¡Ellos mataron a tus padres y capturaron a tu hermana que es casi un hecho que esté muerta! ¡Ellos solo causan desgracias y ahora tu proteges a esta sucia vampira!"- gritó Hans desesperado, tratando de hacer entrar en razón a su aprendiz.

-"No permitiré que le hagas ningún daño. No me importa quien seas. ¡Yo protegeré a mi hermana!"- respondió Elsa frente a la mirada asombrada de todos incluyendo de la vampira que se encontraba retorciéndose de dolor en la nieve.

-"¿Mi hermana? ¿Tengo una hermana?"- trataba de recordar la pelirroja a espaldas de la rubia.

No pudo terminar de recordar ya que los cazadores la golpearon en la cabeza, haciendo que Anna se desplomara inconsciente sobre la nieve. Elsa furiosa, se acercó con su sable a los captores de su hermana pero fue interceptada por Hans. La rubia devolvió el golpe mostrando su gran habilidad con la espada. Esquivaba ágilmente los ataques de su contrincante y aprovechaba los momentos para lanzarse en contraataque. En uno de ellos, recibió un pequeño pero profundo corte en la mejilla. Ella era muy capacitada y joven, sin embargo la experiencia logro ganarle a la fuerza y a la agilidad. Hans aprovechó en el retorcimiento de dolor de Elsa por su cortada y la golpeó en el estómago. La joven retrocedió adolorida. Los demás cazadores agarraron a la rubia por los brazos para evitar un ataque de nuevo a su jefe. Elsa levantó el rostro y entrecerró los ojos.

Ella no acostumbraba a usar mucho sus poderes de hielo solo confiaba en su destreza con la espada y las flechas. Solo los usaba en casos desesperados. Envió frío a sus manos y congeló los brazos de sus compañeros para que la soltaran. Tomó de nuevo su sable y se dirigió dispuesta a matar a todo aquel que se le cruzara en su camino. Colocó la punta filosa en la garganta de su maestro y le obligó a que suelte a su hermana de inmediato. Observó los rasgados e inexpresivos ojos de Hans. Pero todo de repente se volvió negro para ella…

Despertó en un lugar oscuro y húmedo. Miró a su alrededor y vio las paredes de roca y las rejas de metal. Era indudable, estaba en el calabozo real. Se levantó y caminó hacia las rejas pero no pudo. Sus muñecas estaban esposadas a una larga cadena que provenía del piso del calabozo. Trató de zafarse pero le era imposible incluso con sus poderes. Divisó a alguien entre las sombras y vio a un guardia que cargaba en su costado un aro con varias llaves. Las llaves con su tintinear producían un ligero eco que contrarrestaba con los sonoros pasos del cerrajero.

Elsa gritó que la liberaran enseguida. El cerrajero se acercó a su celda y le dijo que ella debía permanecer encerrada debido a su traición como cazadora por haber protegido a un vampiro. Además esas eran las ordenes de Hans, el capitán delos cazadores.

Elsa ideó un plan. Le rogó al hombre que por favor le trajera algo de comer y beber. El hombre se compadeció de ella luego de tantas insistencias. Salió del lugar y trajo una pequeña bandeja con algo de pan duro y un vaso de agua. Dejó la bandeja sobre una mesita y desató el aro de llaves de su costado para buscar la correcta y abrir la celda. Un horrible crujido oxidado se oyó cuando el hombre abrió la reja. Depositó la bandejita en piso al lado de la joven y la miró con malicia. La joven al ver esto, siguió con su plan. Se acercó al hombre de manera cariñosa y seductora. El guardia enseguida sucumbió ante los encantos de Elsa. Ella lo aprisionó contra la pared y lo rodeó con sus brazos. Lentamente deslizó su mano por su costado hasta tocar ligeramente las llaves. Elsa sonrió para soltar un rayo de hielo dirigido a los pies del guardia que quedaron totalmente congelados, incapaz de moverse.

Rasgó parte de su vestido y amarró la tela alrededor de la boca del hombre para que no pidiese ayuda a sus compañeros. Luego probó una por una las llaves en el candado que sostenía las cadenas. Hasta que ¡Bingo! Lo consiguió. Acto seguido, colocó las cadenas en las muñecas del hombre sin borrar esa sonrisa seductora de su rostro. Salió de la celda y la cerró, dejando al pobre hombre encerrado en la oscuridad.

Con las llaves en mano y escurriéndose de los guardias, Elsa corrió en busca de su hermana menor. Inspeccionó cada una de las celdas pero ni rastros de Anna. Siguió hasta llegar a la parte más oscura del calabozo a una celda vigilada por dos guardias. Escuchó unos leves llantos provenientes de esta. Un guardia golpeó las rejas ordenando a la persona que se hallaba dentro que callara.

La rubia comenzó a hacer ruido dejando caer unas cadenas haciendo un estruendo. Los guardias corrieron a ver de dónde provenía ese ruido y se encontraron con Elsa lanzándoles un rayo congelante.

Elsa corrió hasta la celda y probó todas las llaves del aro pero ninguna calzaba con ese viejo candado. Ella miró la cerradura y se dirigió a los guardias.

-"Denme la llave del candado de esa celda si no quieren que les vaya peor"- amenazó

-"Primero muertos. Nunca conseguirás esa llave, ni liberaras a ese monstruo que dices que es tu hermana"-

Las palabras del hombre causaron que el corazón de Elsa se llenara de odio. De su mano emergió una estalactita y la colocó en el cuello del hombre quien se tragó sus palabras.

-"Mi hermana no es ningún monstruo. Te prohíbo que le hables de esa manera."- gritó Elsa rasgando la piel del cuello del hombre haciéndolo sangrar. –"¡Dame la llave, AHORA!"-.

El guardia asustado aceptó y le lanzó un pequeño objeto. Elsa lo agarró en el aire y vio una pequeña llave de bronce con unos extraños gravados. Corrió hasta la celda y abrió el candado y la celda. La oscuridad reinaba y susurros casi inaudibles. Buscó entre las sombras a su hermana y la vio sentada contra la pared con su cabeza entre las rodillas. Se oían ligeros sollozos provenientes de la frágil figura de Anna. Elsa se acercó lentamente a ella y esta paró de sollozar. Un silencio cortante reinó en el momento. Anna levantó la mirada y divisó con sus orbes verde agua a su hermana mayor.

-"Aléjate cazadora, no quiero hablar contigo ni verte"- gritó Anna molesta. –"Soy un vampiro y tú una humana. Nosotras no estamos relacionadas por nada. Jamás quisiera ser familia de alguien tan débil y sensible como tú, estúpida humana.- sus ojos cambiaron de color a un rojo sangre y a lo que hablaba se podían divisar los largos colmillos emerger de su boca.

Elsa se detuvo. No podía seguir oyéndolo. Las palabras de Anna taladraron su corazón. Sintió un dolor interior. Sin embargo ella sabía que Anna solo decía eso porque estaba algo confundida. No hablaba en serio.

Las hermanas se miraron mutuamente. Anna miraba con furia a la cazadora y rechinaba los dientes. Elsa se acuclillo hasta el nivel de Anna. Ella retrocedió un poco y evitó el contacto visual con Elsa.

-"Anna, ¿Acaso no me recuerdas? Soy Elsa, tu hermana mayor. La persona que te acompañaba en todas tus aventuras. La que hacía brotar nieve de sus manos para entretenerte en un día lluvioso"- dicho esto soltó unos copos de nieves alrededor de ellas. –"La que te leía historias y dormía contigo cuando tenías pesadillas"-.

Anna permaneció en silencio mirando hacia el vacío sin contestarle. Se tranquilizó. Sus ojos volvieron a tornarse a su color original y sus colmillos ya no se mostraban.

-"Anna ¿Te has olvidado de mí?"- dijo Elsa soltando unas lágrimas que rodaron por sus mejillas.

La pelirroja volteó al escuchar sollozar a su hermana. Ver los ojos llorosos de su hermana le había hecho recordar todo lo sucedido. Todos los recuerdos de la niñez volvieron a su mente. También recordó esa noche. La noche en que toda su vida dio un vuelco. La noche en que el vampiro la raptó y la mantuvo oculta por más de 10 años de toda su familia para luego transformarla en vampiro y apoderarse de todos sus preciosos recuerdos en los que ella había sido realmente feliz.

Anna acarició el rostro de su hermana con su mano encadenada. –"Jamás me olvidaría de ti, hermana"-.

Elsa deseaba oír esas palabras. Sin pensarlo dos veces la rodeó con sus brazos y la apretó contra su cuerpo. Anna se sorprendió ante la acción de la rubia. Todos sus pensamientos cambiaron al ver el cuello de su hermana tan cerca de su boca. Anna no había bebido ni una pizca de sangre humana desde hace meses y su sed se estaba manifestando. Ella no deseaba morder a su hermana pero su deseo era casi imposible de contener.

Anna pensó que tenía una presa fácil en frente y la aprisionó contra la pared. Elsa estaba confundida mientras gritaba. Anna cubrió su boca con su mano y se dedicó a probar la suave piel del cuello de su hermana. Pasó su áspera lengua por su piel causando un ligero escalofrío en la humana. Era la primera vez que experimentaba la alimentación de sangre de un vampiro. Y quien más ideal que mostrársela que su hermana. La cazadora comenzó a temblar al sentir el roce de los colmillos de Anna que ligeramente se iban alargando contra su piel. Anna levantó la mirada y miró a Elsa quien estaba totalmente asustada con los ojos cerrados. Se acercó peligrosa al cuello de Elsa. Escuchaba el acelerado latido del su corazón y sentía el calor de su sangre provocándola. Abrió su boca lentamente dejando a la vista sus caninos súper desarrollados para luego enterrarlos en el cuello de Elsa.

La cazadora gimió y sintió un agudo dolor que le recorría todos los rincones de su cuerpo. Respiraba de forma pesada y cada vez se sentía más débil. Podía sentir como su sangre era extraída de su cuerpo hacia la fría garganta de la joven vampira quien lloraba en su acto de alimentación.

Elsa cerró los ojos esperando a que su hora de morir llegara. Luego de varios minutos de alimentarse, Anna extrajo sus colmillos de la piel de Elsa y lamió la sangre restante de la herida. Luego regresó a verla para recibir una sonrisa de su parte. Elsa se compadeció mucho al ver a su hermana satisfecha. Sus labios estaban de color carmesí y la sangre chorreaba hasta su mentón. Anna se relamió los labios y con ayuda de su muñeca se quitó la sangre chorreada. Elsa se sorprendió al ver los largos colmillos de su hermana. También al ver que las heridas causadas por los cazadores ya no estaban presentes en su cuerpo, y que ella lucía más animada.

Elsa agarró las llaves y comenzó a probar una por una cual era la que podía soltar a Anna. Luego de liberarla, se escabulleron por los pasillos hasta encontrar una salida.

Los guardias divisaron dos sombras sospechosas salir de los calabozos hacia la puerta principal del castillo. Comenzaron a tocar cornetas para alertar al resto de sus compañeros. Elsa y Anna corrieron más rápido al escuchar los relinchos de los caballos que se acercaban a toda carrera. Anna corría mucho más veloz que Elsa usando sus poderes sobrenaturales. Al ver a Elsa sin aliento, la pelirroja tomó la mano de su hermana y la llevó corriendo con su velocidad de vampiro. Las rejas del castillo lentamente cayeron casi en las narices de los jóvenes bloqueando la única salida.

Los cazadores se acercaban con flechas apuntando a sus dos objetivos. Anna tomó por los hombros a Elsa y le pidió que confiara en ella. Sus ojos se tornaron rojos y de su espalda emergieron dos enormes alas de murciélago negras. Los guardias retrocedieron al ver el verdadero ser de la joven. Tenía las alas totalmente extendidas y mostraba amenazante sus colmillos. Luego batió sus alas un par de veces para elevarse en el aire cargando a Elsa. Rápidamente salieron del castillo con dirección al bosque. Elsa, por su parte, estaba fascinada por el hecho de poder volar y sentir la brisa en su rostro. Anna sonrió al ver a su hermana feliz y aterrizaron en una planicie sin vegetación. Depositó a su hermana suavemente sobre la nieve y sus alas se desvanecieron en un humo negro.

Elsa miró a su alrededor al no reconocer el lugar. Estaban algo lejos del castillo, metidas en las planicies del bosque oscuro, el lugar en donde se escondían los vampiros. Anna miró con angustia a Elsa y movió su trenza que tapaba su cuello para dejar a la vista la marca de sus colmillos. Anna rozó la herida con sus dedos y Elsa hizo una mueca de dolor. Se sentía terrible al haber herido a su hermana.

Elsa tocó su herida y miró preocupada a su hermana. –"Oye Anna. Esta mordedura no me causará nada, osea ¿No me convertiré en un vampiro cierto?"- preguntó.

-"No te preocupes, no lo harás. Para que te conviertas en vampiro debo depositar algo de mi ADN en tu sistema para que lentamente te transformes como yo"- respondió Anna riendo al notar la cara de angustia de Elsa.

La rubia suspiro en alivio. -"No podría ser cazadora de vampiros siendo uno. Sería algo ilógico"- bromeó soltando una risa.

Luego de reírse, ambas miraron los caminos detrás de ella. El de Anna conducía al bosque, mientras que el de Elsa al reino.

Cada una de ellas tenía sus respectivos problemas. Anna temía que cuando regresara al clan, descubrieran el olor a humano que tenía impregnado en sus ropas, poniendo en peligro la vida de su hermana. Pero si ella no regresaba, sus compañeros creerían que los vampiros la habrían asesinado. Ellos buscarían venganza atacando el reino de Arendelle, terminando en masacre de vampiros y humanos.

Elsa estaba preocupada por su reputación entre los cazadores. Le daba algo de resentimiento volver al reino para recibir los regaños de Hans, perder su título de cazadora de vampiros o mucho peor la muerte. Pero si no regresara, los cazadores la catalogarían como traidora o que su hermana la había matado. Conociendo a Hans, el iría a buscar a Anna y asesinarla, iniciando una guerra entre humanos y vampiros, cosa que no había sucedido desde hace mucho tiempo atrás.

Las jóvenes permanecieron en silencio mirando al suelo. Recién se habían vuelto a ver Lugo de diez años separadas. Ahora debían tomar sendas distintas siguiendo sus respectivos destinos. En ese momento, no sabían que palabra decirse. Hasta que decidieron romper el silencio con un abrazo. Ambas soltaron lágrimas mojando sus hombros. No podían creer que tanto tiempo no se habían visto. Anna alertó a Elsa que su clan se acercaba y también la rubia al ver las luces y el sonido de las espuelas que se acercaban. Rompieron el abrazo, se miraron tristemente. Anna se alejó de Elsa llorando e internándose en el bosque. Elsa se quedó totalmente quieta al ver a su hermana desaparecer entre el follaje. No podía dejarla ir tan fácilmente y la siguió por el oscuro bosque.

Corrió evitando ramas y troncos, hasta llegar a unos arbustos espinosos que le rasgaron la piel dejando correr su liquido rojo vital por ella. A Elsa no le preocupó mucho solo quería encontrar a su hermana. No se fijó que, ocultos entre las ramas, unos ojos rojos la observaban.

Anna corrió hasta llegar a un claro donde se detuvo a descansar un momento y a llorar al abandonar a Elsa. Preocupada pensó en volver por si no le había sucedido nada, ya que había vampiros en la zona. Pensó que no porque Elsa era una cazadora experimentada y de seguro ya estaba dirigiéndose al reino junto a sus compañeros cazadores. Sin embargo, un olor conocido la alertó de peligro. Una mezcla de muerte y humo cosquilleó su nariz. El vampiro de cabello negro y ojos ámbar la sorprendió por detrás colocando su brazo alrededor de su cuello ahorcándola. La pelirroja chilló y clavó sus garras en su piel haciendo que la soltara. Anna tosió y miró molesta a su amo.

-"¿Dónde estabas niña traviesa?"- preguntó el vampiro apareciendo detrás de ella susurrándole en la oreja. Su aliento la hizo incomodar y Anna retrocedió.

(Carraspeando) –"Patrullando la zona, ¿Por qué preguntas?"-

-"Es que apestas a humano"-

Anna abrió los ojos como platos sorprendida. –"Me dirigí al pueblo por una botana"-

-"No es cualquier botana. Realmente hueles muy bien"- dijo acercándose a olfatearla totalmente.

Anna justo iba a responder cuando otro aroma impregnó el ambiente. Era un aroma a sangre pero no cualquiera. Era la sangre de Elsa…

El vampiro sonrió maliciosamente y se relamió los labios. Anna asustada tragó en seco y salió despavorida en búsqueda de su hermana para saber lo que le había sucedido.

Un gruñido entre la penumbra alertó a la cazadora que cubría sus heridas en los brazos y la cintura. Un vampiro saltó sobre ella con las fauces abiertas. Elsa cambió a su rostro frío e inexpresivo y un carámbano emergió de la nieve clavando el estómago del vampiro convirtiéndolo en cenizas. Otro apareció de la nada corriendo hacia ella. Elsa soltó una nube de estalactitas afiladas acabando con él. Más de 4 vampiros se dirigían hacia ella atraídos por el olor de su sangre. Elsa lanzaba estalactitas o congelaba a sus oponentes impidiendo que se acercaran.

Anna corrió lo más rápido que pudo siguiendo el perfume de la sangre. Mientras más se acercaba a él un olor a cenizas también se percibía. Llegó hasta un gran pino. Elsa se hallaba acorralada contra el tronco por 3 vampiros. Su vestido azul se había tornado carmesí por la sangre y estaba rasgado mostrando heridas abiertas recién hechas. Lucía cansada y adolorida pero aun así seguía luchando.

Anna saltó a la escena golpeando a uno de los vampiros hacia unas rocas. Los otros dos se lanzaron al ataque y esta los recibió con un zarpazo de sus largas garras. Ambos estallaron en cenizas. El tercero se levantó ya atacó a Anna por detrás, rasguñándole la espalda. La sangre marcó la helada nieve. La vampira, furiosa, tomó por el cuello a su adversario y lo azotó contra un árbol. Acto seguido clavó sus garras y desgarró su garganta, volviéndolo polvo. Anna estaba cubierta de sangre y tierra. Escuchó un grito proveniente de su hermana. Volteó para encontrarse con ella siendo agarrada por el cuello con su amo Shadow lamiendo la piel de su cuello. Elsa estaba envuelta en un aura negra que le impedía moverse y empuñaba su espada en la mano.

Anna observó horrorizada los colmillos filosos a punto de perforar en cuello de su hermana temblando de miedo. Usando su velocidad, logró tomar por el cuello al vampiro y tomó el sable de Elsa y lo puso contra su tráquea. El vampiro rió ante la acción de la más joven de sus vampiros. Elsa cayó al piso tosiendo y viendo la furia de su hermana. Un aura roja flotaba a su alrededor.

-"Así que esta es la razón de que apestabas a humano, pequitas"- rió el hombre. –"Tu lado vampiro se ha vuelto muy débil ya que tu amabilidad por los humanos aumenta"-.

-"¡Cierra tu maldita boca, monstruo!- gruñó Anna dejando a la vista sus colmillos y presionó el arma.

El vampiro abrió los ojos repentinamente al ver la expresión en el rostro de Anna y regresó a ver a la rubia tirada en el piso. -"Oh, así que esa es la razón de todo esto"- rió. –"esa chica de allí es tu hermana mayor, ¿no es cierto, mi preciosa?"-

Anna miró con asombró al vampiro mientras su furia se disipaba. No entendía como él lo sabía. Elsa por su parte, tomó una de sus flechas sin hacer ruido y la disparó con su arco hacia los dos vampiros. La flecha cruzó rozando el rostro de Anna e impactándole en el hombro al vampiro. Este gritó de dolor ante la flecha hecha con metal anti-vampiros arrancándosela de su hombro dejando un rastro de sangre sobre la nieve.

Anna, de un salto, llegó a un lado de su hermana quien observaba la escena con sus ojos fríos e inexpresivos. La pelirroja tomó de la mano a su hermana y la llevó corriendo a internarse en el bosque. A sus espaldas se oían los gritos desgarradores del vampiro herido que lentamente se transformaban en gruñidos y rugido. Anna lucía intranquila y asustada. Le regresó a Elsa su sable y le dijo que debía salir del bosque lo más rápido posible. Antes de que Elsa preguntara el por qué, una flama incandescente cruzó el cielo impactando un árbol. Este envuelto en llamas cayó sobre las hermanas. Ambas lograron esquivarlo a tiempo y voltearon al escuchar un rugido detrás de él. El vampiro se había metamorfoseado en un dragón oscuro escupe fuego.

Anna se paró en frente de su hermana protegiéndola. El dragón al ver esto, extendió sus enormes alas escupiendo bolas de fuego. Ambas esquivaron ocultándose entre el follaje. El dragón escupió fuego por toda el área para que salgan de sus escondites. Elsa lanzó su arco y flecha al piso para que Anna lo recogiera. Anna apuntó a su enemigo y disparó. La flecha silbó por los aires, impactando en su ojo izquierdo. Elsa aprovechó el momento y lanzó hielo a sus patas y alas para evitar que se moviese. El dragón, con la poca visión que le quedaba, logró golpear con su cola a la cazadora quien salió por los aires.

Anna lanzó repetidas flechas al monstruo. Este escupió fuego a su enemiga quien saltó y esquivo. Sin embargo, el arco no había tenido tanta suerte. Solo armada con flechas y sus instintos vampíricos atacó al dragón en mera desventaja. La furia volvió a invadirla pero con mucha más intensidad. Asestó arañazos al escamoso cuerpo y esquivó sus ataques de fuego. En un descuido, el dragón lanzó a Anna contra un árbol y corrió hacia ella dispuesto a devorarla entera. Anna agarró por los colmillos al dragón tratando de alejar sus fauces de ella. Su fuerza y la del dragón eran casi iguales solo que Anna estaba demasiado cansada.

Justo antes de soltarle los colmillos y dejarse devorar por el dragón, varias estalactitas clavaron su cuerpo causándole severas heridas sangrantes. Soltó a Anna y retrocedió. Abrió sus fauces y dejo salir su aliento de fuego hacia la indefensa vampira. Creyó que su momento de morir había llegado pero Elsa se interpuso y con sus poderes de hielo contrarrestó el fuego. Anna miraba a su hermana que a pesar de estar malherida seguía protegiendo hasta el final a su hermana menor.

Elsa miró a su hermana desde su hombro y le dio una ligera sonrisa. Juntó ambas manos soltando su máximo poder de hielo. El dragón soltó una bocanada de fuego más fuerte causando sufrimiento a la reina del hielo. Elsa estaba cansada hasta que sus poderes comenzaron a decaer. El fuego avanzó hasta Elsa. Anna se levantó, tomó la daga de Elsa que cargaba amarrada en la cintura y la lanzó al dragón impactándole justo en el corazón. El monstruo rugió de dolor y Elsa aprovechó para congelarlo totalmente. Anna corrió enojada y de un puñetazo rompió el hielo haciendo que pedacitos rodaran por el suelo. Por fin. El vampiro que había causado todo el sufrimiento a la familia real estaba muerto. Ahora era incapaz de dañar a más personas.

Anna gritó de alegría a su hermana. Elsa cogió su daga y limpió la sangre de ella. La guardó en su cinturón pero justo a dar un paso, cayó debilitada al piso. Anna corrió hasta ella y la tomó entre sus brazos. Elsa respiraba de forma pesada y sus heridas se veían infectadas. Ella posó su mano en el rostro de la pelirroja y secó las lágrimas que rodaban por sus mejillas.

-"Anna, no sabes cuánto te extrañado. Desde que fuiste raptada por ese vampiro, conté los días para que volvieras. Siempre tuve la esperanza que volverías a abrazarme como antes. Nuestros padres te consideraban muerta pero yo no. En el fondo de mi corazón yo sabía que seguías viva solo que estabas escondida en alguna parte. Pasaron más de cinco años y me convertí en una adolescente rebelde y fría según los demás. En realidad me dolía mucho no verte después de tanto que comencé a creer que tú estabas muerta. Ese día el pueblo fue incendiado, el castillo se derrumbó en parte. En el incendio murieron nuestros padres".- Elsa no pudo contener más las lágrimas y se le cortaba la voz. -"Yo... yo no pude hacer nada para salvarlos. En medio de mi soledad, Hans me ayudó y recibió con los cazadores. Con ellos aprendí a usar mis poderes y me propuse matar a todos los vampiros en venganza tuya Anna. Crecí y me he convertido en quien ves ahora. Una cazadora de vampiros. Muchos me temían por mis habilidades y mi actitud fría y cortante. Maté a muchos vampiros durante mi vida pero jamás logré encontrar al vampiro que te raptó. Ahora, al fin pudimos acabar con él. Hemos recuperado nuestra libertad y estamos juntas otra vez"-.

-"Pero Elsa, yo soy un vampiro. Una criatura de la noche sedienta de sangre humana. Causo pánico entre los humanos. Además tú eres una cazadora. No podemos estar juntas."- concluyó Anna llorando.

-"¡Eso no importa Anna! Eres mi hermana menor y no me importa lo que seas. Nada de eso va a cambiar el cariño y amor que siento por ti."- Elsa abrazó a su hermana.

Anna estaba inundada en lágrimas al ver así a su hermana. Pero guardó la compostura al sentir la presencia del resto de vampiros a su alrededor. Anna se separó de Elsa y se pudo en frente de ella en modo de protección.

-"¿Qué los ha traído a ustedes aquí?"- gritó Anna a la copa de los árboles.

-"Oímos los gritos de dolor de nuestro amo y lo encontramos aquí, convertido en hielo y vuelto pedazos."- respondió un joven vampiro apareciendo desde las sombras.

-"Si, lamentablemente el amo Shadow está muerto"- todos hicieron gestos de sorpresa y de angustia al escuchar las palabras de la joven.

-"Entonces quien tomará el liderazgo de nuestro clan"- gritó una mujer vampiro angustiada.

Todos reclamaban y juzgaban por lo sucedido hasta que Anna alzó la voz y dijo: "Yo tomaré el lugar de Shadow como líder de nuestro clan". Mucho se mostraron enojados y otros aplaudieron felices. –"¡Vayan de vuelta a la aldea, iré en unas horas!"- ordenó la líder.

Todos los vampiros desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos dejando solas a las dos hermanas. Anna subió a Elsa a su espalda y se dirigieron de vuelta al reino de Arendelle. En el camino lleno de copos de nieve y neblina, Elsa se quedó profundamente dormida.

En el camino se encontraron con las luces y relinchos de los caballos del reino. Hans bajó de su caballo y apuntó con su espada a Anna, quién no mostraba ningún símbolo de agresividad. Los cazadores contemplaban a la joven cazadora cubierta de sangre y heridas pero con algunas vendas en la mayoría de ellas. Colocó con suavidad a Elsa sobre la nieve y acaricio su suave cabello una vez más. –"Cuiden bien de mi hermana"- dijo entre lágrimas y corrió en dirección al bosque. Los cazadores se prepararon a seguirla pero Hans hizo un gesto negándolo.

Hans sintió el pulso de Elsa y verificó que aún estaba con vida. La tomó entre sus brazos y la subió a su caballo con ayuda de sus camaradas. La cubrió con algunas mantas para quitarle el frio y partió de vuelta al reino. Hans volteó y divisó la bella figura de la vampira pelirroja en una rama de un gran pino. Le hizo un gesto de agradecimiento y, de un salto, se perdió entre el follaje.


El viento golpeaba su ventana con violencia. Frío se sentía por todas partes pero a ella no le importaba. Sus ropajes habían sido cambiados por otros limpios y sin rasgaduras. Elsa se estiró quitándose las sábanas de encima. Despertó en su cabaña de cazador, con la chimenea prendida y un plato de carne con patatas en su mesita. La joven se levantó adolorida y hambrienta. Miró la ventana y observó la luna alta en el cielo. Luego, tomó un trozo de carne y se lo llevó a la boca. Comió gustosa el platillo y se lavó la cara. Tomó su cinturón de armas y se lo amarró a la cintura. Luego de asearse y peinarse con su trenza sobre su hombro habitual, salió de la cabaña en busca de sus compañeros.

Afuera todo era pacífico y calmado. Los pueblerinos hacían sus trabajos habituales felices y contentos. Las fogatas iluminaban el pueblo y a sus habitantes. Todos sus compañeros la saludaron felices de que se encontraba sana y salva. Elsa preguntó por la localización del jefe de los cazadores y le dijeron que estaba haciendo guardia en las afueras del castillo.

La rubia caminó por el pueblo hasta las afueras del reino. Giró y contempló la grandeza del castillo reconstruido, antiguo lugar de la familia real. Sonrió al recordar los momentos felices que había pasado junto a su querida familia. Siguió caminando. La niebla cubría su rostro y le impedía ver la silueta frente a ella. Rió ante la acción de su maestro y con sus poderes, disipó la niebla para ver a su fiel compañero. Se llevó una mera sorpresa.

La silueta no era la de Hans, era la de su linda hermana vampira, Anna. La cazadora se asombró al encontrarla. –"¡Anna! ¡¿Qué haces tan cerca del pueblo?! ¡¿No sabes que está vigilado por decenas de cazadores?!"- exclamó Elsa histérica tratando de empujar a Anna hacia los matorrales.

Anna se mantuvo inmóvil y rió. Elsa reclamaba y rogaba que se fuera hasta que la vampira dijo. –"Elsa solo vine a saludarte. Además, Hans me permitió venir a verte una vez por cada noche"-.

-"Es verdad, yo le permití esto a Anna. Ustedes podrán verse por las noches. Eso sí, ningún pueblerino puede ver a un vampiro rondando por el pueblo y Anna prometió jamás atacarlos."- dijo Hans apareciendo por detrás de Elsa con una enorme sonrisa en su rostro.

-"Entonces, ahora te veré todos los días. ¡Es un milagro!"- gritó Elsa abrazando fuertemente a Anna dejándola sin respiración.

-"Cof, cof. Elsa… agh… me… asfixias…"- dijo la vampira con la poca voz que tenía.

Elsa soltó a Anna y se disculpó. Estaba muy feliz después de tantos años de tragedias y penumbras. Luego ella se dirigió a donde Hans y le dio un ligero abrazo. Se acercó a su oído y susurró un ligero "Gracias". Hans sonrió correspondiéndole el abrazo. Luego de soltarse, Anna y Elsa se tomaron de las manos y corrieron a jugar en la nieve como cuando eran niñas.

Luego de revolcarse juntas y hacer peleas de bolas de nieve se mostraron aburridas sin saber qué hacer. Se recostaron en la nieve panza arriba, mirando el firmamento.

-"Elsa, ¿y si hacemos un muñeco?"- dijo Anna sonriente mirando por el rabillo del ojo a su hermana mayor. Elsa sonrió en silencio mirando a su hermana y rió como cuando lo hacían de niñas. Sabía que ahora nada podía separarlas y a pesar de sus diferencias, podrían vivir juntas jugando y apoyándose hasta el final, como las fieles hermanas que eran….

Y aqui la tienen damas y caballeros. Por favor comenten si les gustó o no. Yo muy agradecida les contestaré y si tienen alguna sugerencia o preguntan pongan review y escribanla. Gracias por todo. Hasta la proxima. ;)