¡Hola!


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¿Cuánto vale tu corazón?

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Resumen:

Se avecinan grandes cambios en el mundo ninja... y Sakura Haruno como médico debe asegurarse de aprender todo lo que esté a su alcance para mejorar sus habilidades... y deberá recurrir al conocimiento de Kakuzu.


Nota aclaratoria: Kuchisake-onna, leyenda japonesa. Se trata del espíritu de una mujer que fue asesinada por su esposo y marcada en el rostro: la sonrisa de Glasgow o del Guasón. Inspira el personaje de Kakuzu.


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¿Cuánto vale tu corazón?

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Capítulo I

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Sakura corría asustada por los pasillos desolados del sótano del hospital en búsqueda de Shizune. El mensaje de auxilio dirigido a Tsunade que ella, sin querer, interceptó, la había asustado mucho y temía que su amiga estuviera en grave peligro.

El zumbido de un insecto la hizo detenerse, buscó el origen del ruido. Debajo de una mesita con ruedas, un Kikaichu giraba sobre su espalda. Empujó la mesa y venciendo el asco que le daba el insecto, lo acomodó con el dedo. Inmediatamente, el Kikaichu emprendió el vuelo adentrándose aun más en el pasillo.

Sakura corrió tras el insecto, y apenas pudo empuñar un kunai cuando el Kikaichu fue atravesado en el aire por un hilo negro.

Estiró las manos para atraparlo y una vez cayó muerto en su palma, observó la dirección del hilo.

Kuchisake-onna—susurró al reconocer la figura que sobresalía desde las sombras.

Kuchisake-onna—repitió una voz masculina y áspera.

Sakura se tambaleó un poco, sus manos sudaban. Estaba muy preocupada y ese ser no le tranquilizaba.

En el hospital, se contaban muchas historias sobre el espíritu asesino de la Kuchisake-onna, pero jamás creyó que fueran ciertas. Y tenía pavor de descubrir que ese ser masculino fuera la mujer de la boca cortada. ¡Si era Kuchisake-onna estaba muerta! Nadie había sobrevivido el ataque de una.

Retrocedió asustada cuando vio que los labios del ser se movían y su sonrisa larga se acentuaba aun más por los cortes en las mejillas. ¡Tenía la boca cortada!

Estaba frita. En la morgue del hospital de Konoha, se había topado con un demonio. Y no sabía si su chakra algo podía hacer contra la mujer de la cara cortada… y no tenía ninguna intención de descubrirlo.

Orochimaru—llamó el ser, doblando la cabeza hacia atrás—. Hay una mocosa aquí afuera. ¿No piensas hacer algo?

Sakura se pegó contra la pared cuando al lado del demonio se situó el Sannin renegado. Las sombras le cubrían medio cuerpo.

Haruno Sakura—la reconoció el compañero de su maestra. Chasqueó la lengua con enfado—. Esto no es lo que pedí—dijo con fuerza, dirigiéndose a alguna persona que estaba en el interior de la morgue.

Haz bien tu trabajo. No te pago para que falles—bramó con molestia el demonio, les dio la espalda y se adentró en el salón mortuorio.

—Entra, mocosa—le ordenó Orochimaru a Sakura—. Y no te atrevas a hacer una escenita de fuerza o será Shizune quien pague las consecuencias.

La médico lo miró con sospecha. Hacía unos minutos había interceptado un mensaje de auxilio de Shizune, sabía que ella no era la destinataria, pero no pudo evitar ir en su ayuda. Y ahora veía el error que cometió.

Con precaución, caminó hacia Orochimaru y entró a la sala. Debió bajar un poco el rostro pues la habitación estaba completamente iluminada.

Reconoció el olor a sangre y miró asustada el cuerpo sangrante de un shinobi sobre una camilla; sin embargo fue el grito de Shizune el que se robó su atención.

—¡Sakura! ¿Qué haces aquí?—exclamó agitada Shizune, que estaba amarrada en una esquina y era custodiada por Kabuto Yakushi.

¿Estabas en la oficina de la Hokage? ¿Recibiste el mensaje de Shizune?—preguntó Orochimaru a Sakura, que miró a Shizune antes de asentir.

Ya veo—murmuró Kabuto con su usual tono de voz lambiscón—. No es de extrañar que Shizune y Tsunade hayan compartido con ella los códigos de sus mensajes, pero ha sido un error de Tsunade el haberla enviado en su lugar…

Tsunade no la envió—interrumpió Orochimaru—, ha venido por su propia cuenta. ¿Dónde está Tsunade?

—Respóndele, Sakura—pidió Shizune, con la voz temblorosa.

Sakura trató de ver algún plan en las palabras de su compañera, pero se dio cuenta de que Shizune quería que dijera la verdad.

—Tsunade no está en la Torre…—pasó la vista por los tres hombres que la miraban expectantes, por el cadáver en la mesa y finalmente se fijó en Shizune, que asintió—, está con Hiashi Hyuga.

—Si está con Hiashi, ya sabe de nosotros—analizó Kabuto—. Debemos irnos.

—Si sabe lo que le conviene, no hará un escándalo—dijo Orochimaru sin darle importancia al asunto del Byakugan.

Ya basta de plática—intervino el demonio—. Mi tiempo es oro. Resuelve esta mierda de una vez por todas, Orochimaru. O lo tendré que hacer yo y no recibirás honorarios por tus servicios.

Orochimaru chasqueó la lengua, mientras que Kabuto hizo un gesto ofendido.

—Comunícate con Tsunade o ella sufrirá—continuó el demonio dirigiéndose a Sakura.

De la capa del demonio, salió un brazo que extendido gracias a muchos hilos negros, pudo alcanzar el cuello de Shizune, la mano se cerró sobre el cuello y la elevó en el aire.

—¡Shizune! —gimió Sakura, angustiada. El insecto cayó al suelo.

—¡Suéltame!—pataleó Shizune.

Dile a Tsunade que la esperamos—ordenó Kabuto.

Sakura, asustada, inició con los sellos para enviar un mensaje a su maestra.

¡No! Ella no—bramó Shizune, haciendo un gran esfuerzo—. No metan a Sakura en esto. ¡Yo lo haré!

Con sus últimas fuerzas, mandó un mensaje a Tsunade gracias a un jutsu secreto que habían creado entre ellas. Esta vez se las ingenió para hacerlo llegar hasta la mansión Hyuga.

La mano que la asfixiaba volvió al cuerpo del ser, y Sakura corrió hacia donde había caído Shizune. Sin importarle la presencia de enemigos, la atendió. La mujer abrió los ojos, lentamente. Sakura la ayudó a incorporarse y le quitó las cuerdas.

—Esto será un dolor de cabeza si nos encuentran aquí—dijo Kabuto a sus compañeros cuando juntó el insecto que Sakura había dejado caer y lo reconoció como herramienta de rastreo del clan Aburame. Lo arrojó de nuevo al piso—. No nos pagaste suficiente para enfrentar a toda Konoha, Kakuzu—se quejó mirando al ser de la boca cortada.

Kakuzu—susurró Sakura, sorprendida.

Dirigió sus ojos al hombre y a su mente llegaron los recuerdos de la pelea de sus maestros y Naruto contra Kakuzu. En la sala contigua, estaba el cadáver. Ella en alguna oportunidad había ojeado el informe forense de la autopsia.

¿Cómo podía ser posible que Kakuzu estuviera en esa misma sala, vivo?

Sakura, cuánto lo siento—murmuró sombríamente Shizune, atrayendo la atención de la muchacha.

—¿Qué está pasando?—preguntó Sakura, en voz muy baja.

—No tenías que enterarte de esto. Ahora… ahora estás en peligro por mi culpa—se lamentó la mujer.

Sakura se tensó pues los tres hombres se movían, aunque ninguno les prestaba atención. No parecía ser que tuvieran intenciones de atacarlas, pero ella necesitaba planear algo. Debían escapar en la primera oportunidad que tuvieran.

Miró por el rabillo del ojo como Kabuto revisaba los estantes y las repisas de la sala, mientras que Orochimaru observaba con ojo analítico el cuerpo del shinobi en la mesa, y Kakuzu jalaba una silla para sentarse. Sakura se encogió, atemorizada, cuando el hombre se recostó en la silla y subió los pies a la camilla, en una posición confiada.

Kabuto, deshazte de este cuerpo—ordenó Orochimaru—. Tsunade no querrá verlo.

Kabuto obedeció. Dejó caer el cadáver sobre una sábana que tiró en el piso y lo arrastró lejos.

Cuando Sakura dejó de escuchar los pasos, se puso de cuclillas y tomó del brazo a Sizune. si se movían rápido podrían escapar, aunque Shizune no parecía tener ninguna intención de moverse.

Fue ella quien derrotó a Sasori—reanudó la conversación Orochimaru.

Sakura frunció el ceño cuando sintió la mirada de Kakuzu sobre ella.

Sasori se dejó vencer—aclaró Kakuzu, despectivo—. Una condenada que no sabe reconocer lo que es real de lo que es mitológico, no podría derrotarlo.

—Es interesante que haya pensado que una kuchisake-onna pudiera acosarla—repuso Orochimaru, en voz queda. Sakura ya no trató de ser discreta, los miró con molestia—. Eso me recuerda que debemos buscarte una mascarilla.

Kakuzu asintió. Colocó los brazos atrás de la cabeza y cerró los ojos.

Sakura pensó que podría causar una distracción. Un golpe a una pared, y podrían aprovechar el factor sorpresa para salir de ahí.

—Shizune—susurró—. Tenemos que irnos.

No podemos escapar. No olvides que se trata de Orochimaru—le dijo Shizune en voz baja.

—Justo por eso es que debemos hacerlo—insistió.

El sonido de una aparición las hizo girar la cabeza hacia la entrada. Tsunade Senju acababa de ingresar.

Deja que se vayan, Orochimaru, ellas no tienen nada qué hacer aquí—exigió la Quinta.

—Prefiero conservarlas como garantía de nuestra salida… pacífica—negoció el Sannin.

La Hokage volteó los ojos.

Kakuzu despertó y bajando los pies de la camilla e irguiéndose, reconoció a la mujer.

—Tsunade, me debes dinero—dijo, con voz seria.

La Quinta Hokage gimió angustiada.

—Creí que estabas muerto—dijo, fastidiada.

Kakuzu no respondió, sino que repitió la frase.

—¡Qué molestia!—exclamó Tsunade—. Si hubiera sabido que era para cobrarme dinero, no habría venido—rezongó.

Entonces, sus dos discípulas caerían en nuestras manos, señora Hokage—intervino Kabuto detrás de la mujer.

Tsunade se acercó a las dos médicos, sin inmutarse por la presencia de los hombres.

—¿Qué les han hecho?

—Shizune no ha sido del todo cooperativa. La otra, solo está asustada—informó Orochimaru—. No te arriesgarías a perderlas, así que resuelve este asunto de la mejor manera, Tsunade.

La Hokage suspiró, entre aburrida y cansada.

Sakura no sabe nada de esto, déjala ir—pidió, dócil.

No. Me temo que ha escuchado demasiado.

—Orochimaru. Déjala ir.

—He dicho que no.

Tsunade se removió incómoda. Sakura notó que Shizune también lo estaba, como si les avergonzara la situación. Sin embargo, no podía entender la tranquilidad de las dos mujeres, parecía que no les importaba la presencia de esos tres hombres en el centro de la aldea ¿Es que acaso no impactaba que uno hubiera revivido y que los otros dos hubiesen atacado a la aldea anteriormente?

Sakura conectó sus ojos verdes con los sagaces de su maestra, y leyó en el semblante de esta que había encontrado una solución. La seguridad en el rostro de Tsunade, que era mucho más hermoso y sereno que el de los hombres, la hizo sentirse mejor.

Sakura…—llamó la atención la Hokage sin evitar una sonrisa que se ensanchaba aun más con cada palabra—, ¿puedes explicarnos qué sucede con las deudas cuando el acreedor muere?

Sakura pestañeó, sin comprender.

Si el acreedor muere, entonces su sucesión tendrá derecho a cobrarle al deudor para garantizar que el patrimonio del acreedor será recuperado y repartido equitativamente entre sus herederos. Las deudas no se extinguen con la muerte: siempre habrá alguien a quien deba pagársele—respondió Sakura, y hubo un par de tartamudeos en su explicación.

Tsunade pateó el suelo, resignada, mientras que Kakuzu rompió el silencio con una risa ronca.

Qué cerebrito has encontrado, Tsunade—se burló el antiguo Akatsuki.

—¡Estás muerto, Kakuzu! No te voy a pagar nada… y exijo saber cómo diablos estás fuera de la maldita caja en que estabas metido.

—Son cuarenta mil ryos, Tsunade—dijo Kakuzu ignorando la rabieta de la mujer—. He cobrado la suma más baja de intereses—agregó, silenciado los reclamos de la deudora.

—¡Orochimaru! ¿Qué haces trabajando para este tipo tan desagradable?—exclamó Tsunade, cambiando de estrategia.

Quisiera decir que este asunto no es de mi incumbencia, Tsunade—dijo Orochimaru sin cambiar la expresión estoica de su rostro—; sin embargo, necesito que le pagues lo que debes, para poder recibir el sueldo por mis servicios. En este momento, este hombre desagradable solo cuenta con esa sucia bata… y yo necesito el dinero.

—Eh. Pues, yo no tengo ese dinero—bramó Tsunade.

Kakuzu se puso de pie, y fue comparado con la altura de Tsunade que Sakura descubrió lo imponente que era. Sin embargo, su maestra no se amedrentó.

Pero tienes shinobis que lo valen—escupió el hombre—. El infeliz de Kakashi Hatake… ¿Cuánto puede costar su cabeza? ¿Cuánto podría valer su corazón?... o el del mocoso Nara.

Tsunade apretó los puños.

—¿Qué harás, Princesa?—continuó Kakuzu—. ¿A caso me darás a una de tus discípulas? Kabuto ha hecho un desastre con el cuerpo que le pedí. Quizá alguna de ellas resulte una mejor asistente para mis… necesidades.

—Eres un maldito—dijo Tsunade entre dientes—. Si te atreves a tocarlas, no volverás a ver la luz del día. Recuerda que conozco tus secretos. Metí las manos en esa maraña de hilos que tienes por cuerpo. Conozco del Jiongu y mis hombres ya te han derrotado.

—Tsunade—intervino Orochimaru, antes de que perdieran la paciencia—. Soluciona este asunto como lo resuelves con todos tus acreedores. Paga lo que debes.

Ustedes son enemigos de la Aldea Oculta entre las Hojas, mi pueblo. Jamás permitiré que gentuza de su calaña se salg…

—¡No estoy aquí para escuchar sermones! Ya tuve suficiente con las idioteces que debí soportarle a Hidan—interrumpió Kakuzu, molesto—. Págame, mujer. O sufre las consecuencias.

Tsunade susurró algo. Kabuto se irguió para tratar de escuchar, pero la voz solo alcanzó a Kakuzu y a Orochimaru.

Andando—ordenó Orochimaru al chico, que con rapidez se acercó a las dos mujeres que estaban sentadas en el piso y levantó a Shizune con brusquedad. Sakura la auxilió, y apuradas por Kabuto, siguieron a los otros tres.

Sakura se esforzaba por descubrir cuál era el plan de su maestra. No entendía por qué los guiaba hasta la sección de los casilleros en el salón del descanso médico.

Prepara nuestra salida—ordenó Orochimaru. Kabuto asintió y desapareció en una nube de humo.

En cuanto el ninja desapareció, Sakura vio una oportunidad. Con la ayuda de Tsunade y en un lugar donde no serían aplastadas si usaban su fuerza, podrían salvarse. Inclusive, haciendo el suficiente ruido podrían atraer la atención de otros aliados.

Sin embargo, los planes de batalla de Sakura se vieron truncados cuando su maestra se detuvo justo delante de su casillero.

Shizune se adelantó, y evitando la mirada de Sakura, giró el cierre, hasta ponerle la secuencia de números correcta. Sakura no podía creerse que conociera su contraseña.

Ante todos, sus batas y artículos personales quedaron expuestos. Shizune removió una de las paredes del casillero: escondida había una cartera, que entregó a Kakuzu.

El hombre rápidamente contó el dinero, unos cuantos billetes se los dio a Orochimaru.

Parece que la Eterna Perdedora ha estado ganando en los casinos—dijo Orochimaru, consciente de que el silencio de Kakuzu era porque su cuantiosa deuda había sido pagada.

Tanto Tsunade como Kakuzu hicieron muecas de completo desagrado.

—Es hora de irnos—anunció Kakuzu.

Sakura apenas se percató de la rapidez en que los hombres desaparecieron.

Hyuga—llamó Tsunade, y al instante Neji entró a la sala.

—Posee dos corazones—informó—. Uno propio y el otro de un shinobi muerto de la Aldea del Sonido, cuyo cuerpo está siendo estudiado en este momento por el equipo de Anko. La red de chakra de Kakuzu parece haber sido reactivada gracias a un choque eléctrico.

Reporta su huida—pidió la Hokage.

No han alcanzado las puertas de la aldea. Un escuadrón Anbu va tras ellos y hay tres miembros de Raíz, también. No creo que ninguno pueda darles caza.

—¿Cómo justificaremos esto?—susurró Shizune, angustiada—. Ibiki y Danzo harán preguntas. Asesinaron una colonia de Kikaichus. Tenemos el cadáver de un tipo…

—Yo me encargo—habló Hiashi Hyuga entrando a la sala—. Prepararemos una coartada creíble, Hokage.

Tsunade asintió.

—Por favor, déjennos solas—les pidió a los dos Hyuga, que se retiraron silenciosamente.

—¡Sakura!—gimió Shizune angustiada—. Tu casillero es el único lugar seguro. No era mi intención violentar tu privacidad. Pero necesitaba guardar el dinero que Tsunade había ganado esta semana—su voz se perdió en un suspiro afligido—… Este era el evento malo que ocurriría.

De lo que ha pasado en esta media hora, que mi casillero sea su escondite, es lo que menos me importa—dijo Sakura, tratando de contener su estupefacción—. ¿Ese hombre era Kakuzu? ¡Naruto… Naruto lo asesinó!

Un doloroso recuerdo la sacudió: Naruto tiempo después había caído en la cuenta de que asesinó… y si bien lo hizo para proteger a sus amigos y a sí mismo, no apaciguaba el peso de cargar una muerte. Y si ella solía pensar que Sasori ya estaba muerto cuando lo enfrentó, era de esperar que Naruto a veces prefiriera pensar que fue el Raikiri último de Kakashi el que finiquitó la vida del Akatsuki.

Konoha no es la única aldea que ha creado jutsus prohibidos, jutsus que juegan con los límites de la vida y la muerte—dijo Tsunade.

Sakura frunció el ceño.

¿Jutsus prohibidos? ¿A caso se refería a un jutsu que permitía regresar de la muerte? ¿Era posible revivir?

Gracias a Kakuzu, sabían que la Aldea Oculta en la Catarata tenía el Jiongu: el jutsu del Miedo del Rencor de la Tierra: los hilos negros que daban la inmortalidad al permitir sanar heridas y tomar los órganos de otros cuerpos. La técnica que había logrado que Kakuzu volviera de entre los muertos ¿Konoha tenía un jutsu similar?

—¿Qué está pasando?—preguntó asustada.

Sucede que le debía dinero a ese vejete de Kakuzu—gruñó Tsunade—. Y el desgraciado me lo ha cobrado.

—¿Por qué le debes dinero a un miembro de Akatsuki?—preguntó Sakura sin importarle ser maleducada.

El rostro de Tsunade se volvió frío, se alejó sin responder.

Kakuzu en su tiempo libre era un prestamista. Antes de que Naruto y Jiraiya buscaran a Tsunade… A ella poco le importaba de dónde provenía el dinero y solía acudir a Kakuzu para que le prestara—explicó Shizune. Negó con la cabeza, estresada—. Su historia es complicada. Él trató de asesinar ¡al primer Hokage!

—¡Es un vejete!—exclamó pasmada Sakura—. Y no ha muerto.

Continuará…


Gracias por llegar hasta aquí :)

Se trata de un nuevo proyecto que tendrá como personajes principales a Sakura Haruno y a Kakuzu. Espero les resulte -de alguna forma- entretenido.

No verán mucho "cannon": algunas partes de la historia de Naruto estarán cambiadas o no me centraré en ellas. De antemano, pido disculpas por los errores que pueda tener y espero los What If? presentados les llamen la atención.

Cualquier crítica, observación o comentario será muy bien recibido. Así que, muy cordialmente, las invito a dejar un comentario.

Gracias por leer.

:)