Capítulo 1
Sherlock se sienta en la mesa de al lado de la ventana, con los codos apoyados en la madera y la punta de sus dedos tocando, una de sus posiciones habituales.
Su mente estaba intranquila, sentía algo en el estómago, no podía dejar de pensar en John y en sus sentimientos. "No es amor" se repetía una y otra vez "nunca he estado enamorado, y esta ocasión no es una excepción, es ridículo".
Su inquietud se extiende por todo su cuerpo como un virus y siente que si está sentado un minuto más explotará "no queremos eso, la señora Hudson tendría muchos pedacitos de mí que limpiar más tarde". Se levanta y pasa el tiempo intentando componer algo para violín, pero su mente dispersa no le permite seguir con esa actividad.
Al cabo del rato intenta distraerse experimentando con algunos órganos que se encuentran en la nevera como si de alimentos se tratase, leyendo e incluso poniéndose más parches para dejar de fumar.
Eran las seis de la tarde cuando llegó su compañero, el doctor John Watson.
-Hoy ha sido un buen día, hacía tiempo que… -John Watson se estaba quitando la chaqueta cuando vio a su amigo en el sofá con una manta y el portátil encima, viendo lo que parecía ser una película romántica. – Sherlock se puede saber qu-
-JOHN – Exclamó Sherlock con cierto aire de añoranza al decir su nombre. - ¿Se puede saber dónde estabas? Casi me matas del aburrimiento. –Sherlock deja el ordenador a un lado mientras se aparta la manta y se levanta del sofá –Es en serio, estaba experimentando y por poco exploto nuestro apartamento.
-¿Me lo estás preguntando de verdad? Esta mañana te expliqué que iba a ir a ver a-
-No sigas. Obviamente no me interesa, no es información relevante ahora que estás aquí. Además el olor a pastel casero y la sonrisa que llevas encima te delata. –Caminó hacia su amigo y le miró de arriba abajo con la misma expresión serena que recuperó después de un largo día. – Verás, tengo que explicarte algo, acompáñame al sofá. – Ambos se sentaron en el sofá, Sherlock cogió de nuevo su manta y esta vez se la puso por encima de los hombros. – Me siento extraño.
-Sherlock me estás asustando y te aseguro que estando a tu lado he vivido experiencias que me han dado menos grima que esta conversación. – John no sabía si su amigo iba a decirle que tenía cáncer o que necesitaba un corte de pelo "después de todo, haber vivido con él hace que no me espere nada de lo que va a suceder".
-Se trata de mi corazón. –Sherlock miró a John a los ojos, serio.
-Sherlock déjate de pausas dramáticas por el amor de Dios, y termina las frases. – Watson cada vez más nervioso apoyó sus brazos en sus piernas, quedando encorvado y girándose un poco para ver la cara de Sherlock, que le miraba cálidamente.
-No voy a mentirte, soy una persona inteligente, no te ofendas, pero soy una de las personas más inteligentes que conozco y este sentimiento que tengo, es… no le puedo dar una explicación y estoy frustrado. – Sus dedos vuelven a tocarse y esta vez se los acerca a la cara, apartando su mirada de John, fijándola en el suelo. – John, me pasa cuando estoy a tu lado, y cuando no estás yo…
-Creo que estás empezando a entender lo que significa el cariño. – Dice John, sonriendo aliviado, después de haber temido por una conversación más seria. – No le des vueltas, quizá alguien como tú no lo llegue a entender del todo.
-¿Alguien como yo? John, no, escucha. Es más serio de lo que crees. – Se inclina hacia él, mirándole a los ojos. – Los últimos días, en los que has estado más ausente no he podido concentrarme en ningún caso, mis experimentos han sido inexactos ¡fallidos!, y ni siquiera mi música me ayuda. Estás en mi cabeza, John, y cuando pienso en ti mi coraz-
John se inclinó hacia el rostro de su compañero y le besó; besó a Sherlock Holmes.
