Capítulo 1

Mayo, 2016, Nueva York

Amanecía en Nueva York. Los rayos de sol comenzaban a rebotar en los rascacielos de la ciudad que nunca duerme y se podía ver a gente volviendo a sus casas luego de una noche de fiestas y a otros preparándose para salir a laborar.

Cerca de la frenética Quinta Avenida, en la cocina de un codiciado pent-house en un alto edificio con inspiración victoriana, estaba Sharpay Evans. Eran las siete de la mañana y ya había terminado su sesión de ejercicio matutino, la rubia estaba elegantemente vestida revisando su correo electrónico en su MacBook y tomando un smoothie.

A la edad de 25 años, Sharpay tenía su propia línea de vestuario, calzado y accesorios llamada "Fabulous". Había comenzado como una tienda pequeña online, pero hace cuatro años la revista Marie Claire la nombró en la lista de las tiendas más prometedoras y fue así como su boutique comenzó a crecer. Ahora muchas socialités de Nueva York y caras reconocidas de Hollywood pagaban buen dinero por tener algo con la etiqueta Fabulous. Pero no era un logro individual, tenía una socia (que también era su mejor amiga) con la que todo esto había sido posible, Alexa Carson.

"Spam, spam, spam…" murmuraba Sharpay mientras borraba e-mails. No podía entender cómo todos estos lograban pasar a su bandeja de entrada principal. De vez en cuando abría alguno y anotaba algo en su iPhone.

Tomó un sorbo de su smoothie, actualizó la página y casi se ahoga al ver de quién era el nuevo correo que había aparecido: Susan Millers, East High School, Albuquerque.

No tenía una mínima idea de quién sería esta tal Susan Millers, pero le estremeció lo que le seguía. El nombre de su antigua secundaria. Y algo más terrible aún sintió en su estómago cuando leyó el asunto. Sharpay abrió rápidamente el mail.


De: Susan Millers, East High School, Albuquerque smillers01

Para: Sharpay Evans sharpayevans , y 72 personas más (ver)

Asunto: Reunión de la generación 2008, East High

REUNIÓN DE LA GENERACIÓN 2008, EAST HIGH

"Los amigos son para siempre"

Estás cordialmente invitado(a) a la reunión de ex-alumnos de East High, de la Generación 2008.

Se realizará el día sábado 18 de junio a las 8 p.m. Comenzaremos con una bienvenida-cóctel en el auditorio y luego pasaremos al gimnasio para la cena.

Esperamos que esta sea una oportunidad de reencuentro, llena de alegría y recuerdos.

Se contará con la presencia de muchos de los profesores que te dieron las herramientas para la vida.

Rogamos confirmar su asistencia lo más pronto posible.

Se despide atentamente,

Susan Millers, Presidenta del Comité de ex-alumnos Generaciones 2007-08-09


Sharpay perdió la cuenta de todas las veces que leyó la invitación, sólo salió de su trance cuando su celular comenzó a sonar. Apresuradamente vio la pequeña pantalla.

Alexa Carson

Y tocó el botón de "Rechazar".

¿Una reunión escolar?, pensó Sharpay, Sólo con mi karma, Dios mío…

La rubia cerró con mucha frustración su computador portátil, dejó su vaso vacío ya de smoothie en el fregadero, tomó sus llaves y cartera y salió de su pent-house.

"Buenos días, señorita Evans" dijo el conserje de la recepción, Burt Campbell, mientras Sharpay caminaba frente a su escritorio habiendo recién salido del ascensor.

Ella sólo le dio una media sonrisa. Todavía tenía en su mente el infame e-mail. Habían sido años desde que no veía a nadie de su secundaria, ni a nadie de Albuquerque sin contar a sus padres y su hermano. Sharpay se decía era porque no eran importantes en su vida, nunca la habían comprendido y siempre la juzgaban. Ella no tenía por qué someterse a los tratos de gente inferior a ella. Y en parte eso era verdad, pero si esas personas fuesen realmente tan insignificantes, Sharpay no se encontraría pensando en ellos con tanta ferocidad en este preciso instante.

La rubia salió del edificio y comenzó a caminar hacia su oficina, unas cuadras más al oeste de su edificio de la Quinta Avenida. Era una caminata de quince minutos, le daba tiempo para procesar la invitación que le había llegado.

Podría simplemente no ir a esta tal reunión. Eso era una alternativa más que posible. Ahora era una mujer ocupada, exitosa, que tenía planes de carácter profesional que simplemente no podían ser cancelados. Pero Sharpay sabía muy bien que la semana del 12 al 25 de junio la tenía libre de cualquier compromiso, ésa era la fecha en la que se iba a ir de viaje a Bali con su novio Logan, Ex-novio más bien… Y también, pensó, todos ahora deben ser profesionales que van a hacer el esfuerzo de ir a esta reunión. Pero si no iba a Albuquerque, su vida permanecería intacta.

Por el otro lado, había pasado mucho tiempo desde que no veía a su hermano. La reunión podría ser una excusa para verlo. Cuando terminaron la secundaria hace 8 años, Ryan había migrado aquí a Nueva York a cursar coreografía en Juilliard y Sharpay se había quedado en Albuquerque para estudiar Drama en la universidad de la misma ciudad. Este había sido el sueño de Sharpay desde que tuvo uso de razón, pero en los nueve meses en que fue a la universidad, se dio cuenta que no era feliz. Había participado en todas las producciones dramáticas de su escuela, excepto esa vez en el tercer año de secundaria, y ni una vez se había preguntado por qué era que amaba cantar, bailar y actuar. Pues, no era porque lo disfrutara como mucha otra gente lo hace, si no que le gustaba ser el centro de atención de una manera muy infantil. En la Universidad de Albuquerque, ya no era la mejor. Ni siquiera en su último año en East High, había sido la mejor (Sharpay se prohibió pensar en quienes habían sido los mejores). Y eso hacía que cantar, bailar y actuar ya no tuviera gracia. Qué infantil, pensó Sharpay mientras doblaba en una esquina para llegar a su tienda. Por eso, en su último semestre, tomó una clase de diseño, como una manera desesperada de encontrar algo que le apasionara. Y ahí lo descubrió.

Fue así cómo se retiró de la universidad, y tomó un puesto de interna en el taller de la diseñadora inglesa Stella McCartney. En Londres. Sus padres al principio pensaron que se había vuelto loca, pero Sharpay les aseguró que esto era lo que quería hacer. Así empacó sus maletas y se fue a Inglaterra, sin remordimientos. Claro que también hubo otra situación que fue sin duda otro motivo por querer irse tan lejos, pero no pensaré en ese evento en particular, no lo haré, pensó Sharpay.

La rubia estaba frente a su tienda. En un gran letrero de luces, muy sofisticado, se leía "Fabulous" y en unas letras más pequeñas "by Sharpay & Alexa". Una mirada de satisfacción se vio en la cara de Sharpay. No entró por las grandes puertas de vidrio que le daban la bienvenida a los compradores, si no que siguió caminando y cuando la vitrina mostrando los maniquís usando los últimos modelos de Fabulous terminaba, había otro edificio y abrió una puerta que leía "Carson Building". Se entraba a una gran recepción, y Sharpay se dirigió directamente a uno de los seis ascensores, marcó el piso número nueve y esperó.

Se escuchó un ding, y el ascensor abrió las puertas. Inmediatamente se entraba a una gran sala de paredes blancas y piso de madera blanca. Justo en frente, las palabras: Carson & Evans Designs: Fabulous le dieron la bienvenida. Había un escritorio alto y sentada detrás de él estaba una mujer pelirroja que atendía llamadas. A los lados de este escritorio había dos puertas de vidrio que llevaban a dos pasillos distintos donde se encontraban las oficinas y salas de conferencia. Todo estaba decorado de una manera muy chic y contemporánea.

"¡Hola Sharpay!" exclamó la pelirroja del escritorio, colgando el teléfono que hace unos segundos había tenido en su oreja, "¿Pensé que en media hora te ibas a reunir con los inversionistas en el Meatpacking District?"

"¿Qué?" chilló Sharpay, y luego odiándose dijo, "Jenny, lo olvidé por completo. Si tomo el metro debería llegar, ¿no?"

"¿Puedo llamar a Keira y ver si puede ir ella?" preguntó Jennifer, la recepcionista, en seguida tomando el teléfono.

"Sí, sí, haz eso. De todos modos ella debería estar por allí, para ver ese lugar que estaba en venta" respondió la rubia dirigiéndose a la puerta de la izquierda. Keira era la hermana de Alexa, y estaba a cargo del marketing de la tienda.

Sharpay miró su reloj antes de abrir la puerta. 8.03 a.m. Caminó por el pasillo, saludando a cierta gente mientras pasaba por oficinas hasta que llegó a la pequeña sala antes de la suya.

"¿Dónde está Sarah?" se preguntó para sí, viendo que el escritorio de su asistente estaba vacío y sin ningún rastro de que alguien hubiera llegado.

Pasó por el umbral de su puerta, se sacó su abrigo y lo colgó. Su oficina era bastante espaciosa, tenía una repisa que estaba llena de diferentes revistas, toda una pared era un ventanal y se podían apreciar varios otros rascacielos, tenía un gran escritorio libre de cualquier tipo de desorden. Sharpay caminó en dirección contraria a donde estaba su escritorio, y se tiró (sí, Sharpay se tiró) en uno de sus sofás.

"¿Por qué?" gruñó Sharpay angustiada, cerrando los ojos. Por qué tenían que hacerla pensar en un pasado tan poco agradable, y forzarla a tomar una decisión de si enfrentarse a él o no.

"¿Todo bien, Shar?" dijo la voz de una mujer. Sharpay abrió los ojos, una mujer alta y esbelta estaba parada en frente de ella. Cabello ondulado color negro azabache, ojos de un verde esmeralda y tez más bien blanca. Estaba usando pantalones y sweater negros, y encima un abrigo blanco de piel.

Sharpay volvió a cerrar los ojos, "Sólo una jaqueca, Alexa"

"¿Pensé que ahora estarías en el Meatpacking District?" preguntó confundida Alexa sentándose en el sillón que estaba frente al de Sharpay.

"SE ME OLVIDÓ, ¿SÍ?" exclamó una alterada Sharpay.

"Hey, no necesitas ladrarme" rió Alexa, "De todas maneras Keira iba a estar por allá. Wow, estás tan pálida que pareciera que viste a un fantasma"

Sharpay soltó un gruñido. Ver un fantasma hubiera sido mejor

Alexa pareció percatarse de algo, abrió sus ojos bien grandes y se acercó a Sharpay, "¿Acaso viste a Logan?" No la dejó responder, "¡Lo viste! ¡Es por eso que no me respondiste el teléfono hoy en la mañana!"

"¿De qué estás hablando? Claro que no vi a Logan" dijo Sharpay incorporándose para sentarse de una manera más decente en su sofá, "Está en Francia, ¿recuerdas?"

Alexa volvió a su estado de confusión anterior, "Algo te pasa. Te conozco por más de cinco años y sé que a Sharpay Evans no le dan jaquecas" En esta última palabra hizo con sus dedos comillas en el aire.

"Pero bueno, si no le quieres contar a tu mejor amiga" hizo énfasis en el 'mejor amiga', "Está bien, no te presionaré" Alexa se levantó, haciendo ademán de irse.

"No es eso, sólo necesito tiempo para procesar" dijo Sharpay incorporándose en el sofá.

"¿Procesar qué?" preguntó Alexa, "¡Oh Dios mío! ¡Estás embarazada!" chilló llevándose las manos a la boca y dejándose caer en una silla.

"¿QUÉ?" gritó la rubia y luego comenzó a reír, "¡No! Claro que no, es sólo que…" Sharpay volvió a sentir esa sensación en su estómago y no sabía si quería seguir pensando en el tema, "Me llegó un mail diciendo que va a haber una reunión en mi secundaria, la primera reunión para la generación del 2008"

"Oh" dijo Alexa, "Pero eso no es tan terri…" y su cara cambió a una de comprensión, "Eso que me contaste de…"

"Sí, sí, sí, sí. Exactamente eso" Sharpay no quería escuchar lo que había pasado en voz alta, ni siquiera quería formularlo en su mente.

"Sharpay, lo siento, lo siento, lo siento" exclamó una mujer menudita entrando a la oficina, "El metro se averió y me tuve que bajar, y luego ¡no habían taxis en ninguna parte! Entonces tuve que llamar a mi vecino, y oh Dios son las ocho y cuarto, no me despidas, por favor, mi prima me dijo que debía ser puntual pero ¡no fue mi culpa! El perro que estaba caminando en la acera ¡no se quitaba del camino! ¿Y ya dije que el metro se averió? Un tipo horrible no me dejaba pasar a la puerta y una señora me comenzó a insultar y el camión de entregas dio una vuelta en U justo cuando yo iba a…"

"Sarah, me vas a dar una migraña si sigues hablando así de rápido" interrumpió Sharpay, "Sólo, ve, anda, y tráeme mi Starbucks"

"Claro, claro, eeh, bajaré a comprarlo y en seguida estaré aquí de vuelta, no te preocupes" dijo Sarah corriendo tras la puerta.

"No entiendo cómo soportas a tu asistente" dijo Alexa mirando en la dirección en que Sarah se había ido.


Sharpay pasó todo el día haciendo el trabajo a medias. Gracias a Dios que Alexa estaba ahí. Tenían que hablar de la nueva colección y Sharpay no podría estar más desconectada.

Luego de que Sarah se fuera de la oficina, había entrado Josh, director creativo, y las había prácticamente empujado a una sala de conferencia para tener una reunión de emergencia. Algo de alguien copiando algo, ¿o era sobre unas telas que no habían llegado?, Sharpay no lo sabía. Alexa le había dicho que hablarían después sobre el tema de la reunión.


"Deberías ir" afirmó Alexa, tomando de su latte. Las dos diseñadoras estaban en un pintoresco café cerca de Central Park.

Sharpay la miró fríamente, "Esperaba que me dijeras todo lo contrario"

"Tienes que ir para mostrarles que eres una mujer existosa, ¡25 años y ya en la cima del mundo!" exclamó Alexa, "Demuéstrales que nada de lo que hicieron ni nada de lo que te dijeron, te frenó"

"Se podría decir que yo hice y les dije cosas también" dijo Sharpay casi en un susurro.

"Entonces demuéstrales que el pasado, ya está pisado. También fue tu secundaria y tienes el derecho de ir a esta reunión"

"Pero…"

"¡Sharpay! Tú y yo sabemos que te mueres por ir. Lo que pasó con Tro..." Sharpay le dio una mirada asesina, "¡Está bien! Lo que pasó en esa particular situación, no es tan terrible si lo miras de afuera"

La rubia se indignó y miró para otro lado. Ya sabía que la situación no era tan terrible en sí, lo que le asustaba era que nunca había lidiado con las consecuencias. Y sabía que iban a haber consecuencias.

"Te estás comportando como una adolescente y lo sabes. La única forma para que sigas adelante, es ir y ver que esta situación con la que te has estado atormentando por ocho años, no es importante" concluyó Alexa.

Basta Sharpay. Irás a esa reunión con la cabeza en alto. Ahora deja de estar distraída por esta estúpida invitación y disfruta tu maldita vida, ¡que es bastante fabulosa!