Free! Iwatobi Swim Club y todos sus personajes pertenecen a sus respectivos autores y son usados aquí con meros fines de entretenimiento. Intento de HaruGou AU. Lamento la tardanza, he aquí el segundo capítulo y final de este fanfic dedicado a la fabulosa AeternaNive. Muchísimas gracias a todos por sus reviews, espero contestarlos pronto :) un agradecimiento especial a Luisa, quién ha comentado en algunos de mis fanfics pero a quién nunca he podido responder al ser anónima… ¡muchas gracias por ellos! Me alegra que te gusten mis amorfas historias (?)


— Has avanzado mucho, Kou.

La pelirroja sonrió para sus adentros mientras seguía a Haruka hasta la orilla de la piscina. Ahí sacó la cabeza del agua y respiró, feliz.

—No lo hubiese conseguido sin ti, sempai —respondió, el otro le dedicó una breve sonrisa y logró que ella se sonrojase. A pesar de los días y el tiempo que habían pasado juntos desde la primera vez que se encontraron, aquellos gestos por parte de Haruka seguían provocándole a la chica toda clase de reacciones.

Las prácticas con Haruka eran lo mejor que pudo haberle pasado en su idea de aprender a nadar, o al menos eso pensaba Gou. A su juicio su relación con el otro había evolucionado de algo "estrictamente profesional" a la de dos amigos que compartían tiempo, historias y enseñanzas. No solo practicaban, a pesar de lo mucho que a Haruka le gustaba pasar tiempo en el agua no tenía problema alguno en estar un rato con los pies sobre la tierra, por Gou (o Kou, como gustaba de llamarle). Se sentaban en el borde de la alberca y hablaban: De sus gustos, su vida, sus familias.

Fue ahí que se enteró de que Haruka era hijo único y que la relación con sus padres era un tanto distante ya que acostumbraban salir de viaje con regularidad. Debido a eso el joven se volvió alguien independiente, y de cierta forma Gou lo comprendía: Con un hermano estudiando en el extranjero, una madre trabajando arduamente para costearle dichos estudios y un padre muerto, no tenía mucha gente con la que hablar. Se acostumbró a comer sola en las tardes, justamente como el de ojos azules (de paso averiguó su comida favorita: la caballa. Mentalmente subrayó la palabra una y otra vez), y se hizo a la idea de que algún día se animaría a invitarlo a su casa, un día que su madre trabajara hasta tarde… Aunque se prestase a las peores interpretaciones. Mientras ella y el otro estuviesen cómodos, no importaba nada más.

Supo que Haru empezó a nadar desde que era pequeño y participó en varios torneos escolares.

—Por desgracia, perdí mi primera medalla. Mis padres nunca pudieron verla —dijo, y Gou creyó ver un atisbo de tristeza en su casi siempre imperturbable semblante. Supo también que estuvo hospitalizado durante varios meses debido a una enfermedad (cuyo nombre no quiso mencionar) y que eso le impidió entrenar en su querida piscina.

—Estoy recuperando el tiempo perdido —aclaró mientras volvía a hundirse en el agua, cerrando los parpados.

A Gou le gustaba sentarse en la orilla de la piscina y ver cómo Haruka atravesaba el agua a toda velocidad, llegaba al otro lado y regresaba a ella. No era capaz de seguirlo a ese ritmo, por lo que se limitaba a animarlo para que siguiera con su entrenamiento y había momentos en los que más parecía su manager que su alumna. Los minutos pasaban tan rápido, y ella deseaba con tanta fuerza que no fuera así… Ahora despertaba sin necesidad de alarma, con una sonrisa enorme en el rostro y se apresuraba a colocarse el traje de baño bajo la ropa de civil para después salir de casa corriendo con rumbo a la piscina. Cuando llegaba Haru ya estaba ahí, esperándola. Gou no lograba entender cómo era que siempre llegaba antes que ella, sin importar lo temprano que se despertara o lo rápido que corriera para ganarle. ¿Viviría muy cerca de la piscina? Quizá, con eso de que era el primero llegar y el último en irse…

Además de la amistad que se forjó entre ambos, los aprendizajes se fortalecían. Haru era un buen maestro, no le importaba explicarle las veces que fueran precisas, tampoco se despegaba de ella si es que notaba que necesitaba su ayuda. Sin embargo también sabía darle su espacio y observaba los avances de la pelirroja a una distancia prudente, listo para actuar si era el caso. Y cuando la tomaba de las manos… Gou deseaba que ese instante durase para siempre. Sabía que el mayor lo hacía únicamente para que se apoyara mientras entrenaban, pero bastaba ese toque para que el corazón de la pelirroja se acelerase peligrosamente y las mejillas se le pusieran del mismo color que sus cabellos. Las primeras veces Haruka le preguntó si algo malo le sucedía, pero al final terminó por acostumbrarse. Simplemente la miraba fijamente para después apartar la vista, y Gou creía ver un esbozo de sonrisa que no terminaba de completar. Era hora de su descanso y reposaban sentados lado a lado, mientras Gou jugueteaba con sus dedos nerviosamente y Haruka movía los pies bajo el agua, con lentitud.

— ¿Sabes, sempai? —el otro nunca dio señales de que tal apelativo le molestase, por lo que seguía dirigiéndose así a él. En especial en ese instante que no se atrevía a llamarlo por su nombre, no cuando tenía cierto pensamiento dándole vueltas en la cabeza desde varios días atrás —.Creo que, bueno… H-hemos pasado mucho tiempo juntos, y yo… No sé, creo que estaría bien que nos viéramos en… en algún sitio aparte de la piscina —lo dijo, aunque se apresuró a inventarse algo más ante la mirada interrogante del mayor —E-es decir, me encanta estar aquí contigo... ¡Aprendiendo, claro! P-pero tal vez podríamos ir a d-dar una vuelta, a donde tú quieras… ¡Si no tienes ningún inconveniente, desde luego!

En momentos así se odiaba. Odiaba ser así de nerviosa, odiaba no poder decir las cosas de frente, sin atreverse a mirar al joven a los ojos. ¿Por qué era tan complicado? ¿Por qué era tan difícil decirle a Haruka lo obvio? Tal vez si fuera más alta, más guapa, más curvilínea…O tuviera una cola de pescado en lugar de piernas, quizá así fuera más confiada y podría decírselo, decirle que si actuaba como una colegiala enamorada era porque, bueno… ¡Era una colegiala y estaba enamorada! Que lo notó cuando dormía esperando ansiosamente el amanecer, o cuando en la escuela sonreía en plena clase de matemáticas al recordarlo. Enamorada de él; de las sonrisas pequeñas que le dedicaba cuando hacían progresos o cuando ella le contaba de su vida escolar, de los cabellos que se le pegaban al rostro cuando salía del agua, de sus pupilas que convertían el azul en su nuevo color favorito, de su voz, de su paciencia, su carácter, y un etcétera tan grande e infinito como el océano.

Evitó mirarlo aunque sentía los ojos de Haruka sobre ella. Por un lado ansiaba su respuesta, pero por el otro…

—…No creo que se pueda —fue lo que él dijo, y Gou escuchó otro sonido aparte de su voz, seguro el de su corazón rompiéndose en millones de pedacitos. Debía haberlo supuesto. ¿Por qué un chico como él se fijaría en alguien como ella? No es como si tuviera algo especial. Hizo un esfuerzo por no ponerse a temblar y sollozar ahí mismo, hasta que el otro siguió hablando:

—No es que no quiera. Es solo que yo no soy… No soy como las demás personas.

Gou volteó a verlo, ahora sí. Su rostro no mostraba tristeza sino únicamente confusión.

— ¿Cómo? —fue lo único que logró articular. Oh, no. Ese era el momento en que Haruka le revelaba que era un vampiro/superhéroe/hombre lobo/extraterrestre/príncipe exiliado de la Atlántida o cualquier ente sobrenatural existente. Gou lo miró mucho más nerviosa, y el que rehuía de su mirada ahora era el de cabellos negros.

—Ya lo dije, no soy alguien normal. No quiero… —se quedó en silencio, mirando fijamente el agua. La pelirroja seguía observándolo, suplicándole silenciosamente por una explicación—No quiero decepcionarte. No a ti.

Gou no supo si sentirse halagada por sus últimas frases o cada vez más extrañada de tantos pensamientos que llegaban a su mente y se iban con la misma velocidad.

S-sempai, no te entiendo… ¿de qué hablas? ¿Cómo crees que podrías decepcionarme? Si eres el chico más atento y agradable que yo…

Haruka negó con la cabeza. Se quedó en silencio evitando mirar a la muchacha, aunque después de un momento el silencio fue roto por su voz.

—… ¿Podrías hacerme un favor?

"Déjame en paz", intuyó Gou, aunque desechó la idea en cuanto el otro la tomó de la mano. El corazón de la pelirroja se reconstruyó a la velocidad de la luz y volvió a explotar antes de que supiese qué estaba sucediendo. Haruka no solo la tocaba, sino que también la miraba como nunca antes la había visto, una mezcla de apremio y necesidad. Gou tragó saliva.

—Hay algo que debo hacer, algo importante… ¿me ayudarías? —preguntó. Sobra decir que la pelirroja asintió con la cabeza, dispuesta a todo. Y Haruka sonrió.

—Kou…

La apegó hacia sí en silencio. Gou estuvo a punto de desmayarse. ¡Haruka la estaba abrazando! Pudo sentir la calidez de su cuerpo contra el propio, y tuvo que resistir la tentación de alzar la mano para tocar esos músculos que la enloquecían. Se tensó automáticamente, su cara era un poema total… Y Haruka no la soltaba. El agarre era suave pero firme, parecía como si el mayor tuviese miedo de que ella huyese, cosa que desde luego Gou no pensaba hacer. Su corazón bombeaba con fuerza tal que tuvo miedo de que el otro lo escuchase, pero no pasó. Permanecieron así un momento que a la joven se le hizo una eternidad, pero no una eternidad indeseada y aburrida, sino todo lo contrario. De pronto, Haruka habló.

—Me hubiese gustado tanto conocerte antes… —fueron sus palabras, y Gou no pudo evitar salir (parcialmente) de su ensoñación y alzar la vista para mirarlo, confundida.

—Ha… ¿Haruka-sempai? ¿Qué sucede? —Preguntó, intentando hablar con la suficiente claridad que le permitían sus nervios — ¿Qué es tan importante que no puedes hacerlo? D-digo, que yo haré con gusto lo que esté en mis manos para ayudarte, p-pero…

El más alto negó suspiró por lo que ella guardó silencio, aunque todavía mirándolo fijo, interrogante. Haruka entreabrió la boca para decir algo y Gou parpadeó expectante, en espera de oírle… Pero él no habló hasta mucho después.

—Debo entregar algo a mis padres, pero… No creo que se tomen muy bien que yo lo haga —contestó —Y tú… Me das la suficiente confianza como para pedírtelo. Aunque si no quieres, no hay problema, podemos seguir como hasta ahora…

Gou hipó. ¿Sería que Haruka y sus padres estaban peleados o algo así? Quizá, con el poco tiempo que pasaban juntos… sí, seguramente era eso. Muy a su pesar, se alejó del otro y negó con la cabeza ante un sorprendido Haruka.

Sempai. ¿Acaso no confías en mí? ¿No te he demostrado que soy más fuerte de lo que parezco? —Empezó a decir, las palabras le salían de la boca como si nada, lo cual tomó por sorpresa — ¡Por supuesto que te ayudaré! No voy a preguntar qué te impide hacerlo tú solo, simplemente dime lo que tengo que hacer y ya. Además, yo… —se mordió el labio inferior y bajó la mirada —Quiero corresponderte en algo por todo lo que has hecho por mí.

El joven la contempló en silencio, mismo silencio que Gou no se atrevió a romper hasta que el otro lo hizo.

—Te diré cómo llegar a mi casa.

Gou tragó saliva, sonrojada. Ya no había marcha atrás.

II

La casa de Haruka estaba a varias cuadras de la piscina, no tan cerca como para llegar temprano como creía Gou. Por fuera lucía pequeña pero agradable, y se preguntó qué clase de personas serían los padres de Haruka. Mentiría si decía que no estaba nerviosa, ¡estaba aterrorizada! Nunca imaginó conocer a los padres de su sempai así nada más. ¿Estaría él ahí dentro? ¿Les habría hablado de ella? La pelirroja suspiró y procuró darse los suficientes ánimos como para levantar la mano y tocar el timbre, mismo que sonó con un tono suave y elegante. Apretó con fuerza el paquete que traía entre sus manos, Haruka había sido lo suficientemente claro sobre dárselo a sus padres junto con su mensaje. ¿Qué habría en él? Se lo había entregado ese mismo día a la hora en que acostumbraban entrenar, y esa mañana el joven se comportó igual que siempre, sin ninguna alteración. El paquete, pequeño y bien envuelto había reposado en su mochila desde hacía horas y no había tenido el valor de darle un vistazo al interior, no iba a ser una fisgona y mucho menos con algo tan importante. Sus pensamientos terminaron cuando una mujer abrió la puerta de la casa.

—Hola. ¿Se te ofrece algo?

La madre de Haruka, suponía. Se parecían tanto… ¡Era bellísima! Con la diferencia de que su semblante lucía un tanto más relajado que el de su querido sempai. Se había quedado con la boca entreabierta hasta que la señora alzó una ceja, confusa ante su silencio.

—Y-yo… ¡B-buen día! Mi nombre es Gou Matsuoka—dijo, sin tener en cuenta el detalle de su nombre —, soy… Soy amiga de Haru.

El rostro de la mujer cambió repentinamente. Primero elevó un poco las cejas como si la hubiese tomado por sorpresa y después las frunció, como si dudase de las palabras de la pelirroja. Sin embargo, se repuso segundos después.

—O-oh, ya veo. Adelante, pasa, por favor —la invitó, y Gou no dudó en aceptar su ofrecimiento — ¿Gustas algo de beber?

La pelirroja negó cortésmente. El interior de la casa era tan fascinante como el exterior. Gou procuraba mirar disimuladamente los marcos que colgaban en las paredes o en las mesitas. Había una figura de delfín bastante detallada en una de ellas, y no pudo evitar sonreír un poco al pensar en que, quizá, Haruka la había colocado allí. Tomó asiento en el lugar donde le indicó la señora, frente a ella y con una pequeña mesa separándolas. La madre de Haruka la miró con curiosidad.

—Así que… eras amiga de mi hijo —empezó a decir, con las manos entrelazadas sobre su regazo, moviendo los dedos como si estuviese incómoda. Gou asintió, sin notar el tiempo pasado de la frase.

— ¡Sí! Él y yo nos conocimos en… En la piscina pública —respondió, un tanto abochornada —, me estuvo apoyando bastante en mi entrenamiento…Sin él, jamás hubiese aprendido a nadar.

La señora Nanase sonrió.

—La natación era su deporte favorito.

Gou sonrió de igual modo ante el recuerdo de Haruka. ¿Estaría en su habitación, o en algún curso? ¿O tal vez llegaría de improviso y se la encontraría ahí sentada, hablando con su madre?

"Quiero presentarte a Kou… Mi novia"

Tragó saliva, procurando salir cuanto antes del maravilloso mundo de fantasía que acostumbraba visitar más de la cuenta. La madre de Haruka ladeó la cabeza, el mismo gesto que el otro hacía cuando se encontraba confundido.

—É-el me pidió que le entregara esto —la pelirroja le tendió el paquete que había apretado contra sí durante toda la conversación —, dijo que usted y su esposo estarían felices de recibirlo, que es algo que han estado buscando durante mucho tiempo… O algo así.

La señora empezó a desenvolver el paquete con sumo cuidado.

—Me dijo que les agradece por todo el tiempo que pasaron junto a él cuando estuvo hospitalizado. Que son unos padres maravillosos y que necesitaba entregarles esto…

Un gritito de sorpresa impidió que siguiese hablando. La madre de Haruka observaba con una mezcla de terror y sorpresa lo que se encontraba en el interior del paquete: Un listón rojo donde colgaba algo parecido a una moneda… ¡Una medalla! Así que era eso. Haruka quería entregarles a sus padres una medalla ganada seguramente en algún torneo, aunque seguía sin comprender por qué la necesitaba a ella de intermediaria, sobre todo con las escuetas explicaciones que le dio.

—Pero, cómo… ¿cómo fue que obtuviste esto? —preguntó. El semblante de la señora había cambiado. La miraba fijamente, casi en shock. Gou estaba anonadada, sin saber qué hacer o decir.

—Yo… Ya se lo dije, él me lo entregó.

— ¿Desde hace cuánto conoces a mi hijo?

—O-oh, pues aproximadamente desde hace un par de meses, cuando yo estaba intentando nadar y él llegó a entrenar…

— ¿Dos meses? Pero… Pero eso es imposible…

—No la entiendo. ¿Qué tiene de imposible que sempai y yo?...

— ¡Mi hijo murió hace cinco años!

Gou guardó silencio mientras sentía como una gota de sudor se deslizaba por su sien. Muerto desde hacía cinco años… Eso quería decir que él…

"Yo no soy como las demás personas"

No, no podía ser. Haruka, su Haruka, no podía estar muerto. No después de estar juntos durante todo ese tiempo, de tocar la firmeza de sus músculos, de verse a sí misma reflejada en sus ojos.

"No quiero decepcionarte… No a ti"

¡Y ella que pensaba que por decepción se refería a algo más mundano!

—Tengo… tengo que irme —atinó a decir mientras se incorporaba de su asiento y salía lo más rápido que podía de la casa, dejando a la señora Nanase abrazada al objeto, hipando. Cerró la puerta tras de sí y empezó a caminar, pasos lentos que fueron subiendo de nivel hasta convertirse en una carrera frenética para llegar al lugar donde todo comenzó.

No saludó al vigilante, un par de chicas con toallas en la cabeza se le quedaron mirando y la puerta de acceso a la piscina donde tantas veces entrenaron estaba abierta de par en par, debido a la hora. Un grupo de estudiantes se encontraba practicando en el otro extremo y unos niños chapoteaban siendo vigilados por su madre. Gou jadeaba del esfuerzo de correr y perlas de sudor le escurrían por la frente, sin contar con que su corazón bombeaba más fuerte que nunca.

Alzó la vista con la esperanza de encontrarse con Haruka, y por más que lo buscó en el rostro de los estudiantes e incluso de los niños, no lo encontró. Cerró los parpados con fuerza y su cuerpo fue sacudido por temblores, por lo que se abrazó a sí misma para no caer. Sin embargo, permitió que las lágrimas que se agolpaban en sus ojos desde que entendió lo que había ocurrido, corrieran libremente por sus mejillas.

"Kou… Me hubiese gustado tanto conocerte antes…"

—No, sempai—farfulló —.Nos conocimos a tiempo. Nos conocimos justo a tiempo…

Porque después de todo no importaba que Haruka hubiese estado muerto desde el principio, importaba que lo había amado y que había podido ayudarlo cuando él la necesitaba. Y que, tarde o temprano, volverían a encontrarse.


Y al final eso de "lo publicaré a más tardar equis día" resultó más falso que un billete de dos dólares. En fin, no quiero justificarme, no actualicé tanto porque me dediqué a flojear todo diciembre y buena parte de enero, como que no me sentía con los ánimos necesarios para terminarlo. ¿Cómo decirlo? De repente me dan mis ataques de depresión (no encuentro otra palabra para definirlo) y entre éstos, el trabajo, la escuela y mi familia, absorben toda la poca inspiración que tengo. Espero que en estos días todo mejore (o empeore, ya ni sé. Con esta suerte tan horrible que me cargo...) y vuelva a publicar habitualmente. Tengo un par de historias de Free! sin terminar, espero seguirlas, ya que son de un capítulo nada más. Es gracioso, porque este fanfic según yo lo publicaría en noviembre por la temática (por cierto, mi reconocimiento a Darkzuryan que comentó que a su parecer Haruka era un espíritu. Como ves, acertaste), pero bueno... Ya no confío en mis cálculos (?). ¡En fin! espero que les haya gustado a pesar de la tardanza y el desenlace. Es similar a otra que escribí anteriormente, si me stalkean sabrán de cuál hablo (?). Me da algo de pena haberla terminado así, pero prometo volver con algún HaruGou bonito en un futuro. ¡Muchas gracias por sus reviews! espero que este nuevo año pinte maravillosamente para ustedes.