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PRÓLOGO


MNESIST | 16 de Setiembre de 2084

"Sterkis, el infierno que una vez supo ser paraíso"

Me acordaba: 173.987

Me había olvidado: 34.754


La ciudad flotante de Sterkis, no era nada más y nada menos que una super estructura naval construida con fines bélicos a mediados del año 2041. Por alguna razón, el barco pasó de ser un arma a la que la gente temía a un lugar de salvación, casi un santuario.

Si bien la furia de la naturaleza ya había hecho su aparición mucho antes que las batallas, grupos de sobrevivientes de las tierras nórdicas encontraron en Sterkis años después, el lugar adecuado donde fundar su hogar.

Sterkis se mantuvo siempre en las alborotadas aguas del norte europeo sin tocar tierra por más de treinta años, abasteciéndose a sí mismo con un refinado equipo de energía solar que había sido implantado con el propósito de que las guerras duraran mucho más que aquellos siete años que parecieron eternos. La neo-agronomía y los alimentos sintéticos sirvieron a su vez para alimentar a los ciudadanos refugiados y junto con el agua caliente que brindaba el barco, aquellas miles de personas se convencieron de que no necesitaban nada más.

Allí fuera, en tierra firme, los prójimos pasaban hambre, frío y morían como perros en esquinas húmedas de ciudades destruidas y gobernadas por nuevos órdenes que juraban paz y tranquilidad para así llenarse de poder.

Todo indicaba que Sterkis era el Hedén de los nuevos tiempos que corrían, lejano e inalcanzable para aquellos que aún poblaban las ciudades. Un tesoro que sus habitantes no se querían dar el lujo de compartir olvidando que ellos alguna vez, también huyeron de sus desgracias y ocuparon a razón de sangre una hiperestructura que no estaba hecha para soportar el peso de ser una salvación.

En enero del año 2079, Sterkis dejó claro a sus "ciudadanos" cuál era la finalidad para el que había sido construido, y se detuvo. Los paneles solares dejaron de funcionar y los productos congelados en los grandes almacenes comenzaron a pudrirse. Todo indicaba que el motor central de la nave se había saturado y no volvería a encenderse.

Los "sterkizens" —como se hacían llamar sus habitantes— comenzaron a ser víctimas de un sueño que se transformaba en pesadilla: aquella sociedad elitista que se había engendrado en el interior del barco, comenzaba a transformarse en un "cazar o ser cazado" inminente y lo de más, no hace falta decirlo...

Canibalismo, asesinatos a sangre fría por una simple cobija, pequeños grupos llevados adelante por líderes dementes, violaciones y esclavitud. Sterkis estaba la deriva.

Muchos de sus ciudadanos no soportaron la presión y se lanzaron al extenso y congelado mar báltico en donde Sterkis se había quedado varado. Otros, por su parte, decidieron enfrentar el presente y utilizar la tecnología incorporada de su SENSEN para olvidar aquellas cosas que sabían les impedirían continuar sobreviviendo.

Poco más se sabe de Sterkis y sus pobladores, pero una cosa es cierta: si aún quedan unos pocos locos luchando por existir en aquel navío es gracias a la capacidad que ha brindado Charles Cartier-Wells de olvidar, o al menos almacenar, todo aquello que nos perjudicaría como humanos.