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Aquí y Allá, Inseparables
Colección de drabbles y viñetas Iwaizumi x Oikawa
Disclaimer: personajes no son míos
XXV. Postales
Summary: En pocas palabras, mucho
Señor increíblemente estúpido y dramático:
Cada tanto tiempo llamo a casa para escuchar los mensajes en mi grabadora. Nunca encuentro mucho, la mayor parte son mensajes de mi abogado. Mi madre también me deja mensajes cada tanto. En uno de los últimos que me dejó, me decía que la habías llamado a casa, completamente ebrio, para dejarme un mensaje de esos que solo sabes dejar tú: quejoso y lloroso.
Bien, ¿qué te sucede?
Te dije mil veces que me ausentaría por seis meses, por una oportunidad que se me dio en extranjero. ¿Alguna vez me escuchaste? Le recriminas mi ausencia a mi madre, pero al parecer el único ausente eres tú mismo. Da igual, no estoy enojado. Asumo que nunca creíste que tomaría este viaje. Yo tampoco lo hubiese creído de mí mismo.
Si te escribo, es porque he decidido extender mi estadía por otros seis meses más. No te ofendas, es solo que no podría volver ahora. Estoy descubriendo nuevas facetas de mí, y es importante que continúe en este proceso.
Parecerá increíble, pero ya no uso teléfono, apenas. Si por alguna razón necesitas comunicarte conmigo, no vuelvas a llamar a mamá. En cambio, siempre puedes responderme con otra postal.
Iwaizumi H.
.*.*.*.
Iwa-chan que te odio tanto:
¿Por qué estás viviendo en Guan? ¿No que lo odiábamos? Esta es una postal del Ajinomoto, que no es nada cool, pero la tienda del gimnasio es lo que tengo más a mano.
Me recuerdo que me decías que te irías al extranjero, pero pensé que era uno de esos sueños fantasmas, no creí que hablaras en serio. Como cuando decíamos que seríamos astronautas. O cuando…, bien, cualquier cosa. Además, estábamos ebrios. Makki también estaba allí. Los tres estábamos pasados.
Quizá sea un señor estúpido y dramático, pero no puedo evitar preocuparme. ¿Estás bien? ¿Por qué lo hiciste? Digo irte. Entiendo que se trata de un viaje espiritual… ¿Volverás a Japón convertido en un bonzo? Maldición, Iwa-chan cómo puedes ser alguien tan desconocido para mí si nos venimos conociendo desde hace tantos años.
No es justo que mi letra sea más grande que la tuya. No cabe nada dentro de una postal.
No vuelvas convertido en un bonzo, a ti no te sentaría nada bien la cabeza rapada.
Y cuéntame más sobre ti. Dame algún spoiler de tu vida allá en la isla. No seas tan egoísta.
Lo que sea… te quiero.
Oikawa.
.*.*.*.
Idiotakawa:
No puedo explicarte toda una vida en una postal, pero nos volveremos a ver y te invitaré a un ramen o un sushi, y te lo contaré todo porque te lo mereces. Siempre me decías: «no te lo guardes todo», y yo nunca te hacía caso. No por testadurez. No era capaz de darme cuenta que tenía algo guardado dentro mío.
No sé si alguna vez te enteraste de esto: cuando éramos menores, algunos de nuestros compañeros me llegaron a preguntar por qué me esforzaba por mantenerme a tu sombra. Incluso Matsukawa me lo dijo, y yo le partí la nariz… Nunca sentí que nuestra relación fuese de aquel modo, pero es cierto que me preocupaba mucho por ti, quizá demasiado, y si brillabas por tu propia cuenta, me sentía un poco más liberado. Cuando te fuiste a estudiar a la capital, nunca te lo dije, me dejaste desamparado.
Mi madre encontró un buen novio, y hasta se casó. Tú también lo estabas haciendo muy bien por tu propia cuenta. Una especie de vacío se apoderó de mí. Comencé a relacionarme con gente que, de alguna manera, necesitara de mi ayuda. Una persona con una herida enterrada en su corazón, no puede ponerse a reparar vidas ajenas sin que le pase factura más adelante, y en algún momento, me di cuenta que me iba a la cama deseando no amanecer a la mañana siguiente.
Me habría gustado decirte todo aquello. La verdad, es que apenas era capaz de mirarme al espejo.
Quizá por ello elegí, de todos los lugares, venirme a Guan.
¿Te gusta esta postal? Los paisajes aquí son muy bonitos. Estoy tan bronceado que mis dientes parecen brillar. No sé por qué te escribo esto…
En fin, perdóname.
Iwaizumi H.
.*.*.*.
Hajime:
Me gustaría empezar por partirte la cara.
Es tan injusto que nunca me dejes ayudarte y decidas resolver todo por tu propia cuenta. Esta otra postal es de Nara. No estoy allá, por cierto. Un tipo del equipo de voleibol viajó a ver a su familia que es de Nara y le encargué la postal.
Eres mi mejor amigo, ¿lo sabías? Eres tan idiota, Hajime, de verdad. Me obligas a llamarte por tu nombre, y sabes que ese no es mi estilo. Lo he hablado con Makki, con Mattsun, a todos les ha tomado por sorpresa que estés en Guan. «¡En Guan!» gritó Makki muy asombrado, y ya sabes que Makki apenas se asombra.
Sí, puede ser que nos hayas dicho que te irías, pero nunca fue tu intensión que te tomáramos en serio. Estoy molesto porque precisamente no puedo estarlo. No puedo enojarme contigo, y me siento impotente de que no me dejes ser la clase de amigo que tu siempre has sido conmigo.
¿Por qué nunca te das cuentas de que eres una persona valiosa?
Cuando toque a tu puerta, no me dejes afuera.
Déjame darte un abrazo a tu regreso. Me dejarías, ¿cierto?
Un abrazo, Oikawa.
PD. Y dame spoilers de Guan, necesito saber más de tu vida. Te extraño. Otro abrazo.
.*.*.*.
Tooru:
Maldito fastidioso, me haces reír y llorar siempre con tus bobadas.
A ver, algunos spoilers: estoy trabajando en un hotel. Cargo equipaje y estaciono vehículos de un lado a otro. Pero antes de eso estuve mucho tiempo trabajando en un astillero. Me molía la espalda todos los días y fue realmente duro. Y antes de eso pasé varios días borracho, durmiendo a orillas de la playa. Como puedes ver, las cosas me han ido mejor.
¿Te acuerdas de la bruja que nos leyó las manos en Guan? Ella me encontró un día que estaba botado en la cama. Me llevó a su casa, y empezó mi curación. Es una mujer muy mística que cree en el destino y esas cosas.
Yo no sé todavía si me gusta la idea de un destino. Ella cuando observa al cielo ve un camino trazado. Yo cuando miro al cielo, siempre me acuerdo de ti. Y me pregunto: ¿eso también es el destino?
Quiero abrirte la puerta. Por supuesto que quiero abrirte la puerta.
Solo espérame un poco más, ¿lo harías?
Iwaizumi H.
.*.*.*.
Iwa-chaaaaaaaaan:
Mira, es el castillo de Sendai. Tampoco he regresado a Miyagi, por cierto; mi hermana vino a la capital hace algunos días y le pedí el favor. Hablamos largo, incluso me preguntó por ti. ¿Sabes qué le dije? Le dije que mi mejor amigo Iwa-chan se había buscado la vida en una isla perdida. Le dije que tenía el bronceado más increíble. Le dije que me enviaba postales siempre que podía, de paisajes tropicales exquisitos. Le dije que sería el padrino de mis hijos, apenas los tuviera. Porque si voy a tener hijos, me gustaría que estuvieras en la vida de ellos, aunque de momento es un futuro que me esquiva.
Bien, ya sabes que a mí las relaciones me duran un chasquido. Y que, por desgracia, la única relación larga y duradera, la que aún ni el tiempo ni la distancia han vencido, es la que tengo contigo.
Quiero que descubras quién eres. Lo quiero de verdad. Es por ello que me esmero en no correr a comprar una postal para responderte cada vez que recibo una tuya, y dejo pasar unas cuantas semanas antes de responderte. Y mira que he querido responderte apenas leí que te reencontraste con esa bruja. ¡Esa bruja maldita!
Pero las estrellas de ellas te recuerdan a mí. Y yo, cada vez que le pregunto al universo por qué me ha tocado por mejor amigo a un cabezadura como tú, el universo me responde que no ha sido así para nada, que todo fue un error. Que no había nada planeado para nosotros, pero que fuimos más fuerte que los designios de los astros (porque sí que somos más fuertes), y ellos no pudieron hacer nada por controlarnos.
Me duele que hayas tenido que irte a un lugar como Guan. Siempre me dolerá no poder ayudarte. Pero tú eres como eres. Raro, rarísimo. Pese a todo, yo siempre te estaré apoyando.
Oikawa, tu amigo.
.*.*.*.
Oikawa, mi amigo.
Gracias, por todo.
Por aguantar mi silencio.
Por darme mi espacio.
Por otorgarme el honor de ser el padrino de tus inexistentes hijos.
Estoy preparado para volver.
Quizá me notarás un poco distinto. Pienso que es un distinto bueno.
Mira esta postal, un atardecer. A un cierre le sigue un nuevo inicio. No puedo ponerme más poético porque no forma parte de mis habilidades, pero sé que entiendes mi mensaje.
Si no es complicación para ti, ven a buscarme al aeropuerto, ¿podrás? Necesito que me des alojamiento un par de días, quizá.
El primero de abril. Debería arribar cerca de las diez de la noche.
Hajime.
Notas: Dedicado a quienes escriben postales, a los que huyen y a los que esperan —Japiera
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