Disclaimer: Los personajes son exclusivos de Kishimoto, pero los tome prestado para hacer esta historia n.n
N/A: No tengo mucho que decir, pero eso sí: A favor de la campaña "con voz y voto" porque agregar a favoritos y no dejar comentario es "como manosearme una teta y salir corriendo". Un review nunca esta demás si la historia te ha sacado una sonrisa (:
Personal
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Sasuke maldijo a su hermano y al dobe por decimocuarta vez en el día. ¿Qué demonios hacia él afuera de la clase de Sakura Haruno para pedirle una cita?
Todo había empezado la tarde anterior cuando le gano por quinta vez consecutiva al dobe de su amigo en el blackjack, llevándose todos los ahorros del rubio con una sonrisa llena de arrogancia. Estaban en el cuarto del Uchiha jugando en una pequeña mesa ratona con las cartas esparcías mas el dinero y dos latas de cerveza a medias.
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—¿Qué pasa, dobe? ¿No andas con suerte? —se mofo el peliazul mientras tomaba un par de billetes y fingía contarlos, solo para cabrear a su amigo.
—¡Ya veras, teme, voy a hacerte lamer el suelo! —exclamo Naruto con irritación —¡Solo tuviste suerte, eso es todo!
—Hmph, dobe.
—¡Teme!
—¿Qué estás haciendo, otouto? —ambos miraron a la puerta cuando Itachi, el hermano mayor de Sasuke, la abrió con una sonrisa. Sasuke frunció el ceño ante la presencia del sujeto, pues este siempre se las arreglaba para entrometerse en su cuarto y molestarlo.
—¡Itachi! —exclamo el rubio con emoción.
—Hey, Naruto, ¿Qué haces aquí?—pregunto el azabache adentrándose al cuarto y cerrando la puerta tras de él.
—¿Cómo entraste? La puerta tenía llave —inquirió Sasuke molesto.
—Tengo una copia —levanto la llave en alto y le mostro una sonrisa socarrona que hizo cruzar de brazos al peliazul. —¿Me dirán que están haciendo o tengo que bajar y decirle a mamá que su Sasu-chan está tomando alcohol?
El Uchiha menor solo gruño y su amigo se apresuró en contarle a Itachi sobre sus apuestas y el dinero que estaba perdiendo. Sasuke se limitó a agarrar su lata de cerveza, pero su hermano fue más rápido y la tomo antes que él sin despegar la vista de Naruto, aun prestándole atención. Sasuke entrecerró los ojos y fulmino con la mirada al azabache, sabiendo que este lo hacía solo para molestarlo.
—Y así es como el teme me está ganando, pero pronto le pateare el trasero, dattebayo.
—¿Solo están apostando dinero?
—¿Qué? ¿Quieres jugar? —pregunto Sasuke de manera tosca.
Su hermano solo sonrió con los ojos cerrados.
—Baka otouto, yo tengo una proposición más interesante que el dinero...
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Había sido un idiota por no haber echado a patadas a su hermano antes de que pudiera siquiera terminar de dar su proposición, pero si es que lo hacía en segundos tendría a su madre agarrándolo de las orejas y gritándole lo decepcionada que estaba porque su bebe ya estaba ingiriendo alcohol. ¡Tenia diecisiete años! ¡Ya era casi un hombre! Pero no, para su madre, él siempre sería su bebe, y aunque ello lo había sacado de varios problemas con su padre y le daba cierta ventaja, en otras circunstancias deseaba ser cruelmente ignorado por su progenitora.
Se maldijo en voz baja, él también había tenido mucha culpa cuando firmo ese maldito papel.
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—¿Por qué tenemos que firmar esto, ttebayo? —pregunto el rubio con curiosidad.
—Porque es un contrato. Este dice exclusivamente que las consecuencias impuestas por el ganador sobre el perdedor deben ser cumplidas. —explico el azabache, firmando el papel también.
—Hmph ¿Y tú por qué firmas?
—Porque yo soy el testigo, además de hacer oficial este contrato. Lo llevare a la justicia si alguno se atreve a dar marcha atrás.
—¿Y cómo se supone que eso sea legal?
—Olvidaste que soy estudiante de abogacía. Estas cosas se aprenden en la facultad, otouto.
—¿Escuchaste, teme? Cuando te gane desearas no haber nacido. —sonrió Naruto con sorna.
—Hmph, eso dijiste desde que empezamos a jugar, perdedor —soltó con mofa el peliazul.
—¡Teme!
—¡Dobe!
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El estruendo ruido del timbre lo hizo sobresaltar y maldijo a la maldita campana. Sasuke se sentía irritado y muy enojado, pero no entendía porque se sentía nervioso. Sabía que era pan comido su reto, era completamente estúpido que se sintiera así por esa molestia con cabello rosado y ojos jade.
Sakura salió finalmente del aula con los libros en la mano afirmándolos en su pecho mientras hablaba con la muchacha rubia y de ojos azules que siempre andaba con ella. Sasuke trago saliva y comenzó a caminar hacia ella antes que se arrepintiera.
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—21. Naruto gano.
—Imposible —mascullo Sasuke.
Al principio había estado confiado en ganarle, eran diez partidas las que debatían quien perdería y haría lo que el otro quisiese y con un contrato firmado. Pero Naruto, ese maldito dobe, le había ganado las diez veces. Diez veces había sido el ganador y se mofaba con esa sonrisa zorruna.
—Ay, teme, ¿por qué te crees que mi familia es la dueña de miles de casinos por todo el mundo? Herencia familiar —le había guiñado un ojo mientras aun mostraba esa sonrisa llena de triunfo, pero esta se borró cuando Sasuke le dio un cascarrón en la cabeza —¡¿Qué haces, ttebayo?!
—Usuratonkachi.
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—¿Sasuke-kun? —inquirió la pelirosa una vez que él estuvo enfrente de ella, sus mejillas se sonrojaron con esa mirada penetrante del peliazul sobre ella.
—Yo mejor me voy. ¡Adiós, frente! ¡Adiós, Sasuke-kun! —exclamo Ino con una gran sonrisa y caminando hacia el lado opuesto.
Sasuke solo mantenía el ceño fruncido en dirección de la rubia hasta que se desapareció. No quería que nadie mirase como cumplía su apuesta.
—Sasuke-kun... —Sakura volvió a captar su atención y él la miro, penetrándola con la mirada —¿Sucede algo?
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—¡Me niego a hacer eso!
—Es un contrato, otouto, no puedes negarte. —Itachi le dedico esa sonrisa amable, pero Sasuke sabía muy bien que él se la estaba pasando bien en grande con su desgracia.
—¡El teme le declarara su amor a Sakura-chan! —rio el Namikaze tirándose en el suelo mientras agarraba su barriga.
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—Sal conmigo el fin de semana —dijo secamente, pero aun así logro que Sakura se volviera a sonrojar con más fuerza y lo mirara incrédula.
—¿U-una ci-cita?
—Hn.
Miro a su alrededor para fijarse si no había ningún curioso observándolos o pasando por allí, al notar que el pasillo estaba vacío decidió que aquella era su oportunidad para concluir la apuesta. Tomo la cabeza de Sakura entre sus manos y con rapidez choco sus labios con los de ella, besándola algo brusco y metiendo la lengua en la boca de la muchacha sin permiso alguno. Extrañamente, la sensación de besarla le gusto, demasiado para ser cierto, por lo que volvió el beso más profundo, saboreándola con ansiedad.
Pero nada fue como lo espero.
Sakura lo empujo con fuerza y le dio un cachetazo que lo hizo ladear la cabeza hacia otro lado. Sasuke se quedó un tanto impresionado por el rechazo de su fan número uno. La fulmino con la mirada mientras ella sostenía una mano sobre sus labios y lo miraba de igual manera. ¡¿Qué le pasaba?! Desde hace años que esa pelirosa molesta le perseguía por todos lados pidiéndole una cita, entregándole absurdas cartas de amor que nunca las recibió, regalándole chocolates amargos para San Valentín (ya que ella sabía que él odiaba lo dulce) y sin fines de cosas que siempre le habían demostrado en palabras y hechos que ella estaba profundamente enamorada de él. Pero la besaba y ella lo golpeaban ¿Qué diablos tenían en la cabeza las mujeres? Oh no, mejor dicho, ¿qué tenía esa pelirosa en la cabeza para ir detrás de él y cachetearlo solo porque la beso?
—¡¿Qué crees que estás haciendo?! —le había gritado ella con las mejillas sonrojadas y alejándose unos pasos del peliazul —¡No puedes besarme como si nada solo porque me pediste una cita, idiota!
—Hmph. Exageras.
—¿¡Exagerar?! ¡Me besaste! ¡Ese era mi primer beso!
—Lo habrías tenido conmigo el fin de semana, te lo aseguro —contesto con una sonrisa burlona en el rostro, haciendo enfurecer más a la pelirosa.
—¡Uchiha estúpido!
—Deberías estar agradecida de que tu primer beso fuese conmigo. No es como si no lo hubieses esperado todos estos años.
—¡Eres un idiota arrogante! —grito ella empujándolo con fuerza haciendo que este cayera en el suelo sentado. —¡Jamás, escucha bien, Uchiha, jamás saldré contigo!
Sasuke frunció el ceño mientras observaba como ella se daba media vuelta y comenzaba a caminar con pasos firmes y rápidos lejos de él. Esa molestia siempre le estaba ocasionando dolores de cabeza, encima de todo se había osado a levantarle la mano, pero ya vería como hacerle pagar por su atrevimiento.
—Esto ya no es una apuesta, molestia, esto es personal —una sonrisa maliciosa se cruzó por su rostro. Estaba dispuesto a hacer lo que fuese para que Sakura Haruno aceptara una cita.
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