Capítulo XV

Epilogo: Cambio de página

"Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita esposa"

- ¡Hasta cuando tomaras la vida en serio, Sasuke! –reclamaba una mujer rubia entrada en edad. Sentada en la mesa del comedor – no puedes seguir con esta vida de casanova con esas mujeres que más parecen muñecas de colección.

- Abuela, por enésima vez, deja de meterte en mi vida sentimental. –le reprochaba un joven de cabellos negros. – escucha, es una reunión de negocios con Nagato, tú lo conoces muy bien.

- Y conozco también a su hermana, sé que ella también estará allí.

- Bueno, ¿no es eso lo que quieres? que me relacione con mujeres.

- Pero no con mujeres como Karin, mira, esa muchacha puede ser muy bonita, pero le falta lo más importante, bondad en el alma. Hijo, quiero verte con una mujer que te amé de verdad por lo que eres, una muchacha noble, de buenos sentimientos, las mujeres con las que te relacionas fueron criadas para darle importancia a los bienes materiales y esa no es la principal prioridad en la vida. Una muchacha hermosa, no sólo por fuera sino también por dentro. Con un alma pura…

- Tú lo que describes es a la mujer perfecta, -le cortó Sasuke - y escucha bien lo que diré abuela. La mujer perfecta no existe. Tarde o temprano, te traicionan. Así que porque esforzarse en buscar algo que no existe –Aventó la servilleta que tenía en su mano y se levantó con brusquedad – y ahora si me disculpas, tengo que asistir a esa reunión llena de arpías como tú las llamas.

Abandono la habitación tan pronto como pronuncio esas palabras.

- Sasuke, no hemos terminado de hablar… ¡Sasuke! –lo llamaba a gritos su abuela.

- Señora, no se exalte, recuerde, su salud –trataba de tranquilizar a la anciana una mujer de cabellos negros.

- Tú sabes muy bien que no puedo estar tranquila viendo cómo se comporta mi nieto, Shizune –respondió Tsunade, mirando a la mujer que estaba a su lado. – mi mayor anhelo es verlo feliz, y sé que no lo es. Y lo que piensa de las mujeres me aflige.

- Usted sabe muy bien porque dice esas cosas. Él aun no supera lo de esa mujer –respondió Shizune, colocando una mano en su hombro.

Tsunade suspiró.

- Tenemos que hacer algo al respecto. Piensa Shizune ¿Cómo podemos encontrar una buena mujer para mi nieto?

- No lo sé, señora. Pero lo que deberíamos encontrar primero es una nueva dama de compañía para usted. Recuerde que necesita a alguien que esté al pendiente de usted.

- Shizune, sabes que no me gusta estar rodeada de mujeres amargadas que me tratan como una anciana senil. Es más, hasta yo tengo más vida que todas ellas juntas –protestó Tsunade.

- Eso es porque siempre termina discutiendo con todas sus damas de compañía –le sonrió con cariño. – pero en parte tiene razón, esas señoras mayores son algo intimidantes de tan profesionales que dicen ser. La última daba miedo sólo con verla. Nunca sonreía. Tal vez una más joven…

- ¡Eso es! – La interrumpió la anciana, mientras sonreía con malicia - Ya sé cómo solucionaremos dos problemas de una sola vez.

- Señora… ¿Qué planea?

- Shizune, sólo te digo que en este momento, me alegro de mis malestares.

~•~

Sasuke no pudo concentrarse realmente en la reunión que tenía con los inversionistas a causa de las palabras de su abuela y eso lo enfurecía.

Amaba a su abuela con toda su alma, era la persona más importante para él, pero odiaba, realmente odiaba esa manía suya de querer manejar su vida diciendo que debía encontrar una buena mujer pronto. ¿Aún no entendía que involucrarse con una mujer era lo último que quería? Su abuela era una santa, de esas mujeres que desde hace mucho dejaron de existir. Los tiempos cambiaron, ahora la realidad era otra, las mujeres honestas y buenas se extinguieron de la faz de la tierra. Había mucha variedad para escoger, las había bonitas, hermosas, exuberantes, exóticas, las agraciadas y las que no tanto, pero todas eran iguales, todas eran peligrosas, una vez que le entregabas tu corazón te lo destruían sin piedad, y las más peligrosas eran las con caritas de ángel, esas que parecían no matar una mosca. Las que aparentaban ser inocentes, sólo para embaucarte, tomar lo mejor de ti y después abandonarte a tu suerte, como le ocurrió a su primo Naruto, y como por poco le ocurre a él. Debía estar agradecido con Naruto por librarlo de ese destino, ahora era su primo el que padecía de un infortunio de amor. Después de todo, él se lo busco, debería estar feliz con la desgracia de su primo, debería. Pero no, no estaba feliz con el dolor de su casi hermano. Y eso es lo que más le molestaba, que en el fondo no podía odiar a quien no dudo en traicionarlo.

Decidió marcharse del lugar donde los mayores inversionistas del país se encontraban, gente de su mismo círculo social que se reunían para auto-alabarse por sus hazañas y sus incrementos monetarios en la bolsa de valores. Aunque su abuela lo dudara, realmente no disfrutaba de esos encuentros, ni mucho menos le gustaba estar con gente que sólo le sonreía por su dinero. Pero alguien tenía que hacer esos trabajos, era su herencia, y como Naruto nunca le tomo importancia a esos deberes, la responsabilidad caía sobre él.

Al llegar a casa esa noche, se encontró con su abuela esperándolo en el salón, le sorprendió encontrarla a esas horas de la noche, eso sólo significaba algo, la charla pendiente continuaría.

- Abuela, ¿Qué haces despierta hasta esta hora? –le pregunto de manera cansina mientras se acercaba hacia ella.

- Necesito hablar contigo, querido.

- Si es para seguir con ese tema desde ya te digo que…

- No, no Sasuke, no es por eso. Pero si te quiero pedir un favor. –le sonrió su abuela.

Aquello lo hizo recelar, ¿Qué se traía su abuela entre manos esta vez? Si no era para seguir con su tema favorito, entonces ¿por qué sonreía de esa manera?

- Te escucho. –dijo tomando asiento.

- Necesito una nueva dama de compañías, sé que lo dije la última vez, pero la pobre Shizune no se da abasto con toda la responsabilidad de la casa y encima tener que cuidarme, ya sabes que necesito de cuidados especiales.

- Muy bien, -cualquier cosa era mejor que escuchar que debía conseguir esposa, -mañana mismo llamaremos a la agencia y pediremos que Karui regrese.

- No, Karui no, no quiero a esa vieja amargada cuidándome de nuevo.

- ¿Entonces que propones?

- Quiero a alguien joven, que tenga energías y ganas de trabajar conmigo, que tenga paciencia, pero sobre todo, que sepa sonreír.

- Abuela, sabes que en la agencia, no hay mujeres jóvenes.

Tsunade tomo las manos de su nieto y sonrió con complicidad. – Aquí es donde entra el favor que te pido, quiero que pongas un anuncio en el diario para contratar a mi dama de compañía, que pongas ciertos requisitos, como por ejemplo, que sea educada, amable, que tenga conocimientos en cuidado de personas mayores, que tenga buena presencia, una linda sonrisa, y sobre todo, que no pase de los 30 años.

Aquello ya parecía tener segundas intenciones, Sasuke no era tonto, conocía a su abuela, sabía que algo tramaba, y más o menos sospechaba hacia donde se dirigían sus planes.

¿Qué más da? No es como si lo que planeas fuera a funcionar conmigo, abuela. Se dijo mentalmente.

- De acuerdo, mañana escribiremos la solicitud para tu nueva compañera, abuela.

~•~

Shizune entraba a la mansión cargada de cartas y folders.

- ¡Señora, El correo! –dijo al entrar a la instancia.

- ¡Tráelo, Shizune, Deprisa! – Tsunade la llamaba desde la sala.

- Es increíble la cantidad de mujeres que respondieron a la solicitud. –comento al dejar los papeles en la mesa. – el señor tendrá mucho que revisar cuando regrese.

- Él no necesita leer todo esto, para eso estamos nosotras.

- ¿Nosotras?

- Sí, Shizune, nosotras, si dejamos que Sasuke elija, al diablo con el plan.

- Señora, no me parece… -opinó muy avergonzada.

- ¿Sabes la cantidad de mentiras que estas personas escriben sobre si mismas? Todas se alabaran diciendo que son las mejores calificadas y que son perfectas para el puesto, pero eso no es lo que realmente buscamos, por eso, uno de los requisitos era, una foto y la referencia de tercera persona. Nos basaremos en eso. Ahora, ayúdame ahora que tenemos tiempo, Sasuke no regresara en todo el día, debemos aprovechar.

Entre las dos damas comenzaron a abrir cada sobre y leer cada carta, como Tsunade pronostico, en cada curriculum las mujeres se definían como profesionales, fue fácil hasta para Shizune reconocer las mentiras y la cantidad de virtudes que decían poseer. Y como un intento por demostrar profesionalismo las fotografías mostraban mujeres serias, ninguna sonreía.

- ¿Alguna candidata? –pregunto la ama de llaves después de unas horas.

- Ninguna, creo que esta vez no tendremos suerte.

- Quedan estas dos que vienen juntas –dijo mientras abría un gran sobre marrón, - Esta la escribe una tal Kurenai Yuhi y esta una tal Sakura Haruno.

- ¿Las dos juntas? Pero si la recomendación tenía que venir en la misma solicitud. Déjame leer esas cartas.

La pelinegra le paso el gran sobre, Tsunade leyó las cartas con sumo interés – ¿y las fotos?

- Aquí tiene –respondió mientras le pasaba un sobre más pequeño, Tsunade lo abrió y de él salieron varias fotografías en las que se veía a una muchacha joven y sonriente, de aproximadamente unos 23 años, cabellos largos y de color rosa y unos alegres y brillantes ojos verdes.

- Es realmente muy linda. –comento Shizune.

- Amiga mía –dijo Tsunade con una gran sonrisa en el rostro mientras dejaba de leer una de las cartas – creo que encontramos a la indicada.

~•~

Sasuke se cuestionaba sobre la escena que estaba presenciando. En el salón, junto a la chimenea estaban su abuela y su ama de llaves con una gran pila de sobres arrojándolas al fuego, actuaban con tanto secretismo que parecían dos mujeres pertenecientes a una organización sereta.

Ninguna habían notado su presencia, eso era lo que mejor se le daba a él, podía entrar a cualquier parte sin ser notado. Eso le daba ventajas de saber lo que la gente planeaba a su alrededor. Y ahora estaba más que claro que su abuela tramaba algo.

Lo dejaría pasar esta vez, aún tenía asuntos pendientes en su despacho por resolver, así que dejaría a su abuela y sus confabulaciones para otro día. Dándose la vuelta, salió del lugar y se dirigió a su despacho.

Estaba sumergido leyendo un contrato cuando su abuela entro.

- Sasuke, ya estás aquí, no te sentí llegar.

- Debías estar muy ocupada en lo que sea que estuvieras haciendo.

- Bueno, estaba resolviendo algunas cosas con Shizune, pero eso no es lo que quería decirte. Te tengo buenas noticias –dijo mientras sacaba un sobre que tenía bajo el brazo –alguien respondió al anuncio.

- ¿Sólo una persona? –Levantó la ceja con incredulidad –me parece extraño que nadie más respondiese, ya que la paga que se ofrecía era muy buena.

- Bueno, tal vez es porque las jóvenes de ahora tienen otros… intereses. La paga es lo de menos en este caso. –Agito la mano para restarle importancia -Te dejo para que lo leas con calma, yo me iré a la cama. Buenas noches cariño.

Vio cómo su abuela abandonaba el lugar con una sonrisa en el rostro. Realmente debía de reconocer su facilidad para buscar cómo salirse con las suyas. Pues estaba, aunque en contra de su voluntad, interesado en la mujer elegida por su abuela.

Abrió el sobre, vio que había dos cartas dirigidas a él, extrañado porque hubieran dos, abrió una de ellas para leer el contenido, estaba escrita por una tal Kurenai Yuhi.

Distinguido señor Uchiha:

He leído su anuncio en el periódico, aquel en el que solicita el cargo de dama de compañía para su abuela, le escribo esta carta para solicitarle el empleo, no para mí, sino para mi sobrina, quien está buscando una nueva fuente de trabajo. Nosotras vivimos bastante lejos de Konoha, pero eso no sería un obstáculo, mi sobrina realmente quiere el puesto, así que no habrá inconveniente en que se fuese a vivir con ustedes. Le prometo que mejor joven no podría encontrar, no es por alabar a mi propia sobrina, pero es una muchacha tranquila, dulce y gentil, sabe desenvolverse, le gusta ayudar a los demás, y siempre tiene una sonrisa que regalar, posee un gran corazón, es una niña realmente especial. A trabajado conmigo en mi florería durante tanto tiempo, conoce del trato con las personas además tiene buena voluntad en trabajar para su familia, le aseguro que no le causara ningún problema, más por el contrario, quedara satisfecho si la elige.

Esperando que tome en consideración mi pedido se despide muy cordialmente,

Kurenai Yuhi.

Con certeza esta mujer esperaba que la muchacha fuese la elegida, no por nada gastaría tantos halagos en pro de su sobrina. Tantas virtudes en una persona, definitivamente debían ser exageraciones.

Dejo la carta de la señora a un lado y tomo la de la solicitante. El sobre indicaba que iba de parte de Sakura Haruno.

Estimado señor Uchiha,

En el momento en que este leyendo esta carta, tal vez ya haya leído muchas otras solicitando el puesto. O incluso, tenga en mente a la elegida. Es de conocimiento de muchos que su familia goza de prestigio y que una oportunidad de trabajar para su familia es algo que se da muy pocas veces.

¡Oh claro! La posición familiar, al menos era honesta y dejaba en claro que era eso lo que le interesaba.

Sin embargo, lo que me motiva a solicitar el empleo, no es la ventaja que representa trabajar para usted.

¿A no? Eso sí que era algo nuevo.

Mis padres fallecieron hace mucho, dejándonos a mi hermana y a mí al cuidado de nuestra tía, desde pequeñas hemos estado atendiendo el negocio que es propiedad de ella, la verdad es que, de no ser por mi tía, no sabría decir que hubiera sido de nosotras. Y alejarme de ella, es lo que menos me gustaría.

Si no le gustaría entonces, ¿por qué pierde su tiempo en escribir y le hace perder el suyo con sus demandas? Hm, molesta.

Pero, desde un tiempo hasta ahora, han pasado una serie de eventos que me han hecho ver, que debo buscar otro ambiente, uno donde mi familia no se vea afectada.

¿Qué su familia no se vea afectada? ¿Que era ella? ¿Una buscada por la ley? Si era así, tal vez no convenía tomarla en cuenta. No quería tener problemas con la justicia.

No, no son problemas judiciales ni de tal índole la que me obligan a alejarme de mi familia, son problemas personales, como todo el mundo los tiene.

Interesante, parecía que en lugar de estar leyendo una carta, mantenía una conversación. Que extraño.

Por tal motivo, fue como una señal cuando vi su anuncio en el periódico, donde solicitaba una dama de compañía para su abuela.

Y aquí venia, la parte en la que detallaba que contaba con toda la capacidad para el cargo.

Como mencione antes, tal vez muchas ya hayan solicitado el cargo, y no ignoro que hay personas muy preparadas para el puesto, no tengo los conocimientos de trabajar para una familia adinerada, carezco de fortuna por tanto no tengo estudios superiores o especializados ni tampoco he tomado cursos de etiqueta que me digan cómo debo actuar, soy muy joven y por tanto la ignorancia es una de mis compañeras, sólo cuento con mi disposición de trabajar, y aunque sé, que muchas veces la buena voluntad no es suficiente, es todo lo que tengo por ofrecer, más mi palabra de que daré mi mejor esfuerzo.

Esperando con ansias su respuesta,

Sakura Haruno.

Bien, decir que una carta así lo había dejado anonadado era decir poco. Se esperaba una muchacha ambiciosa y con ínfulas de mujer preparada. Pero no, ante él estaba la carta de una muchachita que decía no ser apta para el cargo pero aun así lo intentaba.

Primera vez, que se encontraba con alguien así, alguien que en lugar de decir lo mucho que tenía, recalcaba lo que no tenía.

Ansioso por ver quién era ella, busco en el sobre por las fotografías para tener una imagen de quien pudiera ser tal mujer.

Ante sus ojos se encontraban varias imágenes en la que le mostraban una joven que sonreía a la cámara en cada toma, una muchacha de contextura delgada, tez blanca y delicada como la porcelana, cabellos rosados y lacio, y unos… unos ojos…

Esos ojos…

Era como ver dos gemas, grandes y brillantes de un color verde único, pero a la vez misteriosos, era como ver a través de ella, se veía la felicidad en su interior, felicidad al verse, en una foto, abrazada a una muchacha rubia muy parecida a ella, en otra en un día de campos con sus amigos, en otra con su tía en lo que parecía ser un campo de flores. Habían otras en los que se la veía de lejos, mirando con aire pensante a la lejanía, toda ella era un misterio, en una fotografía se la veía tan feliz, y en otra se la veía tan distante, como si buscara algo con la mirada al cielo. Como preguntándole algo con la mirada.

En ese momento, todo lo que quiso era tenerla al frente y mirar esos ojos para así poder descubrir esos secretos.

Y la tendría, ella estaría en la isla con ellos, delante suyo y sería lo más rápido posible.

De eso se encargaría él mismo.

Y con este plan en mente, metió la carta y todas las fotografías en su cajón privado.

~•~

- ¿Hoy es el día?

- Sí, Sasuke, hoy es el día, ¿cómo pudiste haberlo olvidado? –le miró su abuela con el ceño fruncido. - La muchacha llega dentro de poco. Tendrás que recibirla tú personalmente para decirle cuáles serán sus deberes y obligaciones, pero, por favor, no asustes a la muchacha en su primer día, ni te afanes en dar una impresión de dictador. Se bueno con ella, se ve que es una muchachita tan dulce.

Sasuke suspiro.

- Abuela, ni soy un monstruo para dar miedo, ni tú deberías mostrarte tan complaciente con ella, creerá que está en su casa y dejara sus deberes a un lado. Sólo escúchate, ni la conoces y ya dices que es dulce. –le respondió rodando los ojos.

- Sé que lo es. ¿Es que acaso no la viste en las fotografías? –Sí que lo hizo, es más, cada noche se pasaba horas mirando esas fotografías como un obsesionado enfermo, pero eso no tenía por qué saberlo nadie -Parece un angelito.

- Abuela exageras. Es sólo una joven como las demás –dijo con aire indiferente, eso era lo que se repetía constantemente, para no olvidar que por muy interesante que le resultara la pelirrosa era mujer, y que por ende era como las demás. No debería olvidar nunca que de las mujeres, no debería fiarse.

- No es como las demás, ya lo veras –le miro con ojos cálidos –confía en tu abuela.

Ambos, abuela y nieto se encontraban cerca de la piscina, esperando la llegada de la nueva empleada, la que sería la dama de compañía de la señora de la casa. Y aunque Sasuke había fingido amnesia y decir no recordar que ese día la muchacha llegaba, por dentro estaba con tal nerviosismo ante la mujer que lo tenía obsesionado, muy en contra de su voluntad.

- Señor Sasuke, la joven acaba de llegar, lo está esperando. –dijo Shizune al llegar junto a ellos.

Él también la había estado esperando, con unas ganas por conocerla que nunca antes había tenido, pero como tenía una imagen que respetar, se tomó su tiempo para levantarse de su asiento e ir a recibirla.

- Recuerda cariño, se amable, mira que no quiero que se tenga que ir pronto. –le recordó Tsunade.

- De eso no tienes que preocuparte, abuela. –le aseguro.

Recorrió con paso lento el camino que llevaba al salón en donde la joven esperaba, pero antes tenía algo que hacer, para poder enfrentarse a esa mujer, debía saber quién era. Por eso se dirigió a su despacho en donde un sobre esperaba ser abierto.

Él no era tonto, había tomado sus precauciones al sentirse intrigado con sus palabras: han pasado una serie de eventos que me han hecho ver, que debo buscar otro ambiente, uno donde mi familia no se vea afectada.

Así que abrió el sobre que su detective privado le había mandado, y leyó toda la información recolectada sobre la joven.

Su nombre, en efecto, era Sakura Haruno, 23 años. Hija de Kizashi y Mebuki Haruno, ambos fallecidos en accidente de coche hace 17 años. Ella y su hermana Ino, dos años menor que ella, fueron criadas por la hermana de su madre, Kurenai Yuhi. Quien era floretista con un pequeño negocio a su nombre. Los estudios de Sakura eran básicos hasta la preparatoria y secundaria, a causa de recursos no había podido terminar su curso de medicina en la universidad. Sus gustos e intereses eran pocos, según el informe, pasaba la mayoría del tiempo en la florería de su tía. Viajes con su familia a distintos pueblos para recolectar nuevas especies. Su dirección, su número de identificación personal, el número de su casa.

Luego llego a la parte que más le interesaba. "Relaciones sentimentales" su estado civil la figuraba como soltera, sólo había tenido una relación seria con un hombre: Sai Yamanaka, actual esposo de su hermana…

Sasuke dejo de leer abruptamente lo que decían esos papeles.

El esposo de su hermana.

Ella… se había involucrado con un hombre comprometido, un hombre imposible, nada menos que con su cuñado.

Se levantó de su asiento y comenzó a caminar por su estudio.

Así que eso era, por eso su urgencia de alejarse de su familia, porque era la causante de lo que seguro fue un gran dolor para su hermana, ¿Cómo fue capaz? Era el esposo de su hermana, por el amor de Dios, no de una desconocida ¿No tenía vergüenza? ¿Cómo pudo revolcarse con su cuñado?

Sabía que no debía de fiarse de las mujeres con caras de ángel, las mujeres no son de confianza y Sakura Haruno, no era la excepción. Al final, la creencia de su abuela y su deseo era algo imposible. Una vez más, se demostraba lo que muy bien sabía. No había mujer perfecta, fijarse en una, ya era un error, enamorarse, era comprar su boleto al infierno.

Naruto era una prueba de ese gran error. Recordó las palabras que su primo le dijo antes de irse:

"Acéptalo, tú no amabas a Hinata, lo que más te duele, no es haberla perdido, sino haber perdido conmigo, siempre hemos sido demasiado competitivos."

Era una verdad a medias, aceptaba, él realmente no amaba a Hinata, sólo fue una ilusión pasajera, un deslumbre. Y era cierto, era más por orgullo, tenía el ego herido porque por una vez una mujer lo dejaba por otro. Pero, lo que de verdad le dolía era haber perdido a su primo, a su mejor amigo, por causa de una mujer, una mujer fue la causante de su distanciamiento, una mujer sólo trae problemas.

Nunca se enamoraría. Complacería a Tsunade de todas maneras, hallaría la forma de encontrar una mujer acorde a sus peticiones, pero Sakura no, cualquier otra era preferible, alguien de su círculo social sería una buena esposa. Pero ¿enamorarse? Nunca.

Dejando los papeles a un lado, se dirigió al salón para enfrentarse por fin a esa criatura con apariencia de ángel disfrazada con falsa inocencia.

Al abrir la puerta se encontró con lo que ya sabía, una mujer joven de pelo rosa, parecía un animalito asustado que se encontraba perdido. Mirando a su alrededor.

Falsa, era increíble como actuaba en tener ese aire de inocencia.

Cuando ella se levantó y puso sus ojos en él, no era lo que esperaba, esperaba verlos brillantes, como en las fotos, pero no. Lucían cansados, tristes. Pero con una determinación que lo desarmo.

Ella aún era un pozo de misterio, y él aun quería descubrir sus secretos. A pesar de que sabía lo que había pasado, una parte de él, quería confiar en ella. Quería conocerla, creer en esa inocencia que desbordaba de su ser… pensar, que tenía una buena razón para haber hecho lo que hizo, tal vez… tal vez se arrepentía de su error.

Sólo esperaba no arrepentirse del suyo al llevarla a la isla para conocerla. Ya que, no la dejaría escapar hasta descubrir todos sus misterios. Y por supuesto, no la dejaría irse tras de ningún hombre, menos tras de Sai Yamanaka.

Ella había aceptado trabajar para él y firmaría un contrato, sólo que no sabría, que sería algo más que un contrato.

Pero para eso, debía actuar con cautela, siempre en guardia.

~•~

Isla Konoha, 6 años después…

El viento le removía sus rebeldes cabellos mientras observaba a dos niños correr por la playa, estaba al pendiente de ellos, el niño le había robado a la niña las conchas y caracoles que había recolectado en su pequeño balde para ponerlos en el suyo. El hombre vio como el niño rubio corría feliz haciéndole muecas de burla a una niña enojada de cabellos negros que corría tras de él.

- ¡Boruto! ¡Deja que te ponga las manos encima!

- Eres muy pequeña, Sarada, y tienes piernas cortas, nunca me atraparas. –le decía el niño rubio mientras le sacaba la lengua.

Sarada, siendo más inteligente que su primo, tomó una caracola grande del suelo, y se la arrojo a los pies del niño, provocando que se cayera.

- ¡Auch! ¡Pequeña lagartija tramposa! –se quejó, mientras se ponía de pie, la niña se lanzó al instante a su espalda, colgada como un monito.

- Llévame a monito primo. –le dijo feliz la chica.

- Eres la mayor, no se supone que yo debería ir colgado de ti.

- Sólo por unos meses. Además de que soy una dama.

- Si tú, como no. –le dijo y al instante comenzó a girar y girar hasta que ambos caían al suelo, mojados y llenos de arena.

Las risas de los niños le hicieron sonreír, era como retroceder en el tiempo y verse a sí mismo y a su primo de niños. Hasta sus personalidades eran parecidas, Naruto siempre buscaba la forma de provocarlo cuando más tranquilo estaba sólo para molestarlo y hacer que lo persiguiese por toda la casa, y Sasuke caía en sus juegos y corría tras él. Para después de pelearse terminar tan unidos como siempre, y seguir jugando como si nada hubiera pasado.

- Con estas, estoy segura de que mi mamá puede hacerme un nuevo collar –decía la niña mientras iba recolectando más.

Sonrió al ver sonreír a su hija, su pequeña. Era el regalo más preciado que su esposa le dio, era el tesoro de ambos, y verla tan feliz a pesar de tener las manitas llenas de arena, le hicieron agradecer el día en que decidió traer a Sakura a su vida.

En un principio, vivió con la desconfianza hacia ella, tratándola mal, insultándola y humillándola con acusaciones en los que ella no tenía nada de culpa. Con la llegada de su primo, despertó en él algo que hasta ahora no admitía, celos. Estaba celoso de su primo, celoso de que a él le regalara esas dulces sonrisas, celoso de la confianza que ella tenía en su primo. Celoso del tiempo que ellos compartían juntos. De los secretos que su primo iba descubriendo y a él no. En ese momento decidió que tenía que cambiar la situación, él la había llevado a la isla y sólo a él le correspondían esos secretos, esas miradas, esas sonrisas y esas dulces palabras.

Pero sobre todo, la quería a ella, a ella para sí, a ella a su lado, a ella con su apellido, a ella como suya y de nadie más. Y que todos supieran que le pertenecía, incluso su primo.

Entonces se le ocurrió, que manera mejor de tenerla que casándose con ella y de paso haciendo feliz a su abuela, se había prometido no tener nada con Sakura, y buscar a otra. Pero, cada día que la veía, revoloteando por los alrededores, arreglando cada detalle de la casa, en compañía de Tsunade, o confraternizando con los empleados de la mansión. Tan cándida, tan inocente, tan malditamente dulce, supo que no había otra, que nunca podría haber una candidata mejor para ser su esposa. Ella estaba cada vez más en sus pensamientos, que el traer a una desconocida por todos para ocupar el lugar de señora de la casa, le resultaba imposible.

Pero Sakura no aceptaría tan fácilmente, no después de ver como la había tratado, y él había demostrado sólo indiferencia hacia con ella, ¿Cómo explicaría el interés oculto sin ponerse en evidencia? Fácil, excusándose con la preocupación de cumplir el último deseo de su pobre abuela enferma.

Su abuela enferma. Había usado el mismo truco que uso su padre con su madre, sólo que su madre se reusaba a casarse, no porque no estuviera enamorada, sino por miedo al matrimonio. Su padre realmente amaba a su esposa, a su Agapi mou como solia llamarla, y haria todo para tenerla a su lado.

Claro que su abuela no había perdido el tiempo en echárselo en cara cuando tuvo la oportunidad, días después de que se solucionaron los malentendidos con su esposa.

"- sé que usaste mi enfermedad como excusa, Sasuke. Has usado los mismos trucos que tu padre. Conozco a los hombres Uchiha muy bien.

- El fin justifica los medios, abuela

- Ahora sí admitirás que estabas equivocado y que yo tenía razón.

- Los Uchiha nunca nos equivocamos, abuela.

- Niño malcriado…"

Recordar todo aquello, mientras miraba a su hija y sobrino correr por la playa, le hizo darse cuenta de muchas cosas. Que sí, se había equivocado, que se había dejado llevar por una mala experiencia un juzgado a todos por igual. Puede que el resto del mundo, tal vez no sean buenas personas, pero los que lo rodeaban sí, todas las personas que ahora vivían en su casa eran muy queridas para él, sus empleados eran buenas personas, honestos y trabajadores. Y su familia, su familia era la mejor. Su abuela, aun con achaques de su edad tenía las mejores ocurrencias y planes conspiratorios para unir parejas. Naruto era un buen primo y hermano, tal vez tuvieron una fuerte pelea, pero… ¿Qué hermanos no la tienen? Y sobre todo ¿Qué hermanos que se quieren no se perdonan? Hinata, su prima y cuñada, era una mujer muy cariñosa, tímida y amable, que amaba a su esposo y a sus hijos con locura, y Sakura…

- ¿Por qué estás aquí tan solo? ¿En qué piensas? –escucho la voz de su esposa al tomar asiento a su lado sobre las rocas. Con una gran sonrisa y una dulce mirada en el rostro.

Ella era simplemente perfecta, con sus virtudes y defectos, la amaba tal como era. Él siempre se reprocharía el como la había tratado, pero ella, siendo la mejor persona que había conocido, mejor persona que él, lo perdono. No sólo eso, lo amo desde un principio a pesar de sus malos tratos, de sus humillaciones y palabras, quizás tuvo fe en él, fe en que debajo de ese hombre frio y distante, se escondía un gran hombre, a pesar de que ella misma ignoraba esa fe.

- En el destino. –contestó.

- ¿En el destino? –preguntó la pelirrosa.

- Sí, y en la manera en como obra para que dos personas terminen juntas, a pesar del dolor por el que te hace atravesar, luego quieres reírte cuando te das cuenta de que, lo que te fue negado, no fue por capricho del destino, sino porque tenía preparado algo más grande para ti. Ese fue mi caso.

Sasuke volteo a verla y vio como ella lo miraba fijamente, con esa mirada tan claro que ella tenía. Al segundo después estaba sonriendo.

- Pero muchas veces los destinados tienen que esperar mucho tiempo. –le susurró acercando su rostro al de su marido. – nosotros no tuvimos ese problema.

- Yo no lo sentí así. –murmuró.

- ¿Ah no?

- Sentí que por ti, espere como cien años. –le dijo mirándola a los ojos.

- Sasuke…

- Pero no importa, por ti, esperaría mil más. Sakura. Tú me cambiaste, llegaste a mi vida para iluminármela, para corregirla, tu amor… fue mi cambio de página. Me llevo del negro al blanco, de la oscuridad a la luz. De la soledad a la completa dicha, siento que nunca podré pagarte por todo lo que me has dado. –confeso mientras agachaba su mirada, era demasiado lo que ella le había dado y muy poco lo que él tenía por darle.

- Yo sé cómo. –dijo sonriendo. Sasuke levanto la mirada – Tú ya me has pagado de la misma forma, me has amado, como nunca antes lo habían hecho, me has hecho sentir la mujer más especial de todas, sólo… sólo tienes que prometer que me amaras tanto como yo te amo, y créeme que te amo demasiado para tu propio bien. –Rió –sólo tienes que estar a mi lado y todo estará bien.

- ¿Siempre? –sonrió.

- Siempre… -asintió.

- Trato hecho.

Fin


Bueno, aqui por fin la conclusión del fic :)

Lo sé, no tengo perdon, prometi que lo subieria despues del capitulo 14 pero mi computadora murio, recuerdan que les habia comentado que estaba teniendo problemas? pues al dia siguiente no quizo encender y tuve que mandarla arreglar, y al parecer estaba más dañada de lo que pense porque se tardaron bastante (tantas descargas de animes la volvieron loca XD )

En fin, dejando mi incumplmiento a un lado, ¿Les gusto el epilogo? Me parecio conveniente el narrar desde la perspectiva de Sasuke, el como pensaba antes de que Sakura llegara a su vida, y en su proceder para las cosas, aqui se aclaro el porque de su comportamiento. Son libres de tirarme tomates si lo creen conveniente n.n

Muchas, muchisimas gracias por la oportunidad y el tiempo que se dieron en leer la historia, agradecida a mis fieles lectores:

Lizbeth-linux: gracias por tus reviews de cada capitulo, tus ideas me ayudaron mucho en el avance de la historia.

inesUchiha: mi querida sempai, cada noche me hacias reir con tus ocurrencias.

Sakura Kuran-Haruno: Claro que leere tu historia, dale, tu sabes SxS siempre! Estare al pendiente, ahora que por fin puedo de cada capitulo :)

gracias tambien a Kristhel, Kirstty, Namikaze, tatutu, Aurora Mayen, animelovesasusaku, Ary Garcioyama, setsuna17 por toda su fidelidad al fic pero muchas gracias en especial a:

Sakuura13: Amiga, aunque no te conosca personalmente, es gracias a ti, a tu apoyo y a nuestras charlas via internet que me anime a subirla, y te lo agradecere siempre, me he divertido mucho al publicarla tanto como tambien leer los reviews de todos los que la siguen n.n Domo-arigato!

Por si tienen curiosidad, la frase del principio del capitulo, pertenece a Orgullo y Prejuicio, uno de mis libros favoritos.

Sin más decirles sólo que estare muy pronto con nuevas historias, ya las tengo en mente, espero contar con su apoyo de siempre.

Hasta la proxima!

Rossy :)