Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, pertenecen a Sir Arthur Conan Doley y a la BBC, los utilizo simplemente con fin de entretenimiento y sin ánimo de lucro. Es puro entretenimiento.

Advertencia: Slash en algún momento, creo. Si no gusta, no leas.

N/A: Este fanfic participa en el reto "Apocalipsis" del foro I am sherlocked. AU.

"New Genesis"

John corría con aquella extraña arma en sus manos, jamás pensó verse en una situación así, jamás ni en sus peores pesadillas. Torció la última esquina, ya podía ver el edificio al final, pero él ya no podía más debía descansar un poco sus piernas. Se recostó ligeramente sobre la pared de aquel derruido edificio intentando regularizar su respiración. ¡Dios aquello estaba siendo demasiado para él! Un sonido a su izquierda lo alertó, no podía dejar nada al azar, podía fácilmente ser una de esas cosas, salió corriendo lo más rápido que sus cansadas piernas se lo permitían.

El eco de sus zancadas resonaban por aquellas calles abandonadas y su memoria viajó a aquel primer día, el día en que todo cambió…

Meses antes…

—Sherlock me voy al trabajo… ¿Sherlock?—John asomó la cabeza por la puerta de la cocina ¿Acaso ya no estaba ahí? Se frotó la cara con desesperación cuando lo vio allí tan concentrado en su microscopio como hacía exactamente una hora y exactamente como estaba la noche anterior. Se acercó y le toco en el brazo— ¡Ey! Sherlock… me voy.

—Si John, te oí la primera vez— ni siquiera se digno a mirarlo.

—Bien, vale…—un enfado creciente en su interior hizo que dijera algo que jamás pensó en decir— Ya veo que no soy digno de tu atención ¡Adiós!— Salió de la habitación sin mirarlo y dando un gran portazo. Bajó corriendo las escaleras ¿Qué había sido eso? ¿Por qué se había enfadado tanto si Sherlock siempre era igual? No lo sabía y ahora no iba a volver a pedir disculpas por parecer una novia llorona.

Aquella mañana necesitaba despejarse y por extraño que pareciera coger el subterráneo y caminar era su forma de centrar la cabeza. No sabía bien porque había actuado de aquella manera con Sherlock y conociéndolo bien todavía estaría pensando en que era lo que había hecho, nunca era consciente de lo que hacía de cómo su forma de actuar influenciaba en los demás y sobretodo en John.

Se encontraba en el tren cuando todo ocurrió, el tren se paró poco a poco como si de repente se quedara sin impulso y todas las luces se apagaron. Nada absolutamente nada funcionaba, ni luces, ni móviles, nada electrónico. No recuerda nada más que oscuridad y gente gritando a su alrededor buscando a sus familiares. La oscuridad asusta y mucho. En los túneles del metro se agolpaban cientos de personas intentando salir como ratas.

En la oscuridad sintió que alguien le tocaba la mano, era una mano pequeñita que se aferró a él con fuerza. John le toco la cara, parecía un niño pequeño y en su otra mano estaba agarrado a alguien que no emitía nada más que sollozos. John se arrodilló a su lado y aquel pequeño se le abrazó temblando.

—A...yuda…nos—le costó mucho entender esa pronunciación, le recordó a esa manera especial que tienes los sordos de hablar. John pasó su mano por su cabeza y lo localizó un implante coclear. Aquellas personas no solo no veían en la oscuridad, sino que posiblemente también habían perdido la posibilidad de escuchar nada a su alrededor, totalmente aislados. No tenía sentido hablarles, así que los abrazo fuertemente y sin soltar la mano del pequeño comenzó a caminar buscando una forma de salir de allí. Lo más lógico era seguir las vías del tren hasta encontrar una estación.

Habían pasado horas allí abajo cuando al fin encontraron la salida, aunque estaba seguro que mucha gente jamás la encontraría.

John nada más salir y sentir el sol en su rostro sintió un gran alivio, hasta que miró a su alrededor… ¡Aquella imagen sería difícil de olvidar! Todos los vehículos parecían haber fallado a la vez, provocando múltiples accidentes. John podía ver gente muerta a cada paso, muchos en accidentes y otros, gente mayor que dependían de aparatos electrónicos como el aparato coclear de aquel niño, un respirador o un marcapasos…

John no sabía lo que le ocurría, en un día normal aquello abría provocado que se derrumbara allí mismo y no hubiera podido dejar de temblar por horas; pero él solo podía pensar en Sherlock. Debía regresar a su casa lo antes posible y comprobar que estaba bien. Miró al pequeño que todavía se aferraba a él con fuerza, estaba muy asustado y su mirada viajo a la mujer que lo acompañaba. Ligeramente más pequeña que John pero aproximadamente de la misma edad. Tenía grandes restregones negros por la cara, había estado llorando todo el tiempo y ahora que podían ver todo a su alrededor parecía en shock.

El pequeño le dio un tirón en el brazo y cuando lo miró, comenzaron a hablar con señas, John siempre quiso aprenderlas pero fue uno de sus "algún día", así que permaneció un rato mirando a su alrededor. Intentó ubicarse en aquellas calles, era realmente complicado pues la imagen con todo apagado, coches estrellados y gente muerta distaba demasiado de la imagen mental que tenía de aquellas calles...

—Gra…cia— la voz del pequeño lo sacó de sus pensamientos, cuando John lo miró le dedicó una pequeña sonrisa— Adiós…— John lo pensó un segundo y sacó sus placas identificativas del ejercito y dejó que el pequeño leyera su nombre— John! — el pequeño se señalo a sí mismo y continuó — Dani!— Se estrecharon las manos como despedida seguramente debían de buscar a su familia, de la misma manera que John tenía que volver a casa, con la única persona que realmente le importaba.

El ambiente en las calles se había vuelto peligroso, todo el mundo se había vuelto violento y arrasaban los establecimientos a su paso. John no había cogido su arma, para que si tan solo iba a la clínica, así que prácticamente corría por las calles evitando encontrarse con nadie, escondiéndose tras coches como trincheras improvisadas, por un momento sintió que había regresado a la guerra. Justo en el momento que pasaba por delante de una farmacia un hombre apareció de la nada y comenzó a golpear el cristal desesperadamente con un bate de beisbol, algunos cristales se precipitaron hacia John que no pudo más que taparse con el brazo y notar como el calor de su sangre comenzaba a recorrerle la cara… ¡Solo esperaba que a Sherlock no se le hubiera ocurrido salir de casa!

Cuando John llegó a la calle Baker, no le sorprendió ver un pequeño ejército apostado en la puerta; Mycroft sería un pomposo insufrible, pero desde luego John jamás negaría que amaba a Sherlock. No se intimidó cuando aquellos hombres levantaron sus armas y lo apuntaron, no, John continuó su caminar con pasos firmes pese a estar muy cansado, no conseguirían evitar que entrara en su hogar…

— ¡CAPITAN! ¡JOHN WATSON!— Su voz autoritaria hizo eco en todas las paredes e inmediatamente aquellos hombres bajaron sus armas e hicieron un pequeño pasillo que le daba acceso a la puerta del 221.

Al abrir la puerta pudo escuchar unos gritos que provenían del piso superior...

— ¡Que NO! No… no me moveré de aquí, no… no ¡no puedo!… ¡NO SIN EL!—la voz de Sherlock le llegaba entrecortada parecía estar al borde de la histeria, pero al menos estaba bien y un alivio recorrió todo el cuerpo de John.

John subió lo más rápido que pudo las escaleras que lo separaban de aquellos gritos y abrió la puerta del 221B de golpe. Sherlock se abalanzó sobre él. Apenas si lo vio llegar a su lado cuando sus brazos lo rodearon sujetándolo con fuerza. John quería llorar, jamás lo confesaría pero quiso llorar como un niño pequeño, por horas pensó que ya no lo vería más y que las últimas palabras que tuvieron fueron unas airadas. Rodeó a Sherlock con sus brazos con ternura, como si fuera un niño pequeño. Y fue entonces cuando toda la realidad de lo que había visto le llego, había pasado por encima de gente muerta sin inmutarse cegado por llegar al lado de ese hombre y abrazarlo. Su cuerpo comenzó a temblar, toda la tensión de hacia horas lo había dejado exhausto y no pudo evitar recargarse en Sherlock. Este le levantó la cara y lo observo muy detenidamente, hace tiempo que entre ellos las palabras eran totalmente innecesarias. La expresión de Sherlock pasó de nerviosismo a ternura en segundos, como un rostro tan inexpresivo como el suyo podía ser leído de esa manera por John era inexplicable. John le sonrió y sin pensarlo unió sus labios en un suave roce que apenas si podía ser llamado beso. Un suave roce que fue correspondido por Sherlock sin inmutarse, como si aquello fuera habitual entre ellos, como si lo hicieran cada día al despertar, uno de esos besos que dicen buenos días amor…

— ¡Cof! ¡Cof! …chicos… no es que yo quiera interrumpir…

—Entonces ¿Por qué interrumpes Greg?— Sherlock hablaba sin dejar de revisar a John, que parecía haber pasado por un infierno para llegar hasta allí. Y John simplemente se dejaba hacer.

— ¡Debemos irnos ahora mismo Sherlock! La situación se vuelve más complicada por momentos ¡Si hay una oportunidad de salir de aquí es ahora!—Greg había caminado hacia ellos logrando que Sherlock al fin lo mirara y asintiera.

oOo

N/A: Hola a todo el mundo y feliz inicio de semana. (*.*)

Ok, esto es para un reto cuyo plazo termina esta semana… lo que quiere decir que debo terminarlo esta semana…. Aaaaaahhhhhh! No sé si seré capaz…

Me gustaría que me dejarais un comentario a ver si os ha gustado… porque si no gusta, no lo continuaré… (U.U)

Besos a todo el mundo Lord :3