·El caso de los padres·

By Underword

Summary: Phoenix Wright se encontró con Edgeworth después de varios meses desde lo ocurrido en el caso del puente, ambos están dispuestos a enfrentarse a sus sentimientos pero también habrá una sorpresa que Phoenix ha estado tratando de decir a su rival: que era padre. ¿Cómo lo tomará?

Género: Humor/ Romance/ Amistad/ Familia. Esto es después del Ace Attorney Trials and Tribulations. El incidente UR-1 no sucede ni tampoco la inhabilitación de Phoenix Wright. Semi AU

Raiting: T

Pairing: NaruMitsu (conocido como Miles x Phoenix)

-hablar-

*expresión*

-pensamientos-

Estos son tales como en los diálogos del videojuego.

Los personajes de Ace Attorney no me pertenecen son obras de Capcom.

Los personajes de Ace Attorney fueron modificados por las edades.

Phoenix, Larry y Edgeworth: 26 años

Apollo, Klavier, Clay, Ema y Athena: 11 años

Maya, Franziska: 19 años

Trucy: 7 años

Pearl: 8 años

N/A: Uf! Después de tanto tiempo que había publicado este fic quería seguir con la historia, pero no encontraba alguna idea de cómo continuarla a pesar que tengo escrito en mi cuaderno. Pero, finalmente he aquí ante ustedes queridos lectores el capítulo 2. espero que les sea de su agrado la historia, en este mes ando muy ocupada con los preparativos para un importante evento en que tengo que trabajar y no tengo tiempo para mis historias. Así que me despido, cuando este libre de todo les prometo que publicaré más historias de Ace Attorney. Nos vemos!

Underword XD!


·El caso de los padres·

Capítulo 2: el caso de los niños

Parte 1

-11 meses después-

-Han pasado 11 meses desde aquel día en que Maya y Pearls han regresado a la Aldea Kurain. Y desde que se despedía de Edgeworth…cuando le había prometido que cambiaría a lo largo de los días que transcurría desde su partida, no me refería a esto –

Phoenix no recordaba la apariencia anterior de su apartamento y de su oficina…pero viendo el desorden al agolpamiento de objetos infantiles que pertenecían a…

-¡Papi! ¡Papi! Polly no quiere que use el Sr. Sombrero jamás –

-¡Eso no quise decir, Trucy! –

…dos pequeños traviesos…

Phoenix suspiró mientras dejaba a un lado los archivos del crimen que estaba leyendo para centrarse en los niños, que entraron precipitadamente en la sala.

-¿Qué sucede, niños? –miró a la primera que irrumpió la sala, se trataba de una pequeña niña de 7 años vestida con vestidito rosa con estampado de conejitos con corazones y un adorno de conejito con sombrero rosa que descansaba sobre su cabello corto color castaño avellana, sus ojos infantiles color azul brillaba de inocencia y su rostro pequeño dibujaba un puchero muy tierno que nadie resistiría.

-Es que Polly me dijo que no usara al Sr. Sombrero porque no le gusta –

-Apollo, eso es cierto –dirigió sus palabras hacia el segundo que había seguido a la niña. Era un niño de 11 años, su nombre es Apollo pero era llamado Polly por la niña llamada Trucy. Tenía cabello castaño oscuro con un peinado llamativo que se asemejaba a dos cuernos y ojos color café. Vestía una campera roja junto con pantalones color verde oscuro y zapatillas rojas, que hacían juego con su campera.

-No quise decir eso, es que me parece que no es buena idea que llevara al Sr. Sombrero a la escuela. Que tal si asustas a los demás niños y te digan algo feo por eso –

El abogado no podía cuestionarlo. Apollo es el hermano mayor de Trucy y lo que hacía parecía, según su hermanita, aguafiestas pero su razón era protegerla y no podía perdonar a cualquiera que la rechazara por ser diferente. Y en su opinión, el Sr. Sombrero, un extraño títere que parecía vivo, era muy fuera de lo normal.

-Ahora, ustedes dos…Trucy, sé que quieres usar a tu muñe…quiero decir, al Sr. Sombrero. Pero, sería adecuado que lo hicieras para un truco tuyo, en lugar de llevarlo a cualquier lugar, que tal si lo pierdes algún día –pausó para luego mirar al niño- Y Apollo, sé que te preocupas mucho por Trucy, pero, hay veces que debes dejar que ella tome sus decisiones –hubo una larga pausa hasta que, Apollo suspiró para mirar a su hermana con disculpa.

-Lo siento, Trucy. No quería que pensaras que no me gustaba el Sr. Sombrero –murmuró pero la susodicha y el abogado lo oyeron perfectamente.

-Está bien, Polly. Te perdono, yo también lo lamento mucho –

Phoenix les sonrió, para luego mirar el reloj.

-Ahora niños, que tal si salimos un rato. Papá tiene cosas que comprar y me gustaría un poco de ayuda –

Los pequeños levantaron la cabeza para luego sonreírle con alegría.

-Sí –dijeron los dos.

Mientras caminaban, Apollo y Trucy iban a cada lado del abogado para evitar perderse. Phoenix los mantenía con precaución sin dejar de pensar, en cómo las cosas han llegado a cambiar con tan sólo haber pasado 11 meses, casi un año.

Apollo y Trucy, son los niños que los había conocido en un caso de hace unos meses atrás. Después de haberlo resuelto y ganar con éxito el juicio, al enterarse que eran huérfanos tomó la decisión de cuidarlos, adoptándolos.

Trucy había aceptado rápidamente llamándolo "Papá" con una amplia sonrisa de felicidad dibujada en su pequeño y gracioso rostro. A Phoenix le sorprendió mucho, la manera en que la pequeña se había adaptado al cambio mientras que, Apollo, al principio, le había costado reemplazar el "Sr. Wright" por "Papá". Pero, el abogado defensor no podía quejarse, la verdad, no estaba arrepentido de haber tomado esa decisión.

Al adentrarse por el supermercado, Apollo y Trucy fueron a la sección indicada, miraron con cierta fascinación a los productos naturales sin dejar de decir que necesitaban o que debería comprar para comer. Viendo a la gente que sólo se dignaban en ver las mercancías y colocaban en sus carros lo que necesitaban, los niños siendo tan inocentes y curiosos le daban un toque divertido a lo que era monótono y aburrido.

Terminado las compras, guardaron los productos comprados una vez que regresaron al apartamento, preparó el baño para los niños, miraron programas de televisión en cuánto Phoenix terminó de ayudar con sus tareas, cenaron y los llevó a sus respectivas camas.

Phoenix, una vez solo, se sentó nuevamente al sofá de su sala de estar mientras releía el archivo del crimen.

Había terminado con la investigación en sí y adquiriendo pruebas necesarias para el juicio del mañana, tenía todo a su favor, pero, no debería confiarse demasiado.

Esta vez, no sólo tenía confianza plena en su cliente sino también estaba dispuesto en encontrar al asesino, al verdadero culpable del crimen y que sea castigado como debería ser. La verdad tendría que salir a la luz… la verdad.

Era la palabra que Edgeworth le había enseñado, luego de llevar largos ratos desaparecido desde que había dejado aquella nota del supuesto suicidio.

En aquella vez, había sentido su mundo caer abajo. Había creído que el Edgeworth que había admirado cuando niño había muerto, reemplazado por un ser egoísta que sólo se aferraba en su orgullo. Se sintió impotente, adolorido, triste, frustrado… traicionado.

Sin importar las duras palabras que le dirigió en cuánto el fiscal regresó. Este lo ayudó a descubrir a sí mismo, a rescatar a Maya y dejar tras las rejas al verdadero culpable que resultó ser su cliente.

La verdad es lo único que debe salir a la luz.

Y nunca se olvidaría de aquello.

Dejó escapar un suspiro para dirigir su vista por la ventana donde se asomaba una ciudad brillante, llena de disturbios en medio de un mar agitado de personas y transportes metálicos que ocultaban las acciones más siniestras y oscuras en lo más recóndito del mundo. Pero, eso no era lo que exactamente Phoenix observaba con tanto sentimentalismo.

Sus ojos estaban puestos en un punto lejano, añorando la cercanía de un ser muy querido.

-Miles…me pregunto si volveremos a vernos –

En algún lugar de Europa

Aeropuerto internacional

05: 30 a.m.

Al pisar nuevamente el suelo de California, fue recibido por las blancas luces que iluminaban el edificio junto con el ruidoso tumulto madrugador de los pasejeros yendo y viniendo en diversas direcciones.

Aunque eso no era de mucha importancia para el fiscal.

El avión había aterrizado en plena madrugada, se despertó de su letargo sueño en cuanto la azafata anunció el estimado horario del descenso a Los Ángeles, California.

Estaba ansioso, por alguna razón no había podido conciliar su sueño nuevamente de sólo escuchar que su viaje llegará a su fin y estaría de vuelta a casa.

"Casa"

Era extraño oírlo en sus propios pensamientos, aunque sabía muy bien que significaba esa palabra después de varios años de ignorancia.

Y sólo "él" le daba mucho significado a esa palabra.

A la persona que jamás pensó en encontrarla después de 17 años sin verse en el tribunal y 11 meses que lo anheló desde que aceptó sus sentimientos.

La verdad, no sabía cuando esos sentimientos extraños se despertaron en su interior, esos sentimientos que creyó haberlos perdido desde aquel fatídico día en que todo lo que amaba fue arrebatado.

Hasta que él apareció. El niño ingenuo y llorón, que había sido su mejor amigo llamado Phoenix Wright, se reencontró convertido en un hombre. No. Un abogado defensor que tiene una fe ciega hacia sus clientes y que persiste con el fin de demostrar sus inocencias.

El hombre que le hizo ver la verdad y cambiar de un fiscal demonio a…un fiscal dispuesto a buscar la verdad.

Él no sólo lo cambió. Lo salvó.

Lo salvó de aquella oscuridad que lo cegaba por estos 17 años y le enseñó que la vida no siempre era, solamente, dolor y tristeza… también había felicidad, amor y otros sentimientos que creía que eran "innecesarios".

Se sentía ansioso, inquieto y preocupado. Sólo pasaron 11 meses desde que lo vio. Su viaje a Alemania fue una buena distracción y le permitió despejar su mente cuando hubo momentos en que le pareció complicado enfrentarlos.

Suspiró para sí.

Siempre fue una persona que se preocupaba lo que le deparaba en el futuro, en lugar de disfrutarlo. Esa actitud nunca lo pudo cambiar y fue consecuencia que cortó la amistad con sus mejores amigos hace 17 años. Esta vez, estaba listo. Ha estado lejos de Phoenix y no quería perderlo una vez más.

La comunicación que tuvieron fue entretenido, a pesar de la distancia, conversar con Phoenix por teléfono fue como volver a su adolescencia.

Phoenix parecía mucho más tranquilo cuando le hablaba, contando ciertos detalles de sus casos y cómo trataba de mantener el buffete sin ayuda de su asistente Maya. Edgeworth recibió la noticia que la chica Fey, se encuentra, en estos momentos en entrenamiento para hacerse maestra; con eso pensó. Que el abogado también tuvo una forma para distraerse de su ausencia.

Recordó vagamente que en sus conversaciones nocturnas, creció de una forma lenta pero agradablemente romántica, que lo hizo anhelar más el deseo de ver al abogado defensor.

Aunque hubo parte que Phoenix parecía distraído de algo, como si quisiera decir algo que Miles desconocía.

Si se trataba de una relación, Edgeworth no tenía miedo, esta vez, en llevar a cabo su amistad por algo más. Y estaba seguro que Phoenix sentía lo mismo.

Entonces, qué era lo que el abogado defensor le estaba ocultando.

Miró distraídamente el paisaje que pintaba en su viaje en taxi.

Era la madrugada, tendría que esperar horas para volver a verlo.

Un buen descanso y un buen desayuno lo relajarán de su atareado viaje y… sus sentimientos.

15 de Octubre, 13:30 p.m.

Sala nº 1

Tribunal del Distrito

Palacio de Justicia

Phoenix suspiró de alivio al ver que el juicio llegó a su fin. El caso no fue muy sencillo, pero pudo corroborar una vez más la inocencia de su cliente.

-Declaro al acusado del crimen…

No culpable

Hubo vítores y lluvia de confetis en el tribunal, Winston Payne no era un oponente al que uno lo puede considerar un rival, pero había que admitir que el juicio tuvo ciertas dificultades (ciertas, por el bien del fiscal Payne).

Ahora no importaba, debía dar prisa. Apollo y Trucy terminaron con las clases, estaban esperándolo ahora mismo y no quería que quedaran tanto tiempo aburriéndose, aunque ellos deben estar divirtiendose con sus amigos mientras lo esperan.

Igual, es mejor no perder el tiempo ahora mismo.

Tomó sus cosas, se despidió de su cliente que lo agradeció por la ayuda y le pagó antes de retirarse por la puerta, el abogado hizo lo mismo hasta que…

-Hey, amigo –saludó un conocido detective desaliñado con abrigo verde muy sucio que acompañaba su cómica y amistosa personalidad- Gran juicio de hoy, no sé cómo lo haces pero siempre logras salir en adelante en el final.

-Detective Gumshoe… eh, bueno. Gracias, no fue para tanto. Usted, hizo un gran trabajo también –

-Jeje, en serio. Creí que he metido la pata otra vez –rió el susodicho- Oye, amigo. ¿tienes mucha prisa? Haz estado mirando el reloj durante el juicio todo el tiempo –preguntó con curiosidad, antes de que el abogado azul le respondiera, habló- No me digas, tienes que ir a buscar a Apollo y Trucy ¿no?

-Siento no poder quedarme a charlar –se disculpó.

-Jeje. No hay problema, debe ser complicado ser abogado y a la vez, padre. Cuando los veas, puedes mandar saludos de parte de su tío Gummy y de tía Maggey –

-Sí, lo haré –sonrió en respuesta. Antes de encaminarse a la salida, miró al detective para luego hablar con lentitud un tema que lo intrigaba- Haz… haz tenido noticias de…

-Del Sr. Edgeworth? –completó la cuestión entendiendo el cambio de actitud del abogado- Lo siento mucho, amigo. De eso no tengo idea. Lo único que he escuchado era que este mes regresaría de su viaje pero no ha dicho la fecha y la hora exacta.

-Ah, ya veo –habló intentando ocultar la decepción que sentía de no saber cuando iba a volver a ver al fiscal.

Gumshoe notó la intriga del abogado, así que sacó su humor a la luz dándole una palmada en su hombro. Aunque eso sólo consiguió sobresaltar a Phoenix.

-No te preocupes, amigo. Estoy seguro que el Sr. Edgeworth regresará pronto…me he preguntado cómo reaccionaría cuando se entere que tienes hijos –

-S-Sí, sobre eso –el abogado lo miró alarmado- Pero cuando lo veas, no se lo digas. Este asunto es algo personal y me gustaría que se enterara de mi parte –

-De acuerdo, mis labios están sellados. Te prometo que no se lo dirá cuando lo vea –

-Eso espero, Gumshoe. Espero que no meta la pata esta vez, no quiero que él se entere en su regreso y que sepa que hasta Gumshoe lo sabía. Tal vez le reduciría el poco salario que recibe ahora –el abogado no podía evitar preocuparse del detective y más en la situación en que está envuelto ahora, esperaba que Edgeworth lo tomara bien en cuanto le diga en persona sobre "eso".

En cuanto terminó su pequeña pero agradable charla con el detective, Phoenix se encaminó a la salida y justo a tiempo en que llegó a la parada tomó el autobús.

.

Edgeworth conducía el auto con pasividad pero a una velocidad necesaria para dirigirse a su destino, a pesar de las ansias que lo acosaba desde su regreso de Europa se sentía orgulloso de su autocontrol.

Se dirigía ahora mismo en el tribunal, antes de realizar su plan de dirigirse a su oficina decidió pasar un momento al Bufete Wright & Co. Sin embargo, el edificio estaba cerrado y no había una señal del abogado.

No hizo falta caer en las divagaciones, si no se encontraba en su Bufete debería estar en el tribunal o en el apartamento. Conociendo muy bien a Phoenix, dudaba que estas horas estuviera en su hogar vagueando, aunque eso lo haría Larry en su lugar.

Negó con la cabeza, Larry no importaba ahora. Phoenix podría ser un abogado absurdo con la costumbre de inventar las historias más ridículas que pudo haber escuchado de su boca, pero nunca descuidaba su deber de defender a toda persona que necesitara ayuda aunque si se tratara de pagar o no.

Esperaba encontrarlo ahí, y si no. Pasaría por su apartamento.

Era algo extraño. Debería dirigirse en la oficina de fiscales, en lugar, de tener a su rival en sus pensamientos.

Si Phoenix llegara a enterarse de eso, se reiría. Miles sonrió para sí.

Una vez, estacionado en el parking su preciado coche nuevo deportivo rojo (debido que se deshizo del antiguo por culpa de un cadáver), el fiscal se encaminó a la entrada del Palacio de Justicia. No tenía información en que sala se encontraría el abogado, tal vez debería consultárselo a un alguacil o al…

-¡Sr. Edgeworth! –

El susodicho detuvo su andar al oír ese grito entusiasmado, giró su rostro para encontrarse a un hombre de estatura enorme, vistiendo un conocido abrigo de gabardina verde sucio y andrajoso. No hacía falta tratar de identificarlo, conocía a este sujeto como la palma de su mano.

-Ah, detective. Tiempo sin…-casi se asusta cuando vio al inspector abalanzarse hacia su persona, pero se detuvo al caer en cuenta del espacio personal de su jefe.

-¡Que sorpresa! Me alegra mucho de verlo, casi lo abrazo –habló un poco avergonzado de sus actos impulsivos- He olvidado que las muestras de afecto no son lo suyo –el detective parecía hablar para sí, en voz alta, como de costumbre.

-Acaso soy tan… carente cuando se trata de mis emociones –se preguntó el fiscal- Al menos, sólo hay una única persona por la que sí estoy dispuesto en tratar –

-Yo…también estoy feliz de verlo, detective –habló a duras penas, no era de extrañar que tarde o temprano se encontraría con su compañero de investigación, después de todo era su "ayudante". Pero, por más que estaba acostumbrado de la presencia torpe y sutilmente agradable del detective, no había venido aquí por eso- Detective, él…se encuentra ahora mismo –formuló la pregunta con cierto cuidado.

-Se refiere al Sr. Wright. Bueno, él acaba de terminar su ensayo y qué cree, ganó. Siempre hace todo para salir victorioso en momentos que está en cuerda floja jeje –

-Aunque eso no es de extrañar, admito que nadie sabe lo que puede salir de su boca cada vez que se lo enfrenta –típico de Wright- Así que…no está aquí –divagó, aunque eso era obvio.

-Acaba de irse, es porque tiene que buscar a sus hi…eh –cortó de inmediato el detective su torpeza- Quiero decir…esto…fue para buscar unas cosas que necesita…pruebas, sí, más pruebas para su investigación –habló deprisa, tratando de encubrir lo que estaba a punto de mencionar.

Miles entornó los ojos.

-Detective, lo noto muy nervioso. Hay alguna cosa que sólo usted lo sabe y yo lo desconozca –

El detective se removió incómodamente nervioso por su metida de pata.

-Ngh…nada, no es nada que le convenga mucho…señor… -

-…-

-Yo…tengo que hacer trabajo también, me alegra que haya vuelto. Eso, puede preguntárselo al Sr. Wright –

Antes que el fiscal le formulara una pregunta estilo interrogatorio como suele hacerlo en sus investigaciones, el detective huyó volando precipitadamente a la puerta de salida.

-Eso fue muy evidentemente extraño venido del detective, está ocultando algo y creo sospechar que está relacionado con cierta persona que estoy buscando. Bueno, basta de divagaciones. Es hora de desenmascarar la verdad de una vez por todas

Miles Edgeworth nunca descansaba hasta resolver la duda que estuvo acosando desde su conversación a distancia con Phoenix, sus sospechas se vieron claras. No cabe duda, que algo estaba sucediendo y lo iba a averiguar muy pronto.

Aunque, por alguna razón tenía un mal presentimiento con el asunto.

15 de Octubre, 19:30 p.m.

Apartamento de Phoenix Wright

Phoenix al buscar a sus hijos, se despidió de lo mejores amigos de Apollo, quienes se encontraban jugando a pesar de la finalización de clases. Y regresaron a casa, sin ningún inconveniente.

Comenzaba a cuestionarse si debió utilizar su bicicleta para que el viaje no haya tenido problemas, sin embargo, la idea no iba a ser nada gratificante respecto al trágico y el viaje con dos niños.

-Si pudiera tener un coche… mejor pensar, si tuviera una licencia de conducir –sus hijos no han dicho nada sobre el medio de transporte tampoco se han quejado del asunto, se recordó a sí mismo que estaba corto de dinero para eso, el ahorro estaba destinado a las necesidades del hogar, sus hijos y el alquiler de la oficina- Puedo lidiar con eso

Apollo y Trucy se encontraban, ahora mismo jugando a la guerra de almohadas en una habitación que compartían. En cuanto, escuchó el teléfono sonar, Phoenix se dirigió a la sala de estar.

-Habla, Phoenix Wright –

-NIIICK! ¿Así es como recibes a una futura maestra de Kurain? –

-Maya –como sospeché. Se sobó el oído ante el grito que pegó su ayudante- ¿Cómo estás? Tiempo sin verte, ¿vas bien en tu entrenamiento? –

-Sí. El proceso es duro, pero me esfuerzo mucho gracias a la tutoría de la sacerdotisa Bikini, he sobrevivido al frío…bueno, me he resfriado un poco pero no me quejo. El entrenamiento requiere de resistencia y voluntad –

Phoenix trató de ignorar el escalofrío que el recorrió por la espalda al recordar la vez que estuvo bajo las heladas cascadas, se había resfriado de hipotermia y estuvo en cama por semanas. Gracias a Dios, tenía excusas para no ir a ese entrenamiento ahora.

-Me alegra de oírlo ¿Cómo está Pearls? –

-Ella también está entrenando y lo hace sin ningún problema. Oye, ella manda muchos saludos a Trucy y Apollo. Hablando de ellos ¿Cómo están? Hace mucho que no los veo desde que los visité. No les hiciste pasar hambre, ¿no, Nick? –

-¡Cla-Claro que no! –replicó ante la acusación de la medium.

-Jeje, era broma. Haz caído en una de mis clásicas bromas pesadas, Nick –

-No haz cambiado mucho con tus chistes sin sentido –a pesar de eso, era algo que extrañaba de su ayudante desde que regresó a Kurain.

-¿Cómo va todo por ahí? Estás cuidando la oficina como lo prometiste ¿no?... Ah-exclamó como si acaba de recordar una cosa- El Sr. Edgeworth ¿cómo está? Haz hablado con él sobre, ya sabes que…-

-Bueno… -comenzaba a sentir nervios a pesar que la medium no lo podía verlo desde el otro lado de la línea de llamada- No he encontrado el momento adecuado…-

-No se lo haz dicho aún –a pesar de no verla, podía imaginarse la expresión de sorpresa de la chica- Nick, haz estado hablando por teléfono y mandando mensajes de texto con el Sr. Edgeworth todo el tiempo, como me lo dijiste –

-Eh, sí –estaba seguro que se merecía el regaño- Edgeworth aún…no ha regresado de su viaje en Europa. Gumshoe me contó que este mes volvería pero no sabe la fecha y la hora exacta de su regreso –

-Sí, pero eso no es excusa de no decirle nada sobre Apollo y Trucy –

-Eso lo sé, Maya. El asunto de ellos es muy delicado y personal, estaba pensando que lo mejor sería decirle cara a cara que tengo hijos. Así me regañará todo lo que quiera por mi decisión –

-Guau –expresó con cierta tranquilidad- Eso suena muy considerado de tu parte. Jeje ya me imagino al Sr. Edgeworth diciendo "¿En qué estabas pensando, Wright? ¿Te volviste loco? No sabes nada de responsabilidad, sobre todo con niños" –Phoenix dio una risa mal contenida ante la pésima imitación de Maya a su amigo.

-Sí, supongo que tienes razón –

-Jeje, bueno. Veo que todo esta bien ahí, me alegro por ti Nick –por alguna razón, escuchar la alegre risa de la medium lo tranquilizaba- Sabes, jamás en mi vida creí que llegarías a ser padre tan pronto –

-Sí –sonrió genuinamente- Yo tampoco lo he creído, se que no puedo ser tan responsable pero hice lo correcto –

-Tú siempre tomas las decisiones correctas y siempre estás ahí cuando uno te necesita. No te preocupes, estoy segura que el Sr. Edgeworth lo entenderá y no será severo contigo cuando se entere de aquello –

-Bueno, él por lo menos cambió. Es decir, no es estricto y atemorizante como siempre lo había sido desde nuestro primer encuentro –

-Me tengo que ir, es tarde y tengo que descansar para seguir con el entrenamiento mañana. Si me necesitas, llámame. Puedo visitarlos otra vez, siempre y cuando la sacerdotisa Bikini me lo permita –

Viniendo de una mujer tan simpática como aquella sacerdotisa, no habría ningún inconveniente.

-Sí, Trucy y Apollo quieren volver a ver a Pearls y a su tía Maya. Quizás los lleve a dar un paseo un rato en la Aldea Kurain cuando sea vacaciones –

-Eso sería estupendo, trae al Sr. Edgeworth también. Me gustaría que conociera todo sobre Kurain –

-No creo que eso sea buena idea –el abogado sabía que el fiscal no creía temas sobre el espiritismo o esas cosas- Hablando de eso cómo reaccionaría acerca que Trucy quiere ser maga –

-Lo haré, cuando lo vea se lo diré. Suerte con tu entrenamiento, futura Maestra Kurain –

-Suerte con tu trabajo y tu familia, Sr. Wright –saludó formalmente en tono de broma, pero el susodicho estaba acostumbrado a ese trato.

Y el sonido del pitido del teléfono fue una señal de fin de la llamada.

Phoenix dejó escapar un pequeño suspiro mientras guardaba su móvil. La llamada de su ayudante le motivó mucho, las palabras de Maya, a pesar que se encontraba lejos en el valle Kurain, se sentía cerca y siempre lo incitaba a continuar su vida sin importar las complicaciones.

Cuando visitó, semanas atrás, en el Bufete con Pearl. Se llevó una grata sorpresa al principio, sus emociones estaban entre estupefacción, regaño y alegría al final. En tan sólo un instante, Maya y Pearl se encariñaron con los ninños; Pearl se ganó una amiga con Trucy y Polly una tía muy cariñosa.

En esos días, lo ayudó mucho con la oficina enviando algunos muebles y ropa para la habitación de ellos. Apollo, ya era un niño grande pero no se quejaba nada en tener que compartir la habitación con su hermanita.

Sabía muy bien que Maya no podía quedarse todo el tiempo a su lado para darle una mano, Phoenix tenía que continuar su camino solo y llevar a cabo su responsabilidad.

La decisión que había tomado hace meses atrás, realmente sabía lo complicado y duro que iba a ser. Pero no estaba arrepentido en haberlo tomado.

Maya había tenido una buena aceptación de sus hijos, esperaba que Edgeworth hiciera lo mismo.

Miró el pequeño marco con una foto dentro que estaba situado en la mesa del teléfono. La imagen mostraba a Apollo y Trucy en la oficina tratando de arreglar al Sr. Charley. Sonrió con añoranza admirando la foto como si fuera la primera vez que lo hacía, lo recordaba muy bien.

Se trataba la primera vez que los llevó al Bufete Wright & Co., fue a su oficina a trabajar mientras Apollo y Trucy se pusieron a jugar en la sala de espera y sin querer, con una pelota rompieron la maseta del Sr. Charley. Apollo intentó arreglarlo usando pegamento y venda mientras Trucy le colocaba banditas en cada pequeña grieta que encontraba. Apollo tenía dibujado una expresión de sorpresa y vergüenza por ser pillado repentinamente por la cámara mientras Trucy sólo sonreía a Charley colocando las banditas.

La escena le recordaba vagamente la foto que se encontraba dentro del talismán de Misty Fey. Aquella foto antigua pero significativa con la tierna imagen de sus dos hijas en una situación divertida.

Ahora sabía lo que se sentía ser padre, se sentía feliz. Por primera vez, el vacío que sintió en el momento en que Maya y Edgeworth partieron en caminos separados, fue nuevamente llenado nuevamente en cuanto Apollo y Trucy aparecieron en su vida.

Tenía amigos y personas con quienes contar, ahora le tocaba a él dar todo por ellos.

TOC! TOC!

Sus cavilaciones desaparecieron en cuánto escuchó que alguien llamaba por la puerta. Parpadeó un segundo para luego encaminarse ahí.

-¿Quién podría ser a esta hora? –se cuestionó una vez depositada la mano en el picaporte listo para abrir- Voy –

Al abrirla, se encontró con la persona que siempre estuvo acosando en sus pensamientos.

-…Hola, Phoenix –saludó el fiscal con la misma expresión imperturbable de siempre, sin una mirada seria ni fría o condescendiente. Omitiendo también el típico "Wright" en la oración.

-¿¡M-Miles!? –exclamó por la sorpresa y el aturdimiento de verlo frente a sus ojos, en este mismo instante y cara a cara. No era un sueño- ¿Re-realmente eres tú? –

El aludido sonrió para sí. La expresión que ahora mismo pintaba la cara de su antiguo rival, no tenía precio.

-¿¡Cu-cuando llegaste!? –

Edgeworth simplemente encogió de hombros.

-Así es como recibes a tus invitados –

No sabía si era como un regaño o una típica aparente indiferencia.

-Bueno, no cuando un amigo cercano se fue a un lugar muy lejano del continente y no lo ha visto en casi 12 meses y, aparece aquí mismo como si nada pasara –en eso, Miles no ha cambiado para nada. Tal vez, debería acostumbrarse más a su costumbre de desaparecer y aparecer- Ah, Miles. Antes que nada tengo que decir-

-Papi ¿por qué tanto escándalo? –

-Ay, rayos –se maldijo Phoenix para sí, ante la aparición de Trucy seguida de Apollo.

-Papá, ¿qué sucede? –

Miles parpadeó ante lo que acababa de escuchar.

¿¡Pa-papá!?

Phoenix tragó duro.

-¿¡Qué significa esto, Wright!? –

Continuará…