EL AZUL DE MIS RECUERDOS
CAPÍTULO 1
"Kari". Escuchó una voz lejana. "Kari". Esta voz, creo que la conozco, creo que…le pertenece a mi hermano.
-¡Hikari!- Tai aparto bruscamente las cobijas.
-Hermano- dije con voz soñolienta.
-Kari, date prisa, se te hará tarde. ¿Qué estás haciendo? No vuelvas a dormir.
Después de varios minutos, y varios gritos por parte de mi hermano, pude hacer reaccionar a mi cuerpo. A pesar de ir tarde a la escuela me arregle como si tuviese todo el tiempo del mundo. Acomode el uniforme gris sobre mi cuerpo, estire las calcetas blancas, coloque el moño rojo alrededor de mi cuello, me puse los impecables zapatos negros, y salí de casa corriendo como el mismo viento, recobrando por un instante la energía que me hacía falta.
Al llegar al instituto me dirigí inmediatamente a los casilleros y cambie mis zapatos en segundos. Subí velozmente al aula y, para mi sorpresa, aún no llegaba el profesor.
-Kari-chan, pensé que no llegarías a tiempo- dijo Saori, mi amiga, la chica que conocí al entrar a la escuela media.
-También yo- respondí con la voz entrecortada, mientras respiraba agitadamente.
-Buenos días, Kari, Tendo.
-Hola- dijo Saori.
-Hola. Buenos días, Davis- sonreí al verlo-. ¿Llegaste temprano el primer día? Qué raro.
-Creo que será un día extraño, yo llego a tiempo iniciando el segundo semestre, tú llegas tarde y, al parecer, no serás la única- esbozó una amplia sonrisa, y me dirigió una mirada de complicidad, pero no comprendí lo que quería expresar con ese gesto.
-Chicos, ya entro el profesor- nos advirtió sigilosamente mi amiga.
Una vez que todos estábamos en nuestros lugares, el maestro procedió a iniciar su clase. Por alguna razón mi mente se encontraba en otro lado, no prestaba atención en clase. Mi vista estaba desviada hacia el patio central, que se veía perfectamente desde mi salón, ubicado en el segundo piso. Sin darme cuenta comencé a cerrar los ojos, y entre un parpadeo y otro fue cuando lo vi, era el, definitivamente, era T.K. Abrí los ojos de par en par, como nunca antes. Un nudo creció en mi garganta sin intención de irse, y por un breve instante, mi vista se nublo y dejo de ver a toda persona u objeto que se atravesara. La campana sonó, e inmediatamente salí corriendo a buscarlo.
-¡Kari!- grito Davis a mis espaldas antes de que saliera del salón.
-Lo siento, tengo que ir…al aula de maestros, te veo luego.
Ese fue el único pretexto que se me ocurrió, pero sirvió para detener a mi amigo y sus intenciones de ir tras de mí. Atravesé pasillos, baje escaleras, tan rápidamente que mis pies comenzaban a percibir los efectos. Al llegar a la planta baja camine hacia los casilleros, busque con ansiedad en todos los pequeños espacios entre una fila de casilleros y otra, hasta que lo encontré, se estaba cambiando los impolutos zapatos negros por unos blancos.
-¿T.K?- susurre aquel nombre, después de más de un año.
Giro su rostro hacia mi dirección al escuchar mi voz. Por un momento, temí que su seria expresión permaneciera intacta, pero de un momento a otro sonrió cándidamente como lo hacía antes, y sus bellos ojos azules volvieron a mostrar el brillo que yo tanto añoraba.
-Kari- pronuncio mi nombre como cuando éramos aún más jóvenes, con una alegría entrañable acompañada de una trémula inocencia.