Final.

—¿Un hijo? —inquirió completamente sorprendida Sakura.

—Sí, ya tiene cinco meses —contó Naruto aparentemente orgulloso, mientras se levantaba con alegría.

—Sobrevivió contigo cinco meses… me sorprende —comentó Sasuke provocando que Sakura riera levemente.

—¡Ehh! ¿Qué dices, teme? ¡Claro que ha sobrevivido! Soy el mejor padre de la aldea, incluso más que Shikamaru que es todo un vago, Temari siempre lo anda amenazando para que le cambie los pañales a Shikadai —sonrió achicando sus ojitos azules dejando mucho más sorprendidos a los restantes.

—¿Ellos dos también son padres? —preguntó Sakura levantándose con Sarada mientras que Sasuke permaneció sentado en su lugar con su típica cara seria—. ¡Wow! No me lo creo, ¿Quién más?

Naruto se llevó las manos tras la cabeza sin borrar su sonrisa que animaba a cualquiera.

—Bueno, Chōji prontamente será padre con esa chica Karui… hum Sai e Ino también pronto lo serán y Lee tuvo un hijo con… —Sakura al escuchar esas palabras de su amigo lo interrumpió.

—¡¿Ino?! ¡¿Ella también?! —soltó un gritó que espantó un poco a Sarada, y al percatarse de eso la comenzó a mecerla para que durmiera y no se largara a llorar.

—Sí, está muy panzona, pero sí le dices eso te va a querer golpear.

Sakura asombrada por lo que decía su amigo se sentó nuevamente y sonrió aun sin créeselo. Todos habían avanzado sus vidas en la aldea y ahora todo era tan distinto a como antes de su partida. Sus amigos ya comenzaban una nueva vida al igual que ella junto a su familia y eso hizo que su pecho rebozara de alegría. Se notaba la paz del mundo en esos instantes con aquellos hechos.

—Vaya… que sorpresa… Con Sasuke-kun hemos estados muy descomunicados con ustedes al parecer —comentó un poco triste por haberse perdido tantos momentos de sus amigos.

—Sí, pero eso ya da igual, lo importante es que volvieron los tres —Naruto los quedó viendo fijamente a ambos para después ver a la bebé—. Ustedes… ¿Se casaron verdad?

Sakura ante la pregunta tan directa de Naruto, se sonrojó de inmediato y miró fugazmente a Sasuke, que permanecía con su semblante serio viendo hacia su hija.

—Nos casamos —respondió para sorpresa de todos Sasuke acercando su mano hasta Sarada quien agarró de inmediato su dedo índice entre sus pequeñas manitas.

Naruto sonrió satisfecho.

—Vaya. Eso suena bien. ¡Felicidades!

Conversaron por largos minutos más contándose todo lo vivido en estos años, Naruto se mostraba muy feliz con tener a sus amigos de regreso y de igual manera Sakura se veía muy rebosante de alegría narrando sus aventuras en su viaje. Sasuke por su parte había ganado tener a Sarada en sus piernas después de que Naruto la meciera unos minutos hasta que el azabache se la pidió de manera seria. Sakura solo sonrió por eso, sabía que Sasuke era muy sobreprotector con su hija.

Cuando se percataron que el día acabaría muy luego despacharon a Naruto ya que debían ir a comprar algunas cosas para abastecerse con comida. El chico rubio reclamó entristecido ya que no deseaba marcharse pero la mirada seria de Sasuke le advirtió de que estaba hablando enserio. Sakura para aligerar a esos dos le dijo a su amigo que mañana se verían pues planeaba visitarlos para conocer a Boruto.

Después de que Naruto se fue, Sasuke se vio más aliviado y caminó hasta su esposa que se preparaba para salir. Estaba muriendo de hambre y ya deseaba comer algo.

—Iré yo a comprar, mejor quédate aquí —dijo Sasuke repentinamente

—¿Eh? Pero Sasuke-kun… —iba a apelar, sin embargo la negativa del azabache acallaron sus palabras.

—Mejor quédate a descansar más. Tampoco quiero que Sarada se canse mucho, ya nos hemos movido suficientes. Volveré pronto.

Sakura ante la amable propuesta de su marido a asintió con una sonrisa. Realmente estaba cansada y deseaba dormir un poco más.

—Que te vaya bien, te estaré esperando.

El hombre Uchiha salió de casa sin decir más y con eso Sakura se sentó nuevamente en el sofá manteniendo a la pequeña bebé en sus brazos. Era reconfortante estar en casa, nuevamente en la aldea. Sentía que hace mucho tiempo no se sentía tan aliviada, pues entre viajes y viajes siempre permanecía alerta y pocas veces llegaba a relajarse completamente.

Miró a su bebé y no pudo evitar que una sonrisa se dibujara en su rostro. Sarada Uchiha era igual a su padre, era la copia perfecta del amor de su vida que llegaba a encontrar increíble todo ese parecido.

"Quizás Sasuke-kun era igual de bebé", pensó viendo fijamente a su hija la cual le devolvía la mirada fijamente. La inocencia bailaba en todo su rostro, aquellos ojitos negros como el carbón y grandes le transmitía mucha paz y felicidad a la pelirrosa, pues al ver a su bebé significaba que todo lo que vivía era real.

Junto a Sasuke y Sarada eran una familia.

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Llegada la hora de dormir Sakura acomodó a Sarada al medio de la cama mientras Sasuke se lavaba los dientes en el baño. Ya habían comido de las cosas que llevó su marido y ahora lo único que deseaban los tres era descansar y recuperar energías ya que al amanecer todo se vería muy pesado. Debían hacer muchas cosas al otro día, como también enfrentarse a todos los restantes y entre esas personas estaba los padres de Sakura, los cuales hasta ahora no sabían de su llegada o ya hubiesen aparecido en su departamento para verla.

—¿Ya se durmió? —preguntó Sasuke saliendo del baño, Sakura colocó una última cobija en la pequeña y se giró hacia el Uchiha, sin embargo se sonrojó de inmediato al verlo solamente con un pantalón de dormir. Todo su torso bien formado se dejaba ver gloriosamente sin ningún pudor.

—S-Sí —respondió ella volteándose nuevamente hacia su hija para verla dormitar tranquilamente.

—Hay que comprar una cuna, no creo que Sarada esté muy cómoda al dormir entre los dos.

—Bueno, eso lo haremos mañana, tendremos todo el día para organizarnos —comentó Sakura tomando aire para volverse donde Sasuke, el cual se veía un tanto pensativo.

—Creo que dormiré en un futón.

Sakura al oírlo se alertó de inmediato.

—¿Por qué? Es más cómoda la cama —expresó ella confundida.

—No creo que sea cómodo para ustedes, sin mi tendrán más espacio. Además no quiero aplastar a Sarada al dormir, tú sabes mejor dormir con ella —respondió Sasuke mirándola con su expresión seria, sin embargo su tono de voz era relajado.

—Bueno… —Sakura bajó la mirada al suelo sintiéndose un poco solitaria, no quería que Sasuke durmiera separadas de ellas pero no encontraba las palabras adecuadas para que su esposo desistiera de su idea y se durmiera a su lado.

Sasuke al parecer percatándose de eso elevó su mano para encontrar el mentón de la muchacha y así elevar su rostro juntando nuevamente sus miradas.

—No pongas esa cara, ya mañana tendremos la cuna de Sarada —dijo Sasuke para luego darle un pequeño golpe con sus dedos en la frente.

Sakura se sonrojó y asintió sabiendo que las palabras de su esposo venían disfrazadas; lo que realmente había dicho el azabache fue que ya mañana volverían a dormir juntos.

—Te prepararé el futón —anunció Sakura obteniendo el asentimiento de Sasuke junto a un "gracias" con su grave voz.

Cuando estuvieron todos acostados —Sakura y Sarada en la cama mientras que Sasuke al lado de esta en un futón en el suelo— se desearon las buenas noches y cerraron los ojos para dormir. Sakura al sentir la soledad de la noche y el profundo silencio que invadía sus oídos, separó sus labios para romper aquel inquietante sentir que le producía estar un poco alejada de su marido.

—Cariño —lo llamó entre las sombras de la media noche.

—¿Huh?

—Te amo —confesó Sakura con las mejillas sonrojadas a la vez que acercaba más a su hija a su pecho.

—Lo sé… —susurró con suave voz Sasuke. Sakura al oírlo sonrió complacida y se sumergió en el mundo de los sueños dando por terminado tan ajetreado día.

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Al amanecer se levantaron recargados y tomaron desayuno mientras Sarada seguía durmiendo. Sakura ya sabiendo todo lo que debían hacer en el día se comenzó a poner inquieta y ese sentir se le reflejó en su rostro. No sabía cómo iba a llevar las cosas, presentía que iba a tener que dar muchas explicaciones de su situación actual y eso la comenzaba a estresar.

—¿Estas nerviosa nuevamente? —inquirió Sasuke mordiendo una tostada.

Sakura asintió sin ser capaz de ocultar su sentir con su esposo. El Uchiha sabía perfectamente que le ocurría con solo una mirada.

—No sé cómo reaccionaran mis padres… —dijo ella preocupada, ella tenía en claro que su padre nunca deseo a Sasuke como su pareja y menos como su esposo.

—Solo tendrán que aceptarlo —habló Sasuke relajadamente como siempre—. De todas formas no hay nada que puedan hacer, no nos pueden separar ya.

Esas palabras de su marido fueron como caricias en su ajetreado corazón. Aquello era verdad, ya nada podía separarlos pues estaban unidos con un fuerte lazo que era imposible de romper… y si llegaban a intentarlo ella jamás permitiría que ocurriera.

Sakura suspiró y se dio unas palmaditas en sus mejillas para centrarse.

—¿Estarás conmigo cuando deba decirles? —preguntó ella encontrando un poco absurda la pregunta, pues tenía muy en claro que Sasuke estaría a su lado, sin embargo necesitaba escucharlo de su boca para su tranquilidad.

—Siempre —respondió él mirándola con su pesada mirada que parecía que la traspasaba.

Teniendo una corriente eléctrica por su cuerpo quiso levantarse para besarlo como lo hizo al despertar, sin embargo el llanto naciente de su bebé en la habitación interrumpieron sus movimientos futuros centrando toda su atención en el sonido que invadía la casa.

—Iré yo, termina de desayunar —dijo Sasuke levantándose de la mesa con tranquilidad.

Sakura asintiendo y percibiendo que el temor que se adueñaba de su cuerpo minutos atrás no estaba, sonrió llevándose la taza de té verde a la boca.

Si estaban los tres juntos nada podía salir mal.

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Las caras de los mayores eran de completa sorpresa. Sakura observaba a sus dos progenitores con una sonrisa nerviosa mientras Sasuke a su lado cargaba a Sarada, la cual veía a sus abuelos con sus grandes ojos negros llenos de curiosidad.

Ya no sabía cuánto tiempo había pasado desde que les presento a sus padres a Sasuke y a Sarada como su familia, pero de lo que si estaba segura era de que no importaba donde mirara, ella estaba demasiado nerviosa por las futuras palabras de su padres.

—Esto… Mamá, papá… ¿Qué… Qué pasa? —preguntó Sakura ya no soportando el silencio en la casa de sus padres.

Su madre al parecer percatándose de que todo era muy tenso, se enderezo y le dio un codazo a su marido para que reaccionara también.

—Te… Tenemos una nieta… —susurró Mebuki con los ojos cristalizados—. Oh cielos, Sakura —se llevó las manos a su boca. La pelirosa supo de inmediato que se había emocionado al ver a su hija y eso la tranquilizó un poco.

—¡Tú! ¡Desgraciado! ¡Le pusiste tus sucias manos encima a mi princesa! —gritó Kizashi con las cejas juntas mostrando una gran rabia mientras indicaba a Sasuke, el cual ni se inmuto por aquella actitud.

—¡Papá! —gritó Sakura lista para interponerse entre su padre y su marido. La actitud de su papá era la que más había temido ya que él siempre había dejado en claro su malestar hacia Sasuke.

—No te metas en esto Sakura, él y yo debemos tener una conversación de hombre a hombre ya que… —su padre no logró terminar ya que Mebuki le dio un golpe en la cabeza para que se enmudeciera.

—Eso ya no es lo importante aquí, cariño —dijo la mujer—. Lo importante es que nuestra hija esta devuelta y ahora tienen una hermosa hija que es nuestra nieta, ¿No te alegra eso acaso?

—Al menos díganme que están casados, yo no te perdonare muchacho si no te haces responsable de nuestra hija y nieta.

—Estamos casados —dijo Sasuke con su mirada determinada. Sakura en silencio y sintiendo un remezón en su corazón por las tan firmes palabras de sus esposo, asintió sonrojada.

—No casamos durante el viaje, papá… fue antes de tener a Sarada.

Ante las palabras de los más jóvenes Kizashi se cruzó de brazos no teniendo que más decir, aunque se seguía viendo molesto. Sakura entendiendo el malestar de su padre ya que todo ocurrió muy rápido y alejado de ellos, decidió tomar a Sarada con suavidad y acercarla a sus padres para que la vieran.

—Mamá, papá… Ella es Sarada Uchiha, su nieta —dijo Sakura mirando esperanzada a los mayores.

Kizashi como Mebuki no pudiendo con la carita tierna de la menor, dejaron de lado su enojo y tomaron a la bebé más felices que nunca. Sakura al observar sus caras alegres suspiró aliviada.

—¿Ves que todo salió bien? —le susurró Sasuke ganándose detrás de ella mientras colocaba su mano en su hombro derecho. Signo completo de fortaleza.

—Sí… —ella levantó su mano para encontrar la de Sasuke—. Gracias a ti y a Sarada… todo ha salido bien —añadió mirando como sus padres regaloneaban a la pequeña mientras que ella sonreía vigorosamente.

Su nueva vida acababa de empezar.

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Miró seriamente las hojas con información de alta seguridad, ya sentía su espalda agarrotada por permanecer tanto tiempo en aquella posición, pero no podía terminar hasta encontrar lo que buscaba. Hallar aquella presencia que lo había estado persiguiendo durante mucho tiempo y que no encontraba por ningún lado en la aldea. Soltó un suspiro cansino cuando llegó al final de un pergamino para luego tomar otro, ya creía que toda su investigación no estaba dando frutos.

—bugm… —un toque en su pierna derecha le llamó la atención y bajó su mirada para ver a su hija de ya un año de edad apoyada en su pierna.

Los ojos negros de la pequeña, como el carbón, lo miraban insistentemente mientras que su cabello le tapaba un poco su frente. Sarada soltaba pequeñas palabras enredadas llamando su atención.

—¿Qué pasa? Pensé que estabas durmiendo —dijo Sasuke sin moverse y sin apartar la vista. Sarada en eso le dio unas palmaditas en la pierna pero perdió el equilibrio e iba a caerse para atrás, sin embargo el rápido actuar de papá, sosteniéndola con su mano para que no cayera, la salvó.

—pa… —murmuró sonriente, como si agradeciera el apoyo de Sasuke.

—Ya no tienes sueño, ¿Verdad? —Sasuke miró alrededor y vio la hora. Faltaba un par de horas para que Sakura llegara de su trabajo. Dándole un rápido vistazo a su trabajo en la mesa y sintiendo las manos de su hija en su pierna, suspiró agotado—. Bien, supongo que no hará mal un descanso —se levantó tomando en brazo a Sarada, la cual aprovechó de inmediato en posar sus manitas en el rostro de él—. ¿Tienes hambre?

Ella movió la cabeza afirmativamente. Eso lo hizo sonreír.

—Entonces vamos a comer algo.

Caminó con su hija hasta la cocina y la sentó en su sillita alta, procurando dejarla segura para que no se cayera mientras él calentaba la comida que había dejado su esposa la noche anterior. Al acabar alimentó a Sarada de forma pausada y ella recibía de forma alegre, pero ponía malas caras cuando Sasuke le limpiaba la boca para sacar rastros de papilla.

—¿Ya te dio sueño? —preguntó al acabar de comer. Su hija se refregaba los ojitos y bostezaba muy somnolienta—. Sí que eres una perezosa —la sacó de la silla y con ella en brazo se fue hasta el sofá más grande de la casa.

Con Sakura hace ya unos meses habían comprado una nueva casa con dos pisos y patio para que su hija pudiera jugar en el exterior. El departamento de la Uchiha lo habían vendido para tener más dinero en su nuevo hogar.

Dejó descansar su espalda en el respaldo y acomodó a Sarada en su pecho. En completo silencio vio cómo su hija se iba hasta el reino de los sueños con mucha felicidad. Al ver aquello recordó como Sakura también dormía a su lado de forma tranquila. Llevó sus ojos hasta el techo de lugar y se quedó pensante, él hace unos años jamás había pensado que ahora iba a tener una vida así, ya que sentía que no la merecía por todo lo que hizo en el pasado. Hace tiempo jamás habría creído si alguien le hubiese dicho que se casaría con Sakura y que tendrían una hija formando así una familia… Sasuke pensaba que todo lo que le ocurría era demasiado para él. A pesar del tiempo y de los sentimientos cálidos que llevaba constantemente en su pecho gracias a sus mujeres y amigos, él seguía creyendo que no se lo merecía.

Sakura y los demás lo habían perdonado… pero él todavía no podía perdonarse.

Cerrando los ojos, prefirió dejar de pensar en eso y tratar de descañar un poco ya que su cuerpo lo sentía muy pesado. Debía descansar para después seguir su investigación.

Después de una hora Sakura llegó a la casa. Se quitó sus zapatos para ingresar y colocarse unas pantuflas. Había tenido un día agotador en el hospital pero se sentía recargada de energía con solo volver a casa. Dejó las compras en la cocina y luego fue hasta el living donde se enterneció ante la imagen que apreciaron sus hermosos ojos. Su esposo dormía junto a su hija muy acurrucados y ambos tenían en sus rostro mucha paz. Acercándose a ellos les colocó una manta encima y luego les sonrió admirada. Le era demasiado hermoso verlos a ellos dos así; ver a su esposo que normalmente era muy serio, relajado hasta los huesos gracias a su bebé.

—¿Sakura? —preguntó Sasuke despertando de forma lenta. Ella lamentando de que despertara pero feliz de hablar con él, se sentó a su lado colocando su mano en su muslo como muestra de cariño.

—¿Cuánto tiempo llevan durmiendo aquí? ¿No te duele el cuello, cariño? —inquirió ella.

—No, estoy bien —Sasuke miró el lugar dándose cuenta de que ya el sol estaba bajo—. No sé cuánto habrá pasado, quizás unas horas.

—Tendrás el brazo cansado, ven, dame a Sarada —pidió Sakura levantándose y Sasuke le pasó a la bebé de forma pausada para no despertarla. Sarada en ese cambió frunció un poco sus cejas y abrió levemente sus ojos pero al encontrarse en los brazos de mamá siguió dormitando—. ¿Tienes hambre?

Sasuke se levantó negando con la cabeza.

—Comimos con Sarada un poco, quizás más tarde… ahora seguiré con mi trabajo.

—De acuerdo —dijo ella meciendo a su niña a la vez que pensaba que Sasuke se estaba desgastando mucho con su investigación que nadie más que él comprendía, pues hasta ahora él no quería decir nada a pesar de que le insistieran.

"Debe ser algo muy importante para que no diga nada… ", pensó preocupada comiéndose la cabeza y ese gestó fue captado por Sasuke que de inmediato supo que su esposa ya estaba comenzando a pensar mucho las cosas; aunque no podía culparla, él estaba haciendo mucho misterio con su trababajo que era normal que todos tuvieran curiosidad, pero no quería decir nada hasta tener algo concreto en que apoyarse… Sospechaba que estaba cada vez más cerca.

—No estés tan preocupada —dijo Sasuke tocando su frente con sus dedos. Ella sorprendida al ver que Sasuke notaba su preocupación asintió con una pequeña sonrisa. —. Aun no puedo decir nada pero es por el futuro, Sakura. El nuestro y el de todos.

Al oír esas palabras tan seguras y llenas de determinación ella decidió sonreír y quedarse tranquila. Confiaba plenamente en su esposo y estaba feliz de que quisiera cuidar su futuro juntos.

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—Entonces ¿es así? —preguntó ella sentada frente a Sasuke en el suelo. Sarada ya de dos años se había dormido en su cama. La noche estaba bastante fría, al igual que su interior—. ¿Te vas a tener que ir? —preguntó ella desolada al recodar lo que informó Sasuke en la reunión de la tarde con los Kages donde él decía los resultados de toda su investigación. El mundo estaba en un posible peligro nuevamente y él era el único capaz de poder detenerlo a largo plazo. Sasuke debía irse de la aldea nuevamente para ahora buscar la posible amenaza que solo sus ojos podían llegar a ver.

—Sí… —dijo Uchiha tensando su mandíbula, sentía una presión en su pecho al tener que decir eso nuevamente y recordar que en tan solo un par de días debía marcharse alejándose de forma completa de su familia. Su luz—. No hay otra opción u otro candidato. Soy el único, Sakura y debo hacer esto.

Ella bajó la mirada encontrando todo tan injusto. Justo ahora que llevaban vidas felices y tranquilas, donde las únicas peleas se trataban de que sería la cena o quien lavaría la ropa, todo se acababa sin poder a llegar disfrutarlo del todo.

Todo era tan injusto.

—Sakura…

Ella había comenzado a derramar lágrimas de tristeza, lágrimas que no se habían aparecido en sus ojos hace un buen tiempo. Está asustada, tan triste que deseaba que todo lo que ahora sucedía fuera una horrible pesadilla de la cual despertaría muy luego.

—¿Por qué tienes que ser tú…? Esto es tan injusto, Sasuke… —soltó ya no soportando el dolor. Era fuerte, eso no lo negaba nadie, pero justo ahora se había desvanecido al apreciar un futuro incierto—. Sarada está tan pequeña… y te vas a ir sin que ella sepa nada… no entenderá, yo… estaré tan sola sin ti…

—Lo siento por esto —Sasuke mantuvo su mirada en ella, no sabía que más decir. Todo dolía increíblemente.

—¿No podemos ir…? —quiso preguntar ella pero el Uchiha no la dejó terminar.

—No se puede, ustedes deben estar seguras en la aldea, si van conmigo se ponen al peligro —Sasuke levantó el rostro de ella tomando su mentón, sus ojos de conectaron y ella sintió que también el latido de sus corazones—. Debes cuidar a nuestra hija, Sakura. No sé cuánto tiempo pase fuera de aquí… pero sé que lo harás bien… No le digas nada de esto ni de mi pasado, deja que tenga una infancia feliz junto a ti.

—Le harás falta…

—Y ustedes a mí —finalizó atrayendo a su esposa hasta su cuerpo para abrazarla. Sakura sin dejar de soltar lágrimas de acurrucó en su pecho teniendo presente que no podía hacer nada más. Debía aceptar la decisión de su esposo, después de todo aunque fuera dolorosa, como desgarradora… era por el futuro de todos.

Ella lo entendía, pero no quería aceptarlo.

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Los últimos días con Sasuke en la aldea, Sakura aprovechó cada segundo de estar junto a él y junto a su hija. Días enteros de conversación y cariños, noches completas de pasión entre ellos dos que buscaban dejar algo del contrario en sus cuerpos que llegarían a sentirse muy solitarios en el futuro. Sakura estaba tan triste pero demostraba ser positiva para no hacerle las cosas más difíciles a Sasuke, el cual aunque no lo admitiera en palabras, estaba tan abatido como ella.

Cuando el día de la despedida llegó, Sakura preparó un almuerzo para su esposo y le dio varios bocadillos para el resto del día. Sentía que ahora era lo único que podía hacer para que las cosas para Sasuke fueran menos dolorosa. Al acabar de desayunar y de arreglarse, Sasuke salió de casa tenido a Sarada en brazos y Sakura caminaba a su lado con la vista plantada en el suelo. No se creía que todo hubiera pasado tan rápido, su tiempo con su esposo había acabado en un abrir y cerrar de ojos. Quería seguir pensando que todo era una pesadilla, pero ya debía admitir que esta noche él ya no estaría a su lado en la cama.

—Ah, la mañana está muy helada, ¿Llevas abrigo? —preguntó Kakashi cuando llegaron a las puertas de la aldea. Sasuke asintió sin dejar de ver a Sarada dormida en su pecho.

—Sasuke… —Naruto se le acercó uno centímetros con la expresión oscurecida. Ella pudo ver que su amigo también sufría por todo—. Sabes que esto no es ne…

—Lo es Naruto, sabes que soy el único que puede hacerse cargo de esto.

—Sí… pero —se enmudeció apretando sus labios—. Yo aún puedo acompañarte.

El azabache negó de inmediato.

—Solo serias una carga, además debes quedarte en la aldea y asumir tu puesto de Hokage que será próximo. Debes proteger a todos… a mi familia.

Con esas palabras de Sasuke, Naruto asintió comprendiendo todo.

—Eres al único que puedo pedirle esto, cuídalas —pidió Sasuke tan seriamente que Sakura tuvo una descarga eléctrica en su espalda. A pesar de todo lo que pudiera suceder, Sasuke seguía siempre preocupado por ellas.

—Lo haré, Sasuke, de eso no dudes. Yo protegeré siempre a Sakura-chan como a Sarada.

Hablaron sobre los primeros lugares donde debía ir, las posibilidades de encontrar algo o no y de cuánto tiempo permanecería lejos, cosa que todos llegaron a la conclusión de que sería indefinido. Cuando ya quedaron sin más que decir, Kakashi como Naruto le desearon suerte y luego se retiraron del lugar para dejar a la familia Uchiha sola. Ellos necesitaban un momento y no se lo quitarían.

Sasuke ya con un pie fuera de la aldea se dio la vuelta para ver a su esposa, la cual aguantaba de manera ferviente sus lágrimas, no debía llorar, pero cuando sintió el suave poke en su frente, las saladas lágrimas no tardaron en salir de sus ojos jades.

—Cuídate mucho ¿sí? —pidió ella meciendo a Sarada en sus brazos. La pequeña ya despierta miraba a ambos con cara de curiosidad.

—Lo haré, tú también —Sasuke contuvo la respiración al ver a su hija estirando los brazos hacia él. A cada segundo todo era más difícil—. Ya debo irme…

—Sí…

Una brisa pasó cepillando sus cabellos mientras que el sol mañanero empezaba a alumbrar el lugar. Sasuke al verlas frente a él, tan desoladas se sintió horrible por no poder ablandar el dolor que todos sentían, por eso mismo, dejando toda su frialdad de lado se acercó a ella y le regaló un casto beso a Sakura en los labios y otro a Sarada en la frente. Ya era tiempo de partir.

—Te amamos, cariño —dijo Sakura sonrojada—. No lo olvides nunca…

—Y yo a ustedes… Nos vemos —se dio la vuelta sintiendo el cuerpo pesado y comenzó a caminar teniendo a la tristeza en su pecho. Se estaba alejando de su luz para volver a adentrarse en la oscuridad… pero esta vez no era tan pesado ya que sabía que al final de su viaje siempre podría volver con ellas. Su familia, su nueva luz.

Soltando una silenciosa lágrima por su ojo derecho siguió su marcha esperando que el reencuentro entre ellos fuera lo antes posible.

Ya que amaba a su familia, y era por ellas que él hacía todo esto.

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Fin.