Capítulo 20

Uchiha parte 2.

—X—

Cuestión de tiempo.

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—"Tengo los ojos de papá y la sonrisa de mamá, por lo menos en mi rostro ellos siguen juntos"— Pensó Sarada al ver su faz reflejada tenuemente en el cristal. Exhalo con parsimonia, si bien era cierto no existía duda del parentesco con su "desconocido" padre; Ojos y cabello color ónix –como su Sasuke- inclusive Sakura acentuaba el afín con el Uchiha, cuando eran pocas las facciones heredadas por la genética Haruno, evidentemente no compenetraba con la exótica talante de la peli-rosa, la sangre Uchiha prevalecía por sus venas.

—Vamos Sarada, anima ese rostro ¿acaso quieres ahuyentar a todas las personas?— Cuestiono la vivaz Chōchō.— Podemos ir a comer dangos con Anko-sensei.— Una sugerencia tentadora –al menos para la integrante del clan Akimichi- pero que debía ser rechazada.—

—Lo lamento Chōchō, tal vez otro día. — Replico la pelinegra en tono triste, últimamente nada parecía ser de su interés. —

—Has estado muy rara últimamente. — Espeto Chōchō de forma tajante. — Siempre respondes, "tal vez", "tal vez", Inojin y Shikadai comienzan a ser más divertidos que tú. — Sarada sonrió ante la reacción exasperada de su mejor amiga. —

—Lo siento, pero tengo tantas cosas en la cabeza…— Nuevamente suspiro derrotada, ajustando las gafas que constantemente resbalaban, esperaba dejar de usarlas pronto. Obviamente aquel objeto le ayudaba a ver con claridad porque cuando no utilizaba los lentes todo parecía borroso, demasiado inteligible para su vista.

—Si se trata de los exámenes, no tendrías por qué preocuparte, eres una Uchiha. — Sarada frunció el ceño al escuchar tal apelativo ¿Qué significaba ser un Uchiha? Todos lo plasmaban como un gran privilegio cuando ella no podía verlo de esa manera. —

—Lo dices tan despreocupada porque puedes entrenar con tu padre. — Replico la chica algo molesta. — En cambio yo, debo esperar por el…Además ¿Qué tiene de impresionante ser una Uchiha?— A lo lejos, Boruto contemplaba con atención la charla de ambas niñas, ignorando por completo las palabras de Mitsuki. —

—Vale, vale, no te pongas a la defensiva. Tu mamá puede ayudarte con el entrenamiento, por lo que he escuchado decir a mi padre, es una gran Kunoichi, fue estudiante de Tsunade-sama, la quinta hokage. —

—Ya lo sé. — Cruzo los brazos y recargo todo el peso de su cuerpo en el respaldo de la banca, desviando nuevamente sus irises negros al exterior, donde todo parecía ser más entretenido que la lección emitida por Shino Aburame. — Pero no me refiero a eso…— Chōchō la miro algo confundida, sin comprender al punto que deseaba llegar Sarada.— Tengo los ojos de papá y la sonrisa de mamá…por lo menos en mi rostro ellos siguen juntos.—

—Realmente no conozco a tu padre, Sarada, pero estoy segura que es un hombre admirable como el Séptimo. A final de cuentas tus padres y el Hokage pertenecieron al mismo equipo en el pasado ¿no es así?— La aludida movió la cabeza afirmativamente. — El regresara pronto. —

—Eso espero. — Murmuro resignada. —

—X—

Se detuvo unos segundos a la entrada, contemplando con cautela los cambios suscitados en la aldea. Evidentemente los años no pasaron en balde y el tiempo trascurrido era demasiado si comenzaba a realizar cuentas.

Ajusto el morral que colgaba a un costado, inhalo y exhalo en repetidas ocasiones. Por fin estaba de regreso.

—Uchiha-sama. — Los guardias en la entrada se pusieron de pie como si tuvieran un resorte en el trasero, saludando con el debido respeto a Sasuke. — Bienvenido. —

—Hn. — Era gracioso ver a los novatos intimidarse con una simple mirada, pero en ese santiamén no se detendría a causar terror en los nuevos shinobis, tenía otras cosas en mente, una de ellas era regresar a casa lo antes posible, pasar el resto del día en compañía de Sakura y su hija.

Raudamente el recuerdo de Sarada se instaló en su mente. Debía admitir la falta de conocimiento hacia su persona ¿y cómo no? Llevaba once largos años sin verla, sumándole a esto su enemistad con la nueva tecnología –odiaba ese tipo de inventos- por lo que, prefería mantener comunicación con Sakura por medio de cartas, por lo tanto solo quedaban vagas imágenes cuando la pequeña solo tenía un año de edad.

Inconscientemente sus pies lo dirigieron hasta la torre del Hokage, donde Naruto trabajaba días enteros. Ingreso rápidamente, siendo recibido con el mayor respeto posible, a final de cuentas, su reputación lo precedía.

No fue necesario llamar a la puerta, simplemente entro, atrayendo las miradas del mismísimo Hokage y su fiel consejero.

Naruto sonrió levemente, era beneficioso contar con su presencia en la aldea, eso solo podía augurar cosas positivas para el bienestar de todas las personas y sobre todo, de su mis misma familia.

—Sasuke. — Saludo Shikamaru. El cambio físico era indiscutible, casi treinta años no pasaban en vano, por obviedades ninguno en su sano juicio utilizaría sus vestimentas de su juventud, lucirían demasiado ridículos. —

—Shikamaru. — Replico el azabache. —

—Bienvenido Sasuke. — Dijo el rubio. — ¿Quieres tomar asiento?— El aludido negó por completo, dirigiendo su paso hasta el escritorio del Hokage, donde deposito un sobre amarillo, clasificado como "confidencial". —

—Recopile toda la información que me fue posible, seguí rastros, tome pistas, e incluso comencé una búsqueda de personas que poseyeran el rinnegan así como otro tipo de kekkei genkai. — Sasuke relataba tranquilamente el proceso de la misión. —

— ¿Averiguaste algo entorno a Kaguya?— Pregunto Naruto, leyendo superficialmente el meticuloso informe entregado por Sasuke. —

—Por supuesto. Algo más poderoso que ella. — Ambos hombres miraron desconcertados al azabache, ¿Acaso existía algo más poderoso y abominable que Kaguya?

— ¿Cómo es posible? Naruto y tú se han encargado de sellarla. — Espeto Shikamaru.

—Puede ser posible. — Replico Naruto, colocando las hojas dentro del sobre y contemplando al azabache. —

—Solo es una hipótesis. Estuve investigando en distintas áreas, encontrando algunos indicios sobre el tema. Ya habíamos hablado de esto ¿no fue esa la razón por la cual tú me enviaste a investigar?— Naruto asintió. El hecho de ser shinobis implicaba un sinfín de sacrificios, todos en el mundo ninja lo sabían.

—Shikamaru.— Hablo Naruto con voz fuerte.— Envía un mensaje a cada kage, citándolos aquí para analizar el proceso de Sasuke.— El aludido asintió, dirigiéndose a cumplir con su encomienda.— En tanto a ti y a Sakura, ambos deben estar en la reunión.— Sasuke asintió.—

—Sería iluso pensar que hemos terminado con el mal. — Dijo Sasuke, exhalando pausadamente. — Kaguya tal vez solo era el comienzo. —

—Tal vez. Debemos estar preparados para cualquier cosa. Me tomare el tiempo necesario para analizar el informe. — Sasuke contemplo a Naruto, era impresionante la forma en la que cumplieron sus sueños, a pesar del dolor y la tragedia, el futuro les tenía preparado algo mejor.

—En ese caso, creo que es hora de regresar a casa. — Dijo Sasuke, caminando con parsimonia hasta la puerta. — Sabes que mi estadía aquí no será permanente ¿verdad?— Naruto asintió. — Bien. Nos veremos en la reunión. —

—Sasuke. — Detuvo todos sus movimientos al escuchar una vez más el llamado de Naruto. — Hay algo que me preocupa…es sobre Sarada. —

— ¿Sucede algo malo con ella?— Cuestiono el Uchiha, aun sin atreverse a sostener la mirada de su mejor amigo.

—Me gustaría otorgarte una respuesta negativa al respecto pero creo que no será esta ocasión. Sarada tiene muchas dudas en torno a tu persona. Desde mi punto de vista lo prudente seria mantener una charla con ella al respecto. —

—No es tan fácil como lo planteas, Naruto. — Dijo Sasuke, mirando al rubio de soslayo. — Mi pasado no es como el tuyo. —

—Lo sé, pero es injusto no otorgarle respuestas claras. Sakura-chan ha estado esperando por ti para resolver el problema. Ahora es nuestro turno, Sasuke. No podemos dejar una ausencia en nuestros hijos. Tú y yo sabemos lo que es crecer sin la ausencia paternal o maternal. La niña esta confundida y tú eres el único que puede resolver los conflictos en su interior. —

El azabache suspiro lentamente, le costaba admitirlo pero Naruto tenía razón.

Cuando Sarada nació prometió estar ahí para ella, otorgarle ese cariño del cual el mismo fue privado a muy corta edad. No deseaba que su hija eligiera un sendero equivocado, donde el odio se incrementaba poco a poco, si bien era cierto que quien no conocía la historia estaba condenado a repetirla.

Dejo escapar un largo suspiro.

—Comenzaba a extrañarme no escuchar un sermón tuyo, Usuratonkachi. Has mejorado en esto. — Naruto sonrió levemente, ojala sus palabras hubiesen sido de ayuda para Sasuke. El también comprendía las dificultades de ser padre, no todo era tan sencillo como lo plasmaban, pero si algo podían concordar ambos seria en que era uno de sus mejores logros en la vida. — Nos veremos en la reunión. —

Al salir de la torre del Hokage, fijo el curso a casa, recorriendo con lentitud cada calle, atrayendo la mirada de curiosos y ciertas admiradoras –adjudicándose unas cuantas más- durante el trayecto a su hogar. Su cabeza estaba llena de pensamientos, algunos de ellos buenos, otros malos. Esperaba que al ver el rostro de su linda esposa y el de su adorada hija, todo eso se disiparía.

Contemplo atentamente la fachada de su hogar. El símbolo Uchiha se alzaba como el ave fénix entre las cenizas, un objetivo más en la lista por descartar. Con prontitud alcanzo las llaves, abriéndose paso al interior, atisbando cada cambio efectuado durante su partida.

Dejo el morral y la capa sobre el perchero, se despojó de las sandalias antes de adentrarse por completo. Su mirada buscaba el indicio de alguna presencia familiar, rezando por no tener una bienvenida tan gélida después de tanto tiempo fuera.

—Sarada ¿eres tú?— Pregunto Sakura desde la parte trasera. Al no obtener algún tipo de respuesta, alcanzo un kunai y puso sus sentidos alerta, acercándose con sigilo hasta la cocina, ocultándose detrás de las alacenas, aguardando el momento perfecto para atacar al enemigo.

Sus ojos esmeraldas se asomaron al borde de la barra, notando una presencia irreconocible para sus hermosos fanales, se puso de pie, adquiriendo una posición de ataque.

—Sakura. — Hablo el Uchiha con voz apacible, oteando el nerviosismo en su linda esposa, quien estaba dispuesto a atacarlo. —

—Sasuke-kun. — Mascullo, al mismo tiempo que su mirada se tornaba cristalina por las lágrimas. — ¡Sasuke-kun!— Exclamo, esta vez afirmando y corriendo a toda velocidad para abrazarlo con todas sus fuerzas. Enredo ambas piernas entorno a la cadera del azabache, así como sus brazos alrededor del cuello, ocultando su rostro entre el hombro libre del Uchiha mientras el llanto se desataba como una tempestad.

El aludido se quedó inmóvil durante unos cuantos segundos, pero al sentir la calidez del cuerpo de Sakura reacciono, correspondiendo la muestra de afecto.

—He vuelto a casa, Sakura. — Susurro cerca de su oído, pasando sus labios por la piel de la peli-rosa. —

—Bienvenido, Sasuke-kun. — Susurro apaciguando su respiración alterada. Los dos se miraron durante unos cuantos minutos, evitando decir algo más para romper esos momentos que solo ellos dos hacían tan únicos. Los labios de ambos se encontraron nuevamente en un cálido y tierno beso, en ese instante se detuvo el tiempo, conectando sus cuerpos en un juego de seducción, con suaves roces húmedos, todo lo demás dejo de existir, solamente estaban él y ella, otorgándose el beso más real después de tanto…tanto…pero tanto tiempo.

Sakura descendió lentamente, sonriendo con timidez al encontrar los ojos de Sasuke contemplarla con parsimonia. Había tanto por hacer pero desconocían por donde comenzar.

—Prepare té. — Aviso la peli-rosa, invitando a Sasuke a tomar asiento para mantener una conversación decente. — Lamento mi reacción, es solo que al no escuchar una respuesta comencé a preocuparme. — Vertió el líquido en dos contenedores de madera, estrechando el vaso sin ninguna pizca de dulce para Sasuke y otro para ella. —

— ¿Continuas trabajando en el hospital?— Pregunto Sasuke, bebiendo poco a poco el cálido líquido, al mismo tiempo que prestaba toda la atención necesaria a Sakura.

—Regularmente. Cuando son misiones que demandan mi atención, Shizune se encarga de cuidar a Sarada. —

—Ya veo…— Noto como Sakura portaba orgullosamente la cresta Uchiha sobre su espalda. Realmente admiraba a esa mujer, era fuerte, valiente, decidida, dispuesta a dejar cualquier cosa para proteger a su familia. — Sarada… ¿Cómo está?—

—Sarada es una niña impresionante. — Dijo Sakura con una enorme sonrisa. —Es muy inteligente y demasiado observadora. —

—Como tu. — Replico el Uchiha, notando como un sonrojo coloreaba las mejillas de la peli-rosa. —

—Además, es amable, bondadosa y hermosa. Comparte un enorme parecido contigo, con la diferencia de que ella lleva gafas. —

—Lo supuse…— Dijo Sasuke en tono de resignación. — Espero que su vista no se deteriore con el uso del sharingan. —

—Encontrare la manera de solucionarlo. — El silencio impero, poco a poco comenzaban a adentrarse en temas más profundos, delicados e incomodos para Sasuke. — Sasuke-kun…ciertas dudas han despertado la inquietud de Sarada. Constantemente pregunta por ti, por tu pasado y sobre todo…del clan. —

Agradecía el magnífico hecho de ser plasmado como una figura excepcional ante los ojos de su pequeña hija, pero un miedo enorme lo asediaba cuando imaginaba como reaccionaria Sarada al contarle todas las atrocidades cometidas por su familia e incluso, por él.

—Ella no es tonta, Sasuke-kun, sabe que algo extraño sucede. — Entrelazaron sus manos en señal de apoyo. — Yo no soy nadie para hablar sobre esos temas, he tratado de apaciguar esa inquietud, pero es demasiado obstinada y yo no soy la adecuada para otorgarle una repuesta. —

—Sabes que no puedo hacerlo. — Desvió sus irises negros hacia la hermosa foto que formaba parte de la decoración. En la efigie podía apreciarse a una Sarada de apenas cuatro años, alegre y sonriente. —

—Al menos…una contestación a tu expatriación. He dejado a Sarada hacerse una propia opinión sobre ti y puedo asegurarte que no es mala, no te ve como un criminal, te ve como su padre y por lo tanto, es momento de que te comportes como uno. —

Sasuke pensaba en que nadie podía preparar para lo que pasa cuando tienes un hijo. Cuando vio por primera vez a Sarada en sus brazos, discernió que ahora era su trabajo. Nadie pudo prepáralo para el amor y el miedo.

Tampoco para el amor que le otorgarían sus seres queridos como los padres de Sakura, Shizune o Tsunade, Kakashi y Naruto, todos ellos eran un gran soporte para su hija, pero el mismo se encargaba de formar una barrera para ajearla y protegerla.

En ese momento recordó a Itachi…todos los sacrificios que hizo por la aldea, incluyendo construir un muro entre ambos, cuando la solución podía estar en las manos de Sasuke, incluso Itachi lo dijo antes de desaparecer por completo.

Miro atentamente a la peli-rosa. Era mágico todo lo que ella realizaba, o al menos para él lo era. Sakura coloco ambas manos sobre el rostro del azabache, al tiempo en que el rodeaba su cintura con ambos brazos, recostando la cabeza sobre su estómago, nada era más reconfortante que estar con ella. Gran parte de lo que era el hoy en día estaba ligado al amor de su familia, ya que, seguía siendo la medida de la estabilidad porque media el sentido de la lealtad.

—X—

Las clases habían finalizado, era el momento de descansar un poco y despejar su mente aunque fuera por un segundo.

Clavo sus fanales ónix en el hermoso cielo azul, sintiendo esa sensación de calidez que solo los abrazos de su madre podían proveerle.

—Sarada. — Hablo Chocho, colocando ambas manos sobre sus rodillas para recuperar el aire perdido. — Estuve llamándote y no hiciste caso. —

—Lo lamento. — Dijo encogiéndose de hombros. —

— ¿Nos vamos ya?— Pregunto su mejor amiga, aguardando por la respuesta de Sarada.

—Por un momento lo olvide, le prometí a mamá que pasaría a buscarla al hospital ¿no hay problema si vas sola hoy?— Chocho negó. — ¡Nos veremos mañana! ¡Hasta luego!— Sujeto con fuerza la mochila que colgaba sobre uno de sus hombros, comenzó a correr tan rápido como sus piernas se lo permitían.

—Es extraña. — Mascullo Boruto, mirando como Sarada se alejaba y poco a poco desaparecía de su campo de visión. —

— ¿Te refieres a Uchiha-san?— Cuestiono Mitsuki, notando como el rubio asentía. — Me agrada. — Boruto lo miro un poco desconcertado. —

—Debo admitirlo…también a mí. — Pensó el primogénito de Naruto. — Vayamos a casa. —

Por otro lado, Sarada buscaba entre los pasillos algún indicio de su madre. Conocía el camino a la perfección: Derecho, doblar a la izquierda, tercer piso, puerta al fondo. Sakura la llevaba ahí cuando nadie podía hacerse cargo de ella, por lo que no era de extrañarse que gran parte del personal la conociera.

—Sarada ¿Qué estás haciendo aquí?— Pregunto Shizune al toparse con ella en el pasillo. —

—Hola Shizune. Estoy buscando a mamá, dijo que viniera aquí cuando saliera de la academia. — Aviso, oteando como una mueca de desorientación se dibujaba en el semblante de la aludida. —

—Qué raro. — Replico Shizune. — No menciono nada al respecto. Estuvo aquí gran parte de la mañana pero no dijo nada sobre tu visita. —

—Debió olvidarlo. — Suspiro dócilmente. — En fin. Creo que mejor regreso a casa antes de causarle alguna preocupación. Gracias Shizune, nos veremos luego. — Al salir del hospital tomo el sendero a casa, esta vez tranquilamente sin ninguna presión. Le gustaban los paseos, de esa forma podía pensar en otras cosas, distraerse de los problemas cotidianos que la asechaban constantemente.

Al llegar a casa, noto algo extraño; Una capa y otro par de sandalias, las cuales, no pertenecían esencialmente a su madre, sino, a otra persona, un hombre.

— ¡Mamá estoy en casa!— Aviso mientras continuaba despojándose de las sandalias para adentrarse por completo en el hogar. —

—Bienvenida, Sarada. — Respondió Sakura sonriente. — ¿Sucede algo?— Pregunto al encontrar algo extraño en su hija. —

—No estamos solas en casa. Hay alguien más ¿Quién es?— Sakura se limitó a no responder, esperaba que la pelinegra lo averiguara por su cuenta. — ¿De quién se trata, mamá?—

—Sakura. — Llamo Sasuke, atrayendo no solo la atención de la aludida, sino, también la de su hija.

Sarada se quedó inmóvil al ver a su padre -¿Cómo sabía que se trataba del?, fácil, no había cambiado mucho su aspecto- ningún musculo o nervio parecía responder y si algo aun funcionaba eran sus ojos, los cuales, comenzaron a llenarse de lágrimas.

— ¿Papá?— Pregunto temerosa. — ¡Papá!— Rápidamente corrió para alcanzarlo en un fuerte abrazo. Era inasequible detener el llanto de felicidad. Había esperado tanto tiempo por ese momento. El reencontrarse con su padre solo suponía un buen augurio.

Sasuke correspondió el abrazo, al mismo tiempo que consolaba a su hija. Sakura por su parte, no pudo evitar enternecerse con aquella imagen, estaba consciente de las ganas que tenía Sarada por reencontrarse con Sasuke, suponía que tanto para el azabache como para ellas, once años habían sido un martirio sin su presencia.

—Creo que…los dejare un momento a solas. — Mascullo Sakura, dirigiéndose hacia otra habitación.

—No. — Replico Sarada, alejándose de su padre para poder encarar a ambos. — Nadie se mueve de aquí. — Tanto Sasuke como Sakura desconocían los motivos por los cuales Sarada deseaba retenerlos ahí. — Tengo muchas preguntas…y los dos van a contestarme con la verdad. —

— ¿Hay algo de lo que yo no este enterado?— Cuestiono Sasuke con voz tranquila, mirando atentamente a Sakura.

— ¿Qué quieres decir con que si hay algo de lo que no estés enterado?— Pregunto Sarada un poco exaltada. — Nunca estas cerca, eso es lo que pasa, solamente conozco un poco de ti por los relatos de mamá y el séptimo… ¡¿Acaso te mataría pasar tiempo conmigo y con mamá?! Además, la relación de los dos es extraña ¡Mamá no me dice nada al respecto, y tú nunca estas! ¡Nunca!— Al terminar con los reproches inhalo y exhalo en repetidas ocasiones, el alzar la voz la dejo sin aire y ciertamente sin habla. — Solo dímelo… ¿Dónde has estado todo este tiempo y que has estado haciendo, papá?— Sasuke no respondió, solamente desvió la mirada al suelo, meditando si sería correcto contarle toda la verdad.

—Eso es algo que no te concierne. — Respondió parcamente, aumentando la furia en el interior de la pequeña Uchiha.

— ¡Bien! ¡Olvídalo!—

— ¡Sarada!— Exclamo Sakura, tratando de detener el paso de la pelinegra, lo cual, fue imposible. — Maldición…mi niña. — La última oración fue sentencia en un susurro audible para Sasuke. El azabache comenzaba a mostrar signos de arrepentimiento en tanto a su comportamiento con la niña. Camino lentamente hasta la entrada, poniéndose las sandalias y colocando su capa. — Sasuke-kun…—

—Iré a buscarla. — Seria fácil encontrarla, ciertamente, el parecido entre los dos era enorme. Por inercia acudió al campo de entrenamiento, el solía ir ahí cuando necesitaba estar solo, eso le traía buenos recuerdos y por supuesto, le otorgaba paz y tranquilidad.

Sus ideas no eran erradas, ahí se encontraba Sarada, golpeando uno de los troncos con todas sus fuerzas, repitiendo el proceso una y otra vez. Detuvo sus movimientos al resbalar y caer. Sin más remedio, llevo las rodillas hasta su pecho, ocultando su rostro entre estas.

Sasuke camino hasta ella y cuando estuvo de frente, intento tocarla pero la pelinegra rehuyó del tacto de su padre. El azabache dedico una mirada llena de seriedad, no saldría corriendo de ahí, recordaba lo que era sentirse así, el mismo atravesó por una fase similar, donde lo único que obtenía como respuestas eran simples mentiras…falacias que solo tratan de protegerlo.

—Sarada…—Susurro. —

—Déjame sola. — Espeto con desdén. —

—Lo lamento…lo último que quería era causarte daño. — Murmuro, tomando asiento a lado de ella, no se movería de ahí hasta haber solucionado las cosas con su hija. —

—Si realmente me quieres no me lastimarías ¿no es así?, pero lo hiciste, papá. — Seco las lágrimas con la palma de sus manos, tratando de acompasar la respiración entrecortada a causa de los sollozos.

—Sé que quieres respuestas…pero no estoy seguro si puedas soportar la verdad.— Dijo Sasuke, realizando una larga pausa para encontrar las palabras adecuadas que pudiesen apaciguar las dudas de su hija.— Lo siento…lamento no estar siempre para ti, Sarada. Espero que un día entiendas, que cada milla que he caminado, cada batalla que he luchado solo responden al propósito de protegerte a ti del lado cruel de este mundo. Entiendo que estas decepcionada de mi como padre. Nunca seré amable como tu madre, y nunca encontrare las palabras adecuadas como Naruto. Mis manos están llenas de sangre y en el pasado hice muchas cosas que simplemente no pueden ser perdonadas. Es por eso que tu madre es mejor que yo para criarte. Yo soy el que te apoya desde las sombras, para mantener el peligro lejos de ti a cualquier costo.— El llanto de Sarada parecía detenerse al escuchar atentamente el relato de su padre.— Incluso si tengo que ser rudo para mantenerte alejada de mi pasado, el cual, solo puede traerte problemas.—

—Papá…yo…— Sarada comprendió al instante lo que su padre intentaba decir. —

—Puedo comprender como te sientes. Yo mismo atravesé esa fase años atrás. — Suspiro lentamente, alzando la mirada hacia el cielo azul. — No te atrevas a poner en duda el amor de tu madre, o incluso el mío. — Susurrar—

—Lo lamento…mi comportamiento no fue el adecuado, papá. — Recito Sarada, desviando la mirada hacia otro punto. —

—No, yo lo lamento, Sarada. Estoy seguro de que tus abuelos y tu tío están orgullosos de ti.— Murmuro Sasuke, notando como una sonrisa tímida se reflejaba en el rostro de su pequeña y hermosa hija.— Solo he amado a tres mujeres en mi vida, a mi madre, a Sakura, obviamente y por supuesto a ti. No estoy especialmente orgulloso de muchas cosas en mi vida…pero estoy muy orgulloso de ser tu padre, Sarada. — Coloco dos dedos sobre la frente de Sarada, tal como solía hacerlo Itachi con él. — Vayamos a casa. — Sasuke se puso de pie y aguardo unos instantes para que la pelinegra lo acompañara, pero el paso de Sarada se veía obstruido por un pequeño dolor, al cual, Sasuke respondió llevándola en su espalda para facilitarle el camino.

Las dudas fueron disipadas –la mayoría de ellas- Sarada comprendía hasta cierto punto las consternaciones que enfrentaba su padre y a pesar de su ausencia, podía decir que su padre era asombroso, tan shannaro.

El tiempo pasó demasiado rápido a lado de Sasuke, tanto, que al llegar a casa, Sakura aguardaba por ellos con una deliciosa comida, preparada especialmente para celebrar el retorno del azabache.

Al caer la noche, Sarada fue atendida por Sakura mientras Sasuke tomaba un baño después del largo día.

—Mamá. — Hablo Sarada, mirando como Sakura utilizaba la palma sanadora para curar el pequeño esguince. — ¿Puedo hacerte una pregunta?—

— ¿Qué sucede, cariño?— Pregunto Sakura, alzando una ceja y vendando el tobillo de Sarada para prevenir que la luxación retornara o le provocara algún incordio. —

—Quisiera saber…si lo que dijo el séptimo sobre papá es cierto. —

— ¿A qué te refieres Sarada?— Pregunto. —

—El séptimo dijo que cuando iban en la academia papá, era el más popular con todas las chicas, como el, porque les parecía apuesto y genial. Sus notas de ninjutsu eran las más altas, justo como las del Hokage…pero que era un solitario total con una mala actitud que siempre le hablaba mal a los demás, sumándolo a esto la palabra sabelotodo.— Sakura no pudo evitar lanzar una carcajada al escuchar las mentiras blancas dichas por Naruto. Siendo su más querido amigo y por supuesto, el hokage, no lo dejaría en ridículo.

—Naruto tiene razón…hasta cierto punto. Tu padre siempre ha sido muy apuesto. — Sakura se sonrojo. — Pero yo fui la que gano su corazón. — Recito orgullosa, escuchando las pequeñas risas de Sarada. — Es bastante inteligente…heredaste eso, además de que toda la genética Uchiha predomina en ti. — Sarada sonrió ampliamente. — Bien, no hagas demasiado esfuerzo ¿entendido?—

—Está bien, mamá. —

—Ahora ve y dale un beso de buenas noches a tu padre, es hora de que vayas a la cama. — Dicho esto, ambas salieron rumbo a la sala, donde yacía Sasuke bebiendo un poco de té antes de ir a dormir. —

—Papá. — Susurro Sarada tímidamente. —

— ¿Hn?—

—Buenas noches, descansa.— La pequeña Uchiha dio media vuelta, pero aun no estando satisfecha, abrazo nuevamente a Sasuke y deposito un beso sobre su mejilla.— Te quiero, papá.— Al alejarse, Sasuke coloco dos dedos sobre la frente de su hija, correspondiéndole en tanto a los sentimientos.

—Descansa, Sarada. — Sonrió levemente.

—Buenas noches mamá. — Replico felizmente.

—Buenas noches cariño, descansa. — Alegremente se recostó en su lecho, catalogando a su familia como genial e invencible. —

—Mamá y papá son tan shannaro. — Susurro. Rápidamente Sarada se rindió ante el sueño. En su faz solo podía encontrarse una profunda tranquilidad…al igual que una de las sonrisas más bellas y sinceras.

Al exterior, Sasuke y Sakura disfrutaban de un momento a solas, disfrutando de la compañía de la cual habían sido privados durante mucho tiempo.

—Es bueno tenerte aquí en casa, Sasuke-kun. — Mascullo, oteando el hermoso manto cósmico que los engalardonaba la noche. — Y me alegra saber que hablaste con Sarada. —

—No es momento de decirle toda la verdad, es demasiado peso para ella. Solamente le conté un poco de mi pasado y sobre todo, de los motivos por los cuales estuve ausente. — Lanzo un largo suspiro, entrelazando su mano con la de Sakura. —

—Estoy orgullosa de ti, Sasuke-kun. — Sakura deposito un beso en su frente. — Ahora…por fin estamos juntos y tenemos una hermosa familia… ¿no es así?— Sus fanales esmeralda se posaron sobre él, expectantes por una reacción o alguna respuesta.

—Ustedes son mi familia...sé que es pequeña y está rota, pero sigue siendo perfecta. — Dijo Sasuke, arrebatándole una sonrisa a Sakura. La peli-rosa se acurruco entre los brazos del Uchiha, recargo la cabeza sobre su pecho y escuchando el tranquilo latir de su corazón. —

—Ahora que lo pienso…lo nuestro solo era cuestión de tiempo ¿no es así?— Sasuke asintió. — Todos somos parecidos al final de cuentas. Todos envejecemos y contamos las mismas anécdotas. —

—Alguien me dijo que…tratara de casarme con alguien amable. Y tú eres una mujer amable y de buen corazón…— Sakura se sonrojo, aferrándose aún más al cuerpo de Sasuke. — Gracias Sakura… por todo. — Reposo sus labios sobre la frente de la peli-rosa, realmente estaba agradecido por tener a una mujer como ella compartiendo su vida.

Había días en los que todo parecía tornarse gris y el panorama no deparaba nada bueno. Todo se solucionaba cuando Sakura y Sarada lograban deshacerse de todos los sentimientos negativos.

Durante toda su vida, las desgracias dejaron profundas cicatrices en él, pero con ayuda de otro logro sanar esas heridas. La amistad de Naruto y Kakashi y el amor de Sakura fueron la luz en sus momentos de oscuridad.

Así como conoció el odio también conoció el amor, concluyendo en que ambos miden lo mismo de profundo.

Por mucho tiempo se empeñó en destruir a su hermano por razones que ni siquiera el mismo conocía, enfrentándose a la cruel verdad al coste de manchar sus manos con sangre. El odio y la venganza lo cegaron por completo, hasta el punto de ser capaz de terminar con la vida de aquellos que siempre habían estado para él, esos que se transformaron en lo más cercano a un hogar.

Por suerte, siempre estuvo Naruto, quien lo hizo entrar en razón, sin importarle perder un brazo para enseñarle que los dos eran unos chicos viviendo en un mundo lleno de odio cuando los dos estaban hambrientos de amor.

Tenía la dicha de pasar el resto de sus días con una mujer impresionante –con toda la extensión de la palabra- fuerte, valiente, hermosa…extraordinaria, y que gracias a esa fémina de nombre Sakura, tenía a la hija más esplendida –tal como su madre-. Nuevamente disfrutaba del calor de una familia.

Eso no quería decir que hubiera olvidado a sus padres y hermano pero de repente, el regresar al pasado parecía innecesario porque todos los detalles de su vida eran maravillosos.

Fin.

—X—

Este es fin

Hermoso amigo

Este es el fin

Mi único amigo el fin

De nuestros elaborados planes, el fin

De todo lo que permanece, el fin… (The doors- This is the end)

Han de saber que no soy muy buena en tanto a despidas pero hare lo mejor que pueda:

¡Hemos llegado al capítulo al final de esta maravillosa historia! ¡En este momento puedo decirles que tengo un montón de sentimientos encontrados! ¡Me siento feliz y triste por ponerle un punto final a este fic! Ha llegado el momento de finalizar este bello ciclo.

Realmente no sé cómo agradecerles por su constante apoyo…en serio ¡MIL GRACIAS DE TODO CORAZON! No quiero sonar como los famosos, pero de verdad, sin ustedes esto no habría sido posible…ustedes me motivaban a continuar escribiendo, dándole la aceptación que nunca creí iba a tener esta historia, ustedes me hicieron mantener mi rumbo.

¡Gracias a cada uno de las 128 followers! ¡GRACIAS!

¡Gracias a esas 111 personas que lo añadieron a sus favoritos! ¡GRACIAS!

¡Gracias a cada uno de ustedes por leer! ¡Mil, mil, mil gracias!

¡Gracias a tod s l s que dejaron esos comentarios tan hermosos que alegraban mi día y me motivaban a continuar escribiendo, en serio, muchas, muchas, muchas pero muchísimas gracias! ¡Lamentablemente no cabe en un folio el universo y tampoco en una frase cabe mi gratitud! ¡No decidí decir nombres…por si alguno se quedaba en el tintero, pero esto va por todos ustedes que me dieron su apoyo sin regateo!

Ojala la historia y el capítulo final haya sido de su agrado, está escrito con mucho cariño para todos ustedes. Gracias por acompañarme durante todo este tiempo…espero no haberlos decepcionado.

Solo resta decir... que les deseo mucho éxito en todos sus proyectos, nunca se rindan, solo se necesita seguridad para alcanzar los sueños y las metas que nos proponemos.

Esto no es un adiós definitivo, sino un: Hasta luego, sobre todo a esas personas que no solo siguen este fic, ahí nos estaremos leyendo. En cuanto a los que solo han leído esta historia… ¡Muchísimas gracias por acompañarme! ¡De verdad, gracias de todo corazón!

Sin más…esto es todo, fue un placer haber compartido esta experiencia tan hermosa con ustedes

¡Los quiero! ¡Cuídense! ¡Les envió un fuerte abrazo y un enorme beso en donde quiera que estén!

¡Hasta pronto! 3 ¡Suerte y mucho éxito!