Sakaru

Por Katou Yuu

ADVERTENCIAS: AU, yaoi, yullen, lemon, mallas ajustadas y trajes con lentejuelas.

DISCLAIMER: D. Gray –man pertenece a Katsura Hoshino


- ¿Está Allen? - preguntó no muy seguro de haber acertado en la dirección.

- ¿Quién lo busca? - dijo Lavi dudando.

- Soy Tyki ¿podría pasar a verlo? - dijo escondiendo tras de sí un paquete.

- ¿es una bomba? Allen ya tiene suficiente de atentados- dijo Lavi sin quitar la cadena de la puerta.

- es pastel - dijo Tyki algo molesto. Lavi comprobó a gritos si Allen conocía a ese chico y fue confirmado. Lavi lo dejó entrar y lo condujo a la sala, donde Allen estaba sentado mirando la TV con un gato en el regazo.

- ¡Tyki! - dijo sorprendido, después de su estancia en el hospital, sólo había visto a su compañero una vez cuando fueron a visitarlo todos en grupo.

- siento haber tardado yo... estoy muy apenado - dijo rascándose la cabeza, puso el pastel en la mesa - Chaozi dijo algunas cosas, pero pensé que bromeaba - Tyki abrió la caja descubriendo un pastel lleno de crema.

- te perdono - dijo Allen con los ojos brillantes por el manjar.

Lavi sirvió el pastel y comenzó a hacer preguntas sobre ellos y su relación, Allen dijo "amigos" pero Tyki no puso cara de estar de acuerdo con eso.

- tu cara... te quedará una cicatriz - dijo Tyki tocando el vendaje sobre el ojo de Allen - podrían buscar un cirujano... - dijo poniendo cara de dolor.

- no importa... con el maquillaje no se notará - dijo apartándose un poco. Lo que menos le importaba era la cicatriz, él quería volver ya al escenario.

- ¿y cuando no lo tengas puesto? - dijo Tyki tomando su mano

- ¿por qué te importa tanto? - dijo Allen molesto, sabía que le quedarían marcas, no era necesario que lo molestaran con eso.

- bueno, tu rostro... era... es bello - dijo Tyki comprendiendo que había metido la pata.

Lavi tosió un poco.

- te verás como un guerrero. Un vikingo argggg - dijo Lavi haciendo sonreír a Allen - Es lo de menos, vi tu show y eres impresionante, pronto volverás y será aún mejor - dijo Lavi sirviéndole más pastel.

Después de otro rato y más té. Lavi acompañó a Tyki y a la puerta.

-si Allen te gusta, creo que lo estás arruinando - dijo Lavi al ver pasar a Tyki por la puerta.

- ¿Aún tengo oportunidad? es decir... ¿no está con Kanda? - dijo él moreno con esperanza

- ¿y yo que sé? sólo soy el enfermero - dijo encogiéndose de hombros - pero deberías buscar otro blanco - dijo y cerró la puerta.

Tyki se quedó con la palabra en la boca al ver que le habían cerrado la puerta en la cara, que sujeto más desagradable no sabía quién de los dos lo era más si Kanda o ese tal Lavi, realmente Allen tenía un gusto extraño. ¿Qué se buscara otro blanco? no era tan fácil cuando el amor de su vida le había rechazado.

Lavi volvió con Allen quien aún disfrutaba del pastel.

- Ese tipo quería algo contigo - dijo con la indiscreción que ya le caracterizaba.

- Ah, si - dio un bocado - Pero ya lo he rechazado.

- ¡Jo! vas por ahí rompiendo corazones - dijo a modo de burla.

- No es esa mi intención pero prefiero que solo seamos amigos...

- Y qué hay de Yuu?

- Yuu? - supo de inmediato que hablaba de Kanda, casi nunca nadie le llamaba por su nombre de pila, incluso a él ni se lo había permitido, miró algo celoso a Lavi, sabía que Lavi era el vecino, se metía a escudriñar, a robarse el gato por un rato, no quería pensar mal de él ni mucho menos ponerse celoso, además Kanda solo actuaba amable con él debía ser una señal.

- Si, ustedes no son solo amigos - Lavi le veía fijamente y el rostro de Allen se enrojeció.

- B-bueno nosotros - miraba a todos lados - Algo así - admitió.

- ¡Oh por dios! ya sabía que mi ojo no me fallaba.

Lavi parecía festejar su descubrimiento y Allen no lo entendía del todo. Kanda llegó y saco a patadas a Lavi del apartamento, Kanda parecía algo cansado.

- ¿Qué quieres cenar hoy? - Kanda iba a la cocina.

- Uhm... pues... - comenzó a dar una larga lista de platillos, Kanda se quedó con un tic en el ojo escuchándolo - Ah, hoy ha venido Tyki ¿tú le diste tu dirección? - preguntó solo por curiosidad.

- Si, fue a suplicarme a mi oficina - Kanda buscaba los ingredientes en la nevera.

Allen rió nerviosamente, la cena estaba lista y se encontraba comienzo algo lento, su brazo de por sí ya era un impedimento y además de la gasa y los puntos en su rostro...

- Oye... crees que me vaya a ver igual que siempre - comenzó a tocar su comida. - ¿Crees que esté bien si me veo como un vikingo?

Kanda casi se atraganta con la comida.

-¿vikingo? ¿De dónde sacas eso?- dijo Kanda bebiendo té.

- bueno, Lo dijo Lavi y Tyki cree que me va a quedar una cicatriz grande- dijo tomando un poco de puré de papa.

- esos idiotas - dijo Kanda con ganas de molerlos a palos.

- olvídalo, fue una tontería. - dijo Allen con mirada desanimada.

- vanidoso ¿te importa tanto tu rostro?- dijo Kanda sonriendo burlón.

- ¡no es eso! - dijo Allen soltando el tenedor - te gusto por eso, por mi cara- dijo tratando de cruzarse de brazos pero fallando.

- me gustas todo - dijo Kanda con seriedad.

Allen lo miró. Unos días después fueron con el doctor a que le quitara los puntos. Le dijo que había cicatrizado muy bien y que ya no tendría que usar la gasa. De vuelta a casa, Allen entró al baño y se miró al espejo. Tenía una cicatriz roja y enorme de la frente a la mejilla. En algunas zonas se perdía, en otras hacia un bulto rojizo. Como si tuviera un largo gusano en la cara. Suspiró derrotado, al final sí parecía que había estado en batalla. Se dio una ducha y salió a la habitación. Kanda lo miraba pero el trataba de mover el rostro. Entró a la cama y se tapó hasta la frente. Kanda volteó los ojos. Allen se quedó pensando. No era vanidoso pero se veía extraño y se sentía aún peor pues faltaban varias semanas para quitar el yeso. Probablemente meses antes de subir a un trapecio. Cuando sintió a Kanda acostarse a su lado se arrastró hacia él y lo abrazó.

Kanda sintió el cuerpo de Allen apegarse al suyo, Allen no parecía aún muy contento después de verse el rostro no quería decirle que se preocupaba mucho pero seguramente era un golpe duro, claro que a él no le molestaba para nada, seguía siendo Red el niño que había conocido en aquel circo hacía ya varios años, no le importaba nada más.

- ¿sigues acomplejado?

- Es solo que aún no me acostumbro.

- Ya podrías operarte entonces.

- No quiero -se revolvió entre las sabanas - Solo necesito tiempo - trató de esconderse pero Kanda no le dejó tomó su rostro obligándolo a mirarle, estaban muy cerca, le acariciaba la mejilla y no pudo evitar el contacto más bien lo necesitaba. Comenzó a devorar sus labios sintiendo cada vez más como la respiración y el pulso se le aceleraba.

Allen se dejó caer pero de inmediato se quejó. Kanda le había apretado la mano del yeso.

-lo siento - dijo acostándolo y poniéndose encima de Allen - no te muevas- le susurró al oído. Allen se cubrió la cara con la mano sana. Kanda comenzó a besar su cuello, a subir por la barbilla, besar su nariz y labios. Mordió los dedos de Allen.

- quítala- dijo tomándola suavemente.

-no- dijo aferrándose.

Kanda siguió besando su rostro, cada pequeño lugar donde quedaban señales de suturas hasta que Allen se fue relajando. Allen quitó la mano para ver que sucedía pues Kanda se había detenido. Aprovechó el momento, apartó su mano y besó la cicatriz de Allen.

-¿te duele?- dijo Kanda besando su párpado.

- no... - dijo rojo de vergüenza por la forma en que Kanda lo besaba. Las manos de Kanda comenzaron a colarse bajo a ropa de Allen. Bajó hasta su abdomen para descubrirlo. Le encantaba su piel blanca y suave, y la forma ensueño cada músculo se marcaba cuando el otro exhalaba.

- ¿quieres un masaje?- pregunto sonriendo. Allen sonrió también.

- Pervertido - susurró.

Kanda no respondió, se lo tomó como un "si" y comenzó por deshacerse de la camisa del pijama de Allen, sus manos recorrieron su pecho, se dedicó a besar su piel notando la respiración agitada del otro, fue bajando hasta el borde de su pantalón, Allen tenía la cara completamente roja.

Allen le veía expectante, Kanda tenía una sonrisa maliciosa y comenzó a bajar en pantalón junto con la ropa interior, los pantalones fueron olvidados en algún sitio y Kanda miraba su entrepierna, por instinto y pena quiso cubrirse pero le fue impedido, Kanda había comenzado a acariciar su erección y no pudo evitar que un gritito de sorpresa saliera de sus labios.

-hace cuánto que no lo haces, Red- dijo Kanda metiendo la punta en su boca.

-demasiado... - dijo Allen gimiendo después.

La boca de Kanda jugaba con la cabeza, justo cuando pensaba que se la metería toda, la sacaba y le provocaba con su aliento caliente. Siguió por un rato hasta que no pudo soportarlo y con su pierna atrapó el cuello de Kanda y le empujó la cabeza para que lo metiera todo. Esas piernas, Kanda odiaba su pantalón en ese momento y amaba esas largas piernas. Allen se vino en su boca sin avisar. Kanda lo sacó y retuvo lo más que pudo de su semen. Pudo saborearlo, tenía el delicioso sabor que esperaba. Mientras Allen seguía moviendo la cadera por el orgasmo, le separó las piernas y regó el contenido de su boca en la entrada. Con la lengua comenzó a recoger lo que se resbalaba y lo metía con suaves movimientos dentro de Allen.

- ah... ¿qué haces?- dijo Allen moviendo la cadera cada vez que sentía la lengua de Kanda en su interior.

-masaje- dijo parando un momento y volviendo a su labor, está vez tomando fuertemente la cadera de Allen con las dos manos y hundiendo sus dedos. Mordió el interior de sus muslos y lamió. Allen seguía duro pero esta vez se concentró en sus testículos metiéndolos en su boca y jalando ligeramente. Su lengua ahora corría hasta abajo de ellos y sus dedos se movían acariciando la entrada mojada y cálida.

Allen respiraba entrecortadamente sintiendo como Kanda dilataba su entrada, se sentía morir de placer, los dedos de sus pies buscaban a aferrarse a la sabana, vio a Kanda sacar sus dedos dedicándole una mirada sugerente le escuchó decir algo como que si ya era suficiente, le vio deshacerse de su pantalón y mostrándole su palpitante erección, buscó algo de lubricante untarlo en su miembro.

No necesitaba que le explicaran lo que iba a hacer, Kanda le pidió abrir un poco sus piernas mientras se posicionada rozando su entrada, se relamió sus labios algo ansioso, muy lentamente se comenzó a abrir paso en su interior, cerró sus ojos con fuerza mientras sentía como era invadido y trataba de no gritar muy fuerte al tiempo que un par de lágrimas se escaparon, Kanda se detuvo al ver su expresión solo pidió algo de tiempo para irse acostumbrando.

Cuando estuvo totalmente dentro, Kanda se acercó a su rostro y lo besó mientras se sostenía con un brazo y con la otra mano le apretaba suavemente los pezones. Las piernas de Allen lo rodearon y se entrelazaron jalándolo hacia dentro, haciendo que se hundiera más en él. Kanda no pudo contener un gemido, sentía la piel sedosa de los muslos de Allen contra sus costillas y cada que era jalado hacia dentro rozaban haciéndolo querer más. Pronto ambos se impulsaban, Kanda deslizándose dentro y afuera y Allen levantando las caderas buscando que no se separaran ni por un momento. Kanda y Allen gemían confundiendo sus sonidos y respiraban agitados entre cada beso.

-espera, no te muevas- dijo Kanda apretando los ojos y dientes para dejar de ver el rostro enrojecido de Allen.

Él no hizo caso y a pesar de haberse detenido Kanda, siguió moviendo la cadera hacia arriba provocado que Kanda terminara en su interior con fuertes contracciones y un grito ahogado. Salió de él y Allen, como si supiera sus intenciones, se dio la vuelta y levantó el trasero para que Lo volviera a penetrar. Kanda daba estocadas más suaves, su semen salía con cada movimiento escurriendo por los muslos de Allen y sus manos sostenían su cintura para ayudarlo a no lastimar su brazo enyesado.

Allen trataba de mantenerse levantado, con cada estocada sentía que quería echarse sobre la cama y sumirse por completo al placer, dejaba escapar aquellos gemidos que comenzaba a hacer enloquecer a Kanda quien se movía cada vez más rápido en su interior, sus gemidos fueron cada vez más fuertes por más que trataba de acallarlos escondiendo su rostro entre las sabanas.

Kanda paró por un momento tomando con cuidado el cuerpo de Allen atrayéndole hacia él, se sentó en la cama con Allen sobre él, Allen dejó escapar un sonido de sorpresa Kanda besaba su cuello.

- K-Kanda ¿por qué...?- respiraba agitado.

- Así corres menos riesgo de lastimarte el brazo - Allen pensó que era algo considerado pero le resultaba extraño - Deberías moverte un poco, no crees - dijo con malicia en su oído.

Allen comenzó a levantarse inclinándose un poco hacia adelante y sosteniéndose con la mano derecha a las piernas de Kanda. Sus piernas temblaban, cada vez que se dejaba caer, Kanda tocaban un punto en su interior. Kanda apretaba su espalda sin dejar de ver como lo metía y sacaba con sentones.

-ya... y-ya... - dijo Allen enterrando las uñas cerca de la rodilla de Kanda.

Este lo tomó por la cadera y lo ayudó a aumentar la intensidad para terminar juntos. El interior de Allen se apretó y los músculos de Kanda se tensaron. Como un reflejo, Allen intentó atrapar su semen con su mano izquierda haciendo que el yeso se manchara, Kanda no dejó de moverlo hasta que su interior había comenzado a gotear. Lo abrazo aún sentado con el dentro y Allen apoyo su cabeza en el hombro de su amante. Sus respiraciones se fueron calmando y sus cuerpos estaban mojados de sudor. Kanda levantó a Allen tomándolo de las piernas y se salió de él para ponerlo sobre la cama.

- manche mi yeso- dijo Allen preocupado buscando un papel para limpiar. Kanda se rió.

Le ayudo a limpiar no había sido tanto, aunque no era el yeso lo que tanto debía importarle a Allen, sus muslos y nalgas estaban cubiertos por la sustancia viscosa.

- Necesitaras ayuda para limpiarte todo.

- Y-yo puedo solo- Allen corrió a encerrarse en el baño de por si era vergonzoso ensuciar el yeso ahora que Kanda le ayudara a limpiarse "allí" era más de lo que podía soportar.

Ya totalmente refrescado y limpio se fue a dormir abrazado a Kanda o al menos eso intentaba.

Los días fueron pasando y su recuperación iba en buen camino, el yeso había sido retirado al menos, debía evitar cualquier esfuerzo e ir realizando algunos ejercicios para ir recuperando algo de movilidad. Cada vez se veía más cercano al escenario, ahora realizaba algunos ejercicios de rutina y estiramientos por no perder la costumbre. Lavi había llegado llorando porque no le había dejado firmar el yeso, más bien a nadie, después del incidente vergonzoso no quería que nada tocara ese yeso.

De alguna manera había iniciado una convivencia de pareja con Kanda, que casi ni recordaba como había llegado al apartamento, ya se sentía parte del sitio e incluso Golem lo aprobaba, no podía evitar tenerle algo de afecto al animal, pero sabía que todo esto debía tener un fin tarde o temprano vencería el contrato con el hotel y deberían ir a otro sitio a presentarse, a otra ciudad o país, abrazo con fuerzas a Golem.

Kanda firmó los cheques para el Cirque. Pronto estaría firmando los últimos y Allen se iría. Incluso ya había acudido a un par de conciertos y show en busca de un sustituto. Odiaba tener que hacer llamadas para hacer un nuevo contrato. La recuperación de Allen iba bien y pronto volvería a actuar.

Le gustaba mucho ver a Kanda sobre el escenario, verlo moverse en el aire y escucharlo cantar. Pero eso significaba que el periodo de gracia se terminaba. Ese día Allen había regresado a los ensayos pues el Conde le había pedido que cantara ahora que no usaba el yeso.

En la noche fue por él, Lo llevó a cenar a un bufet de carne e hicieron el amor toda la noche. Allen lo miraba como si también pensara en lo mismo.

- el conde dijo que iríamos a Londres - dijo Allen acostándose en la cama y abrazando su cuerpo desnudo al de Kanda.

- quisiera extender el contrato - dijo Kanda besando su cicatriz.

- somos un circo, no nos quedamos en el mismo lugar mucho tiempo - dijo Allen besándolo en la boca - aunque quisiera quedarme - dijo sonriendo y acomodándose en el pecho de Kanda.

Sabía que no podía pedirle que se quedara, su vida era el circo y recordaba lo deprimido que estaba cuando le dijeron que no podría subir a un trapecio en meses. Quería que fuera feliz pero lo enloquecía que la distancia pudiera separarlos y que jamás pudieran volver a estar así.

El día de la última actuación había llegado, se habían vendido todas las entradas, esperaban ver un gran cierre para la despedida del cirque.

Chicas danzando, algunos payasos haciendo sus trucos, Lenalee había tomado el papel principal junto a Tyki, ambos eran la pareja protagónica, Allen se encargaba de los cantos y narración de los actos, todo decorado con un hermoso paisaje invernal, Timothy se había acercado invitándole a seguirle, Allen le siguió dibujando hermosas figuras mientras admiraban el desenlace la relación de los protagonistas. Y como si fuera magia copos de nieve comenzaron a caer en el escenario, todos los artistas se acercaban hacia el público haciendo una reverencia y saludando mientras recibían una gran ovación y entonces las últimas palabras por parte de Allen cerraron el acto.

"Nos volveremos a encontrar"

FIN


NOTAS:

Gracias por seguirme hasta el final. Espero que la historia les haya gustado pues el tiempo que han puesto en leerla y sus comentarios han sido muy importantes para mí, y aunque no los he contestado por falta de tiempo, como siempre he cumplido lo prometido: una historia terminada. Sobre la inspiración, que ustedes temían que me hubiera abandonado, debo aclarar que sigue aquí y que pronto no veremos con una nueva historia.

Brazos para todos.