Maze Runner pertenece a James Dashner
Serie de viñetas que son un reto/intercambio con Koushiro Yamato. Serán diez, una por día, siguiendo su lista de palabras: Mostaza, Sexo, Cuchillo, Sudor, Boca Floja, Sarcasmo, Keeper, Intensos, Fugaz, Lluvia
Busquen sus viñetas, con la lista que yo le he dado, en su perfil.
Día 1
Mostaza
Newt suspiró limpiándose la frente con el dorso del brazo, el lodo se quedó embarrado en su rostro y sin darle importancia regresó a la tarea en la que llevaba buena parte de la mañana; apoyó las manos la empuñadura de la pala y usando el pie, empujó hacia abajo la base de la misma para que se enterrara un poco más y así levantara la tierra. Si limpiar buena parte del Glade le había parecido una tarea ardua, preparar el terreno en donde comenzarían a sembrar lucía como un reto aún mayor para el puñado de chicos que eran y lo poco que sabían de todo aquello.
Minho, una semana atrás cuando la caja subió con menos provisiones y esa nota, se había cruzado de brazos poniendo un mal gesto al ver los pequeños sobres con semillas.
—¡Shanks! —el asiático llamó la atención del grupo.
Calculando con las manos en un gesto exagerado, sonrió seguro de sí.
—Voy a cultivar tomates assssssí de grandes.
—Slinthead— Alby rodó los ojos—, esas son sandías…
Y las risas habían estallado porque, a decir verdad, tener la mente en blanco no era agradable pero poder reírse de las cosas simples hacía más llevadero el problema que compartían y que, tras meses ahí, no parecía que fuera a cambiar pronto.
Incluso, ante la ausencia de algunas palabras que sentían necesitar, habían comenzado inventar algunas que le daban sentido a todo.
"Shank", "klunk", "slinthead"
A veces las escupían al enfadarse y poco a poco sonaban más reales.
—¡Klunk! —Newt exclamó la palabra arrancado de sus cavilaciones, levantó los brazos para protegerse la cabeza de una lluvia de plastas de lodo que estaban cayéndole encima—, ¡klunk! ¡Shank!, ¿¡qué haces!?
—Es mostaza, ¿eh? No naranja ni café —el asiático lanzó otra bola de lodo que pegó en el costado de Newt—, ¡mostaza!
Minho se burló y al rubio le tomó un segundo, el mismo que tardaba en sentir la cara y las orejas rojas, comprender a que venía el comentario. El mayor nunca le dejaría olvidar esa escena; con la primera tanda de ropa había llegado la sport que ahora vestía y en lugar de lanzarse a arrebatar la prenda, había tenido la ocurrente inocencia de exclamar:
—¡Yo quiero la color mostaza!
El pelinegro soltó la frase, doblándose con los brazos cruzados sobre el estómago, y rio a viva voz hasta que una plasta de lodo le golpeó la mejilla haciéndole afilar la mirada y prepararse para la batalla.