Notas del capítulo:

Saludos a todas y todos lo que leen este fic~

Primeramente, quiero dar las gracias a todos aquellos que apoyaron este paro, y no tan solo a las personas que apoyaron, también a las que no estaban de acuerdo y aun así mantuvieron el respeto. Insisto, en ningún caso, personalmente, la idea fue castigar; si así lo sintieron, lo siento, de verdad, porque yo no soy nadie como para castigar a otra persona. Mi intención, netamente, fue que se creara un poco de conciencia, nada más. Tampoco fue condicionar, lo cual creo que es: "subo el capítulo mañana, si es que tengo 20 reviews" eso sí es condicionamiento. Pero yo no he puesto ninguna condición para actualizar, hasta di fecha de término del paro y regreso de actualizaciones. No confundan, aquí no hay ninguna amenaza, esa jamás ha sido mi intención.

Reitero: este paro fue para mostrar mi preocupación frente a un hecho. Si hay un cambio, sería genial para hacer crecer la interacción del fandom, porque para mí no hay nada mejor que interactuar con mis lectores, así como lectora también, hacerlo con autores a los que leo. Si no hay ningún cambio, bueno, al menos lo intenté y alcé mi voz.

Seguiré escribiendo y publicando, seguiré amando cada review (excepto los que me digan: "oye, quiero lemon ya" o "no me gusta esta pareja, sácala". Ya saben, no es lo mismo una sugerencia que una exigencia) Algunas dijeron que no dejaban un comentario por timidez, y las entiendo, pero en serio, no muerdo ;) Y aunque me dejen un salseo de palabras, sé que comprenderé la idea y que intentaron decirme lo que el fic los hizo sentir. No pido que hagan un poema, de verdad, solo pido que si les nace, por favor déjenme su opinión. Para mí es importante.

Otra cosa, no busco popularidad. De hecho, no soy conocida en ningún Fandom, hasta donde yo sé, y creo que es por el hecho de que me gusta "el salseo". En el caso de KnB, me gusta el Kise x Kasamatsu, (son mi OTP) pero también el AoKi, AoSaku, KagaKi, AoKaga, KagaKuro, MidoTaka, y muchas combinaciones más. Así que este paro no fue netamente de las "AoKi", sino que de escritoras que compartían una misma idea.

Ahora, este paro me sirvió para darme cuenta de muchas cosas. La primera, en lo especiales que son mis lectores, de verdad, agradezco que no me hayan insultado y en cambio, hayan defendido sus posturas con respeto y otros se hayan sumado a la causa o comprendieron y esperaron pacientemente. De verdad, nunca reclamé por la cantidad de reviews, mi postura, más que nada, era por los reviews con exigencias sin un respeto alguno. Sí, eso me desanimaba. Pero ahora me doy cuenta de que muchas si pusieron atención en la trama, disfrutaron del lemon y quedaron satisfechas al ver a su OTP juntos. Me siento muy agradecida y con ánimos renovados para seguir con más.

He regresado y los extrañé un montón, en serio.

Gracias por seguir aquí~


Capítulo de hoy…

Debo decirles que este es el último capítulo, el ansiado Epílogo. Se presentan algunos personajes, se explican lazos y algunos puntos siguen quedando en el aire porque se aclararán en el fic que le siga. En las notas finales contaré los detalles.

Aclaración: este fic en particular no es M-preg, por las siguientes razones…

1.- Porque está hecho por y para Nayen~

2.- Porque no encuentro una razón "válida" para hacerlo, no tuve esa idea en ningún momento, así que tampoco la forzaré.

Esperando comprensión a eso, serán compensadas xdd


Epílogo

La puerta se cierra con un golpe sonoro. Kise retrocede con torpeza, pero sin soltar los labios del moreno, que con la lengua dentro de su boca en un beso exigente, sigue avanzando directo al pasillo que conduce al cuarto de Kise.

Solo se limita a cerrar la puerta de la entrada al corredor y sus manos vuelven a la cintura del rubio para arrastrar hacia arriba la playera que le queda grande por la simple razón de que no es suya, le pertenece a Aomine. Siente el aroma propio en esa tela, mezclándose con el del vampiro y concluye que tiene un nuevo fetiche para probar después: hacérselo a Kise con la playera suya puesta. Ahora lo probará sin prenda alguna, para asegurarse de que su bello y frío cuerpo está intacto, está ahí.

Entre el beso desmedido, el lobo lo estrella de nueva cuenta contra la pared para comenzar a bajarle el pantalón endurecido por la sangre de la pelea anterior. Cae al piso junto al recuerdo que quiere olvidar. No volverá a perder a Kise, nunca. Donde sea que él vaya, irá con él.

Jala de su labio inferior excitado al ver que no lleva ropa interior, recibiendo un gemido ronco en respuesta y todos sus pensamientos se mezclan en ese momento.

— Oh, Kise. Te voy a follar lentamente… —susurra contra su oído con voz enronquecida, como un dulce ronroneo que reverbera por el cuello del rubio.

Kise se estremece con el cuerpo siendo apresado contra la pared. Alza los brazos y agarra esa camisa para destrozarla, haciendo que los botones salgan disparados y una sonrisa se dibuje en los labios de Aomine.

El lobo lo toma de los muslos y lo alza para que cruce las piernas en sus caderas. Lo lleva hacia el cuarto y lo arroja sobre la cama sin dejar de mirarlo con hambruna. Parado frente al colchón, le sonríe a Kise y se lame los dientes mientras sus manos bajan el cierre de sus jeans. Su mirada azul está cargada de deseo, de sentimientos encontrados que lo tienen demasiado eufórico para tomarse todo aquello con calma.

Kise observa la manera en que desliza esos ajustados jeans por sus morenas y duras piernas, junto al bóxer. Ver esa piel de tonalidad oscura, lisa y perfecta, pegada a ese cuerpo fibroso, le causa escalofríos de ansiedad. Aomine es tan perfecto que solo puede dejarse fascinar por todo en él. El vampiro traga con fuerza cuando lo ve gatear sobre la cama con cautela y sensualidad. Suspira contra sus labios y observa su rostro moreno sin perder detalle alguno.

El rubio apoya la palma en su rostro y cuela la otra mano entre sus cuerpos para envolver el endurecido miembro de Aomine. Lo acaricia sintiendo como se endurece entre sus dedos.

— Mn… —se queja Aomine apretando los dientes, perdido en el dorado de esos ojos y en la suave caricia que le proporciona. El aroma de Kise invade sus sentidos y pronto está completamente inhiesto y húmedo entre su mano—. Kise… Kise…

El vampiro jadea mordiéndose los labios al oír su nombre con esa voz. Kise alza el rostro y le da pequeños besos, jalando de sus labios de vez en cuando, tentándolo a más.

Mientras agonizaba, se arrepentía de no haber aceptado su emparejamiento antes. Se confió tanto de la eternidad que posee, que darse cuenta de cuán poco había aprovechado su tiempo junto al lobo fue como estrellarse contra una dura y fría pared.

Creyó que no lo volvería a ver. Que ahí terminaría todo.

Pero Aomine ha entregado su vida por él, literalmente. Le ha dado la mitad de su propia alma, incluso arriesgándose a morir también.

Con el corazón latiendo desbocado ante el recuerdo y las emociones nacientes, Kise sigue acariciando ese duro pene, recibiendo entre sus dedos el líquido pre-seminal. Acerca sus labios a los contrarios y susurra—: Te quiero dentro ya, Aominecchi.

Un gruñido se escapa de los labios del moreno, excitado hasta más no poder. Se alza cuando esa mano lo abandona y dirige su mirada hacia abajo. Kise se está tocando, tiene dos dedos dentro de él, saliendo y entrando, toqueteándose con su humedad.

— Maldita sea, Kise —jadea Aomine viendo al chico dilatarse. Su rostro enrojecido y su pene hinchado, le dan la imagen más erótica que ha visto en su vida.

— Aominecchi, por favor, por favor…

— Ven aquí —dice Aomine inclinándose hacia él y juntando sus frentes, para luego alzar sus caderas y acomodar su duro eje en esa entrada. Se abre paso en su interior con una lentitud tortuosa, de una manera tan dulce que Kise puede sentir cada centímetro de ese miembro entrando en su cuerpo, llenándolo por entero.

Sus entrañas se sienten invadidas por ese caliente trozo de carne y un gemido escapa de sus labios, demasiado complacido, temblando de pies a cabeza ante aquella intrusión.

Aomine suelta un jadeo cuando sus caderas chocan con la contraria. Su estrechez lo envuelve y siente como si al fin estuviese completo. Por primera vez en todo el tiempo que llevan juntos, se siente de esa manera, ya no tiene miedo. Ya no hay dudas.

Estar emparejado se siente incluso mejor de lo que alguna vez imaginó. Es como si toda su vida hubiese sentido que le falta la mitad de su ser y que cuando encontró a Kise, y se unió sellando el rito, se completó al fin. Es literalmente su otra mitad. Su corazón late con fuerza al darse cuenta de lo increíble que es aquella unión y de lo feliz que se siente de tenerlo junto a él.

A pesar de todo, su lucha no ha sido en vano. Daría su vida, su alma y toda su sangre por él. Por su pareja. Por Kise. Una y mil veces más.

Aomine hecha sus caderas hacia atrás y embiste nuevamente. Lento, profundo y continuo. Como si quisiera corroborar que está ahí, que su cuerpo le pertenece y no se trata de un sueño. Quiere sentirlo a conciencia. Sus ojos siguen pegados a los del vampiro, que respira con lentitud, soltando el aliento caliente que lo vuelve loco.

— Te amo, Aominecchi. Te amo tanto… —El moreno se muerde el labio y su estocada se vuelve un poco más brusca.

Se detiene, quedando aun en su interior. Se apoya sobre el colchón con una mano y con la otra lo acaricia desde el pecho hasta el ombligo y un poco más abajo, sobre la línea plana en su bajo vientre.

Es tan suave, tan frío, pero su temperatura sube en esos momentos. Él es el culpable, y sonríe con ese posesivo pensamiento. Sigue bajando, acariciando su piel con la punta de los dedos, tragando con fuerza y deleitándose con su calor.

— Eres tan malditamente hermoso —jadea el moreno inclinándose para besar su cuello, dejando chupones y mordiendo hasta llegar a su oído, donde sabe que se ubica la marca de emparejamiento—. Te lo haré toda la noche Kise, hasta que me ruegues que pare.

— Bueno, tendrás que esforzarte —dice envolviéndole las caderas con las piernas—, me siento como nuevo, así que tengo muchas energías.

Una risa suave sale por los labios de Aomine ante aquel reto y abandona su oreja para poder capturar sus labios con los dientes.

Kise pone ambas manos sobre su pecho y lo gira con cuidado de no dejarlo salir de su interior. Con lentitud y agilidad logra su cometido, haciendo a Aomine jadear ronco mientras se aferra a sus caderas, sintiendo la línea de sus oblicuos con los pulgares. Una vista hermosa.

El vampiro alza sus caderas y se deja caer haciendo que sus pieles choquen y creen un sonido morboso. Todo aquello es demasiado insinuante e intenso. Todo lo recién vivido. Y Kise tomándolo todo de él.

Aomine le acaricia los muslos, dejando que lleve el ritmo, encantado con esos gemidos, con ver esa lengua repasando los labios luego de morderlos. Nota que sus manos morenas contrastan contra esa piel blanquecina y le encanta. La combinación de dos lados oscuros de la naturaleza sobrenatural. Como un salvaje lobo está enamorado de un vampiro de sensualidad letal. Aunque las cosas no fueron como lo pensó alguna vez, siente que tampoco pudo haber sido de otra forma. Y ha sido perfecto.

— ¡AH! ¡AH! ¡Umnh! ¡AH! —Gime Kise a voz en grito, brincando sobre su cuerpo, enterrando las uñas en el pecho del moreno y marcándolo con fiereza—. ¡Sí! Aominecchi…

Kise se inclina jadeando sobre sus labios con desesperación, una invitación demasiado irresistible para el moreno, que alza las manos para aferrar su rostro y besarlo de nueva cuenta. Metiendo su lengua, humedeciendo sus labios, sintiendo el calor dentro de su boca.

Con toda la pasión que le transmite y el placer que le provoca estar con él, el vampiro se mueve un par de veces para alcanzar su tan anhelado orgasmo. Se estremece con fuerza, arqueando la espalda como un felino y cierra los ojos con fuerza mientras su cuerpo tiembla por completo, expandiendo el placer por cada fibra, haciéndolo enloquecer.

— Aaahhh Ahhh —Jadea sobre los labios de Aomine, que fascinado con tenerlo así, dándose cuenta de que al fin son pareja, lo toma de las caderas para embestirlo un par de veces más.

El vampiro gime entre temblores, demasiado sensible, sintiendo el roce dentro de su cuerpo y pronto siente las entrañas calientes cuando Aomine se derrama en su interior con brusquedad.

Kise se deja caer sobre su pecho para poder recuperar la respiración, es increíble como el sexo influye en él. Lo agota, hace que su temperatura suba al menos unos grados, lo hace sentir vivo.

Se mueve sintiendo como Aomine sale de su interior y se deja caer a su lado con el dorso de la mano en la frente.

— Aominecchi.

— Mn.

— Entonces… ¿ya estamos unidos para siempre?

Aomine se gira apoyando la cabeza sobre el codo para poder mirarlo mejor, sus ojos azules observan esa mirada dorada que refulge ante los sentimientos que recorren su cuerpo. El vampiro se siente nervioso, demasiado ansioso por aceptar aquello. Han pasado demasiadas cosas en tan poco tiempo, que recién comienza a pensar en las consecuencias definitivas.

— Sí. Eres mi pareja al fin, y además, estamos unidos por nuestra fuerza vital. —Aomine levanta la mano y acaricia el rostro del chico con la punta de los dedos. Su semblante se torna serio y Kise se estremece al observarlo así—. Pero sé que, pasara lo que pasara, aun así hubiese unido mi alma contigo. Porque no puedo vivir sin ti, Kise.

El rubio jadea sintiendo sus ojos llorosos, a sus 150 años de edad jamás le han dicho algo como aquello. Y verse así de correspondido lo emociona a un nivel complemente nuevo, se siente dulcemente débil.

Aomine se posiciona sobre él, tomando sus caderas para girarlo y alzar su trasero hacia sí. Kise se aferra a la almohada, apoyando la cabeza en ella y girando el rostro cuando siente los labios del moreno contra su oído, ronroneándole mientras desciende con esa mano por el costado de su cuerpo.

— No te vayas a un lugar al que no pueda seguirte —dice Aomine con una mezcla de orden y petición, casi un ruego—. Aunque sea de la muerte, Kise, iré por ti y te traeré de vuelta las veces que sea necesario. —Es una promesa que espera no tenga que volver a repetir—. Al fin, eres completamente mío.

El rubio alza la cabeza soltando un dulce gemido cuando Aomine lame sobre su marca. Lo siente nuevamente, como entra en su interior aún húmedo, con las energías renovadas con rapidez, tan duro como si no lo hubiesen hecho recién. Y él gustoso, recibe toda su hombría.

Y lo ama como a nadie. Porque es su pareja, porque le quitó la vida para darle la propia. Porque simplemente es él.

.

.

Momoi entra a su cuarto, donde el rubio se acomoda la camisa de color blanco parado frente a un largo espejo. Una camisa sencilla, fuera del pantalón, pero que representa algo muy importante para él en ese día.

La chica le sonríe, con un ajustado vestido de color negro y encaje en el escote, de color rosa como su cabello, que va tomado en una coleta y cae en rizos perfectamente peinados, pero con aire casual. Sus tacos repiquetean contra el piso cuando avanza hacia Kise con una sonrisa en los labios. Quiere abrazarlo, pero se resiste para no arrugar su ropa.

— Esto se siente como una boda —se queja el rubio mientras la chica desliza los dedos sobre el cuello de la camisa para alisarla mejor.

— Sí, bueno, la presentación a la manada es muy importante. Y sí, parece una boda por donde lo mires. Aunque una excusa para festejar masivamente también lo es —ríe la chica alzando sus ojos rosa—. Felicidades, Ki-chan.

Kise sonríe ampliamente, y dejando pasar lo impecable que debe estar su tenida, abraza a la chica que, riendo, lo abraza de vuelta.

Y como si de una novia se tratara, el vampiro toma aire y la sigue por el pasillo de la casa. Cuando llegan al primer piso no sabe por qué mierda se siente tan nervioso. No se está casando, bueno, no de la manera tradicional. Ya está emparejado, aquel ritual es solo para presentarlo a la manda y darle la bienvenida. Maldita sea, sí, es como una jodida boda aunque quiera auto-convencerse de que no es así.

La puerta se abre y él sale tras la chica, que lo conduce al centro de la plaza principal, donde todos los lobos de la manada están sentados frente a un taburete, donde Imayoshi conversa con Aomine esperando a que el rubio aparezca.

Sus ojos se encuentran y Aomine sonríe mostrando toda su corrida de blancos dientes, nervioso y ansioso. Esperando a que llegue hasta él.

Con cada paso, Kise siente su estómago retorcerse en su interior, los nervios le hormiguean la piel y todo desaparece a su alrededor. Solo esta él y Aomine, mientras camina para encontrarse. Cuando llega hasta el taburete, el moreno le toma la mano, para luego darle una mirada cargada de sentimientos. Aomine se gira y mira a todos los lobos allí presentes, junto a los amigos de Kise, que son importantes para el rubio, y por ello, para él también.

— Aomine Daiki, Guardián y Hombre Lobo. Ha sido emparejado con Kise Ryota, vampiro. Y el vínculo ha sido sellado, demostrando el amor que se profesan. ¡Démosle la bienvenida a la manada!

Aullidos, gritos y aplausos se abren paso entre la comunidad, que felicitan a la nueva pareja con verdadero cariño. Como la gran familia que son y el vínculo que comparten como especie, se protegerán pase lo que pase.

Kise observa a los allí presentes, todos dándole muestras de aliento, incondicionales. Una familia. Y de alguna manera, eso le gusta. Compartir vínculos pero conservar su soledad innata. Que el lobo y su manda lo acepten tal cual es, es algo que siempre buscó dentro de los suyos, pero no importa donde lo encontrara, sino que al fin lo tiene, y es mucho más de lo que esperaba.

Aomine lo guía, caminando por el centro, abriéndose paso entre la multitud que se divide en dos para dejarlos pasar. Es su forma de mostrarse con su pareja, de decir: "Hey, él es mío, y estoy orgulloso de él". Al llegar al final, ambos se sonríen para luego darse un beso, que dura poco, puesto que los lobos ya comienzan la fiesta, encendiendo música y destapando champagne.

Entre risas de la multitud que comienza a desplegarse en grupos, Kasamatsu se acerca a Kise seguido de Moriyama.

— Felicidades, Kise —le dice el azabache con una sonrisa sincera.

Kise lo observa unos momentos, y sin importarle nada, se acerca y lo abraza con fuerza. —Gracias, Senpai. Por todo.

Kasamatsu tiene los ojos muy abiertos, producto del asombro. Entonces corresponde al abrazo con una sonrisa amarga. Al fin y al cabo, siempre ha querido lo mejor para él. Cuando se alejan, todo parece más tranquilo, menos tenso. Y Kasamatsu vuelve junto a Moriyama al lado de Kobori, que habla animadamente con una loba bastante bonita.

Aomine los observa irse, cuando un chico alto y de cabellos verdes se acerca a ellos al mismo tiempo.

— ¡Midorimacchi! —Exclama el rubio con una sonrisa amplia, acercándose para abrazarlo, pero el Cazador lo aleja con cara de fastidio mientras se acomoda los lentes y sostiene una figurita de castor tallada en madera, que es su objeto de la suerte ese día.

— Hola, Kise. Felicidades, por cierto —saluda para luego girarse hacia el lobo—. Hace mucho que no te veía, Aomine.

— Midorima, tan serio como siempre, ¿te lo he dicho, no? Un buen polvo no viene mal de vez en cuando para calmar el estrés.

— ¿Siempre tienes que ser tan vulgar? —Pregunta el chico de ojos verdes acomodándose los lentes nuevamente.

— ¿Ustedes se conocen? —Pregunta el rubio con curiosidad, apuntándolos a ambos y asombrado por la revelación.

— Algo así —responde Aomine encogiéndose de hombros.

— Aomine se metió en muchos líos durante su manifestación —Explica Midorima con voz desinteresada, cruzándose de brazos—. Me dio bastantes problemas, lo bueno es que se calmó al final, sino, le hubiese cortado a la garganta de una sola vez.

— ¡Shin-chan! —Exclama Takao al acercarse con un vaso de champagne en la mano y dándoselo al más alto—. Te dejo solo unos segundos y ya estas siendo pesado con alguien. ¿No puedes ser un poco más sociable?

Kise mira al recién llegado, un chico un poco más bajo que él, pelo negro que le cae a los lados del rostro y unos afilados ojos de color azul eléctrico. Y de pronto siente su aura, es uno de ellos. Ese chico es un vampiro, aunque no de sangre pura, y parece estar muy familiarizado con su amigo Cazador. Lo cual no es muy propio de Midorima, que es bastante solitario y esquivo, sobre todo con gente que tiene una personalidad más hiperventilada.

— Él es Takao —lo presenta Midorima al recibir la copa y dejando que el azabache salude con una sonrisa—. Ellos son Aomine y Kise.

— Felicidades —suelta el chico al reconocerlos como la pareja que ha sido presentada a la manada. Él no conoce a nadie ahí, más que a Midorima.

Aomine mira al de cabellos verdes y le sonríe con picardía al ver su proximidad con el vampiro, lo huele, percibe la clara química entre ellos. No se resiste y se gira levemente hacia Midorima para hacerle un gesto referente a Takao, alzando su fina ceja azul con expresión pícara. Pero el más alto solo desvía la mirada con el ceño fruncido, ocultando el leve sonrojo. A lo que Aomine rompe a reír con ganas.

— Oi, Kise, debo irme…

— ¿Tú eres Kasamatsu-san, no? —Pregunta Takao tocando el hombro del humano recién llegando, interrumpiéndolo en el acto, y éste lo mira intentando reconocerlo, pero por más que lo intenta no recuerda dónde lo ha visto antes.

— Este… sí, soy yo, mucho gusto. ¿Y tú eres…?

— Takao. —Sonríe el chico dándole un efusivo apretón de manos, con la emoción reflejada en sus audaces ojos—. Te vi jugar cuando aún era humano.

— ¿Humano? —Repite Kasamatsu frunciendo el ceño ante la confusión que le causa esas palabras.

Midorima mira a Takao, que puede ser impertinente a veces con sus palabras, sobre todo siendo un neófito convertido recientemente. Avanza hasta pararse a su lado y mira al humano de bellos ojos azules con cautela. Entonces, Moriyama aparece imitando al de cabellos verdes, pero él al lado de Kasamatsu. Sonríe con fingido relajo, pero en su mirada se nota la amenaza hacia el Cazador.

— Es un vampiro recientemente convertido —explica Moriyama, hablando para Kasamatsu, pero sin despegar la mirada de Midorima, que los observa atentamente.

— Oh, ya veo —responde el de ojos azules al comprender a lo que se refería Takao.

— Cuando era humano, te vi jugar y quise cambiarme de escuela y ser parte de tu quipo, eres un gran Capitán. Yo era muy bueno jugando básquetbol, ¿sabes? Mi especializad es el "Ojo de Halcón"

— ¿Eres ése Takao? —Pregunta Kasamatsu al reconocerlo. En el torneo de invierno había ido a ver jugar al equipo contrario en el torneo y los recuerdos vienen raudos a su mente.

De pronto el Cazador y el Vampiro más viejo quedan relegados. Takao y Kasamatsu comienzan una conversación muy amena, el vampiro neófito admira mucho a ese humano, porque cuando él lo era, se fascinó con su forma de liderar al equipo. Y Kasamatsu se siente halagado por eso y también respeta mucho su capacidad de juego, ese chico es muy inteligente y audaz en la cancha.

Takao no entra en detalles de su transformación, pero le cuenta muy esperanzado que cuando pueda controlar sus poderes nuevos, volverá a jugar.

Moriyama termina conversando con Kise, junto a Midorima y Aomine, que se limita a escuchar la mayoría de lo que dicen. Al final, deciden que sería bueno jugar un partido entre todos. Seres sobrenaturales jugando un juego de humanos. Suena extraño, pero es un deporte que apasiona a la mayoría de los allí presentes.

— Felicidades, Aomine-kun —dice Kuroko parado en medio de ellos. Los presentes lo miran un momento para luego soltar un grito bastante poco masculino ante la sorpresa.

— ¡Por la mierda, Tetsu!

— ¡Kurokocchi! ¡Me asustaste! —Se queja el rubio, que al calmarse de todos modos lo abraza efusivamente, apretando su mejilla contra la cabeza del más bajo.

— Kise-kun, no puedo… respirar…

— No lo mates, Kise —dice Kagami tomando a Kuroko con suavidad para que el rubio lo suelte.

Kise sonríe al ver al pelirrojo siendo tan cuidadoso con el humano. Es tan alto y fornido que Kuroko se ve frágil a su lado, aunque sabe que el chico es muy fuerte si se lo propone y puede ganar aunque carezca de fuerza.

De pronto, dos brazos muy fuertes se apoyan en los hombros de Aomine y Kise para atraerlos hacia el alto sujeto de sonrisa amable.

— ¡Felicidades! —Exclama Teppei con esa voz suave y masculina que posee—. Debo confesarlo, desde que entraron al bar luego de la noche de Halloween, supe que terminarían juntos.

Aomine rueda los ojos, si hubiese pesando en aquello antes, le hubiese consultado a Teppei por su futuro. El castaño de manos grandes es un Semidiós, con poderes casi ilimitados al ser hijo de un dios poderoso, y además tener su favor, y también el de su abuelo. Sabe muchas cosas y puede hacer otras tantas.

Se aleja de ambos, que se giran para verlo. Aomine conoce a Teppei desde hace mucho, ya que frecuenta el bar desde hace años, pero Kise no.

— Soy Kiyoshi Teppei, un gusto.

— Kise Ryouta, el gusto es mío.

— Bien, aquí tengo mi regalo de bodas… —el castaño saca de su bolsillo una botellita y se la entrega a Kise, bajo la atenta mirada del lobo—. Cuando estén listos, deben poner una gota de sangre de cada uno y traérmela —explica Teppei guiñándoles el ojo.

Kise está a punto de preguntar sobre qué trata aquello, cuando Momoi se les acera a la carrera.

— ¡Kiyo-chan! —saluda con una sonrisa radiante—. Si estás aquí, Riko también —dice Momoi, más para sí que para los demás ahí presentes, mientras estira el cuello para ver entre la multitud por si encuentra a la chica—. ¡Ahí, esta! Nos vemos… —se despide agitando la mano y se va tan rápido como llegó.

El castaño más alto ríe divertido por aquella interrupción tan extraña. Todos saben que a Momoi le gusta la vampira, y ésta, aunque se mantiene un poco escueta, comienza a caer ante su inocente y sensual encanto.

Entonces un chico de anteojos se acerca a ellos con las manos en los bolsillos y semblante tranquilo. Se detiene al lado de Teppei, que lo mira fijamente, poniendo toda su atención en él.

— No quería interrumpir —dice el vampiro encogiéndose de hombros. Entonces mira a los presentes y levanta la mano a modo de saludo—: Hola, soy Hyuga Junpei.

Midorima, Kise, Aomine y Moriyama lo saludan con un apretón de manos. Para ser un vampiro, es bastante tradicional, quizás tiene varios siglos de vida, pero conserva las antiguas costumbres, no como Kise, que se ajusta a los cambios con bastante facilidad.

El Semidiós le sonríe con amplitud, y Hyuga lo mira frunciendo el ceño levemente, para luego darle un codazo y volver su vista al frente. Fingiendo que lo ignora.

Kise se da cuenta de la mezcla de especies que hay a su alrededor: Cazadores, Vampiros, Humanos, Hombres Lobos e incluso, un Semidiós.

Todos esos años viviendo al margen, con ese pensamiento de que los vampiros deben estar con los vampiros y cada especie con la suya. ¿Qué mejor manera de romperlo que ser emparejado con un Hombre Lobo? Solo espera que su paz dure, porque aunque son seres oscuros, mientras uno no se meta con el otro, todo bien, todo en paz.

Le toma la mano a Aomine, lentamente, de manera disimulada, y éste lo mira con sus intensos ojos azules. Es increíble como por momentos su mundo se vuelve solo ellos.

Volviendo su atención a los presentes, el rubio retoma la conversación con entusiasmo.

.

.

A lo lejos se escuchan los gritos, risas y la música de fondo. La fiesta sigue muy animada, y la pareja se escabulle entre la manada y los invitados para internarse en el bosque. Caminan un largo rato, en silencio. Solo sintiendo al presencia del otro. Deleitándose con su nuevo vínculo.

Aomine guía a Kise por la espesura y pronto llegan hasta el lago cercano a la manada. El vampiro traga con fuerza al recordar lo vivido, como aquella loba le inyectó el agua bendita, su carne quemándose por dentro, cuando lo destrozaba con los dientes. Recordó cuando llegó Aomine en su forma de lobo, cuando se emparejaron al fin. Cuando lo mató… y lo trajo de vuelta. Aquel lugar le deja un sabor agridulce, es donde todo ha terminado y ha comenzado al mismo tiempo.

Entonces el lobo lo atrae hacia sí y le cubre los ojos con las manos, haciéndolo avanzar entre la espesura del pasto verde.

Sus pasos de pronto suenan contra la madera y entonces Kise sabe que está subiendo unas escaleras. Cuando se detienen, solo se escucha el sonido de una puerta al ser abierta.

Cuando por fin Aomine quita su mano, Kise parpadea para acostumbrarse a la luz y observa la cabaña, aunque aún están en el pórtico. La construcción es tradicional, pero sus paredes de madera labrada y barnizada le dan un aire elegante, acogedor. Kise mira a Aomine algo confundido, sin saber muy bien qué hacer o decir.

— Es… nuestra casa —le dice el moreno llevándose una mano a la nuca nervioso, algo no muy propio de él—. Es porque, ya sabes, debo cumplir con mi patrullaje y estar aquí con regularidad, así que pensé que sería bueno tener nuestra privacidad. De todos modos tienes tu departamento, para cuando quieras estar en la cuidad y hacer tus cosas, pero creí que sería una buena idea, y ya sabes…

Kise sonríe tanto que le duelen las mejillas, salta sobre Aomine y pega sus labios contra los de él con euforia.

— Eres tan lindo para ser un Hombre Lobo… —dice guiñándole un ojo.

— ¿Y eso que significa? —Pregunta Aomine con el semblante fingidamente ofendido, pero lo abraza por la cintura y lo atrae hacia sí para darle besos juguetones mientras entran en la casa—. Creí que debíamos amoblarla juntos, pero antes de eso, deberíamos inaugurarla, ¿no crees?

Kise ríe, y su dulce carcajada se mezcla con el gemido que se escapa de sus labios al sentir esa lengua sobre la piel de su cuello, mientras Aomine lo pone contra la puerta y alza su pierna para encajarla en la cadera.

— Jamás me canso de ti…

— Aaahh —suspira cuando esa lengua desciende quitando su blanca camisa, mordiendo su tetilla y haciéndolo temblar de excitación—. Qué bueno, porque aun te queda una eternidad para poder aburrirte.

Y así es, Aomine vivirá si Kise lo hace. El vampiro es inmortal y el lobo también. Un pequeño regalo, sin saberlo realmente, a su sacrificio. Darle su vida aunque no funcionase, aunque ambos murieran durante el proceso.

Estarán juntos… para la eternidad.


Notas finales:

Siento que me puse muy tierna, pero lo siento, ya hay demasiada tristeza en este mundo como para añadirle más, según yo. Así que de verdad espero que les haya gustado.

Para ser mi primer AoKi, creo que no lo hice tan mal xd Realmente les tomé mucho cariño con esta historia y la pareja se ha robado mi corazón, así que espero volver con algo de ellos algún día.

Anuncio Importante: subiré una secuela de este fic el sábado 30 de Mayo. Será un capítulo único, en un fic aparte, con el título: "El fin de un comienzo". Habrá algo que a muchas les gustará y otro anuncio importante. ¡Espero verlas por allí!

Saludos y mordidas dulces~