Yoh caminaba por la acera de Funbari, su cabello largo se ondulaba con el viento, mientras se dirigía a casa de sus nuevos vecinos a darle la bienvenida, por supuesto que Hana no sabía nada de esto, y si lo hubiera sabido lo más seguro es que lo hubiese pateado, insultado e incluso encadenado a su casa para que no fuera a conocer a los padres de la chica bonita y extranjera que ahora tenía como vecina.

Claro que no podía ser tan obvio tampoco, si quería tener descendencia, Alumi NO SE DEBÍA ENTERAR.

El shaman con planta de hippie llego hasta el portón de la casa y tocó el timbre.

. —¡Voy! — Preguntó una voz masculina mientras Yoh escuchaba unos pasos acercándose a recibirlo.

Al abrir el portón se mostró a un hombre de cabello negro, tez blanca y de estatura promedio con ojos castaños, llevaba gafas cuadradas y una playera con la bandera de su país de origen.

—Hola jijijiji, mi nombre es Yoh Asakura, somos vecinos al parecer jijiji. — Saludó Yoh con su semblante de Yoh.

—¡Oh, un placer! — Reaccionó el hombre, dándole un apretón de manos al shaman, que seguía sonriendo. — Mi nombre es Jonathan, puedes llamarme Jon. — Dijo amablemente.

—Un placer, Jon, tú puedes llamarme Yoh. —Sonrió.

—Jeje, oye, Mr. Yoh, haremos una barbacoa en el patio con mi familia como símbolo de un nuevo inicio en este país, ¿Quisieras venir? Posiblemente tu familia también esté interesada. — Dijo cortésmente.

—¡Claro! — Respondió el shaman. —Por cierto, Jon, ¿De dónde vienen? —

—De Norteamérica. — Dijo su interlocutor.

—¿En serio? —Se emocionó. — Yo estuve en Norteamérica por un tiempo, pero fue hace mucho, jijiji. —

—¿En serio? ¿Fuiste de viaje de estudios o algo por el estilo? — Comentó curioso el extranjero.

—Sí, fue para un torneo donde peleábamos casi a muerte con nuestro poder, y donde mi hermano gemelo resultó ganador y nos mató a todos, pero en eso su madre llegó a reprimirlo y nos revivió y todos contentos. —Habló el shaman de la manera más casual que pueda expresar.

Jon parpadeó un par de veces, realmente tenía que aprender sobre la cultura de este país, y posiblemente investigar sobre su propia cultura también.

Hanna, por otro lado, se encontraba en su habitación luego de sacar a Men, que estaba jugando su gameboy, nos es como si los videojuegos le importasen tanto, ahora tenía en mente cómo introducir a su familia con su nueva vecina, además, evitar que su prometida (prometida en contra de su voluntad) también se enterase.

—¿Qué hago ahora? —Se cuestionó.

—¿Qué harás sobre qué, amor mío? — Dijo una voz femenina que al parecer había entrado por la ventana.

—¡AH, PECHO PLANO! —Gritó espantado de la repentina presencia de su prometida (en contra de su voluntad)

Alumi, siendo la adorable "novia" de Hanna, respondió adorablemente pateándole todo lo que se llama cara, a lo que éste, terminó en el suelo.

—¿Qué decías, amado mío? —Dijo con cierto sarcasmo que más que sarcasmo parecía un reto para amenazar a Hanna de cuidar muy bien sus palabras si quería seguir viviendo.

—¿Qué haces aquí pe…. Alumi? — Corrigió rápidamente al ver la venita en la sien de su prometida (¡Contra su voluntad!)

—Vine a ver qué tal estabas y a decirte que mi padre quiere verme por lo que saldré de la ciudad unos días, ¿Me extrañarás? — Ronroneó mientras se abrazaba (por la fuerza) al brazo de su prometido.

Hanna estaba asqueado por los movimientos provocativos de su plana prometida (ya saben) pero al mismo tiempo estaba feliz porque… ¡Alumi no estaría! Eso era lo mejor que la rubia le había dicho jamás… bueno técnicamente estaba feliz por clavarle los cuernos, pero es que Alumi era su prometida ¡EN CONTRA DE SU VOLUNTAD!

Mientras Alumi se aferraba cada vez más al rubio, y éste trataba de soportar tanta azúcar que desprendía la chica, abajo Hao, Horo, Ren y Manta estaban decididos a estrenar el jacuzzi que el último compró por órdenes de Anna.

—Bien, Manta, dominado por el demonio de la esposa de Yoh nuevamente. —Comentó Horo en burla.

—Está detrás de ti. — Dijo Ren.

A lo que Horo saltó como un gato a la lámpara que colgaba del techo, no había nadie detrás de él.

—¡Ren maldito, me mentiste! — Lloriqueó aún aferrado a la lámpara.

—Qué buen cableado tiene esta casa… — Susurró Manta para sus adentros.

—Lo siento, supongo que me equivoqué, no sabía que un shaman se asustara de esa manera como un gatito inútil y desesperado. — Se burló con su tono característico de indiferencia hacia el ainu.

—¡Ah, ya cállense quiero estrenar el Haojacuzzi! — Comentó el gemelo de Yoh.

—No todo lo que exista en esta casa tiene que tener la palabra "Hao" incluida. — Le dijo Manta mientras en el fondo Horo hacía enojar a Ren desde la lámpara mientras éste último trataba de picarle el trasero con los pinchos de su cabello, aunque ni idea de por qué quiere hacer eso, sería tocar el trasero de Horo.

—Pues tiene que tenerlo, ¡Todo en este mudo debe tener mi nombre! —Gritó con grandes aires de grandeza.

—¿Hasta la caca? — Preguntó Horo.

—¡Sí! Espera… NO. —

Y comenzó otra Haopelea antes de entrar al Haojacuzzi.

Mientras Yoh le decía a Anna acerca de la barbacoa a la que habían sido invitados.

—No. — Respondió Anna.

—¡Annita, por favooor! —Suplicaba Yoh entre lágrimas.

—Yoh, no me interesa conocer a los vecinos, ve tú si quieres, pero no me moveré de aquí. —Sentenció la mujer con su mirada de asesinato en potencia hacia idiotas de Anna (marca registrada).

—¡Pero le prometí a Jon que iríamos todos, hasta Ren! —

—¿Quién demonios es Jon? —Preguntó Pilika mientras comía papitas.

—Nuestro nuevo vecino. —Respondió el shaman.

—Ah… son extranjeros entonces. — Dijo la chica de cabello azul, divagando.

—Sí, será divertido, ¡Vamos Anna! —Continuó con su plegaria, su esposa, por supuesto, lo ignoraba.

—Ni lo pienses, el día del jacuzzi Anna hizo que Manta comprara otro televisor, éste está en tecnología 4k al parecer. — Dijo Jun, mientras también comía papitas, porque las papitas son geniales.

—¡La convenceré, conozco a mi esposa, jijiji! —

Suerte con eso, Yoh.

Men caminaba por las calles de Funbari porque al parecer en la casa de los Asakura sobran los padres negligentes, así que mientras caminaba se encuentra con Sam, la chica extranjera que le gustó a Hanna.

—¡Hola! — Saludó la chica.

—Por cómo te vez, supongo que eres Sam. — Respondió secamente el cabeza de excremento.

—Jejeje sí, es mi nombre, ¿Quién eres? — Cuestionó curiosa.

—Soy Men Tao, heredero de la dinastía Tao, soy conocido de Hanna, me habló de ti antes de salir de la pocilga a la que llama su habitación. —Dijo con neutralidad. —Hablas bien el japonés para acabar de llegar. — Comentó indiferente.

—Ohh… claro… ¡Gracias!, ¡Un placer en conocerte, Men! —Sonrió, aunque su nombre le sonaba extraño considerando que su idioma materno era el inglés, y este enano en teoría se llamaba hombre…

Mientras en el Haojacuzzi

—¡Los perros! — Gritó Horo.

—Ladran. — Sonrió nerviosamente Manta.

—¡Los caballos! —

—Relinchan. —

—¡Y sus hembras son…! —

—Las yeguas. —

—¡Y los gallos! —

—Cacarean. —

—¡Y sus hembras son…! —

—¡LAS POLLAS! — Interrumpió Hao con pose de victoria.

Todo se quedó en blanco, mientras la gallina de Hao dejaba lucir sus pechugas y su plumaje a sus interlocutores…

Mientras en otro lado de la casa.

—Maldita Alumi… al menos ya se fue. — Suspiró el joven shaman.

—¿Qué te pasa, Hana? — Cuestionó una voz.

—Tamao… — Dijo mientras volvía a suspirar. —¿Qué opinas de esta familia? —

—¿Ocurre algo en particular, Hanna? —Preguntó la mujer levemente preocupada.

—Sólo respóndeme. — Pidió serenamente mientras se cruzaba de brazos.

—Pues… es muy inusual. — Dijo con sinceridad mientras escuchaba cómo se armaba un alboroto en la planta donde estaba el jacuzzi.

—¡AYYY QUIQUIRIQUÍ! —Se escuchó de la nada el grito de Hao.

—Si por inusual te refieres a anormal, estoy de acuerdo. —Refunfuñó.

—Ya, dime qué pasa. —Sonrió la mujer de cabellos rosas.

—Bueno… imagina que quieres impresionar a alguien, pero tiene que conocer a nuestra… familia, ¿Qué harías? —Preguntó desviando la mirada para fingir desinterés.

—Nada. —Sonrió la pelirosa.

—¿Eh? — Esto al parecer captó la atención del joven shaman rubio.

—Puede que no sea la familia más normal, pero si lo fuese, Hanna, ¿Te divertirías como hasta ahora? —

Hanna se quedó pensando unos instantes, lo que le había dicho Tamao era cierto, pero, también era verdad que no podía presentarle a Sam a su descomunal familia de la nada.

—Bueno, supongo que tengo que pensarlo. — Dijo para sí mismo mientras se iba caminando. — Gracias Tamao. —

Y la pelirosa simplemente sonrió otra vez mientras se escuchaba cómo mandaban a volar a Hao hasta otro país.

Mientras salía de su casa para dar un paseo, Hanna se detuvo al escuchar a alguien que lo llamaba.

—¡Hey Ha-NI-! —

Patada.

—¿Qué quieres, viejo? —Cuestionó viéndolo de reojo mientras se levantaba con su sonrisa despreocupada un poco deformada por el dolor de la patada.

—S-sólo quería caminar contigo, jijijiji. — Y su típica risa lo acompañaba como siempre.

—Hmm… —Refunfuñó mientras comenzaba a caminar nuevamente. —¿A dónde vas? —

—A comprar papitas. —Sonrió de nuevo.

—¿?—

—Ya sabes, a todos les gustan las papitas, son geniales, jijijiji. —

Hanna no podía comprender a su padre, siempre tan despreocupado de la vida, eso le alteraba, ¿Alguna vez Yoh se ponía serio en algo?

—Oye viejo. —Le llamó, Yoh seguía sonriendo mientras le prestaba atención.

—Dime, Hannita. —

—¿Qué fumas para estar tan feliz siempre? —

Y esto parecía ser el inicio de una conversación incómoda entre padre e hijo, pero claro, no podía ser si Yoh estaba congelado como piedra a medio camino mientras Hanna seguía como si nada.

Bueno, eso hasta que…

—¡Hanna! — Gritó la voz de una chica mientras él e Yoh volteaban a verla.

—¡Hola! —Saludó Yoh.

—¿Uh? ¡Hola! Hanna, ¿Él viene contigo? —

—¡Sí! —Respondió su padre en su lugar con su típica Yohsonrisa.

—Un placer. — Sonrió la chica. —Hanna, ¿Nos presentas? —

Hanna se congeló, y en ese momento todo parecía derrumbarse.

—Sam… éste es… —

Bueno, no es como si tuviese una Haomáquina del tiempo para evitar esto, ¿Verdad?

¿Verdad?