¡ANTES! de que empiecen a echar tierra y pestes, las advertencias: Este fic fue realizado por RutLance -CrystalFairy, Hetalia y otros detalles no son míos ni me interesan, solamente publico con la aprobación y consentimiento de la autora. No gano nada excepto pasar un rato más en la pc haciendo esto (en lugar de escribir xD) ¿Dudas? Las haré llegar a la autora. El crédito de esta historia no es en absoluto mío.

RutLance -CrystalFairy, presente: ¡Hola! :D ¿Cómo están? Yo espero que bien. :3

Aproveché qué tenía esto publicado en Facebook, y pues me dije ¡Órale! Y bien, esto es una especie de precuela, y bueno, tengo planeado hacer una más de otro personaje. Ya veremos qué. n.n

Y pues, ni modo, no pude conseguir la crema de avellanas, de la que les comenté en "Escríbeme en el Cielo", pero no dejaré que algo así me baje más los ánimos, digo, no puedo bajar aún más del suelo, ¿cierto?

A ver si alguno adivina qué significa el título. :P

¡Disfruten el one-shot! ;D


Nripec Lxieadoi

Hace mucho tiempo, en un planeta lejano qué se hallaba en la galaxia Nux, existían un rey y una reina, qué habían sido bendecidos con cinco hijos.

A los cinco se les educó con esmero, y de la misma manera. No obstante, el mayor de ellos, José María Itzae, siempre deseoso de conocer más, encontró un día numerosos libros y escritos antiguos sobre hechicería y magia, los cuáles sólo eran permitidos a los hechiceros de la corte.

Leyó y se memorizó cada uno de ellos, especializándose en la magia curativa, porqué siendo el heredero al trono, debía no sólo gobernar a los súbditos, sino también preocuparse por su bienestar.

Pasaban los años, y tanto el conocimiento como su poder mágico, habían crecido, practicando en pequeños animales enfermos. Un día, sin embargo, se presentó un hombre con su hijo moribundo en brazos, suplicó a los reyes el qué le permitieran a los hechiceros qué salvaran la vida del niño. Accedieron los reyes, pero esto no serviría de mucho, ya qué aquéllo qué malograba la vida del muchachito estaba fuera de sus vastos conocimientos.

Justo cuando el hombre, sin esperanza alguna de poder preservar la vida de su hijo, comenzaba a retirarse de la corte con él, José María Itzae lo alcanzó y le pidió qué recostara al joven en el suelo. Sacó de entre sus ropas un pequeño frasco, el cuál contenía un líquido sumamente espeso. Puso en la boca del niño un par de gotas, una mano en su frente y la otra en su pecho. Un intenso brillo los cubrió por un instate, y tras qué el heredero al trono retirara sus manos, jadeando por la cantidad de magia usada, la cuál era bastante, el pequeño se puso de pie por su propia cuenta. El hombre abrazó entonces a su hijo, y le agradeció al príncipe por salvarle la vida, mas éste alzó el rostro, sólo para percatarse de las miradas de terror y desaprobación entre sus padres y cortesanos. No cabía duda, José María Itzae había hecho uso prohibido de la magia.

El castigo, impuesto a la realeza por usar magia, era el destierro. En menos de un día, un barco había sido predispuesto para llevar al príncipe desterrado al primer planeta con vida qué se hallaran en el camino. José María no tuvo oportunidad de despedirse de sus padres, amigos y hermanos. Partieron apenas se había instalado en el camarote designado, y cruzaron por las negras y frías dimensiones del espacio exterior, con la orden de regresar apenas el joven tocara suelo con las pocas pertenencias qué le permitieron quedarse.

La tripulación, al igual que el barco, nunca regresó. Tampoco llegaron a otro planeta.

...?

FIN.


Y bueno, no me queda más que agradecerles. ¡Nos vemos! ;D