Este es el capitulo 3 que revela una verdad muy intensa y tiene todo el drama que no tuvieron los demás capítulos. Amarrense el corazón y disfrútenlo! Gracias por leer y por su paciencia.


pis do take ma sunshine away….—decía un pequeño de aproximadamente dos años jugando con un pequeño peluche de cuervo, apenas sus palabras se entendían pero era muy parlanchín y cuando no hablaba estaba cantando y cuando no cantaba balbuceaba y si se quedaba sin muchas opciones empezaba a rodar por el suelo, papá le regañaba pero tenía la suerte de que su cómplice le seguía el juego.

—¡Noya, tengan cuidado, se van a lastimar! —decía Asahi al ver a Yuu y Nishinoya jugueteando en el suelo.

—Tranquilo, Asahi. Que soy el mejor en luchas grecorromanas y él no me va a vencer —dijo haciendo muecas mientras el niño se le tiraba encima.

—Yo vo a ganar a papi —así Nishinoya se fingió derrotado ante el peso del pequeño Yuu quien aplaudía sabiéndose vencedor. —Papa, gané a papi.

—Me doy cuenta…—dijo Asahi ya más relajado revolviéndole los cabellos negros al pequeño Yuu. Mientras más crecía el niño había más cosas que le consternaban pero prefería reservarse para él sus preocupaciones, no valía la pena alertar a Nishinoya al respecto. Actualmente ellos vivían en el apartamento del recién graduado de la facultad de arquitectura aunque su vocación seguía siendo el vóley. Le reclutaron en un equipo local, le iba bien con dos pequeños trabajos que le daba tiempo suficiente para llegar a prisa, subir los escalones y encontrarse con Yuu mirando fijo a la puerta listo para ver las caricaturas con él pues el pequeño caprichoso no quería verlas sin Nishinoya presente.

Habían sido dos años de entenderse y adaptarse como una familia, de crecer y cuidarse entre ellos. Para Yuu tanto Asahi como Nishinoya eran sus únicas figuras paternas, el tío Tanaka a veces iba con él trayéndole un juguete nuevo y prometiendo pronto tenerle un compañero de juegos a lo que Nishinoya le comentaba crudamente "Primero consigue novia". Pero Nishinoya lo entendía, Tanaka tenía aun internamente ese deseo de estar solo y exclusivamente con Shimizu el resto de sus días más ella seguía reacia a no aceptar a nadie y enfocarse de lleno en su carrera de medicina.

Y aun cuando en el pasado Noya sentía algo por la azabache hubo una sensación mucho muy opacadora, tan inmensa que se generaba cuando veía a Asahi a los ojos. No es que Shimizu no fuera lo suficientemente buena, de hecho era encantadora, la mujer perfecta para él pero aun en la perfección no hay felicidad, no hay enseñanza ni crecimiento y Asahi era una maraña de defectos andantes de la cual aprender, apreciar y amar. Estaba encantado en su totalidad de ese joven y aun después de seis años de haberse conocido seguía suspirando como el día en que se descubrió a si mismo enamorado.

Cuando despertaba por las mañanas con Yuu aferrado a su pecho y veía a aquel hombre de cabellos largos y despeinados dormir apacible, es entonces en ese momento que Noya se sentía endemoniadamente completo, inmensamente feliz. Todo lo que deseó, todo lo que buscó ahora lo tenía entre esas cuatro paredes y cuando lo pensaba así quería llorar de felicidad pero Yuu le observaba, no quería preocupar al pequeño así que sonrió, el otro de igual forma y le revolvió los cabellos susurrando.

You are my sunshine…—y aquella pequeña frase se disolvió en el hermoso ambiente y aquella peculiar familia.

Pero aun en las ciudades soleadas hay días nublados, Asahi lo supo tras recibir esa notificación de un mensajero que llegó hasta su hogar. Agradeció aun cuando fueran malas noticias y cerró la puerta un tanto taciturno. Nishinoya apareció con el pequeño Yuu en brazos y le miró con preocupación, las cosas se tornarían complicadas ahora, tanto haber luchado y resistido para que repentinamente ocurriera aquello.

—¿Pasa algo, Asahi? —dijo mientras Yuu movía un cascabel con su mano y lo ponía en la mejilla de Nishinoya.

—Si…—el más bajito tomó aire entendiendo que era un asunto delicado, que aquel mensaje era presagio de una catástrofe.

—¿Quieres ver las caricaturas, Yuu? —preguntó al pequeño y este asintió con un pequeño puchero. Nishinoya buscó actuar natural para que el niño no captara la tensión del ambiente, le depositó en el sillón y este manoteó mirando el televisor mientras una película infantil empezaba. Nishinoya le dejó aunque no sin dejar de vigilarle, lo cuidaba en exceso tal vez. Entonces miró a Asahi y le invitó a sentarse en la silla del comedor, este atendió la solicitud y lo hizo dejando el papel en la mesa — ¿Qué es esto?

—Ella regresó…—susurró. Noya estaba confuso y aun cuando en su mente buscaba formular esas palabras no quería darles sentido, no ahora — la madre de Yuu.

—¿Q…que es lo que quiere? —sin poder evitarlo esas palabras salieron temblando de sus labios, entrecortadas, estaba asustado de que eso ocurriera.

—Quiere que se lo entregue …—dijo moviendo el papel —es una solicitud de juez…ella asegura que yo lo robé y quiere recuperarlo.

—¡Es una tontería! Yuu es tu hijo y te has hecho cargo de él todo este tiempo junto conmigo. ¡Ella lo dejó atrás! —dijo intentando no alzar la voz pero la realidad es que estaba muy consternado y alterado como para modularla.

—Noya…escúchame… —Asahi suspiró, se talló los cabellos.

—No tienes que preocuparte… ella tiene las de perder…lo dejó atrás y es tu hijo también —Asahi se destapó el rostro y le miró con tristeza.

—Yuu no es mi hijo…—Nishinoya abrió los ojos de golpe, ¿Qué no era su hijo? ¿Ahora que estaba diciendo? —es cierto que es hijo de ella pero no es mío…

—Jamás vuelvas a decir eso ¿Me oíste? No importa lo que haya pasado Yuu es tu hijo… es nuestro hijo —dijo entre sollozos que sorprendieron a Asahi — no voy a dejar que se lo lleve…

Un suave abrazo fue necesario para sellar ese momento, tenían muchos puntos en contra pero no se rendirían sin siquiera haber luchado. Asahi le contó detalles de cómo había descubierto que no era suyo inclusive antes de nacer y que a pesar de eso, en su bondad, decidió tomar responsabilidad del niño de su ex pareja. Quiso a Yuu como si fuera su propia sangre, desde que le vio en la cuna del hospital pataleando y moviéndose tan activo decidió que siempre sería su hijo, que nadie diría lo contrario más ahora ante el caos él se había contradicho.

Y si no lo dijo a Nishinoya era porque realmente deseaba crecer diciendo que aquel pequeño era su hijo, fue un error, se disculpó por no sincerarse. Nishinoya lo entendió, le dio su apoyo, dijo que todo estaría bien y que ahora que son una familia enfrentarían ese percance juntos. Cueste lo que cueste no perderían a su pequeño.

No tenían suficiente dinero, por una u otra cosa su situación económica no parecía estable como para pagar a alguien así que el gobierno les cedió uno que por ley merecían. Las cosas estuvieron muy tensas esos días, el pequeño lo notaba y buscaba animar a sus padres.

—Papi, mi'a …—dijo alzando un dibujo frente a Nishinoya. Este lo tomó y sonrió enternecido al ver que en el dibujo estaban él, Asahi y el pequeño Yuu.

—Te ha quedado muy bien, Yuu —dijo revolviéndole los cabellos. El pequeño apretó los ojos inflando los mofletes y después soltó una risa muy alegre por recibir un cumplido de su padre. Entonces su dibujo fue puesto en el refri y como premio comió dos bolas de helado de limón que tanto le gustaba.

Una nueva notificación llegó días después en manos de su abogado, Nishinoya apretó los ojos aferrándose a Asahi. El fallo del juez fue a favor de la madre biológica, es lo más 'normal' que le dieran a ella la custodia total del niño puesto que ni Asahi ni Nishinoya eran los padres y la juez alegaba que vivir con dos padres no era sano para el pequeño Yuu quien debía crecer con su madre. Nishinoya se molestó, con justa razón, y aun cuando intentó descargar su ira contra todo vio al pequeño mirando la televisión y toda esa rabia fue reemplazada por una tristeza profunda, por lágrimas.

Hicieron las maletas del pequeño con su ropita y sus juguetes, con sus útiles escolares y demás. El pequeño miraba curioso y saltaba en su cama en ocasiones contando como le había ido en la escuela totalmente ajeno a la situación.

—Papi ¿Dónde vamo'? —decía curioso el pequeño abrazando un peluche. Asahi sonrió intentando lucir natural para no preocuparle.

—Irás a ver a tu mami —el niño abrió los labios y negó.

—Yo…no tengo mami po'que…—se quedó pensando y moviendo los dedos para finalmente, con algo de esfuerzo levantar dos de ellos — po'que tengo dos papis.

Asahi se sintió enternecido y levantó al pequeño en brazos, se aferró a él como si eso cambiara las cosas pero nada lo haría, tal vez serían sus últimos momentos con Yuu, con la luz de sus ojos. La reunión seria en un parque, la volvería a ver, ella estaría ahí. Las maletitas preparadas, una bolsa con sus bocadillos favoritos mientras los tres esperaban en silencio. Yuu movía las piernitas en la banca sin alcanzar el suelo y en ocasiones se distraía con otras cosas. Ya en ese punto no podían siquiera disimular su tristeza y deseaban que ella jamás llegara pero lo hizo.

La mujer azabache, baja de estatura, estaba junto a su abogado. Llegaron frente a los tres y esta se quitó las gafas mirando al pequeño.

—Hola Yuu, soy tu mamá —dijo la mujer sonriendo ladina. El pequeño miró a Asahi y este asintió para que saludara como debía, le prometió después de todo portarse bien con su madre.

—Hola —dijo el niño haciendo una pequeña reverencia. La mujer sonrió y se incorporó mirando a los dos jóvenes.

—Aquí tienes sus cosas —dijo Asahi suspirando pesado —procura dejarle la luz prendida en las noches.

—No tienes que hacer esto Asahi… podrías verlo cuando tú quieras si volvieras conmigo…—dijo sonriendo ladino. Noya frunció el ceño, eso era jugar muy bajo, eso era muy cruel. Básicamente le daba a elegir entre Nishinoya y su hijo ¿Qué clase de persona haría eso? La mujer se echó la mochilita de Yuu a la espalda y cargó sus maletas alzando los hombros con desdén. —Te daré tiempo para que lo consideres. Anda Yuu, vamos.

—No vemo' papi, papá…—dijo alzando la manita esperanzado de pronto ver a sus padres de nuevo. Asahi se inclinó y lo abrazó con fuerza pidiéndole que se portase bien, que fuera un buen niño e hiciera caso a su mamá —me po'tare bien.

—Y no comas mucho helado, campeón —dijo revolviéndole los cabellos. Yuu asintió seguro y miró a Nishinoya.

—Papi, papi. …—Nishinoya se inclinó y Yuu le puso las manitas en las mejillas. — You a'e my sunshine my swettie sunshine… you ma'e me happy when skies a'e g'ey… yu never know dea' how much i lov' yu… —el niño se quedó pensando en la última parte, quería enseñarle a su padre que ya se había aprendido la canción. Entonces los ojos de Noya se tornaron cristalinos y abrazó con fuerza a Yuu evitando que se escapara un sollozo.

—Please don't take….my sunshine away…—dijo como una súplica, sintiendo dolor por aquello, hundiéndose. Yuu se separó y asintió para después alzar la manita y despedirse. Los dos lo hicieron de igual forma y cuando menos pensaron aquel auto se había ido.

Ella se había llevado a la luz de sus días.

Volver a casa había sido un martirio, aun habían quedado recuerdos y memorias regados del pequeño Yuu. Ese sillón donde se sentaba a ver las caricaturas o el banquito que usaba intentando alcanzar la nevera, sus platos con dibujos de sus héroes favoritos y esa habitación tan llena de sus juguetes, tan llenas de él. Nishinoya tomó uno de los peluches que dejó, lo apretó contra su pecho y sollozó con dolor ¿Acaso podía haber una sensación más agonizante que esa? Quería recuperarlo, debía hacerlo.

Más las cosas no anduvieron tan bien después de ese día, Asahi parecía perdido, en un instante lo había asociado al dolor de haber dejado ir a Yuu pero después las dudas y el miedo de que considerara la oferta de esa mujer le invadió. No podía ser posible, no podía arrebatarle todo lo que tenía, no podía simplemente poner a Asahi en esa encrucijada. Y es que estando en su lugar, por un vago instante, consideraría tomar su oferta con tal de ver la dulce sonrisa de su niño nuevamente.

Entonces pensó que si Asahi lo dejaba no tendría rencor, no le odiaría si lo hacía por Yuu.

Los días después de ese fueron un tanto amargos, parecían distantes y dispersos, cada quien en sus asuntos como si perder a Yuu hubiera sido detonante para quebrajar su relación. Por días Asahi llegaba tarde a casa, en una ocasión llamó para decirle que saldría de la ciudad y volvería al día siguiente así que Nishinoya solo pudo sospechar lo que temía: Asahi le dejaría por ir con ella.

De ser así, imploraba Noya, esperaba que no tardará mucho en darle la puñalada puesto que la espera y la agonía estaban creando en el bajito una tristeza tan inmensa que nada lo podría curar. Si Asahi le dejara esperaría que el tiempo arreglase las cosas, que poco a poco los días brillasen por su cuenta que volviera a ser como esos días en que no estuvieron juntos…pero era más fácil decirlo que hacerlo.

Si Asahi le dejase seguro Noya lloraría a cantaros e imploraría patéticamente porque eso hacen los enamorados, arrastrarse y dejar de ser si mismos con tal de mantener a su lado a quienes aman. Y Noya lo haría una, dos o varias veces. Entonces un día Asahi no dijo más, solo pasaron las horas y no volvía a casa, Noya caminaba como león enjaulado de un lado a otro mirando la ventana, moviendo las manos, aguantándose las ganas de ir, correr, buscarlo donde esté, suplicarle que no se vaya, que la casa estará muy sola sin él, que él estará muy solo…

Entonces escucha en la calle el auto aparcar, el alma le vuelve al cuerpo cuando ve a Asahi salir del vehículo pero nota que alguien más le acompaña, alguien que no alcanza a ver bien ¿Acaso será ella? ¿Acaso le dirán que es lo mejor para todos? Noya se tira contra la alfombra derrotado, casado, depresivo mientras la puerta de su casa se abre y con ello espera la puñalada final.

Las luces se encienden, Asahi enfoca la vista y ve a su pareja en ovillo detrás del sillón, así se pone cuando realmente está triste, le conoce bien y encontrarlo de tal forma le hace un hueco en el pecho. Se aproxima, le toca la cabeza y el pequeño da un saltito hacia atrás alejándose de la mano del más alto.

—Asahi… —sus ojos rojos, no puede evitar sentirse devastado y a su vez preparado para lo peor.

—Noya, he traido a alguien que va a ayudarnos…—el bajito se talla los ojos para borrar esas lágrimas y mira detrás de Asahi a un viejo conocido que alza la mano saludando. Los ojos de Noya se abren como platos y se pone de pie emitiendo una leve sonrisa.

—¡S-Suga!...—susurró. El peliplatino respondió la sonrisa comprensible, tenía un traje, algo curioso en él y un maletín a su lado.

—Licenciado Sugawara, a su servicio—dijo extendiendo la mano pero se ganó un voraz abrazo por parte del bajito quien le extrañaba a mares. Y es que desde que Suga había entrado a la carrera de derecho poco tiempo se había dado para contactar, estaba ocupado, era comprensible y por un momento, entre todo el drama, prácticamente le habían olvidado.

—¿Vi..vienes a ayudarnos?— miró a Asahi quien estaba de pie detrás de él. Entonces entendió sus ausencias, sus salidas de la ciudad. Suga no vivía en donde mismo, se había mudado hace unos años así que debió ir por él, Asahi estaba haciendo todo eso. —¿Por qué no me dijiste nada, Asahi?

—Lo haría cuando estuviera seguro y ahora es el momento…—sonrió suave, comprensivo. Noya tuvo deseo de darle un golpe y una veintena de besos.

—Me fue difícil inmiscuirme en el caso, la juez parece reacia a retomarlo pero noté diversos fallos apenas vi el expediente. —dijo sacando unos papeles de su maletín— al menos ahora se puede hacer una contrademanda con todas esas pruebas y mostrar algunas que afirman que la madre tenía conocimiento de donde estaba su hijo más no realizó aporte alguno.

—¿De verdad se puede? Eres fabuloso, Suga— dijo Noya emocionado viendo las actas y demás.

—Ni siquiera tuvieron derecho a encaramiento y eso es por ley. —comentó el joven —es hora de la revancha, pronto tendrán a su hijo de vuelta.

Entonces Noya cayó en cuenta que Suga tenía conocimiento de su relación con Asahi, del hijo que tenían, de todas esas cosas vividas y que ni siquiera mostraba una pisca de desconsideración, no le asqueaba ni molestaba. Era un gran amigo sin prejuicios y le agradaba que fuese él quien estuviera ayudando a retomar su camino de la felicidad.

Pronto puso manos en la obra, empezó a planificar todo con el abogado de la mujer y moverse entre los juzgados y demás. Tan profesional como siempre, ni siquiera hubo tiempo de preguntar que había sido de su vida entre el ajetreo, entre todas esas cosas que hacía y no se detenía. Mientras Noya respiraba tranquilo, por un momento creyó perdido a Asahi y ahora estaba ahí apretándole la mano en la espera del juicio donde solicitarían la patria potestad de Yuu.

—Realmente pensé que me dejarías…—susurró jugando con su amplia mano. Asahi sonrió levemente y negó.

—¿Crees que voy a dejarte ir después de todo? Los quiero a ambos, no puedo elegir por uno solo..— entonces el bajo suspiró como vil enamorado cuando Suga le hizo seña de que podían ingresar. El lugar era tan amplio, y en el centro la juez observaba juzgadora a la pareja indicándoles que tomaran asiento.

Ahí estaba la madre de Yuu con una ceja alzada y algo irritada, se notaba a kilómetros. El juicio inició, ni que decir que de Noya y Asahi estaban sorprendidos por el cambio de actitud de Suga. Daba sus puntos, presentaba pruebas, preguntaba sin chistar y poco a poco iba desenvolviendo ante la juez esos años y años de irresponsabilidad por parte de la mujer.

—Quiero presentar una última prueba para mostrar que ella no es apta para la crianza de Yuu…—dice aproximándose a la juez y dejando un papel.

—¿Qué es esto? —la mujer lo observó y la chica se puso de pie señalando a Sugawara.

—¿Cómo te atreves? Creí que…

—¿Qué teníamos un trato? —dijo el peliplatino —aquí un cheque por parte de la señorita que usó para sobornarme. Yo acepté para tener otra prueba pero ¿sabe? —susurró Suga acercándose a ella —Yo nunca gastaría un peso dado para arruinar la vida de un niño.

—Eres abogado, es tu trabajo arruinar vidas —Suga negó sonriendo, una sonrisa dulce.

—Yo soy abogado para salvarlas…—la juez dio un doble golpe contra la mesa emitiendo su declaración. La custodia total pasa a manos de Asahi y Nishinoya además de que se acusó a la mujer de extorsión.

—¿De…de verdad?— Noya no podía creerlo y miró a Asahi quien estaba igual de impresionado. Un abrazo para volver a la realidad mientras el juicio concluía con gritos de aquella mujer. No quedó más que agradecer a Suga, era como un ángel de la guarda para ellos, siempre lo fue.

—No tienen que hacerlo, yo ayudaré siempre y cuando no sean culpables —dijo acomodándose el saco. La puerta del recinto se abrió de par en par y al fondo estaba Yuu acompañado de una persona que le cuidaba mientras concluia el juicio. Mofletes rojos, ojos llorosos y una expresión de felicidad al ver a sus padres.

Torpemente corrió hacia ellos gritándoles y tan pronto estuvo cerca saltó para ser atrapado. Un abrazo fuerte por parte de ambos, la tempestad había cesado, ahora nada separaría a esa familia que tenían, una nada convencional pero perfecta, unida.

—Los quie'o papis…—dijo Yuu entre los brazos de ambos. Entonces fue mimado y querido por la pareja quienes habían recuperado el sol de sus días.

"You are my sunshine"


Espero que les gustase, adoro cuando Suga salva el día...si. Gracias por leer