Capítulo 4

– ¡Salud! – Haruichi y Eijun dijeron al unísono, brindando por el excito de este en su prueba. Furuya por otro lado, estaba sentado en la mesa, disfrutando de su tazón de helado.

– ¡Los tres días de entrenamiento dieron sus frutos! ¡El joven Chris me ha aceptado! – Eijun declaró, levantando su vaso nuevamente en al aire para brindar.

Decidieron tener una pequeña e improvisada fiesta en la habitación de Eijun, contando que aún faltaban horas para que apagaran las luces de los dormitorios. Da la casualidad que Furuya residía en la habitación anterior a la de Haruichi, lo que significaba que podían verse más a menudo. Eijun no sabía si eso era bueno, ya que todavía recordaba como las palabras de Furuya habían causado el conflicto en el primer día de prácticas. Pero el hecho de que haya acompañado a Haruichi para apoyarlo durante todo este tiempo significaba que Furuya no era tan malo.

– Es un gran alivio, ahora todos te aceptaran – dijo Haruichi.

– ¡Jajajaja! ¡Es por eso que hay que celebrar! – dijo Eijun – ¡Oi Furuya! Deja de comer helado y diviértete – se dirigió al chico que seguía ignorándolos.

– ¡Oye no me ignores! – trató de llamar la atención del otro.

Haruichi no pudo evitar encontrar algo cómica la interacción de sus nuevos amigos. Tenía el presentimiento que en algún tiempo, ellos dos serian rivales en el escenario. Eran completamente opuestos, pero ambos mostraban tener un gran interés en Seidou. Haruichi estaba contento de haberlos conocido y poder actuar al lado de ellos; aunque temía que la efusividad de Eijun, y la indiferencia de Furuya fueran a causar problemas.

Justo como ahora que Eijun levantaba la voz para que Furuya le hiciera caso.

– Eijun-kun no hables tan alto. El encargado nos podría venir a regañar por el ruido – Haruichi le advirtió al castaño.

En ese momento, las palabras de Haruichi se hicieron realidad porque alguien llamó a la puerta. Todos se quedaron inmóviles por un momento hasta que volvieron a tocar. Eijun decidió a ir a abrirla, dejando pasar a un joven que portaba el distintivo uniforme azul para los encargados de manutención.

– Escuché un alboroto así que decidí ver lo que ocurría. ¿Está todo bien? – Hisashi Watanabe, o Nabe como todos le apodaban, era el responsable en mantener los dormitorios en orden y asegurarse de que los residentes tengan todo lo que necesiten, se encontraba ahora en frente de Eijun.

– Ah sí. Todo está bien por aquí – respondió Eijun nervioso de estar en problemas otra vez.

– ¿Están teniendo una fiesta? – preguntó al notar las botellas de refresco y la comida en la mesa.

– Ah bueno… nosotros…─

– Solo asegúrense de no hacer mucho ruido y limpiar todo al final– Nabe dijo sonriendo levemente, dándole a Eijun un aire de confianza y seguridad.

– ¡Si señor! – exclamó Eijun.

Nabe se dispuso a retirarse cuando en ese momento un par de acróbatas se asomaron a la puerta. Al parecer, ellos lo andaban buscando.

– Oh con que aquí estabas – dijo Kuramochi al entrar – ¿Regañando a los novatos? – dijo al notar a los de primer ingreso.

– ¡Ah es Kuramochi-senpai! – señaló Eijun al ver como el responsable de su desvelo, y por lo tanto su tardanza, estaba nuevamente en su habitación.

– Pero que escandaloso – el otro acróbata que acompañaba a Kuramochi comentó, haciéndose notar.

Al verlo, Eijun se sorprendió con su apariencia pues este joven era de baja estatura y tenía el cabello rosa tal y como Haruichi.

– ¡¿D-dos Haruichis?! – Eijun dijo apuntando a ambos, sin darse cuenta que en realidad ellos eran hermanos.

– Mas respeto a tus mayores – Ryosuke dijo para después darle un golpe en la cabeza al ruidoso principiante.

– ¡Ouch! –Eijun se quejó mientras sobaba su cabeza.

– ¿Me buscaban? – Nabe interrumpió.

– Oh si, Ryo-san necesita reemplazar una bombilla – recordó Kuramochi.

– ¿Ryo-san? – Eijun se reincorporó. Se quedó viendo a Ryosuke por un instante cuando de repente se dio cuenta de algo muy importante.

– ¡Usted es al talentoso Ryosuke-san! ¡Uno de los mejores acróbatas en la cuerda floja! – decía Eijun emocionado de tener a tan importante figura en su habitación.

– Oh, veo que sabes muy bien sobre mí. Pero sigues siendo muy ruidoso – nuevamente Ryosuke le dio un golpe a Eijun el cual solo pudo quejarse nuevamente por el dolor. Haruichi acudió a su lado temiendo que su hermano tomara gusto en maltratar a Eijun.

– Eijun-kun ¿estás bien? – preguntó Haruichi – Hermano, no deberías golpear a la gente – dijo dirigiéndose a su hermano.

– Tu amigo es muy escandaloso Haruichi – Ryosuke le contestó.

– Y también muy torpe – secundó Kuramochi.

– ¡Hey! – Eijun solo podía quejarse ante los insultos hacia su persona de los cuales se estaban haciendo muy frecuentes.

– Bien, creo que mejor nos vamos – dijo Nabe interrumpiendo el abuso de los veteranos acróbatas, aunque eso siempre era común cuando llegaban principiantes a unirse a Seidou – Que tengan buenas noches – se despidió de los tres chicos, saliendo de la habitación seguido por Kuramochi y Ryosuke.

Eijun quedo viendo la puerta por un momento para después girar su cabeza rápidamente para observar detenidamente a Haruichi.

– ¿Eijun-kun su-sucede algo...?

– ¡¿SON HERMANOS?! – gritó Eijun espantando a su amigo – ¡¿Cómo no me di cuenta?!─ exclamo mientras veía a Haruichi.

– Bu-bueno nunca lo mencione… – dijo Haruichi intentando de recuperarse del asombro.

– Ya no hay helado – murmuró Furuya que hasta ahora estaba callado – ¿Tienes más? – preguntó poniéndose de pie en camino hasta el refrigerador de Eijun.

– ¡Oye Furuya, aléjate de MI helado! – Eijun advirtió al otro para que se detuviera pero Furuya optó por seguir ignorándolo.

– Chicos no peleen – Haruichi intentó de intervenir, mas sus intentos fueron en vano, ya que Eijun y Furuya no soltaban una cubeta de helado para que el otro no pudiera apoderarse de ella. Haruichi solo podía suspirar al ver lo infantil que eran sus amigos. Esa noche iba a ser muy larga.


Al día siguiente, los tres chicos salían de los vestidores para dejar el gimnasio. Justo cuando estaban cerca de la salida, Furuya se detuvo al ver a un gran grupo de acróbatas reunidos alrededor de lo que parecía ser un anuncio importante. Haruichi se percató de la ausencia de Furuya así que le aviso a Eijun para que fueran a buscarlo.

– Seguramente se quedó dormido en el camino – dijo Eijun, pero sin más que hacer decidió acompañar a su amigo. Poco después encontraron a Furuya detrás del grupo de gente.

– ¿Pasa algo Furuya-kun? – le llamó Haruichi.

– Es el anuncio del nuevo espectáculo – dijo Furuya monótonamente.

– ¡Oh sí! Escuche que piensan dejar a los de primer ingreso participar – informó Haruichi.

– ¡¿En serio?! Eso significa… ¡Compartir el escenario con los más grandes de Seidou! – gritó Eijun y de inmediato se dirigió al grupo, abriéndose paso entre la gente, para así ver el anuncio. Ahí mismo se encontraba Kanemaru, quien estaba a cargo de colgar los carteles por todo el gimnasio.

– Tan temprano y ya estas armando un escándalo – dijo disgustado.

– Oh, es Kanemaru. Dime ¿es cierto que los principiantes pueden participar en la nueva función? – preguntó.

– Eso es lo que nos informaron. Todos serán parte de la función especial de otoño – dijo Kanemaru señalando al cartel naranja que recién había colocado.

Eijun solo podía sonreír ampliamente al saber que muy pronto volvería a poner un pie en el escenario, y ahora al lado de sus compañeros e ídolos. No podía esperar más para saber qué papel se le otorgaría.


El espectáculo de otoño ese año consistiría en la implementación de técnicas del circo oriental. Por lo tanto, Kataoka personalmente se encargaría de asignar los papeles a los principiantes; todos estaban nerviosos y tensos por saber que papel tendrían.

Todos menos Eijun, que estaba de muy buenos ánimos desde que supo que podría actuar nuevamente. No podía evitar soñar despierto con el rol que tendría en el escenario.

– Muy bien, ahora les diré a cada uno en que se especializaran para llevar a cabo la función de otoño – dijo Kataoka firmemente.

Tal y como había dicho, el jefe asigno a varios en diferentes categorías basado en las cualidades que los principiantes han demostrado. Los actos a realizarse eran desde acrobacias en la cuerda floja, danza sobre esferas, balance de platos, demostraciones de gimnasia y hasta actos donde el fuego era el elemento principal. Eijun moría por saber qué es lo que le tocaría; solo faltaban pocos para ser nombrados, él junto con Haruichi y Furuya y otros cuantos compañeros.

– Kominato Haruichi, danza con los diávolos – anunció Kataoka.

– ¡Si! – respondió Haruichi.

– Furuya Satoru, cuerda floja─

– Pero yo quería usar el trapecio – murmuró Furuya un tanto decepcionado.

Mientras tanto, Eijun ya estaba listo para recibir su papel. Solo faltaba él, no le importaba que tan pequeño fuera su rol, se aseguraría de actuar de la mejor forma posible. Pero el jefe nunca menciono su nombre.

– Muy bien eso es todo. Ahora todos tendrán que seguir las indicaciones del líder de su grupo – terminó Kataoka para poder retirarse y dejar a Rei junto con los senpai a cargo de los ensayos de los principiantes.

– Debe ser un error – Haruichi dijo en modo de animar a Eijun.

Eijun asintió y decidió ir hablar con el jefe antes de que él se fuera.

– ¡Boss! No se vaya – llamó Eijun.

– ¿Boss? – Kataoka volteo a ver al chico levantando una ceja al escuchar como Eijun lo había llamado.

– Ese tonto – susurró Rei ante la falta de respeto de Eijun, sacudiendo su cabeza y llevándose una mano al rostro.

– ¿Y mi papel cuál es? – preguntó Eijun esperanzado que todo fuera una equivocación.

– Tú no tienes ningún papel – Kataoka le dijo seriamente, dándole a saber que no se trataba de ningún error o broma.

– Pero ¿p-por qué? – Eijun no entendía él porque se le había omitido participar justamente cuando los demás lo estaban aceptando en el escenario. Más cuando el joven Chris ya había aprobado su estadía en Seidou. Eijun quedo viendo fijamente al jefe ya que no aceptaría que él se fuera sin ninguna explicación.

– ¿En realidad quieres un papel?─ pregunto Kataoka al ver que Eijun no cedería y no lo dejaría irse hasta que al menos le diera una explicación la cual no pensaba dársela.

– ¡Claro que sí! ─ respondió Eijun quien ahora tenia el rostro iluminado, aunque seguia sin entender del porque Kataoka le habia dicho que no tendría un papel ¿será que no sería en si parte de la obra?.

– Bien, entonces te daré uno, pero no puedes quejarte en lo absoluto – culminó Kataoka quien lo veía seriamente.

– ¡Aceptare cualquier papel que me ofrezca! – dijo Eijun firmemente, regresando la mirada de igual forma.

– ¡Yuki! Lleva al chico con Masuko – y con esa orden, Kataoka simplemente se retiro del lugar.

– ¿Masuko?─

– Ven conmigo – Tetsu apareció al lado de este para que lo acompañara.


Ambos salieron en rumbo a una de las bodegas dentro de las instalaciones. Ahí, Eijun observó que alguien se encontraba organizando varios sacos llenos de varios juguetes que eran entregados a los niños que llegaban a ver las funciones.

– Veo que ya estas preparándote para esta noche – dijo Tetsu llamando la atención del acróbata dentro de la bodega. Eijun notó que el acróbata era no solo alto, pero también fornido, con una apariencia ruda y lucia muy familiar.

– Muchos niños han estado viniendo. Es mejor tener todo listo para no causar contra tiempos─ comento el acróbata.

– Sawamura, ahora estarás a cargo de ayudar a Masuko – le indicó Tetsu – Recuerda que no puedes rechazar el papel que se te ha dado – con eso dicho, Tetsu empezó a retirarse – Cumple tu papel con entusiasmo – dijo para después irse de la bodega.

– Muy bien, soy Masuko Tooru y de ahora en adelante me ayudaras a repartir juguetes – se presentó el acróbata ante Eijun que este al escuchar el nombre completo del otro no pudo ocultar su asombro.

– ¡Es un honor trabajar con usted! ¡Soy Eijun Sawamura, un gran admirador de su gran fuerza y destreza en el escenario! – se presentó Eijun inclinándose hacia el frente con mucho respeto.

– Jajaja, me halagas. Muy bien Sawamura-chan, hay que estar listos antes de que empiece la función

– ¡Si Masuko-senpai!─ respondió Eijun con toda la efusividad que alguien podía tener al esperar hacer bien su trabajo.


Estaba contento de poder ayudar a Masuko, pero ahora que se encontraba arrastrando dos sacos llenos de juguetes, se estaba dando cuenta que este no era el papel que esperaba recibir. El solo quería actuar en el escenario con los demás, y disfrutar de las ovaciones del público. Eijun empezaba a pensar que todo esto era parte de un complot del jefe contra él.

– Esto pesa mucho. ¡¿Y por qué tengo que usar este disfraz de bufón?! – Eijun se quejaba mientras seguía arrastrando los pesados sacos por los pasillos de los bastidores. Llevaba puesto un traje de bufón de rayas azules y amarillas, un sombrero amarillo de varias puntas y zapatillas de punta con cascabeles.

– Oh ¿pero que tenemos aquí? – dijo una voz algo cantarina refiriéndose a Eijun.

– Esa voz… – Eijun miró de donde prevenía esa voz que al escucharla le causaba una gran exasperación.

– ¿Ya estás trabajando? Jajaja te vez muy bien – rio Miyuki.

– ¡No te rías Miyuki Kazuya! – Eijun le dijo fastidiado. Definitivamente no tenía paciencia cuando se trataba de él.

– ¿No deberías estar ensayando con tus compañeros? – le preguntó Miyuki para luego acercarse al chico.

– El jefe dijo que no había ningún papel para mí – Eijun dijo cabizbajo – ¡Pero prometí cumplir con mi deber! – dijo recuperándose inmediatamente.

– Ya veo, bueno de seguro el jefe tiene sus razones – Miyuki de pronto abrió uno de los sacos y empezó a ver los juguetes.

– ¡Oye, eso es para los niños!─

– Hmm tomare una – Miyuki le mostró a Eijun una barita de luz – después de todo, aquí todos somos niños de corazón─ comento divertido para después guiñarle el ojo.

– ¡Eso se nota! – espetó Eijun para hacer una mueca de disgusto.

– Bueno alégrate de saber que yo fui el primero en tomar uno de tus juguetes – dijo Miyuki haciendo que Eijun se fastidiara aún más – Mejor me voy a mi camerino, la función está a punto de comenzar─ y con eso simplemente se retiro.

Eijun bufó y tomó los sacos de nuevo. No podía creer lo fastidioso que podría ser el otro, desde que lo conoció, Miyuki no habia hecho nada más que burlarse de él y hasta engañarlo para meterlo en problemas. Estaba seguro que el joven Chris nunca se comportaría así. Aunque debía admitir que Miyuki tenía talento y devoción por el escenario Seidou, por eso Eijun sabía que no debía ser tan malo.

– ¡Oi Sawamura! – Miyuki le llamó desde la puerta de su camerino – ¡Sé que eres torpe pero no vayas hacer un desastre! Jeje – terminó para así entrar a su camerino.

–"¡Olvídalo, este sujeto es desagradable!"─ penso mientras veía el pasillo ─Espero nunca trabajar con él─ refunfuño para asi tomar los sacos e irse.


Los espectadores ya estaban llegando y tomando asiento para disfrutar del espectáculo. Eijun debía repartir los regalos a los niños presentes, mientras que Masuko los recibía con globos en la entrada. Sonaba muy sencillo, pero era más difícil de lo que Eijun esperaba.

– ¡Niños solicito su atención! – Eijun trató de llamar la atención de los niños pero ninguno parecía interesado en él. Siguió gritando pero era todo en vano – ¿Por qué no me hacen caso?─ se pregunto algo molesto mientras los veía.

– Pero miren a quien tenemos aquí – una voz familiar dijo.

– Pero si es… ¡el señor policía! – dijo Eijun sorprendido de verlo ahí – ¿Qué hace aquí?─ pregunto con curiosidad.

– Te dije que es el oficial Azuma, y hoy es mi día libre – le contestó – veo que lograste unirte─ dijo si ocultar su sorpresa.

– Si, aunque pasaron muchas cosas─ comento Eijun.

– ¿Tienes que repartir eso? Jajaja el bufón del escenario Seidou – Azuma comenzó a reír.

– ¡Oiga! No se burle de mi trabajo – se quejó Eijun.

– Bien, bien chico. Mejor voy a tomar asiento. Suerte con eso – dijo despidiéndose.

La función ya daba comienzo y Eijun todavía tenía dificultades en repartir las baritas a los niños. Lamentablemente, el tiempo que se le había dado ya había terminado y debía retirarse, aun le quedaban muchos juguetes dentro de los sacos lo que significaba que había fallado en cumplir el trabajo de esa noche.

Por supuesto, Kataoka no estaba nada complacido con los resultados.

– Esto es inaceptable. No pudiste cumplir con el papel que se te dio – Kataoka le dijo – Tú lo aceptaste pero no cumpliste con tu trabajo─ le dijo seriamente haciendo que Eijun apretara los puños.

– Pero… ¡¿Cómo se le puede llamar esto un papel?! – exclamo Eijun molesto y frustrado mientras lo veía fijamente y hasta de forma retadora, pero Kataoka simplemente lo ignoro.

– ¿Acaso no lo entiendes? Veo que aún es muy pronto para que tú seas parte del escenario – Kataoka se retiró rápidamente dejando a Eijun confundido.


La función de la tarde pronto iba a comenzar y Eijun estaba decidido en repartir todos los juguetes esta vez. Ya no se sentía frustrado y molesto ya que se la paso todo el día corriendo para desahogarse porque Haruichi y Furuya estaban ocupados en sus ensayos. Ahora con la mente despejada, caminaba hacia la bodega para que Masuko-senpai le diera los sacos.

– Me alegra de que no te hayas rendido Sawamura-chan – le comentó Masuko al verlo llegar.

– Ni loco pienso rendirme, le demostrare al jefe que puedo hacerlo─ respondió Eijun con una amplia sonrisa y mirada llena de determinación.

Porque si, de ninguna forma se iba a rendir. No habia llegado tan lejos y habia pasado por tantas dificultades para simplemente tirar la toalla.

Y de ninguna manera dejaría que ese hombre de gafas oscuras lo subestimara. Si él no podía actuar en el escenario aún, entonces se aseguraría de crear una actuación en otro lado. No podía dejar que las cosas se quedaran así, por eso, necesitaba la ayuda de alguien del quién podía contar.


– Aquí tienes. Pero ¿para qué quiere un traje de payaso? – Kanemaru le había traído un atuendo completo, viéndolo con curiosidad.

– Lo necesito para cumplir con mi deber. Gracias Kanemaru – Eijun le agradeció y de inmediato empezó a cambiarse.

– Con tal que no vayas a causar problemas está bien por mí – dijo dejando a Eijun solo en los vestidores.

Después de disfrazarse, Eijun estaba listo para realizar su papel. Como los niños no le habían hecho caso la noche anterior, entonces decidió que si se vestía y actuaba como payaso esta vez los niños si lo escucharían. Al entrar a la zona de las butacas, salió corriendo y tropezó apropósito logrando llamar la atención del público; siguió haciendo bromas y disparates causando que muchos niños llegaran a donde él se encontraba. En cuestión de minutos, los sacos ya estaban vacíos.

– ¡Jaja! Mi plan funcionó – dijo Eijun muy orgulloso. Fue directo hasta Kataoka quien se encontraba cerca para mostrarle su triunfo – Mire jefe, esta vez los repartí todos─ dijo con orgullo y una sonrisa que desapareció al ver la severa expresión de Kataoka.

– Sigues sin entender. ¿Por qué mejor no reflexionas sobre lo que acabas de hacer? – dijo seriamente el mayor y sin decir más, se fue de ahí.

– ¿Pero qué es lo que quiere? No entiendo ─ Eijun no solo estaba frustrado nuevamente sino que desconcertado. No comprendía ¿Cuál era el problema ahora? ¿Acaso su deber no solo era el repartir los juguetes?

– Sawamura – Kanemaru llegó a su lado con una expresión entre molesta y cansada – por lo que hiciste esta noche, la función se retrasó diez minutos. Causaste que los niños se levantaran de sus asientos y muchos de ellos no recordaban como regresar, algunos se cayeron y se lastimaron… – le informó Kanemaru – sé que no era tu intención pero… –

– Yo… yo solo quería… – Eijun no pudo decir nada después de saber lo que había causado y solo salió corriendo de los bastidores sintiéndose terrible y muy apenado.


El sol ya se estaba poniendo.

Eijun quien se encontraba con sus brazos recargados en la baranda que rodeaba al escenario, suspiro nuevamente. Había sido un completo egoísta, no se puso a pensar sobre las consecuencias de sus acciones. Su deseo de actuar y tener la atención de la audiencia lo llevo a cometer graves errores; ahora entendía por qué el jefe estaba tan molesto con él.

– Soy un idiota – dijo suspirando profundamente, evitando derramar lágrimas de frustración.

– No hay nada más triste que ver a un payaso llorar – al escuchar esa voz, Eijun se volteo inmediatamente.

– ¡Joven Chris! – no pudo evitar sobresaltarse al verlo, pero de inmediato agacho el rostro porque no quería que la persona que más admiraba lo viera en ese estado.

– Aún te falta mucho por aprender y aunque cometas errores, aprenderás de ellos – Chris dijo acercándose a la baranda – Yo también… he aprendido así – susurro mientras veía al horizonte donde las luces de los más altos edificios comenzaban a notarse.

– ¿Qué?─ Eijun pregunto confundido mas por lo último que habia escuchado.

– El rol de un payaso es hacer feliz a la gente – Chris le dijo mientras empezaba a caminar de vuelta al escenario ─ en donde y como lo haga es cuestión de él ¿no crees?─ y con eso se alejo por completo.

Ante las palabras de Chris, Eijun abrió sus ojos de par en par captando su significado y sonrio ampliamente. Ya lo sabía, sabía que hacer y no pudo evitar reír a carcajadas, agradeciéndole enormemente a Chris.

Todavía faltaba la función de la noche, todavía su trabajo no había terminado, ahora sabia claramente que hacer.


Al caer la noche, nuevos espectadores llegaban a Seidou. Una madre acompañada de su hijo estaban ingresando por las puertas principales, cuando el pequeño vio algo que le llamo la atención.

– Mira mamá, es un payaso – el niño apunto a un payaso que estaba rodeado de niños – pero no se mueve ─ comento con curiosidad, acercándose de igual forma para solo observarlo de pies y cabeza. Se atrevió a jalarle suavemente de la ropa pero este no se movió en lo mas mínimo.

Ahora todos los niños y hasta algunos adultos estaban aun más curiosos por saber si el payaso era en realidad un muñeco o alguien de verdad, por mas que los demás niños le jalaran la ropa o tocaran este simplemente no se movía pero sus ojos eran brillantes y llenos de vida.

─Jeje que payaso tan raro─ comento el niño quien ahora se iba tomado de la mano de su madre para asi entrar a la sala de la función, no sin antes voltear hacia atrás para verlo nuevamente.


Antes de que las luces se apagaran para dar comienzo a la función, Eijun quien cargaba el pesado saco; camino entre las butacas para solo tropezar cómicamente, haciendo que tanto niños y adultos se rieran.

Se levanto torpemente para solo sacudir su ropa y después darse un pequeño coscorrón asi mismo mientras sacaba la lengua, esto solo provoco mas risas. Todos estaban maravillados de ver que el payaso en realidad se movía.

─ ¡Jajaja, mira mamá es el payaso que estaba en la entrada!─ comento el niño que se habia atrevido a jalarle la ropa por primera vez.

Eijun al notar que tenía la atención de todos, sonrio ampliamente y después aclaro su garganta de forma dramática para llevar ambas manos a su boca.

– ¡Niños y niñas! ¡¿Les gustaria ayudarme a crear pequeñas estrellas para el escenario?!─ pregunto este con voz chillona y graciosa haciendo que muchos rieran pero inmediatamente recibió un coro de respuestas por parte de todos los niños.

─ ¡Si queremos!─

Eijun solo sonrio mientras tenia ambas manos en sus caderas y asentía con su cabeza.

─ ¡Muy bien, entonces les repartiré a cada uno mis baritas mágicas especiales!─ exclamo este haciendo los niños exclamaran entusiasmados ─ ¡Entonces por favor, sean buenos niños y no se levanten de sus asientos para asi entregárselas!─ volvió hablar este.

Eijun rápidamente fue fila por fila repartiendo las baritas de luz, haciendo caras graciosas para hacer reír a los niños.

Una vez que los sacos estuvieron vacios, Eijun volvió hablar nuevamente llamando la atención de todos.

─ ¡Muy bien! ¡Ahora necesitare de su ayuda, cuando las luces se apaguen todos levanten sus baritas y apriétenlas!─

Y cuando se apagaron las luces, Eijun tomó una barita más grande y la encendió para así invitar a todos los niños que hicieran lo mismo; aunque estos no supieron que al apretarlas las habían encendido lo cual maravillo a muchos. Levantando su brazo, y sacudió la barita de lado a lado por lo que fue imitado por todos, haciendo que las luces parecieran como pequeñas estrellas tintineantes.

Justo en ese momento, el acto principal de los trapecios se llevaba a cabo, dándole a Miyuki un maravilloso espectáculo desde lo alto.

– Pequeñas estrellas – Miyuki dijo mientras observaba a las estrellas brillar y no pudo evitar sonreir suavemente al ver a Eijun sonreir y reír mientras dirigía a los demás ─Vaya que si brillan─ comento este para asi seguir con su acto.


A la salida, Eijun se despedía de los espectadores deseándoles buenas noches. Estaba satisfecho con su trabajo, porque ahora comprendía que el espectáculo comenzaba desde el primer momento en que el público llegaba al escenario. Comprendió que ellos eran una parte esencial del escenario y que hacerlos sentir parte de este, era lo más importante para los acróbatas.

Su papel era el divertir y provocar sonrisas y risas en ellos. Hacerles sentir la magia que tenia el escenario.

Cuando estaba a punto de regresar a los camerinos, Eijun sintió como alguien jalaba de su traje. Se volteo hacia atrás y vio que era el niño que se habia atrevido a jalarle el traje por primera vez; este tenia un marcador en su mano y tímidamente se lo ofreció a Eijun.

– ¡¿Eh?! ¿Quieres mi autógrafo? – Eijun le pregunto al niño agachándose a su nivel, y el niño asintió con la cabeza efusivamente y estiro su camisa para que Eijun pudiera escribir en ella. Como no esperaba dar un autógrafo opto por escribir su nombre y le dibujo una estrella. El pequeño al ver su autógrafo, quedo completamente feliz dándole la mano a Eijun para después irse con su mamá.

– ¡Mamá mira, el payasito me dio su autógrafo! – el niño le enseño su camisa a su madre la cual sonrio y le dio las gracias a Eijun con una pequeña reverencia haciendo que Eijun se sonrojara levemente e hiciera lo mismo.

Se despidió del niño el cual solo sacudió su mano efusivamente y sonreía.

Esa noche, Eijun Sawamura había conocido a su primer fan.