Disclaimer: Inuyasha no es mío, los personajes utilizados en toda la historia no son de mi propiedad sino de Rumiko Takahashi, creadora de la serie, estos son solo utilizados sin ánimos de lucro, solo diversión. Aunque la historia es mía.

Esto es el nuevo proyecto que se me ha ocurrido…así que siéntense y disfruten.

Destino

Capitulo 1: El deseo y su entrega.

Kagome observaba todo transcurrir lentamente. O era su mente la que le jugaba una mala pasada.

El cielo se había teñido de un gris oscuro, que para ella era como un mal presagio. El viento silbo en sus oídos, de reojo observo Sango gritarle algo desde unos metros, con el Hiraikotsu en mano.

Acuno el cuerpo de Shippo lo mas fuerte que pudo, observo su rostro sucio y herido con rasguños, pero al parecer intacto.

—¡Kagome!—el grito rompió el aire. Inuyasha blandía la espada, con Kikyo herida a unos metros.

Observo los ojos dorados y hermoso clavarse en los de ellas, tantos sentimientos la recorrieron en ese instante, mas sin embargo, tuvieron que separarlos ya que un tentáculo corría rápidamente hacia la sacerdotisa cadavérica que reposaba a unos metros.

Inuyasha golpeo el tentáculo, partiéndolo por la mitad. Estaba preocupado por Kikyou, por ella, por Sango y Miroku, por Shippo.

A unos metros un sollozo la alerto, Sango se había dejado caer con Miroku, que inconsciente sostenía su agujero.

Volvió la vista al cielo.

Horas antes, Naraku los había descubierto en medio del campo donde descansaban. No los había atacado, solo había llevado a Kikyo en brazos para después desaparecer, dejando una estela con su pútrido y fétido aroma que el medio demonio en su desesperación por salvar a la sacerdotisa siguió.

Y eso fue el peor error.

Naraku les había tendido una trampa desde el principio, sabia que Inuyasha sin pensar se iba a lanzar en la búsqueda de la sacerdotisa, mientras que ellos le iban a seguirlo, así que preparo una emboscada con miles de demonios y espíritus, donde les supero en numero.

—¿Qué se siente, Inuyasha?—Naraku se carcajeo cínicamente, mientras hacia una venia—Caer ante mi…

—¡Callate!—gruño jadeante el medio demonio.

Naraku esbozo una sonrisa divertida.

—Vamos, Inuyasha. Ambos sabemos que ustedes ya han caído…

Inuyasha gruño, observando a Sango inconsciente y aferrada al Monje que respiraba agitadamente, ambos estaban malheridos, junto con Kirara que sangraba profusamente por una herida que un demonio le había ocasionado. Kagome abrazaba a Shippo…

El hedor de la sangre de Kagome era insoportable.

Un tentáculo salió disparado hacia el, sostuvo fuertemente la espada mientras la extensión del medio demonio colisionaba con su espada, de reojo observo a Kikyou removerse, tenia una herida hueca en el hombro. Ataco rápidamente el tentáculo retrocediendo hasta que dio con la funda de la espada que le dio un campo de energía.

Asintió hacia Kikyo ayudando a levantarla, en su mano la perla brillaba débilmente.

—Debes llevársela…a…Kagome—murmuro con dificultad la sacerdotisa.

—Pero…Kikyou…

Ella negó.

—Ella es la guardiana, no yo…ella es la que la debe purificar…la perla.

El medio demonio titubeo un poco, pero asintió. La dejo con la funda protegiéndola, mientras escuchaba los ataques descontrolados de Naraku golpear el campo, había visto toda la escena entre ambos y no le había gustado nada.

Salto del campo, y a penas toco suelo se hecho a correr hacia donde el cuerpo de la sacerdotisa reposaba, sabia que estaba viva, porque su corazón lo oía desde donde estaba, pero estaba herida…

Por el.

Llego donde ella. Pero ella no lo veía…no veía mas que el cielo.

—No creo que salgamos de esta, Inuyasha—murmuro ella sin mirarlo.

Inuyasha bajo la cabeza.

—No…no digas eso…

Kagome abrazo el zorrito mientras incorporaba un poco la cabeza mirando donde Kikyo la observaba con la respiración lenta y con dificultad.

—¿Por qué no estas con ella?

El medio demonio le tomo la mano y abrió sus dedos, coloco la perla que brillo fuertemente…

—Quiero estar contigo.

Kagome parpadeo sorprendida.

—No…no creo que quieras estar conmigo—miro la perla en su palma—Además, ella es la guardiana…ella debería tener la…

—Tu eres la guardiana…tu eres la de la perla…—murmuro, viendo como Naraku se acercaba ahora a ellos—Kagome…Quiero estar contigo…hubiera querido estar contigo.

Los ojos de la sacerdotisa se llenaron de lagrimas, el rostro del medio demonio estaba mortalmente serio, sus ojos brillaban sinceros y con…con cariño.

—Antes había hablado con Kikyo….yo le había dicho que no me quería ir con ella. Que…—el medio demonio trago duro, mientras observaba el rostro tétrico de su enemigo acercarse cada vez mas cerca—Que quería quedarme aquí, contigo y los chicos…

El medio demonio se levanto con pesadez observando el rostro confundido de Kagome, se inclino un poco, hasta que sus respiraciones se mezclaron y …todo desapareció para ambos, Naraku y los demonios, la sangre…y su inminente derrota.

Rozo lentamente los labios de su sacerdotisa, saboreando la dulce miel que recibía de su boca, los cepillo tan suavemente tratando de traspasar los sentimientos que inspiraba en su alma. Mas sin embargo, el medio demonio también le traspaso su miedo, su rabia…por no haber podido estar juntos…su frustración…por no haberle dicho sus sentimientos antes.

Su perdón.

Kagome absorbió todo lo que le estaba dando, sin evitar que sus lagrimas por fin saliera, el beso tenia sabor a despedida…y amor.

—Te amo—musito el medio demonio, le sonrió por ultima vez y con espada en mano detuvo a Naraku que quería la perla.

Débil y maltrecho fue herido muchas veces mas. Kagome observaba algo ajena…

Inuyasha estaba muriendo…

Su Inuyasha.

Apretó la perla fuertemente, clavándosela en la mano.

"Midoriko, no permitas que muera. Ojala…Ojala el viviera….Ojala fuera feliz…Ojala… Sango hubiera estado con su padre. Que Miroku nunca hubiera tenido su maldición. Que Shippo jamas perdiese a sus padres. Que la perla nunca se hubiera roto. Que…Kikyou jamás hubiera muerto."

—Deséalo…—la dulce voz de la sacerdotisa resonó en la perla.

"Deseo su felicidad…la felicidad de Inuyasha, y la de todos. Deseo…todo para el"

0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0

—¿Te arrepientes de haber venido a esta época?

Kagome despertó de golpe, parpadeo ante la oscuridad que llenaba el espacio donde antes había estado Naraku a punto de alcanzarla. Observo a su alrededor, encontrándose la figura de una sacerdotisa con armadura que alzaba una espada.

—¿Mido…Midoriko?

Ella sonrió y sentó a su lado.

—Has recorrido un largo camino, Kagome—susurro.

—¿Cómo es que estas aquí?

—Me has llamado—señalo la perla que ahora flotaba en sus cabezas—Has deseado algo. Y aquí estas…ahora.

Kagome asintió. Observando las facciones femeninas y delicadas, su frente estaba adornada con una flor simple, y sus cabellos caían ondeantes.

—¿Te arrepientes de haber venido a esta época?—volvió a preguntar la sacerdotisa, Kagome abrió los ojos sorprendida ante la pregunta, observo sus manos, la respuesta ella ya la tenia…desde hace mucho tiempo.

—No…Jamás.

Midoriko sonrió mirando el vacío.

—Has deseado felicidad de Inuyasha—dijo—La perla ha decidido concederte el deseo…

—Pero…¿A que precio?—Kagome sabia que la perla no cumplía los deseos de forma fácil, siempre había un fallo.

Midoriko negó observando los ojos chocolates de la sacerdotisa.

—Yo y la perla hemos decidido cumplírtelo sin ningún…precio. Tu deseo, fue algo desinteresado. Fue por tus amigos. Así que la perla podrá cumplir tu deseo…pero…deberás trabajar por ello.

Frunció el ceño, confundida, espero hasta que Midoriko siguiera.

—Deberás tu encontrar la forma de hacer que el deseo de Inuyasha se cumpla, la perla solo te llevara al momento donde debas empezar, pero tu deberás…conseguirlo.

Miro sus manos…

—Pero…que va pasar con los demás…Naraku…

—Ese pasado ya no existe…lo sabrás dentro de muy poco. La perla no puede inmiscuirse en el destino, veras cuando ella te lleve donde debe…pero la pregunta es: ¿Estas preparada? Y ¿Estas segura?

Kagome observo el vacío. Su mente parpadeo rápidamente trayendo a sus recuerdos los ojos dorados de Inuyasha. Por el haría lo que fuera, por hacerlo feliz…

Asintió.

Midoriko sonrió, tocando levemente con la punta de sus dedos la frente. Lentamente la oscuridad, fue tomando su mente.

—Tu deseo no fue por Inuyasha, fue también por los demás. Deberás recordarlo…Suerte, Kagome. Trabaja duro y no te olvides del amor que sientes tan fuerte. Jamás. Eso si…no olvides que la repercusiones que un cambio en el pasado tiene con el futuro. Hay cosas que deben mantenerse intactas…

Un trueno resonó, trayéndola de nuevo a la consciencia. Palpo a su lado y encontró un arco con una carcaj llena de flechas. Un rayo ilumino el cielo, mostrando la sombra de las gotas de lluvia caer sin clemencia.

Se levanto, detallando el kimono simple verde que llevaba. Debía estar en la época antigua, ya que estaba rodeada de un profundo y extenso bosque.

—¡Atrapen al demonio!

Se aferro al tronco sin moverse, observo las sombras de varios aldeanos con antorchas y varias armas siguiendo un demonio. Escucho varios gritos venir de alguna aldea cercana…dando un ultimo vistazo hacia los hombres que se perdían entre la lluvia, corrió hacia el origen de los gritos.

Entro lentamente a la aldea, pero nadie le ponía atención, era la…Aldea de Kaede…escucho un llanto escandaloso. Apretó su cuerpo en una de las paredes de la aldea…

Debía tener cuidado. No sabia donde la había mandado la perla.

Asomo su cabeza, observando el fuego consumir una cabaña. A su lado habían dos personas en el suelo, un hombre y una mujer, tomados de la mano y por la cantidad de sangre que los rodeaba estaba muerto.

El llanto provenia de…

Abrió los ojos, un jadeo casi sale de su garganta si no es que ella lo detuvo.

Kikyou tenia en brazos al bebe que lloraba, era a penas una pequeña chica…ni si quiera se parecía a la sacerdotisa que ella recordaba, altiva e indiferente. No, esta…Kikyou, lloraba con tal sentimiento que hizo que un nudo se instalara en su garganta.

—Lo lamento Otou-san*…Oka-san**…lo lamento de verdad—sollozo, cayendo en el barro—Yo…cuidare de Kaede…

Suspiro, observando como la figura de Kikyo antes de ver a sus padre y su casa, se perdió entre las demás cabañas, al parecer buscando ayuda.

No debía entrometerse. La perla la había mandado mas de 50 años antes y por la estatura de Kikyo, calculaba que tenia unos 13 años.

Era tres años menor que ella.

A pesar de que quería ayudarla…no debía por ahora entrometerse. Después lo haría. Inuyasha seria feliz. Kikyo seria feliz.

Solo debía trabajar en ello.

Con una mirada mas hacia la aldea, se perdió entre los arboles. Debía encontrar quien la entrenara para ser sacerdotisa.


Amaterasu97

Y con esto llego a mi nuevo proyecto. "Destino" es algo extraño ya que se ubica en la época antigua…cosa que es extraña para mi. Bueno este es el primer capitulo, el odio hacia Kikyo ha bajado un poco, aun la detesto, pero bueno…supongo que fue buena antagonista.

Suerte y Abrazos.

*Otou-san: Papa

**Oka-san: Mama